¿Qué sentido tiene -para quien está convencido de que a in-
vestigar se aprende investigando- dar cursos de metodología o escribir libros sobre el tema? No cuestiono la utilidad de los manuales sobre los procedimientos o las técnicas que se emplean para medir, registrar () procesar infor- mación, en cualquier disciplina específica. Pero la pretensión de en- señar a investigar en general, mediante la trasmisi(ín de una supuesta metodología de la investigación científica, es problemática; porque además del manejo de las técnicas específicas, pareciera que la capacidad de investigar es producto del estudio sistemático, del talento y de la ins- piración creadora, y no de preceptos metodológicos. En efecto, es muy poco probable que una persona pueda llegar alguna vez a hacer algo relevante en el campo de la ciencia, si no tiene las virtudes del "investigador nato". La experiencia social, sin embargo, demuestra que esas virtudes no baS"tan para que alguien logre llevar adelante "tareas" científicas re- levantes. Se necesita, además, que ese potencial se desarrolle a fuerza de práctica, de estudio y aprendizaje de la naturaleza de su quehacer, y de análisis reflexivo sobre su propia experiencia. Este libro ha sido escrito a partir de una premisa que puede ser formulada con las palabras de uno de los fundadores de las Ciencias Cognitivas: Herbert Simon. Él escribió: Las aptitudes que emplean las actividades de inteligencia, diseño y elección son tan su~ceptibles de aprendizaje y preparación como las que intervienen en el "drive"'. la recuperación y el "pulling"' de una pelota de golf. (1984, pág. 40).
Creo, de igual modo, que sí se puede enseñar a inveslÍgar, aunque
agrego un importante requisito para que esto sea viable' que la ense- ñanza tenga como objeto fundamental, no la transmisión de preceptos metodológicos, sino la comprensión del proceso de investigación: 1 esto
En las páginas siguientes, va a aparecer reiteradamente el término "proceso de la
ciencia" Ni se me ocurre creer que soy original, pese a que la frecuencia con que el contexto procesual desaparece a la hora de abordar los problemas de la lflvestigación haga pensar que se trata de una idea nueva. J. Dewey dice en el Prefacio de su l.ógicll que "hasta donde llegan sus noticias" el primero en concebir la "mvestigación como un continuo" (sic) fue C.S. PelTce. [1950,3J Sin duda, está cometiendo una gran injusticia con Hegel, y con Sto. Tomás. y con Aristóteles .... etc. En todo caso, podríamos, sí. aceptar que estamos frente a un asunto (la "investigación científica como un proceso") que vale la pena repensar nuevamente 14 Juan Samaja es, la comprensión de la naturaleza de su producto; de la función de sus procedimientos y de las condiciones de realización en que transcurre. Vista así la cosa, la Metodología de la Investigación Científica se presenta como un capítulo de la tecnología moderna, [a cual se diferencia de la tecnología tradicional en el modo de su relación con el cono- cimiento y en el modo de evolución. En efecto, la evolución tecnológica tal como se vino desarrollando hasta antes de la revolución científico- técnica contemporánea, dependía de circunstancias prácticas, casi siem·, pre imprevisibles. La tecnología moderna, por el contrario, está estre- chamente vinculada a la comprensión que se tiene de los sistemas par- ticulares, y su evolución es el resultado casi inmediato al logro de algún avance en el conocimiento científico. En este sentido, el desarrollo de la tecnología investigativa contemporánea está cada vez más ligada a la comprensión del proceso de la ciencia, como un hecho de la cultura (pasible también de ser estudiado científicamente, como lo ha defendido de manera sistemática H. Simon, con su "programa relativo a una teoTÍa del diseño").! Y la metodología contemporánea es así, una función directa de la Epistemología, de las Ciencias de la Organización; [Simon, 1984] de las Ciencias Cognitivas; IGardner, 1985, Norman 1987] de la Ci- bernética [Wiener, 1985] [Lange,19811 lAshby, 1965] y, en particular, de la "Inteligencia Artificial" [Minsky, 1986] lHaugeland, 1988] [Kvitka, 19881 No se trata, entonces, de enseñar a investigar prescribiendo re- cetas, sino mediante la discusión de los conocimientos disponibles sobre el proceso de la investigación. En ciertos aspectos, las tesis de este libro coinciden con la pro- puesta de Bourdieu, Chamboredon y Passeron que opone a "la tentación de transformar los preceptos del método en recetas de cocina científica o en objetos de laboratorio", el ejercicio de una reflexión epistemo- lógica que subordina el uso de técnicas y conceptos al examen de las condiciones y los límites de su validez. ESla reflexión, que los autores citados denominan "vigilancia epistemológica", proscribe cualquier aplicación automática de procedimientos probados y eXige "que toda operación, no importa cuán rutinaria sea, debe repensarse a sí misma y en función del caso particular," (1975,16). No me parece feliz, sin embargo, el término de "vigilancia e- pistemológica", porque evoca una imagen normativa (que, por otro lado, contradice la intención de los mismos autores). En efecto, connota el sentido de una disciplina (la Epistemología) que puede ejercer una función de supervisión de los preceptos del Método cuando, por Olro lado, se busca reemplazar la imagen de que "hay" alguna disciplina que nos puede
2. Cfr. l.a$ Ciencia.! de lo ArtifiCial [19791
3. Cfr. P. Achistcm 11989] 4. A tal punto que se hn podido decir que In Metoqología es ¡" "epistemología del siglD xx" Epistemología y Metodología 15 decir Jo que la Ciencia es y fijar desde ese saber, los campos y los límites de los métodos. El siglo xx ha consagrado la idea de que es más profunda la pregunta por el hacer que por el ser. En particular, la Epistemología ha ido dejando de lado la pregunta por "el ser de la Ciencia", para preguntarse "qué hace la Ciencia" ("qué hace el científico cuando hace ciencia" o "qué clase de <.JclO es el acto de explicar científicamente"),' y en este sentido la Metodología ha terminado por coincidir con la Epistemología. 4 Su objeto de estudio es, pues, "la ciencia como proceso", y en este objeto ella coincide con la Metodología y con la SocIOlogía y la Historia de la Ciencia, au.lque ingresen a él desde posiciones distintas (como trataré de mostrarlo en este libro). Desde esta concepción, entonces, no cabe hablar de "vIgilancia epistemológica", pues con igual derecho podríamos hablar de una "vi- gilancia metodológi.::a de la epistemología" o de una "vigilancia socio- lógica e historiográfica" de la metodología y de la epistemología, etc.\ El aforismo de Vico (verum ipsum facrum) ha cobrado plena vi- gencia para la Metodología y Epistemología contemporáneas: la po"i- bilidad de "construir" mediante el uso de ordenadores, programas que reproduzcan los procesos de la inteligencia humana en el acto de resolver problemas, constituye, quizás, la revolución epistemológica y metodo- lógica más trascendental de [a historia de la ciencia, después del surgimiento del Lagos en la antigüedad y de la consagración del método experi- mental en la modernidad.~ A partir de ahora, un sinnúmero de polémicas espitemológicas dejarán de ser meros combates especulativos para dirimirse en el campo de la modelación y simulación con ordenadores. En fin, aunque corra el riesgo de ahuyemar a posibles lectores, debo decir que este libro contiene pocas recetas ' (aunque contiene algunas) y muchas disquisiciones sobre asuntos epistemológicos, sobre CIencias
5. Opino que la tesis de la "vigilancia epistemológIca" no es un mero desacierto vcrbal
de estos autores. sino una consecuencia lógica de la teoría de la "'ruptura epi!aemológica" que sostienen. Crco, además, que tal teoría es unilateral, porque insl,te ;ólo en la di,continuidad cntre la ClenC1a y el sentido común, sin recuperar de manera sistemátlcu la continuidad, que tambIén fMma parte de ,u proa."'. 6. "Las ramas tradicionale, de la ciencia, experimental y teórica. corre,ponden ;1 las fuentes tradicionales de conoclIniento. En el cuno de las últimas décadas, una tercera rama, la compuwcional, se ha incorporado a las otras dos, y está aproximándose rápidamcnte a ~us hermanas mayores en importancia y respetabili(lad intelectual" Peter Lax, del Instituto Courant e", la Uoivenndad de Nueva York. Citado por Pagel~ [1991,44] 7. "'Pero en ningún caso debiúamos volver o retnamos ,~aquellos métodos, más propios de lo~ libros de cOcio~, que cubrí~n al diseño de oprohio y lo eliminahnn del programa de lUgcniería" H. Simon !1979.120l 8. "La importancia creciente que adquieren las consideraciones epistemológtcas en los proceso~ científ1cos, no como intervenciones externas, de inspiraci6n filosófica, SIno como regulaciones interna" exigIdas de algún modo por la lógica misma de estos proceso" manific,ta claramente que el desarrollo de la cienCia es una empresa autocontr"lnda y, por 10 tanto, 'aut6noma"'. lean Ladriér e [1978,47) 16 Juan Samaja cognitivas y sobre lógica de la jnvestigación.~ Es un libro para vincular los intereses intelectuales con los aspectos técnicos de la investigación. Sirve más para discutir el puesto y el valor de las técnicas en el trabajo científico, por referencia a la comprensión que se liene de la ciencia como proceso, que para aprender los manejos particulares de algún de- termmado procedimiento. No obstante, en defensa del libro diré que aquellos lectores más interesados en los aspectos prácticos de la investigación científica podrán sacar bastante provecho, ya que les proporcionará contextos claros para la toma de las decisiones en que consiste, en definitiva, la investigación científica. Estos aportes se pueden reseñar así: En primer lugar, presenta una perspectiva integral del proceso de investigación, mediante un enfoque que busca articular las cuestiones epistemológicas y de sociología e historia de la ciencia, con las es- pecíficamente metodológicas. En segundo lugar, contiene una presentación que sistematiza las principales posiciones epistemológicas en torno de una cuestión central del trabajo científico: la articulación de la teoría con la base empírica, e incluye un abordaje no frecuente del método dialéctico. En tercer lugar, expone, con el nombre de "dialéctica de matri- ces", una descripción detallada de la estructura lógico-metodológica del dato científico, elaborada desde la perspectiva del método dialéctico. Para ello desarrolla ideas de la teoría de la lflvestigación de Galtung, de la teoría de los sistemas, de la Cibernética, entre otros enfoques contemporáneaos sobre el Método, en conjunción con las principales tesis de la Ciencia de la Lógica de Hegel. En cuarto lugar propone conceptos relativamente novedosos para repensar la naturaleza y la secuencia de las actividades que se desa- rrollan en investigaciones de corta duración, permitiendo una manera razonada de tomar decisiones para la elaboración de proyectos y para el diseño de cada subprograma de actividad. Por último, el libro expone los momentos fundamentales para comprender la Investigación científica como parte de los procesos sociales concre- tos, los que operan como condiciones de su realización: en particular desarrolla la tesis de que el conocimiento científico se configura conforme al modelo de las estructuras jurídicas del derecho estatalizado. Dicbo en términos piagetiallos, el conocimiento científico resulta de una recentración del saber en la perspectiva de totalización que supone la sociedad política. Al menos en un punto creo poder reclamar una cierta originalidad: he desarrollado algunas ideas que estaban solamente implícitas en la noción de matriz de datos, ~ e intenté darle una proyección metodológica
9. RecIentemente. presenté estas tesis en la publicación de la OPSIOMS ·'Educación
Médica y Salud'· Cfr. 1. Samaja [1992] JO Piaget··García [1980] 11. Con este nombre. aludo a los fundamentos jurídico·técnicos sobre los que se construyen la; ··concepciones del mundo·· (L. Goldmann). Epistemología y Metodología 17
que no se advierte en otros autores. Propongo incorporar de manera
sistemática la perspectiva de los "tipos lógicos"; la dialéctica entre ellos durante el proceso de investigación; el puesto de la combinación me~ todológica en relación con las diversas maneras de construir los indi~ cadores; y trato de mostrar las conexiones particulares que las matrices de datos mantienen con los Marcos epistémicos lO con las Matrices Doctrinarias_ 11 Es posible que no se advierta el valor práctico de conocer las condiciones sociales de realización de una investigación científica_ Sin embargo, las ásperas polémicas que atraviesan a los agrupamientos de científicos y las mstituciones en las que trabajan, pesan de manera decisiva sobre el sujeto investigador en el transcurso de la investigación, y sobre la ulterior circulación de su producto. En muchas ocasiones las tareas de la investigación son, de manera casi completa, rutínarias; se desarrollan de forma mecánica y consisten solamente en eso: en la aplicación maquinal de unos procedimientos prefijados. Pero estos momentos son subalternos y por 10 mismo pueden ser derivados para su ejecución al personal auxiliar, incluso a programas de ordenadores. Sucede, sin embargo, que los jóvenes que se inician en la investigación científica, son empleados por sus directores, como mano de obra para la mera producción de datos, cuya génesis no han programado y para cuya interpretación carecerán de recursos concep- tuales (si acaso fuesen invitados a participar). También sucede con frecuencia, que becarios o titulares de subsidios se encuentran más dispuestos a reproducir métodos tenidos por válidos por sus evaluadores, que a re- examinarlos en funciÓn de la naturaleza profunda de los problemas plan- teados. En el deseo de atender a estas cuestiones es que surge mi con . vicci6n de que tanto o más útil que saber manipular unas técnicas, es conocer y reflexionar sobre lqs contextos en los que se visualizan y se escogen los problemas, las.ffiipótesis y las técnicas mismas para su aplicación razonable_ En conclusión, en este libro se habla sí de técnicas de investi- gaci6n, pero se lo hace siempre en la perspectiva del proceso de in- vestigaCIón, en su acepción más amplia y problemalizadora posible. Al examinar estas cuestiones, supongo dos tipos de leclOres. Por un lado, aquéllos precupados por cuestiones epistemológicas [a] Por otro lado, aquéllos cuyo único interés lo constituye la descripci6n de cómo se desarrolla una investigación en particular: de Jos procedimientos que se aplican en cada una de las etapas del trabajo investigativo y de las normas que rigen sus aplicaciones [b] El ilbro consta de cinco partes. La primera está destinada a una introducción general sobre el concepto del proceso de investigación. Sin duda resultará más afín al lipa [a] Pero los lectores tipo [ni encontrarán representaciones e información relevantes para sus objetivos. La segun- da está destinada a presentar una reseña de las principales propuestas
12_ Cfr [19771
18 Juan Samaja epistemológicas a una cuestión decisiva: la naturaleza, origen y funcIón del acto explicativo o de "la comprensión humana" -como lo denomina s. ToulminY La tercera tiene como objetivo presentar los aspectos lógicos y teórico-metodológicos de la noción que propongo como pauta de articulación" la noción de "dialéctica de matrices de datos". Aunque resulte algo compleja deberá ser leída por ambo!> tipos de lectores, pese a que no necesa- riamente se le pedirá una comprensión pareja de su contenido_ La cuarta, esta destinada a presentar las tareas particulares que se desarrollan en un proceso esquematizado de investigación. Tiene una introducción y dos secciones. Los lectores del tipo [b] podrán comenzar mirando primero la sección (A) en donde se encontrará una presentación sintética de las principales fases y tareas del proceso de investigación. A los lectores del primer tipo les convendrá leer. al menos, la Introducci6n. Allí en- contrarán una mejor orientación acerca del interés epistemológico que pueden requerir. Por último, la Parte Quinta contiene un tratamiento de las principales cuestiones de la Sociología de la Ciencia o historia externa de la investigación científica,u e intenta efectuar una síntesis de todas las partes recorridas. Dado que los dos tipos de lectores a esta altura habrán adquirido sus propios criterios, me abstengo de hacer más recomendaciOnes o sugerencias. He incluido abundantes referencias sobre las fuentes bibliográ- ficas empleadas. Con la citas textuales quise, en ciertos casos, apoyarme en alguna palabra autorizada; en otros, creí estar obligado a dar un testimonIO; y en otros, quise, simplemente, compartir con el lector el placer de una formulación elocuente: pido disculpas si hubiera desbordado una medida prudente. Las referencias bibliográficas están hechas mediante la mención del autor y, entre corchetes, del año de la edición que pude consultar, seguido del número del volumen o tomo -si fuera el caso- y del número de la(s) página(s). En muy pocas circunstancias agregué algún subra- yado a los textos de otros autores y siempre que lo hice el lector es advertido en el mismo lugar.
Buenos Aires, julio de 1992.
13 En el .,entido en que emplea el término 1 L"katQs. Cfr [1983)