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superdotado
El menor con altas capacidades se da cuenta de su diferencia,
antes que nadie. Y ya ahí, empezará un sentimiento de aislamiento
que le acompañará durante el resto de su vida.
OLGA CARMONA
10 SEP 2019 - 03:21 COT
Las niñas, sin embargo, priorizarán ser parte del grupo, ser aceptadas socialmente, y
aprenderán desde muy temprano a negarse a sí mismas, escondiendo su diferencia
para mimetizarse con el grupo en un intento de construir y sostener una autoestima
basada en el reconocimiento externo. Con el tiempo, esta sobre adaptación pasará su
factura y un día, a fuerza de disfrazarse y fingir, ya no sabrán ni quienes son. Y en la
intimidad de su vida, siguen sintiéndose profundamente solas. La etapa escolar
avanza y la soledad no disminuye.
«Mi hijo tiene necesidades especiales, por eso era mejor que estuviera en
un lugar muy tranquilo», comenta su madre en la publicación de la red
social. Pero cuando advirtió al centro escolar de ello, no se refería a que a
su hijo lo tuvieran que apartar de la clase y meterlo en un baño. «Esta
era la solución de su profesor... Sí, ese es mi hijo en un baño.
Sí, ese es el escritorio de mi hijo sobre un inodoro», comenta. Y
es que en la foto que ha subido a la red social se puede ver al pequeño en
dicha estancia, acompañado de su escritorio que habían situado encima
de la taza del váter.
La profesora, para que el pequeño estuviera cómodo, facilitó a Lucas
una colchoneta de camping y almohada «para que se echara la
siesta.... en el suelo del baño», continúa la madre en su denuncia, que
asegura que habló con la docente para que el pequeño trabajara en la
biblioteca. «Dijo que no. Y también me aseguró que el baño estaba bien
porque 'no lo usan como un baño'».
Para Danielle Goodwin no hay excusas: «Mi hijo fue humillado,
avergonzado y está disgustado por esta acción inhumana.
Inmediatamente llevé a mi hijo a casa y no va a volver al centro. Cuando
llegamos, le dio un ataque de ansiedad. ¿Cómo es posible que algo así
esté bien?
Y luego está lo que vende. El drama vende mucho más que la felicidad. El
drama, la tragedia, es enormemente atractiva para todo un mercado que
vive de ella. Parecería que estamos programados para poner el foco en lo
que no funciona más que en lo útil, en lo que nos falta y no en lo que
tenemos. Parecería que encontramos consuelo en el drama ajeno o
hacemos una suerte de catarsis por poderes con el dolor y la insatisfacción
de otros.
Como psicólogos que trabajamos en el área del Talento y las Altas
Capacidades, nos negamos rotundamente a formar parte de la cultura del
pesimismo y la futurología catastrofista que rodea a los más dotados y a sus
familias.