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 La soledad del niño

superdotado
El menor con altas capacidades se da cuenta de su diferencia,
antes que nadie. Y ya ahí, empezará un sentimiento de aislamiento
que le acompañará durante el resto de su vida.

OLGA CARMONA
10 SEP 2019 - 03:21 COT

Soledad que comienza tan pronto como la conciencia de individualidad. El niño o


niña superdotado se da cuenta de su diferencia, sin poder explicarla, antes que nadie.
Y ya ahí, empezará un sentimiento de soledad que le acompañará, a veces con
intensidad insoportable y otras más mitigado, durante el resto de su vida.
El niño pequeño conoce las letras, los números, en muchos casos sabe leer, sumar…
le interesan las palabras, los cuentos, los libros, le inquieta el funcionamiento de las
cosas, la muerte y la angustia de lo irreversible. Lo intenta compartir con sus
compañeros de guardería o del colegio y estos le miran con extrañeza, le evitan, no
le comprenden. El niño interioriza que algo pasa, que algo en él no va bien, pues no
es como los demás. Si tiene que elegir entre adaptarse a jugar a lo que el resto
propone, y que le aburre desorbitadamente, o aislarse y refugiarse en sus
pensamientos, la mayoría de las veces, elegirá aislarse.

Las niñas, sin embargo, priorizarán ser parte del grupo, ser aceptadas socialmente, y
aprenderán desde muy temprano a negarse a sí mismas, escondiendo su diferencia
para mimetizarse con el grupo en un intento de construir y sostener una autoestima
basada en el reconocimiento externo. Con el tiempo, esta sobre adaptación pasará su
factura y un día, a fuerza de disfrazarse y fingir, ya no sabrán ni quienes son. Y en la
intimidad de su vida, siguen sintiéndose profundamente solas. La etapa escolar
avanza y la soledad no disminuye.

 colegio obliga a un niño con autismo


a estudiar en el baño
Lucas es un niño de 11 años con necesidades educativas
especiales. Pero no es tonto. De hecho, está furioso con su colegio
después de que el centro le obligara a estudiar en el baño,
trasladándole su pupitre a dicha estancia.

«Mi hijo tiene necesidades especiales, por eso era mejor que estuviera en
un lugar muy tranquilo», comenta su madre en la publicación de la red
social. Pero cuando advirtió al centro escolar de ello, no se refería a que a
su hijo lo tuvieran que apartar de la clase y meterlo en un baño. «Esta
era la solución de su profesor... Sí, ese es mi hijo en un baño.
Sí, ese es el escritorio de mi hijo sobre un inodoro», comenta. Y
es que en la foto que ha subido a la red social se puede ver al pequeño en
dicha estancia, acompañado de su escritorio que habían situado encima
de la taza del váter.
La profesora, para que el pequeño estuviera cómodo, facilitó a Lucas
una colchoneta de camping y almohada «para que se echara la
siesta.... en el suelo del baño», continúa la madre en su denuncia, que
asegura que habló con la docente para que el pequeño trabajara en la
biblioteca. «Dijo que no. Y también me aseguró que el baño estaba bien
porque 'no lo usan como un baño'».
Para Danielle Goodwin no hay excusas: «Mi hijo fue humillado,
avergonzado y está disgustado por esta acción inhumana.
Inmediatamente llevé a mi hijo a casa y no va a volver al centro. Cuando
llegamos, le dio un ataque de ansiedad. ¿Cómo es posible que algo así
esté bien?

¿Ser superdotado es incompatible con


ser feliz?
No son los hechos los que generan las emociones, sino la interpretación
que hacemos de ellos. Estas son dos máximas en psicología que no
deberíamos olvidar nunca. De cómo hablemos de algo, de cómo lo
expresemos va a depender la interiorización que hagamos de ello y nuestra
visión que, además, tenderá a generalizarse a todo lo que pueda estar
relacionado.

Una misma circunstancia o hecho produce emociones diferentes según la


persona, por lo que la reacción emocional dependerá de la interpretación
que hagamos del hecho y no del hecho en sí. La circunstancia se
transforma en relato y atraviesa nuestro filtro de creencias en cuya base se
encuentra lo vivido, nuestra psicobiografía.

Y luego está lo que vende. El drama vende mucho más que la felicidad. El
drama, la tragedia, es enormemente atractiva para todo un mercado que
vive de ella. Parecería que estamos programados para poner el foco en lo
que no funciona más que en lo útil, en lo que nos falta y no en lo que
tenemos. Parecería que encontramos consuelo en el drama ajeno o
hacemos una suerte de catarsis por poderes con el dolor y la insatisfacción
de otros.
Como psicólogos que trabajamos en el área del Talento y las Altas
Capacidades, nos negamos rotundamente a formar parte de la cultura del
pesimismo y la futurología catastrofista que rodea a los más dotados y a sus
familias.

 Tu hijo podría ser disléxico y tú


pensar que es tonto
Todos esos niños, sus profesores y padres pensarán que son tontos,
vagos o despistados. Por eso, por desgracia, muchos de ellos van a
estar condenados al fracaso escolar y relegados a un segundo lugar
de por vida. Van a tardar más del doble en hacer los deberes, en leer
un texto, en aprenderlo, y como dice Rello, disléxica también, “nunca
te vas a creer que el éxito te está pasando a ti”. Ella, licenciada en
lingüística, doctora en informática e investigadora en la Carnegie
Mellon University, emprendedora social de Ashoka, y con varias
nominaciones más a sus espaldas, nunca pensó que iba a terminar el
colegio. El primer día que sus notas fueron buenas se puso a llorar
desconsoladamente pensando que se habían equivocado de persona.
“¿Cómo puede ser la vida tan cruel que ya saco malas notas, ya no
tengo amigos, y ahora el colegio se confunde con mis notas? La
dislexia no es una enfermedad. Se trata de una dificultad específica de
aprendizaje que tiene un origen neurobiológico, y que afecta a la lecto-
escritura. Según algunos médicos, es una condición tan frecuente que
debería tender a normalizarse y ser una característica de la persona.La
dislexia no solamente está relacionada con el bajo rendimiento escolar, sino
también con el abandono temprano del colegio

 El drama de un niño expulsado


de su colegio por ser hiperactivo
No es un secreto que el modelo educativo colombiano no está hecho para
las diferencias. A pesar de que la educación inclusiva es un tema cada vez
más relevante, en Colombia continúa generando un gran debate. El más
reciente caso se registró en Cúcuta, en donde un niño de primaria fue
retirado de su colegio, porque a raiz de un transtorno psicológico que
padece, perdía el control y agredía a sus compañeros.
Todo empezó cuando tres madres de familia interpusieron una tutela con la
intención de que la Secretaría de Educación de Cúcuta realizará el traslado de
Juan* a una institución especial, ya que el estudiante era muy agresivo con sus
compañeros: “les rompe los cuadernos, les daña (sic) los trabajos (sic),
golpea hasta a la profesora, a mi hija la ha agarrado del pelo y hasta la ha
arrastrado (sic) por el piso, le toca sus partes (sic) íntimas (…)”. 

El menor, que fue diagnosticado con Trastorno de Déficit de Atención


e Hiperactividad (TDAH) y Trastorno de Oposición Desafiante (TDO), debía
ser tratado por sus profesores con un enfoque diferencial. Pues, incluso, su
psiquiatra y su neuropediatra le recomendaron a los profesores de sus colegio
seguir algunas recomendaciones para controlar su comportamiento agresivo, que
en muchos casos, le generaba el medicamente que ingería.

Sin embargo, el colegio no logró costear este tipo de formación. En su


momento, el docente titular de Juan aseguró que, a pesar de que seguía las
recomendaciones, necesitaba un profesor de apoyo, el cual había solicitado a la
Secretaría de Educación de Cúcuta y nunca le fue asignado.

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