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PROVINCIA DE BUENOS AIRES

PODER JUDICIAL

Causa nº: 2-65062-2019


"MASTRANGELO YANINA MARIA LUJAN C/ BAUER ROBERTO JUAN Y
OTRO/A S/DAÑOS Y PERJ.AUTOM. C/LES. O MUERTE (EXC.ESTADO)"
Causa nº: 2-65063-2019
"CABRERA CLAUDIA PATRICIA C/ BAUER ROBERTO JUAN S/ DAÑOS Y
PERJ. C/ LES. O MUERTE (EXC. ESTADO)"
Causa nº: 2-65064-2019
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"ROJAS ROGELIO RODRIGO C/ BAUER ROBERTO JUAN S/ DAÑOS Y


PERJUICIOS"
JUZGADO EN LO CIVIL Y COMERCIAL Nº 3 - AZUL
Sentencia Registro nº: ............. Folio: .............

En la ciudad de Azul, a los dos días del mes de Junio de Dos Mil Veinte,
celebrando Acuerdo Telemático (arts. 1º apart. b 1.1. de la Resolución 10/2020
y 7 de la Resolución 14/2020; art. 4 inc. a Resolución 18/2020; Resolución
165/2020; Acuerdo 3971; Acuerdo 3975/2020; arts. 1, 2 y 3 de la Resolución
21/2020; Resolución de la SCBA 480/2020; Resoluciones de Presidencia SPL
Nº 22/20, Nº 23/20, Nº 25/20 y Resolución Nº 535/20), los Señores Jueces de la
Excma. Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial Departamental, Sala II,
Doctores Víctor Mario Peralta Reyes, Jorge Mario Galdós y María Inés
Longobardi, con la presencia virtual del Sr. Secretario Doctor Claudio Marcelo
Camino, para pronunciar sentencia definitiva en los autos caratulados:
"Mastrángelo, Yanina María c/ Bauer, Roberto Juan y Ot. s/ Daños y
Perjuicios" (Causa nº 65.062), "Cabrera, Claudia Patricia c/ Bauer, Roberto
Juan s/ Daños y Perj. c/ Les. o Muerte (Exc. Estado)" (Causa Nº 65.063) y
“Rojas, Rogelio Rodrigo c/ Bauer, Roberto Juan s/ Daños y Perjuicios"
(Causa Nº 65.064), habiéndose practicado el sorteo pertinente (art. 168 de la
Constitución Provincial; arts. 263 y 266 del C.P.C.C.), resultó que debían votar
en el siguiente orden: Dr. Galdós – Dr. Peralta Reyes - Dra. Longobardi.
Estudiados los autos, el Tribunal resolvió plantear y votar las siguientes:

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-C U E S T I O N E S-
1ª.- ¿Proceden los recursos de apelación interpuestos por la parte actora,
la demandada y por la citada en garantía contra la sentencia única dictada a fs.
559/583 de la causa nº 65.062; fs. 568/592 de la causa nº 65.063 y fs. 844/866
de la causa nº 65.064?.
2ª.- ¿Qué pronunciamiento corresponde dictar?.
-V O T A C I O N-
A LA PRIMERA CUESTIÓN, el Señor Juez Doctor Galdós, dijo:
Para dictar sentencia única en los autos “Rojas, Rogelio Rodrigo c/ Bauer,
Roberto Juan s/ Daños y Perjuicios” (Causa nº 65.064), “Cabrera, Claudia
Patricia c/ Bauer, Roberto Juan s/ Daños y Perjuicios” (Causa nº 65.063) y
“Mastrángelo, Yanina María Luján c/ Bauer, Roberto Juan y otro/a s/ Daños y
Perjuicios” (Causa nº 65.062), resulta que:
I.- El siniestro vial.
El día 3 de septiembre de 2010, aproximadamente a las 7:45 hs. se
produjo un siniestro vial en la ruta provincial 65 entre el automóvil conducido por
su propietario, Rogelio Rodrigo Rojas, el vehículo Volkswagen Senda, patente
SEJ-652, que circulaba desde la ciudad de Bolívar en dirección a la localidad de
Urdampilleta, y la camioneta Hilux 4x4 dominio GCF-013 que manejaba Roberto
Juan Bauer, en ocasión en la que éste último, al intentar sobrepasar a un
camión que transitaba adelante suyo, embistió-en el carril de circulación de
Rojas- al automotor del actor. Bauer alega que Rojas circulaba sin luces y que
por eso no lo vio. En la camioneta viajaban un grupo de amigos que se dirigía a
pescar a la ciudad de Bella Vista, en la Provincia de Corrientes, como lo hacían
desde más de veinte años, acompañados más atrás por otros amigos que se
desplazaban en un vehículo Ford Fiesta. En la camioneta con Bauer viajaban
Edgardo Squerzon, Norberto Squerzon y José Luis Wilwert. El otro grupo, el que
lo hacía en el Ford Fiesta GUV-163, conducido por Edgardo Omar Ferreri,
estaba integrado por Néstor Di Blasio, Darío Coloroso y el Dr. Eduardo Mangas,
letrado apoderado de Bauer en estos expedientes. En el automotor Volkswagen
Senda viajaban con Rojas sus compañeras de trabajo en el servicio
penitenciario, con quienes iba a prestar servicios a la unidad carcelaria de
Urdampilleta, Yanina María Mastrángelo y Claudia Patricia Cabrera.
A raíz del choque y de los daños personales y materiales sufridos, se
promovieron tres juicios, los que detallaré por separado y que se encuentran
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acumulados, en los que se dictó la sentencia única que viene apelada: Rogelio
Rodrigo Rojas demandó a Roberto Juan Bauer y a La Perseverancia Seguros
(la aseguradora de ambos vehículos); Bauer reconvino contra Rojas, citando en
garantía a dicha aseguradora. En otro expediente Claudia Patricia Cabrera
demandó a Roberto Juan Bauer y a La Perseverancia Seguros; y en el tercero
Yanina María Luján Mastrángelo demandó a Roberto Juan Bauer y a Rogelio
Rodrigo Rojas, citándose también en garantía a la aseguradora. Reitero que La
Perseverancia Seguros S.A. era la aseguradora de los dos automóviles
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protagonistas del siniestro (la camioneta y el Senda).


Los procesos promovidos son los siguientes: Causa numeración de
Primera Instancia nº 60.342, numeración de esta Cámara nº 65.064 “Rojas,
Rogelio Rodrigo c/ Bauer, Roberto Juan s/ Daños y Perjuicios”, en adelante
causa Rojas o 60.342; Causa numeración de Primera Instancia nº 60.905,
numeración de esta Cámara nº 65.063 “Cabrera, Claudia Patricia c/ Bauer,
Roberto Juan s/ Daños y Perjuicios”, en adelante causa Cabrera o 65.063;
causa numeración de Primera Instancia nº 61.743, numeración de esta Cámara
nº 65.062 “Mastrángelo, Yanina María Luján c/ Bauer, Roberto Juan y otro/a s/
Daños y Perjuicios”, en adelante causa Mastrángelo o 65.062.
II.- Causa numeración de Primera Instancia nº 60.342, numeración de
esta Cámara nº 65.064 “Rojas, Rogelio Rodrigo c/ Bauer, Roberto Juan s/
Daños y Perjuicios”.
1.- La sentencia de Primera Instancia resolvió que Bauer era el único
responsable del siniestro, hizo lugar a la demanda, desestimó la reconvención y
lo condenó a pagar los daños materiales y morales, condena extensiva a la
aseguradora. Arribó a la conclusión de que el choque se produjo el día 3 de
septiembre de 2010, en la ruta provincial 65, en el tramo que recorre las
localidades de Bolívar y Urdampilleta, entre el automóvil Volkswagen Senda,
patente SEJ-652 guiado por Roberto Rogelio Rojas y la camioneta Toyota Hilux
4x4, dominio GCF-013 conducida por Roberto Juan Bauer, cuando éste intentó
sobrepasar un camión -cuestión admitida expresamente- lográndolo sólo de
modo parcial ya que, ante la aparición del otro vehículo (el Senda que circulaba

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por su carril), intentó sin éxito retomar su mano y colocarse detrás del camión.
Luego, y mediante las declaraciones testimoniales de Squerzon, Wilwert y Di
Blasi, tuvo por probado que las condiciones climáticas no eran óptimas y la
visibilidad estaba reducida porque había tormenta. Igualmente, y sobre la base
de lo que establece la Ley de Tránsito 24.449 respecto del adelantamiento de
los vehículos, afirma que el conductor de la camioneta no circulaba a distancia
prudencial del camión y que el choque se produjo porque no logró su
sobrepaso. Al analizar la cuestión esencial relativa al encendido o no de las
luces del Volkswagen Senda que circulaba en sentido contrario a Bauer,
menciona que todos los testigos que viajaban con él o en el otro auto,
declararon que el Senda tenía las luces apagadas, conforme los dichos de
Wilwert, Di Blasio y Squerzon. Ello se contrapone con lo manifestado en sentido
contrario por Barrionuevo, que viajaba sola y por separado en otro auto, en la
misma dirección y con el mismo destino que el actor, quien declaró que Rojas -
compañero de trabajo en la unidad penitenciaria- cuando la sobrepasó se
desplazaba a velocidad razonable y con las luces encendidas. También el juez
consideró que se archivó la causa penal sustanciada por denuncia de Rojas (fs.
360 vta. expte. IPP01-03-000903-10, caratulado “Bauer s/ Lesiones Culposas”)
en trámite por ante la Unidad Fiscal de Bolívar.
En suma: concluyó que la prueba testimonial era la única que podía
acreditar si las luces estaban encendidas ya que las pruebas periciales
realizadas en sede civil y penal no pudieron expedirse sobre el punto. Tras ello,
y concretamente para atribuir responsabilidad exclusiva a Bauer, sostuvo que
aún cuando Rojas hubiera circulado sin luces, su accionar no tenía relación
causal con el choque. Dijo que “resulta indudable que la falta de luces y
velocidad -que no han sido probadas- que podría haber traído el rodado del
actor nunca pudo haber generado el evento dañoso (según lo que de ordinario
sucede en la realidad), si no hubiera sido por la maniobra imprudente del
conductor de la camioneta Toyota Hilux, la que se erigió -por sí sola- en causa
adecuada del accidente”, máxime que “Bauer reconoce ser una persona que
viaja de manera permanente por las rutas de nuestro país (fs. 100 vta.) por lo
que cuanto mayor era su deber de obrar con prudencia y pleno conocimiento de
las cosas” (sic). Con estos argumentos admitió la demanda y rechazó la
reconvención.
En lo relativo a los daños resarcibles la sentencia única analizó cada
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rubro por separado. Comenzó por la incapacidad sobreviniente y rechazó el


reclamo de Rojas porque la pericia médica del perito oficial Dr. Jorge Soriani de
fs. 812/815 y 831/833 sostiene que las lesiones actuales del actor corresponden
con una enfermedad degenerativa crónica, no producida por el accidente.
Tampoco se probaron cuáles fueron las actitudes o actividades que el actor no
pudo desarrollar habitualmente y quedó demostrado que Provincia ART, en el
marco de la Ley de Riesgos del Trabajo, indemnizó a Rojas por este concepto
con $ 42.311,75 por incapacidad permanente y parcial definitiva, dictaminada
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por las Comisión Médica nº 14. Con las pericias psicológicas y las psiquiátricas
de fs. 549/552, 559/560, 591/594, 601/602 consideró demostrado que el actor
sufrió estrés postraumático, no constitutivo de patología cosificable permanente
y que requiere asistencia terapéutica con un tratamiento de dos entrevistas
semanales durante tres años. La psicóloga estimó dicho tratamiento a partir de
$ 1.200 por mes en un total de $ 43.000, a los que añadió $ 7.000 según el
informe de la médica psiquiatra oficial. Además con las constancias agregadas
el juez consideró probado que Rojas recibió asistencia de ambas especialidades
(psicológica y psiquiátrica) y, sobre la base de que IOMA cubre limitadamente la
cantidad de sesiones semanales, cuantificó en $ 50.200 el daño psicológico
indemnizable. Más adelante rechazó el daño estético porque la herida cortante
que sufrió en el labio izquierdo no incidió desfavorablemente, no habiéndose
acreditado ninguna otra cicatriz. Con relación al daño moral lo cuantificó en $
100.000 atendiendo a la edad del actor, 32 años, y a las repercusiones
extrapatrimoniales derivadas de las lesiones. Finalmente otorgó $ 21.200 en
concepto de daño emergente por el valor del auto que sufrió destrucción total ya
que el perito mecánico en su dictamen de fs. 694/697 constató la existencia de
la referida destrucción completa del automóvil Volkswagen Senda, sosteniendo
que los daños y la estimación dineraria efectuada en la demanda eran
correctas. Las sumas totales de condena devengarán intereses, de conformidad
con la doctrina legal de la Suprema Corte, diferenciando la naturaleza del daño:
al monto por destrucción del vehículo y a los gastos de tratamiento psicológico
deberá adicionarse los intereses conforme la tasa pasiva más alta del Banco de

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la Provincia de Buenos Aires vigente en los distintos períodos desde la fecha del
hecho en el primero de los casos y desde la fecha en que se realizaron las
pericias en el segundo, hasta el efectivo pago. En cambio, y con respecto a los
otros daños fijados a valores actuales (incapacidad sobreviniente y daño moral),
los intereses moratorios deben calcularse a la tasa pura del 6% anual desde el
hecho dañoso hasta la sentencia, y de allí en adelante, en caso de mora en el
pago, a la tasa pasiva digital en cuanto tasa pasiva más alta del Banco de la
Provincia de Buenos Aires. Las costas de los tres juicios se impusieron al
demandado Bauer y a su aseguradora, y las de la reconvención que se rechazó
al accionando y reconviniente vencido, difiriendo la regulación de honorarios.
2.- Contra este pronunciamiento apelaron las tres partes. En la causa
“Mastrángelo” lo hicieron por presentación electrónica de fecha 28/08/2019 la
citada en garantía; del 29/08/2019 la demandada, y el día 02/09/2019 recurrió
la actora, quienes expresaron agravios según presentaciones digitales de
fechas 02/12/2019, 01/12/2019 y 25/11/2019 respectivamente, los que fueron
respondidos por la citada en garantía.
En la causa “Cabrera” apelaron del modo siguiente: según presentación
electrónica de fechas 02/12/2019 la citada en garantía; el 01/12/2019 la parte
demandada y el 25/112019 la actora, quienes expresaron agravios a mérito de
las presentaciones digitales de fecha 02/12/2019, 01/12/2019 y 25/11/2019
respectivamente, los que fueron respondidos por la aseguradora.
En la causa “Rojas” recurrieron: por presentación electrónica del
28/08/2019 la aseguradora; el 28/08/2019 la parte actora y el 29/08/2019 la
demandada, quienes expresaron agravios según presentaciones digitales de
fecha 28/11/2019 (la actora); el 01/12/2019 (la demandada) y el 02/12/2019 la
citada en garantía. Los referidos agravios fueron respondidos por las partes
contrarias.
3.- Los agravios del Sr Rojas versan sobre los siguientes puntos.
Cuestiona el rechazo de la incapacidad laborativa destacando que resulta una
incongruencia esa desestimación cuando la misma sentencia, pese a lo
informado en sentido contrario por el perito médico que actuó en este
expediente, hace referencia a la incapacidad parcial y permanente del 9%
determinada por la ART. Luego se queja por el rechazo del daño estético
porque de la historia clínica y del propio dictamen pericial se desprende que
sufrió heridas cortantes en los labios superior e inferior, lo que debe ser
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reparado. Tras ello cuestiona el monto otorgado por daño moral, que considera
bajo e insuficiente y efectúa comparaciones con el valor del dólar para fundar su
postura de que debe ser elevado. Formula otras consideraciones y cotejos con
otros valores y pide se lo fije en $ 2.189.000, según los cálculos que realiza
acorde con la cotización del dólar estadounidense. Más adelante impugna el
monto del daño emergente que pese a que acogió la cuantía de la demanda
resulta insuficiente porque la tasa de interés fijada es baja, atento el transcurso
del tiempo desde el choque y el valor actual de un auto similar, lo que es un
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hecho notorio. En consecuencia pide se lo fije en $ 335.000 actuales que


resultan de ajustar $ 110.000 a la tasa pasiva digital más alta. El último agravio,
con el título de intereses, sostiene que si bien se computaron como deudas de
valor los rubros daño moral e incapacidad, la cifra otorgada por el primero, y el
rechazo del segundo, tornan desproporcionados e injustos los parámetros de
ajuste utilizados. De ahí que requiere que se aumenten los montos de
reparación de los daños considerándolos a todos como una deuda de valor,
para no beneficiar al acreedor con la tasa activa de interés del Banco Provincia
que no cubre la plenitud de la reparación.
4.- Los agravios de la citada en garantía, La Perseverancia Seguros S.A.
sostienen que la sentencia vulnera el principio de congruencia porque se
resolvió extra petita, ya que por daño psicológico la actora reclamó $ 35.000 y
se la condenó a pagar $ 50.200, vicio que descalifica el fallo, que -afirma- es
nulo. Reitera que esa situación se repite con el daño psicológico. El segundo
agravio cuestiona la admisión del daño psíquico toda vez que si bien fue
reconocido en las pericias practicadas en autos, en sede administrativa se
entendió que no era necesaria esa atención profesional y la ART lo desestimó;
también ataca por alto el monto de $ 50.200. El restante agravio recae sobre el
daño moral, que es excesivo y se lo concedió e indemnizó sin prueba de su
existencia, solicitando su reducción. Finalmente hace reserva del daño
emergente por la destrucción del auto de Rojas y solicita que en caso que se
resuelva su responsabilidad sea excluido del daño resarcible.

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5.- El agravio del demandado y reconviniente Roberto J. Bauer
controvierte la responsabilidad que se le atribuye. Comienza reseñando los
antecedentes de los tres expedientes, y en un memorial que en lo sustancial es
común para los tres procesos, formula sus agravios bajo el título “Críticas a la
sentencia apelada”. Sostiene que existe bastante coincidencia sobre los hechos
y que los actores Rojas, Mastrángelo y Cabrera debían acreditar sus
alegaciones de que al momento del hecho conducía con las luces del automóvil
encendidas, que el piso estaba húmedo y llovía y que conducía
prudencialmente. Todas estas cuestiones no fueron acreditadas. Por el contrario
se probó que Rojas conducía sin luces, a excesiva velocidad y que el piso
estaba seco, mediante las declaraciones testimoniales de los testigos
presenciales del hecho, Néstor Di Blasio, Edgardo Squerzon, José Luis Wilwert
y Edgardo Omar Ferreri (fs. 316/ 319 causa Rojas). Además Di Blasio y Ferreri
declararon a fs. 295 y 297 de la causa penal lo mismo que en el proceso civil y
Norberto Squerzon, Edgardo Squerzon, José Luis Wilwert suscribieron a los
cinco días del hecho una declaración relatando la mecánica del hecho. Esos
documentos, certificados notarialmente, fueron agregados al expediente civil y
al penal. Todas esas manifestaciones y la del letrado apoderado de Bauer, el
Dr. Eduardo L. Mangas, son absolutamente coincidentes respecto de los hechos
que el juez desconoce al afirmar que la camioneta no estaba a distancia
prudente del camión, que la maniobra de sobrepaso que realizó Bauer fue
intempestiva y que el choque ocurrió en condiciones diurnas. De ese modo-
añade-se vulneró el art. 384 CPC sobre la valoración de la prueba y la sentencia
se funda en elucubraciones carentes de fundamentos. Tras ello se detiene en
distintos párrafos de las declaraciones testimoniales de los Sres. Squerzon,
Wilwert, Di Blasio y Ferreri que contradicen las afirmaciones de la testigo
Barrionuevo quien declaró a fs. 351 de la causa penal que Rojas circulaba con
las luces encendidas y que sobrepasó el auto que manejaba a velocidad
adecuada, siendo que cuando llegó al lugar del hecho les manifestó a todos
ellos que “Rogelio venía apurado sin luces”. Continúa el apelante manifestando
que aún de ser cierto el testimonio de Barrionuevo, además de no ser testigo
presencial, era compañera de trabajo de Rojas. Por otro lado reconoció algunas
de las afirmaciones de esa parte: que se rompió la combi que trasladaba a su
lugar de trabajo a todos los actores de los tres procesos (Rojas, Cabrera,
Mastrángelo) y que el primero utilizó su auto para llevarlos a la unidad
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penitenciaria en la que prestaban servicio. Más adelante efectúa otras


consideraciones valorativas de los dichos de los testigos y concluye afirmando
que “no existe razón valedera alguna para dejar de lado el testimonio de
cinco (5) personas que observaron, de frente, que en el momento exacto
que se produce el siniestro Rojas guiaba su vehículo sin ninguna luz
encendida y que siendo aún de noche -producto de la tormenta- las luces
encendidas, para Bauer, era la única forma de divisar si venía un vehículo
de frente” (sic). Paso seguido analiza la relación de causalidad, y con citas
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jurisprudenciales, contradice la conclusión de la sentencia de que el actor,


como conductor del auto, no contribuyó a la producción del hecho
constituyendo su accionar una mera condición. Sostiene que la causa
jurídica del choque se encuentra en cabeza de Rojas por circular sin luces
delanteras durante la noche. Prosigue sus críticas a la sentencia
cuestionando con firmeza la justicia del pronunciamiento, sosteniendo
que medió errónea valoración de la prueba y que el juez construyó un
escenario que se aparta de las constancias de la causa. Además hasta
Mastrángelo -que demandó a Rojas- prefiere favorecer su posición porque
la póliza de seguro de su compañero de trabajo tiene una cobertura
inferior a la de esa parte. Por el contrario no se probó que el actor
condujera el Volkswagen Senda con las luces encendidas, que él salió
intempestivamente detrás del camión, mientras que esa parte demandada
acreditó que el actor es el único causante del daño ya que en éste
expediente declararon cuatro de los cinco testigos que en los tres juicios
manifestaron que Rojas conducía sin luces. En consecuencia pide se
rechace la demanda y se haga lugar a su reconvención.
III.- Causa numeración de Primera Instancia nº 60.905; numeración esta
Cámara nº 65.063 “Cabrera, Claudia Patricia c/ Bauer, Roberto Juan s/ Daños y
Perjuicios”, en adelante causa “Cabrera” o causa 65.063.
A partir de la declaración de responsabilidad de Roberto Juan Bauer, la
sentencia fijó los siguientes montos de condena a favor de Claudia Patricia
Cabrera: $ 110.000 por incapacidad sobreviniente, suma de la que descontó $

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42.311,72 otorgados por Provincia ART por la incapacidad que determinó del
9,74% en concepto de minusvalía permanente y parcial. Computó que la actora
tenía 41 años al momento del siniestro, calculando el sueldo que en el año 2017
informaba el Servicio Penitenciario Bonaerense para distintas escalas salariales
($ 19.755,86 mensuales para la categoría que estimó), teniendo en cuenta la
incapacidad del 15,52 % de la VOT, dictaminada por el perito médico Dr. Jorge
Soriani a fs. 546/547 y 555. En concepto de daño moral fijó $ 144.000. En lo
relativo al daño psicológico y por no tratarse de secuelas cosificables, entendió
configurado el gasto por tratamiento terapéutico, que resulta de las pericias
psicológicas y psiquiátricas de fs. 438/440 y 464/466, y cuantificó el monto total
de atención, conforme estimaciones de los expertos, en la suma de $ 7.200 a la
fecha de presentación de la pericia (3/11/2015). Rechazó el daño estético sin
perjuicio de su ponderación en el daño moral.
La sentencia es recurrida por las tres partes, siendo el agravio de la
demandada similar al presentado en la causa “Rojas” y circunscripto al alcance
de la responsabilidad civil.
El agravio del actor controvierte por baja la suma por incapacidad; afirma
que constituye una deuda de valor y que la cuantía otorgada no guarda
proporción con el importe actual de reajustar las cifras originales según la
cotización del dólar norteamericano o de otros parámetros que utiliza, en
función de lo cual pide su incremento y que se utilice otra tasa de interés más
alta. Luego se queja que se haya conferido por daño moral sólo el costo del
tratamiento omitiendo considerarlo dentro del daño moral, rubro por el que se
otorgó una suma inferior a la solicitada. Impugna el rechazo del daño estético
que no tuvo en cuenta la limitación del hombro y tampoco se lo computó en el
daño moral. Para concluir ataca por bajo el daño moral y sostiene que no
comprende los daños estéticos y psicológicos y que no se corresponde con
criterios que contemplen la desvalorización.
El agravio de la aseguradora, en línea con el presentado en la causa
“Rojas”, reitera su argumentación acerca de la vulneración del principio de
congruencia porque la incapacidad de la actora, Claudia Patricia Cabrera, se fijó
en $ 110.000 cuando el reclamo inicial fue de $ 75.000, repitiendo los
fundamentos desarrollados en la causa mencionada. Luego cuestiona la
admisión del rubro y el criterio de cálculo ante la falta de prueba de los ingresos
porque no agregó los recibos de haberes, entre otros muchos argumentos más.
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Finalmente, y en sentido parecido, ataca la procedencia y cuantificación del


daño moral.
IV.- Causa numeración de Primera Instancia nº 61.743; numeración está
Cámara nº 65.062 “Mastrángelo, Yanina María Luján c/ Bauer, Roberto Juan y
otro/a s/ Daños y Perjuicios”.
Habiendo quedada determinada la responsabilidad de Bauer y excluida la
de Rojas la sentencia rechazó la incapacidad reclamada porque si bien la
pericia médica oficial indica un minusvalía del 4% de la VOT de Mastrángelo,
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Provincia ART pagó $ 19.804,06 por el porcentaje de incapacidad permanente y


parcial que estimó en el 6%. Por ello y para evitar duplicar la indemnización
desestimó el reclamo. En concepto de daño moral fijó $ 100.000.Respecto del
daño psicológico y por gastos por tratamientos terapéutico y psiquiátrico que
resulta de las pericias glosadas, estimó el rubro en $ 50.000 en consonancia
con el monto informado a la fecha de presentación de la pericia (Agosto y
Septiembre de 2014). Entendió no configurado el daño estético. Finalmente
desestimó el daño material por el traslado de destino laboral y por no tratarse de
un daño que guarde relación causal.
Recurrieron las tres partes. La demandada reproduce las críticas al fallo
relativas a la responsabilidad civil.
La aseguradora cuestiona los daños por incapacidad y daño moral,
reiterando su alegación sobre la violación del principio de congruencia por
haberse concedido un monto más alto que la suma objeto del reclamo
originario. Con similares argumentos a los vertidos en las causas anteriores se
opone a la procedencia y cuantificación de la incapacidad sobreviniente y del
daño moral.
La actora se agravia del rechazo del daño material por tener que pedir el
traslado a una unidad penitenciaria a la que pueda llegar sin utilizar la ruta
debido al estrés postraumático derivado del hecho. El agravio acerca de la
incapacidad sobreviniente afirma que no se computaron todas las repercusiones
en el ámbito social ni la lesión psicológica, pidiendo la reparación completa del
daño, ya que el juez de grado sólo computó el porcentaje de la incapacidad

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resultante de la pericia y la diferencia con lo abonado por la ART. Similares
argumentos, aunque con recurrencia a valores comparativos, por ejemplo con
relación al dólar estadounidense, efectúa con respecto al daño moral, repitiendo
los conceptos de deuda de valor. También se agravia por el rechazo del daño
estético.
V.- Practicado el sorteo del orden de votación y firme el proveído que
hace saber su resultado corresponde dictar sentencia.
VI.- Causa 60.342 o “Rojas”.
1.- Analizaré aquí los aspectos comunes a los tres procesos,
especialmente los agravios de la demandada relativos a la responsabilidad civil
y los de aseguradora en cuanto guardan similitud con las impugnaciones
efectuadas en las causas “Cabrera” y “Mastrángelo”.
Formulo algunas aclaraciones iniciales: la causa penal se archivó
provisoriamente y por lo tanto no existe pronunciamiento que tenga incidencia
prejudicial en sede civil y las pericias mecánicas practicadas en ambos fueros
no pudieron expedirse sobre la mecánica del hecho, atento el tiempo
transcurrido (fs. 353/356 expte. penal; causa Rojas fs. 694/696).
No está en discusión que el 3 de septiembre de 2010, aproximadamente
a las 7:45 hs., se produjo un siniestro vial en la ruta provincial 65, aunque las
partes no aclaran con precisión la altura o kilómetro en que se verificó el choque
mientras que el croquis ilustrativo obrante en la causa penal (efectuado por la
autoridad policial tiempo después el 20 de Octubre de 2010), y que describe la
mecánica del evento, lo ubica a cinco mil quinientos metros de la seccional
policial interviniente (expte. IPP 01-03-000903-10, caratulado “Bauer s/ Lesiones
Culposas”). La colisión la protagonizaron el automóvil conducido por el actor
Rogelio Rodrigo Rojas Volkswagen Senda, patente SEJ-652, que circulaba
desde la ciudad de Bolívar en dirección a la localidad de Urdampilleta y el
vehículo que manejaba Roberto Juan Bauer, camioneta Hilux 4x4 dominio GCF-
013. El suceso ocurrió cuando éste último intentó sobrepasar a un camión que
iba adelante de él, y embistió al automotor del actor sobre su carril de
circulación (es decir sobre la mano de Rojas). Bauer alega que el automóvil
Senda carecía de luces y se desplazaba a excesiva velocidad, lo que impidió
que él advirtiera su presencia.
También resulta de marcada importancia resaltar dos circunstancias
admitidas por la demandada y reconocida por los testigos: en la camioneta
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viajaba un grupo de amigos que se dirigía a la ciudad de Bella Vista, Provincia


de Corrientes, a pescar, como lo hacían desde más de veinte años. Más atrás
en otro vehículo (Ford Fiesta GUV-163 conducido por Ferreri) viajaba, junto con
ellos, otro grupo de amigos con el mismo destino recreativo.
En el automotor Volkswagen Senda, Rojas transportaba a sus
compañeras del servicio penitenciario, con quienes iba a prestar servicios en la
unidad carcelaria de Urdampilleta, Yanina María Mastrángelo y Claudia
Patricia Cabrera. En la camioneta acompañaban a Bauer: Edgardo Squerzon,
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Norberto Squerzon y José Luis Wilwert.


El otro grupo, el que lo hacía en el Ford Fiesta que manejaba Edgardo
Omar Ferreri, estaba integrado por Néstor Di Blasio, Darío Coloroso y el Dr.
Eduardo Mangas, letrado apoderado en estos expedientes de Bauer.
Acoto que entre la camioneta y el Ford circulaba un auto “Megane”
(Renault Megane) que manejaba Gustavo Morena, a quien acompañaba su
esposa (conf. su testimonio de fs. 296 causa penal; testigo Ferreri fs. 297 y Di
Blasio fs. 295; arts. 384 y 456 CPC). De modo que la fila de autos que iba en el
sentido de circulación Urdampilleta-Bolívar era la siguiente: el camión que Bauer
intentó sobrepasar; la camioneta conducida por el demandado; el Renault
“Megane” de Romera; el Ford Fiesta de Ferreri.
2.- Es correcta la postura sustentada en la sentencia en el sentido de que
el Código Civil y Comercial, vigente a partir del año 2015, no resulta de
aplicación a los hechos juzgados con antelación a su vigencia pero, en éste
caso, con dos importantes salvedades: las normas del nuevo cuerpo normativo
tienen insoslayable importancia y rigen como valiosa fuente de interpretación del
régimen ahora derogado; la cuantificación de los daños, por tratarse de
cuestiones no agotadas, está alcanzada por los criterios incorporados por el
CCCN. En anteriores precedentes esta Sala decidió que “el nuevo CCCN es
invocable, en todos los casos, como argumento de autoridad o como doctrina
interpretativa, es decir que las normas actuales constituyen valiosas
herramientas de interpretación del Código Civil derogado”. También se resolvió
que “las cuestiones inherentes a la cuantificación del daño se trata de

A-1
consecuencias no agotadas, que como los intereses que se devenguen a partir
de su entrada en vigencia, quedan en la esfera de la ley nueva” (arts. 1745,
1746, 1747, 1748 y concs. CCCN; esta Sala Causa N° 56.441, del 8/9/15, “D.
B., A c/ A., L. C. y Otros s/ Derechos personalísimos-Sumario”; Causa N°
56.571, del 8/9/15, “D. B., A. c/ A., L. C. y Otros s/ Daños y Perjuicios”; Moisset
de Espanés, Luis, “La irretroactividad de la ley y el nuevo art. 3° del Código Civil
(“Derecho Transitorio”), ed. Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba, 1976,
pág. 41; Kemelmajer de Carlucci, Aída, “La aplicación del Código Civil y
Comercial a las relaciones y situaciones jurídicas existentes”, ed. Rubinzal
Culzoni, Santa Fe, 2015, pág. 18; esta Sala Causa N° 56.441, del 8/9/15, “D. B.,
A c/ A., L. C. y Otros s/ Derechos personalísimos-Sumario”; Causa N° 56.571,
del 8/9/15, “D. B., A. c/ A., L. C. y Otros s/ Daños y Perjuicios”; Galdós, Jorge
M., “El art 7 CCCN y algunas reglas de derecho transitorio en materia de
responsabilidad civil” RC D 5/2016; y en “La responsabilidad civil y el derecho
transitorio”, en LA LEY 16/11/2015).
3.- A raíz de las afirmaciones del demandado y reconviniente sobre la
carga de la prueba en materia de siniestros viales, debo precisar -en contra de
su alegación- que conforme se desprende del art. 1113 CC y de los arts. 1757,
1758, 1769, 1722, 1723, 1734 y concs. CCCN, cuando se juzga la
responsabilidad civil en materia de responsabilidad objetiva por accidentes de
automotores (siniestros viales, con mejor calificación conceptual) cada dueño o
guardián demandado o reconvenido debe acreditar la existencia de la eximente
que alega para eximirse del deber de responder. En otras palabras: operan
presunciones concurrentes de responsabilidad y el denominado responsable
presunto o responsable “prima facie” (aquí Rojas y Bauer) tienen la carga de
desvirtuar la presunción de responsabilidad derivada del factor objetivo de
atribución, debiendo acreditar la existencia de la causa ajena, esto es la
interrupción total o parcial del nexo causal por parte de la contraria. Así, y en lo
que interesa, Bauer debe probar la eximente que invocó: que Rojas circulaba
sin luces (S.C.B.A., causas C 110847, 5-9-2012, “Ferrerira ...”, C 105191, 3-10-
2012, “Sánchez ...”, C 114284, 3-10-2012, “R., M. O. y Ot. ...” y C 110037, 11-3-
2013, “Torres ...”, entre otras; esta Sala, causas cit. "Lucas c. Recchia" y
“Álvarez …”, L.L.Bs.As. 1996-791 y Nº 48.042, “De La Canal ...” y Nº 48.043,
“Navarro ...” sentencia única del 28/11/06). Tan es así que la doctrina casatoria
resolvió que “aún cuando se reputara que el actor no probó que el siniestro –
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cuyo acaecimiento no está en discusión- sucediera de la manera en que se


alegó en la demanda, ello no bastaría a fin de hacer cesar la responsabilidad
objetiva que el art. 1113 del Código Civil pone en cabeza del dueño o guardián
de la cosa riesgosa cuando ésta interviene en la producción del hecho” (cf.
S.C.B.A., Ac. C. 105.191, 3/10/2012, “Sánchez .”). De ahí la derivación práctica
y dogmática del emplazamiento normativo en la responsabilidad objetiva por
riesgo, reside en que si la causa del daño permanece desconocida o ignorada
(que no es el caso de autos), es decir si no se puede determinar cómo ocurrió el
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hecho, igualmente se tornan operativas las presunciones recíprocas y la


demanda y la reconvención deben prosperar totalmente (S.C.B.A. Ac. 102054,
20/05/2009 “Iglesias, María Elena c/ ‘Nueva Chevallier S.A.’ Daños y Perjuicios”;
Zavala de González, Matilde, “Doctrina Judicial. Solución de casos”, Tº 4, pág.
80; esta Sala, causas N° 48.042 “De La Canal” y N° 48.043 “Navarro”, 28/11/06
cit.; Nº 54.831, “Liberti, Néstor H. y Arellano, Nancy V. c/ Trinidad S.A. o La
Trinidad S.A.” del 12/7/2013, confirmada por la S.C.B.A. y Nº 60.877, “Olivetto,
Horacio S. y Ot. c/ Pietrafesa, Catalina M. s/ Ds. y Ps.-“ del 30/11/16; “Flecha,
Emiliano l y otro/a c/ Nuevo Bus de Olavarría S.R.L. y otro/a s/ Daños y
Perjuicios”, causa Nº 62.483, 22/2/2018). Tan es así que en un precedente,
cuya doctrina es aplicable al caso, la Suprema Corte consideró que la
demandada era responsable porque no probó su alegación de que la luz del
semáforo le permitía el paso (SCBA, Ac C 90.855, 11/5/2011, “Kary de Orgeira,
Rosa c/ Milanesi, Benjamín”).
Sobre esta base, anticipo que en mi opinión Bauer no probó que el Senda
transitara sin las luces encendidas (arts. 901, 906, 1113 y concs. CC; arts. 1757,
1758, 1769, 1722, 1723, 1734 y concs CCCN).
4.- El choque se produjo sobre el carril de circulación de Rojas, que
Bauer invadió, cuando sin luz solar y casi de noche la camioneta del
demandado, se erigió en un obstáculo insuperable al ocupar la mano de tránsito
del actor, al intentar -de manera imprudente y temeraria- sobrepasarlo. En tales
condiciones la falta de prueba de que Rojas tenía las luces del Senda apagadas
importa la falta en de prueba de la existencia de la eximente que podría

A-1
interrumpir, total o parcialmente el resultado final. De ese modo, como lo afirma
el demandado y en sentido contrario a lo decidido la sentencia, la falta de
adecuada señalización y advertencia con el cumplimiento de la normas del
Código de Tránsito que regula la cuestión, podría tener incidencia causal
insoslayable en el resultado final (esta Sala, por mayoría, causa n° 52.462, del
04/12/2008, “Mónaco, Ana María c/ Suárez, Olga y Otros s/ Daños y
Perjuicios”).
Los testigos que viajaban con Bauer en su camioneta y quienes lo hacían
en el otro auto (el Ford Fiesta), están comprendidos en las generales de la ley,
por resultar amigos del accionado y, por otro lado, sus testimonios –uniformes
entre sí- resultan inidóneos porque no se corresponden con otras constancias
de los expedientes (arts. 384 y 456 CPC).
Bauer, al contestar las demandas, afirma que “aún era de noche,
producto de la importante tormenta” (en el mismo sentido declaraciones de fs.
89/95 y expte. penal fs. 300/305) y que cuando intentó sobrepasar en la ruta un
camión que circulaba en la misma dirección, apareció (en la mano contraria,
esto es desplazándose por su carril) sorpresivamente “a excesiva velocidad y
sin luces (todas apagadas)” el auto del actor (fs. 99 vta./102 de “Rojas”), el que-
reitero- circulaba por su mano. Luego, manifiesta que las personas que viajaban
con él en la camioneta (Edgardo Squerzon, Norberto Squerzon y José Luis
Wilwert) y quienes iban en el Ford Fiesta (Edgardo Omar Ferreri, Néstor Di
Blasio, Darío Coloroso y el Dr. Eduardo Mangas) “concurrimos (a pescar a la
Provincia de Corrientes) desde hace más de veinte años”. En tal sentido, la
circunstancia de compartir durante veinte años jornadas de pesca en otra
provincia, lo que supone también compartir un interés (recreativo o deportivo)
común, significa una asiduidad de trato y confianza que, más allá que constituya
específicamente una amistad íntima, revela una potencial ausencia de
objetividad de quienes conforman ese grupo de amigos o conocidos que
difícilmente puedan permitirle la percepción y reproducción de los hechos con
total imparcialidad (arts. 384 y 456 CPC).
La prueba que esgrime el demandado de que Rojas transitaba sin luces
resulta del testimonio de los cinco amigos, quienes, como se dijo, viajaban con
él y en el otro auto. En atención a la referida amistad, y como lo desarrollaré
más adelante, opino que sus testimonios no deben ser valorados, y por lo tanto
serán dejados de lado, ya que ponen de manifiesto su ausencia de objetividad,
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posiblemente movidos por el espíritu de solidaridad con relación al conductor de


la camioneta en la que viajaban. En parecida situación se encuentran el otro
grupo de amigos que, junto a ellos, viajaba en el Ford Fiesta. Con relación a la
eficacia probatoria de la prueba de testigos, la doctrina legal señala que “no es
suficiente para descalificarlo la mera circunstancia que haya manifestado, al
preguntársele por las generales de la ley, ser amigo de una de las partes, si del
contexto resulta la objetividad de su declaración” (SCBA LP L. 118092 S
30/05/2018 “Molina, Luis Omar contra La Caja Aseguradora de Riesgos del
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Trabajo A.R.T. S.A. Enfermedad accidente”; SCBA LP L 107785 S 03/10/2012


“Giménez, Claudia c/ Ródenas, María s/ Indemnización por despido”). Esta
aseveración significa que la parcialidad por amistad debe traducirse en un
“desarrollo argumental que descubra cuáles son los indicios que conducen a la
evidencia de su falta de neutralidad” (CC0100 SN, 15/11/2011, “Suárez, Teresa
c/ Empresa Distribuidora de Energía Norte S.A. s/ Daños y perjuicios”). Sobre
esa base, corresponde confrontar las declaraciones de los amigos de Bauer
con las circunstancias objetivas de la causa, las condiciones de tiempo y lugar
de los hechos y de propias de las partes con los testigos. En efecto, si bien “los
testimonios de las personas que circulaban en el vehículo del codemandado,
quienes a su vez mantenían con el mismo cierta relación, no deben ser
descartados sin más, esos dichos deben ser analizados con un déficit de
eficacia y con suma reserva, valorados en forma conjunta con el resto de los
elementos de prueba colectados conforme a los principios de la sana crítica”
(CC0100, 04/09/2007, “Ibarrola, Eulogio Oscar c/ Rosales, Mario y otros s/
Daños y perjuicios”). En un precedente se resolvió que el vínculo entre el
acompañante que ascendió al camión y compartió con su conductor un largo
viaje “hace presumir el espíritu de solidaridad” “lo que repercute negativamente
en la objetividad e imparcialidad que a su declaración se puede atribuir (arts.
384 y 456 CPC; CC0001 QL, 11243, 10/08/2009, “Alcaraz Galarza, Susana c/
Franco, Vicente y otros s/ Daños y perjuicios”). La relación entre el testigo que
fue acompañante en el accidente y amigo del actor, es susceptible de gravitar
sobre la objetividad de sus dichos, con relación a la persona, lo que puede

A-1
repercutir negativamente en la imparcialidad que debe tener” (CC0101, Mar del
Plata, 29/08/2000, “Botana, Adrián c/ Santos, Jorge s/ Daños y perjuicios”). En
tal sentido, y aplicando esos parámetros interpretativos en el presente caso, la
amistad entre los cinco testigos que viajaban con Bauer en su vehículo y en
otro auto cercano, quienes compartían desde hace más de 20 años la afición
por la pesca es “susceptible, de incidir sobre la objetividad de sus dichos, pues,
cabe presumir un espíritu de solidaridad con relación a la persona allegada”
(CC0002 MO, 34902 S, 26/03/1996, “Lico, Antonio c/ Fiocca, Ángel Néstor s/
Daños y perjuicios”; en esa orientación idéntica: CC0101 LP, S 14/02/1995,
“Cairo, Roberto y otra c/ Ortegosa, Claudio s/ Daños y perjuicios”; Cám. Nac.
Civ., “Fascendini, Raúl c/ La Costera Criolla S.R.L.”, MJJ72178).
En estos autos se reunieron suficientes elementos probatorios que
corroboran la referida presunción de ausencia de neutralidad del amigo que
acompaña al conductor del automóvil que protagonizó un choque. Señalo, en
primer lugar, que tanto en los expedientes civiles (causa “Rojas” fs. 89/95) como
en la causa penal (fs. 300/305) se presentaron tres declaraciones testimoniales
extrajudiciales, con firmas certificadas los Sres. Squerzon y Wilwert, en la que
en una suerte de formulario o declaración estandarizada, afirman que el
Volkswagen Senda color bordó “lo hacía sin luces, con todas las luces
apagadas”, utilizando la misma expresión vertida en el escrito de contestación
de demanda (fs. 100 causa “Rojas” y fs. 89/95 y fs. 300/305 de la causa
penal). Además, y en lo que importa destacar, añaden que luego de la colisión
llegó al lugar una compañera de Rojas, Eugenia María Isabel Barrionuevo, que
manejaba un Volkswagen Gol, color rojo, quien les manifestó a ellos y a los
ocupantes del Ford, que “Rogelio” la había pasado minutos antes, con las luces
apagadas, y a excesiva velocidad, ya que él y los ocupantes del Senda debían
tomar el turno en la cárcel de Urdampilleta; el apuro obedecía a que se rompió
la combi en la que se trasladaban y debieron usar el vehículo de Rojas.
En sede penal declararon quienes viajaban en el Ford, Eduardo Ferreri (el
conductor) y Néstor Di Blasio (que era acompañante) y “detrás otros dos
compañeros más” (los Sres. Coloroso y Mangas), relatando Di Blasio que
“delante de nosotros venía un Renault Megane que nos pasó” (el auto que
manejaba Gustavo Romera), todos detrás de la camioneta Toyota de Bauer. En
tales circunstancias, Di Blasio vio lo siguiente: “que la camioneta colocó la luz
de giro para pasar un camión atento a que no se observaban vehículos por el
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carril contrario, y ahí observé que la camioneta conducida por Bauer frena e
intenta recuperar su posición lográndolo casi totalmente, veo un impacto y que
hace un trompo, venía un auto Senda con las luces apagadas y la camioneta
hace un trompo que da al costado de la ruta casi totalmente en la banquina …”
(sic., fs. 295/295 vta. causa penal). Luego agregó que una de las acompañantes
de Rojas le reprochó venir ligero. A fs. 297 Ferreri reproduce similar versión.
Expresa que “observo que nuestro compañero Bauer que conducía la Toyota
Hilux toma la decisión de pasar el camión colocando el aviso de giro esto lo vi
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porque íbamos uno tras del otro, que luego detectamos que venía de frente un
vehículo sin luces …” (sic., fs. 297 vta.). Advierto que la amistad con Bauer
puede explicar la “condescendencia” de ambos (argumento análogo voto Dr.
Pettigiani, SCBA, causa C123.161, “Ahumada …”. 15/4/2020 y sus
acumuladas), a lo que se añade que resulta evidente la falta de objetividad
para percibir y reproducir los hechos porque no es verosímil que Di Blasio y
Ferreri, de noche y con tormenta, como lo dicen ellos mismos, puedan haber
visto claramente y con el detalle minucioso que repiten al unísono (vgr. ”Bauer
toma la decisión de pasar, puso la luz de giro”, etc.) cuando ambos viajaban en
un auto que tenía por delante otro vehículo (el Renault Megane) el que incluso
“impactó contra la Toyota Hilux”, según lo explica Ferreri. La presencia de ese
auto indudablemente les impedía a los dos la visión completa de lo que
acontecía por delante del rodado que los precedía y mucho más a Di Blasi,
quien estaba ubicado en el lugar del acompañante. Dada su ubicación en el
asiento delantero derecho del auto, como acompañante, no tenía espacio ni
distancia suficiente para avizorar tan pormenorizada maniobra de Bauer ni para
advertir que delante de éste apareció un auto sin luces. La presencia de un
vehículo (el Renault) adelante del Ford, obstruía la visión de la camioneta y
mucho más del Volkswagen Senda, que si tenía las luces prendidas tampoco
podía ser visto (o al menos con facilidad) porque la camioneta en su intento de
sobrepaso impedía su visión porque lo “tapaba”. En definitiva, además de la
amistad con Bauer y los restantes viajeros, lo que está expuesto por ejemplo en
la referencia de Ferrari al Dr. Mangas como el “compañero”, los hechos

A-1
narrados no podían ser vistos (“ahí observé”, dice Di Blasio; “observo”
manifiesta Ferreri) desde el lugar, posición y distancia en la que se encontraban.
Por ello ambas declaraciones testimoniales carecen de verosimilitud y sus
dichos no deben ser ponderados (arts. 384 y 456 CPC). En la causa “Rojas”
declararon Wilwert, Edgardo Squerzon, Di Blasio y Ferreri. Ya fundé las razones
por las que los dichos de éstos dos últimos, que son repetición de lo expuesto
en sede penal y de las declaraciones de sus otros dos amigos (Wilwert y
Squerzon), no resultan ponderables (arts. 384 y 456 CPC). Las declaraciones
de José L Wilwert y Edgardo Squerzon, aunque iban en la camioneta y no en el
otro auto, son pasibles de las mismas objeciones en cuanto a la insuficiencia de
sus dichos para generar convicción cuando detallan con tanta precisión la
prudencia conductiva de “Roberto”: “pone luz de giro, no viene nadie”,
“empezamos a pasar el camión cuando nos encontramos con que venía un auto
con las luces apagadas y ahí frena e intenta volver sobre su carril”. En
contraposición con ello sólo dicen del auto que venía con las luces apagadas. Al
declara Wilwert explicó que constituyen un grupo de ocho a diez personas que
“vamos a pescar al Norte y al Sur también” (fs. 316); en “Marzo al sur y en
agosto o septiembre vamos a Corrientes” (Squerzon, fs. 317).
Otro aspecto relevante es el testimonio de un tercero, el conductor del
Renault Megane, quien declaró en sede penal a fs. 286, el Sr. Gustavo Morena,
el que -insisto- iba detrás de la camioneta y adelante del Ford. Más aún: el
automóvil conducido por Morena cuando frenó “no pudo evitar” “quedar
apoyado” sobre la camioneta Toyota (que atravesaba la ruta). Este testigo
cuando describió la mecánica del hecho no dijo nada sobre la inexistencia de
luces en el auto de Rojas. Manifestó que “se encontró” con la camioneta
“atravesada y de frente a mí”, que “la tocó” y que vio al otro auto (el Senda) en
la banquina contraria. Todo ello pone de relieve que la distancia que separaba
el Renault “Megane” de Morena de la camioneta de Bauer era más que
significativa, que resultó inesperada la aparición del obstáculo que para él
significó la presencia de dicha camioneta y de su relato se infiere que recién
vio “al otro auto en la banquina”. Todo ello que descarta la versión de los
hechos de los amigos de Bauer que viajaban con él y la de quienes lo hacían en
el Ford Fiesta, los que no pudieron ver los hechos que dicen que vieron. Por lo
demás las declaraciones de Romera son coincidentes en lo sustancial con lo
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afirmado por Eugenia Barrionuevo (cf. fs. 351/352 de la causa penal) y por
Luciano Miguel Herrero (cf. fs. 353/353 vta. causa penal).
Eugenia María Isabel Barrionuevo, compañera de trabajo del actor, a fs.
351/352 de la causa penal fue contundente: Rojas la pasó a velocidad
apropiada e iba con las luces encendidas; ella lo “vio” (lo que resulta decisivo
porque se trata de un testigo presencial y con relación a hechos ocurridos
instantes previos al accidente) contradiciendo las restantes declaraciones en
sentido contrario de los amigos de Bauer. Si bien reconoció que la rotura de la
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combi que transportaba a todos sus compañeros determinó que algunos


viajaran con ella y otros con Rojas, no hizo ninguna alusión a excesiva
velocidad del conductor del Volkswagen Senda (arts. 384 y 456 CPC). Estas
declaraciones guardan concordancia con las de otro compañero de trabajo,
Luciano Miguel Herrero, quien también viajaba por la ruta por su propia cuenta,
rumbo al trabajo, y relata que circulando detrás del camión fue sobrepasado por
el “auto Megane”, y en la segunda de ellas la camioneta intentó superar al
camión en dos oportunidades, produciéndose el siniestro (cf. fs. 353/353 vta.
causa penal; arts. 384 y 456 CPC). Aclaro que no descalifican los testimonios
de Barrionuevo y Miguel la circunstancia de tratarse de compañeros de trabajo
de Rojas, Cabrera y Mastrángelo por revestir todos la condición de testigos
necesarios del hecho, y no se alegó ni probó que existiera entre ellos amistad o
trato que excediera el meramente laboral (arts. 384 y 456 CPC).
Queda claro entonces que la prescindencia de los testimonios a los que me
referí obedecen a la amistad de los testigos entre sí y con el demandado, lo que
en estos expedientes revelan que el espíritu de solidaridad impidió percibir y
reproducir con neutralidad y objetividad la realidad de los sucesos,
atribuyéndose haber visto o presenciado situaciones que, al menos, no fueron
explicadas o justificadas con respuestas con adecuado y suficiente nivel de
precisión y seguridad, que susciten confianza en sus dichos y resulten
compatibles con las otras declaraciones (de Morena, Barrionuevo y Herrero) y
que guarden correspondencia con las reglas de correcto entendimiento,

A-1
derivadas de la lógica y la experiencia y que desvirtúen la presunción negativa
que recae sobre ellas (arts. 384 y 456 C.P.C.).
Adiciono otros fundamentos: la prueba de las eximentes debe ser clara y
asertiva por tratarse de una eximente de responsabilidad objetiva (arts. 1734 y
1757 CCCN), los hechos se presumen que suceden de ordinario (los autos de
noche circulan con la luz encendida) y la prueba de descargo recae en quien
alega lo contrario (el demandado). No se explicó si todas las luces estaban
apagadas porque no funcionaban o por negligencia del conductor ni se aclaró si
esa negligencia incluía a las luces traseras. Por otro lado si bien parte de la
versión de los hechos de Bauer fue acreditada (la rotura de la combi y el viaje
de Rojas y de Barrionuevo llevando a sus compañeros) quedaron sin respaldo
probatorio los dichos que Edgardo Squerzon, Norberto Squerzon y José Luis
Wilwert, Edgardo Omar Ferreri, Néstor Di Blasio atribuyen, con variantes, a los
ocupantes del auto de Rojas o a Barrionuevo acerca de las manifestaciones
acerca de la culpabilidad del actor. Finalmente no se probó la alegación
complementaria expuesta en la contestación de demanda de que Rojas, como
no tenía luces, iba por detrás del auto de Barrionuevo del que se servía para
alumbrar la ruta (fs. 101 vta.). Tampoco puede soslayarse que si Bauer hubiera
conducido a la velocidad precautoria y con la prudencia que dice que lo hacía,
las luces encendidas de su camioneta le hubieran permitido avistar al otro auto
o al menos explicar con qué inmediatez habría advertido producido su presencia
(arts. 29, 30, 31, 47 y concs. ley 24.449).
En conclusión: al descalificar la eficacia probatoria de los testigos
propuestos por la parte demandada y reconviniente, queda sin sustento la
acreditación de la eximente de que el actor transitaba sin luces, por lo que
resulta que la única y exclusiva causa del siniestro vial resulta la invasión del
carril de circulación del Senda por parte de la camioneta, quien efectuó una
maniobra altamente peligrosa y riesgosa al intentar adelantarse, de noche y con
tormenta, a un camión en la ruta. La consecuente obstrucción del tránsito,
infringe las normas que regulan la circulación y se erige en la causa jurídica
adecuada y productora del resultado lesivo (arts. 42 incs. a, b, c, 48 inc. j, 39
inc. b, 64 y concs. ley 24.449 y arts. 1757, 1758, 1769 y concs. CCCN).
A modo de resumen de todo lo expuesto: siendo que la responsabilidad
del hecho recae exclusivamente en el demandado y reconviniente, corresponde
confirmar la sentencia que estimó las demandas interpuestas contra Roberto
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Juan Bauer, rechazó su reconvención y desestimó la demanda que Yanina


María Luján Mastrángelo interpuso contra Rogelio Rodrigo Rojas (arts. 1113,
901, 906 y concs. CC; arts. 1726, 1727, 1769, 1757, 1758 y concs. CCCN).
5.- Corresponde abordar ahora los agravios de la actora y de la
aseguradora relativos a los daños resarcibles, recordando que en estos tópicos
no media recurso de la demandada y reconviniente.
También corresponde rechazar la pretensión de La Perseverancia
Seguros SA de que se declare la deserción por falta de fundamentación el
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recurso de la actora, porque se advierte claramente de su lectura que contiene


una crítica concreta y razonada que habilita su admisibilidad formal (arts. 260 y
261 CPC).
5.- 1.- Comienzo con la queja de la aseguradora que pide la nulidad de la
sentencia por vulneración del principio de congruencia alegando que se
concedieron sumas, especialmente en concepto de daño psicológico y de daño
moral, más elevadas que la requeridas. Esta impugnación, con matices, se
reitera en los otros dos expedientes (causas “Cabrera” y “Mastrángelo”). El
agravio no es de recibo porque no se conculcó de ningún modo la
correspondencia entre lo que se pide y lo que se otorga, conforme lo prevén los
arts. 34 inc. 4, 163 inc. 6 y 166 CPC. Ello así por dos razones fundamentales: la
actora en el escrito de demanda no consolidó el monto de condena sino que lo
supeditó a la suma final que resulte de la prueba a producirse. En segundo lugar
la mayoría de los daños admitidos constituyen deudas de valor. En torno a lo
primero, y conforme lo prevé el art 330 inc 6 CPC, la pretensión resarcitoria no
se sujetó a una cuantificación estática de cada rubro resarcible efectuada en el
escrito inicial, sino que se la difirió “a lo que en más o en menos resulte de la
prueba a producirse” ( fs 35 vta, punto II “Objeto” causa “Rojas”; fs 56 vta punto
III causa “Mastrángelo”. fs 46 vta Punto II causa “Cabrera” ).Por lo demás,
adicionalmente y a mayor abundamiento, la cuantificación en la sentencia a
valores actuales refleja la realidad económica circundante, máxime si la
demanda tiene más de diez años. En tal sentido no podría cobijo legal ritualista
una estimación dineraria efectuada bajo otra realidad económica si de las

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circunstancias acreditadas de la causa, confrontadas con la situación
sobrevenida, se puede inferir claramente, con resguardo del derecho de
defensa, los montos reales y actuales del resarcimiento de los daños. En los
agravios cuando la actora hace referencia a la cuantificación califica los ítems
resarcibles como deuda de valor y pide que la indemnización se fije en sumas
actuales, para lo que efectúa cálculos comparativos con otros parámetros de
reajuste. Adiciono, siempre a mayor abundamiento, argumentos de marcada
importancia: en el agravio del actor controvierte por bajos los rubros de condena
y en muchos casos pide se eleven al monto de origen (vgr. $ 138.000 por
incapacidad; $ 110.000 por daño emergente), pero remitiéndose al punto IV -
como lo veremos seguidamente-, y en otros ítems, como en el daño moral,
directamente hace un análisis comparativo con la cotización del dólar. En ese
sentido el último agravio de Rojas, en el señalado punto IV “Intereses. Deudas
de dinero y deudas de valor”, desarrolla un cuestionamiento general acerca de
la realidad del resarcimiento, acudiendo al distingo entre deudas de valor y de
dinero, y cuestionando por insuficiente la tasa de interés que dice no refleja el
“reajuste” del crédito. Lo que se infiere claramente de ese agravio (y de
similares cuestionamientos vertidos en “Cabrera” y “Mastrángelo” -allí en alusión
a los rubros discutidos en esos expedientes-) es que los actores de todos los
juicios acumulados pretenden recibir la indemnización real y actual, con función
sustitutiva del detrimento sufrido, y fijada a montos vigentes en la actualidad,
sobre la base del concepto de deuda de valor, ahora receptadas en el art. 772
CCCN, o pidiendo su reajuste a las cuantías que surjan de utilizar ciertos
parámetros de actualización. Destaco (insisto, siempre de modo adicional) que
el art. 772 CCCN de aplicación inmediata por tratarse de un aspecto de la
cuantificación dispone claramente que las sumas deben ser fijadas a los valores
vigentes en la sentencia. En síntesis: tanto en éste juicio como en los restantes,
la actora cumplió con el requisito formal previsto en el art 163 inc 6 CPC porque
supeditó el monto indemnizatorio final al resultado del juicio y, por otro lado
,cuando ataca la cuantificación de los daños lo que claramente pretende es que
se los actualicen, sea fijándolos a valores actuales o proponiendo criterios de
ajuste de los originales. De ahí que no hay vulneración al principio de
congruencia decisoria (arts. 34 inc. 4, 163 inc. 6 y 166 CPC) ni nulidad de la
sentencia (art. 253 CPC).
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5.- 2.- Para admitir el daño resarcible por incapacidad sobreviniente de


Rojas habré de atenerme al resultado del expediente administrativo en el que
Provincia ART, a los fines del pago de las prestaciones de la ley 24.557 de
Riesgos del Trabajo, determinó mediante el dictamen de la Comisión Médica nº
14 que el actor sufrió una incapacidad permanente y parcial definitiva del 9%,
por lo que liquidó las prestaciones dinerarias por tal concepto en $ 42.311,75.
Ello resulta muy claro y contundente del informe de fs. 242/243 y de las
constancias documentales de fs. 231/241 que explican con claridad las lesiones
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y secuelas de Rojas, su evolución y los parámetros computados para arribar a


esa conclusión respecto del porcentual de incapacidad estimado. Por tal razón
corresponde dejar de lado la pericia médica del perito oficial Dr. Jorge Soriani
de fs. 812/815 y sus explicaciones de fs. 831/833 que dice que las lesiones
actuales sobrevinientes no se corresponden causalmente con el hecho. En ese
sentido preferencio el resultado relativo a la determinación de la incapacidad
física efectuado por la ART, porque fue inmediato a la producción del hecho y a
la verificación de las lesiones, y reflejan la afectación a la integridad del actor al
momento de su estimación y liquidación (Enero de 2011; fs. 242/243). No
obstante debe repararse que el Dr. Soriani descarta la relación causal entre la
hernia y el accidente cuando la ART en el informe del 11 de Septiembre de
2010 hace alusión al dolor lumbar y a la internación de Rojas por lumbalgia
postraumática, y que luego del alta se le colocó una faja lumbar. Es evidente
que el perito no vio esos datos, y otros concordantes, porque no los ponderó,
contradijo o argumentó en contrario siendo que ellos fundan, con elementos
sólidos, la posición inversa a la que sostiene. Queda así fundada la razón de mi
apartamiento al resultado pericial del Dr. Soriani que omitió ponderar todas las
constancias relevantes de la causa para emitir su opinión técnica (arts. 384 y
474 CPC).
En lo que atañe al aspecto conceptual que comprende la incapacidad
definitiva, total o parcial, hace poco recordaba que la integridad física tiene en
sí misma un valor indemnizable que comprende no sólo el aspecto laboral, sino
las demás consecuencias que afectan a la víctima en su integridad misma, esto

A-1
es la capacidad “per se” (la incolumnidad física y psíquica tiene valor intrínseco),
sino también su incidencia en el ámbito de las relaciones sociales. Según
repetida doctrina del tribunal la incapacidad sobreviniente como daño
patrimonial comprende esencialmente tres rubros: 1) la capacidad laborativa o
productiva o sea la pérdida de ingresos o la afectación en la concreta aptitud
productiva o generadora de ingresos, rentas o ganancias específicas; 2) la
capacidad vital o la aptitud y potencialidad genérica, es decir la que no es
estrictamente laboral; 3) el daño a la vida de relación o a la actividad social muy
estrechamente vinculado con la capacidad intrínseca del sujeto” (cf. esta Sala,
causa n° 63.411/2018 -y sus acumulados-, 6 de Mayo de 2019, "Degenhart,
Yesica Soledad c/ Cannaniz, Omar Alfredo y Otro s/ Daños y Perjuicios.
Incumplimiento Contractual”). De esta manera, en el mencionado concepto
ahora receptado en el art. 1746 CCCN, corresponde computar toda la
minusvalía o minoración laboral y extralaboral del actor; el daño comprende
todas las facetas del menoscabo material que importe afectación a la integridad
de la persona, lo que incluye la pérdida de la aptitud laborativa actual y futura
(esta Sala, causa n° 65.228, del 7/5/2020, “Ciani, Esteban José c/ Dovales S.A.
s/ Daños y Perj. Del./Cuas. (Exc. Uso Aut. y Estado”). En otras palabras: la
incolumnidad humana tiene un valor indemnizable "per se" ya que no sólo
comprende las efectivas y concretas ganancias dejadas de percibir sino que
además incluye la afectación vital de la persona en su "mismidad", individual y
social, por lo que a la víctima se le debe resarcir el daño a la salud que
repercute en su significación vital. La integridad física tiene en sí misma un valor
indemnizable que “comprende no sólo el aspecto laboral, sino las demás
consecuencias que afectan a la víctima, tanto desde el punto de vista individual
como desde el social” (cf. esta Sala, causa n° 63.411/2018 cit , "Degenhart”).
Propongo cuantificar la incapacidad del actor, deducido el importe pagado
por Provincia ART, en la suma de $ 800.000 (arts. 1746 y cocns. CCCN). Esa
cuantía resulta de aplicar una fórmula matemática como parámetro orientativo,
porque el art. 1746 CCCN ha traído “una innovación sustancial pues prescribe el
deber de aplicar fórmulas matemáticas tendientes a calcular el valor presente de
una renta futura no perpetua. A fines de cuantificar el daño patrimonial por
incapacidad psicofísica (lo que también es aplicable al daño por muerte del art.
1745 CCCN) las referidas fórmulas se erigen como un parámetro orientativo que
no puede ser omitido por la judicatura a la hora de cuantificar los daños
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personales por lesiones o incapacidad física o psíquica o por muerte. Empero


es necesario puntualizar que la utilización obligatoria de las denominadas
fórmulas matemáticas no conlleva la aplicación mecánica y automática del
resultado numérico al que se arribe; por ende el referido imperativo legal debe
ser interpretado como una herramienta de evaluación ineludible para el juez,
pero que en modo alguno excluye la valoración de otros parámetros
aconsejados por la sana crítica en su dialéctica relación con las circunstancias
del caso (arts. 1, 2, 3, 7, 1746 y concs. CCCN; Sala II, Azul, 29/12/2015, “G., A.
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F. vs. Tucci, Fabricio César y otro s. Daños y perjuicios”,


www.rubinzalonline.com.ar, RC J 760/2016). En esa tarea deviene necesario
identificar la fórmula empleada, pues ello constituye el mecanismo que permite
al justiciable y a las instancias judiciales superiores verificar la existencia de una
decisión jurisdiccional sustancialmente válida en los términos de la exigencia
consagrada en los arts. 1, 2, 3 y 1746 Código Civil y Comercial (art. 3, Código
Civil y Comercial; S.C.B.A., Ac. 94556, 07/04/2010, “Schmidt, José Alberto c/
S.A.E.S. Línea 5 s/ Enfermedad Profesional“; S.C.B.A. Ac. C106323, 19/09/12,
“V., N. B. c/ Durisotti, Rodolfo. Daños y Perjuicios”; conf. esta Sala, causa nº
57.090, 27/03/2013, “Pérez ...”; S.C.B.A., causa C 188085; esta Sala, causa nº
60.631, 27/09/16, “Mutuberría …”). Las cuatro reglas interpretativas que rigen la
aplicación de las fórmulas matemáticas para cuantificar el daño son: "Sí a la
aplicación de las fórmulas matemáticas; sí a la aplicación de la fórmula que el
juez elija fundadamente; no a la aplicación automática y obligatoria del resultado
matemático que arroje la fórmula; sí al arbitrio judicial para ponderar y evaluar la
integridad del daño, conforme la singularidad del caso.( Galdós, Jorge M. Cuatro
reglas sobre la cuantificación del daño patrimonial por incapacidad (el art. 1746
CCCN), RCyS2016-XII, tapa,Cita Online: AR/DOC/3677/2016).
Entonces -recapitulando- para el cálculo de la incapacidad sobreviniente
computé como variables la edad de 32 años de Rojas, denunciada en la
demanda (ver también documentación de fs. 231/241), el porcentaje estimado
en el 9% y el ingreso promedio de $ 43.872 (que corresponde al salario de
guardia del servicio penitenciario, según la escala salarial informada en

A-1
www.mglassdoor.com.ar), utilizado en ausencia de la prueba que incumbía a la
víctima de acredita los haberes que percibía y la categoría en la que revistaba
en el servicio penitenciario provincial (arts. 384 y 375 CPC). La ausencia de esa
prueba perjudica a quien incumplió con la carga puntual de su acreditación.
Tomaré la edad de 65 años (y no la 70, que computa como regla esta Cámara
en razón de que la edad jubilatoria para la actividad del actor es más baja) y la
tasa de descuento del 4%.
Las fórmulas polinómicas a las que hice referencia pueden enunciarse
como:
C= A x (1+i )n -1
i (1+i)n
Donde “C” es el capital que se mandará pagar; “A” es la ganancia anual
perdida, “n” el número de años faltantes para llegar a la edad productiva de la
víctima e “i” el interés anual que se presume devengará el capital mandado a
pagar. El ingreso que tenía la víctima al momento de hecho se multiplica por un
coeficiente de ajuste que surge de dividir 60 por la edad de la víctima al
momento del hecho y se multiplica por trece meses, para obtener el ingreso
anual; la tasa de descuento se fija en el 4% y la edad jubilatoria de la víctima en
65 años.
Acorde los antedichos parámetros, emplearé la siguiente fórmula de
cálculo de renta constante no perpetua:

(1  i ) n  1
C  A
i (1  i ) n
“C" es el capital a determinar,
“A" la ganancia afectada para cada período anual,
"i" la tasa descuento anual (aplicaré el 4%), y "n" el número de períodos
restantes hasta el límite de la edad productiva de la víctima (generalmente 70
años, pero en este supuesto tomo 65 años porque la edad jubilatoria de Rojas
es más baja).
En autos, reitero, el actor tenía 32 años al momento del hecho, sufrió una
incapacidad sobreviniente, parcial y permanente del 9% y contaba con un
ingreso actual estimado en $ 43.000, por lo que teniendo en cuenta que la
indemnización debe computar también la pérdida de la capacidad de la víctima
para efectuar otras actividades no remuneradas, pero mensurables
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económicamente, y considerando como parámetro orientativo las prestaciones


fijadas en la Ley de Riesgos de Trabajo y la doctrina de la CSJN que surge de
los autos “Ontiveros”, conforme lo prevé el art. 165 CPC, la suma anticipada de
$ 800.000 (descontado el pago de la ART) representa una adecuada reparación
(arts. 1746 y 1740 CCCN). Reitero que el resultado matemático de la aplicación
de la fórmula no es vinculante de modo automático (esta Sala, causas nº
61.309, “González, Carlos Adrián ...” del 14/02/17; nº 61.209, “Otalora
Fernández …”, del 21/02/17; causa cit. “Montes …”, nº 64.824, “Castro, Máximo
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Ricardo …”, del 17/03/20, entre otras tantas), y debe ser confrontado y ajustado
a las circunstancias particulares del caso, ponderadas según los datos de la
realidad económica actual, los antecedentes de este Tribunal, y -como lo
anticipé- el parámetro orientativo general proveniente de los montos
indemnizatorios mínimos previstos para las incapacidades laborales en la Res.
nº 387/16 de la Sec. de Seg. Social (actualizados por índice RIPTE conforme lo
admitió la Suprema Corte en la causa L118.532, “Godon, Pablo David …”, del
05/04/17).
En consecuencia el rubro debe ser prosperar del modo expuesto.
5.- 3.- El daño estético reclamado por Rojas no procede porque la “herida
cortante en el labio superior”, que refieren la pericia médica a fs. 812/815 y la
historia clínica (fs. 296), no revelan la existencia de un daño con entidad
constitutivo de incapacidad que deba ser reparado autónomamente en ese
rubro, o que le provoque minoraciones económicas (arts. 1737, 1738, 1739,
1746 CCCN). Al no haberse probado la entidad y envergadura de dicha
“herida”, no existe prueba del daño material por lesión estética (art. 375 CPC),
por lo que no corresponde otorgarle un monto autónomo y separado como daño
por incapacidad o por menoscabo patrimonial y la repercusión de esa lesión
física habrá de ser considerada en su incidencia en el daño extrapatrimonial. “El
daño estético no constituye un daño autónomo y consiste en un daño moral, un
daño patrimonial incluido en la incapacidad física cuando el cálculo de la pericia
médica lo computa (la pericia médica de autos no lo computa), o un daño
patrimonial por lucro cesante si privó al actor de alguna ganancia concreta

A-1
derivada de esa alteración de su integridad corporal. O sea para ser concedido
como daño estético en sí mismo y de modo diferenciado debe demostrarse que
el actor se vio privado de tener ingresos por su afectación a la armonía del
cuerpo (S.C.B.A., Ac. C 100299, 11/3/2009, “H., S. c/ A. C. s/ daños y
perjuicios”). Como en este caso no se probó que Rojas se viera privado de
obtener ganancias, la lesión corpórea debe ser computada dentro del daño
extrapatrimonial (arts. 1746 y 1740 CCCN; esta Sala, causa n° 65.228, del
7/5/2020, “Ciani, Esteban José c/ Dovales S.A. s/ Daños y Perj. Del./Cuas. (Exc.
Uso Aut. y Estado)”).
5.- 4.- Con relación al daño psicológico el agravio del actor que sólo
cuestiona la tasa de interés aplicable será abordado al analizar dicho punto. El
cuestionamiento de la aseguradora relativo al principio de congruencia fue
analizado anteriormente (ver supra punto 5.- 1.-). No obstante ello corresponde
tener presente que las pericias psicológicas y psiquiátricas son coincidentes
acerca de la existencia de esta afección, porque si bien no determinan
porcentaje de patología permanente configurativo de incapacidad permanente,
explican que Rojas cursa un cuadro de estrés postraumático, según
clasificación de la Organización Mundial de la Salud, con trastorno depresivo.
Así lo manifiesta la perito psiquiatra oficial Dra. Silvia Banega, cuyas
conclusiones son congruas y convincentes y no resultan desvirtuadas por los
cuestionamientos de la aseguradora (fs. 591/594 y fs. 601/602). En el mismo
sentido se expidió la perito psicóloga María V. Torres (fs. 549/552 y fs. 559/560;
arts. 384 y 474 CPC). Por ende, y más allá de que no se hubiera verificado en
sede administrativa la afección psicológica, la prueba recogida en este
expediente es contundente sobre su existencia y cuantía. Por ende no es
audible el agravio de la aseguradora, máxime que fue acreditado que IOMA no
cubre tratamientos muy prolongados (fs. 368) y que el actor realizó un breve
tratamiento psicológico (ver informe pericial de fs. 589/594).Las referidas
pericias, en aspecto no controvertido, determinaron y cuantificaron la totalidad
de los gastos de ambos tratamientos, psicológico y psiquiátrico y que la
sentencia, firme en ese punto, cuantificó en $ 50.200.
En lo atinente a los aspectos conceptuales del daño en tratamiento,
recuerdo que la lesión psíquica como daño jurídico es resarcible como
integrante de la incapacidad psicofísica cuando la alteración psicológica alcanza
el grado de patología o enfermedad irreversible y permanente, sin perjuicio de
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su incidencia, concurrente o no, en el rubro daño moral. El daño psíquico que es


causa de la incapacidad sobreviniente permanente se resarce en esta partida,
sin diferenciar si esa incapacidad deriva de la minoración de las aptitudes físicas
o psicológicas. Además, claro está, del daño material por asistencia terapéutica
psicológica o psiquiátrica (esta Sala, causa n° 63.411/2018 -y sus acumulados-
“Degenhart, Jesica Soledad c/ Cannaniz, Omar Alfredo y Otra s/ Daños y
Perjuicios” del 6/5/2019).
5.- 5.- El daño moral debe ser elevado. Propongo fijarlo en $ 190.000
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comprensivo de las repercusiones psíquicas no reversibles con el tratamiento


psicológico y psiquiátrico indemnizado por separado, y de la repercusión
negativa que resulta de la herida en el labio (arts. 1737, 1738, 1741y concs.
CCCN).
Pondero que a raíz del hecho sufrió “traumatismo de hombro con dolor
lumbar”, siendo atendido en el hospital municipal, presentando, posteriormente,
dolor lumbar de intensidad que determinó su internación con diagnóstico de
lumbalgia postraumática, con colocación de faja, dolor al movilizarse, atención
kinesiológica (confr. informe ART fs. 231/242). También hay que tener en
cuenta que como lo explica la Dra. Banega el actor vio alterada su vida de
relación y su funcionamiento habitual, presentado adelgazamiento y otros
síntomas somáticos, no pudiendo realizar actividad deportiva (fs. 589/594). La
psicóloga Torres describe otros síntomas propios del estado mórbido actual de
Rojas (fs. 548/552 y fs. 559/560), todo lo que pone de manifiesto la afección en
su esfera psíquica y espiritual como exteriorizaciones comprensivas del daño
extrapatrimonial (arts. 384 y 474 CPC).
Por consiguiente se ha configurado el daño moral o no patrimonial (art.
1741 CCCN) que “comprende todos los detrimentos espirituales no
incapacitantes del actor, el dolor, las aflicciones, los padecimientos,
desconsuelo, desdicha, congoja, que provocan malestar grave y que alteran la
estructura de los pensamientos, emociones y sentimientos. El padeciente de
daño moral experimenta un estado anímico, emocional o psicológico negativo,
displacentero, de malestar intenso. Se trata de “una vivencia experiencial,

A-1
subjetiva y personal, con reducción de la energía vital o existencial que se
traduce en variada sintomatología: tristeza, impotencia, desolación, desamparo,
abatimiento, pesimismo, desgano, desinterés, dificultades para tomar
decisiones. El sufriente, dependiendo del distinto grado y afectación de su
estructura psíquica y emocional, tiene una percepción negativa o distorsionada
de la realidad (a raíz de la alteración de los pensamientos), que provoca
repercusiones desfavorables en las emociones (ira, miedo, alegría, tristeza,
asco, sorpresa) alterando los sentimientos (amor, fe, vergüenza, odio, culpa,
envidia; arts. 1078 y 1741 CCCN)” (cf. esta Sala, causas n° 63.411/2018 -y sus
acumulados-, 6 de Mayo de 2019, "Degenhart, Yesica Soledad c/ Cannaniz,
Omar Alfredo y Otro s/ Daños y Perjuicios. Incumplimiento Contractual” y nº
64.067, 27/08/2019, “Ferreira, Alba Eliana Soledad c/ Meaca Ascazuri, Pedro
Hernán y Otros s/ Daños y Perjuicios”).
En distintos precedentes de este Tribunal se han sentado las bases
conceptuales del resarcimiento del daño moral en los siguientes términos: “el
dinero no cumple una función valorativa exacta, el dolor no puede medirse o
tasarse, sino que se trata solamente de dar algunos medios de satisfacción, lo
cual no es igual a la equivalencia. Empero, la dificultad en calcular los dolores
no impide apreciarlos en su intensidad y grado, por lo que cabe sostener que es
posible justipreciar la satisfacción que procede para resarcir dentro de lo
humanamente posible, las angustias, inquietudes, miedos, padecimientos y
tristeza propios de la situación vivida (C.S., 12/4/2011 “Baeza, Silvia Ofelia c/
Buenos Aires, Provincia de y otros s/ Daños y Perjuicios”, con mi nota en R.C.y
S. 2011-XII, 259). La suma de condena permitirá al actor adquirir bienes de
capital o afectarla a actividades de esparcimiento que le permitan obtener
gratificaciones y placeres sustitutivos (art. 1741 CCCN).
5.- 6.- El agravio del actor sobre el daño emergente (daño por destrucción
total del vehículo del actor) cuestiona su cuantía. La existencia y monto de ese
daño quedó acreditado con las fotos agregadas a fs. 11/12 y con el dictamen
pericial del Ing. Juan C. Garro de fs. 694/696 y aclaraciones de fs. 703 (art.
1083 CC; arts. 1737, 1738, 1739 y concs. CCCN).
Este rubro, el daño emergente, a diferencia de la incapacidad y del daño
moral, deberá ser confirmado en la suma de condena fijada en la sentencia, a
la que se adicionará la tasa de interés aplicable según la doctrina legal de la
Suprema Corte. En efecto, el Ingeniero Garro en el año 2012 afirma que son
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correctos los daños estimados y reclamados según la suma peticionada en la


demanda en la que, por este concepto, se pidió concretamente $ 21.200 (fs.
40). De modo que ese importe nominal es el que corresponde a la fecha de la
demanda (14/12/2010), según los valores vigentes al momento del hecho,
atento la citada remisión de la pericia mecánica a la documentación presentada
con el escrito de inicio. Por lo tanto y atento la forma del reclamo, la naturaleza
de la deuda, el alcance de la sentencia y del agravio, corresponde confirmar esa
esa cuantía que es la acreditada (en la fecha señalada) la que será pasible de
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los intereses diferenciados (tasa pasiva más alta, tasa BIP del Banco de la
Provincia) correspondientes a las deudas dinerarias (SCBA, causa n° C.
121.134, "Nidera S.A. ...”, del 3/05/18)
5.- 7.- El agravio del actor relativo a la tasa de interés en general (punto
IV) y en los daños psíquico (III.b), estético (III.c) y moral (III.d) debe ser sólo
parcialmente atendido.
Reitero una vez más, para procurar ser lo más claro posible, que los
ítems daño moral ($ 190.000) e incapacidad ($ 800.000) fueron fijados a
valores actuales y que el daño emergente por destrucción total ($ 21.200), como
ya lo expliqué, corresponde al de la fecha de la demanda; el daño por atención
psicológica y psiquiátrica ($ 50.200) a la fecha de su estimación en las pericias.
Sobre el tema, este Tribunal –siguiendo la jurisprudencia vinculante de la
Suprema Corte- señaló que “la aplicación de una tasa de interés con
componentes inflacionarios (como son las tasas bancarias) a montos que ya se
han estimado a valores actuales, puede generar, improcedentemente, una doble
compensación del fenómeno inflacionario. En efecto, como lo resolvió el
Máximo Tribunal local en los autos “Nidera”, ello “conduce a un resultado
desproporcionado, que sobrestima la incidencia de ciertos componentes sin
causa justificada y arroja un resultado que excede de la expectativa razonable
de conservación patrimonial, con prescindencia de la realidad económica
implicada” (SCBA, causa n° C. 121.134, "Nidera S.A. ...”, del 3/05/18). La
búsqueda de la razonabilidad y justicia del resultado, obliga a considerar, como
lo refieren los citados antecedentes, que la determinación de la tasa de interés a

A-1
aplicar (pura o bancaria), se encuentra racionalmente ligada al sistema de
cálculo (a valores actuales o históricos) empleado para la cuantificación del
daño, y no puede desentenderse de él, so riesgo de arrojar un resultado erróneo
e injusto constitutivo, en su caso, de un enriquecimiento sin causa de la parte
actora” (cf. esta Sala, causas nº 63.667, del 23/04/19, “Montes …” y n° 64.962,
12/5/2020, “Paris, Sergio Abel c/ Wagner, Verónica Ivana y otro s/ Daños y
Perjuicios (Sumario)”, voto Dr. Peralta Reyes). Ello es lo que surge, como se
destacó en el citado precedente “Montes”, de la doctrina legal del Superior
Tribunal provincial que a partir de las citadas causas “Vera” (C. 120.536, del
18/04/18) y “Nidera” (C 121.134, del 03/05/18) determinó que cuando sea
pertinente el ajuste por índices, o cuando se fije un quantum indemnizatorio a
valores actuales (como se ha justipreciado en autos la incapacidad y el daño
moral), debe aplicarse desde el hecho dañoso y hasta la sentencia, el
denominado “interés puro” que determinó en esos precedentes que es del 6%
anual. De allí en adelante, resolvió que debe aplicarse la tasa de interés que
surge de la doctrina legal sentada en las causas C. 101.774, "Ponce" y L.
94.446, "Ginossi" (sent. del 21/10/2009), y C. 119.176, "Cabrera" (sent. del
15/06/2016); es decir, la tasa pasiva más alta que paga el Banco de la Provincia
de Buenos Aires en sus operaciones de depósito a treinta días, y que en la
actualidad está constituida por la Tasa pasiva digital o Tasa Bip hasta el
momento del pago.
En consecuencia, propongo modificar parcialmente la sentencia apelada y
determinar que respecto de las sumas indemnizatorias aquí fijadas por
incapacidad física y daño moral, los intereses se devengarán desde la fecha del
hecho dañoso (3/10/2010) y hasta el presente decisorio, a una tasa pura del 6%
anual; y de aquí en adelante y hasta el efectivo pago, a la tasa determinada en
la anterior instancia, es decir, a la tasa pasiva digital, en cuanto tasa pasiva más
alta del Banco de la Provincia de Buenos Aires en sus depósitos a treinta días
(arts. 272, 278 y 279 CPCC; arts. 3, 772, 1740, 1748 CCCN; en sentido
concordante, esta Sala, causas nº 64.067, “Ferreira …”, del 27/8/19; nº 62.504,
“Degano …”, del 25/9/18 y nº 64.824, “Castro ...”, del 17/03/20, entre otras). Por
su parte, los intereses correspondientes a la suma indemnizatoria fijada en
concepto de daño de tratamientos psicológico y psiquiátrico ($ 50.200), se
devengarán desde el día del hecho y hasta el 1 de Septiembre de 2012 (fecha
que se promedia de valuación del perjuicio, conforme las fechas de
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presentación y estimación de los gastos en los dictámenes periciales de fs.


549/552, fs. 559/560 y fs. 591/594) a una tasa pura del 6% anual; y de allí en
adelante y hasta la fecha del efectivo pago, a la tasa pasiva más alta del Banco
de la Provincia de Buenos Aires en sus depósitos a treinta días (arts. 161 inc. 3,
ap. a; 168 y 171 de la Const. Prov.; arts. 772, 1740, 1747 y 1748 CCCN). La
suma de $ 21.200 en concepto de daño emergente por destrucción del auto
tendrá un interés, desde el día del hecho y hasta su efectivo pago, a la tasa
pasiva más alta del Banco de la Provincia de Buenos Aires en sus depósitos a
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treinta días.
En síntesis: se deben modificar los montos de condena a favor de Rogelio
Rodrigo Rojas confiriendo $ 800.000 por incapacidad sobreviniente; $ 190.000
por daño moral (comprensivo de las repercusiones en las esferas psíquicas y
estéticas); confirmando el rechazo del daño estético y la suma de $ 50.200 por
gastos de atención terapéutica y $ 21.200 por daño material por destrucción del
automotor, las que devengarán los intereses indicados precedentemente (punto
VI, apartado 5.- 7.-).
VII.- Causa numeración de Primera Instancia nº 60.905; numeración está
Cámara nº 65.063 “Cabrera, Claudia Patricia c/ Bauer, Roberto Juan s/ Daños y
Perjuicios”.
En este caso se condenó a pagar: $ 110.000 por incapacidad
sobreviniente, suma de la que descontó $ 42.311,72 otorgados por Provincia
ART por la incapacidad que determinó del 9,74%; en concepto de daño moral
fijó $ 144.000; $ 7.200 por daño psíquico y se rechazó el daño estético. Los
agravios de la aseguradora, atacando por altos y por violentar el principio de
congruencia, por los fundamentos que doy aquí por reproducidos vertidos en la
causa “Rojas” no pueden prosperar.
El daño por incapacidad física y más allá de lo que se determinó y pagó
por el régimen de las ART ($ 42.311,75 por el 9,74%, fs. 229/271), lo cierto es
que en autos se acreditó que representa una afectación total del 28,56%, según
la pericia médica del Dr. Soriani de fs. 546/548 (arts. 384 y 474 CPC). Señalo
que ese resultado resulta de utilizar el Baremo de uso civil de Altube y Rinaldi y

A-1
comprende la fractura de tibia y peroné, con leve desplazamiento y callo óseo
hipertrófico operada que representa el 18% de la VOT. A ello se le añade la
incidencia de la limitación de la movilidad del hombro derecho que en total
asciende a 10,56% comprensivo de los distintos ítems que describe a fs. 548,
arribando por aplicación del criterio de la capacidad restante al total de
incapacidad parcial y permanente del 28,56%.
Aprovecho el desarrollo argumental precedente para aludir al daño
estético. Resulta claro que la estimación de la afectación a la integridad física en
cuanto daño material resarcible comprende el daño por la alteración de la
movilidad del hombro que la actora pretende se indemnice de modo separado
como daño estético. Su desestimación resulta evidente por haber sido incluida
la repercusión material minorante en la incapacidad sobreviniente y porque no
se probó ningún otro daño material distinto o diferenciado. Ello no quita que se
compute en el daño moral la repercusión extrapatrimonial (arts. 1737, 1738,
1739, 1741, 1746 y concs. CCCN). “El daño estético es la alteración o
deformación que afea o desfigura la belleza corporal o la integridad de su
aspecto. Zannoni, en criterio seguido por Kemelmajer de Carlucci, expresa que
“la lesión estética provoca intrínsecamente daño a un bien extrapatrimonial: la
integridad corporal. Esa lesión provocará siempre un agravio moral aunque
pueda o no provocar un daño patrimonial (daño emergente o lucro cesante)” (cf.
Zannoni, Eduardo, “El daño en la responsabilidad civil”, Ed. Astrea, Bs. As.,
1993, p. 160, Nº 45; Kemelmajer de Carlucci, Aída, en Belluscio, Augusto –
Zannoni, Eduardo, “Códigos Civiles y Leyes Complementarias y anotadas”, T. V,
p. 221; Galdós, Jorge Mario, “Daños a las personas”, RCyS 2005-35).
Retomo el tema de la incapacidad y además de las consideraciones
conceptuales expuestas para la causa “Rojas” añado, siguiendo antecedentes
del tribunal, que “la incapacidad es un concepto amplio según la elaboración
jurisprudencial desarrollada en torno a los arts. 1083 y 1086 del Cód. Civ.,
posteriormente recogida en el nuevo Código Civil y Comercial (arts. 1737, 1738,
1740, 1746 y concs. CCCN). La incolumnidad humana tiene un valor
indemnizable “per se” ya que no sólo comprende las efectivas y concretas
ganancias dejadas de percibir sino que además incluye la afectación vital de la
persona en su “mismidad”, individual y social, por lo que a la víctima se le debe
resarcir el daño a la salud que repercute en su significación vital” (conf. mis
trabajos Galdós, Jorge M., “Daño a la vida de relación, daño biológico y al
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proyecto de vida”, en Trigo Represas, Félix A. – Benavente, María Isabel


(Directores), Fognini, Ariel I. (Coordinador), “Reparación de daños a la persona”,
Tº I, pág. 557, Ed. La Ley Bs. As. 2014; “Daños a las personas en la Provincia
de Buenos Aires”, Revista de Derecho de Daños 2004-3, “Determinación
Judicial del Daño-I”, pág. 31; “Otra vez sobre los daños a las personas en la
Provincia de Buenos Aires”, Revista Derecho de Daños, “Determinación judicial
del daño” 2005-3-89). Esta postura prácticamente no exhibe fisuras. “Todo
menoscabo o detrimento que se sufre en las áreas antes anunciadas debe
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también computarse como incapacidad materialmente indemnizable (Highton de


Nolasco, Elena; Gregorio, Carlos G. – Álvarez, Gladys S., “La cuantificación del
daño moral ¿o a veces es daño punitivo?” en Edición homenaje al Dr. Jorge
Mosset Iturraspe”, Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, 2005, p. 211). La
incapacidad psicofísica es la inhabilidad o impedimento o algún grado de
dificultad para el ejercicio de las funciones vitales. Implica la pérdida o
disminución de las potencialidades, teniendo en cuenta sus condiciones
personales (cf. Zavala de González, Matilde, “Resarcimiento de daños - Daños
a las Personas. Integridad psicofísica”, Hammurabi, Buenos Aires, 1996, t. 2º, p.
343). “La lesión de carácter permanente, ocasione o no un daño económico,
debe ser indemnizada como valor del que la víctima se ve privada, puesto que
la reparación no sólo comprende el aspecto laborativo, sino también todas las
consecuencias que afectan la personalidad” (cf. Llambías, Jorge J., “Tratado de
Derecho Civil. Obligaciones”, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1982, t. IV-A-116).
En ese sentido inveteradamente la Corte Nacional viene enfatizando que “la
integridad física tiene en sí misma un valor indemnizable” que “comprende no
sólo el aspecto laboral, sino las demás consecuencias que afectan a la víctima,
tanto desde el punto de vista individual como desde el social” (CS, 9/12/1993,
“Harris, Alberto c. Ferrocarriles Argentinos s/ daños y perjuicios”, Fallos
316:2775; 6/10/92, “Claudio, Jesús Risso y Otros c. Provincia de Buenos Aires”,
Fallos 315:2331; 7/2/95, “Toscano, Gustavo C. c. Provincia de Buenos Aires”,
Fallos 318:38; CS, 15/9/87, “Velasco Angulo Isaac c. Buenos Aires, Provincia
de”, Fallos 310:1826). Agrega que “cuando la víctima resulta disminuida en sus

A-1
aptitudes físicas o psíquicas de manera permanente, esta incapacidad debe ser
objeto de reparación al margen de que desempeñe o no una actividad
productiva” (es decir la capacidad laborativa o productiva) pues la integridad
física tiene en sí misma un valor indemnizable (o sea la capacidad intrínseca
para procurar bienes, la que se presume) y su lesión afecta diversos aspectos
de la personalidad que hacen al ámbito doméstico, social, cultural y deportivo
(es decir la vida de relación, lo que también se presume) con la consiguiente
frustración del desarrollo pleno de la vida” (CS, 27/11/2012, “Rodríguez Pereyra,
Jorge L. y otra v. Ejército Argentino s/ daños y perjuicios”, Fallos 335:2333;
C.S.J.N, “Ontiveros, Stella Maris c/ Prevención ART SA y Otros s/ Accidente –
inc. y cas-“, voto de la mayoría, Fallos 340:1038). Por ello la incapacidad física y
psíquica comprende no sólo la afectación patrimonial concreta derivada de la
repercusión económica en el plano laboral, sino que también incluye la
afectación a la integridad física y psíquica en sí misma, más allá de lo
productivo y el daño a la vida de relación (cf. esta Sala, causa n° 59.625, del
20/10/15, “Braszka …”).
Puntualizo que la pericia psicológica de fs. 464/466 vta. (repetida a fs.
438/440) de las peritos oficiales psicóloga y médica psiquiatra explica que la
actora no registra “un cuadro psicopatológico que presente síntomas de
patología psiquiátrica” (arts. 384 y 474 CPC). La impugnación del monto por alto
de la aseguradora no procede porque el cálculo se efectuó sobre la base de los
datos suministrados por las peritos psicóloga y psiquiatra, considerando el
número de sesiones, duración del tratamiento y su costo. Esas conclusiones no
fueron rebatidas ni confrontadas con otras de igual o superior jerarquía por lo
que la queja no es de recibo (arts. 1737, 1738, 1746 y concs. CCCN).
Sobre esa base y utilizando la fórmula de cálculo desarrollada más arriba
(causa “Rojas”) computaré la edad de la actora (41 años), el mismo ingreso que
el considerado para aquél (por falta de prueba en contrario) de $ 43.000 y el
porcentaje de incapacidad del 28,56%, la edad de jubilación de 65 años y la
tasa de descuento del 4%. Aplicando estas variables, el monto al que arribo
para indemnizar el rubro, descontando lo pagado por la ART, y sin acatamiento
mecánico al resultado matemático es de $ 1.900.000.
El daño moral debe ser incrementado a $ 160.000 teniendo en cuenta las
repercusiones existenciales en el ámbito de la mente experimentadas por el
hecho ilícito, lo que constituye un daño presumido, y se acredita con las
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referidas pericias conjuntas de la psicóloga y la psiquiatra oficiales que explican


el estado de angustia de Cabrera. Así, manifiestan que “refiere angustia,
miedos, dificultades para dormir sobre todo los días previos a viajar, cabe
aclarar que viaja día por medio a su trabajo en el Servicio Penitenciario. Surge
malestar subjetivo los días de lluvia y ansiedad anticipatoria previa al viajar” (sic.
Fs. 466). Más adelante agregan que “de lo evaluado surge malestar subjetivo,
ansiedad anticipatoria los días de lluvia y previamente al viajar, angustia y
tensión interna ligadas a los acontecimientos de autos, sin llegar a constituir un
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cuadro psicopatológico” (sic., fs. 466; arts. 384, 474, 265 CPC). Este detrimento
incluye las afecciones denominadas daño psicológico en cuanto sintomatología
reveladora del malestar, padecimiento y aflicciones de la actora, incluso la
molestia derivada de la dificultad de movilidad el hombro (arts. 1737, 1738, 1741
y concs. CCCN).
En síntesis: corresponde modificar los montos de condena a favor de
Claudia Patricia Cabrera confiriendo $ 1.900.000 por incapacidad sobreviniente;
$ 160.000 por daño moral comprensivo de las repercusiones en las esferas
psíquicas y estéticas; confirmando el rechazo del daño estético, manteniendo la
suma no recurrida de $ 7.200 por gastos de atención terapéutica estimados al
mes de noviembre de 2015, todo lo que llevará intereses del modo siguiente: 1)
La incapacidad física $ 1.900.000 y el daño moral ($ 160.000) desde el
momento del hecho (3/10/2010) y hasta el presente decisorio, llevarán una tasa
pura del 6% anual; y de aquí en adelante y hasta el efectivo pago la tasa pasiva
digital, en cuanto tasa pasiva más alta del Banco de la Provincia de Buenos
Aires en sus depósitos a treinta días. 2) La suma indemnizatoria por
tratamientos psicológico y psiquiátrico ($ 7.200), devengará desde el día del
hecho y hasta el 3 de Noviembre de 2015 intereses a una tasa pura del 6%
anual; y de allí en adelante y hasta la fecha del efectivo pago, a la tasa pasiva
más alta del Banco de la Provincia de Buenos Aires en sus depósitos a treinta
días
VIII.- Causa numeración de Primera Instancia nº 61.743; numeración de
esta Cámara nº 65.062 “Mastrángelo, Yanina María Luján c/ Bauer, Roberto

A-1
Juan y otro/a s/ Daños y Perjuicios”.
De los daños resarcibles a analizar comienzo por el rubro que fue
desestimado, consistente en el daño material derivado de los “gastos de
traslado laboral” por tener que irse a vivir a la ciudad de Olavarría para trabajar
en la Unidad Penitenciaria de Sierra Chica (cuyo traslado solicitó y le fue
otorgado) en razón del pánico o imposibilidad de viajar en la ruta para
continuar prestando servicio en la localidad de Urdampilleta. Si bien está
probada con prueba documental que Mastrángelo vive en la actualidad en
Olavarría y trabaja en la unidad de Sierra Chica (documentación fs. 10/19
reconocida como auténtica a fs. 289/296; oficio fs. 237/238; informe SPB de fs.
195/234), el agravio no desvirtúa la conclusión del fallo de que éste daño no
guarda nexo adecuado de causalidad con el hecho en sí mismo (arts. 1726 y
1727 CCCN). Si bien está probado pericialmente que sufrió daño psíquico
(primera consecuencia del siniestro. o consecuencia inmediata) y sin perjuicio
de lo que más adelante transcribiré de la pericia respecto de su traslado a
Olavarría (segunda consecuencia, o consecuencia mediata) no resulta
demostrado que el traslado sea una consecuencia mediata previsible (arts. 1726
y 1727 CCCN; arts. 901 y 906 CC). No hay prueba de que el cambio de unidad
y por consiguiente de ciudad para prestar servicio sea necesaria e
ineludiblemente un efecto del choque que no pueda revertirse o superarse con
el tratamiento psicológico, aspecto que no indagó ninguna de las dos peritos.
Ambas sólo refieren como dato real el traslado de Mastrángelo pero omiten
explicitar (además ello no se les requirió) la vinculación causal (desde el punto
de vista psicológico) entre el siniestro vial, la enfermedad (el pánico o miedo) y
el traslado a Olavarría, para poder emplazar jurídicamente la consecuencia final
en el ámbito de las consecuencias jurídicas resarcibles. En suma: no existe
prueba del daño (art. 1734 CCCN y art. 375 CPC). Siendo que la prueba de la
relación causal incumbe a la víctima (arts. 1726, 1727 y 1734 CCCN), atento lo
resuelto y a tenor del alcance del agravio, el recurso no puede prosperar.
En lo atinente al daño por incapacidad física corresponde computar como
parámetro orientador de la minusvalía de Mastrángelo el 6% informado por
Provincia ART a fs. 189/190 y a raíz del cual y por las prestaciones de la Ley de
Riesgos del Trabajo percibió $ 19.804,06. Esa determinación es más elevada
que la que resulta del informe pericial del perito oficial Dr. Jorge Soriani, quien a
fs. 539/540 llegó a la conclusión que la incapacidad parcial y permanente era
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del 4% de la VOT. Por ello, y por resultar aquella más cercana al momento del
hecho. Habré de considerar el porcentaje estimado por la ART y acudiendo a la
fórmula matemática utilizada para Rojas y Cabrera, estimo el daño en $ 600.000
(descontado lo pagado por Provincia ART). Ello resulta -sin acatamiento
estricto- de considerar que Mastrángelo tenía 31 años, el salario estimado en $
43.000 (aplicado también a los demás actores como subrogado de prueba), la
incapacidad citada del 6%, la edad jubilatoria de 65 años y la tasa de descuento
del 4% (arts. 1737, 1738, 1745 y concs. CCCN).
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También se debe incrementar el daño moral a $ 130.000 (art. 1741 y


concs. CCCN). La lesión a la capacidad de estar, sentir y actuar, el efecto
disvalioso en la esfera de la mente, sentimientos y emociones está evidenciada,
por un lado, por la presunción misma de la afectación de bienes
extrapatrimoniales y, por el otro, por las consecuencias que señalaron las
peritos relativas a los sueños y pesadillas, el estado inicial de aislamiento, la
imposibilidad de viajar y los padecimientos que ello le acarrea que la llevaron a
pedir el traslado de su lugar de trabajo, a Sierra Chica, para evitar el viaje en la
ruta. (conf. pericias fs. 446/449, 455, 471/473, 479/480; arts. 384 y 474 CPC).
Dice la pericia que “de lo evaluado surge que la peritada presenta afectación
emocional ligada a los acontecimientos de autos. Ya que a partir del accidente
sufrido se evidencian miedos, estado de hiperalerta, tensión al viajar en
vehículos, conductas de evitación. Surgen dificultades en su concentración. Se
evidencia tendencia al aislamiento, reactivo a los hechos de autos, así como
también indicadores de angustia y sentimientos de soledad. Por lo tanto las
repercusiones incidieron en el área emocional (angustia, miedos, estado de
alerta constante, sentimientos de soledad), social (conductas evitativas, por
ejemplo dejó de frecuentar vínculos significativos como amistades que viven en
otra ciudad) y en el laboral (debió trasladarse a otra ciudad para continuar
trabajando y estudiando, surge tensión y miedos al trasladarse en micro a su
lugar de trabajo, dificultades en la concentración lo cual incide por ejemplo en el
estudio” (sic., fs. 448 vta.).

A-1
El daño estético no ha sido objeto de prueba; ni siquiera la existencia de
una lesión física de entidad (arts. 375 y 384 CPC) por lo que debe desestimarse
el agravio de la actora. La misma suerte corre la queja de la aseguradora
relativa a la cuantía del daño material por tratamiento psicológico porque ante el
cálculo efectuado por las peritos psicóloga y psiquiatra del costo de las sesiones
recomendadas, y su estimación, no se ha traído ninguna prueba en contrario de
igual o superior jerarquía, ni demostrado que el monto final se aparte de los
vigentes y necesarios para la asistencia de la víctima. Las referencias genéricas
sobre lo excesivo de la cuantía, en esas condiciones y sin desvirtuar la prueba
producida, resulta insuficiente (arts. 384 y 474 CPC).
En síntesis: corresponde modificar los montos de condena a favor de
Yanina María Luisa Mastrángelo fijando en $ 600.000 la incapacidad
sobreviniente; $ 130.000 el daño moral comprensivo de las repercusiones en la
esfera psíquica; confirmando el rechazo del daño estético, y el daño material por
traslado de lugar de trabajo, manteniendo la suma de $ 50.000 por gastos de
atención terapéutica estimados al mes de Septiembre de 2014, todo lo que
llevará intereses del modo siguiente: 1) La incapacidad física ($ 600.000) y el
daño moral ($ 130.000) desde el momento del hecho (3/10/2010) y hasta el
presente decisorio, llevarán una tasa pura del 6% anual; y de aquí en adelante y
hasta el efectivo pago la tasa pasiva digital, (BIP), en cuanto tasa pasiva más
alta del Banco de la Provincia de Buenos Aires en sus depósitos a treinta días.
2) La suma indemnizatoria por tratamientos psicológico y psiquiátrico ($ 50.000),
devengará desde el día del hecho y hasta el 3 de Noviembre de 2015 intereses
a una tasa pura del 6% anual; y de allí en adelante y hasta la fecha del efectivo
pago, a la tasa pasiva más alta (BIP) del Banco de la Provincia de Buenos Aires
en sus depósitos a treinta días
IX.- Resumen.
Por todo lo expuesto corresponde que la sentencia única dictada en los
tres procesos acumulados sea revocada en lo atinente a la responsabilidad civil
y modificada y confirmada en lo relativo a los montos de condena del modo
siguiente:
1.- Haciendo lugar a la demanda deducida por Rogelio Rodrigo Rojas
contra Roberto Juan Bauer, desestimando la reconvención interpuesta por
Bauer, con costas por la acción y la reconvención en ambas instancias al
demandado y reconviniente perdidoso atendiendo en la Alzada al progreso de
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las respectivas pretensiones (art. 68 del C.P.C.C.), haciendo extensivo el fallo


de condena a La Perseverancia Seguros SA en la medida del seguro.
2.- Condenando al demandado y a la aseguradora, con el alcance
expuesto, a pagar -en las restantes condiciones firmes fijadas en la sentencia-
las sumas siguientes:
2.- 1.- a favor de Rogelio Rodrigo Rojas $ 800.000 por incapacidad
sobreviniente; $ 190.000 por daño moral comprensivo de las repercusiones en
las esferas psíquicas y estéticas; confirmando el rechazo del daño estético y las
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sumas de $ 50.200 por gastos de atención terapéutica y $ 21.200 por daño


material por destrucción del automotor, las que devengarán los siguientes
intereses: A) La incapacidad física y el daño moral ($ 990.000) desde el
momento del hecho (3/10/2010) y hasta el presente decisorio, llevarán una tasa
pura del 6% anual; y de aquí en adelante y hasta el efectivo pago la tasa pasiva
digital, en cuanto tasa pasiva más alta (BIP) del Banco de la Provincia de
Buenos Aires en sus depósitos a treinta días. B) La suma indemnizatoria por
tratamientos psicológico y psiquiátrico ($ 50.200), devengará desde el día del
hecho y hasta el 1 de Septiembre de 2012 intereses a una tasa pura del 6%
anual; y de allí en adelante y hasta la fecha del efectivo pago, a la tasa pasiva
más alta (BIP) del Banco de la Provincia de Buenos Aires en sus depósitos a
treinta días. C) La suma de $ 21.200 en concepto de daño emergente por
destrucción del auto tendrá un interés, desde el día del hecho y hasta su
efectivo pago, la tasa pasiva más alta del Banco de la Provincia de Buenos
Aires en sus depósitos a treinta días.
2.- 2.- A favor de Claudia Patricia Cabrera $ 1.900.000 por incapacidad
sobreviniente; $ 160.000 por daño moral comprensivo de las repercusiones en
las esferas psíquicas y estéticas; confirmando el rechazo del daño estético,
manteniendo la suma no recurrida de $ 7.200 por gastos de atención
terapéutica estimados al mes de noviembre de 2015, todo lo que llevará
intereses del modo siguiente: A) La incapacidad física $ 1.900.000 y el daño
moral ($ 160.000) desde el momento del hecho (3/10/2010) y hasta el presente
decisorio, llevarán una tasa pura del 6% anual; y de aquí en adelante y hasta el

A-1
efectivo pago la tasa pasiva digital, en cuanto tasa pasiva más alta del Banco de
la Provincia de Buenos Aires en sus depósitos a treinta días. B) La suma
indemnizatoria por tratamientos psicológico y psiquiátrico ($ 7.200), devengará
desde el día del hecho y hasta el 3 de Noviembre de 2015 intereses a una tasa
pura del 6% anual; y de allí en adelante y hasta la fecha del efectivo pago, a la
tasa pasiva más alta (BIP) del Banco de la Provincia de Buenos Aires en sus
depósitos a treinta días.
2.- 3.- A favor de Yanina María Luisa Mastrángelo corresponde modificar
los montos de condena fijando en $ 600.000 la incapacidad sobreviniente; $
130.000 el daño moral comprensivo de las repercusiones en la esfera psíquica;
confirmando el rechazo del daño estético, manteniendo la suma de $ 50.000 por
gastos de atención terapéutica estimados al mes de Septiembre de 2014, todo
lo que llevará intereses del modo siguiente: A) La incapacidad física ($ 600.000)
y el daño moral ($ 130.000) desde el momento del hecho (3/10/2010) y hasta el
presente decisorio, llevarán una tasa pura del 6% anual; y de aquí en adelante
y hasta el efectivo pago la tasa pasiva digital, en cuanto tasa pasiva más alta
(BIP) del Banco de la Provincia de Buenos Aires en sus depósitos a treinta días.
B) La suma indemnizatoria por tratamientos psicológico y psiquiátrico ($
50.000), devengará desde el día del hecho y hasta el 3 de Noviembre de 2015
intereses a una tasa pura del 6% anual; y de allí en adelante y hasta la fecha del
efectivo pago, a la tasa pasiva más alta del Banco de la Provincia de Buenos
Aires en sus depósitos a treinta días.
Las costas en todos los procesos, en ambas instancias, serán a cargo del
demandado vencido Roberto Juan Bauer (art. 68 del C.P.C.C.), extensiva a la
aseguradora; difiriéndose la regulación de honorarios para su oportunidad (art.
31 de la Ley 14.967).
Así lo voto.
A la misma cuestión, los Dres. Peralta Reyes y Longobardi adhieren al
voto que antecede, votando en idéntico sentido.
A LA SEGUNDA CUESTIÓN, el Señor Juez Dr. Galdós, dijo:
Atento a lo que resulta del tratamiento de la cuestión anterior, se
resuelve: que la sentencia única dictada en los tres procesos acumulados sea
confirmada en lo atinente a la responsabilidad civil y modificada y confirmada
en lo relativo a los montos de condena del modo que seguidamente detallo, por
lo que se debe:
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PODER JUDICIAL

1.- Hacer lugar a la demanda deducida por Rogelio Rodrigo Rojas contra
Roberto Juan Bauer y desestimar la reconvención interpuesta por Bauer, con
costas por la acción y la reconvención en ambas instancias al demandado y
reconviniente perdidoso (art. 68 C.P.C.C.) y hacer extensivo el fallo de
condena a La Perseverancia Seguros SA en la medida del seguro.
2.- Condenar al demandado y a la aseguradora, con el alcance expuesto,
a pagar -en las restantes condiciones firmes fijadas en la sentencia- las sumas
siguientes:
USO OFICIAL – JURISDICCIÓN ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA

2.- 1.- a favor de Rogelio Rodrigo Rojas confiriendo $ 800.000 por


incapacidad sobreviniente; $ 190.000 por daño moral comprensivo de las
repercusiones en las esferas psíquicas y estéticas; confirmar el rechazo del
daño estético y las sumas de $ 50.200 por gastos de atención terapéutica y $
21.200 por daño material por destrucción del automotor, las que devengarán los
siguientes intereses: A) La incapacidad física y el daño moral ($ 990.000) desde
el momento del hecho (3/10/2010) y hasta el presente decisorio, llevarán una
tasa pura del 6% anual; y de aquí en adelante y hasta el efectivo pago la tasa
pasiva digital (BIP) en cuanto tasa pasiva más alta del Banco de la Provincia de
Buenos Aires en sus depósitos a treinta días. B) La suma indemnizatoria por
tratamientos psicológico y psiquiátrico ($ 50.200), devengará desde el día del
hecho y hasta el 1 de Septiembre de 2012 intereses a una tasa pura del 6%
anual; y de allí en adelante y hasta la fecha del efectivo pago, a la tasa pasiva
más alta del Banco de la Provincia de Buenos Aires en sus depósitos a treinta
días. C) La suma de $ 21.200 en concepto de daño emergente por destrucción
del auto tendrá un interés, desde el día del hecho y hasta su efectivo pago, la
tasa pasiva más alta del Banco de la Provincia de Buenos Aires (BIP) en sus
depósitos a treinta días.
2.- 2.- A favor de Claudia Patricia Cabrera $ 1.900.000 por incapacidad
sobreviniente; $ 160.000 por daño moral comprensivo de las repercusiones en
las esferas psíquicas y estéticas; confirmar el rechazo del daño estético,
manteniendo la suma no recurrida de $ 7.200 por gastos de atención
terapéutica estimados al mes de noviembre de 2015, todo lo que llevará

A-1
intereses del modo siguiente: A) La incapacidad física $ 1.900.000 y el daño
moral ($ 160.000) desde el momento del hecho (3/10/2010) y hasta el presente
decisorio, devengarán una tasa pura del 6% anual; y de aquí en adelante y
hasta el efectivo pago la tasa pasiva digital, en cuanto tasa pasiva más alta del
Banco de la Provincia de Buenos Aires en sus depósitos a treinta días. B) La
suma indemnizatoria por tratamientos psicológico y psiquiátrico ($ 7.200),
devengará desde el día del hecho y hasta el 3 de Noviembre de 2015 intereses
a una tasa pura del 6% anual; y de allí en adelante y hasta la fecha del efectivo
pago, a la tasa pasiva más alta del Banco de la Provincia de Buenos Aires en
sus depósitos a treinta días.
2.- 3.- A favor de Yanina María Luisa Mastrángelo corresponde modificar
los montos de condena fijando en $ 600.000 la incapacidad sobreviniente; $
130.000 el daño moral comprensivo de las repercusiones en la esfera psíquica;
confirmar el rechazo del daño estético, manteniendo la sumas de $ 50.000
por gastos de atención terapéutica estimados al mes de Septiembre de 2014,
todo lo que llevará intereses del modo siguiente: A) La incapacidad física ($
600.000) y el daño moral ($ 130.000) desde el momento del hecho (3/10/2010) y
hasta el presente decisorio, llevarán una tasa pura del 6% anual; y de aquí en
adelante y hasta el efectivo pago la tasa pasiva digital, en cuanto tasa pasiva
más alta del Banco de la Provincia de Buenos Aires en sus depósitos a treinta
días. B) La suma indemnizatoria por tratamientos psicológico y psiquiátrico ($
50.000), devengará desde el día del hecho y hasta el 3 de Noviembre de 2015
intereses a una tasa pura del 6% anual; y de allí en adelante y hasta la fecha del
efectivo pago, a la tasa pasiva más alta del Banco de la Provincia de Buenos
Aires en sus depósitos a treinta días.
Imponer las costas en todos los procesos, en ambas instancias, a cargo
del demandado vencido Roberto Juan Bauer (art. 68 del C.P.C.C.), extensiva a
la aseguradora; y diferir la regulación de honorarios para su oportunidad (art.
31 de la Ley 14.967).
Así lo voto.
A la misma cuestión, los Dres. Peralta Reyes y Longobardi adhieren al
voto que antecede, votando en idéntico sentido.
Con lo que terminó el Acuerdo, dictándose la siguiente:
-S E N T E N C I A-
Azul, 2 de junio de 2020.-
PROVINCIA DE BUENOS AIRES
PODER JUDICIAL

AUTOS Y VISTOS:
CONSIDERANDO:
Por todo lo expuesto, atento lo
acordado al tratar las cuestiones anteriores, demás fundamentos del acuerdo,
citas legales, doctrina y jurisprudencia referenciada, y lo dispuesto por los
arts.266, 267 y concs. del C.P.C.C., se resuelve que la sentencia única dictada
en los tres procesos acumulados sea confirmada en lo atinente a la
responsabilidad civil y modificada y confirmada en lo relativo a los montos de
USO OFICIAL – JURISDICCIÓN ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA

condena del modo siguiente:


1.- Hacer lugar a la demanda deducida por Rogelio Rodrigo Rojas contra
Roberto Juan Bauer y desestimar la reconvención interpuesta por Bauer, con
costas por la acción y la reconvención en ambas instancias al demandado y
reconviniente perdidoso (art. 68 C.P.C.C.) y hacer extensivo el fallo de
condena a La Perseverancia Seguros SA en la medida del seguro.
2.- Condenar al demandado y a la aseguradora, con el alcance expuesto,
a pagar -en las restantes condiciones firmes fijadas en la sentencia- las sumas
siguientes:
2.- 1.- a favor de Rogelio Rodrigo Rojas confiriendo $ 800.000 por
incapacidad sobreviniente; $ 190.000 por daño moral comprensivo de las
repercusiones en las esferas psíquicas y estéticas; confirmar el rechazo del
daño estético y las sumas de $ 50.200 por gastos de atención terapéutica y $
21.200 por daño material por destrucción del automotor, las que devengarán los
siguientes intereses: A) La incapacidad física y el daño moral ($ 990.000) desde
el momento del hecho (3/10/2010) y hasta el presente decisorio, llevarán una
tasa pura del 6% anual; y de aquí en adelante y hasta el efectivo pago la tasa
pasiva digital, en cuanto tasa pasiva más alta(BIP) del Banco de la Provincia de
Buenos Aires en sus depósitos a treinta días. B) La suma indemnizatoria por
tratamientos psicológico y psiquiátrico ($ 50.200), devengará desde el día del
hecho y hasta el 1 de Septiembre de 2012 intereses a una tasa pura del 6%
anual; y de allí en adelante y hasta la fecha del efectivo pago, a la tasa pasiva
más alta del Banco de la Provincia de Buenos Aires en sus depósitos a treinta

A-1
días. C) La suma de $ 21.200 en concepto de daño emergente por destrucción
del auto tendrá un interés, desde el día del hecho y hasta su efectivo pago, la
tasa pasiva más alta (BIP) del Banco de la Provincia de Buenos Aires en sus
depósitos a treinta días.
2.- 2.- A favor de Claudia Patricia Cabrera $ 1.900.000 por incapacidad
sobreviniente; $ 160.000 por daño moral comprensivo de las repercusiones en
las esferas psíquicas y estéticas; confirmar el rechazo del daño estético,
manteniendo la suma no recurrida de $ 7.200 por gastos de atención
terapéutica estimados al mes de noviembre de 2015, todo lo que llevará
intereses del modo siguiente: A) La incapacidad física $ 1.900.000 y el daño
moral ($ 160.000) desde el momento del hecho (3/10/2010) y hasta el presente
decisorio, llevarán una tasa pura del 6% anual; y de aquí en adelante y hasta el
efectivo pago la tasa pasiva digital, en cuanto tasa pasiva más alta del Banco de
la Provincia de Buenos Aires en sus depósitos a treinta días. B) La suma
indemnizatoria por tratamientos psicológico y psiquiátrico ($ 7.200), devengará
desde el día del hecho y hasta el 3 de Noviembre de 2015 intereses a una tasa
pura del 6% anual; y de allí en adelante y hasta la fecha del efectivo pago, a la
tasa pasiva más alta del (BIP) Banco de la Provincia de Buenos Aires en sus
depósitos a treinta días.
2.- 3.- A favor de Yanina María Luisa Mastrángelo corresponde modificar
los montos de condena fijando en $ 600.000 la incapacidad sobreviniente; $
130.000 el daño moral comprensivo de las repercusiones en la esfera psíquica;
confirmar el rechazo del daño estético, manteniendo la sumas de $ 50.000
por gastos de atención terapéutica estimados al mes de Septiembre de 2014,
todo lo que llevará intereses del modo siguiente: A) La incapacidad física ($
600.000) y el daño moral ($ 130.000) desde el momento del hecho (3/10/2010) y
hasta el presente decisorio, llevarán una tasa pura del 6% anual; y de aquí en
adelante y hasta el efectivo pago la tasa pasiva digital, en cuanto tasa pasiva
más alta del (BIP) Banco de la Provincia de Buenos Aires en sus depósitos a
treinta días. B) La suma indemnizatoria por tratamientos psicológico y
psiquiátrico ($ 50.000), devengará desde el día del hecho y hasta el 3 de
Noviembre de 2015 intereses a una tasa pura del 6% anual; y de allí en
adelante y hasta la fecha del efectivo pago, a la tasa pasiva más alta (BIP) del
Banco de la Provincia de Buenos Aires en sus depósitos a treinta días.
PROVINCIA DE BUENOS AIRES
PODER JUDICIAL

Imponer las costas en todos los procesos, en ambas instancias, a cargo


del demandado vencido Roberto Juan Bauer (art. 68 del C.P.C.C.); y diferir la
regulación de honorarios para su oportunidad (art. 31 de la Ley 14.967).
Regístrese. Notifíquese por Secretaría y devuélvase.
USO OFICIAL – JURISDICCIÓN ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA

REFERENCIAS:

Funcionario Firmante: 02/06/2020 09:54:22 - PERALTA REYES Victor Mario


(victor.peraltareyes@pjba.gov.ar) -

Funcionario Firmante: 02/06/2020 11:32:10 - GALDOS Jorge Mario


(jorge.galdos@pjba.gov.ar) -

Funcionario Firmante: 02/06/2020 12:33:55 - LONGOBARDI Maria Ines


(maria.longobardi@pjba.gov.ar) -

Funcionario Firmante: 02/06/2020 12:44:39 - CAMINO Claudio Marcelo


(claudio.camino@pjba.gov.ar) -

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CAMARA DE APELACION EN LO CIVIL Y COMERCIAL SALA II - AZUL

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