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Antonio Berni Un Relato en Clave Política REVISTA RAMONA
Antonio Berni Un Relato en Clave Política REVISTA RAMONA
El primero de los tres núcleos en los que se organiza la exposición muestra un Berni
intimista, de la nueva figuración. Es el Berni de retratos realizados durante los años treinta
y cuarenta, en los que la idea de trascendencia aparece en el tema de la melancolía. El
segundo se abre con las obras Manifestación (1934) y Desocupados (1934), que junto
con Chacareros (1935) representan el espacio ideal de una alianza de clases frente a
latifundistas y arrendatarios, poseedores del poder y del capital. Luego, entre las obras de
los años cincuenta, El obrero caído (1953), Obrero muerto (1949) y Manifestación (1951)
conforman una nueva “síntesis compositiva” que pone en cuestión la miseria del norte rural
argentino y las migraciones. Es la idea del sujeto pauperizado que tendrá como destino la
proletarización misma del padre de Juanito Laguna, devenido en peón metalúrgico; la
proletarización que engendrará al “villero”, en caso de no adquirir “la conciencia
revolucionaria que lo liberaría de su opresión.” De este modo, Berni asumirá “una
representación paternalista y sentimental del ‘pueblo’”, hasta entonces “ajena a la
objetividad del realismo”, en contrapunto con la política de los salones de arte.
En el último núcleo de la muestra las obras asumen una carga alegórica cercana a “cierto
barroquismo”, en el que el tema popular se vuelve motivo. Es el Berni de El casamiento de
Ramona (1959); es el Berni de comienzos de los años setenta, “época de la esperanza del
triunfo popular”. Juanito se vuelve más lúdico: ahora “es el niño peronista que juega con
trompos, barriletes, toca la flauta y, ya joven, en una noche estrellada se va de
vacaciones.” Como expresó Marta Traba –sigue Amigo-, algo se quiebra en su relato: el
transfondo político pierde poder contestatario. Lo pierde en Juanito, pero también en
Ramona: “de costurera, protagonista de ‘una rica mitología de lo cotidiano’, pasa a ser una
prostituta barata” (Traba: Caracas, 1977). Berni responde “con una catarata de insultos”;
pero lo cierto es que, de modo evasivo, “a comienzos de la dictadura hace juegos de
palabras: es un artista comprometido que no habla de política”.