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EL ARTE DE ENSEÑAR

Se dice que el arte engloba a todas las creaciones realizadas por el ser humano para
expresar una visión sensible acerca del mundo.

Quizá no sea ser humano, ya que el arte nunca me fue afín, nunca me sentí en la
capacidad de crear algo y que lo pueda disfrutar yo o la gente.

Los recuerdos de mi curso de arte en la escuela o colegio, son muy vagos.

Recuerdo que desaprobé en arte, y siempre se burlaban diciéndome, “¿quién se


desaprueba en arte?”, pues, ese era yo, sin duda alguna.

Siempre he aceptado los retos que la vida me presenta, me recuerda que el cambio viene
acompañado de esperanza y oportunidades.

Aunque muchas veces, esos retos sean muy difíciles de afrontar.

Con el pasar de las semanas y las clases llevándose a cabo con “normalidad”, mi vida
estaba inmersa en las matemáticas y en lo que esta aporta a la vida.

Pero saben, la vida no es ser solamente lógico y ordenado, tenemos que darle cierto
espacio para expresar lo que sentimos y lo que vivimos.

Durante el mes de mayo, una de mis estudiantes me preguntó, ¿cuándo llevaríamos el


curso de arte?

La pregunta me desencajó y solo atiné a decirle que lo consultaría y le avisaría después.

Por aquellos días el director de mi colegio estaba muy ocupado, así que pregunté a la
secretaria acerca del curso, y me dijo que no estaba contemplado arte para que yo lo
pudiese llevar, tengo que reconocer que fue un alivio, ya que no me imaginaba
enseñando un curso para el que siempre me he considerado pésimo.

Y las semanas volvieron a darse, y la pregunta de otra estudiante sobre lo mismo, hizo
que buscará al director y me diga lo que estaba pasando, sentí algo de temor que me
dijese que lo llevaría.

Y sucedió…

Durante mi llamada con el director, él me explico que el curso de arte no estaba


contemplado para mí, pero debido a la carga horaria del resto de docentes me lo iba a
pedir de favor, y que estaba en mí aceptarlo o no.

Pude haber dicho no, y lo que ahora estoy contando, no habría sucedido.

Pero algo en mí dijo que apoyaría con el tema de arte, quizá creyendo que las clases
presenciales se darían pronto.
Era oficial, llevaría arte con mis pequeños de primero, y estaba algo nervioso, el arte no
era como la matemática, no puedes enseñar la esencia de un dibujo, no puedes enseñar
a darle ritmo a una composición, si no tienes idea de cómo crear eso.

Y la aventura comenzó a inicios de mayo, llevando nuestra primera clase, me sentí


nervioso a pesar de no ser presencial, y aunque tuviese algo de experiencia estando con
estudiantes, esto era algo nuevo.

-Un día como Martínez Compañón- fue nuestro primer tema, y al ver sus aportes y
averiguar más sobre él, me di cuenta de que quizá yo también pueda coleccionar el “arte”
de mis alumnos, y que ellos puedan enseñarme como hacer arte.

Las semanas pasaron, y a pesar de que en muchas oportunidades era el que brindaba la
teoría, los chicos me sorprendían con sus trabajos y videos.

Cada imagen era única, sentía sus historias en ellas y lo que querían expresar, quizá
después de todo, hasta yo podía hacer arte.

Después de estas semanas de ver tantos trabajos solo por fotos y videos, estoy con la
emoción a tope por palpar esas obras de arte y llevarme casa para tenerlos de recuerdo,
quién sabe, quizá en algún momento de la historia, también yo pueda ser recordado
como el moderno Martínez Compañón.

Dicen que “El arte limpia del alma el polvo de la vida cotidiana”

Estoy convencido de que gracias a mis chicos, no solo puedo apreciar el arte, sino
también hacerlo.

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