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El Derecho agrario es el orden jurídico que rige las relaciones sociales y económicas, que surgen
entre los sujetos intervinientes en la actividad agraria. El Derecho Agrario implica, la conjunción de
dos conceptos fundamentales: el de derecho y el de agrario. Por derecho se entiende a todo orden
normativo y coactivo, tendiente a regular la conducta humana dentro del grupo social, y agrario,
significa, la tierra con aptitud productiva y a toda actividad vinculada con la producción
agropecuaria". Por lo tanto podemos decir que el Derecho Agrario es el conjunto de las normas,
los reglamentos, las leyes y las disposiciones que regulan la propiedad y organización territorial
rústica y las explotaciones agrícolas. Siendo más específico el derecho agrario es una rama
del derecho que incluye las normas reguladoras de las relaciones jurídicas relacionadas a la
agricultura.
El Derecho Agrario por los temas que aborda se halla en permanente contacto con otras ramas del
Derecho, como el Derecho Civil, que regula por ejemplo lo referido a los límites mínimos de
extensión de tierra para que su uso no se torne improductivo; con el Derecho Penal, que regula
delitos como el abigeato, con el Derecho Ambiental, para la preservación del hábitat natural; con
el Derecho Internacional Agrario, en un mercado que tiende a trascender cada vez lo nacional en
la economía globalizada, y con la Economía, la Política y la Sociología, que le brindan la posibilidad
de conocer la especial sociedad en que le corresponderá regir a efectos de adaptarse a sus
peculiaridades.
El desarrollo de la actividad agrícola y pecuaria, por parte del hombre como elemento para la
creación y conservación de vida y como factor explotación económica para la subsistencia propia
de él, nace lógicamente en los inicios de la humanidad. El homo sapiens en su necesidad de
producir los alimentos suficientes para su manutención y para la subsistencia de la raza humana,
realiza labores de explotación en las faenas agrícolas y pecuarias desde sus mismos inicios. Este
hecho humano ha sido regulado por el derecho desde los albores del tiempo como corresponde al
desarrollo de la labor cultural jurídica. Esta comenzó a crear normas desde los mismos comienzos
de la existencia humana, y produjo normas tendientes a orientar la vida social del hombre, cual es
el objetivo final del derecho como ente regulador de la vida social.
Así el derecho común o civil tiene respuesta para prácticamente toda la problemática que se
produce como consecuencia de la vida social, incluyendo la relativa a la actividad agrícola y
pecuaria. Sin embargo, podemos afirmar un conjunto de normas destinadas a regular el hecho
agrícola o pecuario como tal, con sus principios y una filosofía propia, que atienda a estos actos
como fenómenos económico-jurídicos, sólo nace con los comienzos de la segunda década del siglo
pasado. En efecto, es con motivo de la aparición de la Revista de Derecho Agrario, bajo la
conducción de Giangastone Bolla, en Florencia, Italia, cuando se comienza a establecer lo que es el
ius agrarium como rama científica del derecho, destinado a regularlo como un fenómeno
económico.
Si bien pudiera pensarse que el derecho agrario nace en los primeros tiempos de la humanidad
ello no es así, por cuanto el concebirlo como aquel destinado a la creación y conservación de vida
animal y vegetal con sentido de explotación económica, es un concepto de reciente data, que va
más allá de reglas destinadas a regular las relaciones entre los sujetos que intervienen en la labor
productiva, para convertirse en un derecho que atiende a problemas colectivos de economía,
abastecimiento y seguridad nacional.
El cuerpo normativo agrario de la Constitución Bolivariana de Venezuela aborda como preceptos
básicos cuatro aspectos de la estructura agraria nacional. Primero, la naturaleza sustentable de la
agricultura. Segundo, la importancia de la seguridad alimentaria. Tercero, la participación del
Estado en el desarrollo agrario. Cuarto, el derecho de propiedad.
De tal manera, que las políticas que debe tomar el Ejecutivo Nacional en pro del desarrollo de la
Nación, tengan su efectividad, las mismas deben tener un basamento legal firme, los cuales se
encuentran establecidos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (2000) en su
título VI, del Sistema Socioeconómico, Capítulo I, del Régimen Socioeconómico y de la Función
Social del Estado en la Economía, establece la promoción de la agricultura como base estratégica
para el desarrollo rural, integral y sustentable de la Nación, tal como lo señala en sus artículos 305
y 306.
Art. 305: “El Estado promoverá la agricultura sustentable como base estratégica del desarrollo
rural integral, y en consecuencia garantiza la seguridad alimentaria de la población; entendida
como la disponibilidad suficiente y estable de alimentos en el ámbito nacional y el acceso
oportuno y permanente a éstos por parte del público consumidor. La seguridad alimentaria
deberá alcanzarse desarrollando y privilegiando la producción agropecuaria interna,
entendiéndose como tal la proveniente de las actividades agrícola, pecuaria, pesquera y acuícola.
La producción de alimentos es de interés nacional y fundamental al desarrollo económico y social
de la Nación. A tales fines, el Estado dictará las medidas de orden financiero, comercial,
transferencia tecnológica, tenencia de la tierra, infraestructura, capacidad de mano de obra y
otras que fueren necesarias para alcanzar niveles estratégicos de autoabastecimiento. Además,
promoverá las acciones en el marco de la economía nacional e internacional para compensar las
desventajas propias de la actividad agrícola.
La Ley de Tierras y Desarrollo Agrario (LTDA, 2001) tiene como objetivos principales redistribuir las
tierras que permanecen ociosas o baldías y aquellas que tienen baja intensidad de uso e
incrementar la productividad de las mismas, con el propósito de mejorar el nivel de vida de los
productores y sus familias, con énfasis en los sectores de los medianos y pequeños campesinos. El
fin último es asegurar la soberanía agroalimentaria de la población venezolana, garantizando
también la conservación y/o recuperación de los recursos naturales renovables a través del
manejo sustentable de la biodiversidad. Uno de los aspectos importantes de la nueva ley es la
creación de un certificado de finca mejorable que da a los propietarios de las tierras la posibilidad
de hacerlas más productivas en un plazo de dos años. El objetivo de ello es buscar un incremento
en la productividad de la tierra, además de la equidad y de la justa distribución de la misma.
El propósito principal de la LTDA es desarrollar una producción agraria en función de la necesidad
de los rubros alimentarios que demanda la población del país, cuya planificación estará a cargo del
Ministerio de Agricultura y Tierras, además de la eliminación del latifundio; mediante la
redistribución de las grandes extensiones de terreno que han permanecido incultas e
improductivas o con baja productividad por muchos años en manos de terratenientes.
En tal sentido, el Ejecutivo Nacional, a través del Instituto Nacional de Tierras ( INTI), tendrá bajo
su responsabilidad la planificación del uso agrícola de las tierras, promoviendo la organización
social de la producción agraria.