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EL CICLO SOLILUNAR PROGRESADO 

 
El Ciclo Solilunar progresado emula la relación habitual entre la Luna y el Sol a través 
de las fases lunares, pero en la relación Sol y Luna progresados a través de los años 
y en el desarrollo de vida de una persona. 
 
El Ciclo Solilunar personal marca las partes de un ciclo de aprendizaje álmico, cuyos 
giros y momentos álgidos irán marcados, al igual que en las fases lunares mensuales, 
por los aspectos tensos: las cuadraturas y por supuesto la oposición, es decir la Luna 
Llena. 
 
El ciclo solilunar completo dura unos 28 - 29 años, análogo al ciclo de Saturno.  
 
Sin embargo, no comienza con nuestro nacimiento sino con la Luna Nueva siguiente 
al mismo. Debemos entonces, localizar cuántos días después de nuestro nacimiento 
fue la Luna Nueva y progresarlo, es decir, traducir días en años. 
 
Si por ejemplo un individuo nace en cuarto menguante, la Luna Nueva será 7 días 
después de su nacimiento. Así, con ayuda de un calendario lunar si es necesario, 
calcularemos la carta progresada de sus 7 años, donde dará comienzo su ciclo 
Solilunar. 
 
***MACHETE!!​ ​Cada cuarto lunar, o sea cada fase principal, dura unos 7 años. 
La Luna progresada se mueve 13 grados por año!! 
 
 
La Luna Nueva anterior al nacimiento, también conocida como​ hyleg, ​nos habla de un 
ciclo que comenzó antes de nuestro nacimiento y que normalmente cerraremos a 
temprana edad. Por este motivo es difícil establecer bien los parámetros de ese ciclo, 
el comienzo está enterrado en el subconsciente, y el desarrollo se da durante nuestra 
infancia y podemos no tener la información fresca.  
Sin embargo, las fases se desarrollarán con igual exactitud y puede ser interesante 
investigarlo ya que trae mucha información kármica valiosa. 
 
 
 
 
 
 
 
INTERPRETACIÓN Y FASES LUNARES 
Al igual que cada mes, en cada Luna Nueva, tenemos la oportunidad de sembrar 
o crear algo nuevo, cuando la Luna progresada se une al Sol progresado, cada 
uno de nosotros experimentamos de forma individual una Luna Nueva progresada 
por un período de tres años y medio.  
Para la gente nacida durante un Cuarto Menguante o fase Balsámica, es decir 
hacia el final del ciclo lunar mensual, esto suele suceder a edades tempranas; 
para aquellos nacidos durante la Luna Nueva o el Cuarto Creciente, por otro lado, 
suele llegar hacia la mitad o al final de la veintena.  
 
De este modo, el ciclo progresado de la Luna late lenta pero profundamente a un 
ritmo significativo en nuestras vidas, el cual podemos ignorar con facilidad pero 
que en realidad puede colocar los lentos tránsitos de Plutón en un contexto más 
amplio. Por lo tanto, es preferible prestar atención a cualquier fase de la Luna 
progresada en la que nos encontremos y armonizar con ella. 
 
La Luna Nueva Progresada 
(Separación Angular Sol - Luna: 0°-44°) 
 
La conjunción entre el Sol y la Luna progresados es uno de los puntos cruciales 
de nuestras vidas, ya que indica tanto el comienzo como el final del ciclo. 
 
Nuestra fase de Luna Nueva por lo tanto puede comenzar con un sentimiento de 
superación de que algo se acabó. Paradójicamente, la conjunción, al cerrar el 
círculo, puede representar la separación más evidente con el pasado que el resto 
de aspectos del ciclo lunar y podemos vernos confrontados con pérdidas y 
finales. A menudo, es necesario un periodo de luto y reorientación. Puede ser el 
punto de inflexión en la carrera de una persona, un periodo de oscuridad, 
desempleo y confusión.  
El final representado por esta fase del ciclo lunar puede incluso tomar la forma de 
un logro aún mayor cuyo resultado no sea obvio. 
 
Sin embargo, mientras un ciclo acaba, otro comienza. Podemos comparar la Luna 
Nueva con la mitad del Invierno, o con los tránsitos al Nadir, el IC, el punto más 
bajo, privado y oscuro de la carta. La imagen es la de una semilla germinando 
pero que todavía está oculta en el suelo, o la de un óvulo fertilizado por un 
espermatozoide, creciendo y dividiéndose mientras la madre aún no sabe que 
está embarazada. Como muestran estas imágenes, los comienzos durante la fase 
de Luna Nueva pueden ser pequeños y apenas visibles. Podemos encontrarnos 
en medio de la oscuridad durante la Luna Nueva Progresada mientras los planes y 
proyectos o, incluso una nueva identidad, no hayan cristalizado aún. 
Especialmente para la gente joven, la Luna Nueva Progresada puede significar un 
periodo de confusión sobre qué dirección tomar. Un periodo de ensoñación, en el 
que muchas cosas pueden suceder, pero sólo una o dos en realidad echarán 
raíces. Lo más sensato es permitir a los jóvenes con una Luna Nueva Progresada 
ese periodo de ensoñación y no apresurarles a tomar una u otra dirección. 
 
Durante la Luna Nueva nos comportamos como niños. En los mitos y cuentos el 
joven héroe a menudo comienza su nueva vida en la oscuridad, en lo que 
podemos llamar la situación de la cuarta casa. Él (o ella) pueden ser vulnerables, 
estar ocultos o aislados del mundo o simplemente sentirse inocentemente 
confortables y restringidos en un entorno similar al útero materno.  
Durante la fase de Luna Nueva, por tanto, nos encontramos en una situación 
similar y resulta útil pensar en nosotros mismos experimentando la niñez de un 
héroe, independientemente de la edad que tengamos en realidad. 
 
Dado que la Luna Nueva Progresada es como un tránsito sobre el IC, a menudo 
esta fase significa que tenemos que mudarnos y echar raíces en otro lugar. La 
mayoría de las veces, sin embargo, hay un movimiento distinto hacia el hogar. Al 
retirarnos del mundo, buscamos un lugar seguro en el que hibernar durante la 
crisis. Podemos hallarnos teniendo que volver a conectar con nuestras propias 
raíces. Esto a menudo sucede literalmente.  
La Luna Nueva Progresada puede significar por tanto, que después de haber 
viajado lejos y explorado muchas cosas, finalmente volvamos a casa, del mismo 
modo que nuestros padres lo hicieron, y antes que ellos sus madres. Puede surgir 
una nueva apreciación de nuestros valores parentales, o podemos descubrir 
cosas sobre nuestros antecedentes familiares de los que no éramos conscientes 
con anterioridad. En otro nivel, y quizás el núcleo central, la Luna Nueva 
Progresada y su tema 'regreso al hogar', trata sobre encontrar nuestro punto de 
gravedad, que se sitúa en la raíz de nuestra personalidad y nuestro ser interior, el 
núcleo de nuestra existencia. Volvemos a casa, a nosotros mismos. De este modo, 
podemos descubrir que las búsquedas que hemos abandonado, o pospuesto 
durante el último ciclo, encuentran un nuevo significado en nuestra vida. Podemos 
retomar, de nuevo, ese instrumento musical que ha estado cogiendo polvo 
durante los últimos diez años o decidir acabar esa educación universitaria que 
habíamos interrumpido por razones imprevistas. 
 
Si hemos permanecido atascados en nuestros sueños durante mucho tiempo, la 
Luna Nueva Progresada puede indicar el momento de movernos en un nivel más 
elevado y encontrar la reafirmación de quiénes somos y cuál es nuestra esencia. 
El viejo tema adquiere una nueva dimensión, a menudo en forma de un nuevo 
reto en la carrera profesional. He comparado la Luna Nueva con un tránsito sobre 
el IC, y cuando esto sucede, el MC se activa también. La Luna Nueva Progresada 
puede significar por tanto que nuestra situación en la vida ha cambiado. 
Podemos seguir con lo que hemos estado haciendo hasta el momento, pero en 
lugar de jugar para la liga local, en este momento jugamos en una liga mayor, y 
sin darnos cuenta las reglas del juego han cambiado. 
 
 
La Luna Creciente Progresada 
(45°-89°) 
 
Si el ciclo comienza en el IC, al comienzo de la fase Creciente, nos encontramos a 
medio camino, por esa parte del ciclo que corresponde a la 5ª casa. La 5ª casa es 
la casa del Sol, y en esta casa nos expresamos tal y como somos de manera que 
sentimos y nos convertimos en individuos únicos. En los mitos este es el momento 
en que el hijo de una virgen se ve incitado a buscar a su padre, mientras en los 
cuentos de hadas los héroes suelen ir en busca de manzanas doradas o elixires 
de la juventud, todos ellos símbolos de la energía solar. Y de este modo el héroe 
decide abandonar el hogar en busca de fama y fortuna, embarcándose en la 
misión de la búsqueda interior. Del mismo modo, durante la fase Creciente, 
debemos tomar riesgos para crear nuestra propia historia, y hacer que la pelota 
ruede. Debemos abandonar el hogar, ir a la escuela, empezar a relacionarnos o 
traer un hijo al mundo. A veces las circunstancias pueden forzarnos a entrar en 
acción cuando hubiéramos preferido permanecer pasivos pero el nuevo ciclo 
debe comenzar y debemos hacernos cargo de la situación. 
 
Por tanto si la fase Creciente sigue al periodo de la Luna Nueva de sueños, 
desorientación y de holgazanear, la mitad de la cuadratura nos insta a hacer algo. 
El reto aquí es ponerse en movimiento, aun cuando la dirección y la meta no estén 
muy claras. Durante esta etapa podemos decidir tomar un trabajo, el que sea, y 
adquirir experiencia por nuestra cuenta. Debemos empezar nuestro viaje, incluso 
si no estamos totalmente seguros de dónde el viaje nos llevará, debemos salir de 
casa. 
 
Si durante la Luna Nueva Progresada sufrimos una depresión, nos quedamos sin 
trabajo, nos encontramos en un periodo de oscuridad o somos hospitalizados, 
este puede ser el momento oportuno de resurgir. Si durante la Luna Nueva 
Progresada redescubrimos un viejo sueño, ahora debemos dar los primeros pasos 
para hacer realidad ese sueño y quizá empezar a tomar clases de música o clases 
de administración de empresas. Después del sextil Progresado nos encontramos 
en esa parte del ciclo que corresponde a la 6ª casa y debemos descubrir que para 
hacer realidad nuestros sueños tenemos que trabajar duro. Dado que 
inevitablemente somos nuevos en lo que hacemos durante la fase Creciente, este 
periodo está caracterizado por una línea de crecimiento ascendente; tenemos que 
aprender a convivir con una nueva pareja, hacer de padres con unos hijos recién 
nacidos o desempeñarnos en un nuevo trabajo. 
 
En los cuentos populares esta parte de la fase Creciente corresponde con el 
momento en que se pide al héroe o heroína que preste un servicio, quizá 
liberando un animal atrapado o ayudando a una mujer anciana. A veces nuestros 
protagonistas deben pasar por un periodo de aprendizaje. Nos encontramos en la 
6ª casa; debemos trabajar y aprender, adaptarnos y ponernos a prueba. Algunos 
héroes conocen en este momento a sus mentores que los prepararán para su 
carrera heroica; es el momento en que el Rey Arturo conoce a Merlín, o Jasón y 
Aquiles pasan tiempo con Quirón. La moraleja de los cuentos en toda su 
diversidad es siempre la misma. Si el héroe resulta de ayuda, es diligente y lo 
suficientemente atento, sus esfuerzos no serán en vano, y él mismo recibirá 
ayuda, consejo o quizá un amuleto mágico o una espada que le protegerá en las 
aventuras que le esperan. Sería sensato aceptar en esta etapa la ayuda y la guía 
ya que podemos adquirir habilidades y experiencias que nos sitúen en una 
posición de ventaja más adelante. 
 
Y necesitamos apoyo, ya que durante la fase Creciente, somos jóvenes y no 
tenemos experiencia en este ciclo. En esta etapa podemos desear formar parte 
del colectivo, gente con prácticamente nuestras mismas ideas y aspiraciones. 
Quizá necesitemos del apoyo de un profesor, o de un compañero con mayor 
experiencia que nos enseñe los engranajes de lo que tratamos de aprender, o 
mantener los valores parentales mientras tratamos de educar a nuestro niño 
interior. Es un periodo para tener la mente abierta, ilusionados por experimentar, 
aprender, adaptarnos y aplazar el juicio personal. Sería sensato prestar atención a 
nuestra necesidad de estructura y seguridad para proteger lo nuevo. De hecho, 
debemos crear un entorno seguro y de aprendizaje para nosotros mismos.  
 
No es una buena idea pararse a reflexionar en este momento, evaluar o analizar 
nuestras dudas internas ya que no disponemos de la suficiente perspectiva para 
darnos cuenta de lo válidas que son nuestras experiencias o dónde nos llevarán. 
Sin embargo, si las circunstancias son las ideales, podemos hacer sorprendentes 
progresos durante estos años y alcanzar el éxito. 
 
 
El Cuarto Creciente Progresado 
(90°-134°) 
 
Durante la fase Creciente salimos del huevo y - apoyados por nuestros padres - 
experimentamos un rápido crecimiento y adquirimos plumas. Por un momento 
probamos a mover las alas, flexionando nuestros músculos de vuelo, 
preparándonos para despegar. Ahora, en el Cuarto Creciente es el momento de 
volar. Independientemente de nuestra edad o circunstancias, el Cuarto Creciente 
trae consigo una ruptura con el pasado, el corte del cordón umbilical y una mayor 
independencia. Cuando llega esta fase, podemos desear dar la espalda a lo que 
resultaba un entorno familiar pero también restrictivo y experimentar pruebas de 
fuerza, coraje y juicio. Si miramos al diagrama podemos ver por qué esto es así y 
qué otros temas podemos experimentar durante el Cuarto Creciente. 
 
Si comparamos la Luna Nueva Progresada con los tránsitos o progresiones sobre 
el IC, entonces el Cuarto Creciente Progresado es similar a los planetas que 
cruzan el Descendente. Todos los ciclos pueden ser representados mediante una 
onda y según mi punto de vista, el diagrama muestra el ciclo lunar - así como del 
resto de ciclos planetarios - relacionados con los cuatro ángulos de la carta. El 
punto más bajo y amorfo de la onda y también de la carta es el IC, el punto de 
medianoche, la semilla proverbial, invisible, oculta en el suelo o en el útero. 
Siguiendo el ciclo, a la Luna Nueva, le sigue la fase Creciente; la onda sube y 
alcanza su zenit o apoteosis en el punto de mediodía; el MC; el punto más 
elevado de la carta. Le sigue la parte menguante del ciclo: la onda desciende. 
Entre la Luna Nueva y la Luna Llena, a mitad de camino de subida, alcanzamos la 
unión crítica mientras cruzamos el eje Ascendente-Descendente. En este punto 
abandonamos la esfera inferior de lo privado y entramos en el terreno público del 
hemisferio superior. 
 
Si hemos recibido apoyo, aun respetando ciertas tradiciones nos sentimos 
preparados para tomar nuestras propias decisiones, formular nuestras propias 
filosofías, o decidir nuestros propios métodos. Nos sentimos preparados para 
iniciar nuestros negocios o, si ya tenemos trabajo, tomar un nuevo desafío y 
explorar un nuevo mercado o lanzar un nuevo producto. Si hemos estado 
escribiendo un libro, el Cuarto Creciente es un momento apropiado para enviar el 
manuscrito a los editores. 
 
Independientemente de lo que ocurra, está claro que durante el Cuarto Creciente 
tenemos que hacer frente a la competición y el juicio de otros y no hay duda de 
que para la mayoría de nosotros es una perspectiva que nos atemoriza.  
Bajo estas circunstancias es natural echar mano de amigos y aliados para no 
enfrentar al enemigo solos. Si tratamos de manejar la situación sin el apoyo de los 
padres o figuras parentales nuestros colegas se vuelven más importantes. 
Durante el Cuarto Creciente necesitamos asociarnos con espíritus gemelos, 
unirnos a clubes o encontrar compañeros que nos ayuden a lo largo del rito. 
Desde este punto de vista también observamos cómo a lo largo del tiempo 
independizarse ha sido - especialmente para las mujeres - sinónimo de casarse; la 
esposa en muchos sentidos reemplaza al progenitor del sexo opuesto. Las bodas 
son un evento muy común durante el Cuarto Creciente. Sin embargo, ya que la 
tendencia del Cuarto Creciente es la de romper con el pasado para ganar 
independencia, los divorcios son tan comunes como las bodas durante esta fase. 
Por supuesto, lo uno no excluye necesariamente lo otro.  
 
Si todavía somos muy jóvenes para casarnos, alguien significativo puede aparecer 
en nuestra vida, en la forma de un hermano cuyo nacimiento pueda significar 
tanto compañía como nuevas responsabilidades y competir por la atención de la 
madre. Y dado que la 7ª casa rige tanto los enemigos como los compañeros, 
nuestro Cuarto Creciente Progresado también significa hacer frente al bullying en 
el colegio o en el trabajo. 
 
Habiendo dejado la casa para iniciar nuestro viaje heroico, cruzamos las fronteras 
de lo que nos resulta seguro y familiar y entramos en un terreno extraño y 
peligroso donde tenemos que hacer frente "al otro" y en el que muchas 
esperanzas o miedos pueden ser proyectados. La fase de Cuarto Creciente 
significa tener que ocuparnos de asuntos relacionados con la 7ª y 8ª casas. 
Caperucita Roja se aventura en el bosque y se encuentra con el lobo. ¿Es éste una 
figura encantadora o un peligro mortal?. Los héroes se ven abandonados por sus 
guías o compañeros y deben hacer frente a los peligros solos. Las princesas se 
casan con La Bestia o Barbazul y se encuentran a sí mismas haciendo promesas a 
un sapo. Los padres se han marchado, y estos personajes ahora deben hacerse 
sus propios juicios en relación a estas criaturas. 
 
Como ya hemos mostrado en ejemplos anteriores, no todos los Cuartos 
Crecientes Progresados resultan tan dramáticos. Para muchos niños, puede 
representar sencillamente el siguiente paso hacia la independencia, con la 
confianza y el estímulo de sus padres. Algunos podemos decidir no lanzarnos, al 
menos no en este momento. A diferencia del pájaro al borde del nido que volará o 
morirá, los humanos podemos decidir si estamos o no preparados. En ese caso la 
Luna Llena Progresada y el Cuarto Menguante nos recordarán finalmente en qué 
hemos fallado. No obstante, para la mayoría de los que se aproximan al Cuarto 
Creciente Progresado, es el momento de tomar aire y confiar en nuestras alas. 
 
La Luna Gibosa Progresada 
(135°-179°) 
 
En los años precedentes a la Luna Llena Progresada nuestro mundo se abre a 
nuevos horizontes. Podemos sorprendernos visitando una gran ciudad o viajando 
a las montañas por primera vez, o quizá nos adentramos en el mundo de la 
literatura o alguna forma más elevada de educación; vemos la vida desde otro 
punto de vista que nos enseña la inmensidad del universo y nos damos cuenta de 
lo grande que el mundo resulta ahí fuera. 
 
Dentro de los treinta grados que nos llevan hacia la oposición entre el Sol y la 
Luna Progresados, nos hallamos en la 9ª casa y naturalmente estamos 
expandiendo nuestros horizontes. En las fábulas y cuentos tradicionales 
encontramos al héroe que vuela en una alfombra mágica o sobre un pájaro mítico 
a algún país lejano para completar su misión y, de esta forma, al aproximarnos a la 
Luna Llena Progresada sentimos la misma clase de excitación. No obstante, en 
estos lugares lejanos, el héroe puede encontrarse también con gigantes 
corpulentos y de apetito voraz. Todo crece a lo grande durante la Luna Gibosa, 
incluidos los problemas y las fuertes emociones. 
 
La fase Gibosa comienza de hecho cuando acaba la fase de Cuarto Creciente: en 
la 8ª casa. Idealmente durante el Cuarto Creciente la confrontación con "el otro" 
nos ha transformado. Podemos haber establecido un lazo con esa otra persona 
especial de modo que ahora seamos más fuertes y completos que antes. 
Habiendo hecho frente al reto y descubierto nuestros poderes ocultos, podemos 
elevar nuestra mirada más alto que antes y sentir la atracción del futuro. Multitud 
de nuevas posibilidades se nos abren ante los ojos y sentimos que podemos 
alcanzar las estrellas. Literal o simbólicamente sentimos cómo nuestro niño 
interior crece; una mujer fuerte con su hijo es una imagen idónea para la Luna 
Gibosa. 
 
Por otro lado, las confrontaciones durante el Cuarto Creciente pueden haber no 
ido tan bien. Podemos haber sufrido derrotas y traiciones con el resultado de 
sentirnos traumatizados, frustrados o sin fuerza. Al igual que la mujer de Barbaazul 
podemos haber encontrado las cabezas sangrantes en la habitación secreta. En 
este caso nuestra tensión emocional, ansiedad e insatisfacción crecen al tiempo 
que tratamos de buscar una salida. Mientras la Luna crece, resultará más difícil 
contener o disimular nuestros sentimientos. 
 
Debido a nuestro entusiasmo o creciente malestar tendemos a exagerar las cosas 
durante esta fase. Sentimos que nos aproximamos a la cresta de la ola, y 
deseamos invertir nuestro tiempo, dinero y esfuerzo. Sacrificamos horas de sueño, 
comemos mucha comida rápida, fumamos demasiados cigarrillos, o nos 
endeudamos cada vez más. Podemos hacernos cargo de una mayor cantidad de 
trabajo mientras ascendemos peldaños en la empresa y los niños pueden 
demandar un exceso de libertad. Para algunos de nosotros pueden ser 
demasiadas cosas de las que encargarse.  
Pueden alcanzarse éxitos iniciales durante este periodo, generalmente con la 
promesa de algo mayor en el futuro. No obstante, puede haber estallidos de 
impaciencia, ira o frustración, avisos de un volcán activo. Hacia el final de la fase 
Gibosa, podemos esperar un hijo, una ruptura emocional o un descubrimiento 
científico, que la Luna Llena sacará a la luz. 
 
 
La Luna Llena Progresada 
(180°-224°) 
 
En la Luna Llena Progresada alcanzamos el zenit del ciclo lunar comparable con el 
punto más alto del horóscopo, el MC y la 10ª casa. Sencillamente: durante la Luna 
Llena experimentamos un clímax o un anti-climax. Habiendo alcanzado la casa de 
Saturno podemos esperar un logro concreto o un desengaño. Tanto nuestras 
esperanzas como nuestros miedos pueden materializarse. Si durante la fase 
Gibosa estábamos embarazados, ahora nuestro bebé ha nacido, sea este un niño 
real, una producción teatral o una idea nueva. Por tanto, para algunos de nosotros 
la Luna Llena significa un punto elevado en nuestra vida o carrera; el logro de un 
sueño. En los cuentos se alcanza la apoteosis cuando las misiones se llevan a 
término y los fieros dragones son asesinados. La historia del saqueo de Troya es 
probablemente el mejor ejemplo de tal desenlace. La estatua del caballo gigante 
cargado de guerreros (Júpiter, 9ª casa, fase Gibosa) da lugar a la victoria final de 
los Griegos, pero también a la muerte y destrucción de los Troyanos. (Saturno, 10ª 
casa). Los poetas griegos, de hecho, relatan que dicho evento tuvo lugar durante 
una Luna Llena.[8] 
 
Nos encontramos en el MC y por tanto expuestos al mundo exterior y a la mirada 
pública. Sin embargo, esto no necesariamente atrae la buena fortuna o el éxito. 
Un escándalo puede atraer hacia nosotros la atención no deseada. Podemos 
hacer frente a las inevitables consecuencias de los excesos durante la fase 
Gibosa y sufrir de quemaduras y ataques al corazón. Nuestra imprudencia puede 
dar lugar a un choque o a un accidente, llevándonos a un punto muerto. Sentimos 
que hemos llegado al límite de nuestra resistencia y huimos de una situación 
insostenible o simplemente no obtenemos el premio de promoción que habíamos 
estado esperando, no porque no seamos dignos de él, sino porque no hay 
suficiente espacio en la cima y a menudo sólo puede haber un ganador.  
 
Éxito o Fracaso, la Luna Llena siempre trae consigo una liberación de energía, 
mientras experimentamos el alivio de un resultado definido. Debemos darnos 
cuenta de nuestras propias limitaciones y resignarnos a la situación, tener la 
sensación de haber escalado la montaña y pasar un rato disfrutando de las vistas. 
Idealmente, la Luna Llena trae consigo un sentimiento de liberación. Habiendo 
alcanzado nuestras metas, ahora podemos permitirnos unas vacaciones. Como 
podemos observar, la Luna Llena es a menudo más tranquila que la excitante pero 
frenética fase Gibosa. En este momento nuestras luchas han terminado, y 
podemos observar nuestra situación y logros desde un punto de vista menos 
apasionado y proponernos nuevos objetivos. A veces, sin embargo, es necesaria 
una crisis emocional para limpiar el aire primero. 
 
Desinterés y separación son de hecho los temas más significativos durante la 
Luna Llena. La distancia entre el Sol y la Luna se halla ahora en su máximo y esto 
puede dar lugar a la polarización de nuestra vida en este momento. Podemos ver 
las cosas en blanco y negro y querer deshacernos de esa parte de nosotros que 
es malvada, cruel o destructiva. Deseamos deshacernos de nuestros demonios y 
dejar atrás nuestra vieja vida tanto como sea posible. Conozco varias personas 
que decidieron emigrar durante esta fase, otras que sintieron al menos el deseo 
de dar la vuelta al mundo. El MC está opuesto a la 4ª casa y durante la Luna Llena 
podemos hallarnos muy lejos de casa. No es extraño que los niños sufran la 
experiencia del divorcio de sus padres en este punto: Su padre y su madre son 
ahora mundos separados. 
 
Esta separación definitiva también tiene lugar durante la misión chamánica de la 
curación y la visión revitalizante. Tras la mortificación o incluso (aparentemente) 
muerte del cuerpo, el espíritu se libera y es capaz de viajar a otras esferas; puede 
ascender a los cielos o descender a las profundidades del mundo de los 
ancestros; en términos astrológicos: ascender o descender a lo largo del eje 
MC/IC. De hecho, la cresta de la ola según se muestra en el diagrama representa 
el punto más elevado de iluminación. Durante la Luna Llena tanto la fuerza solar 
como la lunar se encuentran en su máximo. La Luna está en su punto más visible y 
dramático mientras refleja la luz del Sol con un efecto máximo, en tanto que el MC 
es el reino del Sol, el punto de mediodía donde el Sol alcanza su posición más 
elevada en el cielo. Con toda esta luz, debemos ver con claridad. Esta es la razón 
por la que a menudo se dice que la Luna Llena es un periodo para las visiones y 
revelaciones. Nos encontramos en la cima del mundo, hablando con los dioses. 
Las misiones religiosas y el fervor espiritual de la novena casa y la fase Gibosa 
cristalizan ahora en una visión concreta, en la conversión o artículos de fe.  
 
Para algunos de nosotros la impresión que experimentamos durante la parte final 
de la fase Gibosa y el comienzo de la Luna Llena puede ser de tal inspiración que 
encontramos nuestra vocación o la dirección de nuestra carrera.  
 
 
La Luna Diseminada Progresada 
(225°-269°) 
 
En la fase Diseminada a menudo se aprecia el tema 'vuelta a casa' que caracteriza 
la segunda mitad del ciclo. Mientras que durante la primera mitad hemos estado 
ocupados en abandonar el hogar y liberarnos del pasado, después de la Luna 
Llena debemos regresar, trayendo con nosotros, no obstante, nuestra experiencia 
y percepciones de cambiar y mejorar la situación o el lugar del que provenimos. 
En este sentido revivimos el pasado y lo cambiamos al mismo tiempo. 
 
Nos encontramos en la 11ª y 12ª casas y el resultado de la Luna Llena debe sin 
embargo ser asimilado por el colectivo. Debemos compartir nuestras 
iluminaciones y éxitos con otros. Este es el momento en que Moisés descendió la 
montaña con las tablas de piedra y se las entregó a la gente. De forma similar, si 
hemos pasado un año en la India con nuestro Gurú, ahora debemos regresar a 
casa y utilizar nuestro cambio de actitud en un nuevo trabajo. Nuestro año 
sabático o embarazo ha pasado y regresamos a la rutina familiar. También 
podemos dar forma al logro alcanzado durante la Luna Llena: 
 
podemos llevar nuestro diploma al mercado laboral o utilizar nuestro premio para 
financiar el próximo proyecto. Neil Armstrong siguió sus vuelos espaciales para 
convertirse en el Primer Hombre en pisar la Luna. Su comentario sobre que el 
pequeño paso que daba se convertía en un gran paso para la Humanidad expresa 
bien el sentimiento de la Luna Diseminada (o casa 11ª) 
 
Si la Luna Llena trajo consigo la desilusión y la caída, esta fase significa a menudo 
que estamos intentando llegar a un acuerdo con los hechos. El sentido de 
indiferencia y cristalización de la última parte de la Luna Llena continúa durante la 
fase Diseminada y podemos pasar tiempo reflexionando en lo que sucedió, 
evaluar nuestras acciones, lamer nuestras heridas y llegar a nuestras propias 
conclusiones. Si hemos encontrado una vocación, es el momento de ponerla en 
acción. Esto significa que ahora encontramos nuestro sitio o lugar en la sociedad. 
Podemos unirnos a un movimiento o partido político o buscar nuestros espíritus 
afines.  
 
Para algunos el retorno después de los hechos heroicos y el gran drama de la 
Luna Llena es incluso un reto mayor que el viaje de ida.  
Aquellos que durante la Luna Llena huyeron de lo que parecían problemas 
infranqueables pueden encontrarse a sí mismos huyendo, incapaces o no 
queriendo afrontar los problemas que dejaron atrás. Otros pueden sentirse 
bastante cómodos al servicio de las causas elegidas. Nuestros trabajos e 
instituciones pueden proporcionarnos un sentimiento de identidad colectiva que 
nos protege como una manta caliente. Durante el proceso de reintegración, típico 
de la fase Diseminada, podemos añadir más y más agua al vino de nuestras 
convicciones de la Luna Llena y de hecho correr el peligro de olvidar lo que 
conocíamos anteriormente con tanta claridad. 
 
En los cuentos podemos reconocer estos temas de la 12ª casa cuando leemos 
sobre el exilio del héroe, quizá aprisionado, tal vez errante, o quizá bastante 
confortable y feliz como la Bella Durmiente o los hombres de Ulises que visitaron 
a aquellos que se alimentaban de lotos, y drogados por las flores que sabían a 
miel, olvidaron que tenían que regresar a casa. De modo similar, esos espíritus 
que han transcendido su existencia mundana y alcanzado el Nirvana, pueden 
decidir no volver a reencarnarse. 
 
La fase Diseminada puede por tanto ser un periodo bastante tranquilo en que nos 
escondamos, no desarrollemos nuestro potencial y tratemos de olvidar. En dicho 
caso, la Luna Menguante sonará como una alerta inaplazable. 
 
 
La Luna Menguante Progresada 
(270°-314°) 
 
La Luna Menguante Progresada puede compararse con los tránsitos o 
progresiones por el Ascendente. Esto significa que nos movemos desde la 12ª 
casa colectiva y pública hasta la extremadamente personal 1ª casa. La Luna 
Menguante puede resultar tan dolorosa como el nacimiento; hemos abandonado 
el útero, despertado de un largo sueño y afrontamos quiénes somos, sólos y 
como seres separados. Esta crisis puede compararse también con la 
aleccionadora experiencia de la jubilación, en la que de repente ya no formamos 
parte del colectivo y hemos perdido nuestra identidad pública, social y 
corporativa. Es el momento de regresar a nuestro ser esencial. La Luna 
Menguante se corresponde con las tres primeras casas; los bloques principales 
que constituyen nuestra personalidad. 
 
Durante la Luna Menguante Progresada surgen preguntas urgentes sobre quiénes 
somos, lo que deseamos y cómo vemos nuestro destino. Ejemplos de estas 
preguntas son: 
 
-"En realidad deseo tener un hijo antes de ser demasiado viejo, pero ¿seré lo 
suficientemente fuerte para criarlo yo mismo?" 
 
-“Lo que realmente deseábamos hacer y experimentábamos antes,dentro de unos 
años, ¿nos casaremos, estableceremos y crearemos una familia? ” 
 
-“Lo he estado posponiendo pero quiero crear mi propio negocio. Sin embargo, 
¿debería hacerlo en este momento en que la economía está a punto de entrar en 
recesión?” 
 
Durante la Luna Menguante deberíamos sacudirnos de encima muchas 
distracciones, enfocarnos en volver a ser nosotros mismos. En los cuentos se 
narra el regreso del héroe. Para aquellos que han estado a la deriva, 
escondiendose o en el exilio, es el momento de regresar a casa, deshacerse de 
los tiranos y usurpadores y reclamar su legado. 
 
Cuando, tras haber recorrido los mares durante muchos años, Ulises regresa a su 
Ática natal, se encuentra sólo, desamparado, e irreconocible. Debe probarse a sí 
mismo que él es el rey correcto y gracias a sus hazañas y fuerza reclamar su 
esposa y su trono. 
 
Al igual que la fase Creciente, la fase Menguante puede traer consigo tests de 
fuerza y coraje y especialmente, para la gente joven la Luna Menguante puede 
ser muy similar a la experiencia de la Luna Creciente: ambos pueden significar un 
paso hacia una mayor independencia y autorrealización. (De hecho, en cada fase 
del ciclo podemos vernos confrontados con asuntos relacionados con la casa 
opuesta a la que nos encontramos en la actualidad.) Sin embargo, hay diferencias. 
Como hemos visto en los ejemplos citados anteriormente, nuestras 
preocupaciones durante la fase Menguante están más relacionadas con el futuro 
que con el pasado. Durante la fase Creciente solemos preocuparnos de estar 
preparados; en la fase Menguante tendemos a temer haber dejado las cosas 
hasta muy tarde. Sentimos que hemos partido en invierno o a una edad avanzada. 
Otra diferencia que podemos observar a veces es que durante la fase Menguante 
el espíritu rebelde, característico de ambas fases, no se dirige tanto contra 
nuestros antecedentes familiares, padres, mentores etc. (casas 4-6) sino contra el 
colectivo; la historia o la sociedad en general (casas 10-12).  
 
Durante la fase Menguante se nos recalca con fuerza el hecho de que el ciclo está 
a punto de llegar a su fin. Podemos sentir que tenemos que volvernos de acero 
para anticiparnos a la crisis, o que se nos ofrece una última oportunidad de hacer 
un sueño realidad; en la mayoría de los casos, por tanto, la fase Menguante nos 
incitará a la acción. 
 
 
 
La Luna Balsámica Progresada 
(315°-359°) 
 
Mientras la Luna Progresada se aproxima a la conjunción con el Sol progresado, 
nuestro mundo se contrae. La gente que nos apoyaba o las estructuras que nos 
proporcionaban un sentimiento de seguridad e identidad pueden caer, 
dejándonos solos y vulnerables. Los sueños que nos sostenían pueden tener que 
ser abandonados o pospuestos de forma indefinida. Nuestros planes pueden 
verse frustrados, o fallar nuestros esfuerzos. Nuestra salud física puede 
deteriorarse y necesitar de cuidado extra y atención. Y de este modo debemos 
volvernos hacia dentro, retirarnos y recuperarnos antes de estar preparados para 
adentrarnos de nuevo en el mundo después de la conjunción, durante la Luna 
Nueva y la fase Creciente. La Luna Nueva Progresada que se aproxima representa 
el invierno de nuestro descontento, en que debemos tumbarnos, e hibernar hasta 
que la luz y la vida vuelvan de nuevo. La Luna Balsámica Progresada, que nos 
guía en este momento, puede ponernos a prueba severamente; Vincent van Gogh 
sucumbió a una debilidad física, una enfermedad mental y se desesperó durante 
esta fase. Muhammad Ali fue despojado de su título mundial y se le negó practicar 
boxeo al declararse objetor de conciencia por razones religiosas. Sin embargo, la 
Luna Balsámica Progresada no tiene por qué ser siempre tan extrema. 
 
Aunque podemos vernos forzados a algunas de estas pérdidas y finales, otros 
escenarios son posibles. Durante el ciclo que está próximo al final, nos hemos 
visto confrontados con numerosos desafíos, algunos de los cuales podríamos 
haber evitado. En el último momento, sentimos "es ahora o nunca" y podemos 
decir adiós a las muletas emocionales, miedos y frustraciones. Es un momento 
idóneo para deshacernos de las actitudes negativas e inhibiciones que nos 
mantienen conectados al pasado. De hecho, ya que nos sentimos menos rígidos 
nos puede faltar la energía para mantener nuestras inhibiciones y defensas y 
descubrir que podemos liberarnos de ellas. A menudo, se produce un 
arrepentimiento por no haberlo hecho antes. Esta fase puede ser el momento en 
que finalmente admitamos nuestros verdaderos sentimientos o problemas. 
Después de muchos años podemos declarar nuestro amor y comprometernos en 
una relación o hacer frente a cicatrices internas y buscar consuelo y curación. 
 
Durante esta etapa de nuestra vida aceptamos limpiar "el mostrador" para el 
nuevo ciclo. Es importante que busquemos las palabras exactas para decir lo que 
ha permanecido mucho tiempo sin decir, o las palabras que encapsularan la 
esencia de nuestras experiencias pasadas. Después de todo, esta parte del ciclo 
corresponde a la 3ª casa. Nuestras últimas palabras, para cualquier persona o de 
cualquier situación adquieren una importancia extrema. Tal vez deseemos escribir 
nuestras memorias o sintamos que necesitamos expresar nuestras emociones a 
un analista.  
Pueden que sintamos profundas intenciones o creencias que necesitamos 
expresar.  
Especialmente la segunda vez que esta fase tiene lugar, podemos sentir que 
tenemos un montón que cosas que decir. Las mujeres mayores pueden haber 
trabajado duro o criado a sus hijos, pero les cuentan a los niños historias y 
cuentos de hadas que contienen las semillas de la sabiduría para que pasen de 
generación en generación. Durante la Luna Balsámica, podemos desear 
representar ese papel. 
 
Una de las imágenes utilizadas para referirse a la Luna Balsámica es la de la fruta 
madura y podrida que cae al suelo y suelta la semilla. Dado que nos estamos 
deshaciendo de todo lo superfluo, quedamos reducidos a nuestra esencia. Se 
eliminan los bloqueos, los asuntos se solucionan, y todo empieza a encajar. Esto 
significa que la fase Balsámica llega en un momento en que hacemos las cosas 
apropiadas y conocemos a la gente adecuada, esas cosas y gente, que de hecho 
son esenciales para nosotros. En esta etapa de nuestra vida, sentimos que es 
preferible conservar nuestra energía, de modo que podamos enfocarnos tan sólo 
en unas pocas actividades. S 
La semilla es pequeña y vulnerable, y debemos protegerla contra turbulencias 
provenientes de la Luna Nueva. Los proyectos y relaciones iniciados durante la 
fase Balsámica pueden por tanto experimentar una crisis temprana. Una vez que 
nuestra relación o proyecto hayan sobrevivido a este test, se volverá más fuerte y 
resistirá el siguiente ciclo. 
 
Los ejemplos mencionados anteriormente, pueden no resultar muy 
esperanzadores, pero a veces experimentamos el aspecto más gratificante de 
esta fase. La segunda parte del Ciclo Lunar está asociada, después de todo, con 
'recoger lo que has sembrado' y durante la fase Balsámica la cosecha puede estar 
bien madura. Las recompensas y reconocimiento que hemos estado esperando 
durante mucho tiempo, llegan finalmente. Los sueños que se han mantenido 
durante tanto tiempo se vuelven realidad, mientras nuestros ahorros se hacen 
efectivos y se completan los proyectos a largo plazo. Este puede ser el momento 
en que realmente profundicemos en nosotros mismos. 
Incluso cuando la Luna Balsámica nos pone en bandeja la recompensa final, el 
futuro y los cambios de la Luna Nueva no están nunca muy lejos. 
 
 
 
 
 
 
El retorno de la Luna Nueva 
 
Durante la Luna Nueva Progresada podemos volvernos totalmente hacia dentro. 
El Sol y la Luna, los dos luminares y cuerpos más poderosos en nuestra carta se 
unen. Y donde antes espíritu y alma, mente y cuerpo, masculino y femenino, 
identidad y raíces habían estado separados, ahora se unen en uno.  
A lo largo de las fases Balsámica y Luna Nueva nos vemos forzados a sacar a la 
luz esas partes de nosotros que hemos proyectado sobre el mundo y es posible 
reintegrarlas en la personalidad. Para algunos esto puede significar tener que 
escarbar profundamente dentro del subconsciente para rescatar partes de 
nosotros mismos que habíamos olvidado. Algunos tienen que atravesar un 
proceso de duelo para interiorizar aquello que perdieron. 
 
La conjunción Sol-Luna progresada puede representar una experiencia de 
muerte y renacimiento similar a los pesados tránsitos de Plutón. Para algunos, la 
conjunción es menos dramática, simplemente les permite poner los pies en la 
tierra, regresar a la fuente y aventurarse de nuevo, a veces con un vigor 
incrementado. Otros, sin embargo, pueden desear deshacerse de todos los 
obstáculos y alcanzar su destino y la culminación de sus ambiciones.  
 
Pueden experimentar su mejor momento durante las fases Balsámica y Luna 
Llena, incluso cuando el canto del cisne anuncie el inexorable y no distante final. 

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