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DEVOTO Y PAGANO, LA RENOVACIÓN DE IZQUIERDA= INTRODUCCIÓN= Devoto y Pagano describen a la historiografía de Izquierda

es un conjunto de posiciones político-intelectual que carecen de unidad, conformadas por grupos y subgrupos que en muchos casos
no son antagónicas entre sí, esto muchas veces hace que no se vean los limites donde divergen unas con otras. Una de sus
características especiales es su abordaje de estilo ensayista y no tanto de la investigación basada en fuentes primarias y un
componente teórico marxista pero que muchas veces solo remite al teoricismo o mecanicismo, pasando por el positivismo y empresas
culturales etc..

ANTECEDENTES= Los primeros historiadores de la década del `20 que adhirieron al método marxista fueron José Ingenieros, Juan B
Justo y Aníbal Ponce. Los autores lo consideran como algo así como el ala izquierda del liberalismo local. A fines del Siglo XIX en
Argentina con la emergencia de la ciencia positivista solían depurar de los escritos de Marx todo componente revolucionario. Estaban
atravesados por la socialdemocracia alemana y veían al marxismo como ideología del desarrollo y el orden social en la que el
socialismo presentaría la modernización y el “partido del progreso”.

UN PUNTO DE PARTIDA= Ingenieros: mediante un juego de contraposiciones entre el mundo feudal y moderno, viejos y nuevos
ideales, entre clases parasitarias y trabajadoras, entre fuerzas morales de signo opuesto, Ingenieros desarrollo una perspectiva
histórica que le permitía explicar la dinámica civilizatoria proyectada hasta su presente. El interés por los factores mundiales se
relacionaba para Ingenieros con la verificación de que todos los movimientos políticos y sociales europeos han repercutido en
América, en proporción exacta de ese grado de europeización que suele llamarse civilización. Nuestro destino, ineludible, decía
Sarmiento, a “nivelarnos con Europa”. A partir de esta constatación consideraba que la Argentina debía prepararse para la revolución
socialista.

Se trata de una concepción evolutiva del desarrollo histórico cuyo sentido se precisa partir de oposición oposiciones binarias. Este
esquema dualista con que se explicaba la historia universal se verificaba también en la nacional.

Ponce: Héctor Agosti considera Aníbal Ponce como la bisagra entre “el liberalismo de los bien amados arquetipos del 80 y el
marxismo, que introducen la noción concreta de lucha de clases en la valoración histórica”. En su etapa “premarxista”, Ponce
permaneció constreñido liberalismo positivista finisecular y a la tradición abierta por Ingenieros con quién compartía el ideario liberal
expresando en la civilización, el cosmopolitismo y el progreso que encontraba en la figura de Sarmiento maduro, la ejemplaridad
cultural y política fue tomada por los intelectuales más jóvenes. Ponce consignaba episodios, ideas y valores relevantes en la
construcción de la Argentina moderna, de la argentinidad como decía José Ingenieros. Ella fue producto de los hombres de la 80,
quienes consumaron la tarea que produjo dejó pendiente revolución de mayo: la disolución de los vínculos que nos faltaban
mentalmente al caduco imperio español.

También la consideración de Ponce en torno a la historia Argentina con tenía claras marcas de quién fue su maestro: no sólo los
pronombres liberales, empezando por Sarmiento, sino la meditación sobre la nacionalidad en un esquema cosmopolita que construya
su sentido partir de contraposiciones y otorgaba centralidad explicativa la acción de las minorías.

Los años 30 constituyen un viraje en la historia intelectual de Ponce en la medida en que por entonces se consuma la Asunción
expresa del marxismo mediado por su acercamiento al comunismo y su vista a la URSS, factores que, conjugados con la adopción de
un antifascismo militante, se expresan en un conjunto de intervenciones políticas culturales.

En síntesis, Ponce dibujaba una línea del Progreso histórico que va del renacimiento de la revolución rusa pasando por la Revolución
Francesa: ayer la enciclopedia y el contrato social, hoy el caudal de la ciencia y el pensamiento de Marx. La cultura es él logos por el
que pasa la explicación del proceso que condujo del feudalismo al capitalismo y la posibilidad de este en fundar una nueva sociedad
en la que impere el “humanismo pleno”. Este humanismo proletario triunfante en la URSS, constituye un modelo de organización
social en el que el desarrollo tecnológico se vuelve el indicador más claro del dominio de la naturaleza por parte del hombre y sus
efectos liberadores y humanizadores.

ALGUNAS DIRECCIONES HISTORIOGRÁFICAS DE LAS IZQUIERDAS EN EL MUNDO DE ENTREGUERRAS= El surgimiento del PCA no
significó la inmediata elaboración de una historiografía propia. Cuando promediaba la década del 30, la sustitución de la estrategia del
“frente único” por la del “frente popular” cambiaría notablemente la configuración de los alineamientos políticos y sus congruentes
imágenes sobre el pasado. En tales condiciones se localiza la emergencia de una historiografía comunista propiamente dicha, la cual
resulta coincidente con la intervención pública de una cohorte generacional que, con distinta modulaciones, le dará forma y
contenido.

Los autores de esta corriente de izquierda se caracterizarían por una cultura antifascista.

Ponce: Es la educación el factor que en manos de la clase materialmente dominante impone sus ideas, su moral y su visión del
mundo. La escuela fija su propósito ligado a la estructura económica de la clase social dominante y constituye el reflejo de sus
intereses y aspiraciones, por lo cual come ninguna reforma pedagógica fundamental puede imponerse con anterioridad al Triunfo de
la clase Revolucionaria. Si la lucha de clases es el eje de la argumentación, la educación rusa constituye el ejemplo exitoso de
eliminación de la división social del trabajo y fundamento del HOMBRE NUEVO cuyo desarrollo integral requiere como paso previo la
conquista del poder político por el proletariado.

Agosti: Concibe al arte como la actividad que no sólo refleja el mundo, sino que constituye una forma de conocimiento de la realidad
que contribuye a sí mismo a su transformación. La cultura en el centro de su reflexión por entender que no era otro el espacio donde
producir los cambios, la cultura como patrimonio y realización social y colectiva, como actividad y no como pasiva recepción.

Rodolfo Puiggrós: Localizaba en el desierto y el latifundio los principales problemas de un país considerado semicolonial como el
nuestro. Dominación de países capitalista sobre países dependientes: la aparición de formas precapitalistas con predominio de
relaciones feudales de producción. La afirmación del carácter feudal que la colonización española atravesó en América. Aquella
fundada por un monopolio donde el señorío, latifundio y la servidumbre eran características determinaron la ausencia de fuerzas
sociales necesarias para producir la revolución democrático-burguesa. Puiggrós distingue el desarrollo en dos tipo de sociedades: del
interior, señorial basada en una economía doméstica que reposaba sobre la mano de obra servil y la que abarca el litoral de los ríos y
el espacio bonaerense, esta da lugar a la acumulación de capital comercial por parte de una burguesía que pronto entrara en estrecha
relación con el capital británico.

La tesis principal de Puiggrós consistió en sostener la inviabilidad de la revolución democrático-burguesa encarnada en Moreno,
circunstancia que condicionó el segundo ciclo revolucionario, personificada en la figura de los caudillos considerados conductores de
masas ideológicamente ambivalentes.

Bagu: intentó demostrar el carácter capitalista de la sociedad colonial y la relevancia de la inserción comercial de las colonias
americanas en el mercado internacional. Refutará la idea del feudalismo durante la etapa colonial y si bien reconoceré algunos
aspectos como la servidumbre, Bagu dirá que en el feudalismo el orden económico maneja una entidad autosuficiente, en tanto que
el señorío americano la producción está destinado al mercado por eso hablamos de un capitalismo colonial.

Por su parte y desde los 30, sectores vinculados al trotskismo vernácula también encarnaron la tarea de diagnosticar en orden
presente a fin de mejor organizar la acción política, es decir, la naturaleza que debía asumir la revolución. En este caso el debate
trotskista que giró en torno a la naturaleza del capitalismo argentino y el problema de la liberación nacional puso en evidencia los
consensos y disidencias al interior de la misma agrupación.

REALINEAMIENTOS EN EL PERONISMO Y POST-PERONISMO= Cuando el peronismo irrumpió en el escenario político argentino como
los anteriores diagnósticos incidieron en la interpretación y en la justificación teórico conceptual que las izquierdas adoptaron frente a
un fenómeno que operó como clivaje; sin embargo, encuadres impuestos por las dirigencias partidarias, principalmente del PCA, lejos
de ser unánimemente aceptado, provocaron divergencias y fracturas.

Por su parte, el golpe de estado de septiembre de 1955 género no sólo la disputa de la “herencia vacante“ dejada por el peronismo y
por la legitimidad teórica del marxismo, y no la necesidad de explicar la experiencia que se clausura va y los cambios sociales que
había generado.

Así durante la etapa que transcurre entre la irrupción del peronismo y la posterior a su derrocamiento, se verifica un fenómeno
correctamente caracterizado en términos de “hibridación de las culturas de izquierda” que se expresó en emergencia deformaciones
políticos culturales y sus expresiones historiográficas tales como revisionismo de izquierda, revisionismo socialista, neorevisionismo,
nacionalismo de izquierda, izquierda nacional y nueva izquierda.

EL PERONISMO COMO REVOLUCIÓN NACIONAL. LA IZQUIERDA NACIONAL= Durante la etapa del surgimiento del peronismo y la
caída de este en el 55` se verifica una hibridación de las culturas de izquierda. La etapa del 45 genero las condiciones para la
convergencia de intelectuales marxistas con otros procedentes del campo nacional, dando origen a lo que se llama Izquierda
Nacional. Proponen una reinterpretación de la política y con ella, de la historia nacional; refutando la historiografía liberal mitrista
como sus versiones de izquierda y el revisionismo oligárquico, caracterizándose por ser antiimperialista y muchas veces
latinoamericanista fundada en la dupla Nación-Popular. En la izquierda nacional confluyen dos vertientes distintas:

Matriz Trotskista: emergente de los años `40 (Narvaja, Abelardo Ramos, Spilimbergo).

Alberto Ramos: En primer momento posición antiliberal, antiimperialista y nacionalista de izquierda, postulando como horizonte la
revolución nacional. Pretende difundir una alternativa a las interpretaciones liberales y de la izquierda nacional a las que acusaba de
una profunda incomprensión de la realidad nacional y de las clases oprimidas. Va ser uno de los primeros en plantear fuertemente la
unidad latinoamericana. Base feudal de España en las colonias americanas y calificaba a Belgrano y Mariano Moreno de
antinacionalistas por sus tendencias liberales. Pero reivindicando a la figura de Rosas por su protección a la soberanía nacional.
La historia Argentina es un eterno conflicto entre masas populares y sectores pro imperialistas. El peronismo constituyo una etapa
más caracterizada por la captación de masas, ejercito garante de los intereses nacionales y liderazgo de signo burgués. Designando a
Perón con modelo bonapartista.
Expulsados por el PC: que conformaron el Movimiento Obrero Comunista, Puiggrós, Astesano, Hernández Arregui, (proveniente del
yrigoyenismo), J.W. Locke (proveniente del peronismo) y Ortega Peña (frondizismo)

Puiggrós: Era parte del PCA y opto por el apoyo crítico junto con Astesano de lo que imaginaban era una revolución nacional
democrática-burguesa. Dominación de países capitalista sobre países dependientes: la aparición de formas precapitalistas con
predominio de relaciones feudales de producción. Va a utilizar el concepto de “modo de producción”
Para Puiggrós la naturaleza del peronismo es un movimiento de liberación nacional pero carente de teoría revolucionaria. Para el
autor esto explica la ineptitud del peronismo para recuperar el poder luego de 1955.

Astesano: Entendía a la revolución justicialista como una “tercera forma” o revolución de nuevo tipo que se desarrollaba en todos los
países coloniales y dependientes: la revolución de nueva democracia dirigida contra las fuerzas imperialistas y sus agentes internos.
Astesano apelaba a argumentaciones filomarxitsa para encontrar una vía marxista que condujera al socialismo. La revolución nacional
tenía por fin completar el desarrollo capitalista argentino, terminaba siendo equivalente a la de corte democrática burguesa, pero se
distinguía de ella en lo concerniente a las tareas inmediatas que debía desarrollar; estás no consistían en la reforma agraria propiciada
por el partido comunista en razón del carácter feudal del sector rural por el contrario, Artesanos subrayaba el carácter capitalista de
ese sector iniciado en 1810, concepto opuesto al de Puiggrós pero que luego sería modificado. Sobre fines del siglo XIX, la formación
del mercado interno y las inversiones extranjeras marcaron emergencia de una nueva etapa del capitalismo caracterizada por el
desarrollo de clases nacionalistas y procurarían completar infructuosamente la revolución popular iniciada en 1810 como frustrado
por efecto del imperialismo.

Arregui: La conciencia histórica de los argentinos nació en las particulares condiciones de la década del 30 cuando la opresión
imperialista genero inversamente la necesidad de autodeterminación nacional. Para Arregui hay un nacionalismo reaccionario y otro
revolucionario. El Primero corresponde a las grandes potencias y a los ideólogos europeos, el segundo al de los países coloniales. El
autor identificaba las fuerzas antinacionales en la Argentina: la oligarquía terrateniente tradicionalmente opuesta la industrialización,
amplios sectores de la clase media en sus estratos superiores, adicionados en formas diversas al imperialismo y mentalmente
colonizados por el aparato educativo de la oligarquía, y los restos de los partidos tradicionales y parte de la masa estudiantil; en la
vereda opuesta colocaba el peronismo asociado al proletariado industrial y rural, a quienes reclamaban profundizar su veta anti-
imperialista.

LOS REACTIVOS AL PERONISMO= Los sectores trotskistas fueron reactivos al peronismo, el problema central que ellos destacaban era
el de “el problema de la burguesía nacional”. Sostienen que luego de la revolución de mayo aún hay una inexistencia de una burguesía
nacional capaz de desarrollar las tareas inherentes a su condición pero advierte sobre la presencia de una burguesía comercial y
porteña liga de los intereses británicos de ello deriva que el proceso revolucionario no modificó la estructura de clases: las clases
dominantes continuaron siendo los terratenientes y comerciantes hispano-criollos, al igual que en la colonia, verificándose sólo la
aproximación del control del estado por parte de la alta burocracia peninsular en beneficio de las facciones de la clase dominante.

Para ellos la clase obrera durante el peronismo es conservadora y quietista. Desde las proyecciones historiográficas el concepto
“clase dominante” procedente del canon marxista tuvo una particular repercusión cuando, en el contexto de los `70 los cientistas
sociales comenzaran a interrogarse sobre las causas del atraso argentino.

“IZQUIERDA TRADICIONAL” Y NUEVA IZQUIERDA= Al comenzar los 30 las huestes historiográficas del PC se venían veían menguadas,
no sólo por las expulsiones de Puiggrós Y Astesano, sino que suerte similar corrió por ejemplo Juan José Real, quien dos años antes de
su desviación oportunista pasó a ser visto como un intento de ocupar el espacio dejado por Puiggrós. Una vez consolidado en esa
función procuro institucionalizar y regentar la actividad historiográfica partidaria través de la creación del Ateneo De Estudios
Históricos Manuel Belgrano. Sin embargo, Devoto dice que no había que buscar innovaciones aquí.

Para Devoto las innovaciones deben buscarse en la labor de Héctor Agosti. En sus publicaciones pueden seguirse los planteos más
doctrinarios del comunismo local, aquellos que proponían otras aperturas y a los cuales se le tolerará cierta heterodoxia, salvo en lo
concerniente a la línea política del partido; cuando ella se ve afectada, la ruptura es inevitable.

Una reseña histórica que se proponga a dar cuenta de las novedades debería incluir los trabajos iniciales de José Carlos Chiaramonte,
quien propuso como necesaria una agenda centrada en la crítica a las interpretaciones tanto liberal como revisionista-nacionalista de
la historia argentina. El argumento no sólo reflejaba una sagaz lectura política del momento sino que contenía en sí mismo un núcleo
programático convergente con la que por entonces desplegaba la naciente historia social renovadora, de la cual fue parte. Señalaba
un cierto europeísmo “presenten en nuestros primeros políticos e intelectuales”.

Otra dirección en la que se expresaron las líneas innovadoras y sobre la que repetidamente se ha insistido fue la propuesta por la obra
de Antonio Gramsci, introducida por Agosti. Subrayó las simetrías entre la realidad italiana y la argentina derivadas de la “similitud de
algunos problemas de la formación Nacional de la cultura y de su Fuentes liberales”. Ello remite al problema de la conformación de la
cultura política de la izquierda comunista argentina: por un lado, la convicción de que las experiencias europeas funcionaban como
anticipaciones y claves hermenéuticas para entender la realidad local; por otro los vínculos de esa cultura con la tradición liberal.

Tal el marco en el que se encuadraban algunas de las empresas culturales más conocidas de la nueva izquierda que, ante la ausencia
del anclaje partidario, una vez expulsados varios sus miembros del PC, se expresaron a través de publicaciones como Pasado y
Presente, y otras de carácter principalmente literario.

Originariamente los promotores de la revista Pasado y Presente se veían a sí mismos, generacional e intelectualmente, como una
alternativa frente al dogmatismo y la autocomplacencia de la dirigencia del PC argentino, pero su expulsión los lanzó a “un peregrinaje
en búsqueda de un anclaje político y social concreto”. Esa búsqueda colocada en la intersección entre la política y la cultura se refleja
en las contribuciones que componen cada entrega, mostrándose siempre sensible a las variadas direcciones intelectuales de su
tiempo para usar la candente realidad latinoamericana de los 60.

Debates y perspectivas= en 1965 se dio el debate entre Rodolfo Puiggrós y Andrés Gunder Frank. El vértice del debate lo constituyen
la hipótesis de Andrés Gunder Frank centradas en demostrar el carácter estructural de la dependencia, es decir, la invariabilidad de la
relación entre los países centrales y zonas periféricas desde la conquista hasta el presente; desde el período colonial al poscolonial,
América Latina se vio su sometida al sistema de explotación capitalista en tanto unidad mundial que se expresa nivel nacional en
forma de desarrollo y el subdesarrollo que no son etapas sucesivas y no dos caras de una misma realidad. A partir de estas premisas,
Frank recusaba ideas que habían predominado en los partidos comunistas y en los teóricos desarrollista, las cuales comenzaron a ser
cuestionadas desde mediados de los 60, no sólo desde formulaciones políticas académicas, sino fundamentalmente por los procesos
históricos que tuvieron lugar en la región: estos últimos parecían indicar la imposibilidad de las burguesías nativas de sostener un
proyecto “nacionalista- democrático- burgués“ como por distintas vías sostenían el comunismo etapista y el desarrollo.

Puiggrós abrí el debate refiriéndose a los modos de producción en Iberoamérica flexibilizando el esquema rígido del capitalismo
mediante la afirmación acerca de que el mismo Marx desenclavó modos intermedios y variedades en los modos generales. Luego de
un extenso razonamiento, concluía que los modos de producción de las sociedades creadas en nuestra América en el siglo XVI eran,
en general, formas singulares de feudalismo aunque aceptaba la excepcionalidad de la estancia argentina y la esclavitud en Brasil.
Confrontaba finalmente en los sostenedores de la tesis capitalista, al advertir sobre el error bastante generalizado que supone
confundir capitalismo con economía mercantil.

Juan Carlos Garavaglia, partiendo de una distinción entre los conceptos de modo de producción y formación económica social, al
tiempo que se formulaba la pregunta acerca de la operatividad en nuestra historia colonial. Él recuperaba el concepto de formación
económica no consolidada aportado recientemente por Emilio Sereni, para pensar el hecho colonial en una realidad tan diversa y
compleja como la americana, sin exigencia de establecer un modo de producción dominante que presuponía a su vez un grupo clase
social dominante. El hecho clave en este contexto es la relación colonial en la que el capital comercial plantea como único fin la
extracción de la mayor cantidad posible de trabajo excedente, si bien tal capital obligó número creciente de productores a producir
valores de cambio, eso no necesariamente general relaciones capitalistas de producción. En otros términos la paradoja de la historia
colonial americana consiste en que ante la ausencia de relaciones capitalistas de producción hegemónicas, los comerciantes y el
capital comercial denominaban a los productores.

Finalmente, Carlos Sempat Assadourian desgranada los principales argumentos de Gunder Frank, criticando los a la luz de los aportes
de Kula, Frederick Mauro y las discusiones recientes en la revista Past and Present. Su conclusión alerta sobre la imposibilidad de
extrapolar linealmente como única innecesaria alternativa apriorística las fórmulas marxistas aplicadas a Europa, estudiando en su
lugar la totalidad empírica e historia americana histórica latinoamericana.

Como en el caso del debate sobre los modo de producción en América Latina, el organizado en torno a los orígenes del peronismo, las
respectivas formulaciones se despliegan no sólo en el territorio de la historia sino en el más novel de la sociología histórica, también
como en aquel, la refutación se valió de puntos de vista y desarrollo producidos en sede académica.

Tesis de Germani.

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