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César Vallejo, cristología, humanidad y

metáfora poética

Por Magno Antonio Vera Correa.

En 1918 un poeta peruano llamado César Vallejo (1892-1938), natural de la

Libertad, Santiago de Chuco, publicó en Lima (1918) su primer libro titulado

"Los Heraldos Negros"(A. Ferrari, 2006).

Muchos de los protagonistas que marcaron la historia del Perú en el siglo XX,

vivieron en su juventud "tiempos de maduración ideológica" en la Lima de

antaño, floreciendo desde entonces en esta cuna de la República personajes

como: Víctor Raúl Haya de la Torre, Luis Alberto Sánchez, José Carlos

Mariátegui, Víctor Andrés Belaúnde y muy joven Cesar Vallejo. Juntos

formarían un círculo cultural y académico muy importante de su tiempo

llamado: "protervia". Dichas reuniones se llevarían a cabo con mucho

entusiasmo en la casa de Víctor Andrés Belaúnde, acudiría también con

frecuencia el célebre misionero protestante escocés Juan A. Mackay,


recientemente doctorado en la Universidad mayor de San Marcos (decana de

América) profesor emérito de filosofía posteriormente y fundador del

emblemático Colegio cristiano Anglo-peruano (hoy Colegio San Andrés, A.

Mackay, 1991 p.231)

Por consiguiente la historia denotaría e interpolaría de forma muy variada la

vida de éstos célebres personajes juveniles destacándose como :"la

generación del centenario“ y el mítico proceso de la formación del socialismo

y el aprismo, abriendo el camino del ámbito académico y echando bases en

una atmósfera cultural y social en contraposición a las ideas existentes de su

tiempo; Luis Alberto Sánchez se encargaría de describir la vida de Víctor Raúl

Haya de la Torre (fundador del APRA) en una biografía además describiría la

profundidad del pensamiento Limeño de la época (Valenzuela,1979)

Además, cabe destacar la labor del líder aprista entre obreros y estudiantes,

sus dificultades económicas, su conducta y filosofía de vida (Luis A.

Sánchez,1987).

Por su parte, Juan Gargurevich aportó con una reconstructiva narrativa de los

años juveniles de Mariátegui, cronista de "la razón", a su vez Jorge Basadre y

Víctor Andrés Belaúnde, nos ofrecen crónicas personales con una evaluación
espiritual y social dentro del desarrollo científico e intelectual de su tiempo

(Jorge Basadre,1981)

Juan A. Mackay en un artículo sobre corrientes religiosas en el Perú, describe

a un joven poeta quien es por aquellos días filosóficamente "agnóstico"(en

referencia a Vallejo); ya se mostraba muy fecundo y pródigo en sus escritos

poemarios, con términos y elementos condicionantes para plasmar mucha

inspiración y adorno literario inmerso en "la fe religiosa"(Juan A. Mackay,

1921).

Asimismo, Mackay hace una comparación de Vallejo con los atenienses, de

los cuales se hace referencia en el libro de los Hechos de los apóstoles en el

Nuevo Testamento, en el cual describen a los griegos de Atenas que sólo se

dedican a comentar las últimas novedades de su tiempo.

Mackay lo seguiría describiendo así:

"tiene una sed impetuosa de experimentar toda sensación que le sea

posible al espiritual humano, incluso visitó algunas veces fumaderos de

opio para experimentar "sensaciones del trance del opio", y está muy

temeroso el de no perderse ninguna "nueva sensación", construye un

altar de rimas a un "Dios de lo desconocido" menciona en su poema:


"la Esfinge", el mayor don que le implora a Dios es un estado de su

espíritu que ni el dolor o el gozó puedan fraccionarlo (Mackay,

"religión currents..",p.201).

Según el misionero escocés Juan A. Mackay este poeta liberteño fue

influenciado por el poeta mexicano Amado Nervo quien era practicante del

nirvana budista y quién --como es bien sabido-- se acercó en sus últimos días

a esta filosofía religiosa.

Sin embargo, en contraposición a lo expuesto por Mackay, en su libro "Los

Heraldos Negros" se puede percibir un tinte poemario cuya redacción

reflejaría una búsqueda inverosímil de la metafísica con una creativa e

inverosímilizacion y polarizada presencia de "símbolos cristianos"

Vallejo extralimita poderosamente su religiosidad en el cual el Creador (Dios

Todopoderoso) y el Hijo (Jesucristo) aparecen muy a menudo. Sin embargo,

no se aprecia en sus inspiraciones sistemas de ideas filosóficas de Dios

(teodiceas), o de las grandes verdades fundamentales de la fe

(sistematización teológica), tampoco Vallejo aduce militancia en alguna

iglesia o práctica religiosa, pues aún de adulto no hubo indicios que hiciera

praxis de ella.
Sin embargo, como ya lo hemos enfatizado, en sus escritos se encuentra una

aplicación compulsiva del sentido de lo sagrado, el misticismo, y el empleo

de una variedad de simbolismos religiosos hace pernoctar como fuente

inspiradora "La Tradición Cristiana". Es propio de él y es exponencialmente

determinante en la poesía Vallejiana.

En Los Heraldos Negros, Poemas humanos y España aparta de mí esté Cádiz,

desde "su odio de DIOS" (2da. línea de los Heraldos Negros) hasta su

militancia comunista en París y España, cuya inquietud espiritual reflexiona y

cuestiona a Dios desde su "humanidad".

El teólogo peruano Gustavo Gutiérrez en relación con la producción poética

de Vallejo nos recuerda que su literatura es un medio de comunicación

desarrollista para la temática religiosa.

Siendo el mismo escrito (la Biblia) "una obra literaria", los salmos, el libro de

Job y los profetas se expresan en forma de literatura poética (González Vigil,

Universidad Católica, 1997, p.117), en los Heraldos Negros y en especial esta

cuarteta inicial suena profanador de la época:


"hay golpes en la vida, tan fuertes...yo no sé! Golpes con el odió de

Dios., como sí ante ellos, la resaca de todo lo sufrido se empozará en el

alma...yo no sé!”

Se destacan también el poema "Los dados eternos" con una dimensionada

carga religiosa y dedicada al maestro Manuel González Prada, cuya

"generación del centenario" estuvo muy influenciada por ÉL y su "violenta

rebeldía anticlerical" con una protesta frente al Dios oficial de la iglesia

católica romana, muy alejado por cierto y arbitrariamente del hambriento,

del pobre y la justicia de entonces.

Se ve cómo el poeta dialoga con Dios, dirigiéndose al Creador en forma

apasionada, trasluciéndose muchas afirmaciones. En este "Diálogo con Dios",

tal vez hay un cierto ropaje aparente de blasfemia sobre todo a la formalidad

religiosa oficial muy inquisidora, cuyas consecuencias se reflejaron en críticas

negativas, persecuciones y hasta agresiones personales al poeta (Kishimoto,

Vigil, pp.33-58)

En el marco de este Diálogo con Dios escribiría:

"Dios mío, estoy llorando al ser que vivo me pesa haber tomándote tu

pan., pero este pobre barro pensativo no es costra fermentada en tu


costado:|tú no tienes Matías que se van! Dios mío si tú hubieras sido

hombre, hoy supieras ser Dios., pero tú, que estuviste siempre bien, no

sientes nada de tú creación y el hombre sí te sufre:|el Dios es él!”

(C. Vallejo, completada en Lima,1974, p.80).

Vallejo y su profunda conciencia humana.

Su profunda protesta a Dios se muestra también contestatario contra su

soberanía y su institución (iglesia) en contraposición a la pobreza y

sufrimiento humano de la época, mostrándose un paralelismo con algunos

personajes bíblicos como un catastrófico Job y los desamparos y protestas de

los salmistas

Simbología

El poeta usa muy frecuentemente imágenes tomadas de la simbología

cristiana propia de la religiosidad popular: la Cruz, el Calvario, el jueves

Santo, el sudario, las manos clavadas, las Magdalenas.

Cristología

Vallejo por lo general no usa otras imágenes o aspectos de la historia bíblica

o cristiana, es más lo alude, usa más bien la figura del Cristo sufriente como
una metáfora de su vida “incolonizada”, Vallejiana, describiendo

perspicazmente su personal experiencia y su desapego existencialista, el

tramo de su propio sufrimiento y el drama del ser humano en este mundo

estructurado y arrastrado a corrientes de dominio (según él)

Así, el poema de Los Heraldos Negros continúa diciendo:

"son las caídas hondas de los cristos del alma"

A veces Vallejo muestra por momentos un Humanismo Utópico Y

Prometeico. En su protesta contra Dios termina endiosando al ser humano

como de aprecia en la segunda parte de los dados eternos: "y el hombre si te

sufre, entonces el Dios es el" y en este mismo tono se da una figura de Cristo

y su justicia, ejerciendo un determinismo justiciero a favor de los pobres y

mostrándose en contra de los burgueses explotadores (profetismo)

Se puede decir que siempre en Vallejo hay con frecuencia una búsqueda

cristológica: "Dios mío si tú hubieras sido hombre..."

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