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DEDICATORIA

Este proyecto es el resultado del esfuerzo conjunto de todos los que formamos el grupo de trabajo, los

agradecimientos.

En primer lugar a Dios por habernos guiado por e lcamino de la felicidad hasta ahora; que nos ha dado la

vida y fortaleza para terminar este proyecto de investigación

en segundo lugar a cada uno de los que son parte importante en nuestras vidas, nuestros queridas familias

padres, Hermanos,esposos(as) e hijos, por siempre haberme dado su fuerza y apoyo incondicional

A nuestro docente Dr. Marcos Noel CALIZAYA PINTO, docente del curso de PRACTICA FORENSE CIVIL,

quien se ha tomado el arduo trabajo de transmitirnos sus diversos conocimientos, especialmente del campo

y de los temas que corresponden a nuestra profesión y además por brindarnos la confianza, sabios

consejos, oportunidades, recursos para lograrlo nuestra metas y objetivos propuestos, Muchas gracias

doctor.
INTRODUCCIÓN

Estudiar los principios procesales del Código Procesal Civil coadyuva al proceso de formación en el que

estamos, permitiéndonos así ampliar nuestros conocimientos acerca del valor que tiene como fuente del

Derecho,

Los principios procesales son aquellas premisas máximas o ideas fundamentales que sirven como columnas

vertebrales de todas las instituciones del derecho procesal. Constituyen el origen y la naturaleza jurídica de

todo sistema procesal, a la vez que actúan como directrices que orientan a las normas jurídicas para que

logren la finalidad que medió su creación.

De ahí los principios procesales tienen la función de suplir algunas lagunas o ambigüedades que pueden

darse en el Derecho Procesal, y se consideran norma jurídica semejante a las normas que integran el

ordenamiento, llegando a constituir el vértice o columna vertebral de una estructura procesal

El presente trabajo ha sido dividido en XI capítulos, contiene: los procesos, la importancia de los principios

generales del derecho, principios procesales, principios de tutela jurisdiccional efectiva, principios de

dirección e impulso del proceso, fines del proceso e integración de la norma procesal, principios de iniciativa

de parte y de conducta procesal, principios de inmediación, concentración, economía y celeridad procesal,

principio de socialización, juez y derecho, principio de gratuidad en el acceso a la justicia, principios de

vinculación y de formalidad y los principio de doble instancia; conteniendo en cada una de ellas conceptos,

finalidades y por último el desarrollo propio de cada uno de los principios.

LOS PRINCIPIOS GENERALES DEL DERECHO.

Son las ideas, postulados éticos, positivisados o no, que inspiran, condicionan y orientan la creación,

interpretación e integración del ordenamiento jurídico escrito (legal y jurisprudencial) y consuetudinario

demás constituyen bases teórica y razones lógicas en sentido ético..


utilizados por los jueces, loslegisladores, los creadores de doctrinay por los juristas en general, sea

paraintegrar lagunas legales o parainterpretar normas jurídicas.Ejemplos: los principios de buena fe,justicia,

equidad, libertad, confianza.principio que dice “lo que no estajurídicamente prohibido estapermitido” etc.

Una manera de idealizar el derecho es decir que es una ciencia de conceptos precisos, estructurados sobre

la base de un sistema que los ubica en el ámbito adecuado, situación que a su vez permite utilizarlos para

expresar exactamente lo que el emisor desea y comunicar al receptor con fidelidad el mensaje o dato.

Esto es, más o menos, lo que cierta concepción del pensamiento jurídico ha pretendido, históricamente,

hacer del derecho, esto es, entenderlo como una ciencia formal elaborada sobre la base de abstracciones,

cuyo punto de partida ideal son hipótesis, las que posteriormente deben ser verificadas al ser contrastadas

con la realidad, a fin de ser asimiladas o descartadas del quehacer científico.

Para ello parece importante advertirle que sea conciente de que tal construcción se elabora comúnmente

sobre bases precarias. Veamos cuáles son.

En algún momento del desarrollo histórico del derecho, se consideró que su estudio no era otra cosa que la

búsqueda de las verdades divinas, las que se supone permanecían inmutables en un mundo superior, del

cual había que extraerlas por medio de la razón, en tanto fuera posible. San Agustín y después Santo Tomás

mejoraron la idea y consideraron que, en efecto, hay tres clases de leyes: una ley eterna que es la que

gobierna todo en tanto es voluntad de Dios, una ley natural que reside en la conciencia del hombre en tanto

este es partícipe del quehacer divino y una ley humana que está referida a las relaciones terrenas o

mundanas.

Esta concepción se completa con otras afirmaciones adscritas al mismo pensamiento. Así, se dice que la ley

eterna no es pasible de conocimiento por el hombre, pero este sí puede acceder a la ley natural a través de

la razón. Por otro lado, laley humana es precisamente el producto de la aplicación de la ley natural a la vida

en sociedad.

Estas tesis, expresiones de la influencia del derecho romano sobre el pensamiento de los doctores de la

Iglesia, constituyen la matriz de la que se nutren los desarrollos posteriores de! derecho occidental europeo.

Es aquí donde se aprecia la búsqueda de métodos tendentes a encontrar cierto número de conceptos o ideas

centrales, fijas, inmutables, que sirvan de base para la construcción de un sistema jurídico.
Sin embargo, e! hecho de que e! fenómeno jurídico no sea otra cosa que una especie del fenómeno social,

ha determinado que todos los esfuerzos -inclusive los contemporáneos- por diseñar un sistema jurídico sobre

la base de cierto número de categorías básicas de aceptación universal hayan fracasado.

Si el fenómeno jurídico es un fenómeno social específico, entonces es natural que la norma jurídica solo sea

una especie de la norma social. Siendo así, participa de toda su sensibilidad, por tanto, es variable en e!

tiempo y en el espacio. Asimismo, su aceptación o reconocimiento en una comunidad admite todos los

matices. Así, los motivos de la elaboración de una norma jurídica son distintos a los motivos que -mucho

tiempo después- se tienen para pedir su aplicación. Y, para hacer extremo el ejemplo, no sería de extrañar

que fuesen otros los motivos que tuviera el juez para aplicarla o no al caso concreto en otro momento

histórico determinado.

Tomemos como ejemplo un concepto utilizado en los códigos más importantes de nuestro ordenamiento

jurídico y de cualquiera que reconozca como antecedente al sistema romano-germano-canónicofrancés: el

orden público. Tal vez la idea más exacta que podemos tener de él es aquella que tenemos en nuestra mente

cuando el concepto no nos es preguntado. Es decir, sabemos qué es hasta que nos lo preguntan. Sin

embargo, cuando queremos perfilar sus elementos básicos o distintivos, empieza la discusión, resultando

imposible lograr un acuerdo unánime sobre qué es orden público. Inclusive algunos consideran que es un

concepto que debería ser eliminado del derecho

El ejemplo del concepto orden público es de plena aplicación a un importante número de ideas jurídicas

prevalecientes en el derecho contemporáneo. Mucho tiempo se ha perdido en buscar proposiciones que

constituyan verdades incontrovertibles sobre las que se asiente un determinado desarrollo o concepción del

derecho. Inclusive aún se sigue perdiendo tiempo en discusiones originadas en la defensa de una tesis que a

su vez se sustenta en un aforismo o principio reconocido y aceptado en la Edad Media -aun cuando jamás ha

sido contrastado con la realidad de su época- pero postulado siglos después como verdad definitiva, sin que

medie un análisis sobre la diferencia de contextos históricos entre e! momento de su génesis y e! de su

aplicación actual.

Los principios generales del derecho no son verdades inmutables e incontrovertibles, originadas en un

espíritu superior o en un grupo de sabios indiscutidos, capaces de desafiar la fuerza destructiva del tiempo y,

por tanto, de ser edificios victoriosos en medio de las ruinas humeantes de una ciencia que cada día renueva
sus contenidos para hacer efectiva su utilidad social. De hecho, los principios apenas son concepciones del

derecho que han tenido un importante reconocimiento en un momento histórico determinado, con la

suficiente contundencia como para mantener su aceptación relativa en sociedades y tiempos distintos a

aquellos en los que tuvieron origen.

"El tiempo modifica los principios fundamentales igual que cambia las reglas del derecho. ,Los principios

deben necesariamente cambiar porque no constituyen de ningún modo categorías lógicas, sino que son la

concentración de reglas materiales, y las reglas cambian con las relaciones. Creer en la inmutabilidad de los

principios acredita falta de sentimiento crítico para el estudio de la historia"

LA IMPORTANCIA DE LOS PRINCIPIOS GENERALES DEL DERECHO

los principios generales del derecho, una importancia suprema o un rasgo peyorativo, es donde empieza a

descubrirse que atrás de la polémica en torno de qué y cuáles son los principios, está guarnecida no solo la

importancia teórica de estos, sino una extraordinaria labor de cobertura de las situaciones límites en las que

el derecho -fenómeno social al fin- suele ser atrapado por la realidad sin tener una salida coherente.

"Lo mismo en la esfera del Derecho que en todas las ramas del saber, corresponde, pues, a la reflexión

crítica y filosófica esa función de reivindicar y aclarar los presupuestos y principios tácitos, los cuales

desaparecen fácilmente bajo el peso de la superestructura del mundo empírico, ya veces parecen perdidos

casi por completo. Tal función no responde tan solo a una exigencia puramente teórica, que podemos llamar

de justicia cognoscitiva, sino que es necesaria también con objeto de suministrar las normas precisas para

los casos particulares y los problemas prácticos; en los cuales alguna que otra vez, y cuando menos se

piensa, revélase imperiosamente la urgencia de acudir a una noción o a un principio de carácter general,

para resolver una dificultad o para desentrañar la verdadera naturaleza de un fenómeno

Y si a pesar de lo dicho la importancia de los principios aparece discutida, adviértase la función trascendente

que estos tienen para la actividad realizada por el juez. Esta, como se sabe, consiste en aplicar

creativamente categorías jurídicas que orienten y promuevan la vigencia del sistema jurídico, pero con la

debida adecuación a las características propias del caso concreto y de los elementos externos que lo rodean.

Prácticamente no hay sistema jurídico contemporáneo que no haya acogido la teoría del "deber de fallar", es
decir, el ineludible deber que tiene eljuez de resolver los casos sometidos a su función jurisdiccional. Sin

embargo, recuérdese que tal actividad no siempre tuvo esta imposición. No hace más de dos siglos, si un

juez no tenía la certeza de cómo debía resolver, podía no pronunciarse en ningún sentido. Inclusive con el

tiempo se deslizó una alternativa. Esta consistió en el derecho del juez de solicitar auxilio al poder legislativo,

cuando se encontrara con un caso que consideraba no previsto en la legislación vigente. La necesidad de

justicia y de seguridad jurídica de la sociedad y, sobre todo, el propósito de concretar la independencia del

poder judicial6, impusieron al juez la exigencia de resolver sin ningún elemento externo a su voluntad.

Precisamente, la regulación normativa del" deber de fallar" significó proveer aljuez de herramientas jurídicas

que suplieran los vacíos o deficiencias normativas, pues uno de esos remedios para el juez o el intérprete en

general son los principios generales del derecho. Por otro lado, una de las frustraciones eternas de los

juristas consiste en tener que admitir que no hay posibilidad de regular en forma completa todas las

situaciones que en la realidad se pueden producir. Y aun en la hipótesis negada de que tal encargo se

lograra, el jurista es conciente de que muy prontamente el cambio social convertirá el logro obtenido en una

nueva frustración, tal vez más profunda. Por esta razón, es imprescindible contar con medios que alienten,

que impelan a analizar (actualizar) la norma positiva en la perspectiva del tiempo transcurrido desde que se

expidió hasta el momento en que se va a aplicar.

Otro sector considera que los principios están incorporados a la norma positiva, siendo inmanentes al

derecho concretizado en la norma objetiva, razón por la cual lo que se requiere es una interpretación de ella

para descubrirlos, por lo menos en aquellos casos en que no sean evidentes. La tesis se sustenta en el

hecho que un sistema normativo es completo y armónico en sí mismo, por tanto, no es factible considerar

que tiene lagunas. Esta concepción privilegia un principio llamado también "norma de clausura", que tiene

como función esencial integrar el sistema. La norma es: "todo lo que no está prohibido, está permitido".

También es un tema discutido -desde una óptica prospectivaprecisar si los principios deben estar regulados,

o simplemente es suficiente que se repute necesario que tengan reconocimiento como ideas jurídicas

trascendentes. Nos parece que los principios no solo no tienen necesidad de estar incorporados al derecho

positivo, sino que además se debilita considerablemente su función integradora y enriquecedora 'del sistema

jurídico, si se exige como cuestión previa su reconocimiento en el derecho positivo. Ahora bien, una última

discusión sobre el tema es si solo existen los principios del derecho generales o es posible admitir la
existencia de principios específicos orientadores de una determinada disciplina jurídica. Nosotros

consideramos que en este tema se ha construido artificialmente una polémica innecesaria. Los principios

generales del derecho orientan e informan todo el derecho, sin embargo, tal calidad no obsta para que haya

otros de distinto alcance, en tanto son líneas vectoriales y explicativas de las tendencias o posiciones de las

diversas disciplinas que conforman el conjunto de las ciencias jurídicas.

Finalmente, los principios generales del derecho pueden ser extralegales, pero en ningún caso son

extrajurídicos. Siendo así, se trata de fenómenos jurídicos que tienen como funciones: crear, interpretar e

integrar el sistema jurídico. Ahora bien, tales funciones solo se pueden cumplir en tanto los principios sean

normas fundamentales, trascendentes, universales, tópicas, sin que esencialmente sean positivas. Estas

funciones son tan importantes para el derecho que su ejercicio no puede dejarse al desgobierno y al caos. Es

imprescindible que los mecanismos de generación del derecho se sujeten a pautas objetivas, precisamente

esas normas orientadoras y autocreativas están expresadas en los principios generales del derecho

1. LOS PRINCIPIOS PROCESALES

a. RESEÑA HISTORICA DE LOS PRINCIPIOS PROCESALES

En algún momento del desarrollo histórico del Derecho, se consideró que su estudio no era otra cosa que la

búsqueda de las verdades divinas que permanecían inmutables en un mundo superior de don de había de

extraerlas por medio de la razón, en tanto fuera posible. San Agustín y después Santo Tomás, mejoraron

la idea y consideraron que, en efecto. hay tres clases de leyes, una ley eterna que es la que gobierna todo

en tanto es voluntad de Dios; una ley natural que reside en la conciencia del hombre, en tanto éste es

partícipe del quehacer divino, y una ley humana referida a las relaciones terrenas o mundanas.

Esta concepción se completa con las afirmaciones de que la ley eterna no es pasible de conocimiento por el

hombre; en cambio a la ley natural éste pue de acceder a través de la razón; por otro lado la ley humana es

precisamente el producto de la aplica ción de la ley natural en la vida en sociedad.

Esta tesis, expresión de la influencia de la doctrina de los juristas romanos, constituye la matriz de donde

se nutren los desarrollos posteriores del Derecho, tendientes a encontrar cierto número de conceptos o

ideas centrales, fijas, Inmutables, que sirvan de base para la construcción de un sistema jurídico.
Sin embargo, el hecho que el fenómeno jurídico no sea otra cosa que un fenómeno social, ha determinado

que todos los esfuerzos incluso los contemporáneos por diseñar un sistema jurídico sobre la base de cierto

número de categorías básicas de aceptación universal y de conocimiento inmediato, hayan fracasado.

Si el fenómeno jurídico es un fenómeno social específico, entonces es de suyo que la norma jurídica es

sólo una especie de la norma social. Siendo así, participa de toda su sensibilidad, por tanto, es variable en

el tiempo y en el espacio, su aceptación o reconocimiento admite en una misma Comunidad todos los

matices. Así, los motivos de la elaboración de una norma jurídica son distintos a los motivos que mucho

tiempo después se tienen para pedir su aplicación. Y, para extremar el ejemplo. No sería de extrañar que

fuesen otros los motivos que tuviera el Juez para aplicarla o no al caso concreto.

Tomemos como ejemplo un concepto utilizado en los Códigos más importantes de nuestro ordenamiento

jurídico y de cualquiera que sea tributario del sistema romano-francés, el de orden público. Tal vez la idea

más exacta que podemos tener de él es aquella que aflora a nuestra mente cuando el concepto no nos es

preguntado. Es decir, sabemos qué es hasta que nos lo preguntan. Sin embargo, cuando queremos perfilar

sus elementos básicos o distintivos empieza la discusión, resulta imposible lograr un acuerdo unánime

sobre qué es orden público, incluso algunos consideran que es un concepto que debería ser eliminado del

Derecho.

Un caso singular está dado por los llamados Principios Generales del Derecho. A la fecha se tiene una idea

confusa de ellos, pero comúnmente suele considerárselas pilares básicos sobre los que se asienta una

determinada concepción del Derecho. Las más agudas disputas sobre temas jurídicos se resuelven

apelando a que una de las opiniones está apoyada en un Principio General del Derecho, pero, ¿qué son

éstos?

Digamos primero que no son verdades inmutables e incontrovertibles originadas en un espíritu superior o en

un grupo de sabios, capaces de desafiar la fuerza destructiva del tiempo y, por tanto, ser edificios victoriosos

en medio de las ruinas de una ciencia que cada día renueva sus contenidos.

De hecho los Principios si apenas son concepciones del Derecho que han tenido un importante

reconocimiento en un momento histórico determinado, con la suficiente contundencia como para mantener

su aceptación en sociedades y tiempos distintos a aquellos en los que tuvieron origen. Sin embargo, nada de

lo dicho garantiza la bondad absoluta de su aplicación. lhering se refería a esto así: "El tiempo modifica los
principios fundamentales igual que cambia las reglas del Derecho. Los principios deben

necesariamente cambiar porque no constituyen de ningún modo categorías lógicas, sino que son la

concentración de reglas materiales, y las reglas cambian con las relaciones. Creer en la inmutabilidad de los

principios acredita falta de sentimiento crítico para el estudio de la historia".

b. CONCEPTO:

Los principios procesales es una expresión mono-disciplinaria de los principios generales del derecho ya

desarrollados vistos en su conjunto y al interior de un ordenamiento sirven para describir y sustentar la

esencia del proceso, y además poner de manifiesto el sistema procesal por el que el legislador ha optado. Es

esta también la razón por la que aparecen en el frontis de un ordenamiento, en su título preliminar. Sin

embargo, lo expresado no obsta para reconocer que hay varios principios procesales que podrían no

aparecer en un código, pero que sin duda forman parte de la sistemática de este, inclusive de la concepción

del proceso que los legisladores han optado.

En definitiva, los principios procesales acogidos en un código son expresiones de una determinada

tendencia. A pesar de ello, debe advertirse que su aplicación exige una interpretación reflexiva que

trascienda su sentido literal o histórico cada vez que sean utilizados, privilegiándose los valores vigentes

en la sociedad al momento de su aplicación. Estamos abogando por la relativización de los conceptos y

de los principios procesales. Es indispensable que el juez advierta que los principios son pautas orientadoras

de su decisión, en tanto este los somete al cotejo con las necesidades y los intereses sociales al tiempo de

su uso.

Proponemos una interpretación creativa de los principios, que los haga concordar con los valores vigentes en

la sociedad y en su dinámica en un momento histórico determinado. Un principio procesal acogido en un

código será útil en tanto penetre en la escena misma de la vida, se nutra del drama diario de una comunidad

que aspira a ser mejor y, en definitiva, permita al juez decidir en justicia el caso concreto.

Por lo demás, cuando describimos un principio del proceso estamos haciéndolo desde una perspectiva

institucional, es el análisis del proceso como fenómeno jurídico. Sin embargo, esta apreciación válida no

obsta reconocer que desde la óptica del sujeto de derecho, los mismos principios del proceso suelen ser a su

vez derechos básicos de este, regularmente de naturaleza constitucional.


En las siguientes líneas vamos a desarrollar lo que hemos denominado principios del proceso y principios del

procedimiento. Los primeros son aquellos indispensables para la existencia de un proceso, sin ellos este

carecería de elementos esenciales para ser admitido como tal. Los segundos, en cambio, son los que

caracterizan e identifican la presencia de un determinado sistema procesal, en concordancia con lo

expresado en el capítulo anterior a propósito precisamente de los sistemas procesales.

PRINCIPIO DE TUTELA JURISDICCIONAL EFECTIVA- 2020

El derecho a la tutela judicial efectiva apunta a garantizar un mecanismo eficaz que permita a los

particulares reestablecer una situación jurídica vulnerada y está integrado por el derecho de acceso; el

derecho a la gratuidad de la justicia; el derecho a una sentencia sin dilaciones indebidas, oportuna,

fundamentada en derecho y congruente; a la tutela cautelar y a la garantía de la ejecución de la

sentencia.

La tutela judicial efectiva es una garantía constitucional procesal que debe estar presente desde el

momento en que se accede al aparato jurisdiccional, hasta que se ejecuta de forma definitiva la

sentencia dictada en el caso concreto, es decir, que una vez garantizado el acceso a la justicia, cada

uno de los demás principios y garantías constitucionales que informan al proceso, tales como el

debido proceso, la celeridad, la defensa y la gratuidad deben ser protegidos en el entendido de que el

menoscabo de alguna de esas garantías, estaría al mismo tiempo vulnerando el principio a la tutela

judicial efectiva.

Además, la tutela judicial efectiva se materializa a través del proceso constituido por: el libre acceso de

los ciudadanos de los órganos jurisdiccionales, la plena protección cautelar, la sustanciación de un

proceso debido conforme a las garantías procesales fundamentales, la correcta aplicación del derecho

al caso concreto y una efectiva ejecución de lo sentenciado.

CONCEPTO.- El derecho a la tutela jurisdiccional efectiva es aquél por el cual toda persona, como

integrante de una sociedad, puede acceder a los órganos jurisdiccionales para el ejercicio o defensa

de sus derechos o intereses, con sujeción a que sea atendida a través de un proceso que le ofrezca
las garantías mínimas para su efectiva realización. El calificativo de efectiva que se da le añade una

connotación de realidad a la tutela jurisdiccional, llenándola de contenido.

El derecho a la tutela jurisdiccional “es el derecho de toda persona a que se le haga justicia; a

que cuando pretenda algo de otra, esta pretensión sea atendida por un órgano

jurisdiccional, a través de un proceso con garantías mínimas” De Bernardis define la tutela

jurisdiccional efectiva como “la manifestación constitucional de un conjunto de instituciones

de origen eminentemente procesal, cuyo propósito consiste en cautelar el libre, real e

irrestricto acceso de todos los justiciables a la prestación jurisdiccional a cargo del Estado,

a través de un debido proceso que revista los elementos necesarios para hacer posible la

eficacia del derecho contenido en las normas jurídicas vigentes o la creación de nuevas

situaciones jurídicas, que culmine con una resolución final ajustada a derecho y con un

contenido mínimo de justicia, susceptible de ser ejecutada coercitivamente y que permita la

consecución de los valores fundamentales sobre los que se cimienta el orden jurídico en su

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integridad” .

Sin embargo, no es suficiente que un derecho esté reconocido expresamente en los textos

constitucionales, pues la verdadera garantía de los derechos de la persona consiste en su

protección procesal, para lo que es preciso distinguir entre los derechos y las garantías de

tales derechos, que no son otras que los medios o mecanismos procesales a través de los

cuales es posible su realización y eficacia. Es por ello que, muchas veces, se reclaman

nuevas formas procesales que aseguren, fundamentalmente, una tutela jurisdiccional pronta

y eficiente.

Nuestro Código Procesal Civil de 1993, con una depurada técnica legislativa, establece en el

artículo I del Título Preliminar el derecho a la “tutela jurisdiccional efectiva”, al señalar:

“Artículo I.- Derecho a la tutela jurisdiccional efectiva.- Toda persona tiene derecho a la tutela

jurisdiccional efectiva para el ejercicio o defensa de sus derechos o intereses, con sujeción a

un debido proceso”.

Consiguientemente, es deber del Estado promover la efectividad del derecho a la tutela


jurisdiccional, que no sólo se limita al aspecto procesal, sino, fundamentalmente, al aspecto

material, en el sentido de resolver la pretensión planteada.

LA TUTELA JUDICIAL EFECTIVA COMO DERECHO CONSTITUCIONAL

Modernas Constituciones consagran el derecho a la tutela jurisdiccional “efectiva” como

derecho constitucional, al que antes se conocía como derecho a la jurisdicción, y

científicamente hablando como derecho, facultad, poder de la acción.

El artículo 24º de la Constitución Política Española de 1978 consagra y reconoce este derecho

constitucional a todas las personas y no solo a los españoles, en los siguientes términos:

1) Todas las personas tienen derecho a obtener la tutela efectiva de los Jueces y Tribunales en

el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos, sin que, en ningún caso, pueda producirse

indefensión.

2) Asimismo, todos tiene derecho al Juez ordinario predeterminado por la ley, a la defensa y a

la asistencia de letrado, a ser informados de la acusación formulada contra ellos, a un proceso

público sin dilaciones indebidas y con todas las garantías, a utilizar los medios de prueba

pertinentes para su defensa, a no declarar contra sí mismo, a no confesarse culpables y a la

presunción de inocencia.

La ley regulará los casos en que, por razón de parentesco o de secreto profesional, no se

estará obligado a declarar sobre hechos presuntamente delictivos.

Germán Bidart Campos refiere que “personalmente utiliza y de manera frecuente, la

denominación nueva del clásico y viejo derecho a la jurisdicción, no porque antes dejáramos

de asignarle a éste el contenido amplio que se tiende desde el acceso a la justicia hasta la

sentencia última, sino porque se expresa mejor en una fórmula clarísima cuál es el sentido que

debemos atribuir a la jurisdicción, a la acción, al proceso en todas sus etapas, a su duración, y

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a la decisión que le pone término” .

La Constitución Política peruana de 1993, acorde con lo expuesto, consagra la “tutela

jurisdiccional” en el capítulo referente al Poder Judicial, en su artículo 139 inciso


3), al establecer:

“Artículo 139º .- Son principios y derechos de la función jurisdiccional:

3. La observancia del debido proceso y la tutela jurisdiccional. Ninguna personapuede ser

desviada de la jurisdicción predeterminada por la ley, ni sometida a

procedimiento distinto de los previamente establecidos, ni juzgada por órganos

jurisdiccionalesde excepción ni por comisiones especiales creadas al efecto, cualquiera sea su

denominación.”

Es sumamente importante lo que enseña Jesús Gonzáles Pérez en cuanto a la tutela

jurisdiccional: “El derecho a la efectividad de la tutela jurisdiccional no constituye en modo

alguno una conquista del Estado Social de Derecho, ni siquiera del estado de Derecho. La

organización del poder público de modo que quede garantizada la justicia le viene impuesto

a todo Estado por principios superiores que el Derecho positivo no puede desconocer. El

derecho a la justicia existe con independencia a que figure en las Declaraciones de Derechos

Humanos y Pactos Internacionales, Constituciones y leyes de cada Estado. Como los demás

derechos humanos es un derecho que los seres humanos tienen por el hecho de ser

hombres. Los ordenamientos positivos se limitan a recogerle, como recogen otros principios

del Derecho Natural, al lado de los principios políticos y tradicionales “.

En primer término, tenemos que establecer el concepto de Proceso en el Derecho. El proceso,

según Quiroga , en cualquiera de sus manifestaciones, surge de su propia finalidad dual: cuando la

necesidad de justicia y de paz social, cuando la necesidad de convivencia humana en sociedad hace

indispensable para el desarrollo social se hace vital el proscribir la autotutela o autodefensa como

forma violenta e individual para la preservación de los derechos conculcados. Es decir, se hace

necesario prescindir de la justicia por mano propia o la Ley del Talión. Es así que, en el desarrollo

del proceso, surge la autocomposición, mecanismo de consenso que, finalmente, se vuelve

insuficiente, pues su mecanismo bilateral no garantizaba el buen resultado toda vez que las partes

terminaban siempre imponiendo su mayor fuerza o poder. Posteriormente, el desarrollo social del

hombre descubre el sistema heterocompositivo, donde la intervención de un tercero, básicamente

imparcial, dotado de legitimidad y autoridad, será esencial para dirimir las controversias suscitadas
en el grupo social a satisfacción de éste . De ahí, se podrá apreciar que este sistema

heterocompositivo se reflejará no sólo en los procesos iniciados ante la autoridad judicial,

representante del Estado, sino ante particulares que intervendrán como terceros imparciales ante la

solución de los conflictos que en la sociedad se genere. El primero se considerará un sistema

heterocompositivo judicial y el segundo en uno extrajudicial. La importancia del proceso judicial se

grafica en su principal fundamento social: “la sustracción al hombre de la posibilidad de dar solución

privativa a sus conflictos de modo singular. Por ello, se sostiene que en su ausencia, la sociedad

involucionaría a sus orígenes en que la autotutela definía el primer impulso del sentimiento del

derecho contra la injusticia: la acción violenta, directa, la imposición de la fuerza antes que las

razones, el origen de la defensa privada y de la venganza, esa justicia salvaje que se ha superado,

precisamente, con la vigencia del Estado Moderno de Derecho”.

De esto es que podemos decir que el proceso judicial es un importante instrumento del Debido

proceso legal. El concepto de Debido proceso legal surgió en un principio en la doctrina del

derecho inglés, como una superación del concepto anterior de tener derecho a “su día en la

Corte” (“His day in the Court”), pero pasó a ser implementado por las colonias norteamericanas

dentro de la etapa de colonización que en esa época se desarrollaba. Es ahí que surge la frase

del “Due Process Of Law” que COKE, señalaba que era equivalente al término “Law Of The

Land” utilizado en la Carta Magna de 1215. Finalmente, se consolida con la implementación de

las Enmiendas V y XIV de la Constitución de los EE.UU. de 1787. Según Linares , el Debido

proceso legal antes del proceso de implementación en las Colonias, era concebido en Inglaterra

como una garantía procesal de la libertad personal contra las detenciones arbitrarias y contra las

penas sin juicio previo. Asimismo, el Debido proceso se consideraba como el conjunto de

garantías frente a la arbitrariedad del monarca, lo que era común al “Bill of Rights” del derecho

anglosajón.

EJERCICIO Y DEFENSA DE SUS DERECHOS

El papel de los derechos fundamentales

En realidad, ya no se discute mayormente en la doctrina constitucional el papel de los derechos

fundamentales y de las normas de principio -igualmente, de las consideradas simplemente programáticas-


entendidas como directivas materiales permanentes, que vinculan positivamente a todos los órganos

encargados de la jurisdicción, que deben tenerlas en consideración en cualesquiera de los momentos de su

actividad.9 De otro modo, la más importante fuente jurídica de las normas de principio son exactamente los

derechos fundamentales.

Por otra parte, la concepción de los derechos fundamentales como normas objetivas supremas de la

ordenación jurídica vuelve a revestir fundamental importancia práctica y no solo teórica para las tareas del

Estado. Por eso, cualquier poder del Estado tiene una obligación (negativa) de abstenerse de injerir en el

ámbito protegido por los derechos fundamentales, como también una obligación (positiva) de llevar a cabo

todo aquello que sirva para la realización de esos derechos, incluso cuando no se refieran a una pretensión

subjetiva de los ciudadanos.

DEBIDO PROCESO SUSTANTIVO

• Protección a las personas.

Debido proceso adjetivo

• Garantía procesales.

En el Perú:

 Se encuentra constitucionalizado – Art. 139.3, segundo párrafo del 103 (abuso de derecho) y otras

que resulten esenciales para que el proceso pueda cumplir con su finalidad y que se deriven del

principio dignidad de la persona (art. 3).  Es un derecho fundamental de toda persona (peruana,

extranjera, natural o jurídica). Ejemplo: Caso del migrante.

 En reiterada jurisprudencia, el Tribunal ha precisado que los derechos fundamentales que

componen el debido proceso y la tutela jurisdiccional efectiva son exigibles a todo órgano que tenga

naturaleza jurisdiccional (jurisdicción ordinaria, constitucional, electoral y militar) y que pueden ser

extendidos, en lo que fuere aplicable, a todo acto de otros órganos estatales o de particulares

(procedimiento administrativo, procedimiento legislativo, arbitraje y relaciones entre particulares,

entre otros). STC 0023-2005-PI/TC, F.J. 43.


Tutela Jurisdiccional  Los derechos al debido proceso constituyen la base sobre la que se asienta la tutela

judicial y no judicial. Entre otros: Juez natural (Art. 139. 1 y 2). Acceso a la jurisdicción. Derecho a la

instancia plural (Art. 139. 6). Igualdad procesal . Derecho a un proceso sin dilaciones indebidas.

Debido proceso entre particulares

 Casos de Asociaciones (Clubes).

 Caso de Sociedades.

 Caso de Cooperativas.

Se regulan por sus propias normas (estatutos y reglamentos), pero siempre dentro del marco de las garantías

mínimas del debido proceso.

Solo si hay una tutela urgente de derechos distintos a los de debido proceso, es competente la jurisdicción

constitucional, sino otras vías( Art. 92 del Código Civil para el caso de asociaciones y 139 de la Ley General

de Sociedades para Sociedades y Cooperativas).

DEBIDO PROCESO

En principio, diremos que el debido proceso, se encuentra expresamente reconocido en el art. 139, inciso 3

de la Constitución Política del Estado y prescriben que son principios y derechos de la función jurisdiccional,

la observancia al debido proceso y la tutela jurisdiccional efectiva.

Según se indica, ninguna persona, puede ser desviada de la jurisdicción predeterminada por la ley, ni

sometida a procedimiento distinto de los previamente establecidos, ni juzgada por órganos jurisdiccionales de

excepción, ni por comisiones especiales creadas al efecto, cualquiera sea su denominación.

El debido proceso, según coinciden diversos juristas nacionales, está referido, al conjunto de garantías

penales y procesales, que se deben respetar desde la etapa de la investigación preliminar hasta la ejecución

de un proceso penal, entendiéndose que el Estado como titular del derecho punitivo debe respetar los

derechos de los justiciables en sus diferentes etapas.

Todo proceso judicial, de cualquier disciplina jurídica, que importe tutela jurisdiccional efectiva, debe tener las

mínimas garantías para poder llevar un proceso justo o limpio, es decir los litigantes deben tener la confianza

en el aparato judicial, que su proceso aun sea adverso, se llevará con todas las garantías legales.
Toda persona, sometida a una investigación de carácter penal, desde el inicio de las investigaciones

preliminares, debe tener la absoluta confianza que su indagación, investigación y juzgamiento, se debe llevar

acabo con absoluta imparcialidad e independencia de los señores jueces, en el ejercicio de sus funciones,

cualquier vulneración contra el contenido esencial de la garantía constitucional del debido proceso, nulifica

cualquier proceso penal.

En el debido proceso se encuentran comprendidos una serie de garantías, que es necesario que se respeten

en cada etapa del proceso penal, pues los derechos y garantías procesales, que forman parte de los

derechos fundamentales de las personas, comprenden: el derecho constitucional a la presunción de

inocencia, el derecho al juez natural e imparcial, el derecho a la defensa de libre elección, a la no

autoincriminación, a no ser juzgado sin dilaciones indebidas, el derecho a la impugnación de las

resoluciones, a la motivación de las resoluciones judiciales, la pluralidad de instancias, el derecho a no ser

penado sin proceso judicial, entre otros.

MANIFESTACIONES DEL DEBIDO PROCESO

El desarrollo alcanzado en la doctrina y jurisprudencia sobre la materia ha hecho que el debido proceso

cuente con dos manifestaciones, una sustancial y otra procesal. Se habla así –con propósitos exclusivamente

metodológicos– de un “debido proceso sustantivo o sustancial” y de un “debido proceso adjetivo o procesal”,

aunque se tratan de dos manifestaciones de un mismo derecho.

La faz procesal del debido proceso, llamada también debido proceso adjetivo, formal o procesal, está

comprendida por los elementos procesales mínimos que resultan imprescindibles para que un determinado

proceso sea considerado justo. Esta dimensión procesal comprende una serie de elementos que pueden ser

agrupados bajo el “derecho al proceso” y el “derecho en el proceso”.

Conforme al derecho al proceso todo sujeto debe tener la posibilidad de acceder a un proceso con la

finalidad de que el órgano competente se pronuncie sobre su pretensión y le brinde una tutela efectiva y

diferenciada. Por efectividad en la tutela nos referimos al derecho que tiene todo sujeto a que el órgano

competente, encargado de pronunciarse sobre su pretensión, dicte oportunamente las medidas necesarias

para asegurar la eficacia o ejecución de las decisiones que se emitan y lograr que estas se cumplan (por

ejemplo, dictando medidas cautelares, medidas conminatorias, etc.). Y por tutela diferenciada nos referimos

al derecho que tiene todo sujeto a que dicho órgano le brinde una tutela que resulte adecuada para
solucionar o prevenir en forma real y oportuna los diferentes tipos de conflictos o incertidumbres jurídicas que

se sometan a su conocimiento (por ejemplo, a través del dictado de medidas anticipadas, de las

denominadas medidas autosatisfactivas, etc.). Por lo tanto, el derecho al proceso no se agota en la simple

posibilidad de acceder a un proceso cualquiera, sino que su contenido exige que dicho proceso sea justo,

para lo cual la tutela que se brinde a través de él debe ser efectiva y diferenciada. Como consecuencia de

ello, el contenido de este derecho exige también que se eliminen y/o prohíban las barreras y las formalidades

irrazonables que obstaculizan el acceso a un proceso. Adicionalmente, exige que ningún sujeto de derecho

sea afectado o sancionado si antes no se inició y tramitó el proceso correspondiente, garantizándose su

intervención o participación; por ello implica también que ningún sujeto de derecho puede ser sorprendido o

afectado con los resultados de un proceso que no conoció o que no estuvo en aptitud de conocer.

PRINCIPIO DE DIRECCION E IMPULSO PROCESAL.

3.1 CONCEPTO:

El proceso civil se sustenta en el Principio de Dirección. Este es la potestad de la autoridad

jurisdiccional para encaminar las actuaciones procesales de manera eficaz y eficiente, y ordena a

las partes, sus apoderados y abogados al cumplimiento de las disposiciones legales.

Esta capacidad de hacer, potestad, es otorgada por las leyes procesales a los jueces y tribunales

para que cuiden de que el procedimiento se desenvuelva en la forma más conveniente.

Con esa potestad recibida los jueces deben buscar que las partes (eficiencia) y sus actos tengan

efectos de acuerdo a ley (eficacia).

Las autoridades judiciales tendrán a su cargo la responsabilidad de adoptar las medidas orientadas

a la finalización del proceso y evitar su paralización, procurando que los trámites se desarrollen con

la mayor celeridad, dentro de los plazos procesales (CPC 2; 24 inciso 2, inciso 4; 25 inciso 5).

Según CHIOVENDA: El juez no puede mantener la actitud pasiva que tuvo en el proceso de otros

tiempos, sino que debe estar provisto de autoridad.

En aplicación de este proceso, el jue se convierte en director de proceso, provisto de una serie de

facultades para dejar de ser un “CONVIDADO DE PIEDRA”. Es por ello que este principio consiste
en otorgar al juez la aptitud necesaria para conducir automáticamente el proceso sin necesidad de

intervención de las partes para la consecuencia de sus fines.

Según Juan MONROY GÁLVEZ: El principio de dirección judicial del proceso recibe también el

nombre de principio de autoridad del Juez. El principio de Dirección Judicial es la expresión que

mejor caracteriza al sistema publicistico, aquel en el cual como ya se expreso - el Juez tiene durante

el desarrollo de la actividad procesal un rol totalmente pasivo, previsto solo para legitimar la

actividad de las partes.

Y ¿Quién es el Juez? Es la persona que esta investida por el Estado de la potestad de administrar

justicia. Podemos considerar que la Dirección del proceso es un deber, no de carácter funcional,

sino de carácter procesal.

3.2 PRINCIPIO DE DIRECCION DEL PROCESO

"Principios de Dirección e Impulso del Proceso. - La dirección del proceso está a cargo del Juez, quien

la ejerce de acuerdo a lo dispuesto en este Código. El Juez debe impulsar el proceso por sí mismo,

siendo

responsable de cualquier demora ocasionada por su negligencia.

Principio de Dirección en el Proceso Civil. El Principio de Dirección es la potestad de la autoridad

jurisdiccional para encaminar las actuaciones procesales de manera eficaz y eficiente, y ordena a las

partes, sus apoderados y abogados al cumplimiento de las disposiciones legales.

DEBERES PROCESALES DE DIRECCION

- Mantener la igualdad entre las partes

- Excusarse mediando causal (tercero en la relación litigiosa)

- Prevenir y sancionar todo acto contrario al deber de veracidad, probidad, lealtad y buena fe.

- Procurar la conciliación de las partes

3.3 EL JUEZ DEBE IMPULSAR EL PROCESO POR SI MISMO

La dirección del proceso está a cargo del juez, quien la ejerce de acuerdo a lo dispuesto en este

código. El juez debe impulsar el proceso por sí mismo, siendo responsable de cualquier demora

ocasional por su negligencia.


3.4 ESTAN EXCEPTUADOS POR IMPULSO DE OFICIO

Están exceptuados del impulso de oficio los casos expresamente señalados en este código.

- Cuando existen causales de nulidad absoluta.

- Cambio de régimen de gananciales por separación de patrimonios

- El Juez debe evitar que la desigualdad entre las personas por razones de sexo,

religión, idioma, condición social, política afecte el desarrollo o resultado del proceso.

COMENTARIO

El principio de dirección e impulso procesal es aquella actividad necesaria para el desarrollo normal del

proceso, haciéndolo avanzar a fin de que pueda cumplir su propia finalidad dentro del orden jurídico. El

impulso procesal tanto puede corresponder a las partes que peticionan ante el juez que, por su propia

iniciativa, adopte medidas encaminadas a evitar la paralización del proceso. En materia civil, se ha

establecido que el juez está facultado para dirigir los trámites no solo en busca de la verdad, sino también

como medio de obtener una mayor economía procesal

FINES DEL PROCESO INTEGRACIÓN PROCESAL.

El Juez deberá atender a que la finalidad concreta del `proceso es resolver un conflicto de intereses o

eliminar una incertidumbre, ambas con relevancia jurídica, haciendo efectivos los derechos sustanciales, y

que su finalidad abstracta es lograr la paz social en justicia. En caso de vacío o defecto en las disposiciones

de este Código, se deberá recurrir a los principios generales del derecho procesal y a la doctrina y

jurisprudencia correspondientes, en atención a las circunstancias del caso.

Acuerdo al autor.- LEDESMA NARVAES nos dice el proceso es un conjunto de actos ordinarios,

orientado al logro de un fin predeterminado. El proceso no se agota en un instante sino que responde a una

secuencia de etapas, ello le da un carácter dinámico. Todo proceso tiene una vocación de arribo, no tiene un

fin en sí mismo sino es teleológico. En campo de proceso civil este fin va estar orientado a poner fin al

conflicto de intereses y permitir la paz social por medio de la actividad jurisdiccional. Al conflicto de manera

general lo percibimos como un conjunto de propósito métodos de intereses o conjunto de divergente.


Atendiendo a la naturaleza del conflicto podemos distinguir al conflicto del derecho y al conflicto de intereses.

Los primero son conflictos jurídicos que reclama el incumplimiento de convenios y leyes.

Se parte del supuesto que existe una desposesión sobre el particular que se trata de interpretar y aplicarla.

Lo importante es que el conflicto se refiere a una supuesta violación de un derecho establecido y

jurídicamente reconocido; en cambio los conflictos de intereses, llamados también económico o de negocios

son distintos.

Coherente con lo antes señalado, considero que el Artículo III del Título Preliminar del CPC referido a los

“fines del proceso e integración de la norma procesal” que establece que “el juez deberá atender a que la

finalidad concreta del proceso es resolver un conflicto de intereses o eliminar una incertidumbre, ambas con

relevancia jurídica, haciendo efectivos los derechos sustanciales, y que su finalidad abstracta es lograr la paz

social en justicia debería tener el siguiente texto: “Finalidad de la función jurisdiccional [en vez de fin del

proceso].

Artículo III. El juez deberá atender a que la finalidad concreta de su función es resolver un conflicto de

intereses o eliminar una incertidumbre, ambas con relevancia jurídica, haciendo efectivos los derechos

sustanciales, y que la finalidad abstracta es lograr la paz social en justicia [función del juez, en vez de

función del proceso].

Igualmente, considero que se podría cambiar el texto del artículo 48 del CPC en el que se señala que

las funciones del juez y de sus auxiliares son de Derecho Público. Realizan una labor de conjunto destinada

a hacer efectiva la finalidad del proceso. El incumplimiento de sus deberes es sancionado por la ley”, por el

siguiente texto: “Las funciones del juez y de sus auxiliares son de derecho público. Realizan una labor de

conjunto destinada a hacer efectivos los derechos sustanciales [en vez de hacer efectiva la finalidad del

proceso]. El incumplimiento de sus deberes es sancionado por la ley.

A) Los principios generales del derecho procesal hecho procesal.

Los principios procesales pueden ser entendidos como directivas u orientaciones generales en las que se

inspira cada ordenamiento jurídico procesal, con la finalidad de describir y sustentar la esencia del proceso.

Son principios del proceso:

a) Exclusividad y obligatoriedad de la función jurisdiccional;


b) Independencia de los órganos jurisdiccionales;

c) Imparcialidad de los órganos jurisdiccionales;

d) Contradicción o bilateralidad;

e) Publicidad;

f) Obligatoriedad de los procedimientos establecidos en la ley;

g) Motivación de las resoluciones judiciales;

h) Cosa juzgada.

B) Funciones de los principios generales del derecho procesal.-

Los principios generales de derecho procesal son los fundamentos del derecho procesal que establecen los

parámetros sobre los cuales deben regirse los sujetos procesales y que permiten la correcta aplicación de las

normas procesales, con el fin de propender por la convivencia armónica de los seres humanos y garantizar.

Los principios procesales pueden clasificarse en: 1 Principios del procedimiento: principio de

oralidad, principio de inmediación, publicidad (véase principio de publicidad procesal), principio de

concentración y principio de preclusión  Principios relativos al objeto procesa

Los  principios generales del derecho procesal son los presupuestos políticos que determinan la existencia

funcional de un ordenamiento procesal cualquiera. Cuando el constituyente concretaba como norma

fundamental que ningún habitante del país sería castigado sin juicio previo, nula poema sine audición, debía

admitir implícitamente que, dentro de las posibilidades es lógicas, también se podía

hacer justicia condenando al individuo sin oírle previamente, pero si optó por aquella formula, lo hizo

obedeciendo a los imperativos de una filosofía política que le imponía el máximo respecto por los derecho del

individuo. Estos presupuestos políticos o principios generales concretan y mediatizan

las garantías del derecho procesal y encada uno de ellos puede encontrar un entroncamiento directo con

una norma fundamental. Admitida la garantía constitucional, el legislador no puede optar entre

la afirmación positiva del principios general o su negación, tal como sucede con referencia a los tipos (o

sistemas) procesales que generalmente se presentan apareados disyuntivamente, pues a diferencia de éstos

que son neutros a toda consideración axiológica, los principios generales están fuertemente determinados

por un criterio valorativo.

C) Doctrina procesal
La doctrina en el derecho procesal.

Es la pretensión por la que las partes gozan de la facultad para iniciar ante un órgano jurisdiccional el

procedimiento judicial del derecho sustantivo controvertido, teniendo por objetivo obtener una sentencia

favorable a sus intereses.

Para la mayor parte de la doctrina, los principios generales de la materia procesal tratan sobre las directivas o

líneas matrices dentro de las cuales se desarrolla las instituciones del proceso. También como directrices

políticas, normas de un determinado ordenamiento adjetivo. Se constituyen en la línea vertebral del proceso

o en las vigas maestras sobre las que se construye el plexo normativo procesal, ideas ejes, inspiradoras o “el

alma de las normas”, como los definen Marcela García Sola y Sergio Barbeiro, -en la obra citada al pie, la

que constituye nuestra principal fuente en este trabajo-. En términos de Coautores podemos hablar de

“mandamientos constitucionales.”

Para que sean desenvueltos por el legislador y señalaba, como ejemplos, la norma constitucional que

reconoce al ciudadano el derecho de petición ante las autoridades, la que declara que nadie puede ser

condenado sin ser escuchado o la gratuidad de los principios generales del proceso son la síntesis de la

orientación impresa a un ordenamiento ritual dado. Peyrano señala que se trata de “construcciones jurídicas

normativas” que no se expresan como los conceptos- “realidades objetivas”, sino como ideas generales

obtenidas por abstracción y que se vuelven sobre las normas para ofrecer de ellas una visión unitaria,

orgánica y sistematizada” la justicia, etcétera

La finalidad de los principios se explica a través de las distintas funciones que doctrinariamente se le han

asignado. Así, hay quienes mencionan dentro de estas a la función explicativa y justificadora: inspiran

expresa o implícitamente al ordenamiento positivo, otorgándole una impronta, una causa de justificación,

presentándolo como un conjunto no caótico ni estructurado al azar, sino armónico y dotado de sentido. A

modo de las leyes científicas, los principios tienen una especial y relevante capacidad explicativa y didáctica,

describiendo y sintetizando gran cantidad de información de un sector del ordenamiento jurídica.

D) Jurisprudencia.

Jurisprudencia es el conjunto de sentencias o resoluciones judiciales emitidas por órganos judiciales y que

pueden repercutir en sentencias posteriores. En algunos países, la jurisprudencia puede ser una fuente del

Derecho, directa o indirecta.


Este término también se refiere a la doctrina jurídica que estudia las sentencias judiciales. Hace referencia

también a un criterio o forma de ejecutar una sentencia basada en otras sentencias anteriores.

Esta palabra procede del término latino iuris prudentĭa. Se forma con el término ius, iuris ('Derecho') y

prudentĭa, derivada de la palabra prudens, prudentis ('sabiduría', 'conocimiento').

La jurisprudencia complementa el ordenamiento jurídico mediante la interpretación de la ley, la costumbre y

los principios generales del derecho. Esto significa que si todas las personas son iguales ante la ley, el juez

debe dar la misma respuesta jurídica a todos los casos iguales, semejantes o análogos.

Sobre el concepto de jurisprudencia se entiende por jurisprudencia a la interpretación jurídica que realizan

órganos jurisdiccionales competentes con la finalidad de aclarar posibles lagunas de la ley y es posible

crearla a través de las reiteradas interpretaciones que hacen los tribunales en sus resoluciones.

Ejemplos: La jurisprudencia es el conjunto de sentencias que sientan bases para tomar decisiones en el

ámbito del derecho y el conjunto de opiniones de juristas sobre un tema dado. Los juristas son abogados

especialistas en una temática del derecho que brindan en casos especiales opiniones autorizada

La jurisprudencia técnica es la sistematización de las reglas que constituyen un ordenamiento jurídico. Su

finalidad es exponer de forma ordenada, precisa y coherente los preceptos jurídicos vigentes en un sistema

de Derecho.

PRINCIPIOS DE INICIATIVA DE PARTE Y DE CONDUCTA PROCESAL

5.1. Concepto

Este principio está diseñado en el Art. IV del T. P. de nuestro ordenamiento procesal que textualmente,

indica: El proceso se promueve sólo a iniciativa de parte, la que invocará interés y legitimidad para obrar. No

requieren invocarlos el Ministerio Público, el procurador oficioso ni quien defiende intereses difusos.

Las partes, sus representantes, sus Abogados y, en general, todos los partícipes en el proceso, adecuan su

conducta a los deberes de veracidad, probidad, lealtad y buena fe.

El Juez tiene el deber de impedir y sancionar cualquier conducta ilícita o dilatoria.

Lo que significa que, este principio consiste en la facultad e interés de la persona afectada con vulneración

de sus derechos de acudir al órgano jurisdiccional para que el Juez resuelva su conflicto; además, es el uso

de su libre voluntad para interponer la demanda sí lo quiere, si no lo desea no lo ejecuta (uso de la

legitimation ad causam), que es requisito fundamental para el ejercicio de la acción.


5.2 Interés para Obrar y Legitimidad para Obrar – Identidad lógica que existe entre demandante o

demandado y aquella persona a la que en abstracto la ley le da la posibilidad de actuar como tal.

a. PRESUPUESTOS PROCESALES: son requisitos necesarios exigidos por ley para que pueda ser válido

un proceso. Es decir, son condiciones que deben existir a fin de que pueda tenerse un pronunciamiento

favorable o desfavorable sobre la demanda.

Con la ausencia de Los Presupuestos Procesales no pueden constituirse una relación jurídica.

Los presupuestos procesales son.

 La competencia.

 La capacidad.

 La demanda o querella precisa.

"Los presupuestos procesales son condiciones que deben existir a fin de que pueda tenerse un

pronunciamiento favorable o desfavorable sobre la demanda". Si no hay condiciones, el juez no podrá

emitir sentencia.

b. El interés para obrar, es la aptitud para accionar de las partes procesales e ingresar y, entablar la

relación jurídica procesal. Esto significa establecer la capacidad del accionante como demandante o

como demandado. Ello está establecido en el Art. VI del T. P. del C. C. tenemos que precisar que quien

promueve el proceso debe tener interés económico y moral, lo primero destaca el monto dinerario y el

segundo o sea el interés moral es cuando se lesiona la conducta que puede ser propia o de algún

familiar.

c. La legitimidad para obrar es tratada en doctrina como una “condición de la acción” y como tal, se

considera como un elemento que permite al Juez emitir un pronunciamiento sobre el fondo de la

controversia (sentencia de mérito); lo cual no significa que va expedir una sentencia favorable al

demandante

Consistir en ser titular de un derecho subjetivo privado (que fundamenta una acción o una pretensión).

Y hallarse en la posición que justifica padecer la concesión de una tutela jurisdiccional concreta
(legitimación pasiva), frecuentemente significa ser titular de un deber u obligación, por las razones de:

Legitimidad por titularidad de un derecho – Legitimidad por titularidad de un interés – Legitimidad por

contar con un poder jurídico – Legitimidad por el estatus – Otras posiciones habilitantes.

Es decir, a la legitimidad de obrar se tiene que tener presente en primer lugar con la titularidad del

derecho de quien demanda y que la pretende con la acción, en este caso subyacen la legitimidad y el

consiguiente interés para interponer la demanda del actor y, por su parte la demandada o parte

emplazada también destaca ser titular del derecho que contradice con su contestación porque tiene

legitimidad e interés para contradecir.

5.3. Pueden promover un Proceso Civil sin necesidad de invocar interés y Legitimidad para Obrar.

a. El Ministerio Público es el organismo constitucional autónomo del Estado Peruano que tiene como

funciones principales la defensa de la legalidad, los derechos ciudadanos y los intereses públicos, la

representación de la sociedad en juicio, para los efectos de defender a la familia, a los menores e incapaces

y el interés social, así como para velar por la moral pública; la persecución del delito y la reparación civil.

El Ministerio Público es dirigido por el Fiscal de la Nación, cargo que actualmente ocupa Zoraida Ávalos

Rivera para el periodo 2019-2022.

b. El Procurador Oficioso: según el Art. 41.- Procuración Oficiosa, Cualquier persona puede

comparecer en nombre de quien no tiene representación procesal, cuando esta se encuentre

imposibilitada para interponer la demanda por sí misma, sea por atentado concurrente contra la

libertad individual, por razones de fundado temor o amenaza, por una situación de inminente peligro o

por cualquier otra causa análoga. Una vez que el afectado se halle en posibilidad de hacerlo, deberá

ratificar la demanda y la actividad procesal realizada por el procurador oficioso.

c. La Persona que defiende Intereses Difusos: Nuestro Código Procesal Civil, en primer lugar, señala que

quien tiene la legitimidad para obrar activa en esta clase de procesos, es el Ministerio Público, quien, de

acuerdo con la Constitución Política, tiene a su cargo la defensa de los intereses públicos tutelados por el

Estado. Considerando que el interés o derecho difuso es el correspondiente a un grupo de personas que ante

la inminencia o presencia de un daño deciden pedir protección jurisdiccional.


5.4. La Conducta Procesal La conducta procesal se trata de aquella posición activa o pasiva que una parte

toma frente al proceso según su conveniencia y que puede proporcionar a la persona juzgadora de

elementos objetivos de convicción que le permitan derivar de ellas presunciones sobre determinadas

circunstancias

Momentos en que se presenta Encontraremos este tipo de conductas, en dos momentos, aquellas inmersas

en los actos de alegación y proposición, referidas a las conductas plasmadas por las partes al demandar o

contestar, como lo puede ser la falta de contestación de una demanda, u otras relacionadas propiamente con

la prueba cuando existen omisiones al deber de colaboración, se dificulte la prueba o se mienta respecto a

ella y se constituya en indicios confirmatorios del derecho pretendido, ya sea de forma incriminativa o bien

excriminativa.

5.5. El Juez tiene el deber de Impedir y Sancionar cualquier Conducta Ilícita o Dilatoria: En esa

consideración, el inciso S del artículo 50° del Código Procesal Civil establece que uno de los deberes de

los jueces es sancionar al abogado o a la parte que actúe en el proceso con dolo o fraude.

PRINCIPIOS DE INMEDIACIÓN, CONCENTRACION, ECONOMÍA Y CELERIDAD PROCESAL.

6.1.-CONCEPTO:

Las audiencias y la actuación de los medios probatorios se realizan ante el juez, siendo indelegables bajo

sanción de nulidad. Se exceptúan las actuaciones procesales por comisión.

El proceso se realiza procurando que su desarrollo ocurra en el menor número de actos procesales.

El Juez dirige el proceso tendiendo a una solución de los actos procesales, sin afectar el carácter imperativo

de las actuaciones que lo requieran.

La actividad procesal se realiza diligentemente y dentro de los plazos establecidos, debiendo el Juez, a

través de los auxiliares bajo su dirección, tomar las medidas necesarias para lograr una pronta y eficaz

solución del conflicto de intereses o incertidumbre jurídica.

6.2.-PRINCIPIO DE INMEDIACION PROCESAL:


Tiene por objeto que el juez, quien va en definitiva a resolver el conflicto de intereses o la incertidumbre

jurídica, tenga el mayor contacto posible con todos los elementos subjetivos (intervinientes) y objetivos

(documentos, lugares, etc) que conforman el proceso.

La idea es que tal cercanía le puede proporcionar mayores o mejores elementos de convicción para expedir

un fallo que se adecúe a lo que realmente ocurrió, es decir, a la obtención de un fallo justo. El Juez está en

contacto directo con las partes, las pruebas, la oralidad (contacto juez y protagonista).

6.3.-PRINCIPIO DE CONCENTRACION PROCESAL:

El juez debe regular y limitar la realización de actos procesales, integrar el proceso que dará al Juez una

visión de conjunto del conflicto que va a resolver.

LINO ENRIQUE PALACIOS, Señala “El principio de concentración apunta a la abreviación del proceso

mediante la reunión de toda actividad procesal en la menor cantidad de actos y a evitar, por consiguiente, la

disensión de dicha actividad”

6.4.-PRINCIPIO DE ECONOMIA PROCESAL:

Es mucho más trascendente de lo que comúnmente se cree. El concepto de economía procesal, en su

acepción de ahorro, está referido a su vez a tres áreas distintas: tiempo, gasto y esfuerzo.

Tiempo, La urgencia de acabar pronto el proceso y por otra la urgencia del otro por prolongarlo. Debe ser ni

tan lento, ni tan expedito.

Gasto, las desigualdades económicas no deben ser determinantes. La necesidad de los costos del proceso

no impida que las partes hagan efectivo todos sus derechos.

Esfuerzo, posibilitar de concretar los fines del proceso evitando la realización de actos innecesarios para el

objetivo deseado, simplificar, la economía de esfuerzo.

6.5.-PRINCIPIO DE CELERIDAD PROCESAL:

Es la expresión concreta de la economía por razón de tiempo. Los plazos, normas expeditas y sancionadoras

de la dilación innecesaria. Una justicia tardía no es justicia.

PRINCIPIO DELA SOCIALIZACIÓN DEL PROCESO.

El Juez debe evitar que la desigualdad entre las personas por razones de sexo, raza, religión, idioma o

condición social, política o económica, afecte el desarrollo o resultado del proceso. Hubo una influencia de la
filosofía individualista en el derecho, la tesis “igualdad de las personas ante la ley”; sin embargo cuando la

estratificación no tiene ya un sustento divino, ni legal, este postulado deviene en discutible. Es discutible que

la Ley trate igual a todos, cuando en la realidad existen profundos desigualdades por diversas razones: sexo,

lo económico, lo social, etc. En un Proceso civil privatístico, como el nuestro, la actuación de los medios

probatorios tiene un costo (inspección ocular), esta última consideramos vital para la solución de la litis,

depende de las posibilidades económicas del litigante. La estrategia procesal a utilizarse respecto de una

determinada pretensión o defensa, depende de la calida técnica del abogado, y en una sociedad de

consumo, el abogado de calidad está ligada a su pretensión por concepto de honorarios. -la orientación

publicística del código procesal civil, el Juez director del proceso no sólo conducirá éste por sendero que

haga más asequible la oportunidad de expedir que la desigualdad en que las partes concurren al proceso,

sea un factor determinante para que los actos procesales o la decisión final tenga una orientación que

repugne el valor de justicia. VICTOR TICONA POSTIGO: El proceso civil se rige estrictamente por el principio

de igualdad procesa de las partes, que exige que las partes tengan dentro del proceso el mismo trato

encontrándose en la misma situación procesal. Es decir, en igual situación, igual derecho u obligación. Este

principio deriva de un principio más genérico: el principio de la igualdad jurídica ante la Ley. Es importante y

trascendente el criterio reflexivo del Juez para la aplicación de los principios del proceso. Este artículo

convierte de la igualdad ante la ley en la igualdad de las partes en el proceso. CAPPLLETTI: “El Juez no

puede ir más allá de las conclusiones de la partes, ni puede fundar su juicio sobre hechos diversos de los que

han sido alegados en su instancia”.

JUEZ Y DERECHO

8.1. CONCEPTO:

Definición de Juez. Se denomina juez a la figura pública encargada de aplicar la ley ante un tribunal de

justicia. Este rol consiste fundamentalmente en la resolución de contiendas, controversias, de resolución del

destino de un imputado a partir de lo planteado en un juicio, etc.

El juez es la persona que soluciona los conflictos judiciales mediante la aplicación del derecho. Es una figura

imparcial en el problema a resolver.


El juez es independiente del poder político y únicamente está sometido a la ley. Deben aplicar de manera

innecesaria y desinteresada el derecho.

A su vez, el juez también es responsable y debe ser independiente de las presiones de la sociedad. Para

acceder a ser juez se debe tener un conocimiento amplío del derecho, además de la carrera universitaria y al

pertenecer a un cuerpo público aprobar diversas pruebas de gran dificultad.

8.2. Sobre la NORMA JURÍDICA

Una norma jurídica es un mandato o regla que tiene como objetivo dirigir el comportamiento de la sociedad.

En concreto, la norma jurídica confiere derechos e impone deberes a los individuos de la sociedad. Toda

norma jurídica debe respetarse por los individuos, ya que, si se incumple puede suponer una sanción.

Características la norma jurídica

Las normas jurídicas pueden diferenciarse de otro tipo de reglas del Derecho por sus características:

Heterónomas: impuestas por otras personas ajenas al individuo que se debe someter a ellas.

Bilaterales: existen dos partes, la parte que debe cumplir las normas y, por otro lado, la parte encargada de

exigir su cumplimiento.

8.3. Sobre el Petitorio (Congruencia Procesal)

Un petitorio es un documento mediante el cual se realiza un pedido a una autoridad determinada. El mismo

suele estar firmado por un determinado número de ciudadanos que se encuentran en condiciones de adherir

al mismo. Los petitorios se pueden entender como una manera diplomática de encarar un conflicto o una

demanda; mediante los mismos, se hace notar que es numerosa la cantidad de gente que tiene la misma

inquietud, de modo tal que se esperaría que su impacto sea mayor. Los petitorios son una forma de

establecer contactos con autoridades públicas de modo tal que las mismas tengan referencia de las

dificultades que afectan a la población general.

 Pronunciamiento Plus Petita o Ultra Petita ita:

 Ultra petita: El juez otorga más de lo pedido por la parte.

 Pronunciamiento Infra Petita:


 Infra petita. (Procedimiento Civil) (Del latín: menos de lo que se pide). El tribunal

decide infra, petita cuando no responde a todos los capítulos de la demanda. ... Causa de

incongruencia de una sentencia que concede menos de lo admitido por el demandado.

 Pronunciamiento Extra Petita:

 Ultra petita es una locución latina que significa literalmente "más allá de lo pedido". Se utiliza en

derecho para señalar la situación en la que una resolución judicial concede más de lo pedido por

una de las partes.

PRINCIPIO DE GRATUIDAD EN EL ACCESO A LA JUSTICIA.

El acceso al servicio de justicia es gratuito, sin perjuicio del pago de costos, costas y multas establecidas en

este Código y disposiciones administrativas del Poder Judicial.

La justicia civil concebida como un servicio público en nuestro país, no es ni ha sido realmente gratuito. Ese

servicio público en muchos casos, ineludiblemente tiene que utilizar el justiciable para que se solucione

su conflicto o se dilucide su incertidumbre. Es que en realidad se presenta situaciones en las que el

ciudadano se ubica en un estado de necesidad de la tutela jurisdiccional efectiva. Es verdad que el articulo

VIII de Código Procesal Civil literalmente prevé que el acceso a la justicia es gratuita; empero en la practica

el litigante desde la propia presentación de la demanda incurre en una serie de gastos que se traduce en el

pago de tasas judiciales en la presentación de células de notificación, etc. El código regula el auxilio judicial

(artículos 179 y siguientes del CPC) con el propósito de proteger aplicando el principio en comento a las

personas en litigio de escasos recursos económicos.

Introducción El tema del acceso de justicia no es una problemática nueva, se trata de un concepto que ha

sufrido profundas transformaciones, a partir de los siglos XVIII y XIX, al pasar de una concepción de

declaración de defensa de derechos individuales a una concepción que incluye el deber estatal de

proporcionar un servicio público.


De esta manera el acceso a la justicia cada vez ha sido más aceptado como un derecho social básico en

las sociedades modernas "es el derecho humano primario en un sistema legal que pretenda garantizar los

derechos tanto individuales como colectivos".

Por ello el principio de la igualdad tiene una gran relevancia cuando se trata del acceso a la justicia pues la

misma implica no solamente la posibilidad de acceder si no que se ejercite en igualdad de condiciones para

todos los sujetos procesales. Conviene precisar que la igualdad que se propugna no es lo enunciada por

Anatole France que decía: "La Justicia en su majestad garantiza que tanto ricos como pobres puedan

mendigar bajo los puentes", fin de la cita. Para mí la igualdad significa compensar las desigualdades

sociales.

En su último informe sobre la situación de Derechos Humanos en Perú el Centro Peruano de Derechos

Humanos, CEPEDH expresó: "Acceder a la justicia se torna cada vez más difícil para quienes carecen de

recursos económicos para lograr una resolución judicial pronta y ajustada a derecho. La población continúa

percibiendo al sistema de administración de justicia como ineficaz y tendiente a la corrupción. Los esfuerzos

desarrollados por las autoridades judiciales para crear nuevas instituciones como los Módulos Básicos de

Justicia, con el objeto de modernizar y superar los atrasos existentes en materia normativa se ven limitados y

obstaculizados por la carencia de recursos y por los continuos intentos del Poder Ejecutivo por partidarizar a

su favor las diversas instancias del poder judicial.

Dos consultas ciudadanas realizadas durante el año revelaron que un 73.9% de los consultados opina que la

gente tiene la percepción de que los ciudadanos con más recursos económicos son los únicos que se atiende

en el Poder Judicial, se da el caso que cuando delinquen y son castigados se les aplican sanciones menos

severas que a los pobres". Esta valoración se corrobora con la composición económica de la población

penal, las cárceles están llenas de pobres, mientras muchos ricos y poderosos andan libres, los

graves delitos que cometen quedan en la impunidad.

Para abordar el tema de "pobreza y acceso a la justicia" en términos más generales no puede hacerse de

forma aislada, para hacerlo es necesario analizar el contexto nacional y fundamentalmente dos aspectos:

1) La situación socioeconómica de la población

2) Lo que el estado invierte en la administración de justicia y el porcentaje del presupuesto nacional

destinado para ello.


La Administración de Justicia

Función.

El Estado asume el monopolio de la coacción material, lo que implica que solo el Estado pude crear reglas

del derecho y aplicarlas pero fundamentalmente mandarlas y ejecutarlas.

Posee la capacidad de superposición y centralización es decir que goza del atributo de sobreponerse a

cualquier otro poder al interior de él, así cómo de canalizarlo tomando el papel de ente unificador, todo esto

con el resultado de su soberanía.

El poder del estado es por esencia unitario, no obstante a ello en las fases avanzadas de su

desenvolvimiento el poder se diferencia divide y articula en varios órganos que realizan acciones distintas

pero siempre coordinando desde un punto de vista de la realización del bien común esta división también

hace posible el establecimiento de la limitación de este poder. Es así que el órgano judicial tiene por finalidad

hacer cierto el derecho y realizarlos en casos controvertidos, pues le corresponde como órgano unitario

ejercer la potestad de administrar justicia que emana del poder del estado.

Servicio.-

"Un sistema jurídico no tiene realidad sino en la medida en que pueda establecer y sancionar reglas que

aseguren la satisfacción de las necesidades que se imponen a los hombres en una sociedad dada, y en un

cierto momento. Este sistema, por otra parte, no es más que el producto de esas necesidades, y si no lo es o

no garantiza su satisfacción, será la obra artificial de un legislador o de un jurista, pero

sin valor ni fuerza alguna"

Cuando se habla de "Función Pública" está referido al dominio que ejerce el Estado respecto a los

ciudadanos como ente que está por encima de la Sociedad y que tiene ciertas potestades que le dan

supremacía y dominio en su poder coercitivo. Pero hoy en día se ha dejado atrás por parte de nuestros

legisladores el término "Función Jurisdiccional" y se ha preferido en el presente texto del Articulo VIII la de

"Administración de Justicia", y cuando se refiere a administración entonces lo entendemos como un servicio,

esto se explica por la evolución del Estado Nación que aparece con las revoluciones burguesas del siglo

XVIII y XIX al Estado de Bienestar Común, que mas allá de garantizar las libertades individuales (emanadas

de las revoluciones liberales) se empezó a hablar de un estado que garantizaba el acceso de los ciudadanos
a la satisfacción de sus necesidades básicas. Es así que el "acceso al servicio de la Justicia" entra como un

nuevo concepto en el campo estatal y la función jurisdiccional.

Gastos que implica la administración de justicia

1.- Costas, costos, y gastos.-Estos dos términos son absolutamente clásicos en la doctrina procesal,

responden, por así decirlo, a dos tipos de costes que un proceso origina.

2.- Costas, Según el artículo 410º del CPC, establece que las costas están constituidas por las tasas

judiciales, los honorarios de los órganos de auxilio judicial y los demás gastos judiciales realizados en el

proceso. Es decir desembolsos necesarios e imprescindibles que el propio proceso exige.

3.- Gastos, Según el artículo 411º del mismo Código, son el honorario del abogado de la parte vencedora,

más un cinco por ciento destinado al Colegio de Abogados del Distrito Judicial respectivo para su Fondo

Mutual y para cubrir los honorarios de los Abogados en los casos de Auxilio Judicial. Es decir, son aquellos

que o bien no son estrictamente necesarios o bien pueden se producen fuera del proceso mismo pero sirvan

para prepararlo.

Esta distinción tiene una relevancia práctica considerable, pues cabe que una de las partes condenada al

pago de todas las costas. Art. 412 CPC, " El reembolso de las costas y costos del proceso no requiere ser

demandado y es de cargo de la parte vencida, salvo declaración judicial expresa y motivada exoneración.

Esta condena se establece en cada instancia, pero si la resolución de segunda revoca la primera, la parte

vencida pagará las costas de ambas instancias.

4.- Las prestaciones

 Asesoramiento y orientación antes de entablar el pleito, ya sea para evitar que éste surja o para analizar

si es posible plantearlo con éxito.

 Asistencia y representación por abogado y procurador en el procedimiento judicial, en los casos en los

que la asistencia de estos profesionales sea necesaria legalmente, o cuando el juzgado así lo exija.

 Insertar anuncios o edictos en periódicos oficiales cuando en el curso del proceso sea obligatorio

hacerlo.

 Hacer depósitos previos de dinero cuando sean necesarios para interponer recursos.


 Recibir asistencia pericial en el juicio, a cargo del personal técnico adscrito a los juzgados y tribunales,

de peritos dependientes de los órganos jurisdiccionales o de las administraciones públicas, o también

de aquellos técnicos privados que correspondan cuando el juez lo estime pertinente.

 Obtener copias, testimonios, instrumentos y actas notariales en la forma que prevé el Reglamento

Notarial.

 Gastos derivados de escrituras públicas, copias y testimonios notariales, así como de certificaciones de

los Registros de la Propiedad y Mercantil, siempre que estos documentos sean necesarios para el

correcto desarrollo del pleito.

 Un servicio muy recurrido

 El derecho a litigar en el proceso para el que se ha pedido, incluyendo los trámites e incidencias que

surjan en el mismo, así como la interposición de los sucesivos recursos.

5.- Respecto de los aranceles judiciales.

El derecho fundamental a la "Tutela Jurídica" consagrada en diferentes instrumentos legales

de carácter internacional y nacional, despliega sus efectos en tres momentos distintos y sucesivos: 1)

Primero: En el acceso a la justicia (jurisdicción); 2) Segundo: Una vez en ella, que sea posible la defensa y la

obtención de una solución (resolución) en un plazo razonable; y 3) Tercero: Una vez dictada la sentencia la

plena efectividad de su pronunciamiento.

La Constitución de 1993, textualmente señala, "Artículo 139: Son principios y derechos de la función

jurisdiccional: inc. 16.- El principio de la gratuidad de la administración de justicia y de la defensa gratuita

para las personas de escasos recursos y, para todos, en los casos que la ley señala." Es decir, el Estado

democrático, social y de derecho, dando cumplimiento al derecho fundamental de la Tutela Jurídica, cautela

la gratuidad de la administración de justicia para los ciudadanos de escasos recursos económicos.

De conformidad con el TUO Código Tributario artículo II, del Titulo Preliminar numeral c), los aranceles

judiciales cobrados por el Poder Judicial tienen naturaleza tributaria, específicamente es una tasa (tributo

cuya obligación tiene como hecho generador la prestación efectiva por el Estado de un servicio público

individualizando en el contribuyente).

Como sabemos las tasas son producto de la potestad tributaria que expresamente se encuentra en el artículo

74 de nuestra Constitución Política, la misma que señala que sólo el Congreso de la República, el Poder
Ejecutivo (caso de delegación de facultades) y los gobiernos locales pueden ejercer la potestad tributaria. El

artículo bajo comentario no incluye al Poder Judicial, por tanto el cobro de las tasas judiciales creadas

mediante Resolución Administrativa son inconstitucionales.

Igualdad del acceso a la Justicia

Esta garantía, derivada genéricamente del art. 2°.2 de la Constitución, exige desde la Ley Fundamental que

tanto la acusación como la defensa actúen en igualdad de condiciones: es decir, dispongan de iguales

derechos procesales, de oportunidades y posibilidades similares para sostener v fundamentar lo que cada

cual estime conveniente.

Desde el punto de vista procesal, este principio, instituido como un derecho fundamental en la Constitución,

garantiza que ambas partes procesales gocen de los medios de ataque y de defensa y de la igualdad

de armas para hacer valer sus alegaciones y medios de prueba, cuya vulneración produce indefensión.

Como es de conocimiento publico, las tasas judiciales varían en su valor pues para acceder a una instancia

superior como una apelación de autos el pago a desembolsar por el litigante fluctúa desde los 32 nuevos

soles hasta 288 nuevos soles; una apelación de sentencia desde 128 hasta 1,152 nuevos soles; por una

casación a la Corte Suprema desde 512 hasta S/. 2,720 nuevos soles; y 3,840 nuevos soles con respecto a

una medida cautelar, precios prohibitivos para un país donde el sueldo mínimo vital es de S/. 420 nuevos

soles y donde más del 75% de la población se encuentra en estado de pobreza y/o extrema pobreza.

Vista esta incongruencia de los altos costos de la administración de justicia lo que esta provocando un

problema social en claro perjuicio de los que menos tienen.

Esto se traduce en una desigualdad para acceder a la justicia por que la falta de medios económicos impide

a las personas de escasos recursos poder cubrir estas tasas, lo que en la ley se llama igualdad al fijar tasas

iguales para todos esto se convierte en una desigualdad entre los ciudadanos al momento de hacer efectivos

sus derechos.

Si bien el Poder Judicial es autónomo administrativa y económicamente no implica la facultad de gravar en

forma desmedida el servicio de administración de justicia que a la larga antidemocráticamente solo

beneficiará a aquellas personas que puedan tener la solvencia económica que les permita pagar todos los

gastos procesales.
La gratuidad de la administración de justicia según la jurisprudencia del Tribunal Jurisdiccional

EXP. N.° 2497-2002-AA/TC .- El demandante afirma que la resolución cuestionada, cuyo texto aprueba los

nuevos aranceles judiciales para el ejercicio gravable 2002, establece odiosas diferencias entre los

justiciables en razón del monto económico del petitorio que estos planteen ante el órgano jurisdiccional,

provocando que muchos de ellos no tengan acceso a la justicia. Tal situación, a su juicio, es contraria a la

igualdad ante la ley y a la tutela judicial efectiva, reconocidas tanto por la Constitución del Estado como por el

Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, motivo por el que solicita que la demanda sea declarada

fundada...

Del análisis de lo actuado se desprende que la pretensión invocada no resulta legítima por lo siguiente:

a) si bien es un principio de la función jurisdiccional la gratuidad en la administración de justicia, dicha norma

general se compatibiliza necesariamente con la exigibilidad de costos mínimos respecto de

aquellas actividades jurisdiccionales que demanden un servicio. En dicho contexto, la exigibilidad de tasas o

aranceles judiciales no tienen por objeto desvirtuar el consabido principio, sino dotar al órgano jurisdiccional

de contraprestaciones mínimas por los costos en los que se incurre en la realización de determinados actos o

diligencias durante la tramitación de procesos específicos;

b) aunque el demandante no cuestiona la existencia de los aranceles o tasas en cuanto tales, sino la

diferencia aplicada a partir de la diferente cuantificación de los petitorios, dicha alegación carece de sustento,

pues la distinción no se basa en una idea de discriminación o desigualdad abstracta, sino en el principio de

que son mayores las cargas cuanto mayores resultan los beneficios a obtener o las actividades procesales a

realizar. No se perjudica, por tanto, al justiciable de pocos recursos, al que, por el contrario, se le facilita un

trato mucho más favorable que a quien sí los tiene y que incluso puede llegar a la exoneración absoluta de

todo gravamen, mediante el llamado auxilio judicial. En cualquier circunstancia, sin embargo, la idea central

no es otra que la de una distinción por razones objetivas y no, pues, por criterios meramente subjetivos o

carentes de razonabilidad;

c) el demandante, por último, solicita, en abstracto, la inaplicabilidad de la Resolución Administrativa N.° 033-

2002-CE-PJ, sin demostrar que viene siendo objeto de algún acto concreto de discriminación por su

condición de litigante carente de recursos o de medios económicos suficientes.


Por consiguiente, y no habiéndose acreditado la violación o amenaza de violación de los derechos

constitucionales se declara infundada esta demanda.

Ventajas y desventajas del acceso gratuito a la justicia

a) Ventajas

1.-Garantiza el acceso a la tutela jurisdiccional efectiva por parte de toda la población.

2.-Garantiza la igualdad de las partes al momento de costear el proceso, por que las tasas y aranceles

judiciales pueden convertirse en trabas para puedan ejercitar sus derechos y sus actuaciones procesales,

dentrote los sistemas dispositivos.

b) Desventajas

1.- Existen litigantes que están en condiciones de asumir sin el menor reparo las obligaciones que genera un

proceso (bancos, empresas, entre otros)

1. 2.- La necesidad del Poder Judicial -que en casi todo el orbe es la cenicienta en cuanto

a presupuesto asignado con respecto a sus hermanos el ejecutivo y el legislativo- de generarse sus

propios recursos.

2. 3.- aun siendo la justicia civil costosa en el país existe una sobresaturación de expedientes, de ser

gratuita significaría el colapso del sistema de justicia.

12. PRINCIPIO DE VINCULACION

El principio procesal de vinculación se encuentra consagrado en el párrafo primero del artículo IX del título

preliminar del Código Procesal Civil peruano de 1993, el cual establece que las normas procesales

contenidas en este Código son de carácter imperativo, salvo regulación permisiva en contrario.

13. PRINCIPIO DE FORMALIDAD

El principio procesal de formalidad se encuentra consagrado en el párrafo segundo del artículo IX del título

preliminar del Código Procesal Civil Peruano de 1993, el cual establece que las formalidades previstas en

este código son imperativas. Sin embargo, el Juez adecuará su exigencia al logro de los fines del proceso.

Cuando no se señale una formalidad específica para la realización de un acto procesal, éste se reputará

válido cualquiera sea la empleada.

Principio de vinculación y elasticidad


El artículo IX del Título Preliminar del Código Procesal Civil señala que: “Las normas procesales contenidas

en este código son de carácter imperativo, salvo regulación permisiva en contrario. La formalidades previstas

es este código son imperativas. Sin embargo, el juez adecuará su exigencia al logro de los fines del proceso.

Cuando no se señale una formalidad específica para la realización de un acto procesal, este se reputará

válido cualquiera sea la empleada”.

Dado que la actividad judicial es una función pública realizada con exclusividad por el Estado, las normas

procesales que regulan la conducta de los intervinientes en el proceso y las ciencias que las integra son de

derecho público. Estas normas procesales tienen carácter imperativo (de cumplimiento obligatorio) como

principio, salvo que la misma norma regule que algunas de ellas no tiene tal calidad.

En el segundo párrafo, referido al principio de elasticidad, por el cual el juez está facultado para adecuar la

exigencia del cumplimiento de estos requisitos formales a los dos objetivos más trascendentes del proceso:

la solución del conflicto de intereses o incertidumbre jurídica y, el logro de la paz social en justicia.

12. PRINCIPIO DE VINCULACION

El principio procesal de vinculación se encuentra consagrado en el párrafo primero del artículo IX del título

preliminar del Código Procesal Civil peruano de 1993, el cual establece que las normas procesales

contenidas en este Código son de carácter

La exigencia de la motivación suficiente constituye también una garantía para el justiciable ,mediante la cual

se puede comprobar que la solución del caso en concreto viene dada por una valoración racional, de los

elementos facticos y jurídicos relacionados al caso y no de una arbitrariedad por parte del juez por lo que la

resolución que carezca de motivación suficiente no solo vulnera las normas legales citadas sino también los

principios constitucionales consagrados en los inicios 3 y 5 del articulo139 de la constitución política del Perú.

Las exigencias de las normas se a

adecuan a los fines del proceso.

Pese a la regla de perentoriedad del paso previsto en el artículo 146 del código procesal civil, este

dispositivo debe ser armonizado, tal como ya se indicó en el considerando primero de la presente

sentencia ,con lo establecido en el artículo IX del título preliminar del código procesal civil, dicha norma

procesal establece la facultad del juez para que aplique la norma jurídica que corresponda a la situación
concreta cuando las partes la hayan invocado erróneamente y bajo el concepto de que al tener el juez

conocimiento del derecho de las partes en esta aptitud de decidir cuales la norma aplicable al caso tenemos

entonces que conforme a esta norma los jueces tienen la obligación de aplicar la norma jurídica

pertinentemente, sin embargo, no puede ir mas haya del petitorio ni fundar su decisión en hechos diversos de

los que no han sido aleados por las partes

El juzgador-excepcionalmente y atendido a motivos razonables-al margen de las formalidades establecidas

para cada proceso, en aras de una sentencia materialmente justa debe resolver obviando algunas

formalidades pero sin descuidar el derecho de defensa de las partes.

Las formas procesales no constituyen un fin en si más de ahí que la valides de los actos procesales debe

juzgarse atendiendo a la finalidad que en cada caso concreto. estos están destinados a conseguir, no

procediendo la nulidad.

LA DOBLE INSTANCIA Y SU RELACION CON LOS PRINCIPIOS PROCESALES DEL CODIGO PROCESAL

CIVIL PERUANO

En ese sentido, tiene por finalidad analizar el contenido mínimo del derecho de toda persona a impugnar,

comprendiendo de esta manera sus correspondientes límites, y por consiguiente, su estrecha vinculación al

derecho la doble instancia judicial y al derecho a la tutela jurisdiccional efectiva.

Tanto la Constitución Peruana de 1979, como la Constitución vigente de 1993, recogen respectivamente a la

doble instancia como una garantía de la administración de justicia, o como un principio y derecho de la

función jurisdiccional. Así pues, se cree que el derecho a la doble instancia o pluralidad de instancias se

convierte en una de las garantías o derechos mínimos exigibles con los que cuenta toda persona para poder

gozar, ya sea de un debido proceso como del derecho a recibir una adecuada tutela jurisdiccional efectiva.

Tradicionalmente se puede considerar al derecho a la pluralidad de instancias como el análisis o examen de

un mismo asunto por dos grados jurisdiccionales distintos; y coincidiendo con toda la doctrina, se atribuye el

fundamento de la existencia de la doble instancia, a un fundamento meramente psicológico, el cual consistiría

en intentar evitar el posible error humano. Se dice por ello que la impugnación nos lleva a una mayor y mejor

justicia.

Nuestro ordenamiento procesal recoge una serie de actos inimpugnables.


¿Ello obedece a los límites razonables que tiene una institución como la impugnación? o el impedir por

completo la posibilidad de impugnar, o el no regularla de manera absoluta, son por el contrario claras

contradicciones a la garantía denominada pluralidad de instancias. Debe buscarse una adecuada regulación

de los medios impugnativos consiguiendo que los particulares se encuentren posibilitados de ejercer su

derecho de defensa y obtener una tutela

eficaz de sus intereses. Sin embargo, ello no puede acarrear, aunque suene paradójico, indefensiones y

mayores complejidades al proceso.

Se dice que de qué tutela jurisdiccional efectiva podríamos hablar si es que no se le permite al particular

impugnar una decisión judicial, y por tanto lograr que el Poder Judicial dé un nuevo pronunciamiento sobre la

controversia puesta a su decisión. Ante qué tutela jurisdiccional efectiva nos encontraríamos si es que se

impide que el particular pueda «reclamar» algo que considera ilegal o injusto.

Ello es totalmente cierto, pero es evidente que hoy en día la posibilidad de recurrir decisiones judiciales es

una herramienta utilizada por abogados y demás operadores del Derecho para desnaturalizar un proceso,

dilatándolo hasta muchas veces tornarlo insuficiente o ineficaz para el particular que acudió a solicitar tutela

del Estado. Es que en estos casos no se vulnera también el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva.

Juan Monroy Gálvez señalaba lo siguiente cuestionándose acerca del fundamento filosófico o finalidad de la

impugnación: «Podría cuestionarse afectación de una norma procesal esencial. Creemos que en ese último

error se encontraría también la indebida apreciación de los hechos (error en la apreciación o evaluación de

los mismos), constituyéndose un vicio al emitirse una sentencia irregularmente motivada.

Todo esto nos lleva una vez más a afirmar que lo primordial de la impugnación es el agravio y de allí su

finalidad, pues en el fondo el alcance de la impugnación con relación al objeto de la misma (en otras

palabras, hasta dónde puede ir la impugnación con relación a la decisión del juez), se encuentra limitada por

el mismo contenido de la impugnación en sí. Como vemos, adquiere mayor relevancia el agravio desarrollado

y explicado por la parte afectada, que el correspondiente error o vicio de la decisión judicial objeto de la

impugnación. No desarrollamos por el momento el alcance de la apelación en sí, como medio impugnatorio

por excelencia, y en particular lo estipulado en nuestro Código Procesal Civil, específicamente lo relacionado

al efecto devolutivo, lo cual será materia de discusión más propiamente dicho, en el siguiente capítulo del

presente trabajo. Nos limitamos tan sólo a esgrimir una importante distinción entre los alcances de la
apelación y su vinculación con el «principio» de la doble instancia, el mismo que será desarrollado en el

siguiente apartado.

SEGÚN HERNÁN JORDÁN MANRIOUE:

La impugnación, correlato del derecho a la pluralidad de instancias

y al derecho de defensa, se funda en la misma necesidad de disminuir la posibilidad de injusticia basada

principalmente en el error Judicial, el cual si no es detectado y denunciado, da lugar a una situación irregular

e ilegal que, por lo mismo, causa un agravio al interesado. La revisión de los actos afectados de algún vicio o

error obedecen pues a un perjuicio inferido al impugnante derivado de la inobservancia de las reglas

procesales, o de una errónea apreciación al resolver, de una decisión arbitraria o de una conducta por qué

no, dolosa.

Sin embargo, reiteramos que la impugnación no es absoluta. Muchas veces entra en conflicto con otras

instituciones procesales. Incluso con el mismo valor justicia. Las siguientes líneas buscan precisamente

encontrar esos límites; analizarlos y compararlos con nuestra actual legislación procesal. Intentando al final,

brindar luces a un problema que toda persona que convive con nuestra administración de justicia observa

lamentablemente de manera reiterada: el uso indiscriminado de la impugnación.

El derecho a la doble instancia a través de los instrumentos internacionales y nuestro Tribunal Constitucional

Partamos de una premisa indiscutible, en los diversos tratados o instrumentos internacionales, el derecho a

recurrir a una segunda instancia se ha limitado a procesos de tipo penal, guardando un absoluto silencio en

materia procesal civil, lo cual no trae como consecuencia, como se verá posteriormente, que no se aplique a

otros procesos judiciales, entre ellos precisamente el civil; pero de ello sí podemos inferir que la doble

instancia puede no ser absoluta en un ordenamiento procesal civil. Sin embargo, lo cierto es que en materia

de Derecho Internacional Público, la impugnación civil, dando origen a una segunda instancia, no ha sido

recogida.

En efecto, la Declaración Universal de Derechos Humanos, aprobada por el Perú el 9 de diciembre de 1959,

mediante Resolución Legislativa No. 13282, sólo reconoce en su Artículo 1 lo siguiente:

«ARTICULO 10°.- Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída públicamente y

con justicia por un tribunal independiente e imparcial, para la determinación de sus derechos y obligaciones o
para el examen de cualquier acusación contra ella en materia penal». Asimismo, el Pacto Internacional de

Derechos Civiles y Políticos, aprobado en el Perú el 28 de marzo de 1978, mediante Decreto Ley No. 22128,

y ratificado por la Constitución de 1979 a través de su 161 Disposición General y Transitoria, sólo establece

el derecho a impugnar a los condenados en materia penal.

Los criterios de razonabilidad y proporcionalidad en aras de lograr la finalidad

Concluimos señalando que, si bien es posible limitar la impugnación procesal en aras de lograr cumplir la

finalidad de la tutela jurisdiccional, si dicha limitación no se efectúa bajo criterios de razonabilidad y

proporcionalidad, la limitación será injusta y por ende inconstitucional. No puede pues causarse un estado de

indefensión en los justiciables. Y es que toda limitación de un derecho debe ser razonable y proporcional en

un Estado Constitucional y Democrático.

CONCLUSION

Podemos mencionar que los principios procesales son aquellas premisas máximas o ideas fundamentales

que sirven como columnas vertebrales de todas las instituciones del derecho procesal.

Así podemos mencionar el PRINCIPIO DE TUTELA JURISDICCIONAL EFECTIVA es que toda persona tiene

derecho a la tutela jurisdiccional efectiva para el ejercicio o defensa de sus derechos o intereses, siendo un

deber del Estado,

El PRINCIPIO DE DIRECCIÓN E IMPULSO DEL PROCESO; nos indica que la Dirección del proceso está a

cargo del juez, siendo responsable de cualquier demora ocasionada por su negligencia.

FINES DEL PROCESO E INTEGRACIÓN DE LA NORMA; nos indica que el Juez deberá atender de manera

concreta el proceso en resolver un conflicto de intereses o eliminar una incertidumbre, y que su finalidad

abstracta es lograr la paz social en justicia.


El PRINCIPIOS DE INICIATIVA DE PARTE Y DE CONDUCTA PROCESAL. Se entiende que todos los

partícipes en el proceso deben de tener una conducta adecuada a los deberes de veracidad, probidad,

lealtad y de la buena fe, el Juez tiene el deber de impedir y sancionar cualquier conducta ilícita o dilatoria.

PRINCIPIO DE INMEDIACIÓN, CONCENTRACIÓN, ECONOMIA Y CELERIDAD PROCESAL. son las

audiencias y la actuación de los medios probatorios que se realizan ante el juez, siendo indelegables bajo

sanción de nulidad. Se exceptúan las actuaciones procesales por comisión.

El proceso se realiza procurando que su desarrollo ocurra en el menor número de actos procesales.

PRINCIPIO DE SOCIALIZACIÓN; este principio nos manifiesta, que el juez no puede ir más allá de las

conclusiones de las partes, ni puede fundar su juicio sobre hechos diversos de los que han sido alegados en

su instancia. Sin embargo, debe llamar la atención de las partes sobre las lagunas de sus conclusiones e

invita a especificar de manera completa los hechos y las pruebas necesarias para hacer que resulte la

verdad, el juez puede, en cualquier estado de la causa, convocar e interrogar personalmente a las partes.

JUEZ Y DERECHO nos dice que el juez debe aplicar el derecho que corresponde al Proceso, aunque no

haya sido invocado por las partes o la haya sido erróneamente.

PRINCIPIO DE GRATUIDAD EN EL ACCESO A LA JUSTICIA.; este principio procura que el proceso no

resulte tan cotoso para las partes; así, el servicio de justicia es tan importante y básico como cualquier otro

servicio público.

PRINCIPIOS DE VINCULACIÓN Y DE FORMALIDAD La formalidades previstas es el código son

imperativas, sin embargo, el juez adecuará su exigencia al logro de los fines del proceso, cuando no se

señale una formalidad específica para la realización de un acto procesal, este se reputará válido cualquiera

sea la empleada.

PRINCIPIO DE DOBLE INSTANCIA; este principio de la doble instancia es una garanta del debido proceso,

es una garantía contra la arbitrariedad, el error, la ignorancia o la mala fe del juez.

BIBLIOGRAFIA.

Código procesal civil / Zavaleta Carruitero, Wilvelder [1932-...];

Lima: Editorial Rodhas, 2007.


Código procesal civil / Zavaleta Carruitero, Wilvelder;

Lima: Editorial Rhodas, 2007.

LA FORMACIÓN DEL PROCESO CIVIL PERUANO 2010

MONROY GÁLVEZ, JUAN

Lima, Communitas

CÓDIGO PROCESAL CIVIL 2009

Prólogo de Juan Monroy Gálvez

Lima, Communitas

César Augusto Mosqueira Honor

Facultad de Derecho y Ciencias Políticas

Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco

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