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1. Alma, Corazón, Vida

ENTREVISTA A GABRIEL HELLER SAHLGREN


El hombre que ha desmontado la educación
finlandesa: "Es un peligro imitarla"
El país nórdico es una referencia educativa a nivel global, pero un
investigador sueco mantiene que estamos totalmente equivocados
sobre los motivos de su éxito
El hombre que ha desmontado la educación finlandesa: "Es un peligro
imitarla"
Por 

Héctor G. Barnés

04/04/2018 - 17:50 Actualizado: 27/02/2020 - 16:39

En 2001 se hicieron públicos los resultados del primer examen PISA.


Entre decenas de países, sobresalía por encima del resto uno en el que
nadie había reparado aún: Finlandia, que se encontraba en los
primeros puestos en matemáticas, lectura o ciencia. Desde entonces,
y durante más de una década, expertos educativos, profesores,
periodistas y sociólogos se lanzaron a glosar las excelencias de su
sistema educativo. Eliminación de exámenes y deberes, educación
centrada en el alumno, exigente formación de profesores, autonomía
de los centros… El número de lecciones que el resto de países debían
aprender de los escandinavos era innumerable. Finlandia, en definitiva,
era un milagro. El modelo a imitar.

A partir de 2009, no obstante, la situación comenzó a cambiar, y la


línea ascendente comenzó a caer en picado. En matemáticas, por
ejemplo, pasaron de 544 puntos en 2003 a 519. ¿Qué estaba
ocurriendo? Algunas respuestas pueden encontrarse en 'Real Finnish
Lessons', un pequeño libro escrito por el sueco Gabriel Heller
Sahlgren, director de investigación del Centre for Education
Economics londinense en el que intenta desmontar dato a dato las
leyendas sobre la educación finlandesa. Un proceso de deconstrucción
que podría resumirse en una idea: el éxito escandinavo no fue
consecuencia de sus reformas educativas, sino a pesar de ellas. En
todo caso, pueden explicarse a partir de sus particularidades
históricas.

La importancia de la educación, el crecimiento económico y sus


métodos tradicionales fueron la base para los resultados de 2000
Heller Sahlgren sugiere que fue el tradicionalismo del sistema
educativo finlandés, centrado en el profesor y con una gran
centralización organizativa, lo que le disparó a lo más alto de los
'rankings' educativos. “El análisis de sus resultados a lo largo del
tiempo muestran que su ascenso empezó mucho antes que sus
políticas estrella entrasen en vigor”, recordaba. En otras palabras, no
solo esos conocidos ingredientes del éxito no habían tenido nada que
ver con su ascenso en PISA, sino que el experto en economía de la
educación recordaba que eran la causa del posterior desplome en los
'rankings'. Analizamos estos mitos de mano del analista sueco.

PREGUNTA. En su monografía defiende que los buenos resultados


obtenidos por Finlandia en PISA en 2000, el año del “milagro”, no se
deben a los factores que suelen señalarse, sino a otros que se han ido
dejándose de lado. ¿Cuáles?

RESPUESTA. En el libro destaco dos factores. El primero es que


Finlandia tradicionalmente ha dado gran importancia al rol de los
profesores, no solo en el colegio, sino también en la sociedad. Es una
nación muy joven, y por lo tanto, necesitaba inocular esos nuevos
valores a través de una educación que llegase a todos los niños y al
resto de la población. Antes de la Segunda Guerra Mundial ya se puede
ver que había una gran proporción de profesores bien formados, lo que
muestra el estatus del que gozaban durante los años 20 y 30, así que
no es nada nuevo. Sin embargo, no iban a la universidad, sino a
seminarios. Mantener que se trata simplemente de una cuestión de
formación de los docentes es simplista.

Finlandia fue plantando las semillas de su éxito a lo largo de la


historia. Hay que recordar que era un país muy pobre: en los años 50,
aún se encontraba en un 60% del PIB de Suecia y Dinamarca. Entonces
algo ocurrió, y se desarrolló económicamente de una forma similar a la
del este de Asia, con un crecimiento tan rápido entre los 50 y finales de
los 80 que hizo que el cambio de valores no fuese al mismo
ritmo. Suecia, Noruega y Dinamarca se convirtieron en países
postindustriales, más progresistas en sus actitudes, que se centraban
en la felicidad de los niños, su autoexpresión y demás. Pero si
comparas la educación sueca y la finlandesa, verás que no se parecen,
porque Finlandia siguió siendo muy tradicional hasta finales de los
años 90 y principios de siglo.
Un país pobre que experimentó un rápido crecimiento económico.
(Cordon Press)

Esas costumbres que cimentaron la importancia de la educación, un


rápido crecimiento económico que facilitó que los padres estuviesen
mejor formados (lo que influye positivamente en los niños) y la
retención de este método tradicional de educación, que no está muy
de moda, son los tres ingredientes que produjeron sus buenos
resultados a principios del siglo XXI.

P. Por lo tanto, es un error intentar imitar el modelo educativo


finlandés moderno.

R. Es importante recordar que sus puntuaciones en las pruebas


comenzaron a mejorar mucho antes de que el sistema actual fuese
implementado. Si miras los datos, ha sido con este cuando las notas
han empezado a caer. Su descenso entre 2006 y 2015 es el mayor
entre todos los países nórdicos. Pero también puedes fijarte en los
años 90, cuando Finlandia participaba en el TIMSS, que se centra en
Ciencias y Matemáticas. Entre 1990 y 2011, los alumnos de séptimo
grado (13 años) bajaron 38 puntos, que equivalen a más de un año
entero de escolarización. Cuando vimos las puntuaciones del año
2000 y dijimos “Finlandia lo está haciendo muy bien”, en realidad las
notas ya estaban cayendo.

Copiar a Finlandia tendría un efecto negativo. Es un peligro imitar otros


sistemas educativos en general, aún más cuando las investigaciones
sugieren que fue el sistema antiguo el que produjo buenos resultados
y el nuevo, el que tanto le gusta a todo el mundo, es el que está
haciendo bajar las notas. Es una lección importante.

P. Entonces, ¿qué cambios se han producido para que el rendimiento


haya descendido?

R. Es difícil decirlo, pero hay distintos factores. El primero es que


Finlandia es ya un país rico, por lo que en muchos sentidos se parece
más a otras naciones occidentales. Es un poco más vago, considera
que los niños no deberían estudiar tanto en el colegio… Lo que hemos
visto entre 2002 y 2009 gracias a PISA es que la cantidad de tiempo
que los niños dedican a la lectura ha descendido significativamente.
Los valores relacionados con la educación están cambiando entre los
jóvenes.

Su jornada escolar es más corta. Y eso, mágicamente, ha terminado


convirtiéndose en que a los niños les va mejor si estudian menos

Desde principios de los 90 hay un movimiento en Finlandia para que la


enseñanza sea como en Suecia, más centrada en los niños. Si miras
los nuevos currículos, enfatizan que sean estos los que determinen
cómo será la educación. Hay un cambio hacia la educación centrada
en el alumno, pero históricamente la cantidad de niños que participan
en su diseño ha sido muy baja, y esta se ha doblado entre 2009 y 2016.
Hay evidencias de que la educación tradicional desaparece en
Finlandia al mismo tiempo que bajan las notas.

P. Uno de los temas recurrentes al hablar de Finlandia es que hacen


muy pocos deberes. Según argumenta, eso no tiene ninguna relación
con el éxito educativo del país.

R. No, lo que ocurre es que la jornada escolar es más corta en


Finlandia. Y eso, mágicamente, ha terminado convirtiéndose en que a
los niños les va mejor si estudian menos. Si miras las investigaciones
no es así. Si haces más deberes, obtendrás mejores resultados. Si vas
más horas al colegio, también. Lo sabemos gracias a PISA y TIMSS. Es
al revés: los niños finlandeses han sacado buenas notas a pesar de no
hacer muchos deberes. No creo que sea en absoluto un factor
positivo, pero es de esas cosas que se intentan imitar. Es lo que ha
ocurrido en Escocia, que ha intentado copiar el sistema educativo
finlandés, por ejemplo, eliminando exámenes estandarizados. Lo que
ha ocurrido es que la educación escocesa está hundiéndose. Las
investigaciones sugieren que los exámenes mejoran el aprendizaje. Es
peligroso llegar a conclusiones basándose solo en lo que hace
Finlandia.

P. ¿Qué rol jugó la equidad en esos buenos resultados?


R. Es difícil decirlo. Mucha gente resalta la importancia de la reforma
de las escuelas comprehensivas en los años 70, pero los datos
muestran que apenas tuvo impacto en los resultados de los niños. Lo
que hizo fue incrementar el número de años de escolarización, así que
la primera generación de PISA tenía padres que, gracias a ello, habían
disfrutado de una mayor formación. Esos fueron los cimientos de la
equidad, y quizá que más gente formase parte del sistema educativo
tuvo un impacto positivo en los niños. A un nivel más general, es difícil
decir nada sobre el rol de equidad como tal, porque hay pocos datos
sobre ello. Históricamente, Finlandia lo hizo bien, pero una vez más, no
es algo intrínseco al sistema educativo.
Niños jugando en un parque de Helsinki (Finlandia). (iStock)
El nivel de educación especial aumentó sensiblemente entre los 70 y
los 90, y eso pudo haber tenido algún impacto, al centrarse en los
niños con peores notas. Pero cuando Finlandia mejoraba era porque
tenía clases y estilos de enseñanza muy tradicionales, que estaban
muy estandarizados en todo el país. En resumen, resulta poco
probable que la igualdad de la que todo el mundo habla fuese el
secreto para el éxito finlandés.

P. Ahora que Finlandia ha bajado su rendimiento, los periodistas y


expertos educativos nos centramos en otros países:
Estonia, Portugal, Canadá… ¿Hasta qué punto es peligroso crear
“modelos estrella” cada pocos años?

R. Muy peligroso e inútil, porque no se puede aprender nada de


ello. Estonia es un caso muy interesante, porque lo está haciendo muy
bien. Si te fijas, en muchos sentidos se parece a Finlandia. Tienen una
lengua parecida, crecieron muy rápido… Pero en su caso, tienen dos
tipos de población: los que hablan ruso y los que hablan estonio.
¿Quién crees que lo hace mejor? Tienen dos tipos de sistemas
educativos exactamente iguales, pero los rusos rinden al nivel de
Suecia y los estonios, al de Japón. Así que un mismo sistema puede
producir resultados muy diferentes, a causa del contexto cultural.
¿Cuál copiarías? ¿El ruso o el estonio? ¡Son iguales! Es muy difícil
llegar a conclusiones. Nadie diría que Estonia no lo está haciendo bien,
pero es complicado descubrir sus secretos, en cada país ocurren
cosas que determinan sus resultados.

Si hay regiones de España que están al nivel de Finlandia, ¿por qué


nos centramos en esta y no en esas zonas?

Mira Polonia, se supone que era un buen ejemplo, pero se desplomó


20 puntos en el último examen PISA. Vietnam también lo era y cayó.
Antes de intentar mejorar nuestro sistema educativo, debemos
analizar otros países, pero no simplemente para copiar qué están
haciendo, sino para averiguar a través de investigaciones qué
podemos aprender. Es peligroso hablar de “milagros” cada tres años.
P. Lo que explica de Estonia ocurre también en España, donde alguna
regiones puntúan muy por encima de la media de la OCDE, a la altura
de Finlandia, y otras están muy por debajo.

R. La pregunta, por lo tanto, es por qué debemos copiar a Finlandia


cuando puedes analizar esas regiones de España, ¿no? ¡Jajaja! ¿Qué
están haciendo diferente? Probablemente nada, son otros factores los
que están en juego.

P. ¿No es un problema que se utilicen mediciones como PISA como


criterio para juzgar el rendimiento educativo de un país?

R. La educación no puede medirse de un único modo, pero PISA tiene


una fuerte correlación con otras matrices de rendimiento. No deberías
centrarte únicamente en los resultados de las pruebas, pero es
importante recordar que la evidencia sugiere que un rendimiento
mayor es clave para el crecimiento económico. Los resultados ya no
solo miden los conocimientos, sino otras habilidades como la
conciencia social, la capacidad para trabajar duro, etc., que también
son muy importantes para el futuro de los niños en el mercado laboral.
Suecia ha obtenido habitualmente resultados muy inferiores a los de
Finlandia en PISA. (iStock)

No deberíamos ser demasiado negativos con PISA. El gran problema


no son los resultados en sí, que están bien, sino las recomendaciones
de la OCDE u otras organizaciones que se preguntan qué deben hacer
los países para obtener mejores notas, y que a menudo no se basan en
nada. Como explico en el libro, muchas de sus conclusiones provienen
de la mera observación, hay poca investigación detrás. Quizá ahora
sea demasiado fácil ver los 'rankings' y decir “mira qué bien este país,
vamos a copiar su sistema educativo”. .

P. ¿Qué cree que pasará en el futuro con Finlandia?

R. Es difícil decirlo, pero creo que seguirán bajando. Puede que se


detengan, pero viendo cómo está su sistema educativo, se van a
parecer cada vez más a Suecia. Es un país que ha mejorado en la
última edición porque curiosamente ha empezado a hacer todo lo
contrario que Finlandia, por ejemplo, recuperando las pruebas
estandarizadas. Pero si tuviese que hacer una predicción, diría que no
va a ir a mejor.

P. ¿Cuál es la moraleja de esta historia?

R. Que no hay lecciones fáciles. No hay ningún ingrediente que


garantice el éxito. El peligro, como pongo de manifiesto en el libro, es
que es imposible encontrarlo. No hay que llegar a conclusiones
apresuradas sobre lo que un país debería hacer a partir de lo que ha
visto en Finlandia, en Japón, en Estonia, o en cualquier otro país de
moda

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