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FRAUDE A LA LEY.
Introducción
Ahora bien, como quiera que la cláusula resolutoria expresa otorga la facultad
de desvincularse del contrato de manera inmediata, su redacción en las nuevas
estructuras contractuales se muestra con una marcada inclinación a favor del
acreedor. Con este objetivo, es posible advertir que los contratos incorporan
cada vez con mayor rigor cláusulas resolutorias expresas, que permiten
desvincularse del contrato por el incumplimiento de cualquiera de las
obligaciones de él derivadas, sin advertir que, por su propia naturaleza, dicha
cláusula se activa por incumplimientos específicos, establecidos con toda
precisión.
Doctor en Derecho y Abogado en ejercicio. Socio principal del Estudio Osterling S.C., Profesor
Principal de Obligaciones en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Fue Presidente de la Comisión
que tuvo a su cargo el Estudio y Revisión del Código Civil de 1936, que dio origen al Código Civil de
1984. En tal condición, fue ponente del Libro VI sobre Obligaciones. Ha sido Decano de la Facultad de
Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Ministro de Estado en la cartera de Justicia.
Senador y Presidente del Senado y del Congreso de la República y Decano del Colegio de Abogados de
Lima. Ex Presidente de la Academia Peruana de Derecho y actual académico de número. Autor de
numerosas obras y artículos de Derecho.
Profesor del Departamento de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Abogado
Asociado del Estudio Osterling S.C.
Ante este panorama, en el presente trabajo nos hemos propuesto volver sobre
los conceptos fundamentales de la resolución contractual a efectos de analizar
algunos aspectos vinculados a la resolución de un contrato y sus
consecuencias, a la luz de las normas imperativas que regulan la resolución
contractual por incumplimiento –así como la indemnización que de ella podría
derivarse- en el Código Civil.
2
Así, no existe dificultad para identificar una norma imperativa, cuando el
propio precepto sanciona con la nulidad a cualquier negocio jurídico que
la vulnere. Para ello, el artículo 219° del Código Civil prevé en su
numeral 7) que “el acto jurídico es nulo cuando la ley lo declara nulo”.
1
Artículo V: “Es nulo el acto jurídico contrario a las leyes que interesan al orden público o a las
buenas costumbres”.
2
Artículo 219°, numeral 8): “El acto jurídico es nulo en el caso del artículo V del Título Preliminar,
salvo que la ley establezca una sanción diferente”.
3
RIPERT, Georges y BOULANGER, Jean. Tratado de Derecho Civil. Según el Tratado de Planiol.
Tomo IV. Volumen I. Buenos Aires: La Ley. Pág. 415. En este sentido, el profesor Marcial Rubio
cita el ejemplo del matrimonio civil, definido en el artículo 234° como “(...) la unión
voluntariamente concertada por un varón y una mujer legalmente aptos para ella y formalizada con
sujeción a las disposiciones de éste Código, a fin de hacer vida común (...)”. Como se observa, el
precepto no establece que el matrimonio “debe” realizarse entre un varón y una mujer. Tampoco
“prohíbe” el matrimonio entre personas del mismo sexo. De igual modo, se omite una sanción
expresa de nulidad a aquellas uniones matrimoniales entre personas del mismo sexo. Pero
difícilmente encontraremos a una persona dispuesta a sostener que en atención a que ninguno de
estos supuestos se ha verificado, la unión matrimonial entre personas del mismo sexo puede ser
válida en nuestro país. La razón es sencilla. El artículo 234° dispone cuáles son las condiciones de
validez del matrimonio civil, de forma tal que la ausencia de una de ellas generará la nulidad del
acto matrimonial. RUBIO CORREA, Marcial. Nulidad y Anulabilidad: La Invalidez del Acto
Jurídico. Lima: Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 1992. Pág. 21.
3
“(...) se quiere decir con eso que la nulidad existe solamente
porque no han sido respetadas las prescripciones legales en
la suscripción del contrato. La ley no da la lista de los casos
de nulidad; es excepcional que se preocupe de decir que la
regla debe ser respetada ‘bajo pena de nulidad’. El método
del legislador es diferente: fija las condiciones de validez del
contrato. Se incurre en nulidad cuando falta una de esas
condiciones”.
4
SACCO, Rodolfo. La Resolución por Incumplimiento. En: Estudios sobre el Contrato Privado en
General. Lima: ARA Editores, 2003. Págs. 911 y 912.
5
SCOGNAMIGLIO, Renato. Teoría General del Contrato. Traducción de Fernando Hinestrosa.
Bogotá: Universidad Externado de Colombia, 1996. Pág. 272.
6
FORNO FLÓREZ, Hugo. El Plazo Esencial y la Tutela Resolutoria. En: Estudios sobre el Contrato
Privado en General. Lima: ARA Editores, 2003. Págs. 955 y 956.
4
desencadenen en su esfera jurídica si no toma primero conocimiento de
que ello ocurrirá o si, por lo menos, no tiene oportunidad de informarse”.
7
DI MAJO, Adolfo. La Celebración del Contrato. En: Estudios sobre el Contrato Privado en General.
Lima: ARA Editores, 2003. Págs. 201 y 202.
8
MESSINEO, Francesco. Doctrina General del Contrato. Tomo II. Buenos Aires: Ediciones Jurídicas
Europa-América, 1952. Pág. 351.
5
No solo la doctrina mayoritaria sino también la jurisprudencia nacional se
han pronunciado a favor del carácter recepticio del acto por el cual se
ejerce la resolución de pleno derecho. Así, mediante Sentencia
Casatoria N° 3241-2000, proveniente del Callao, de fecha 1° de agosto
de 2001, la Corte Suprema estableció que “la resolución del contrato de
compra-venta del inmueble sub litis se produjo mediante carta notarial, la
misma que fue dirigida al mencionado inmueble y no en el domicilio
contractual del recurrente preciado en la introducción del contrato, y que
consecuentemente, dicha carta notarial no habría surtido efecto legal
alguno por cuanto fue remitida a domicilio distinto al convenido en la
cláusula decimocuarta, habida cuenta que la resolución del contrato sólo
opera si previamente se comunica a la otra parte la intención de ejecutar
la cláusula resolutoria” (subrayado agregado).
9
BARREIRA DELFINO, Eduardo. Leasing Financiero. Tomo II. Buenos Aires: Roberto Guido
Editor, 1996. Pág. 87.
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traslada a una fecha anterior al momento en que la resolución es
efectivamente conocida por el deudor.
Como se advierte, el segundo párrafo del artículo 1430° del Código Civil
tutela de manera preferente los intereses del deudor, tanto respecto del
cumplimiento de las prestaciones a su cargo (la posibilidad del
cumplimiento tardío), como sobre la determinación de los alcances de la
responsabilidad que le correspondería como consecuencia de la
resolución (las obligaciones de restitución o resarcimiento). En el Código
Civil existen numerosos ejemplos de preceptos imperativos que tienen
como propósito la protección de los intereses del deudor, como es el
caso de la prohibición del pacto comisorio en las garantías reales; la
prohibición del anatocismo; las regulaciones propias de las cláusulas
generales de contratación y contratos por adhesión, etc. El segundo
párrafo del artículo 1430° del Código Civil pertenece a normas de esta
naturaleza, en las cuales la sociedad tutela y garantiza un trato
equitativo al deudor en la relación obligatoria.
Ahora bien, ¿cuáles son las consecuencias de un pacto adoptado por las
partes de una relación obligatoria que resulta contradictorio con normas
imperativas inspiradas en el orden público, como es el caso del segundo
párrafo del artículo 1430°? Al respecto, el artículo V del Título Preliminar
del Código Civil no admite discusión cuando dispone que “es nulo el acto
jurídico contrario a las leyes que interesan al orden público o a las
buenas costumbres”; esta causal de nulidad es reproducida en el
numeral 8) del artículo 219 del Código Civil.
7
II. LA RESOLUCION CONTRACTUAL Y EL CUMPLIMIENTO DE LA
OBLIGACIÓN COMO ALTERNATIVAS EXCLUYENTES
El artículo 1428° del Código Civil constituye una norma que, frente al
incumplimiento del deudor, coloca al acreedor en dos escenarios. El
primero, referido al supuesto en que subsista el interés del acreedor por
la prestación debida, esto es, cuando el cumplimiento, aunque
extemporáneo, todavía le resulte útil, en cuyo caso la norma faculta al
acreedor para demandar el cumplimiento forzado de la prestación.
Adicionalmente, la regla contempla el supuesto de que la prestación
incumplida haya dejado de ser útil para el acreedor, el cual ya no
mantiene interés en el cumplimiento. En este último caso, la norma
citada concede al acreedor la posibilidad de resolver el contrato. En
suma, nos encontramos frente a un precepto que confiere al acreedor
víctima del incumplimiento una doble opción: la demanda de
cumplimiento o la resolución del contrato.
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“no podrá solicitarse el cumplimiento cuando se hubiere demandado por
resolución”10.
10
LOPEZ DE ZAVALÍA, Fernando. Teoría de los Contratos. Tomo I. Buenos Aires: Zavalía Editor,
1984. Pág. 396.
11
DE LA PUENTE Y LAVALLE, Manuel. El Contrato en General. Tomo IV. Lima: Fondo Editorial
de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 1993. Pág. 307.
12
Expediente N° 2261-90-Lima, Diálogo con la Jurisprudencia. Número 7. Pág. 83.
13
Este principio señala que “donde hay la misma razón hay el mismo derecho”.
9
En consecuencia, nos encontramos ante un precepto cuyo carácter
imperativo es innegable, en tanto cumple con salvar el despropósito y
potenciales abusos, como también la imposibilidad jurídica que
importaría la posibilidad de demandar la resolución del contrato y luego
el cumplimiento del mismo. Pero, adicionalmente, la norma citada
establece de manera expresa la imposibilidad del deudor de cumplir con
la prestación a su cargo una vez comunicada la resolución del contrato,
a fin de poner a buen recaudo la decisión del acreedor de que la
prestación ha dejado de serle útil. Así las cosas, no existe dificultad para
cuestionar la validez del pacto por la irregularidad desarrollada, a la luz
del artículo V del Título Preliminar y del numeral 8) del artículo 219° del
Código Civil.
14
DIEZ-PICAZO, Luis. Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial. Madrid: Editorial TECNOS,
1983. Pág. 584.
15
PEIRANO FACIO, Jorge. La Cláusula Penal. Bogotá: TEMIS, 1982. Pág. 185.
10
presunción genérica que el deudor se ha querido gravar del modo
menos agudo posible, en la duda es preciso no aplicar la cláusula penal,
ya que el principio general es que los individuos no se encuentren
obligados y la excepción al mismo es la atadura de los hombres por
medio de lazos obligatorios”.
16
MESSINEO, Francesco. Op. Cit. Pág. 218.
17
OSPINA, Guillermo. Régimen General de las Obligaciones. Bogotá: TEMIS, 1987. Pág. 158.
11
Esto determina que conforme al artículo 1341° del Código Civil18, el
pacto tenga el efecto de limitar el resarcimiento de los daños derivados
del incumplimiento al pago de la penalidad, lo cual implica que el
acreedor no podría alegar daños y perjuicios adicionales a los
fijados en la cláusula penal como consecuencia de la resolución.
18
Artículo 1341:”El pacto por el que se acuerda que, en caso de incumplimiento, uno de los
contratantes queda obligado al pago de una penalidad, tiene el efecto de limitar el resarcimiento a
esta prestación y a que se devuelva la contraprestación, si la hubiere; salvo que se haya estipulado
la indemnización del daño ulterior. En este último caso, el deudor deberá pagar el íntegro de la
penalidad, pero ésta se computa como parte de los daños y perjuicios si fueran mayores”
(subrayado agregado). Para un estudio de las funciones que cumple la pena obligacional en nuestro
sistema y la interpretación de las normas que la regulan, puede consultarse: OSTERLING PARODI,
Felipe y REBAZA GONZÁLEZ, Alfonso. Apuntes sobre la Reducción de la Pena Obligacional y el
Replanteamiento de sus Funciones. En: Ius et Veritas. Número 30. Págs. 153 a 163.
19
DIEZ-PICAZO, Luis. El abuso de derecho y el fraude a la ley en el nuevo Título Preliminar del
Código Civil español y el problema de sus recíprocas relaciones. En: Ius et Veritas. Número 5. Pág.
9. Es oportuno señalar para efectos ilustrativos que esta institución ha sido definida por el artículo
6°, inciso 4, del Código Civil español, el cual establece que “los actos realizados al amparo del
texto de una norma, que persiga un resultado prohibido por el ordenamiento jurídico, o contrario a
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una regla de conducta imperativa, a la cual tenía la obligación de
obedecer y atender”. Se trata de actos que si bien han sido realizados al
amparo del texto de una norma, persiguen un resultado prohibido por el
ordenamiento jurídico, o contrario a él. En este supuesto, el
ordenamiento debe orientarse a evitar que dichos actos impidan la
aplicación del precepto que se ha tratado de eludir.
III. CONCLUSIONES
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1. En primer lugar, este tipo de pactos atenta contra lo dispuesto por el
artículo 1430° del Código Civil en cuanto establece que la resolución de
pleno derecho, para que opere, debe ponerse en conocimiento de la
contraparte a fin de tutelar el derecho al cumplimiento del deudor, así
como el derecho al conocimiento de su situación jurídica de
responsabilidad antes de que se precipiten las consecuencias de la
resolución del contrato.
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