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La actividad política:
Ya sabemos que la administracion es un conjunto de personas que realiza una actividad
administrativa, sin embargo, ese conjunto de personas no solo puede realizar una actividad
administrativa, también existe la posibilidad que esas mismas personas realicen una actividad
política o de gobierno, esta posibilidad esta abierta a partir del ART. 24 de la CPR. Conforme al
cual el gobierno y la administración del estado le corresponden al presidente de la republica quien
es el jefe de estado.
Podemos observar que esta disposición del ART. 24 de la CPR, integra a favor del presidente de la
republica dos actividades distintas:
- La actividad política o de gobierno
- La actividad administrativa.
Y son actividades distintas, mientras que la actividad política tiene la dirección que debe seguir la
administracion, la actividad administrativa en razón a los medios para concreta esa dirección. Esta
distinción se observa en el ART. 19 de la ley 18.575, conforme a esta disposición el personal de la
administracion estará impedido de realizar cualquier actividad política dentro de la administracion,
si el personal no puede realizar actividades políticas dentro de la administracion es porque esta
actividad es ajena ella.
Para el derecho administrativo la importancia de distinguir la actividad política o de gobierno y la
actividad administrativa radica en la naturaleza de su manifestación, si la administración ejerce una
actividad política o de gobierno entonces dictara actos de gobierno, si la administracion ejerce una
actividad administrativa entonces dictara actos administrativos.
Distinguir el acto administrativo y el acto de gobierno es importante en función de su control,
tradicionalmente se sostiene que el control de los actos de gobiernos es limitado, interpreta entonces
que los actos de gobierno manifiestan una voluntad de realización cuyos contenidos no pueden ser
controlados por otro órgano público, esto cambia radicalmente frente al acto administrativo, a
diferencia del acto de gobierno el acto administrativo es plenamente controlado, esta posibilidad de
control ya se señala en el ART. 10 de la ley 18.575 y el ART. 15 de la ley 19.880 lo considera como
un verdadero principio y se refiere a el entonces como un principio de impugnabilidad, es decir los
administrados pueden impugnar actos administrativos pero no los actos de gobierno.
La cuestión entonces esta entonces distinguir el acto de gobierno y el acto de la administracion,
como decimos esta distinción es importante para efectos de su control.
Debemos determinar qué criterio nos permitiría distinguir uno y otro acto:
En principio debemos abandonar un criterio orgánico, es decir, el órgano que dicta esos actos
porque el ART. 24 de la constitución otorga tanto la actividad política como la actividad
administrativa al presidente de la republica quien es el jerarca de la administracion, es decir es el
mismo órgano que en momentos distintos puede realizar actividad administrativa, actividad política
o de gobierno, dictar actos administrativos, dictar actos de gobierno, el criterio orgánico que
entiende al órgano que dicta los actos entonces no nos sirve.
Tampoco nos sirve recurrir a un criterio material, es decir que atiende a el contenido en si mismo
del acto o su forma porque el acto de gobierno no presenta ninguna diferencia de forma, ni
diferencia material con el acto administrativo.
Las circunstancia que no sea útil ni el criterio orgánico ni el criterio material lleva a la necesidad de
analizar el fin del acto, la dificultad para analizar el fin del acto para efectos de determinar si es un
acto de gobierno o un acto de la administracion administrativo a llevado a que en algunos caso se
prefiera la utilización de listas, es decir si te enlistas te señala cuales son los actos de gobierno, todo
lo que no esta dentro de la lista se entendería como acto administrativo. En nuestro país no tenemos
un sistema como este, es decir un sistema que permite determinar previamente cuales son los actos
de gobierno y cuales son los actos administrativos.
Por eso el análisis opera caso a caso, tenemos que distinguir caso a caso cuales son actos que sean
susceptibles de calificarse como actos de gobierno o actos administrativos, ese es entonces una
primera noción de actividad administrativa que se obtiene en negativo, es decir por una separación
por otro tipo de actividad que realizan los mismos órganos de la administracion que es la actividad
política.
Definida ya los términos negativos de lo que es esta actividad administrativa vamos a definir ahora
los términos positivos, es decir a que se refiere específicamente la actividad administrativa.
ACTIVIDAD ADMINISTRATIVA:
Conforme al criterio orgánico, la actividad es una actividad estatal, si es una actividad del estado, es
una actividad que realiza un poder del estado, ya sabemos que los poderes del estado son tres y
tradicionalmente se atribuye a cada uno de ellos un tipo de actividad.
- Poder legislativo tradicional, dicta leyes.
- Poder ejecutivo ejecutar leyes
- Poder judicial controla tanto la dictación ce leyes como su ejecución.
Sin embargo, esta visión se asocia a cada poder del estado una ficción en especifico ha sido
ampliamente superada a favor de otra interpretación que considera que cada uno de estos poderes
del estado puede realizar cada una de estas funciones simplemente existen algunas funciones que
son preponderantes.
En rigor la misma noción de actividad preponderante para referirse al poder del estado es también
discutible, en el caso de la administracion podemos observarlo claramente, la administracion no
solamente ejecuta leyes, la administracion también dicta normas porque nuestro ordenamiento lo
permite la constitución, la constitución en su ART. 63 señala cuales son las materia de ley, todo lo
que esta dentro del ART. 63 son materias que pueden ser legisladas, es decir que son competencias
del legislador, sin embargo, el encabezado del ART. 63 nos señala que solo son materias de ley las
materias que se contienen en esta disposición.
Si solo son materia de ley las materias que se contiene en esta disposición, entonces las materias
que no se encuentran en esta disposición son competencia de la administracion, y si son
competencias de la administracion entonces dicta normas autónomas perfecto de ellas y son las
normas bajo el concepto de reglamentos autónomos que se distinguen del reglamento de ejecución
que la administración dicta para ejecutar materias de ley.
Entonces la administracion dicta normas y ejecuta leyes, pero la administracion también interpreta y
aplica tanto las leyes como las normas que ella misma dicta, basta con observar la actividad de
ciertos órganos de la administracion como una superintendencia como una dirección del trabajo que
es por lo demás discutido actualmente.
La interpretación y la aplicación de normas por parte de la administracion, de hecho, la
administracion incluso controla la dictación la interpretación y la aplicación de normas y es una
función principal de la controlaría general de la republica cuya institución es un órgano de la
administracion. En el ART. 1 de la ley 18.575 podemos encontrar que este órgano se encuentra
incorporado dentro de la administracion. Sin embargo, es un órgano de control, es decir control a la
administracion internamente.
Entonces no es cierto que la administracion solo ejecuta la ley, la administración dicta normas,
interpreta normas, aplica norma y controla tanto como la dictación, interpretación como la
aplicación de normas, y a la inversa es posible afirmar también que otros poderes del estado
intervienen en algún sentido una actividad administrativa.
Esto es claro si se analizan las relaciones entre el poder legislativo y el poder ejecutivo:
En principio diríamos que las materias que cada uno pueden intervenir son precisas porque el ART.
63 señala que solo son materias de ley, es decir legislador, aquellas que se contienen en esta
disposición, sin embargo, las materias de ley no son redactadas con una precisión esuactivas en
muchas circunstancias, materias que sean objeto de codificación preferidas a garantías
constitucional o incluso la apertura del ART. 63 Nº20 que es el ultimo numeral de esta disposición
y que permite que sean materias de ley cualquier otra materia que estatuya las bases esenciales del
ordenamiento jurídico, esto hace que exista una verdadera contradicción entre el encabezado según
el cual si o si son materia de ley, las que se contienen en el ART. 63 que incluso permitiría por su
numeral 20 integrar materias no contempladas expresamente y no referidas con un aspecto
especifico, esto es importante para determinar la forma en que se relaciona el poder legislativo con
la administracion y si el legislativo puede ejercer una forma de actividad administrativa porque en
muchas ocasiones el legislador interviene mas a guiar de las materias que están expresamente
descritas en el ART. 63.
Entonces podemos interpretar que interviene en ámbitos de los cuales en principio la intervención
debería quedar restringida a la competencia de la administracion porque solo son materias de ley las
que se establecen en el ART. 63 de la constitución.
Algo similar sucede en las relaciones entre el poder judicial y la administracion:
Tradicionalmente se considera que el poder judicial controla a la administracion bajo cierto tipo de
sentencias como son las sentencias anulatorias, es decir el juez anula decisiones en el sentido
amplio de los actos administrativos, sin embargo los tribunales no solamente tienen competencia
para agendar actos administrativos, en muchas ocasiones también tienen competencia para
modificar actos administrativos, esto es lo que ocurre por ejemplo en el recurso de protección, el
recurso de protección es un recurso contencioso porque se ejerce en contra de la administracion y
faculta a los tribunales para restablecer el imperio del derecho, esto permite que en muchas
circunstancias los tribunales puedan modificar los actos administrativos.
Si un tribunal modifica un acto administrativo entonces modifica el sentido que inicialmente le
atribuyo la administracion a ese acto, ósea en alguna forma el juez sustituye a la administración y
ejerce una forma de actividad administrativa.
Recapitulando, la visión tradicional conforme a la cual cada poder del estado ejerce una actividad
específica no es cierta, los poderes del estado ejercen múltiples tareas muchas en las cuales tienen
relaciones entre sí. Esto ha llevado incluso a discutir incluso la preponderancia de esas
intervenciones en cada uno de los poderes del estado.
Desde el punto de vista de la administración eso es así, la administracion no solo ejecuta leyes, sino
que también dicta normas, interpreta, aplica normas y controla la dictación y la interpretación y la
aplicación.
Y en el caso de los otros poderes del estado en muchas ocasiones ejercen verdaderas actividades
administrativas, si el poder legislativo yendo más allá de lo que en principio uno supondría es el
contenido del ART. 63 CPR, es decir interviniendo en materia que inicialmente uno podría
interpretar lo que corresponde intervenir a la administracion y ejerciendo entonces una forma de
actividad administrativa.
En el caso del poder judicial debido a su competencia, no solamente anula actos administrativos,
sino que también puede modificarlos, si modifica actos administrativos entonces de alguna forma
sustituye la intervención de la administracion y ejerce entonces también una forma de actividad
administrativa. (Por favor revisar audios porque no se si están completo, solo llego hasta ahí sin
concluir)
SEGUNDA HORA:
Vamos a ver que es el derecho administrativo tanto del punto de vista de su concepto como de sus
características.
El concepto de derecho administrativo:
La administración se somete al derecho, sin embargo ese derecho podría ser el mismo derecho que
los particulares, es decir podríamos perfectamente0 respetar la regla conforme a la cual en un estado
de derecho, la administración se somete a él aplicando a la administración el mismo derecho a los
particulares.
Paralelamente esa aplicación del derecho a la administración debe estar encomendada a un juez y
ese juez del punto de vista del derecho administrativo puede adoptar ciertas características en
cuando a su especificidad o en cuanto a su generalidad.
Entonces para aproximarnos a un concepto de derecho administrativo vamos a analizar estas
especificaciones como el derecho administrativo sustantivo y el derecho administrativo adjetivo.
El derecho administrativo sustantivo:
Hoy en nuestro país no hay duda que el derecho administrativo existe en un sentido sustantivo,
diferente legislaciones han construido progresivamente este derecho, la construcción se realiza
inicialmente en su base, existen diferentes leyes de bases que se aplican a la administración ley
18.575, ley 19.880 (bases de los procedimientos administrativos).
Sin embargo se discute si esa aplicación del derecho administrativo puede o no permitir en ciertos
casos la aplicación del derecho privado y particularmente cuando se encuentra un vacío o una
laguna al interior del derecho administrativo.
La doctrina no es un unánime, por una parte una posición representada por el profesor Jorge
Bermúdez señala que el derecho privado puede suplir las lagunas del derecho administrativo,
entonces es posible recurrir al frente de sus vacíos o frente a sus ambigüedades.
Por otra parte otra posición representada por el profesor Alejandro Vergara, señala que no es
posible porque para esta segunda posición la supletoriedad solo opera entre el juez o el
ordenamiento, es decir el derecho privado suple las disposiciones del derecho privado y el derecho
público suple al derecho público pero no es posible que se aplique la supletoriedad entre
ordenamiento privado y ordenamiento público, es decir solo dentro de un ordenamiento,
intraordenamiento y no interordenamiento o entre ordenamiento.
La problemática de la aplicación del derecho privado a la administración descansa en sus
características: (diferencias)
La administración se somete a los mismos tribunales que los particulares, bajo ese
modelo estamos frente a una unidad de jurisdicción.
La CPR como fuente del derecho administrativo: la Constitución moderna tiene un contenido muy
diverso, y este contenido se agrupa en dos grandes bloques, ambos aspectos generan efectos para la
administración.
1. La configuración del poder: genera efectos para la administración tanto funcionales, como
organizacionales; los funcionales, por ejemplo, la CPR establece cuales son las materias de ley, al
establecer esto implícitamente establece cuales son las meterías de la administración, que podrán ser
aquellas que no son materias de ley; pero en algún sentido también la administración interviene en
materias de ley, pero en un sentido menos intenso. Es una determinación funcional a la
administración, y también organizacional, por ejemplo, el art 3 de la CPR La administración del
Estado será funcional y territorialmente descentralizada, o desconcentrada en su caso. Es un
mandato a la organización del estado, porque establece que la administración debe propender a una
cierta forma, es decir ser descentralizada, o desconcentrada. Son disposiciones que inciden en la
administración que se relacionan con la configuración del poder, funcionales, organizacionales.
2. El reconocimiento de derechos: afecta a la administración porque, el reconocimiento de derechos
a los administrados en muchas ocasiones es la disposición de obligaciones a la administración,
existe un correlato entre el derecho del administrado, el cual es la imposición de obligaciones a la
administración. De modo que si uno va al catálogo de los Derechos Constitucionales en su art 19 de
la CPR se logra divisar que la mayoría de esos derechos, prácticamente la totalidad son exigibles a
la administración, entonces ubican a la administración en una situación de obligación frente a un
administrado que detenta derechos.
La CPR es una norma trascendente en el derecho Administrativo, y esto es por su contenido, y por
su jerarquía, ya que esta representa por si misma el principio de jerarquía, conforma al cual toda
norma inferior al ordenamiento debe estar en armonía con la norma superior. Sin embargo,
contenido y jerarquía constitucional sufren limitaciones de efectividad. Las condiciones de
efectividad de las normas son diversas, se ha sostenido que una norma jurídica para ser efectiva
debe reunir al menos 3 condiciones, debe ser precisa y clara, tener un carácter incondicional, y no
debe quedar supeditada a la voluntad de otro órgano que ejerce una competencia discrecional.
La CPR sufre de problemas de efectividad en cada uno de estos aspectos, ejemplo de ello son los
siguientes:
Un primer ejemplo se refiere a la precisión y claridad de las disposiciones constitucionales: esto lo
encontramos en relación a ciertos disposiciones constitucionales, puesto que hay disposiciones
importantes en materia administrativa, y estas no siempre son precisas y claras, de modo que esto se
ve reflejado en el art 38 de la CPR esta disposición es considerada una norma que a partir de la
modificación del 89 se entendía permitir el conocimiento de los litigios administrativos a los
tribunales ordinarios, esto significaría que es una norma de competencia. Pero esa lectura favorable
a la competencia no ha sido la única, inicialmente se sostuvo que esta disposición consagraba un
régimen de responsabilidad de la administración, y este régimen tenía un carácter objetivo, a
diferencia del régimen de responsabilidad de los administrados el cual tiene un carácter subjetivo.
El art 38 inc 2 Cualquier persona que sea lesionada en sus derechos por la Administración del
Estado, de sus organismos o de las municipalidades, podrá reclamar ante los tribunales que
determine la ley, sin perjuicio de la responsabilidad que pudiere afectar al funcionario que hubiere
causado el daño.
La primera lectura que se sostiene de esta disposición es favorable a un régimen de responsabilidad,
y fue la posición sostenida en su momento por el profesor Osvaldo Elques, esta interpretación
cambia y se llaga esta lectura que es favorable a la competencia judicial, es decir ya no es un
régimen de responsabilidad, sino que solo permite que los tribunales ordinarios conozcan de litigios
administrativos. Esta segunda posición fue sostenida por el profesor Pedro Pierry. A su vez existe
una tercera interpretación sostenida por el profesor Rolando Pantoja, el cual sostuvo que esta
disposición no se trataba de un régimen de responsabilidad, ni tampoco una norma de competencia,
sino que distinguía los diferentes contenciosos administrativos, lo cual se refiere a que los
administrados pueden reclamar tanto la ilegalidad de un acto, como la responsabilidad de la
administración, y entonces esta disposición consagraría las bases constitucionales del contencioso
administrativo. Todo esto por el problema de precisión y claridad de las disposiciones
constitucionales relativas al derecho administrativo.
Un segundo problema se produce en relación al carácter incondicional: es decir que la norma pueda
ser exigible de manera pura y simple, esto no siempre ocurre, en materia constitucional un ejemplo
de esto son los derechos económicos y sociales, tradicionalmente los derechos económicos y
sociales se distinguen de los derechos civiles porque los primeros se supeditan a la existencia de
condiciones materiales que permitan su realización, entonces se trata de derechos condicionados, y
una de las condiciones de la efectividad de las normas es que carezcan de un carácter condicionado,
podemos observar esto en relación a la administración, por ejemplo si vemos la distinción de los
derechos constitucionales, y los derechos que se encuentran garantizados por el recurso de
protección, el recurso de protección no garantiza todos lo derechos constitucionales porque hay
ciertos derechos que se encuentran exentos de recurso de protección, y uno de derechos es la
seguridad social art 19 N°18, si se encuentra exento de recurso de protección es porque la
efectividad de las normas es limitada, por razones que en relación a los derechos económicos y
sociales se argumentan por aspectos materiales y económicos.
Una tercera condición de eficacia es que esa norma no quede supeditada a la voluntad de un órgano
que ejerce competencia discrecional: si uno va a las principales normas constitucionales citadas
para controlar a la administración uno puede observar que el constituyente se remite reiteradamente
a un órgano que ejerce una competencia discrecional como es el legislador. Hay al menos dos
disposiciones estructurales para el control de la administración en la constitución, una serie de
disposiciones corresponde a los artículos de la cpr que consagran el principio de legalidad, es decir
la sujeción de la administración y del estado general del derecho y por otra parte el recurso de
protección art 20 de la cpr, sin embargo, tanto los artículos 6 y 7 relativos al principio de legalidad
como el recurso de protección señalan remisiones al legislador porque señalan remisiones a la ley,
esto se observa en el art 7 inciso 3 de la cpr cuando la constituyente señala que la infracción del
principio de legalidad va a originar la responsabilidad y sanciones que la ley señale. Eso es algo
muy importante porque en el fondo la constitución reenvía la responsabilidad y sanciones por la
infracción del principio de legalidad al legislador y el legislador es un órgano que ejerce
competencia discrecional.
Por otro lado el art 20 recurso de protección es una acción cautelar de ciertos derechos
constitucionales pero para su éxito se requiere la existencia de ciertas condiciones, entre otras un
acto u omisión arbitraria o ilegal, la noción de ilegalidad también está presente en el recurso de
protección y eso supone la existencia de una ley que pueda ser transgredida y origine esta
efectividad del recurso de protección.
En resumen la cpr es una fuente de derecho administrativo, trascendente tanto por su contenido y
jerarquía, sin embargo, sufre problemas de efectividad y estos son la precisión y la claridad, su
carácter incondicionado y también, la circunstancia que en muchas ocasiones su contenido queda
supeditado a un órgano discrecional como lo es el legislador.
Vamos a analizar ahora una fuente distinta a la constitución, como son los tratados internacionales y
su importancia en el derecho administrativo.
Desde la reforma del año 2005 Los tratados internacionales se disocian de la ley en cuanto a su
valor, antiguamente se sostenía que el valor de los tratados era un valor de ley porque los tratados
para su aprobación se sometían a los tramites de una ley, hoy en día eso ya no es así, los tratados
internacionales tienen un valor diferenciado, el art 50 de la cpr nos señala que solo se sujetan en lo
pertinente a los tramites de una ley por lo tanto no son una ley, se disocian de ella y tiene un valor
diferenciado, eso permite que tengamos que estudiar los tratados internacionales de una manera
autónoma de la ley y si analizamos los efectos que generan los tratados internacionales en relación a
la administración como fuente del derecho administrativo, tenemos que realizar una distinción.
A diferencia de otras fuentes del derecho administrativo los tratados internacionales carecen de
homogeneidad en cuanto a su valor. Existen tratados internacionales autoejecutables y no
autoejecutables o más precisamente disposiciones de tratados internacionales autoejecutables y no
autoejecutables.
Cuando una disposición de tratado internacional es autoejecutable o no autoejecutable: la doctrina
señala esto en base a elementos formales como también la precisión y claridad, y la consecuencia
que esto supone es que las disposiciones de un tratado internacional autoejecutable son
efectivamente una fuente del derecho administrativo porque estas disposiciones se integran al
ordenamiento a partir de la ratificación del tratado y constituyen un derecho que puede ser
impuesto a la administración.
Las disposiciones internacionales no autoejecutables son aquellas que no se incorporan al
ordenamiento por la sola ratificación de un tratado internacional, es decir, que posteriormente el
estado aparte implemente esas disposiciones, las integre en el ordenamiento.
Esta distinción entre disposiciones autoejecutables y no autoejecutables de un tratado era
inicialmente doctrinal, sin embargo el tribunal constitucional acoge esta distinción en la sentencia
del 4 de agosto del 2000 ROL 309 sobre el convenio de la OIT número 169. En esta ocasión el TC
acoge esta distinción de disposiciones internacionales y concluye que mientras ciertas disposiciones
se integran al ordenamiento (autoejecutables) otras disposiciones no se integran al ordenamiento por
la sola ratificación del tratado sino que deben ser implementadas por el estado.
La Contraloría General de la Republica que es un órgano de control de la administración y forma
parte de la administración, conserva la misma distinción y posteriormente esta sentencia acoge esa
clasificación señalando que mientras las disipaciones de derecho internacional autoejecutables
obligan a la administración, las disposiciones del derecho internacional no autoejecutables no
obligan a la administración.
Lo interesante es que los problemas de efectividad que analizamos con la constitución, en el caso
del derecho internacional no autoejecutable no llegan a plantearse porque no se integran al
ordenamiento jurídico, es decir, no son normas jurídicas internas entonces, ni siquiera nos
planteamos el problema de su efectividad porque es evidente que no serán efectivas porque no son
parte del derecho interno.
Eso es distinto que lo que ocurre frente a la cpr porque esta evidentemente es derecho interno pero
sufre en ciertos casos problemas de efectividad. Las disposiciones internacionales no
autoejecutables, pueden llegar a ser de fuente de derecho administrativo pero para que eso suceda
deberán ser implementadas por un estado, esa implementación puede tomar formas distintas, en
algunos casos se tratará de una implementación vía ley, si el tratado internacional se refiere a
materias de ley, pero en otros casos podrá tratarse de una implementación vía normativa
administrativa si el tratado no se refiere a materias de ley y esa normativa administrativa
corresponde al reglamento.
Este reglamento es el acto que dicta la administración que es susceptible de implementar tratados
internacionales, particularmente disposiciones no autoejecutables internacionales.
Porque un tratado internacional puede contener tanto disposiciones no autoejecutables como
autoejecutables.
Esas son entonces dos fuentes que se imponen a la administración y que se imponen con un valor
distinto de la ley, por un la CPR y por otro los tratados internacionales, pero dijimos que no
solamente existen fuentes que se imponen a la administración con un valor distinto de la ley,
también existen las fuentes con valor de ley.
Las fuentes legales
Las fuentes legales aparecen a primera vista como fuentes relativamente de menor eficacia frente a
la CPR y los tratados internacionales, sin embargo esto no es necesariamente así, porque la
legislación tiene ciertas características de las cuales otras fuentes carecen pese a tener un rango
superior. Si comparamos la ley con los tratados internacionales podemos observar que los
problemas de integración al ordenamiento jurídico no existen, podemos ver que la ley integra al
ordenamiento jurídico, forma parte del derecho interno a diferencia de lo que puede ocurrir con las
disposiciones internacionales no autoejecutables.
Por otro lado la legislación suele tener características de las cuales la CPR carece, la legislación
suele tener una mayor densidad, es decir un mayor número de disposiciones, lo que permite que sea
más precia y más clara. No necesariamente tenemos esos problemas de precisión y claridad, que
existen en materia constitucional.
Ahora bien las fuentes legales no tienen la misma naturaleza, existen por una parte leyes en sentido
estricto y por otro lao existen actos con valor de ley.
Leyes en sentido estricto
Para el derecho administrativo la ley en sentido estricto, es el acto del legislador, es una garantía y
es una garantía por su procedimiento de formación, a diferencia de los actos de la administración
los actos del legislador requieren un consenso y este podrá ser de mayor o menor grado según las
clases de ley, que pueden ser leyes ordinarias, de quórum calificado, de leyes orgánico
constitucionales o de leyes interpretativas, pero en todos los casos se requiere de un consenso y este
consenso no existe necesariamente frente a la administración, esta puede consentir si interviene en
ciertos ámbitos como por ejemplo la contratación administrativa, pero la regla general es que la
administración intervenga unilateralmente, esa es la característica principal de la intervención de la
administración (unilateralidad de la actuación administrativa).
La ley entonces es una garantía en el derecho administrativo, porque permite contrarrestar esta
unilateralidad de la administración a través de un consenso, es por esto que existe el principio de
legalidad, es decir un consenso que debe apoderar, autorizar a la administración para intervenir, eso
es principio de legalidad en sentido estricto entendido como una ley y eso se manifiesta claramente
en las materias y el sistema de dominios legales.
La constitución no es neutra al realizar su regulación de dominios legales y ordena que ciertas
materias especialmente trascendentes sean reguladas por ley eso quiere decir que la administración
en relación a esas materias, solo intervenga de manera secundaria para ejecutar esa ley y no para
innovar en esa materia, esa es la garantía, se trata de materia que tienen una importancia y que por
tanto requieren consenso y el constituyente las reserva al legislador porque el acto legislativo
permite el consenso que a diferencia del acto administrativo por regla general es unilateral.
Sin embargo puede suceder que esas materias de ley al ser legisladas no sean desarrolladas con
minuciosidad, es decir la CPR reserva a la ley ciertas materias, el legislador posteriormente
interviene dictado una ley, pero esa ley que dicta carece de minuciosidad, y esto es un problema,
porque si observamos la pirámide normativa podemos darnos cuenta que tenemos una ley y bajo de
ella un reglamento, si la ley que esta sobre el reglamento no es minuciosa, tendrá una serie de
vacíos y esos vacíos podrán ser colmados con el reglamento que se encuentra más abajo, si eso
sucede cada uno de esos vacíos en la práctica fue regulado por un acto distinto del acto legislativo y
ese acto es el reglamentario y ya dijimos que el acto reglamentario es un acto de la administración,
que se caracteriza por su unilateralidad y no por el consenso.
Se origina entonces un problema porque el constituyente reserva al legislador la regulación de
ciertas materias, el legislador las regula de manera imprecisa y en definitiva es la administración
quien innova en esas materias interviniendo en una materia de ley de manera directa. Esta
problemática ha sido abordada por el tribunal constitucional de diferentes formas. En un primer
momento el tribunal constitucional sostuvo la inconstitucionalidad de leyes que incurrían en estos
vacíos, porque permitía que el reglamento que estaba bajo la ley colmara estos vacíos y regulara
materias de ley.
Esa posición del tribunal constitucional necesariamente se denominó la reserva legal absoluta y se
trata de una reserva legal absoluta, porque el tribunal constitucional afirma si la constitución entrega
a la ley la regulación de una determinada materia es necesario que el legislador agote la
competencia, es decir debe regular la materia en detalle, si no agota la competencia incurre en
vacíos y si incurre en vacíos entonces el acto infra legal (reglamento) podrá colmarlo sustituyendo
el consenso por la unilateralidad.
La reserva legal absoluta se plasma en diferentes sentencias como lo es la sentencia 146 de 1992
letreros camineros 1, 167 de 1993 letreros camineros 2 y 185 de 1994 ley 19.300 bases generales de
la administración.
Esta posición inicial del tribunal constitucional desfavorable a estos vacíos, posteriormente cambia
y este acoge una segunda tesis, señalando que no siempre las leyes deben tener igual minuciosidad,
ciertas leyes deben tener en efecto minuciosidad, pero otras leyes pueden carecer de ello y esto se
observa a partir de las disposiciones constitucionales, en ciertos ámbitos la constitución ordena que
una materia sea regulada con arreglo a la ley, de acuerdo a ellas, con sujeción a la ley, etc. en todos
esos casos para el tribunal constitucional es constituyente. Estaría permitiendo que las leyes no
fueran tan minuciosas y precisas, por lo que acepta que esa ley pueda presentar vacíos y que
posteriormente el reglamento pueda colmarlos y esto cambia la concepción de la regulación de las
materias de ley, porque a partir de eta segunda interpretación el legislador no tiene una competencia
exclusiva sobre sus materias o no necesariamente las tiene, la podrá tener si la materia es reserva
absoluta, pero también existe la reserva relativa y en ese caso el legislador tiene una competencia
compartida con la administración y esto es razonable de acuerdo con el principio de concreción.
No solamente existe un principio de jerarquía, que supone que cada norma inferior sea conforme a
la superior, sino que también existe un principio de concreción, que permite que cada norma
inferior sea más precisa y más clara, detalle más las cosas que la norma que está encima, esto es el
principal obstáculo de la constitución en términos de precisión y de claridad, que el principio de
concreción es débil en la constitución mientras que el de jerarquía es muy fuerte. Pero este principio
de concreción va siendo cada vez más fuerte a medida que se desciende en la pirámide normativa.
La ley por cierto es el acto que se encuentra por sobre los actos de la administración, que tiene
mayor concreción, pero veremos que el reglamento es aún más concreto que la ley.
El tribunal constitucional cambia esta posición y sostiene la teoría de la reserva legal relativa en
diferentes sentencias como la 253 de 1997 o 254 del mismo año, son sentencias donde se puede
observar una flexibilidad al carácter riguroso que inicialmente se sostuvo de la reserva legal, en un
primer momento absoluto y luego relativa.
Eso es entonces la ley en sentido estricto como una fuente del derecho administrativo.
Dijimos que las fuentes del derecho administrativo no solamente tienen un valor de ley en sentido
estricto, también existen actos con valor de ley, es decir no soy ley, estos es entonces lo que vamos
a estudiar ahora.
Inicialmente un podría suponer que si iniciamos un principio de legalidad a la administración es por
sus actos son inferiores al otro, principio de legalidad en sentido estricto significa que; la ley se
aplica a la administración externamente, entonces se le impone, esto tiene excepciones, existen dos
tipos de actos que tienen el valor de una ley ambos casos se trata de “decretos” si se trata de
decretos se trata de actos dictados por el presidente de la república por esa es la autoridad que en
nuestro derecho decreta, y esos actos son de dos tipos;
Decretos con fuerza de ley: Son actos dictados por el presidente de la republica sobre materias de
ley, previa delegación de facultades legislativas, la expresión fuerza de ley da a entender en este
caso que no se trata de una ley en sentido estricto, si no que un decreto, es decir no es dictada por el
congreso, si no por el presidente de la república, pero tiene fuerza de ley , fuerza de ley quiere decir
que en estricto rigor tiene la efectividad de ella, esto se observa ya en artículo 64 de la constitución.
Los decretos con fuerza de ley estarán sometidos en cuanto a su publicación, vigencia y efectos, a
las mismas normas que rige la ley. Las habilitaciones para dictar este decreto con fuerza de ley son
distintas, acá existe una habilitación general que se consagra en el art.64 cp. En este caso el
presidente es autorizado para dictar decretos con fuerza de ley, por una ley delegatoria, y esta ley
delegatoria lo autoriza para dictar estos actos por el plazo de un año, la limitación será; que el
presidente no puede regular cualquier materia, el decreto con fuerza de ley no puede recaer en
ciertas materias como es el caso de; la nacionalidad, la ciudadanía, de las elecciones, de plebiscito,
de actividades constitucionales, materia de leyes orgánicas constitucionales, quórum calificado,
también materia que se refieran a otros poderes del estado lo que influye al tribunal constitucional y
a la contraloría de la república, son leyes que no pueden ser delegadas al presidente y por lo tanto
no pueden ser objeto de decreto con fuerza de ley.
Es una disposición muy interesante porque uno puede observar que hay ciertas materias muy
importantes que no han sido encomendadas específicamente como materias de ley, entre otras las
que se refieran a la regulación de derechos constitucionales que se encuentran dentro del art.63.cp.
Lo veremos la próxima clase que señala cuales son las materias de ley que se encuentran fuera del
art.63. Dentro del art.64. Que impide delegar las facultades legislativas respecto de derechos
constitucionales y si se impide delegar las facultades legislativas respecto de derechos
constitucionales uno puede entender que la regulación de los derechos constitucionales es una
materia de ley, pero es algo que no está expresamente señalado en el atr.63.
Esta es la primera habilitación que se requiera para dictar decretos con fuerzo de ley, art.64. Que
establece esta ley delegatoria por un plazo de un año y que no puede recaer en ciertas materias
señaladas en esta disposición.
Una segunda habilitación se produce en relación con el art.54. En este caso en la colocación del
acuerdo de un tratado internacional el congreso puede consultar (no escuche bien esa parte no se
entiende) para dictar decretos con fuerza de ley para la ejecución de ese tratado y su vigencia.
Estas serían las dos habilitaciones generales del art.64. Especial para tratados internacionales art.54.
Pero dijimos decretos con fuerza de ley es solo una forma de actos de la admiración con valor legal.
Decretos leyes: El decreto ley es un acto del presidente de la republica sobre materias de ley sin
previa delegación de facultades legislativas, esta es la diferencia con el decreto con fuerza de ley.
En el decreto con fuerza de ley hay una delegación de facultades legislativas de las cuales el decreto
ley carece.
La pregunta relacionada con los decretos con fuerza de lay se asocia a su valides, si el decreto
carece de ley delegatoria es porque la autoridad que dicta este acto se les conceden sus atribuciones,
es decir el presidente de la republica invade las materias de ley y esto explica que se trate de actos
que son dictados por periodos de anormalidad constitucional, durante el periodo normalidad
constitucional en general se suele interpretar que esos actos son válidos por que ocurren en los
hechos y el control de la administración decae, es decir no es efectivo. Pero una vez que se
restablece el periodo de normalidad constitucional, algunos se preguntan cuál es el valor que se le
debe asignar a esos actos dictados en el periodo de anormalidad constitucional.
La doctrina a discutido cual es el valor de estos actos, mientras que una posición de la doctrina a
sostenido nuestro país que se tratan de actos totalmente legales, son actos que se presentan en el
ejercicio del poder legislativo en un momento determinado, otro sector de la doctrina la remarcado
como la expresión decreto ley demuestra esta irregularidad y anormalidad, es decir esta difícil
aceptación luego del término del periodo de anormalidad constitucional.
Esta discusión doctrinal no se ha plasmado en la jurisprudencia, la jurisprudencia ha sido
pragmática y ha aceptado el valor de los decretos leyes. ¿Y por qué no la aceptado? Porque los
decretos leyes han sido aplicados, porque los decretos leyes han sido modificados y por qué los
decretos leyes han sido derogados , y basta con que algunos decretos leyes hayan sido aplicados,
modificados, derogados para que la jurisprudencia concluya que todos los decretos leyes son
entonces validos en términos de fuentes del derecho administrativo. Esta posición de la
jurisprudencia no es nueva, uno puede encontrar antecedentes de tal posición en una jurisprudencia
muy antigua, ya en la de la corte suprema de 11 de octubre del 1933 banco al fisco (nose le
entiende lo primero) estos antecedentes ya existen en momentos previos a la constitución de 1980
como es esta sentencia en la cual la constitución vigente era la constitución de 1925 por la
anormalidad producida entre los años 1931 y 1932. Es una sentencia muy interesante porque
muestra y permite observar de una forma la actualidad que tiene algunas sentencias en esta materia.
La discusión para jurisprudencia no se presenta en términos e valides, los decretos leyes son válidos
porque se han aplicado, porque se han modificado, o por que han derogado. La discusión se
presenta más bien en términos de valor y no de valides y ese aspecto se manifiesta principalmente
cuando encontramos fuentes en oposición, por ejemplo una ley opuesta a un decreto ley, ambos
tienen el mismo rango, la misma jerarquía son actos legales, pero solamente una ha sido una
legislación regular, una interpretación conforme al principio democrático en el derecho
administrativo suponía otorgarle valor a la ley por sobre el decreto ley precisamente por la
irregularidad de que pueda adolecer el decreto ley en circunstancias en las cuales exista una
oposición de fuentes.
Esto es entonces una posición de la doctrina que traslada al derecho admirativo al principio
democrático es un principio de derecho constitucional.