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Lectura 4 - Las Responsabilidades Especiales - Cont. - , El Ejercicio de La Acción Indemnizatoria y Las Relaciones Entre La Acción Civil y Penal PDF
Lectura 4 - Las Responsabilidades Especiales - Cont. - , El Ejercicio de La Acción Indemnizatoria y Las Relaciones Entre La Acción Civil y Penal PDF
Sin perjuicio de que la culpa sea única, es cierto que los profesionales, en razón de su
conocimiento tienen un deber mayor de previsión y prudencia, tal como regula el art. art. 902 C.C.
que reza: “Cuanto mayor sea el deber de obrar con prudencia y pleno conocimiento de las cosas,
mayor será la obligación que resulte de las consecuencias posibles de los hechos.”
Existe una innegable preocupación, con relación a las reglas de carga de la prueba.
Actualmente en gran cantidad de casos se invierte el onus probandi a fin de colocarlo sobre quien
se halla en mejor condiciones para aportar prueba al proceso. Normalmente es el profesional
quien puede hacerlo.
Art. 1681 “Normas aplicables. Las actividades del profesional liberal están sujetas a las reglas de
las obligaciones de hacer. Sus alcances resultan de lo convenido; de lo previsto por el inciso a) del
artículo 726, salvo que se haya comprometido cierto resultado concreto; de las disposiciones
Art. 1683 “Incidencia de la cuantía de la remuneración. El tribunal tiene atribuciones para atenuar
la responsabilidad del profesional liberal frente a su cliente por razones de equidad en los casos
del inciso a) del artículo 1641; y, no mediando culpa grave, puede atender a otras circunstancias
del caso, entre ellas la cuantía de la remuneración percibida por el profesional.”
Todo lo señalado genera una complejidad en el acto galénico que intentaremos ir analizando en lo
sucesivo.
a) Cuando los servicios del médico son requeridos por otra persona distinta del paciente. En
relación a éste la responsabilidad no nace de un contrato.
b) Cuando son prestados espontáneamente, sin consentimiento del paciente; como ocurre en
caso de accidente callejero y un médico auxilia a la víctima.
c) Cuando los servicios son prestados en contra de la voluntad del paciente, como en el supuesto
del suicida que recibe auxilio médico.
d) Cuando el médico ha cometido un delito del derecho criminal en relación a una persona, sea o
no cliente. Por ejemplo, si cometiera un homicidio prescribiéndole una supuesta medicación que
determinase la muerte del enfermo.
1
BUSTAMANTE ALSINA, JORGE. Ob. Cit. Pág. 517
El deber de información integra la lex artis, por lo que la actividad médica diligente impone
su cabal cumplimiento por parte de los profesionales y del nosocomio. Por tal motivo se ha dicho
que esta obligación de informar es más extensa que la destinada a obtener el consentimiento
informado del paciente respecto de una práctica o tratamiento médico determinado.5
2
CN de Apelac. Civ. y Com. sala I. 25/10/1990 “Favilla, Humberto c. Peñeyro, José y otro” LL 1991 – D 117
3
Cám. Nac. Fed. CC, Sala I, 28/12/93, “P. R. H. c. Estado Nacional – Ministerio de Defensa. Ejército Argentino” ED 160-97 y JA 1998 –
I sínt.
4
VII Congreso Internacional de Derecho de Daños, Bs. As. ob. cit.
5
Calvo Costa, Carlos A. “Daños ocasionados por la prestación médico asistencial” Edit. Hammurabi. Año 2007 pág. 316.
Va de suyo que “la errónea información brindada por el médico que intervino
quirúrgicamente al paciente que sufrió una secuela permanente como consecuencia de la
operación- en el caso, dificultad para caminar-, equivale a no informar, siendo imposible que la
víctima hubiese prestado su consentimiento por esa posible lesión”.
Por otra parte conviene señalar que la falta de información al paciente y la correlativa
obtención de su consentimiento configuran fuente autónoma de responsabilidad. En ese sentido
se ha dicho que “la omisión del consentimiento… se trata de una violación de la libertad del
paciente, y es suficiente para producir responsabilidad; las lesiones consiguientes derivadas del
tratamiento, bueno o malo.”8
6
La Ley 1997 – F, 602 – DJ 1998 – 1, 601 – LLBA 1995, 1207
7
LOPEZ MESA, Marcelo J. – TRIGO REPRESAS, Félix A. “Responsabilidad Civil de los Profesionales” Edit. Lexis Nexis Año 2005
8
LORENZETTI, Ricardo Luis “Responsabilidad Civil de los Médicos” Ed. Rubinzal Culzoni. TI pág. 211
9
GHERSI, Carlos A. – WEINGARTEN, Celia “La responsabilidad médica – El derecho de información y decisión del paciente. El estado
de necesidad. El consentimiento y la aceptación de riesgos, LL 1998 – E, 1165
10
CN Civ, Sala B 25/10/90 “Favilla, Humberto c. Peñeyro, José y otro” LL 1991 – 117 y DJ 1991 – 2 – 565
El decreto-ley 6216/44 (ley 12912) sobre ejercicio de la Medicina obliga a los médicos a
solicitar la autorización del enfermo. En caso de que se tratara de una operación mutilante
(amputación, castración, etc.), dicho consentimiento deberá ser dado por escrito, salvo en el caso
que la gravedad de la situación del paciente requiera la inmediata intervención para salvar la vida.
En cualquier caso en que el paciente no pueda otorgar el consentimiento, se deberá recurrir al
familiar más allegado, su representante legal del enfermo, pudiendo en última instancia actuar
bajo su responsabilidad exclusiva (art. 18, inc. h).
11
LOPEZ MESA, Marcelo J. – TRIGO REPRESAS, Félix A. “Responsabilidad civil de los profesionales” Lexis Nexis Año 2005. Pág.
430
12
Cám. CC San Nicolás, 24/03/94 “Romang Ciuza, Ramona c. Graziosi Luis E. y otro” JA 1995 – I – 499
f) Intervención quirúrgica:
Tratándose de intervenciones quirúrgicas, el cirujano que se equivoca no es responsable,
si incurre en algún error que no sea grave o intolerable, de todos modos habrá que valorarlo en el
caso concreto, analizando la relación de causalidad con el daño causado. En la jurisprudencia
francesa, por ejemplo, se ha responsabilizado cirujano que abandona una compresa o un
instrumento quirúrgico en el cuerpo de un paciente. En cualquier caso, el cirujano incurre en culpa
cuando no adopta las medidas susceptibles de permitirle advertir dichas situaciones.
g) La cirugía estética:
La cirugía estética es aquella intervención quirúrgica que “sin proponerse aliviar un
sufrimiento, remediar un estado patológico, corregir una monstruosidad física o una verdadera
13
SCBA, 22/12/92, “Pérez c. Clínica Central”, LL 1993 – C – 212 y JA 1993 – III – 111
14
Cám., C. C. Morón, Sala II 20/09/94, “P., S. N. c. S., M. M. y otro” J. A. 1996 II 470
Lo que hemos analizado supra respecto de los deberes de los médicos para con el
paciente, es de aplicación en estas cirugías o tratamientos estéticos.
Sin perjuicio de ello, estas actuaciones médicas presentan algunas particularidades que
hacen que al momento de juzgar la responsabilidad del médico se lo haga con una severidad
mayor que en las cirugías reparadoras. En primer lugar, la intervención galénica se produce
normalmente en circunstancias en que el paciente no padece afecciones en su salud. Puede
suceder que la cirugía correctora o reparadora tenga un fin terapéutico y en ese caso absorbe en
su finalidad la preocupación meramente estética que también puede satisfacer. Por otro lado, la
actuación médica sólo se justifica en supuestos en los cuales la finalidad perseguida sea favorable
desde el punto de vista estético. Ello supone que el médico ha pronosticado un resultado al
paciente, en base al cual el mismo ha dado su consentimiento.
Bustamante Alsina16 nos trae a colación la conclusión del Tribunal del Sena en el conocido
caso "Dujarrier"17, explicando que el mismo es una ´´advertencia´´ sobre la diferencia de grado de
responsabilidad médica en el caso de intervenciones con finalidades estéticas en un organismo
sano, que derivan en dolorosas afecciones para la salud y la integridad física de los pacientes.
Se debe considerar la responsabilidad por el daño causado por el uso de cosas. Dentro de
la locución ´´cosas´´, nos referimos a todo aparato, instrumento, medicamento utilizado en el acto
medical que pueda causarle un daño al paciente. Si bien el art. 1113 C.C. se encuentra en el
ámbito de la responsabilidad extracontractual, lo cual impediría su aplicación a la esfera
contractual (art. 1107 C.C.), la doctrina admite que en ciertos supuestos que deberán ser
15
BUSTAMANTE ALSINA, JORGE. Ob. Cit. Pág. 540.
16
BUSTAMANTE ALSINA, JORGE. Ob. Cit. Pág. 541-542.
17
Trib. Civ. de la Seine, 25-II-1929 (D.P., 1931-2-44), con nota de LOUP, Jean. Dijo en esa oportunidad el tribunal que "el hecho mismo
de haber realizado una operación que comporta riesgos de tal gravedad, sobre un miembro sano, con el único fin de corregir la línea y
sin que esta intervención estuviese impuesta por la necesidad terapéutica, ni pudiera presentar una utilidad cualquiera para la salud del
operado, constituye, por sí solo, una falta capaz de comprometer la responsabilidad del cirujano". El fallo fue confirmado por la Corte de
París por otros fundamentos (12-III-1931; S., 1931-2-129 con nota de H. PERREAU; y D.P., 1931-2-141). Comentando este fallo
expresan MAZEAUD et TUNC (op. cit., T. 1-II, pág. 181, nro. 511) que "sin duda la Corte de París ha procedido cautamente al negarse
a establecer el principio de que toda operación con fines puramente estéticos es susceptible de comprometer la responsabilidad del
cirujano; pero tal vez habría debido declarar claramente que existe siempre una culpa en emprender una operación de esa índole
cuando se trata de una intervención muy grave, o siempre que el riesgo que se corra no sea sencillamente el riesgo del fracaso, sino
un peligro no despreciable de enfermedad o de accidente grave".
a) Prestaciones en equipo.
La prestación profesional de este tipo suele producirse en las intervenciones quirúrgicas.
Normalmente incluyen el cirujano, un anestesista, un biólogo, un radiólogo, un anatomopatólogo y
los auxiliares del acto quirúrgico. Una cuestión a dilucidar será si el paciente ha contratado
individualmente con cada especialista o lo ha hecho con el jefe del equipo, quien a su vez
seleccionado a sus colaboradores. En ambos supuestos la responsabilidad es contractual, ya que
el médico ha estipulado con sus auxiliares la prestación del servicio a favor de un tercero, o sea el
paciente (art. 504 C.C.) En el primer supuesto la responsabilidad es individual de cada profesional
del equipo por las culpas propias, salvo la responsabilidad personal concurrente del jefe del
equipo en caso de error o impericia en las órdenes, instrucciones o falta de vigilancia. En el
segundo supuesto, existiría responsabilidad de cada miembro del equipo teniendo debido a su
autonomía científica y profesional según sus conocimientos, experiencia y habilidad, sin perjuicio
también de la responsabilidad refleja del jefe de equipo solamente si se prueba culpa en la
elección de los colaboradores o por instrucciones equivocadas o ineficientes o falta de vigilancia
por parte del cirujano.
En caso de que no pueda individualizarse dentro del equipo por su culpa o negligencia de
quien se causó el daño, se deberá considerar la responsabilidad del grupo que contrató
separadamente, presumiéndose la culpa de todos salvo prueba en contrario.
18
BUSTAMANTE ALSINA, JORGE. Ob. Cit. Pág. 539
19
"Valentino Héctor c/ Gob. Nacional", del 4.9.91
20
Sala II, causa 5080 del 12.6.87
Respecto de los farmacéuticos, debemos distinguir entre las tareas realizadas como
profesionales y las realizadas en calidad de comerciantes. En el primer supuesto, actúan como
auxiliares de los médicos en la preparación de recetas y despacho del medicamento prescripto,
comprometiendo su responsabilidad profesional en caso de falta de diligencia, impericia o
negligencia. En el segundo caso, como comerciantes que venden productos farmacéuticos ya
preparados responden como proveedores de productos elaborados, asumiendo la responsabilidad
contractual por el deber de seguridad implícito en el contrato.
21
CNCiv., Sala A, “Zamudio de Pochettino Monica c/Obra Social del personal de la act. Docente s/sumario”, del 15/06/89; y esta Sala
en “Pérez Rivero de González Carmen c/Dirección de ayuda soc. para pers. del Congreso de la Nación s/daños”, del 06/05/96; entre
otros
b) Deber de lealtad:
El deber de lealtad hacia el cliente es prescripto por una norma de la ética profesional.
Luego de aceptado un caso, y aunque no haya sido aún iniciado el juicio, el abogado no puede
revocar su determinación para asumir la defensa del adversario de su cliente. Ese deber de
lealtad asimismo, le impone el deber de no abandonar el patrocinio intempestivamente, ceñirse a
las instrucciones recibidas de su cliente, siempre que no limiten la autonomía científica del
abogado o contrarias a los derechos de la profesión. La violación de este deber, culposa o
dolosamente cometida por el abogado, determina su responsabilidad por los daños que cause a
su cliente. En otros casos puede inclusive configurar el delito criminal de prevaricato, (art. 271
CP).
c) Secreto profesional:
El abogado está obligado a guardar el secreto profesional, siendo este imperativo un deber
y a la vez un derecho. La infracción a este deber es reprimida por el Código Penal (art. 156).
Una primera doctrina considera que el escribano es un funcionario público tal como la ley
lo determina. Sin embargo, creemos que el escribano si bien desempeña una función pública, no
es por ello un funcionario público. Para que haya función pública, es necesario el vínculo jurídico
de nombramiento, la relación de subordinación jerárquica, el sueldo pagado por el Estado. En
nuestro régimen legal, agrega Bielsa22, el notario o escribano no es funcionario público. Por lo
22
Cit. por BUSTAMANTE ALSINA, JORGE. Pág. 544.
Bustamante Alsina considera que el concepto de Bielsa de que el notario tampoco cumple
una función pública no es correcto, ya que el mismo se encuentra investido de una función pública
con delegación especial del Estado con sujeción a su potestad reglamentaria y disciplinaria. La
función del notario es esencialmente legitimadora: las escrituras públicas que autorizan bajo las
formas establecidas en la ley tienen fuerza probatoria por sí mismas sin necesidad de ningún otro
requisito (arts. 993 y 994, C. C.).
Con consecuencia, el escribano es un profesional libre que ejerce una función pública
como fedatario, en su nombre propio y bajo su exclusiva responsabilidad. Sin perjuicio de ello, su
actuación está sujeta a las reglamentaciones legales específicas de la función notarial de la que
es investido por designación estatal (art. 17, ley 12990).
c) Actos en que intervengan los escribanos sin actuación notarial en protocolo. Realización de
inventarios, redacción de actas, certificaciones en general, intervención en actos, documentos y
contratos en que sea requerida su actuación.
Desde que el escribano es un profesional, ejerce una actividad que puede ser requerida
por los particulares en su propio interés. En este sentido, y dado el carácter de función pública que
reviste su actuación, en principio el escribano no podría negar su intervención. En efecto, el
artículo 11 de la ley 12990 determina: "Son deberes esenciales de los escribanos de registro: ...d)
Intervenir profesionalmente en los casos en que fuera requerido, cuando su intervención está
autorizada por las leyes o no se encuentra impedido por otras obligaciones profesionales de igual
o mayor urgencia". A partir del momento en que el cliente solicita la intervención de un escribano y
éste acepta prestar el servicio queda concluido un contrato que obliga al notario a cumplir con su
obligación de actuación profesional y al cliente a pagar el honorario correspondiente. El contrato
celebrado entre las partes mencionadas normalmente es una locación de obra, ya que el
escribano se obliga a realizar determinados actos propios de su función y competencia. En cuanto
a la naturaleza de la obligación es una obligación de resultado.
Claramente expresa De Cupis, citado por Bustamante Alsina23 que cliente del notario tiene
derecho a ser propietario en el caso de una venta. Respecto de esta tarea el notario posee una
obligación de medios ya que si bien debe atenerse a la observancia de las exigencias formales
relativas al acto que otorga, como ser certificaciones de dominio y requisitos relativos a la
solemnidad del instrumento, aun en el supuesto que se le encomiende un estudio de títulos, el
23
BUSTAMANTE ALSINA, JORGE. Ob. Cit. Pág. 550.
Es dable señalar que aquellas doctrinas y jurisprudencias nacionales que considera que el
notario es un funcionario público se ha considerado que la responsabilidad que surge para el
escribano frente a su cliente es también extracontractual.
Diversas son las situaciones en las cuales el notario podría ver comprometida su
responsabilidad:
La nulidad del acto (art. 986) por causa de estas omisiones o violaciones en que incurriese
el escribano, compromete su responsabilidad por los daños que se ocasionaren a las partes
otorgantes del acto o a terceros.
El escribano responde por las faltas que comete al extender una escritura de venta,
cualquiera sea la parte que lo haya propuesto si el escribano dar fe de la identidad de los que
otorgan las escrituras cuando existió sustitución de personas. Esta responsabilidad no
compromete a quien lo propuso, en tanto el notario no es un mandatario o representante de la
misma. Por el contrario, no puede responsabilizarse al escribano por vicios del acto jurídico que
no sean manifiestos (art. 1045), aunque sí lo comprometen en los casos en que los vicios que
hacen al acto nulo y que el escribano pudo o debió conocerlos (arts. 1041 a 1044).
c) Secreto profesional:
El escribano está obligado a guardar el secreto profesional sobre los actos en que
intervenga en ejercicio de su función (art. 11 Ley 12990). Puede inclusive incurrir en
responsabilidad penal, además de la responsabilidad civil, si tiene noticia por razón de su
profesión de un secreto cuya divulgación puede causar daño y lo revelase sin justa causa (art. 156
C. P.)
Existen diversos supuestos en los cuales el escribano puede ser sindicado como
responsable por un daño causado. En ciertos actos que el escribano no está obligado a cumplir
como propios de su profesión, pero que puede realizar si el cliente se lo pide, asume una
obligación de medios. La responsabilidad eventual será de carácter contractual. En el caso de
estudios de títulos, el notario compromete su responsabilidad solamente en caso que el informe
haya sido erróneo por su culpa. No responsable el notario ante daños originados en la falta o
demora de la inscripción de una inhibición voluntaria, ya que dicha inscripción no está impuesta
legalmente al escribano. Si lo están aquellos actos que se relacionan con la constitución de
derechos reales sobre inmuebles para cuyo perfeccionamiento la ley exige la inscripción registral
(art. 2505 C.C.)
También responderá el dueño por los daños causados a terceros por ruina total o parcial
de la obra durante su ejecución, por aplicación del artículo 1113 C.C., aunque ello ocurra por
culpa del constructor. Pero sólo responderá éste cuando el daño sea causado materiales de su
propiedad y que no sean del edificio, salvo que exista relación de dependencia con el dueño de la
obra, en cuyo caso responderán ambos.
En caso de intervención múltiple de profesionales en la ejecución de una obra y que cada uno de
ellos cumpla diferentes tareas, se considera a cada uno de ellos tercero con respecto a los otros
en relación a los daños que pudieren sufrir por sus respectivas culpas.
En el primer supuesto el contador puede celebrar con su cliente contratos como locación
de obra, locación de servicio, etc.
En la economía actual, las entidades dependen más unas de otras, de modo tal que la
información sobre la situación financiera puede generar responsabilidad. La auditoría
independiente, efectuada por contadores públicos, de los estados contables de una entidad es un
servicio vital para los inversionistas, acreedores y otros participantes en los intercambios
económicos.
1. Las transacciones y cuentas que debieron haberse registrado fueron informadas en los estados
contables,
2. Los activos y pasivos presentados en los estados contables existieron a la fecha de cierre del
ejercicio y las transacciones informadas en todos los estados contables ocurrieron durante el
período cubierto por éstos,
3. Todos los activos y pasivos presentados pertenecen a la entidad a la fecha de cierre del
ejercicio,
24
BEATRIZ VENTURINI - DORA SZAFIR ´´Responsabilidad profesional de los contadores´´ en Responsabilidad por Daños en el
Tercer Milenio (Homenaje a Atilio A. Alterini) Kemelmajer de Carlucci, Aida (dir), Bueres, Alberto J. (dir) Lexis Nexis – Abeledo Perrot
a) Fundamento
El transporte en la actualidad tiene gran importancia en el plano de las relaciones sociales,
culturales, en el desarrollo económico micro y macro, siendo imprescindible en la sociedad
modera el desplazamiento geográfico de cosas y personas.
b) Que el traslado se realice por el medio acordado que puede ser naviero, terrestre o aéreo.
c) El pago de precio en dinero. Podría haber un contrato gratuito, aunque este no es el caso
regulado por el Código de Comercio.
a) Consensual
b) Bilateral
c) Oneroso
d) Conmutativo
e) De ejecución continuada
f) No formal
25
PIZARRO, RAMÓN DANIEL. Ob Cit. T. III Pág. 277 y ss.
a) El acuerdo, en el cual exista una manifestación de voluntad del transportista que invita o acepta
trasladar a un tercero a o una cosa hasta un lugar determinado.
b) El traslado debe realizarse a exclusivo interés del viajero, con ánimo de beneficiarlo.
Una segunda opinión sostiene que el transportista benévolo sólo responde ante el damnificado en
caso de culpa grave. Esta posición tampoco tiene un sustento normativo.
Otra variante sostiene que el art. 1113 C.C. no es aplicable por mediar la aceptación de riesgos
por parte del damnificado, quien se benéfica con el transporte benévolo.
Parece poco razonable asignar efectos eximitorios de responsabilidad civil por una impropia
´´aceptación de riesgos´´. Claramente Pizarro advierte que no es lo mismo “tener conocimiento de
26
PIZARRO, RAMÓN DANIEL. Ob Cit. T. III Pág. 309 y ss.
Otra postura similar sostiene que el art. 1113 C.C. no es aplicable ya que quien comparte el viaje
en un automóvil, en alguna medida comparte el riesgo que entraña el mismo, penetrando dentro
del mismo y ´´haciéndose cargo de él´´. Parece un razonamiento equivocado y disociado de la ley.
c) Eximentes
Admitiendo que se trata de supuestos de responsabilidad objetiva, las eximentes que
podrían eximir parcial o totalmente al sindicado como responsable serán las eximentes vinculadas
con la relación de causalidad y los factores objetivos de atribución (apartado 8.4.).
d) Prohibición de dispensa
El art. 184 C.Com. establece la nulidad de las cláusulas que anticipadamente limiten o
exoneren de responsabilidad al transportista. Esta solución es armónica con la dispuesta por el
art. 37 de la Ley 24.240 que tiene por no convenidas las cláusulas que desnaturalicen las
obligaciones o limiten la responsabilidad por daños, o importen una restricción o renuncia a los
derechos del consumidor o amplíen las de la otra parte.
e) Legitimación activa
De acuerdo al art. 184 del C.Com. la legitimación activa corresponde:
b) En caso de muerte de pasajero por causa del hecho, la legitimación por el daño
patrimonial (art. 1077, 1079, 1084, 1085 C.C.) y moral (art. 1078 C.C.) corresponde sólo a los
damnificados indirectos.
f) Legitimación pasiva
e) El Estado por omisión de los deberes de poder de policía cuando la empresa carezca de
seguro obligatorio.
g) Plazos de prescripción
En los casos en los cuales el transporte es de naturaleza comercial (art. 8 inc. 5 C.Com.,
Cap. 5 Tít. 4, libro primero, art. 162, 206 y 855 C.Com.) el plazo de prescripción es el establecido
en el art. 855 del C. Com. Este artículo establece que las acciones derivadas del contrato de
transporte de personas o cosas que no tengan fijado un plazo menor de prescripción, prescriben:
En los casos en el que el transporte el civil rige el plazo de prescripción decenal (art. 4023
C.C.)
Para la doctrina que considera que esta responsabilidad es extracontractual, rige el plazo
bianual (art. 4037 C.C.)
27
PIZARRO, RAMÓN DANIEL. Ob Cit. T. III Pág. 309 y ss.
El fundamento de la obligación es subjetivo con base en culpa presumida (art. 132 C.A.)
Sumado a ello, la ley fija un sistema de tarifación (art. 144 y 145 C.A.) que excepcionalmente no
se aplica cunado hubiera mediado dolo del transportista o de sus dependientes.
La empresa responde también por el daño material o moral causado al pasajero por
demoras imputables a ella. En este caso la responsabilidad es integral.
Se considera en vuelo a la aeronave desde que la misma utiliza su fuerza motriz para
despegar hasta que termina el recorrido del aterrizaje (art. 156 C.A.)
Nos remitimos a la bibliografía obligatoria para profundizar las cuestiones aquí señaladas.
La reforma de 1968 incorporó la teoría del riesgo creado al Código Civil y a partir de tal
momento se discutió en la doctrina y la jurisprudencia si podía ejercitar el obrero la acción de
derecho civil por medio del art. 17 de la ley 9688. Las opiniones se encontraron divididas.
Posterior mente y con la sanción de la ley 24.557 se introdujo un cambio total en el sistema
de reparación de este tipo de infortunios. La ley 24.557 establece un régimen que intenta ser
hermético y autosuficiente, ya que está orientada a brindar una cobertura total al trabajador
damnificado, sin posibilidades de recurrir al derecho común (art. 39, inc. 1 Ley 24.522), salo el
supuesto inusual del dolo de la patronal (art. 1072 C.C.) Las prestaciones previstas por dicha ley
“eximen a los empleadores de toda responsabilidad frente al trabajador y a sus
derechohabientes”28. Se establece en consecuencia una limitación cuantitativa de la
responsabilidad del empleador, que a la vez es sustituida por la responsabilidad de la ART.
Esta ley ha dado lugar a grandes controversias respecto si el art. 39 de la LRT era o no
constitucional. En tal sentido la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha dictado diversos fallos
tales como ´´Gorosito´´ y ´´Aquino´´, cuya lectura es más que aconsejable.
28
PIZARRO, RAMÓN DANIEL. Ob. Cit. T.III Pág. 507 y ss.
29
MEDINA, GRACIELA – GARCÍA SANTAS, CARLOS “Responsabilidad en el deporte. Jurisprudencia de la Provincia de Buenos
Aires´´
El deporte como juego, o profesión es una actividad que genera los riesgos para el
deportista. Ello hace que en principio, cuando se produce alguna lesión derivada de ese riesgo
propio de la actividad, no haya por regla obligación de reparar, la que si existiría cuando el mismo
hecho se produce fuera del juego30. Los jugadores asumen el riesgo que implica el juego,
competencia o deporte, exponiéndose voluntariamente a las contingencias del mismo que habrá
que evaluar en el caso concreto. No serán los mismos riesgos asumidos en un campeonato de
golf, un partido de rugby o una competencia de boxeo.
Se considera daño en un accidente deportivo "el daño no intencional ocasionado a otra
persona (deportista, arbitro, espectador, terceros, etc.) durante la realización de un certamen o
competición deportiva por uno de los participantes”. Se puede afirmar que el deporte se
caracteriza por los siguientes elementos: a) limitación o reglamentación de la práctica física o
intelectual; b) competencia por el triunfo; c) intensidad en el esfuerzo y d) búsqueda de un
mejoramiento personal o de un fin saludable.
En los casos en que el deportista generador del daño se hubiere ajustado al reglamento, y
dicho perjuicio haya sido intencional, en principio no habrá responsabilidad.
Por el contrario quedarán exceptuados del concepto de daños ocasionados durante la
práctica deportiva, aquellos que sean dolosos, siendo los mismos pasibles de responsabilidad
civil. Por el contrario, si se cumple con el reglamento del juego, la regla es la irresponsabilidad. En
los accidentes deportivos el principio es la irresponsabilidad del jugador, si se trata de un deporte
autorizado, salvo que el daño se cause con dolo o violación de las reglas de juego y notoria
imprudencia o torpeza31.
En consecuencia, en lo que respecta a los protagonistas del evento deportivo, los daños
son causados entre los deportistas, en la mayoría de las veces son soportados por ellos siempre
que los mismos sean por las características normales del juego, o por los riesgos que comportan
la actividad deportiva como despliegue de actividad física en grado de máxima competencia,
siempre que nos encontramos dentro de daños que tengan razonable relación con la actividad
deportiva. Distinto será el caso en que se prueben conductas dolosas entre los deportistas.
Los espectadores, por otro lado, pueden experimentar daños provocados por el desarrollo
de la actividad deportiva, así como también daños originados por el hecho de la reunión deportiva
pero con causa ajena a la competencia misma. Nos remitimos al apartado 15.4.1. para analizar
estos supuestos en particular
30
CCC. San Martín, c. 50741, RSD 129-2, JUBA 7, sum. B2002209
31
CCC. Lomas de Zamora, sala 1, 2-11-2004, Angelakis, Nicolás G. c/ Tamagno, Sergio C. s/ Daños y perjuicios, JUBA sum.
B2550490; RCyS 2005-V, 37, con nota de Pablo Barbieri - LLBA 2005 (febrero), 83
15.3.4. Eximentes
Puede expresarse, en un enfoque que puede ser considerado como una armonización de
todas las diversas teorías absolutorias, que la irresponsabilidad en los accidentes deportivos,
resulta de la concurrencia de diversos elementos: la ilicitud del juego o deporte mismo; el
consentimiento de la víctima para exponerse y someterse a los riesgos inherentes al deporte que
practica; la ausencia de dolo, culpa u otra circunstancia que comporte la responsabilidad del autor
del daño; y, finalmente, la observancia de las reglas, pragmáticas o cánones del juego o deporte
de que se trate32.
15.4.1. Caracterización
Los espectáculos públicos son aquellos que se brindan para diversión o distracción de
quienes concurren a él, posibilitando normalmente el acceso a una considerable cantidad de
personas espectadoras. Los espectáculos públicos constituyen un gran atractivo o tienen
importante significación para el espíritu de los hombres, pero asimismo, puede ser fuente de
riesgo para los mismos. Respecto de los espectáculos públicos deportivos, estas conclusiones se
agravan cuando vemos la proliferación de sucesos violentos en lugares que debería ser de
esparcimiento.
15.4.2. Naturaleza
El contrato de espectáculo público se celebra entre el organizador del mismo y el
espectador. El primero se obliga a hacer ejecutar una obra intelectual, en las condiciones
ofrecidas y publicitadas a la otra parte, generalmente a cambio de una contraprestación en dinero.
Es un contrato innominado, bilateral, generalmente oneroso y conmutativo, de consumo y por
adhesión a condiciones generales.
El contrato de espectáculo público deportivo constituye una especie dentro del género de
´´espectáculos públicos´´. Su objeto es la ejecución de un espectáculo deportivo por parte del
organizador y por parte del espectador el pago de una contraprestación dineraria. Este contrato
presenta las mismas particularidades que estudiamos supra.
32
CCC. Lomas de Zamora, sala 1, 2-11-2004, Angelakis, Nicolás G. c/ Tamagno, Sergio C. s/ Daños y perjuicios, JUBA sum.
B2550490; RCyS 2005-V, 37, con nota de Pablo Barbieri - LLBA 2005 (febrero), 83
a) Utilizar las comodidades del local a fin de gozar de la totalidad del espectáculo en la
modalidad y tiempos pactados y publicitados por el organizador.
b) Rescindir el contrato en caso de modificaciones que alteren el espectáculo (tales como que
se sustituya a un artista por otro).
c) Manifestar la conformidad o disconformidad con el espectáculo.
Tal como nos recuerda Pizarro, la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en la causa
Zacarías35 ha resuelto que el poder de policía le corresponde a la provincia y no a los municipios.
Sin embargo, autorizada doctrina36 considera que esta no es la solución adecuada, y que también
debe mediar la responsabilidad del municipio. En concreto, hay un precedente en el cual se
responsabiliza a la Municipalidad de Buenos Aires por el incumplimiento del deber de control y
33
PIZARRO, RAMÓN DANIEL. Ob. Cit. T. III. Pág. 373 a 398.
34
PIZARRO, RAMÓN DANIEL. Ob. Cit. T. III. Pág. 392.
35
CS, 28/04/98, LL, 1998-C-322.
36
PIZARRO, RAMÓN DANIEL. Ob. Cit. T. III. Pág. 393.
15.4.5. Eximentes
En materia de daños causados por concurrentes, organizadores o protagonistas del
espectáculo deportivo, la responsabilidad se basa en la obligación de seguridad de tipo objetiva
con fundamento en el riesgo de empresa. En consecuencia, las eximentes que serán idóneas para
eximir total o parcialmente serán las eximentes vinculadas con la relación de causalidad y los
factores objetivos de atribución estudiados en el apartado 8.4. a los cuales nos remitimos.
15.5.1. Noción
La temática que analizaremos ahora se encuentra incluida en otra más amplia y genérica
que es la de los daños causados y sufridos por menores. Es frecuente y alarmante la realidad
actual en la cual proliferan hechos ilícitos que tienen por damnificados a menores de edad. En
consecuencia en este acápite centraremos nuestro enfoque en la responsabilidad de los
propietarios de establecimientos educativos por los daños causados y sufridos por los estudiantes
menos que se encuentren bajo el control de la autoridad educativa.
b) Una presunción de culpabilidad ´´iuris tantum´´ que caía sobre los legitimados pasivos.
37
JA, 15-1972-392
b) El nuevo art. 1117 del Código Civil modificado por Ley 24.830
El nuevo art. 1117 C.C. establece:
c) Quedan comprendidos tanto los daños causados como los sufridos por menores que se
hallen bajo el control de la autoridad educativa. Lo expuesto implica un espectro amplio de
circunstancias que se condice con la realidad actual.
15.5.4. Fundamento
El fundamento de dicha responsabilidad radica en el riesgo de empresa.
38
PIZARRO, RAMÓN DANIEL. Ob. Cit. T.III. Pág. 403 y 404.
c) Que el daño se haya producido durante una actividad realizada bajo control de la autoridad
educativa.
15.4.6. Eximentes
A diferencia con lo que sucede en la mayoría de los supuestos de responsabilidad objetiva
contractual o extracontractual, el art. 1117 C.C. únicamente admite como eximente al caso fortuito.
Dado que normalmente no se encuentran normas específicas que regulen esta situación,
el esquema de responsabilidad puede sintetizarse del siguiente modo: “Cuando un sujeto
imputable actúa dolosa o culposamente fuera del ámbito de sus propios derechos subjetivos, está
39
PIZARRO, RAMÓN DANIEL. Ob. Cit. T.III. Pág. 428 y 429.
a) Aspectos generales
La actividad bancaria en Argentina está regulada por la Ley de Entidades Financieras Nro.
21.526. El art. 1 de dicha norma prescribe que “Quedan comprendidas en esta ley y en sus
normas reglamentarias las personas o entidades privadas o públicas – oficiales o mixtas- de la
Nación, de las provincias o municipalidades, que realizan intermediación habitual entre la oferta y
la demanda de recursos financieros”.
Esta norma rige respecto de la relación de los bancos con el Banco Central de la República
Argentina, quien ejerce el poder de policía financiero; y respecto de relación de los bancos y
demás entidades financieras con sus clientes.
El Derecho Bancario es la rama del Derecho que regula la actividad bancaria entre el
banco y los particulares. Dentro de los clientes del banco, se encuentran los consumidores. De
acuerdo al concepto de consumidor o usuario que hemos estudiado supra, la Ley 24.240 será
aplicable a las relaciones de consumo establecidas por la entidad financiera.
El contrato bancario “es todo acuerdo para constituir, regular o extinguir una relación que
tenga por objeto una relación bancaria”.42 Los mismos son por regla contratos de adhesión a
cláusulas generales, no teniendo el cliente posibilidades de negociar las cláusulas, de suerte que
pueden ser consideradas nulas en caso de que dichas cláusulas revistan carácter de abusivas. En
concreto, recordemos que el art. 37 de la Ley 24.240 establece que se tendrán por no convenidas
las cláusulas que desnaturalicen las obligaciones o limiten la responsabilidad por daños, las
cláusulas que importen una renuncia o restricción de los derechos del consumidor o amplíen los
derechos de la otra parte, las cláusulas que contengan cualquier precepto que imponga la
40
BUSTAMANTE ALSINA, JORGE. Ob. Cit. Pág. 634
41
BUSTAMANTE ALSINA, JORGE. Ob. Cit. Pág. 634
42 Muiño, Orlando Manuel. Comentarios de Derecho Comercial y Bancario. Ed. Advocatus. Córdoba 1998. pág.
540.
No existe una normativa específica que rija en el Derecho Argentino positivo el servicio de
caja de seguridad. Por este motivo, la doctrina como la jurisprudencia, han intentado dar solución
al tema en cuestión. El negocio consiste en la obligación del banco de poner a disposición del
usuario, un compartimiento vacío llamado ´´caja de seguridad´´ que se halla en local blindado,
para que el usuario introduzca objetos cuya custodia queda a cargo de la entidad financiera, todo
ello a cambio de una contraprestación dineraria a cargo del cliente.
En un precedente judicial, se pronunció que “La obligación de vigilancia a cargo del banco,
forma el centro, el alma, la naturaleza (…) Hay que tener en cuenta que la esencia del contrato en
análisis, es el deber de custodia y vigilancia por parte del banco.”45 Esa opinión ha prevalecido en
la jurisprudencia.
Pese a que la naturaleza jurídica del contrato es bastante discutida, y se han sostenido
diferentes doctrinas (Teoría del Depósito, Teoría de la Locación, Teoría del Contrato Mixto o "sui
generis", etc.), un dictamen del Procurador General en un fallo de la Corte Suprema de Justicia de
la Nación sostuvo que se trataba de un contrato de depósito. Sin perjuicio de ello, la doctrina y la
jurisprudencia argentina, parecen inclinarse más por la idea de que la caja de seguridad es un
contrato atípico que contiene prestaciones correspondientes al contrato de locación y depósito.
43
J.A. 2002 - II p 436.
44
PARRELLADA, Carlos A., Contratos Atípicos en Instituciones de Derecho Privado Moderno. Problemas y propuestas, Alterini-
Picasso-Wajntraub coordinadores. Ed. Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2001.
45
Sentencia de Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, 26 de Marzo de 1993 (caso Sucarrat, Gustavo C/ Banco de Galicia
y Buenos Aires Sa S/ Ord.)
La eventual responsabilidad del banco en caso de daños ocasionados a los clientes, será
de tipo contractual y objetiva, por riesgo creado o de empresa. En consecuencia, las eximentes
aptas para aminorar o suprimir su responsabilidad serán aquellas que determinen la ruptura del
nexo causal. Sin perjuicio de ello, se debe tener en cuenta que en caso de robo de las cosas
depositadas en la caja de seguridad, éste no podrá exonerarse salvo que aporte la prueba de una
causa extraña que no le fuera imputable, como sería el caso fortuito, fuerza mayor, o la culpa o
hecho de la víctima.
46
COLOMA, GERMÁN ´´La ley argentina de defensa de la competencia´´ ASOCIACIÓN ARGENTINA DE ECONOMÍA POLÍTICA
XXXIIª REUNIÓN ANUAL
Los productos fabricados en el país, al igual que los frutos nacionales, deben consignar la
indicación de ´´Industria Argentina´´ o ´´Producción Argentina´´ cuando se proveen en el
mercado interno. Son considerados productos argentinos aquellos que se elaboran en nuestro
país, aunque utilicen materias primas extranjeras en cualquier proporción.
Respecto de la cantidad, la misma debe ser expresada utilizando el sistema métrico legal
argentino. Si el producto viene envasado en medio líquido aprovechable se debe expresar el
peso neto total y el neto escurrido (vgr. ensalada de frutas enlatada). Si el medio líquido es
desechable, se deberá consignar solamente el peso neto escurrido (vgr. porotos remojados). En
caso de utilizarse envases opacos de productos inviolables, se permite una diferencia de hasta
el 10% entre su capacidad y el volumen del contenido, salvo aquéllos que por la técnica
utilizada no puedan cumplirlo. La tolerancia entre el contenido neto declarado de un envase y el
efectivo es de 3% en envases de hasta 5 kilos o litros, 2% en envases entre 5 y 20 litros o kilos
y 1% en envases mayores a 20 kilos o litros.
Ante el incumplimiento de la referida ley, se prevén multas que van de un mínimo de pesos
cien a un máximo de pesos quinientos mil (Ley 24.344).
Los daños causados a consumidores por medio de infracciones de este tipo son aptos para
generar responsabilidad civil de tipo objetiva por el riesgo creado o de empresa.
La ley 24.481 de Patentes de Invención y Modelos de Utilidad es una de las normas que
protege la propiedad intelectual en la Argentina, junto con otras, tales como la Ley 11.723
(Derechos de Autor), Marcas y Designaciones Comerciales (art. 22.362), etc.
Es dable destacar que en nuestro país no existe una legislación sistemática especial que
contemple la reparación por daños y perjuicios frente a una violación de propiedad intelectual, sin
perjuicio de ello, existen normas que pueden ser interpretadas a fin de lograr una solución jurídica
a las cuestiones suscitadas en este ámbito.
b) la que trata a la informática como objeto del derecho, o sea el Derecho Informático.
En este último aspecto señalado, pueden suscitarse diversos problemas tales como el de
la propiedad y la protección del derecho de autor, software y cuestiones jurídicas como la
contratación, celebración, instrumentación y prueba de los contratos. A su vez la eventual
responsabilidad civil por los daños que se pueden ocasionar a terceros por el tratamiento
automatizado de la información nominativa47.
Ciertos riesgos para las personas han aumentado, gracias a la utilización de las
herramientas informáticas. Esto sucede por ejemplo con la información nominativa, referida a las
personas físicas cuyos datos de identificación son almacenados en los bancos de datos. La
información nominativa puede proveer “información que permite la identificación de las personas
físicas mediante el tratamiento automatizado de datos.” La misma se recolecta, registra, modifica,
conserva y destruye, e inclusive opera en ficheros o bancos de datos, etc. La utilización de estos
ficheros de datos personales comporta un importante riesgo para el secreto de la vida privada, ya
que abre las puertas a utilizaciones desviadas o abusivas de la información perjudicando derechos
a la intimidad, identidad, etc.
47
BUSTAMANTE ALSINA, JORGE. Ob. Cit. Pág. 687
Muchos de estos supuestos podrán configurar el hecho ilícito informático, lo cual deberá
ser analizado en el caso concreto.
a) Los supuestos analizados sólo caen en el ámbito de la responsabilidad civil por daños a
terceros.
48
BUSTAMANTE ALSINA, JORGE. Ob. Cit. Pág. 689-690
49
BUSTAMANTE ALSINA, JORGE. Ob. Cit. Pág. 691-692
50
PIZARRO, RAMÓN DANIEL. Ob. Cit. T.III. Pág. 438 a 462.
51
BUSTAMANTE ALSINA, JORGE. Ob. Cit. Pág. 692 yss.
Asimismo, la Corte Suprema sostuvo que el hecho de que tales noticias se hayan limitado a
reproducir el informe policial no los exime de responsabilidad ya que “hicieron suyas, las
afirmaciones contenidas en aquél, dándolas por inexcusablemente ciertas.”
52
C.S.J.N., in re "Campillay c/La Razón", 15-V-1986, L.L., t. 1986-C, pág. 406.
53
C.S.J.N., in re "Campillay c/La Razón", 15-V-1986, L.L., t. 1986-C, pág. 406.
b) Doctrina que funda la responsabilidad de los medios en la culpa, pero que admite
hipótesis residuales de responsabilidad objetiva, por aplicación de la teoría del ejercicio
abusivo de los derechos:
Esta teoría es una variante de la anterior que básicamente considera que la regla es la
responsabilidad subjetiva, salvo algunas excepciones de responsabilidad objetiva. Estos
supuestos excepcionales se configurarían cuando la libertad de informar se ejerce invadiendo los
derechos de privacidad o intimidad de los particulares. En consecuencia se aplicaría el art. 1071 y
1071 bis C.C. generando responsabilidad objetiva.
d) Doctrina que consagra como principio la culpa, pero que admite con mayor
amplitud supuestos de responsabilidad objetiva:
Esta postura, sostenida por Zavala de González, es la posición subjetivista moderada más
flexible. La misma considera que en materia de responsabilidad de los medios de prensa es
suficiente la presencia de culpa, pero que pueden existir numerosos casos en los cuales el factor
de atribución es objetivo. Entre ellos:
54
PIZARRO, RAMÓN DANIEL. Ob. Cit. T.III. Pág. 438 a 462.
La doctrina de la real malicia surge del caso ´´New York Times vs. Sullivan´´ (1964)
resuelto por la Corte Suprema de los Estados Unidos en el cual se establecen parámetros para
proteger a la prensa de las demandas judiciales de tipo civil o penal, promovidas por funcionarios
públicos afectados en su honra por informaciones sobre su desempeño oficial que no se ajustaban
a la verdad objetiva de lo sucedido.
En tal sentido, dicha corta sostuvo que el funcionario público no podrá ser indemnizado en
el caso de que se realicen manifestaciones inexactas y difamatorias respecto al ejercicio de su
cargo, a menos que se pruebe que dichas manifestaciones fueron realizadas con ´´real malicia´´,
es decir a sabiendas de su falsedad o con temeraria despreocupación sobre su verdad o falsedad.
El funcionario, asimismo, deberá probar el carácter difamatorio de la noticia y la real malicia del
medio informante. En ese sentido, la garantía de libertad de prensa se extiende no sólo respecto
de las informaciones exactas, sino también de aquellas que pese a ser falsas o inexactas no han
sido realizadas con mala fe.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación hizo propia dicha doctrina en el fallo Costa.55
55
CSJN, Héctor Rubén Costa c. Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires y otros, 12/05/1987.
56
D. 281. XLIII. Di Salvo, Miguel Ángel c/ Diario La Mañana s/ daños y perjuicios.
57
CSJN, Patitó, José Ángel y otro v. Diario La Nación y otros, 24/06/2008.
En tal sentido el art. 1 de la Ley 25.326 establece que la misma “tiene por objeto la
protección integral de los datos personales asentados en archivos, registros, bancos de datos, u
otros medios técnicos de tratamiento de datos, sean éstos públicos, o privados destinados a dar
informes, para garantizar el derecho al honor y a la intimidad de las personas, así como también el
acceso a la información que sobre las mismas se registre, de conformidad a lo establecido en el
artículo 43, párrafo tercero de la Constitución Nacional. Las disposiciones de la presente ley
también serán aplicables, en cuanto resulte pertinente, a los datos relativos a personas de
existencia ideal. En ningún caso se podrán afectar la base de datos ni las fuentes de información
periodísticas.”
La norma referida establece las condiciones que deben reunir el tratamiento de los datos
personales, la seguridad y transferencia de los mismos, etc. Al mismo tiempo los derechos que
posee el titular de dichos datos, entre los que se encuentran el de información, consentimiento,
supresión, rectificación, actualización, etc.
16.4.1. Régimen legal (Ley 23.592 t.o. ley 25.608) Nociones generales
El art. 16 de nuestra Constitución Nacional reconoce la garantía de igualdad entre todos
los habitantes. Este principio constituye un pilar fundamental dentro del sistema democrático, y es
dable para eliminar toda discriminación arbitraria entre las personas. Sumado a ello, la
Convención Americana sobre Derechos Humanos (art. 1 y 24) y el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos (art. 2, 3, 24, 26 y 27) consagran expresamente este derecho.
El art. 2 de la ley referida eleva las penas de todo delito reprimido por el Código Penal o
leyes complementarias cuando los mismos sean cometidos “…por persecución u odio a una raza,
religión o nacionalidad, o con el objeto de destruir en todo o en parte a un grupo nacional, étnico,
racial o religioso…”. Por último, el art. 3 sanciona con pena de prisión de un mes a tres años a
quienes “…participaren en una organización o realizaren propaganda basados en ideas o teorías
de superioridad de una raza o de un grupo de personas de determinada religión, origen ético o
color, que tengan por objeto la justificación o promoción de la discriminación racial o religiosa en
cualquier forma. En igual pena incurrirán quienes por cualquier medio alentaren o incitaren a la
persecución o al odio contra una persona o grupos de personas a causa de su raza, religión,
nacionalidad o ideas políticas”.
Cabe destacar que estos actos discriminatorios podrían no sólo lesionar la igualdad del
damnificado, sino también su honor, imagen o intimidad. Estos daños son plenamente resarcibles,
para lo cual se aplica el régimen general de la responsabilidad civil.
58
PIZARRO, RAMÓN DANIEL. Ob. Cit. Pág. 412 a 414.
Los hechos que según esta teoría constituyen causales de divorcio comprenden una gran
variedad de comportamientos, pero puede ser generalizado como una conducta que sea
incompatible con la vida del matrimonio. En nuestro derecho positivo es susceptible de reparación
el daño moral ocasionado por el cónyuge culpable, como consecuencia de los hechos
constitutivos de las causales de divorcio.
59
BUSTAMANTE ALSINA, JORGE. Ob. Cit. Pág. 683.
60
MEDINA, GRACIELA ´´´Responsabilidad por la ruptura de noviazgo´´ LA LEY1999-B, 941
La consagración de la Convención de los Derechos del Niño, al igual que las afirmaciones
reiteradas de los derechos del niño en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de
61
MEDINA, GRACIELA ´´´Responsabilidad por la ruptura de noviazgo´´ LA LEY1999-B, 941
62
NELLY MINYERSKY ´´Responsabilidad por no reconocimiento del hijo extramatrimonial. Factores de atribución´´ en LOPEZ
CABANA, ROBERTO M (Dir.) ALTERINI, Atilio A. (Dir) ´´La responsabilidad (Homenaje al profesor Dr. Isidoro H. Goldenberg), Lexis
Nexis, Abeledo Perrot, 1995. (Versión online, ver pág.)
Por otra parte, la sanción de la ley 23.264 implicó situar a la mujer y a la madre en una
posición diferente, ahora a la par del padre respecto a la patria potestad, y asimismo, se
equipararon los hijos matrimoniales y extramatrimoniales, adecuándose a lo prescripto por la
Convención Americana de Derechos Humanos, Pacto de San José de Costa Rica del año 1969,
(ley 23054) que prescribe "la ley debe reconocer iguales derechos tanto a los hijos nacidos fuera
de matrimonio como a los nacidos dentro del mismo".
En efecto y resumidamente podemos establecer que los principios rectores en este ámbito
son:
a) Realidad biológica.
b) Igualdad entre los seres humanos.
c) No discriminación.
d) Paternidad y maternidad responsable.
e) La ampliación de las causales, flexibilización de las causas de impugnación de la
paternidad matrimonial, legitimación del hijo para actuar y la introducción de las
pruebas biológicas.
Todo ello, a fin de lograr una concordancia entre la realidad biológica y los vínculos
jurídicos surgidos de tal realidad.
a) El daño, el cual normalmente es el daño moral causado por la falta de reconocimiento paterno.
El Dr. Bossert63 ha considerado dentro del daño moral, circunstancias como no contar con el
apellido paterno, no haber sido socialmente considerado hijo del progenitor, las carencias
afectivas, etc. Por otra parte, el daño material es resarcible pero debe ser probado, el mismo se
podrá incluir la privación del derecho alimentario que le hubiere permitido una mejor calidad de
vida.
63
Cit. por NELLY MINYERSKY ´´Responsabilidad por no reconocimiento del hijo extramatrimonial. Factores de atribución´´ en LOPEZ
CABANA, ROBERTO M (Dir.) ALTERINI, Atilio A. (Dir) ´´La responsabilidad (Homenaje al profesor Dr. Isidoro H. Goldenberg), Lexis
Nexis, Abeledo Perrot, 1995 Versión online, ver pág.)
d) El factor de atribución, que la mayoría entiende que es de tipo subjetivo (culpa o dolo)
Lo vertido hasta aquí podría ser aplicado a la madre. La ley le confiere al hijo el derecho de
reclamar su filiación extramatrimonial contra quien considere su padre o su madre (art. 254 C.C.)
Los casos que analizaremos se refieren al supuesto de que los padres accionan en razón
de desconocer el vicio (originario o adquirido) del gameto empleado. El otro polo de legitimación
de tipo pasiva lo constituirán el personal o equipo médico actuante. En el supuesto en que el
donante conociera el vicio, el mismo podría ser demandado igualmente.
a) Por deficiencias propias del gameto. Este sería el caso de que se produzcan
alteraciones en los cromosomas que determinen Síndrome de Down.
64
SAUX, EDGARDO IGNACIO ´Responsabilidad por transmisión de enfermedades ´´ en LOPEZ CABANA, ROBERTO M (Dir.)
ALTERINI, Atilio A. (Dir) ´´La responsabilidad (Homenaje al profesor Dr. Isidoro H. Goldenberg), Lexis Nexis, Abeledo Perrot, 1995
c) Deficiencias producidas con causa en el mal empleo o mala calidad del material técnico
Por ejemplo ante la mala refrigeración de los aparatos de crioconservación. En estos casos
inclusive se podría reputar que la responsabilidad es objetiva en virtud de la obligación de
seguridad en la utilización de cosas.
La responsabilidad será por regla de tipo contractual y podría incluir el daño material (daño
emergente, pérdida de chances, etc.) y el daño moral.
La doctrina argentina está dividida al respecto. Hay quienes opinan que debe admitirse la
responsabilidad de los progenitores en tales supuestos, entre ellos se encuentran Banchio,
Kemelmajer de Carlucci, Brebbia, Andorno, Bueres, Alterini, López Cabana, Wayar, Messina de E.
Gutiérrez, Parellada, etc.65. Los argumentos principales para verter dicha opinión es el enfoque del
derecho de daños que mira a la víctima, considerando que la procreación requiere un actuar
responsable. Analógicamente, predican que si un componente de una pareja puede verse
obligado frente al otro por la transmisión culposa de una enfermedad de transmisión sexual,
también deben responder los padres por la enfermedad de sus hijos. En tales casos la
responsabilidad será extracontractual y el factor de atribución será de tipo subjetivo.
65
Cit. por SAUX, EDGARDO IGNACIO ´Responsabilidad por transmisión de enfermedades ´´ en LOPEZ CABANA, ROBERTO M (Dir.)
ALTERINI, Atilio A. (Dir) ´´La responsabilidad (Homenaje al profesor Dr. Isidoro H. Goldenberg), Lexis Nexis, Abeledo Perrot, 1995
66
Cit. por SAUX, EDGARDO IGNACIO ´Responsabilidad por transmisión de enfermedades ´´ en LOPEZ CABANA, ROBERTO M (Dir.)
ALTERINI, Atilio A. (Dir) ´´La responsabilidad (Homenaje al profesor Dr. Isidoro H. Goldenberg), Lexis Nexis, Abeledo Perrot, 1995
67
BUSTAMANTE ALSINA, JORGE. Ob. Cit. Pág… 643 y ss.
17.1.1. Generalidades
El Código Civil ha colocado el ejercicio de las acciones por daños y perjuicios provenientes
de actos ilícitos en el Capítulo IV del Título VIII de la Sección II del Libro II. Los artículos 1096 C.C.
al 1106 C.C. regulan esta cuestión68.
e) La extinción de la acción.
a) Damnificado directo:
El art. 1079 C.C. sienta el principio general que establece: "La obligación de reparar el
daño causado por un delito existe, no sólo respecto de aquel a quien el delito ha damnificado
directamente, sino respecto de toda persona, que por él hubiese sufrido, aunque sea de una
manera indirecta".
b) Damnificado indirecto:
En segundo lugar, se encuentra la obligación de indemnizar los daños causados por un acto ilícito
respecto de toda persona que por él hubiese sufrido de modo indirecto (art. 1079 2da. parte C.C.).
68
BUSTAMANTE ALSINA, JORGE. Ob. Cit. Pág. 563 y ss.
Con respecto al daño moral el art. 1078 C.C. establece: “La obligación de resarcir el daño
causado por los actos ilícitos comprende, además de la indemnización de pérdidas e intereses, la
reparación del agravio moral ocasionado a la víctima. La acción por indemnización del daño moral
sólo competerá al damnificado directo; si del hecho hubiere resultado la muerte de la víctima,
únicamente tendrán acción los herederos forzosos”:
En consecuencia queda claro que sólo la víctima puede reclamar por su daño moral propio,
que puede ser continuada por los herederos ´´iure hereditatis´´ si luego el damnificado que inició la
acción falleciera.
También podrán los herederos forzosos accionar por su propio daño moral resultante de la
muerte de la víctima. Recordemos que esta limitación legal puede devenir irrazonable en el caso
concreto (vgr. ante daños graves que dejen a la persona reducida a vida vegetativa en lugar de
causar la muerte) constituyendo una circunstancia apta para solicitar la declaración de
inconstitucionalidad de la norma. Nos remitimos a lo estudiado en el Módulo I.
a) Al cónyuge:
Si los cónyuges se hallaban divorciados o separados de hecho, aunque fuere por culpa de
la mujer, si ésta recibía alimentos de su esposo, tiene derecho a reclamar indemnización porque la
muerte de su cónyuge la priva de esos recursos, lesionando así un interés jurídicamente protegido
(art. 80, Ley de Matrimonio Civil). Si no recibía alimentos, tiene derecho a indemnización mientras
conserve el derecho a solicitarlos de su cónyuge.
e) A los hermanos:
Pese a que no son herederos forzosos y no se benefician con la presunción del daño,
pueden accionar, para lo cual deberán probar que hubiesen percibido alimentos del causante o
vivían con él y a costa suya.
f) A cualquiera otra persona que sin ser pariente del muerto recibiese alimentos en virtud
de un título legítimo, como en el caso del donante (art. 1837 C.C.)
g) Por último, corresponde examinar el caso de quienes pueden sufrir un daño cierto y
actual fundado en un interés legítimo (vgr. concubina, acreedor, socio, empleado, proveedor,
etc.) En el caso concreto y según las circunstancias siempre que ese daño aparezca como una
consecuencia mediata y, por lo tanto, previsible para el autor del acto ilícito. Si así no fuera y si se
tratase de una consecuencia meramente casual, ésta no podría imputarse al autor sino cuando
debió resultar según las miras que tuvo al ejecutar el hecho (art. 905 C.C.)
El crédito por daños y perjuicios puede cederse (art. 1444 C.C.) y, por lo tanto, el
cesionario puede en adelante ejercer la acción como titular de la misma.
i) Pluralidad de damnificados:
Puede suceder que de un mismo hecho ilícito resulten varios afectados. Cada uno de ellos
tiene legitimación activa para reclamar el resarcimiento del daño que sufrido. Las acciones son
independientes unas de las otras. Esta concurrencia de acreedores no implica solidaridad activa,
ni tampoco que la obligación de indemnizar en dinero a cada uno de ellos tengan entre sí alguna
relación. En consecuencia, la renuncia de uno de ellos a su derecho no perjudica el derecho de
los demás (art. 1100 C.C.), ni es oponible a los demás el convenio o transacción realizado por
alguno de ellos. También puede suceder que exista un solo damnificado directo y varios
damnificados indirectos.
El Código Civil no prevé la responsabilidad del encubridor, pero ello depende de que el
encubrimiento hubiese causado perjuicio a la víctima.
Este sujeto puede ser demandado por indemnización de daños y perjuicios hasta la
concurrencia de lo que hubiera recibido (art. 32 C. P.)
d) Dueño o guardián:
El dueño de la cosa cuyo vicio o riesgo causó daño a otro (art. 1113 C.C., modif. ley
17711).
Entre ellas encontramos a los padres, tutores, curadores, el principal, etc. (arts. 1113 C.C.
a 1119).
f) Sucesores universales:
De la norma citada surge que no existe acción directa contra el asegurador, sino un
dispositivo legal con características propias. En tal sentido, la acción directa se da contra el
deudor del deudor del accionante, sin intervención del titular del crédito que se reclama, pues
aquél actúa en su propio nombre en el ejercicio de la acción directa.
69
BUSTAMANTE ALSINA, JORGE. Ob. Cit. Pág. 578
70
BUSTAMANTE ALSINA, JORGE. Ob. Cit. Pág. 578 y ss.
Recordemos que en caso de varios damnificados, las acciones son independientes las
unas de los otros, con lo cual la renuncia de uno de ellos no perjudica a los demás.
b) Por transacción:
El artículo 842 C.C. establece: "La acción civil sobre indemnización del daño causado por
un delito puede ser objeto de las transacciones; pero no la acción para acusar y pedir el castigo de
los delitos, sea por la parte ofendida, sea por el ministerio público".
c) Por prescripción:
El art. 176 C.P.C.C. Cba. regula la cuestión de la demanda defectuosa, estableciendo: “Los
tribunales deben rechazar de oficio las demandas que no se dedujeren de acuerdo con las
prescripciones establecidas, expresando el defecto que contengan o podrán ordenar que el actor
aclare cualquier punto para hacer posible su admisión. No subsanados los defectos o no hechas
las aclaraciones en el plazo de treinta días, se operará el desistimiento de pleno derecho.”
El art. 179 C.P.C.C. Cba. dispone la ampliación o moderación de la acción. El mismo reza:
“El demandante no podrá variar la acción entablada después de contestada la demanda, pero
podrá ampliar o moderar la petición siempre que para ello se funde en hechos que no impliquen
un cambio de la acción.” El art. 180 C.P.C.C. Cba., asimismo dispone que “La ampliación
autorizada precedentemente no será sustanciada especialmente y podrá hacerse en cualquier
estado de la causa hasta la citación para la sentencia. Si se fundare en hechos no alegados en la
demanda, sólo podrá formularse hasta tres días después de la apertura a prueba.”
Respecto del litisconsorcio, el art. 181 C.P.C.C. Cba. establece que “Podrán igualmente
acumularse y ejercitarse simultáneamente las acciones que uno tenga contra varias personas
ovarios contra una sola, siempre que emanen de un mismo título o se funden en una misma causa
de pedir”.
Junto con la demanda el actor deberá acompañar los documentos de los cuales haya de
valerse. En caso de no contar con ellos, deberá designarlos con la mayor precisión posible,
“expresando su contenido y el lugar en que se encuentren, bajo pena de abonar, si los presentara
después, las costas causadas por la presentación tardía”. (Art. 182 C.P.C.C. Cba.)
El principio de congruencia, tal como lo establece la norma mencionada reza: “El tribunal
deberá tomar por base en la sentencia la exposición de los hechos contenidos en los escritos de
demanda y contestación o de ampliación, en su caso”.
En ese sentido, cuando “sean varios los puntos litigiosos, la sentencia contendrá
separadamente la resolución que corresponda a cada uno de ellos”. (Art. 331 C.P.C.C. Cba.)
71
“Bernardo Ciddio c/ Provincia de Buenos Aires´´ Fallos 310:1004
72
´´Ripoli c. Grinbank´´ La Ley 1990-A-246.
“El tribunal podrá fijar prudencialmente el monto de la obligación cuyo pago se reclama, mediando
las siguientes circunstancias:
2) Que la duda del tribunal recaiga sólo sobre el número, el valor de las cosas o la cuantía de los
daños y perjuicios que se reclamen.
3) Que no haya sido posible determinar los extremos a que se refiere el inciso anterior, pese a la
diligencia puesta por aquél a quien incumbe la carga. La determinación del monto de la condena
deberá responder a lo que es habitual en circunstancias análogas a las demostradas en autos,
optando por la más moderada”.
"Una vez radicado un juicio ante los tribunales de provincia, será sentenciado y fenecido en la
jurisdicción provincial, y sólo podrá apelarse a la Corte Suprema de las sentencias definitivas
pronunciadas por los tribunales superiores de provincia en los casos siguientes:
1) cuando en el pleito se haya puesto en cuestión la validez de un tratado, de una ley del
Congreso, o de una autoridad ejercida en nombre de la Nación, y la decisión haya sido contra su
validez;
"Cuando se entable el recurso de apelación que autoriza el artículo anterior, deberá deducirse la
queja con arreglo a lo prescripto en él, de tal modo que su fundamento aparezca de los autos y
tenga una relación directa e inmediata a las cuestiones de validez de los artículos de la
Constitución, leyes, tratados o comisiones en disputa, quedando entendido que la interpretación o
aplicación que los tribunales de provincia hicieren de los Códigos Civil, Penal, Comercial y de
Minería, no dará ocasión a este recurso por el hecho de ser leyes del Congreso, en virtud de lo
dispuesto en el inc. 11, art. 67 de la Constitución". (Art. 15)
"En los recursos de que tratan los dos artículos anteriores, cuando la Corte Suprema revoque,
hará una declaratoria sobre el punto disputado, y devolverá la causa para que sea nuevamente
juzgada; o bien resolverá sobre el fondo, y aun podrá ordenar la ejecución especialmente si la
causa hubiese sido una vez devuelta por idéntica razón". (Art. 16)
La Ley Fundamental, en su art. 31 dispone que: "Esta Constitución, las leyes de la Nación
que en su consecuencia se dicten por el Congreso y los tratados con las potencias extranjeras son
la ley suprema de la Nación ...". El recurso extraordinario, justamente tiene por misión lograr dicha
supremacía de la Constitución, las leyes dictadas por el Congreso y los Tratados.
Pese a que todos los jueces tienen el control constitucional en alguna medida, ciertas
causas, podrán ser llevadas a la Corte Suprema a fin de que la misma, a través del recurso
extraordinario, otorgue la interpretación final.
El recurso extraordinario tiene un objeto restringido, siendo sólo admisible en los supuestos
establecidos en el art. 14 de la ley 48. A ello se le suma la causal de "sentencias arbitrarias" que
amplió las posibilidades de interponer dicho recurso, pero sin que el mismo pierda su carácter de
extraordinario. Las cuestiones que posibilitan la interposición del recurso son puramente de
derecho, quedando las cuestiones de hecho, en principio, excluidas del mismo.
El proceso de daños puede ser campo fértil para que se constaten las circunstancias que
habilitan la interposición de este recurso. Para ello, se debe realizar reserva de interposición del
Recurso Extraordinario en la primera oportunidad procesal. Entre las cuestiones que podrían dar
18.1.1. Acciones que surgen del ilícito civil y del ilícito penal
Cuando el acto ilícito civil configura a la vez un delito del derecho criminal, se plantean
cuestiones derivadas de la diversidad de acciones que se pueden ejercer. En primer lugar, la
conducta ilícita que es tipificada como un delito y castigada por el Derecho Penal. Por otra parte,
si ese hecho daña a un particular, este último debe ser resarcido. Esta concurrencia de acciones
nos llevará a la necesidad de analizar las implicancias que de ellas derivarán.
73
BUSTAMANTE ALSINA, JORGE. Ob. Cit. Pág. 583 y ss.
El artículo 29 del C.P. reza: "La sentencia condenatoria podrá ordenar la indemnización del
daño material y moral causado a la víctima, a su familia o a un tercero, fijándose el monto
prudencialmente por el juez en defecto de plena prueba". En ese sentido, esta norma otorga
competencia a los magistrados en lo penal para entender y decidir respecto de la acción penal.
a) ¿Podría el juez penal ordenar de oficio la indemnización del daño, o si solamente puede
hacerlo cuando ha mediado reclamación del damnificado?
Pese a que en algunos fallos en sentido positivo, la jurisprudencia se inclina con fortaleza a
admitir la condena al sindicado como responsable a pagar el resarcimiento, sólo a solicitud de
parte interesada. Parece lógica esta solución que mantiene los principios dispositivos del proceso
civil, y respeta la facultad de la víctima de direccionar el proceso como mejor considere.
1. Si la víctima opta por la jurisdicción penal, donde se encuentra radicada la causa por el
delito cometido, y allí se le acuerda la indemnización por el daño, la cuestión quedará concluida y
allí se deberá ejecutar la sentencia.
74
BUSTAMANTE ALSINA, JORGE. Ob. Cit. Pág. 585 y ss.
El artículo 1097 C.C. establece: "La acción civil no se juzgará renunciada por no haber los
ofendidos durante su vida intentado la acción criminal o por haber desistido de ella, ni se
entenderá que renunciaron a la acción criminal por haber intentado la acción civil o por haber
desistido de ella...". Este es un efecto de la independencia de las acciones que implica que el
abandono o desistimiento de la acción penal, no implica la renuncia de la acción civil, ni viceversa.
La actitud pasiva de la víctima al desistir de la acción civil tampoco permite inducir la renuncia a la
acción criminal; ni el ejercicio de aquella acción lo hace presumir.
La renuncia a la acción civil o los convenios de pago de la indemnización del daño implican
renuncia a la acción criminal (art. 1097 in fine C.C.)
Según una opinión generalizada, la primera parte del artículo 1097 C.C. que dispone "...ni
se entenderá que renunciaron a la acción criminal por haber intentado la acción civil o por haber
desistido de ella", se refiere a los delitos de acción pública, cuya actuación del querellante no es
relevante. En cambio, la última parte de aquel artículo, que dice "...pero si renunciaron a la acción
civil o hicieron convenios sobre el pago del daño, se tendrá por renunciada la acción criminal", se
refiere a los delitos de acción privada que sólo pueden ser acusados por querella de parte. En
este caso, habría una renuncia tácita a ejercer una acción que depende exclusivamente del
interés particular del ofendido.
Borda afirma que el texto legal no distingue entre ambas acciones, de modo tal que
renunciada la acción civil, la víctima no puede pretender que se le reconozca intervención en el
proceso penal, sea el delito de acción privada o pública, sin perjuicio de que el proceso continúe
por el impulso del Ministerio Fiscal (si el delito es de acción pública).
Según este mismo autor, si la víctima de un delito de acción privada ha hecho renuncia de
la acción civil o ha hecho convenio sobre la reparación de los daños, no puede posteriormente
iniciar la acción penal.
El artículo 1101 C.C. reza: "Si la acción criminal hubiere precedido a la acción civil, o fuera
intentada pendiente ésta, no habrá condenación en el juicio civil antes de la condenación del
acusado en el juicio criminal, con excepción de los casos siguientes...".
Es decir que desde el mismo momento en que coexisten ambos procesos, se aplicará el
art. 1101 C.C. Esto supone necesariamente que si el proceso civil se inició primero, el mismo se
halle aún pendiente de resolución, dado que si ya se hubiese fallado, la sentencia quedará firme y
hará cosa juzgada, que no pudiendo ser modificada por la sentencia posterior en la acción criminal
(art. 1106 C.C.).
Respecto de este principio se ha resuelto en algunos fallos que, el juicio civil no podrá
deberá suspenderse desde el momento que se inicie el proceso penal, ya que de lo contrario
podría lograrse una doble tramitación inútil.
La suspensión debe ser decretada de oficio por el juez cuando toma conocimiento del
proceso penal. Esto es así ya que se debe evitar sentencias contradictorias, siendo este un interés
público. En consecuencia, es nula la sentencia civil dictada antes de que haya resuelto la cuestión
penal.
b) Excepciones:
1) Si el acusado hubiese fallecido antes de ser juzgada la acción criminal. En este caso la
acción civil puede ser intentada o continuada contra sus herederos. La razón es clara, la acción
penal es personal y se extingue con la muerte del presunto culpable.
2) En caso de ausencia del presunto culpable, la acción penal no puede ser intentada o
continuada. En consecuencia, proceso penal se paraliza, pero no parece justo que ello perjudique
al afectado en su acción civil.
Sin embargo, otra es la solución que ha adoptado ley 17.711. El art. 3982 bis C.C.
establece que basta que la víctima hubiere deducido querella para que se produzca la suspensión
de la prescripción de la acción civil. Textualmente: "Si la víctima de un acto ilícito hubiere deducido
querella criminal contra los responsables del hecho, su ejercicio suspende el término de
prescripción de la acción civil, aunque en sede penal no hubiere pedido el resarcimiento de los
daños. Cesa la suspensión por terminación del proceso penal o desistimiento de la querella".
El art. 1102 C.C. reza: "Después de la condenación del acusado en el juicio criminal, no se
podrá contestar en el juicio civil la existencia del hecho principal que constituya el delito, ni
impugnar la culpa del condenado". De acuerdo a esta norma, la sentencia dictada en el proceso
75
BUSTAMANTE ALSINA, JORGE. Ob. Cit. Pág. 591 y ss.
Esto equivale a decir que si el juez en lo penal considera que ha existido un delito, no
puede después en el proceso civil volver a discutirse la cuestión o pretender que no ha existido el
delito.
La sentencia penal, por el contrario no tiene valor de cosa juzgada respecto de las demás
cuestiones que no sean esenciales en materia penal (vgr. monto del perjuicio).
Si bien el autor del hecho no puede desconocer su culpa en el proceso civil, si fuera ésta
reconocida en el proceso penal, si podrá probar la culpa concurrente de la víctima logrando
atenuar el monto de las indemnizaciones.
2) Sentencia Absolutoria
El artículo 1103 C.C. reza al respecto: "Después de la absolución del acusado, no se podrá
tampoco alegar en el juicio civil la existencia del hecho principal sobre el cual hubiese recaído la
absolución".
En efecto, la sentencia penal determina que el hecho material del delito no ha existido, no
se podrá volver a discutir en el proceso civil su existencia. Por aplicación del mismo principio, se
considera que si en el proceso penal se absuelve al imputado determinando no ha sido autor del
hecho cuya existencia se ha probado, tampoco puede esto volver a ser discutido en el proceso
civil.
3) Sobreseimiento
Posteriormente, la Corte Suprema de Justicia de la Nación declaró también que "no cabe
tener por acreditado en el juicio civil lo resuelto por el sobreseimiento definitivo en el proceso
criminal con el alcance del artículo 1103 del Código Civil, ya que la absolución es inconfundible
con dicho sobreseimiento, que se dicta sin dejar al damnificado la oportunidad de ejercitar su
derecho de defensa".
Por tales razones, carece de efecto sobre la acción civil un sobreseimiento que se funda en
la inimputabilidad del menor por razón de la edad (y no en la inexistencia del hecho), o el auto que
archiva las actuaciones por carecer de mérito para la formación del proceso, o por imposibilidad
de individualizar a los autores.
Opuesto a lo que sucede con la acción penal respecto al proceso civil, la dictada en este
último en principio no influye sobre aquél. Es decir que lo que resuelve el juez civil es indiferente
para la solución de la causa penal en lo que respecta a la responsabilidad penal.
a) La sentencia recaída en juicio civil no impedirá acción penal alguna posterior intentada
sobre el mismo hecho o sobre todo lo que con él tenga relación (art. 1105 C.C.).
b) Cualquiera sea la resolución que se dicte en el proceso civil sobre los hechos
constitutivos del delito, o la intervención del acusado y su responsabilidad penal, el juez de lo
penal está habilitado para resolver de modo contrario a la decisión de aquél76.
2) Cuestiones prejudiciales
El artículo 1104 C.C. dispone: "Si la acción criminal dependiese de cuestiones prejudiciales
cuya decisión compete exclusivamente al juicio civil, no habrá condenación en el juicio criminal,
antes que la sentencia civil hubiese pasado en autoridad de cosa juzgada...".
76
BUSTAMANTE ALSINA, JORGE. Ob. Cit. Pág. 600.
b) Las que versaren sobre la calificación de las quiebras de los comerciantes (art. 1102 inc.
2 C.C.). Esta disposición fue modificada por la Ley de Quiebras 11719, la cual disponía en el
artículo 177 que el juez de comercio calificará la quiebra de casual, culpable o fraudulenta. La ley
24522 actualmente vigente establece la inhabilitación del fallido desde la fecha de la quiebra (art.
234).
c) Las que versaren sobre el adulterio cometido por uno de los cónyuges (art. 74 C. P.).
Dispone esta norma que no se podrá intentar la acción penal mientras no se declare el divorcio
por causa de adulterio. Agrega dicho artículo: "La sentencia en el juicio de divorcio no producirá
efecto alguno en el juicio criminal".
3) Cosa Juzgada
La sentencia que se dicte en el proceso civil sobre validez o nulidad de matrimonio hace
cosa juzgada en el proceso penal. Naturalmente, luego de declarada la validez del matrimonio en
la sentencia dictada en juicio civil, el juez en lo penal deberá atenerse a lo resuelto en la misma.
d) Caso de demencia
De acuerdo a lo establecido por el 151 C.C. "la sentencia sobre demencia y su cesación,
sólo hacen cosa juzgada en el juicio civil, para los efectos declarados en este Código; mas no en
juicio criminal, para excluir una imputación de delitos o dar lugar a condenaciones". El artículo 152
C.C., por su parte establece que "tampoco constituye cosa juzgada en el juicio civil, para los
efectos de que se trata en los artículos precedentes, cualquiera sentencia en un juicio criminal que
no hubiese hecho lugar a la acusación por motivo de la demencia del acusado, o que le hubiese
condenado como si no fuese demente el procesado".
Bustamante Alsina77 agrega que “parece razonable que el juez en lo civil no vea
comprometida la calificación de interdicción por la circunstancia de que el insano hubiese sido
considerado imputable en el fuero penal y condenado por un delito cometido por el mismo con
77
BUSTAMANTE ALSINA, JORGE. Ob. Cit. Pág. 602