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IMPACTO DE LOS CUENTOS DE HADAS EN EL NIÑO

CATALINA GÓMEZ ORTIZ

“Si estudiar un mito es estudiar la totalidad del cuerpo de una nación, estudiar los cuentos
de hadas es analizar el Esqueleto de la misma.” 

(Franz, 1990, pág. 2)

Introducción

El cuento de hadas como género literario ha alimentado los deseos, fantasías,


miedos e ideas de las sociedades desde que existe la escritura; sin embargo, antes eran parte
esencial de la oralidad y la constitución de pensamientos e ideas, que son comúnmente
establecidas en las comunidades para generar cierto orden y predisponernos a cosas que
inevitablemente se presentan en la vida. 

Tras la historia se encuentran sociedades con cuentos de todos los tipos, con
personajes tan bizarros como espantosos, pero hasta el día de hoy, se mantiene el legado de
lo establecido por los cuentos de hadas en las percepciones que cada individuo tiene. Estos
han sido tratados desde la niñez, como leyendas que planean formar un orden indirecto
apelando al entretenimiento del niño para que sea difícil pelear con lo que se establece,
hacen parte esencial de los temores y sueños de toda la sociedad, porque estos, por buenos
o por malos, marcan a la comunidad.

No se debe confundir el cuento de hadas con el cuento infantil, porque a pesar de


que actualmente tienen un público común, nacieron como una forma de entretenimiento
para adultos y tienen intenciones; pero sobre todo consecuencias muy distintas, el cuento
infantil tiene una intención predecible, su propósito es claro y su moraleja es un valor
básico que muchas veces surge por pura lógica y necesidad de convivir sanamente como un
acuerdo social, mientras que los cuentos de hadas, buscan ser interpretados de forma
distinta a la mayoría de las obras literarias; su intención nunca es dicha de forma directa,
porque esconde una moraleja compleja a través de valores básicos.

La identificación que el cuento de hadas genera en un niño es, sin duda, la parte
más importante de la influencia en el menor y en lo que se enfocará este texto. Es la misma
identificación que como humanos hacemos cuando somos empáticos, maduros y
socialmente estables. El cuento de hadas refleja en el niño el esqueleto social basado en una
construcción interna, de un individuo que se identifica con un entorno positivo, en donde
existe con un propósito con el cual está feliz.

Los cuentos de hadas juegan un papel importante en la clase de persona que cada
niño construye y esto es gracias a la identificación que logra encontrar en estos. José Luis
Calvo Buezas (1986, pág. 78) hace énfasis en los temores del niño y como el cuento apela a
estos de forma directa, hablando del sentimiento de debilidad infantil y enseñan al niño a
partir de situaciones imaginarias, a entender y manejar su situación de angustia, esto les
ayuda a madurar y construye un ser capaz de entender sus capacidades y madurar a partir
de sus propias debilidades.

“El cuento es terapéutico porque el paciente encuentra sus propias soluciones


mediante la contemplación de lo que la historia parece aludir sobre él mismo y sobre sus
conflictos internos, en aquel momento de su vida.” (Bettelheim, 1994, pág. 29). Esta
reflexión recalca el recurso del simbolismo para expresar cosas complejas sin generar
confusión, la idea con esto es poder abordar temas que son sumamente complejos para el
menor porque son internos, hacen parte de su construcción personal.

Un ejemplo de lo anterior se ve en el cuento corto El niño que se alimentaba de


pesadillas (Shin-woo, 2020). Lo que nos deja la historia realmente es que para ser un adulto
hace falta tener la valentía de luchar tus batallas, apropiándose de la negatividad, ya que
aún sin pudieras olvidarlo esto no completaría, argumentando que la ignorancia no
corresponde a ser feliz. Estos cuentos buscan, bajo una estructura sencilla y bien
fundamentada, con elementos fáciles de reconocer que son comunes en la niñez como las
pesadillas, representar deseos como ser feliz o ser adulto a través de enseñanzas que ayudan
a madurar y no tanto a crear valores o comportamientos deseados.

También podemos verlo expresado en el libro Símbolos de redención en el niño


(Franz, 1990) donde se hace una comparación entre un estado neurótico y un estado de
encantamiento común en los cuentos de hadas. Observamos como un comportamiento
puede ser interpretado de forma fantástica con el fin de entender una situación tan compleja
con más naturalidad. Así mismo el cuento no se centra en el comportamiento negativo sino
en cómo se da la redención de este, algo con profunda importancia terapéutica y sobre todo
en la reivindicación y comprensión de los comportamientos del menor.

Por todo lo anterior, podemos reconocer lo influenciables que son los niños, así que
es relevante centrarnos en cómo repercute esto en la sociedad. La cantidad de plasticidad
que tiene un niño hace indispensable la creación de códigos de conducta, que puedan
asegurar su bienestar. Los cuentos de hadas le enseñan al niño a proyectarse de forma sana
en el entorno,“[…] es una creación imaginativa que, teniendo conexión con la vida real, la
reproduce en pautas de conducta, símbolos, valores y estructuras” (Calvo Buezas, 1986,
pág. 77) esta definición de cuento nos muestra el beneficio más importante que puede
ofrecer un cuento de hadas; preparar un niño para la sociedad.

Si nos basamos en historias como La Sirenita de Hans Christian Andersen donde no


hay un final feliz o Sol, luna y Talía de Giambattista Basile que aún con un final feliz tiene
acciones muy reprochables, podemos ver que no todos los cuentos son un modelo que
seguir. Sin embargo, es de resaltar que esto es un aspecto positivo de los cuentos de hadas,
ya que es una forma de concientizar al menor de que la vida no es siempre justa y buena, de
que el bien no siempre triunfa y de que se debe aprender a vivir con eso sin dañar su
personalidad, le ayuda a tomar una posición de sí mismo que no se puede alterar
fácilmente.

En ejemplo del párrafo anterior podemos ver el cuento El niño zombie (Shin-woo,
2020) la historia nos habla de un niño no humano que sólo tiene interés de comer, el niño al
carecer de emociones es escondido por su madre y esta se encarga solo de alimentarlo, al
escasear la comida la madre empieza a darle sus extremidades y al no tener nada más, lo
pone sobre ella para que se alimente de su cuerpo, así el niño habla por primera vez para
expresar lo cálida que es su madre. La moraleja que nos plantea el autor es que este niño se
comporta de forma irracional por la falta de afecto y atención que recibe.

A pesar de que los cuentos de hadas son en esencia esperanzadores, muchos son
catalogados como crudos y desmoralizantes, sin embargo; estos nos dan una perspectiva
sobre las actitudes de un menor, es educativo tanto para el adulto como para el niño.
Logramos identificar las bases de un comportamiento, y el niño aprende a entender sus
emociones y actitudes basándose en una lectura de su entorno. María José Rabazo Méndez
y Juan Manuel Moreno Manso (2007, pág. 196) En su trabajo nos explican cómo el niño a
medida que entiende su entorno y sus emociones aprende a regularlas, esconderlas y
expresarlas sanamente.

Por otro lado, el cuento tiene una importancia en la pedagogía más allá de las
enseñanzas básicas de la técnica para leer, Bruno Bettelheim (1994, págs. 7-8) lo muestra
en el análisis de que los relatos, que muchas veces se le presentan al niño, no generan
interés y solo están allí para enseñar las reglas básicas de la lectura, pero no en que
desarrollen algo a partir de lo que leen. Él menciona como es indispensable que la lectura
más allá de llamar su atención implique un desarrollo tanto de su lado intelectual como de
su lado emocional.

“El impacto formativo de los cuentos interesa a pedagogos y maestros porque


permiten conciliar actividades didácticas y educación en valores y emociones,
respondiendo a los intereses individuales del niño, impulsando su desarrollo cognitivo y
socialización” (Cosculluela, 2014) no es un misterio que el aprendizaje de un niño está
altamente relacionado con sus emociones y la lectura de su contexto, por eso la educación a
partir de cuentos es muy común en la escuela.

“En el contexto de aula las emociones están presentes en las vivencias diarias y
afectan a los estados de ánimo de los niños, interviniendo decisivamente en las relaciones
que mantienen con los demás” (Cosculluela, 2014) El cuento de hadas cumple los papeles
que se necesitan a la hora de educar un niño, entrega un aporte cognitivo, ya sea en
aprender cómo se lee hasta mejorar su comprensión, imaginación y análisis, y entrega un
aporte emocional, con las construcciones y proyecciones que se han mencionado antes. Por
esto es una estrategia que proporciona bases para mejorar su proceso educativo, personal y
social el resto de su vida.

Una de las características que hacen al cuento de hadas una herramienta


significativa en el proceso formativo, la expresa Beatriz Alcubierre (2005, pág. 23) es que
el cuento de hadas es una obra que nunca acaba y se puede moldear al contexto necesario
para que se conserve fresco en el imaginario social. Los cuentos de hadas han tenido
múltiples adaptaciones, sobre todo porque en un inicio su público objetivo era muy distinto,
por lo mismo; muchos de estos deben ser suavizados como podemos ver por ejemplo con
Blanca Nieves de los hermanos Grimm llevada hasta las múltiples versiones de Disney.

Estudiar la forma en la que un niño aprende es sumamente complejo, su desarrollo


emocional y cognitivo depende de infinitos factores que además repercuten de maneras
distintas en los niños. Si bien los cuentos de hadas son una herramienta útil para la
educación de un niño, estos requieren un acompañamiento; el menor debe pasar por un
proceso de análisis de sí mismo donde puede experimentar dolor e inseguridades y lo más
recomendable sería acudir oportunamente a este proceso. Así como es una herramienta
terapéutica depende necesariamente de un terapeuta que lo guíe.

Los cuentos de hadas existen hace mucho tiempo y es posible que exista una
descontextualización en roles y cánones que impliquen al menor, como Rapunzel de los
hermanos Grimm que tiene elementos desde vender a su propia hija, hasta esperar a un
príncipe para poder salir adelante. Factores como estos que fueron comunes, ya no lo son y
de ser propuestos de forma incorrecta pueden generar, traumas, estigmas y deseos negativos
en los niños. Por esto es importante resaltar la capacidad de los cuentos de hadas de
flexibilizarse hasta la época, adaptándose al contexto del niño.

Uno de los grandes problemas que el cuento de hadas implica es la creación de roles
sociales, inculca modelos aspiracionales a los niños y estereotipos físicos. Si bien, nacieron
en una época donde su éxito dependía justamente de esto; hoy en día es innecesario y hasta
riesgoso. Académicos de Brigham Young University (2016) aseguran que las niñas que se
identifican más con princesas de cuentos de hadas representados en Disney tienen mayor
tendencia a trastornos alimenticios y a ver la sumisión como la fórmula del amor.

Los cuentos de hadas si bien son una herramienta útil para la educación, no pueden
ser el único factor de esta, es importante que se tenga un acompañamiento suficiente y
sobre todo que se impulse el análisis de estas situaciones. Cabe resaltar que las historias no
pueden estar siempre moldeadas a una estructura que en sociedad se considere correcta,
porque éstas buscan matices y contar historias depende de errores y de factores que no
siempre son ideales, por esto es importante que el niño aprenda a leer el contexto
identificando épocas, personalidades y comportamientos al punto que no extrapole todo lo
que lee y aún así pueda aprender de estos.
Conclusión

Los cuentos de hadas son parte de la vida de todos los seres humanos y estos
influyen en nosotros más de lo que nos damos cuenta, por esto verlos como un factor
terapéutico y pedagógico es sumamente positivo. El cuento de hadas tiene estructuras e
intenciones distintas a los otros relatos, pero siempre son la base para la construcción de
sentimientos positivos hacia la lectura y a pesar de que estos no siempre tienen aspectos
ideales, representan aspectos turbios que a lo mejor el niño no podría entender sin generar
cierto duelo.

Son la base de una infancia feliz, de un desarrollo sano y de una integración positiva
en sociedad, y de reconocer su importancia podríamos extrapolar sus bondades y
desaparecer aquellas cosas no tan positivas con un acompañamiento adecuado y sobre todo
educando personas críticas con personalidades formadas que pueden disfrutar de historias
de todo tipo sin que esto afecte en realidad la calidad de personas que son.

Referencias
Alcubierre, B. (2005). El cuento de hadas como código de conducta y sus adaptaciones en
el contexto hispanoamericano. Boletín Del Instituto De Investigaciones
Bibliográficas.

Bettelheim, B. (1994). Psicoanálisis de los cuentos de hadas. Nueva York.

Calvo Buezas, J. (1986). La rivalidad entre el fuerte y el débil en los cuentos. Revista de
Educación, 279, 77-81.

Cosculluela, C. L. (2014). Érase una vez… una emoción: La educación emocional a través
de los cuentos de hadas. Obtenido de
https://zaguan.unizar.es/record/14360/files/TAZ-TFG-2014-531.pdf

Coyne, S. M., Linder, J. R., Rasmussen, E. E., Nelson, D. A., & Birkbeck, V. (2016). Pretty
as a Princess: Longitudinal Effects of Engagement With Disney Princesses on
Gender Stereotypes, Body Esteem, and Prosocial Behavior in Children. Society for
Research in Child Development, 1909-1925.
Franz, M.-L. v. ( 1990). Símbolos de redención en los cuentos de hadas. Barcelona:
Luciérnaga.

Rabazo Mendez, M. J., & Moreno Manso, J. M. (2007). La construcción de la mente


mediante los cuentos de hadas. Extremadura: Universidad de Extremadura.

Shin-woo, P. (Dirección). (2020). It’s Ok Not To Be Ok [Película].

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