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DIABETES TIPO I y II Ok3
DIABETES TIPO I y II Ok3
Estudiantes:
Docente
Pág.
Introducción......................................................................................................................................6
1. 1. Conceptos............................................................................................................................8
1.1.1. Diabetes Mellitus tipo I............................................................................................9
1.1.1.1 XXXXXX....................................................................................................................11
1.1.1.2 XXXXX.......................................................................................................................11
1.1.2. Diabetes Mellitus tipo II.........................................................................................11
1.1.2.1 XXXXXX....................................................................................................................12
1.1.2.2 XXXXX.......................................................................................................................12
.................................................................................................................................................12
1.2 Mecanismos Etiopatogénicos en el desarrollo de la enfermedad................................12
Etiopatogenia.............................................................................................................................15
1.2.1. Ambientales.................................................................................................................24
1.2.2. Genéticos.....................................................................................................................24
1.2.3. Inmunológicos.............................................................................................................24
1.3 Criterios Diagnósticos........................................................................................................26
1.3.1. xxxxx.............................................................................................................................26
1.3.2. yyyyyy...........................................................................................................................27
1.3.3. XXXXX.........................................................................................................................27
1.4. Guías de Tratamiento........................................................................................................30
1.4.1. Diabetes Mellitus Tipo I..............................................................................................30
1.4.2. Diabetes Mellitus Tipo II............................................................................................30
1. 5.1. La terapia celular y la inmunoterapia, principales esperanzas para tratar la
diabetes..................................................................................................................................56
1. 5.2. Tratamiento de la Diabetes Mellitus con Células Madres....................................56
Tejido fetal como fuente de células madre de islotes de Langerhans...........................57
Tejido adulto como fuente de células madre de islotes de Langerhans........................57
1.5.3. Inmunoterapia........................................................................................................58
1.5.3. CCCCC........................................................................................................................60
1.5.4. SOLUCIONES.............................................................................................................60
Conclusiones..................................................................................................................................61
Referencias Bibliográficas............................................................................................................62
Etiopatogenia.....................................................................................................................66
Anexos............................................................................................................................................70
Lista de Tablas
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Lista de Figuras
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Introducción
Introducción
La diabetes mellitus es un problema en la salud mundial, ya que la persona que lo
padece tiene serias complicaciones en su calidad de vida y en la de sus semejantes.
Actualmente lo que se busca es prevenir y controlar esta enfermedad para reducir la
morbilidad y mortalidad que ha estado generando (Zárate Herreman, 2012).
Es fundamental que tanto el gobierno como los médicos se comprometan a realizar las
suficientes investigaciones, estudios y tratamientos de la diabetes mellitus, para que la
gente que padece esta enfermedad pueda disfrutar de una vida plena en compañía de
sus seres queridos.
En este trabajo, lo que se planea es hacer una descripción de los diferentes tipos de
diabetes, además de su etiopatogenia en la que se pueda conocer y comprender el
funcionamiento de estas enfermedades y los tratamientos que se están haciendo
actualmente para controlar la DM en el mundo. (05-Etiopatogenia y clasificación de la
diabetes mellitus - Luis Miguel Rodríguez Torres)
https://www.academia.edu/27114594/Etiopatogenia_y_clasificaci
%C3%B3n_de_la_diabetes_mellitus1. Diabetes Mellitus tipo I y II
La diabetes mellitus es una enfermedad metabólica ampliamente difundida en la
actualidad, con elevados costos a la salud y la economía mundial. La microangiopatía
es una de sus complicaciones tardías más importantes y la principal causa de lesiones
incapacitantes en la diabetes avanzada. El presente trabajo tuvo como objetivo
describir la etiopatogenia de la microangiopatía diabética teniendo en cuenta los
actuales conocimientos sobre los acontecimientos moleculares implicados, así como su
expresión particular en la nefropatía y la retinopatía diabética. Se concluyó que la
causa metabólica fundamental de la microangiopatía diabética es la hiperglicemia
crónica, capaz de modificar vías metabólicas intracelulares así como la estructura y
composición proteica, además de que incrementa el estrés oxidativo. (6)
La definición
Por DM entendemos aquella alteración metabólica caracterizada por la presencia de
hiperglucemia crónica que se acompaña, en mayor o menor medida, de modificaciones
en el metabolismo de los hidratos de carbono, de las proteínas y de los lípidos. El
origen y la etiología de la DM pueden ser muy diversos, pero conllevan
inexorablemente la existencia de alteraciones en la secreción de insulina, en la
sensibilidad a la acción de la hormona o bien en ambas en algún momento de su
historia natural. (02 - Ignacio Congeta)
1. 1. Conceptos
INTRODUCCIÓN (10)
CLASIFICACIÓN (10)
Tipos de diabetes
En 1997 la Asociación Americana de Diabetes (ADA), propuso una clasificación que
está vigente. Se incluyen 4 categorías de pacientes y un 5º grupo de individuos que
tienen glicemias anormales con alto riesgo de desarrollar diabetes y mayor riesgo
cardiovascular (Lafuente, 2008):
1. Diabetes Mellitus tipo 1
2. Diabetes Mellitus tipo 2
3. Diabetes Gestacional
4. Otros tipos específicos de Diabetes
5. Intolerancia a la glucosa y glicemia de ayunas alterada (05-)
los adipocitos.
Las células beta secretoras de insulina de los islote pancreáticos expresan proteínas
(en blanco) que son recogidos por células dendríticas (en rosa) y activan los linfocitos
T, B y citotóxicos (verde, amarillo y azul) para destruir las células beta liberando
citosinas al hacerlo . Las células T reguladoras (en negro) pueden amortiguar el
proceso (Peakman, 2011).
1.1.1.1 XXXXXX
1.1.1.2 XXXXX
1.1.2.1 XXXXXX
1.1.2.2 XXXXX
Para que se inicie la enfermedad que tiene un carácter irreversible en la mayoría de los
casos, debe asociarse a la insulina-resistencia, un defecto en las células beta. Se han
postulado varias hipótesis: agotamiento de la capacidad de secreción de insulina en
función del tiempo, coexistencia de un defecto genético que interfiere con la síntesis y
secreción de insulina, interferencia de la secreción de insulina por efecto de fármacos e
incluso por el incremento relativo de los niveles de glucosa y ácidos grasos en la
sangre (glucolipotoxicidad).
La Diabetes tipo 2 es una enfermedad progresiva en que a medida que transcurren los
años su control metabólico de va empeorando producto de la resistencia a la insulina y
a mayor deterioro de su secreción (Lafuente, 2008). (05)
Se analiza el estado actual de los conocimientos acerca de la etiopatogenia de la
diabetes mellitus tipo II, señalando que se trata de un problema todavía no resuelto,
aunque se acepta que los tipos I y II representan entidades etiopatogenicamente
diferentes. Entre los factores que pueden intervenir en la génesis de la génesis de la
diabetes tipo II se mencionan la herencia, la que es evidente en el sindrome Mody; las
anormalidades funcionales de las celulas beta de los islotes pancreaticos (falla del
gluco-receptor insular; sintesis de insulina estructuralmente anormal); alteraciones de
los receptores insulinicos perifericos; lo que condiciona insulino-resistencia. Estas
alteraciones estan en alguna forma relacionadas con la obesidad.En resumen, la
diabetes tipo II es una enfermedad basicamente hereditaria en cuyo
desencadenamiento intervien multiples mecanismos patogenicos relacionados con
alteraciones de las celulas beta del pancreas; de los receptores perifericos y de los
hepatocitos.
Etiopatogenia
Escrito por M. Carmen Gómez García | |
Edad y sexo
La DM 2 aumenta su incidencia con la edad, siendo su pico máximo entre los 40-60
años. La DM 1 presenta su pico de incidencia máximo alrededor de los 10-13 años.
Factores genéticos
Parece existir una relación entre la expresión de antígenos específicos del sistema
mayor de histocompatibilidad (HLA): DR3, DR4 y sobre todo si coexisten los dos, y una
mayor susceptibilidad a padecer DM1 (el 95% de los diabéticos tipo 1 son portadores
de HLA-DR3 y/o HLA-DR4). La existencia del HLA-DR2, por el contrario, ofrece cierta
protección.
Obesidad y Nutrición
El factor dietético que más incrementa el riesgo de DM2 es el sobrepeso. A ello parece
contribuir la “dieta occidental” con alto consumo de hidratos de carbono simples y
escaso contenido en fibra y el sedentarismo. El riesgo relativo de presentar DM2 y/o
tolerancia alterada a la glucosa (TAG) aumenta por 2 en pacientes con obesidad
moderada, por 5 en obesidad intensa y por 10 en obesidad mórbida. Sin embargo, hay
obesos en los que no se afecta la glucemia, lo que supone la necesidad de algún otro
factor, quizá la herencia. No parece existir una relación directa entre el consumo
excesivo de azúcares y el riesgo de DM2.
Virus
Tóxicos y fármacos
La Guía de Práctica Clínica de HTA del Nacional Institute for Clinical Excellence (NICE)
sugiere un mayor riesgo de desarrollar DM cuando se utiliza una combinación de
betabloqueantes y diuréticos tiazídicos.
Factores socioeconómicos
Diabetes gestacional
Aproximadamente uno de cada 10 pacientes con diabetes presenta este tipo de DM.
En nuestro país se diagnostican alrededor de 10 nuevos casos por 100.000 habitantes
al año. Cabe señalar que, aunque el pico de nuevos casos se produce entre los 10-12
años, la mitad de los mismos se diagnostican en pacientes mayores de 15 años.
La presentación clínica de la DM2 puede ser muy diversa. Podemos diagnosticar una
DM2 en una analítica de rutina o de cribado de la enfermedad. Puede presentarse con
la sintomatología típica de la hiperglucemia. Pero, desafortunadamente, en una gran
parte de los casos el diagnóstico ha pasado desapercibido durante años ante la
ausencia de sintomatología acompañante y ante su tórpida evolución, y en el momento
de reconocer por primera vez la enfermedad son ya evidentes las lesiones propias de
algunas complicaciones crónicas de la enfermedad.
En resumen, podemos afirmar que existe una serie de premisas que caracterizan la
patogenia de la DM2 en las que la mayoría de autores empiezan a ponerse de acuerdo:
- Nos hallamos frente a una entidad con una fisiopatología y traducción clínicas
heterogéneas.
- Una gran proporción de los pacientes con DM2 son obesos (80%) y la obesidad,
especialmente la de localización abdominal, genera per se resistencia a la insulina y
está bajo control genético. Sin embargo, la DM2 también puede diagnosticarse en
sujetos no obesos, especialmente en ancianos. (02 Diagnóstico, clasificación y
patogenia de la diabetes mellitus- )
ETIOPATOGENIA: (07)
etiopatogenicas:
resistencia a la insulina y
respuesta insulinita
compensatoria excesiva.
enfermedad
1.2.1. Ambientales.
(07) Varios estudios epidemiológicos en humanos y modelos animales han determinado que algunos
virus pueden ser determinantes etiológicos no genéticos de la Diabetes Mellitus tipo 1, asociándose a
ello, enfermedades como la rubéola, enterovirus, citomegalovirus, Coxackie virus e incluso el
paramixovirus.
La dieta ha sugerido que las nitrosaminas (aditivos alimentarios) pueden ocasional lesiones en las células
pancreáticas, mismas que son prevenibles con el uso de la nicotinamida, lo cual ha despertado
sospechas sobre la relación de alimentación-riesgo de la Diabetes Mellitus Tipo 1 con las proteínas de la
leche de vaca.
Es así que se ha determinado que las deficiencias vitamínicas y de minerales podrían ser causales
etiopatogenicos no genéticos de la aparición de esta enfermedad, por producción exagerada de
radicales libres que podrían alterar la homeostasis hidrocarbonada.
No olvidemos que la dieta per se no es un causal de Diabetes Mellitus, sino mas bien el mal uso de
contenido graso en las dietas corrientes, donde la relación de grasa y carbohidrato está a favor de la
primera, encontrándose además que el alcohol puede tener algún efecto protector en la aparición de la
enfermedad, cuando su consumo es moderado. (7)
1.2.2. Genéticos
concordancia/discordancia es e 50% de
Diabéticos Tipo I son portadores de antígeno DR3 y/o DR4, que no son representativos en las
poblaciones de los no diabéticos. De igual forma los alelos DQA1*501, DQB1*0201, DQA1*0301,
DQB1*0302, se presentan en el 40% de niños portadores de DTI. Se evidenció igualmente,
polimorfismos en la región promotora del gen e la insulina en el 10% de la población de diabéticos tipo I.
La diabetes tipo II por su parte es una entidad poligenica multifactorial, donde existen interacciones gen-
factores ambientales de manera importante, existiendo una predisposición genética mal definida, la
mayor parte está relacionada con genes específicos como el de la glucoquinasa, ADN mitocondrial y
mutaciones raras e la insulina, creándose un patrón MODY, que es un conjunto de síndromes
hiperglucemiantes que aparecen antes de los 30 años.
Los genes candidatos para la inducción e la resistencia insulina son aquellos que codifican en el receptor
PPARy y la glucoproteina de membrana PC-1, estos receptores se unen a una zona especifica en la
región del promotor de los genes diana, mayormente localizados en colon tejido adiposo, sistema
inmune, alterando la recepción de la insulina. De igual manera se han descrito mutaciones funcionales
en la región codificante de un gen que altera la funcionalidad insulina.
Un hallazgo interesante es que existe interacción del gen con la ingesta de ácidos grasos de la dieta,
demostrando que cuando el cociente de ácidos grasos polinsarturados/saturados procedentes de la
dieta es bajo, la media del índice de masa corporal en los portadores de la mutación es mayor que en
individuos normales.
1.2.3. Inmunológicos
La duración de la fase preclínica es muy variable; es menor cuanta menor edad tengan los sujetos,
variando entre unos pocos meses y años. En el estudio DIPP, la media de duración estaba en 30-36
meses en niños < 10 años, medido desde la aparición de autoanticuerpos hasta la aparición de síntomas.
Se han realizado varios estudios de cohortes infantiles de alto riesgo de desarrollar DM1, algunas ya
con muchos años de seguimiento. Los datos que se exponen a continuación recogen información de
estos
La primera descripción de la existencia de los anticuerpos contra ICA fue realizada por Bottazo et al.
hace más de 40 años. En realidad, lo conforma un grupo heterogéneo que incluyen también a los IA-2A,
GADA y ZnT8A. La correlación es más fuerte con los IA-A2 y con los ZnT8A, y menor con los GADA. En
una cohorte de niños finlandeses el ICA era el más frecuente detectado (92,3 %), seguido del IA2A (76
%),
del GADA (67 %) y del ZnT8A (62,7 %). Un 34 % de los pacientes tenían positividad para los cuatro, casi
cada individuo. ICA: Ac antiinsulares; GADA: Ac antiGAD; IA-2A: Ac anti IA2; IAA: Ac antiinsulina; ZnT8A:
Ac antitransportador
del Zinc 8A. Adaptada de Knip M., Siljander H., Ilonen J., Simell O., Veijola R. Role of humoral beta-cell
autoimmunity in
Desde el punto de vista temporal, los primeros que aparecen, incluso antes de los 6 meses, son los
IAA, seguido de los ICA, GADA e IA2A. Es importante recordar que una vez que se inicia el tratamiento
con
insulina exógena, casi todos los sujetos desarrollan anticuerpos contra la insulina, por lo que ya no
servirá
son las GADA las primeras en aparecer en algunos sujetos, y que aparezca uno u otro va a depender
de la susceptibilidad genética pero también del tipo y el momento de exposición al factor ambiental.
La seroconversión en etapas tempranas se asocia a mayor riesgo de progresión a diabetes clínica (64 %
a los 2 años y 82 % a los 3 años) en la cohorte DIPP. Entre el año 2 y 3 de vida es donde mayor
seroconversión
se produce, lo que sugiere que quizás haya que centrarse en los factores ambientales de la primera
a la insulina y a la proinsulina, que activaría a los IAA, primeros en aparecer, los cuales se correlacionan
con la presencia de HLA DR4-DQ8. Así, se propone que cambios postranslacionales en la proinsulina/
GADA alrededor de los 4-5 años de vida, y se correlaciona bien con el haplotipo HLA DR3-DQ2.
exocitosis de los gránulos de insulina. Los IA2A aparecen más tarde que los IAA y las GADA. El
anticuerpos
Según progresa la enfermedad, van a apareciendo nuevos autoantígenos sobre los que actúan los
que las respuestas de autoanticuerpos contra múltiples autoantígenos de los islotes se asocian con
enfermedad
clínica. Entre estos autoantígenos destacan: el autoantígeno 69 kDa de las células insulares (ICA69),
(ChgA), el receptor de insulina, los antígenos jun-B,16 y CD38, periferina y la proteína acídica fibrilar de
la glía (GFAP).
forma activa como agentes causales. Se ha observado que en ratones diabéticos no obesos (NOD) para
rituximab causa una depleción de los linfocitos B y retrasa la pérdida de secreción del péptido C en
pacientes
con DM1 de reciente comienzo. Estos hallazgos apoyarían un papel activo de los autoanticuerpos en
la progresión clínica de la enfermedad.
Una intervención teórica precoz para reducir la aparición de estos autoanticuerpos parece una forma
atractiva de prevenir la progresión a DM1 clínica. En el estudio piloto del Trial to Reduce IDDM in the
Genetically at Risk (TRIGR), una fórmula materna hidrolizada antes de los 9 meses reducía la aparición
de
autoanticuerpos un 50 % a los 10 años en sujetos de riesgo. Sin embargo, los resultados a 6 años del
ensayo
no fueron diferentes entre la rama de fórmula hidrolizada que en la de fórmula estándar, por lo que se
ha decidido continuar hasta los 10 años.
Respuesta celular
La participación de IgG contra autoantígenos de los islotes implica la participación de las células T en la
ligada al X y que desarrolló una DM1, en ausencia de inmunoglobulinas. Se plantea, por tanto, que los
Los linfocitos T-CD4 reconocen epítopos de moléculas del HLA-II, como el IA2. Las células dendríticas
(presentadoras de antígeno) pueden presentar el antígeno IA2 a las T-CD4, estimulando la respuesta
inmunitaria
de la diabetes. Ello sugiere una acción sinérgica entre los autoanticuerpos IA2A y las células dendríticas,
modulando la activación de los CD4+, responsables de la respuesta citotóxica contra los islotes.
Respuesta innata
Los neutrófilos son las primeras células que se activan ante un foco inflamatorio. Además de la acción
macrofágica conocida, los neutrófilos interactúan con otras células (macrófagos, células dendríticas,
natural
killer, etc.) liberando citocinas, productos de desgranulación, radicales libres de oxígeno y factores
Sin embargo, la activación y liberación de sustancias por neutrófilos aberrantes o una activación
excesiva
como el lupus, la esclerosis múltiple y otras vasculitis. Se ha descrito daño a las células b pancreáticas
mediado por neutrófilos, tanto vía citocinas y productos solubles como por interacción directa célula-
célula,
De hecho, terapias antineutrófilos, como anticuerpos contra selectinas e integrinas expresadas en los
neutrófilos (L-selectina, anti-VLA-4 o very late antigen-4) han mostrado retraso en el desarrollo de
insulitis,
mediante reducción de la adhesión leucocitaria. Los anticuerpos contra la a-4 integrina o los anti-LFA-1
(leucocyte
function antigen-1) inhiben la destrucción de los islotes mediada por los linfocitos B en ratones.
La combinación de algunos de estos anticuerpos, como los LFA-1 y la a-4 integrina, no sólo previene la
diabetes durante el tratamiento, sino que se mantiene cuando se suspende (en ratones). No hay
estudios
en humanos, pero parece una vía prometedora para la prevención de la diabetes en su fase preclínica.
(12)
Las proteasas responsables del procesamiento antigénico y de la cadena invariable no están bien
definidas. El conocimiento actual de este proceso está basado en i) el uso de inhibidores de
proteasas, ii) la localización de dichas proteasas en células y compartimentos subcelulares
específicos, y iii) intentos de reconstruir in vitro el procesamiento de antígenos, y de la cadena Ii,
empleando proteasas purificadas. De todas formas, se sabe que las catepsinas, un grupo de
aspartato (catepsinas D y E) y cisteína proteasas (catepsinas B, L, S y H), son proteasas que
participan activamente en este proceso (Colin, 1997). Además, diversos estudios han demostrado
que la reducción de puentes disulfuro es importante en la presentación antigénica, algo esperado
ya que muchos epitopos antigénicos contienen cisteínas que se sabe están implicadas en la
formación de dichos puentes en la proteína nativa (Collins y cols. 1991). Es importante señalar que
la presentación efectiva de un epitopo antigénico requiere un balance entre la generación y la
destrucción de dicho péptido de forma que la actividad endopeptidasa de enzimas como las
catepsinas D, E, L y S pueden ser importantes a la hora de generar epitopos de linfocitos T pero
también pueden destruirlos, así como la actividad exopeptidasa amino-terminal o carboxi-terminal
de las catepsinas H y B, respectivamente (Rodríguez y cols. 1992).
La unión de péptidos antigénicos a las moléculas del MHC de clase II implica varios enlaces de
hidrógeno entre residuos aminoacídicos presentes en la hendidura de unión a péptidos y en el
esqueleto peptídico, así como contactos entre cadenas laterales de aminoácidos del péptido y de la
hendidura de la molécula de clase II (Stern y cols. 1994). A diferencia de lo que ocurre en las
moléculas de histocompatibilidad de clase I (ver apartado 4.2.), los extremos de la hendidura de
unión a péptidos de las moléculas de clase II están abiertos por los extremos y no limitan la longitud
de los péptidos presentados por estas moléculas. De hecho la secuenciación de los péptidos unidos
asociados a las moléculas de clase II ha identificado péptidos de longitudes comprendidas entre los
10 y 34 residuos (Rudensky y cols. 1991). Además, muchos de esos péptidos asociados con las
moléculas de clase II comprenden grupos solapantes de péptidos que comparten una misma
secuencia central pero que varían en la longitud de sus extremos amino- y carboxilo-terminal.
1.4.2. PROCESAMIENTO DE ANTÍGENOS Y SU PRESENTACIÓN A LINFOCITOS T CD8+.
Las moléculas del MHC de clase I unen péptidos derivados de proteínas celulares y los
presentan en la superficie celular para su escrutinio por linfocitos T CD8 +. De esta manera, el sistema
inmune proporciona un sistema continuo de vigilancia frente a células infectadas por virus y células
tumorales comprobando si las células expresan antígenos desconocidos.
Las moléculas del MHC de clase I son moléculas heterodiméricas, formadas por una cadena
variable y una cadena constante denominadaβ2-microglobulina (Figura 1) las cuales se ensamblan
en el retículo endoplasmático (RE) (para una revisión consultar York y cols. 1996). Antes de unirse a
un péptido, las moléculas de clase I recién sintetizadas son retenidas en el RE, mediante interacciones
con diversas chaperonas moleculares como la calnexina (Williams y cols. 1995) y otras proteínas
asociadas como la tapasina (Ortmann y cols. 1997). En ausencia de un péptido apropiado, los
heterodímeros de clase I son intrínsecamente inestables y se disocian rápidamente a temperatura
fisiológica. La unión de un péptido de una longitud comprendida entre los 8 y 10 residuos estabiliza
el heterodímero y permite su transporte hacia la membrana plasmática (York y cols. 1996).
La mayoría de los epitopos antigénicos unidos a moléculas de clase I son generados a partir de
proteínas normalmente presentes en el citoplasma celular. La prueba definitiva de que el
citoplasma es el lugar donde se generan la mayoría de estos péptidos vino del análisis de células
mutantes carentes del transportador TAP (“transporter of antigen presentation”) (Townsend y cols.
1989). Esta proteína integral de la membrana del RE es un miembro de la familia ABC de
transportadores dependientes de ATP y cuya función es la de transportar péptidos, de forma más
eficiente aquellos con longitudes comprendidas entre los 7 y 15 aminoácidos, desde el citoplasma al
RE (Momburg y cols. 1998). En células deficientes en TAP, la mayoría de las moléculas de clase I no
pueden unir péptidos y son retenidas en el RE (Momburg y cols. 1998)
La mayoría de los epitopos peptídicos presentados a linfocitos T CD8+ son generados en la célula por
las mismas rutas proteolíticas responsables del reciclado continuo de proteínas citosólicas y
nucleares (Kenneth y cols. 1999). Prácticamente todas las proteínas celulares están sometidas a un
ciclo de degradación y síntesis continuo (Goldberg y cols. 1976). La tasa de degradación de cada
proteína es muy variable y va desde unos pocos minutos hasta semanas (Kenneth y cols. 1999).
Además, las células eliminan muy eficientemente proteínas plegadas incorrectamente, dañadas o
mutantes con conformaciones anormales, lo que previene su acumulación (Rechsteiner y cols.
1987; Hershko y cols. 1992). Hace tiempo se había demostrado que la degradación no lisosomal de
proteínas requería ATP (Gronostajski y cols. 1985), lo que llevó a la identificación del proteosoma
26S, un complejo multiproteico, como el mecanismo principal de proteolisis citoplasmática y, en
definitiva, de generación de epitopos antigénicos presentados por moléculas de clase I (Hershko y
cols. 1992) (Figura 2).
La estructura tridimensional de varios complejos molécula de clase I-péptido muestran que los
péptidos se unen a la molécula de clase I principalmente a través de sus extremos amino- y
carboxilo-terminales y las cadenas laterales de algunos residuos internos (Madden, 1995). Los
bolsillos complementarios formados por aminoácidos que rodean la hendidura de unión a péptidos
varían debido al extenso polimorfismo de estas moléculas de histocompatibilidad, y como resultado
cada molécula de histocompatibilidad prefiere conjuntos de péptidos con secuencias consenso
diferentes caracterizadas por la conservación de algunos tipos de aminoácidos en posiciones
concretas del péptido (Shastri y cols. 1998). Hoy en día estas secuencias consenso han sido
establecidas para un gran número de moléculas de histocompatibilidad (Engelhard, 1994;
Rammensee y cols. 1995), permitiendo el desarrollo de algoritmos pensados para predecir epitopos
antigénicos capaces de estimular linfocitos (Shastri, 1996; van den Eynde y cols. 1997). En general,
los péptidos unidos a las moléculas de histocompatibilidad de clase I poseen una longitud
comprendida entre los 8-10 aminoácidos, contienen uno o varios residuos internos conservados y
comparten un residuo alifático, aromático o cargado positivamente en su extremo carboxilo-
terminal (Shastri y cols. 1998).
Se repasan a continuación algunos de los eventos inmunes más importantes que tienen lugar
durante el desarrollo de la diabetes y de los modelos propuestos para explicar la destrucción de las
células β de los islotes, así como la interdependencia entre los factores genéticos y ambientales en el
desarrollo de la T1DM. (25)
Autoinmunidad
La introducción del gluten tanto precoz como tardíamente se asocia con mayor riesgo de autoinmunidad.
El consumo precoz de patata y vegetales de raíz también, según un estudio finlandés (en la época
fetal la asociación era inversa).
Alimentación en la segunda infancia. Tanto el elevado consumo de leche de vaca (> 0,5 L/día) como
el de azúcares refinados y bebidas azucaradas se han asociado con progresión a diabetes tipo 1. Se ha observado un
posible efecto protector del w3-linoleico. Hasta la fecha, la suplementación con vitamina A,
vitamina E, selenio o zinc no parece asociarse a menor riesgo de autoinmunidad o/y progresión a diabetes.
La suplementación con vitamina D, en un estudio finlandés, se asoció de forma inversa a desarrollo
de diabetes, pero no se ha confirmado de forma consistente en otros estudios, ni tampoco el estatus de
vitamina D.
Además de la acción de los alimentos per se o de sus nutrientes, los hábitos dietéticos y la forma
de producción de los alimentos se ha modificado en el último siglo. Así, el procesado ha aumentado y la
suplementación con nutrientes y vitaminas es habitual. Es probable que ello también haya modificado la
composición microbiana y de prebióticos de los alimentos, y que estos alimentos no sean los mismos o
que su acción sobre el organismo no sea la misma que años atrás.
Virus
El aumento de la incidencia de la diabetes tipo 1 en general, y en algunos países en particular, se asocia
al aumento de otras enfermedades autoinmunitarias como la celiaquía, la tiroiditis autoinmunitaria o las
alergias. En Finlandia hay 5 veces más diabetes que hace 60 años incluso en niños de bajo riesgo genético.
Por ello, se baraja la influencia de factores ambientales, en concreto virus.
Se conoce que hay determinados virus que producen una infección crónica o latente en el huésped
modulando la respuesta inmunitaria de éste. Por otro lado, algunos genes relacionados con la DM1 regulan
la respuesta inmunitaria a virus (MDA-5, PTPN22, TYK2).
La primera evidencia de virus con trofismo sobre el páncreas es el virus de las paperas. La vacunación
universal contra este virus, sin embargo, hubiera producido un descenso en la incidencia de diabetes
tipo 1, algo que no ha ocurrido.
Los enterovirus, sin embargo, sí se han asociado de forma más directa al desarrollo preclínico y clínico
de la DM1. Hay varios hechos que apoyan esta teoría: por un lado, el carácter estacional de la diabetes,
similar al de la infección por enterovirus, que son capaces de producir una infección persistente y latente;
por otro lado, la presencia de enterovirus en biopsias de islotes b en humanos vivos recién diagnosticados, y
en tercer lugar, la asociación epidemiológica de infección por enterovirus e incremento del riesgo de DM1.
El mecanismo de acción por el cual los enterovirus podrían estar implicados en la etiopatogenia de la
diabetes tipo 1 no es único. La infección por enterovirus afecta de forma primaria a los islotes desencadenando
una respuesta inflamatoria potente (insulitis). Si el organismo no puede erradicar los enterovirus, se
produce una replicación lenta del ácido ribonucleico (ARN) viral y de proteínas, estimulando mayor inflamación
y desarrollo de autoinmunidad. Además, podrían darse reacciones cruzadas entre proteínas virales
y del huésped (mimetismo molecular) estimulando la autoinmunidad. Por último, no puede descartarse
que el enterovirus no inicie, pero sí facilite la destrucción de un islote ya alterado.
Estas hipótesis se han planteado en el estudio DIPP, en el cual se estudia a niños de riesgo, desde el
período fetal, recogiendo muestras periódicas de sangre y heces para anticuerpos antienterovirus y ARN
viral, y pareándolo con controles sanos de similares características. En este estudio se ha observado que la
aparición de anticuerpos/ARN viral de enterovirus es precoz y precede a la detección de autoinmunidad pancreática
(1-2 años de vida). Incluso hay datos que apuntan a que la infección por enterovirus en la
mujer embarazada parece asociarse a mayor riesgo de DM1 en el hijo.
Dentro de los enterovirus, que conforman una amplia familia, no todos tienen trofismo por el páncreas.
Son la familia de los Coxsackie B, y sobre todo, el B1 (más que B2-B6), los que parece que afectan
más a los islotes b y al páncreas.
La relación que se ha observado entre diabetes tipo 1 e infección por Coxsackie B es inversa, al contrario
de lo que podría pensarse. Los autores la explican como la hipótesis de la polio: la reducción de la
incidencia de la infección por polio en el siglo XIX hizo que los casos que aparecían de ésta se produjesen
en niños más mayores, no protegidos por los anticuerpos maternos. En el caso de los enterovirus, en Finlandia,
uno de los países con menor incidencia de infecciones por enterovirus se observa una alta incidencia
de DM1, ¿asociada a infección por enterovirus tardía? La posibilidad futura de utilizar vacunas anti-Coxsackie B
como prevención primaria de DM1 o antivirales
para erradicar la replicación del virus latente y evitar o retrasar daño de la célula b (prevención
secundaria o terciaria) es una opción que resulta muy atractiva. (12)
Diagnóstico(20)
Cuando las pruebas de detección son positivas deben realizarse las pruebas diagnósticas
correspondientes. Las mismas pueden ser una GPA confirmatoria (glucemias ≥ 126 mg/dl o 7,0
mmol/l) o una POTG
Internacionalmente se aceptan como criterios diagnósticos los adoptados por la Organización
Mundial de la Salud (OMS) y la ADA.
Se recomienda la GPA, la POTG y la hemoglobina A1c (HbA1c)como pruebas diagnósticas de
diabetes en niños y adultos fuera del embarazo. Por ahora no se recomienda el uso de
fructosamina, péptico C e insulinemia como pruebas diagnósticas, dado que los valores de dichas
determinaciones generalmente son normales en la diabetes de reciente diagnóstico. Los criterios
diagnósticos de diabetes en adultos fuera del embarazo se observan en la Tabla 10.
Tabla 10
Criterios diagnósticos de diabetes
• Signos y síntomas de diabetes con glucemia casual ≥200 mg/dl (≥11,1 mmol/l). Se define como glucemia
casual a la obtenida en cualquier momento del día. Los síntomas de diabetes incluyen poliuria, polidipsia
y pérdida de peso inexplicable
o
• Glucemia plasmática en ayunas ≥126 mg/dl (≥7,0 mmol/l). Se define en ayunas a la falta de ingesta
calórica durante las 8 horas previas
o
• Glucemia 2 horas post carga durante la prueba oral de tolerancia a la glucosa (POTG) ≥200 mg/dl (≥11,1
mmol/l). La POTG debe realizarse según los criterios de la OMS
o
• HbA1c ≥6,5%. La determinación debería realizarse en un laboratorio que utilice métodos certificados y
estandarizados
En ausencia de hiperglucemia inequívoca, estas últimas tres pruebas deberían repetirse para confirmar el diagnóstico
Modificado de Standards of Medical Care in Diabetes- 2012. Diabetes Care 2012;35:S11-S63
La prueba oral de tolerancia a la glucosa (POTG) debe realizarse bajo las siguientes
condiciones:
• Carga con 75 gramos de glucosa disuelta en 375 ml de agua, con ayuno previo de 8 a
14 horas
• Preparación previa con ingesta de al menos 150 gramos de hidratos de carbono (3 días
previos; en individuos delgados o en personas con dietas restrictivas, 7 días previos)
• Evitar cambios en la actividad física habitual durante los tres días precedentes
• En reposo, sin fumar ni ingerir estimulantes
• Post stress agudo se debe esperar al menos 6 semanas
Para realizar el diagnóstico de diabetes es suficiente la glucemia de los 120 minutos posteriores a
la carga, pero pueden ser necesarias determinaciones en otros tiempos de la prueba. En la Tabla
11 se observan los valores diagnósticos de glucemia normal y de las alteraciones del metabolismo
de los hidratos de carbono a las 2 horas postcarga.
Tabla 11
Diagnóstico de las alteraciones del metabolismo de los hidratos de carbono
a las 2 horas post carga en la Prueba Oral de Tolerancia a la Glucosa
Normal < 140 mg/dl (7,8 mmol/l)
Intolerancia a la glucosa ≥140 mg/dl y < 199 mg/dl (7,8 y 11,1 mmol/l)
Diabetes ≥200 mg/dl (11,1 mmol/l)
Modificado de Definition and diagnosis of diabetes mellitus and intermediate hyperglycemia. Report of a WHO/IDF
Consultation 2006.
La ADA no recomienda su uso en la práctica habitual, a diferencia de la OMS que la propone para
el diagnóstico de la diabetes asintomática. La POTG es poco reproducible, costosa e incómoda;
sin embargo se debe tener en cuenta algunas consideraciones:
• Con la GPA el 30% de la población con diabetes queda sin diagnosticar, cifra que aumenta
con la edad y en las mujeres
• El diagnóstico con la glucemia 2 horas post POTG se relaciona con mayor morbimortalidad
cardiovascular y complicaciones microvasculares de la diabetes
• La ITG sólo puede ser diagnosticada mediante POTG
Por lo antedicho, se recomienda el uso de POTG en los siguientes casos:
• Sospecha de diabetes por la presencia de complicaciones microvasculares,
macrovasculares, síntomas, resultados contradictorios o dudosos y glucemias en ayunas
normales.
• En pacientes con GAA (110-125 mg/dl) repetidas o TAG para confirmar el diagnóstico de
diabetes, especialmente poblaciones de mayor edad y mujeres.
• Para realizar reestadificación post parto de mujeres que han padecido diabetes
gestacional.
Hemoglobina A1c (HbA1c)
La HbA1c refleja el promedio de las glucemias de los últimos 2 a 3 meses y puede realizarse sin
ayuno previo. Se recomienda para el control de la diabetes. Se ha planteado utilizarla para el
diagnóstico de diabetes en pacientes con GAA. El nivel ≥ 6,5% fue recomendado como punto de
corte más apropiado para diagnóstico de diabetes, ya que identifica a los individuos en riesgo
para retinopatía, aún cuando un nivel inferior no divide en forma absoluta entre individuos con
glucemias normales o diabetes.
Existen por lo tanto cuatro maneras de diagnosticar diabetes y cada una de ellas debe ser
confirmada en días subsiguientes excepto que los síntomas y signos sean inequívocos de la
presencia de hiperglucemia. Si bien la POTG es más sensible y modestamente más específica que
la GPA para el diagnóstico de diabetes, dado que la misma es poco reproducible, se prefiere la
GPA debido a que es fácil de realizar, más aceptada por los pacientes y de menor costo. SIN embargo,
destacamos que la mayor parte de los individuos que son diagnosticados como
portadores de diabetes a través de una POTG y no por GPA tendrán hemoglobinas glicosiladas
menores de 7,0%. En ausencia de hiperglucemia y de signos y síntomas inequívocos de diabetes,
estas pruebas deben ser confirmadas.
Pros y Contras de diagnosticar diabetes utilizando la HbA1c
En el año 2008, un Comité Internacional de Expertos convocado por la ADA, la EASD y la IDF,
evaluó los medios para el diagnóstico de diabetes (en hombres y mujeres no gestantes), con una
particular atención en la HbA1c como posible herramienta alternativa o eventualmente superior a
las habituales. En las Tablas 12 y 13 se resumen los puntos a favor y en contra de diagnosticar
diabetes con HbA1c. En 2011 una conferencia de la OMS revisó la evidencia de la relación entre la
HbA1c y la incidencia y prevalencia de complicaciones microvasculares. Teniendo en cuenta esta
relación y el avance reciente de la tecnología, los miembros acordaron en la utilización de la
HbA1c para diagnosticar diabetes, siempre que se provean las condiciones apropiadas (ensayos
estandarizados, bajo coeficiente de variabilidad). Concluyen que no existe suficiente evidencia
para realizar una recomendación formal de la interpretación de los niveles de HbA 1c< 6,5%. (20)
Hiperglicemia
Debilidad y/o Cansancio
Polidipsia
Poliuria
Polifagia
Pérdida de peso
Enuresis nocturna (En niños)
Visión borrosa
Cataratas
Entumecimiento u hormigueo en los pies.
Poliuria.
Polifagia.
Debido a que la Glucosa que se ingiere mediante los Carbohidratos no puede ser
utilizada por la célula. Las Celulas expresan la necesidad continua de un suministro
energético. El Cerebro en respuesta a esta necesidad celular activa las vías
compensadoras para la obtención de energía como la Glucogenolisis y la
Gluconeogénesis.
Pérdida de peso.
La pérdida de peso es uno de los síntomas que más tienden a confundirse en la Diabetes.
Debido a que ciertas enfermedades como la Tuberculosis y el Cáncer también coinciden con una
Diagnóstico (13)
Por definición se considera diabético a aquella persona que cumpla los siguientes
criterios, marcados por la American Diabetes Association, (ADA): (ADA; 2015)
1. Síntomas clásicos de diabetes mellitus, como son poliuria, polidipsia, polifagia y
pérdida no explicada de peso. Así mismo una glucosa plasmática mayor o igual a 200
mg/dl.
2. Glucemia plasmática Basal (GB) mayor o igual a 126 mg/dl en ayunas (mínimo 8
horas). En este caso se denominaría Glucemia plasmática Basal Alterada (GBA).
3.- Resultado del test de tolerancia oral de glucosa (TTOG) con 75 g de glucosa, mayor
o igual a 200 mg/dl. El test debe realizarse según describe la Organización Mundial de
la Salud (OMS), utilizando 75 g de glucosa disueltos en 400 ml de agua. Este criterio no
está recomendado para el uso clínico rutinario.
4.- Hemoglobina Glicosilada (HbA1c) mayor o igual de 6,5 %. Se trata de una prueba
que cuantifica la cantidad de hemoglobina que se glucosila en el torrente sanguíneo.
Refleja la media de valores de glucemia en los últimos 2-3 meses y puede realizarse
sin ninguna preparación previa. Sirve como indicador para saber si se está realizando
un correcto tratamiento y control de la enfermedad. Cuanto mayor sea, más riesgo de
desarrollar complicaciones tendrá el paciente.
DIAGNÓSTICO (15)
Los nuevos criterios se basan en niveles menores de glucosa con la finalidad de iniciar
precozmente el tratamiento y reducir las complicaciones1-5. Se consideran valores
normales de glucemia en ayunas menores a 100 mg/dL y de 140 mg/dL después de dos
horas de una carga de glucosa. Las alteraciones del metabolismo de la glucosa previas a la
aparición de la diabetes, están definidas como:
• Glucosa alterada en ayunas (GAA): cuando su valor se encuentra entre 100mg/dL y 125
mg/dL.
• Intolerancia a la prueba de glucosa (ITG) a las dos horas con cifras entre 140 y 199 mg/dL,
después de una carga de 75 gramos de glucosa.
Incluye síntomas clásicos con glucemia en ayunas igual o mayor de 126 mg/dL y glucemia
casual, igual o mayor a 200 mg/dL (Tabla 2). Se define como ayuno la falta de ingesta
calórica de, al menos, ocho horas.
Glucemia casual es la que se realiza en cualquier hora del día, sin importar el tiempo
trascurrido desde la última comida1,5,6 (Tabla 2 y figura 1).
Mensajes claves
• La hiperglucemia crónica se asocia con las secuelas a largo plazo, particularmente daño,
disfunción y falla de varios órganos.
• Una glucosa plasmática en ayunas (GPA) ≥ 126 mg/dL, se correlaciona con valores de glucosa
de 200 mg/dL, a las dos horas posterior a una carga de 75 g de glucosa.
•Ayunas de 8 horas.
• Evitar las restricciones dietéticas tres días previos a la prueba (consumo mínimo de
carbohidratos recomendado de 150 g al día).
Las determinaciones de la glucosa se hacen con el paciente en ayunas y a las dos horas
posteriores a la carga de glucosa.
a. Personas mayores de 45 años, con factores de riesgo, como un IMC mayor a 27 kg/m2,
obesidad abdominal (circunferencia de la cintura igual o > de 94 cm en hombres, igual o >
a 88 cm en mujeres), antecedentes familiares de diabetes en primer grado de
consanguinidad y mujeres con antecedentes obstétricos de DMG y/o hijos macrosómicos (>
de 4kg).
b. Pacientes menores de 50 años con enfermedad coronaria o con riesgo cardiovascular entre 10
a 20% determinado por el algoritmo de Framingham.
c. Hipertensos en tratamiento o con presión arterial elevada (sistólica, igual o mayor a 130
mmHg y diastólica igual o mayor a 85 mmHg).
d. Pacientes con dislipidemia: triglicéridos > 150mg/dL, HDL-C < 40mg/dL en hombres y < de
50mg/dL en mujeres
para diagnosticar diabetes mellitus, siempre y cuando la prueba sea realizada en laboratorios con
metodología y estandarización avalada por la National Glycohemoglobin Standarization Program
(NGSP) de manera que los resultados sean equivalentes a los obtenidos en el programa DCCT10
y bajo el concepto que no es una línea divisoria absoluta entre glucemia normal y diabetes11.
Sin embargo, el nivel de A1c de 6,5% es suficientemente sensible y específico para identificar a
los sujetos en riesgo de desarrollar retinopatía y quienes deben ser diagnosticados como
diabéticos. Los estudios han revelado que es tan predictivo como los valores actuales de la
glucemia en ayunas y la glucemia post prandial de dos horas.
El Comité Internacional de Expertos sopesó el estigma y los costos de los sujetos erróneamente
identificados como diabéticos contra las mínimas consecuencias de retardar el diagnóstico de
diabetes en alguien con una A1c de 6,5% y concuerda en enfatizar más la especificidad que la
sensibilidad12.
Ventajas: Esta prueba puede realizarse en cualquier momento del día, no requiere de ayunas y
tiene poca variabilidad individual. Los valores de la A1c, iguales o mayores a 6,5% son
considerados como un mejor índice de exposición crónica a la glucosa, en comparación con un
valor de glucosa en ayunas y pueden ser utilizados como predictores de alto riesgo para
complicaciones a mediano y a largo plazo, como por ejemplo la retinopatía.
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
1. Todo sujeto debe ser evaluado anualmente para descartar el riesgo de DM2, siguiendo los
criterios clínicos y demográficos.
2. El tamizaje utilizando la GPA debe realizarse cada tres años en todo adulto mayor de 40 años.
5. La PTGO con 75 g de glucosa o glucemia postprandial a las dos horas en sujetos con glucemia
plasmática en ayunas (entre 110 a 125 mg/dL) para identificar a portadores de ITG o DM2.
6. La PTGO con 75 g de glucosa con glucemia en ayunas (de 100 a 110 mg/dL) con uno o más
factores de riesgo para diagnosticar GAA o DM2.
1.3.1. xxxxx
1.3.2. yyyyyy
El diagnóstico suele ser sencillo ya que se determina por un valor de glucosa en sangre claramente
elevado (habitualmente superior a 200 mg/dl).
Los nuevos métodos de monitorización continua de glucosa en el espacio intersticial constituyen un gran
avance en el manejo de estos pacientes. Por medio de una técnica mínimamente invasiva, como es
insertar un sensor en la pared anterior del abdomen, se obtienen valores de glucosa durante
aproximadamente 72 h ininterrumpidamente. Este sistema permite valorar las fluctuaciones glucémicas
con el fin de mejorar el control metabólico.
El test de glucagón se realiza con el fin de estudiar la función residual de la célula pancreática (reserva
pancreática) en pacientes afectos de diabetes mellitus.
1.3.3. XXXXX
El diagnóstico
Teniendo en cuenta las consecuencias que puede tener para el individuo afectado, el
clínico debe ser certero a la hora de establecer el diagnóstico de DM. En el caso de
que los síntomas sean floridos y persistentes y las cifras de glucemia suficientemente
elevadas, el diagnóstico será obvio en la mayoría de ocasiones. Pero no debemos
olvidar que, en una gran parte de los casos, el diagnóstico lo efectuaremos en
personas asintomáticas y a través de una exploración analítica de rutina.
Diabetes mellitus
El cambio de punto de corte de GPA a ≥ 126 mg/dl (anteriormente 140 mg/dl) se basa
en el hecho de que: a) éste es el equivalente (estudios de base poblacional) al punto de
corte que se obtiene al diagnosticar diabetes mediante una glucemia plasmática ≥ 200
mg/dl en una PTOG; b) representa un mejor punto de corte a la hora de separar la
distribución bimodal que tiene la GPA en la población, y c) en varios estudios esta cifra
marca el punto de inflexión a la hora de establecer el riesgo de microangiopatía.
En resumen, podemos afirmar que, mientras las guías diagnósticas siguen utilizando
umbrales glucémicos asociados con un riesgo incrementado de padecer enfermedad
microvascular a la hora de definir DM, la mayor parte de la morbimortalidad de esta
afección está asociada a la enfermedad macrovascular y a las complicaciones que de
ésta se derivan. En general, existe consenso a la hora de afirmar que la glucemia
posterior a una PTOG determina mejor el riesgo de enfermedad cardiovascular y que,
por tanto, la evaluación metabólica únicamente en ayunas puede ser insuficiente. (02-
Ignacio Congeta- Diagnóstico, clasificación y patogenia de la diabetes mellitus)
Hasta el momento no se ha desarrollado ningún tratamiento efectivo que bloquee la cascada auto
inmunológica e impida el desarrollo de la enfermedad durante el periodo pre-patogénico ni tampoco
una manera efectiva de sustituir las células perdidas. Alternativas como al trasplante pancreático,
implante de islotes de Langerhans y el páncreas bioartificial no han llenado las expectativas debido al
alto costo, dificultad en la obtención de un donante, morbimortalidad del procedimiento y el uso de
terapia inmunosupresora de por vida. (Berna, 2001)
No se puede negar sin embargo que desde los tiempos de Banting y Best, fecha en la que se introdujo la
insulina en la práctica clínica ha habido grandes progresos en el manejo de esta condición tanto en los
tipos de insulina disponibles como en las formas de administración. Así, en la actualidad se dispone
insulinas humanas de origen recombinante (NPH y cristalina) así como análogos de origen recombinante
de inicio de acción ultra-rápida (LisPro y AspArt) y de acción prolongada (Garline). Lamentablemente, la
administración exógena de insulina dista mucho de alcanzar la extremadamente bien regulada
maquinaria secretora y sensora de la célula b, que durante las 24 horas del día es capaz de producir una
dosis basal precisa de insulina, así como de aumentar su producción en el caso de una elevación súbita
de los niveles plasmáticos de glucosa. (Bermúdez, 2002).
Multidosis (regímenes basal-bolo). Mediante inyecciones múltiples (tres o más inyecciones al día). En
general, se utiliza una insulina de acción intermedia o ultralenta (que hace al mismo tiempo de dosis
basal) en combinación con insulina de acción rápida antes de las comidas.
Bomba de infusión continua de insulina (BICI): permite administrar insulina de modo basal y en bolos
antes de las comidas.
Se recomienda que en individuos con disglucemia, pero sin diabetes (glucemia de ayuno anormal y/o
intolerancia a la glucosa), se inicie una intervención estructurada de cambios en el estilo de vida en
forma inmediata y persistente, basada en la obtención de metas específicas, que incluya pérdida
moderada de peso y actividad física regular.
Se aconseja que a los individuos con riesgo de DM2 pero sin disglucemia, se les realice educación en
relación a cambios terapéuticos en el estilo de vida, con el objetivo de alcanzar metas particulares.
Se deben tomar acciones que induzcan cambios favorables en el estilo de vida en individuos en riesgo de
desarrollar diabetes.
4.3.4 Se aconseja que el uso de fármacos se reserve para individuos que a pesar de
tener una intervención estructurada para obtener cambios en el estilo de vida, persistan
luego de seis meses con disglucemia (primordialmente con IHC, obesidad y edad
menor a 60 años).
5.1 ¿CUÁL DEBE SER LA META DE PESO CORPORAL PARA UNA PERSONA
CON DM2?
5.1.1 Toda persona con diabetes mellitus tipo 2 debe tener un peso correspondiente a
un índice de masa corporal (IMC) entre 18.5 y 25 kg/m2. Si esto no es posible a
mediano plazo, la persona con obesidad debe disminuir al menos un 10% de su peso
corporal en el primer año de tratamiento.
El IMC se calcula dividiendo el peso en kilogramos por la talla en metros elevada al
cuadrado y se reporta en kg/m².
5.3.1 La meta general de A1c en pacientes con diabetes tipo 2 debe ser menos de
7.0%.
5.3.3 En el adulto mayor con deterioro funcional importante y/o comorbilidades que
limitan la expectativa de vida, se puede considerar una meta de A1c hasta 8.0%
5.5.1 Toda persona con diabetes tipo 2 debe ser evaluada al momento del diagnóstico
por un oftalmólogo, con dilatación de pupilas para estudio de la retina.
Recomendación de consenso
5.5.2 Si se dispone de una cámara para fotografía de fondo de ojo no midriática, este
debe ser el método de elección para el escrutinio de la retinopatía con el fin de remitir
al oftalmólogo solamente los casos positivos, los dudosos y los que tengan
interferencias que hagan imposible la lectura de las fotografías.
5.5.3 Si el examen de retina es normal, se debe repetir a los dos años, excepto si
aparecen síntomas visuales antes de ese lapso.
Recomendación B
Recomendación de consenso
5.6.1 A toda persona adulta con diabetes tipo 2 se le debe evaluar la función renal
anualmente desde el momento del diagnóstico mediante la medición de la creatinina
sérica y el cálculo de la tasa de filtración glomerular usando la fórmula del estudio
MDRD (Modified Diet for Renal Disease).
Recomendación B
Recomendación B
Recomendación B
Las intervenciones dirigidas a los profesionales que resultaron más efectivas fueron las
auditorías y las estrategias de feedback. Las intervenciones que exploraron nuevos
modelos de atención o modificaciones en la composición del equipo de atención son
positivas.
Recomendación B
Recomendación de consenso
Recomendación B
6.1.3 El programa educativo debe incluir todos los rubros mostrados en la tabla 6.1. La
intervención debe resultar en que el paciente conozca su enfermedad y se empodere
para lograr el autocontrol.
Las acciones deben ajustarse a la etapa de motivación del paciente. Educar es más
que informar.
Recomendación B
6.2.1 Un programa bien estructurado puede tener una durabilidad del efecto de más de
2 años.
Durante los primeros seis meses se recomiendan contactos semanales o al menos
varios contactos mensuales. Sin embargo, la educación debe ser un componente
fundamental del manejo de la diabetes durante toda la vida del paciente.
Recomendación B
6.2.2 Se deben buscar incentivos para evitar la deserción con el fin de maximizar el
efecto de la intervención educativa.
Recomendación B
Recomendación de consenso
7.1.1 Como guía general para la práctica clínica, el plan de alimentación debe aportar
800-1500 calorías/ día para hombres con IMC menor a 37 y mujeres con IMC menor a
43; y 1500-1800 calorías/ día para pacientes con IMC superiores a esos valores. Para
pacientes con ese tamaño corporal y requerimiento calórico, 1500 a 1800 calorías
constituye una dieta hipocalórica.
Recomendación B
7.1.2 La meta inicial de pérdida de peso debe ser al menos 10% del peso corporal.
Recomendación B
7.2.1 La distribución del origen de las calorías en el paciente con DM2 y sin nefropatía
manifiesta debe ser: 40 a 60% de carbohidratos, 30-45% de grasas y 15-30%
proteínas.
Recomendación B
7.2.3 La elección de una distribución particular dentro del rango recomendado depende
de las características del paciente: dietas con mayor proporción de proteínas y menos
carbohidratos brindan los mismos beneficios metabólicos, con una mayor pérdida de
peso.
Recomendación de consenso
Recomendación B
7.3.2 Los ácidos grasos saturados deben representar menos del 7% de las calorías
diarias.
Recomendación C
7.3.3 Los ácidos grasos trans deben representar menos del 1% del total de calorías
diarias.
Recomendación C
7.3.4 Los ácidos grasos poliinsaturados deben representar las calorías restantes para
completar un valor cercano al 30% del total de calorías diarias.
Recomendación B
Recomendación AA
7.4.1 En personas con diabetes tipo 2 y sin nefropatía existente, la ingesta diaria de
proteínas puede alcanzar 30% del total de calorías diarias, y no debe ser menor a 1g
de proteína por kg de peso por día.
Recomendación B
Recomendación C
7.6.1 La ingesta diaria de fructosa no debe superar los 60 g. Para no superar este
umbral, se recomienda ingerir solo la fructosa presente en las frutas.
Recomendación de consenso
7.7.1 Los productos dietéticos o “light” solo tienen el potencial de brindar beneficios
cuando sustituyen (no cuando se adicionan) a otros alimentos que brindarían un mayor
aporte calórico.
Recomendación de consenso
7.8 ¿CUÁL DEBE SER LA RECOMENDACIÓN RESPECTO A ALCOHOL PARA
PACIENTES CON DM2?
7.8.1 El consumo de alcohol nunca se debe recomendar a personas con DM2 que no lo
consumen.
Recomendación de consenso
7.8.2 A las personas con DM2 que consumen alcohol habitualmente se les podrá
permitir hasta un trago por día en mujeres y hasta dos tragos por día en hombres (1
trago equivale a 12 oz de cerveza, 4 oz de vino 1 ½ oz de destilados; 1 oz=30 ml).
Recomendación B
7.8.3 Se recomienda discutir los riesgos y beneficios de la ingesta de alcohol con cada
paciente.
Recomendación de consenso
7.9.1 Se debe limitar el consumo de sal a menos de 4 g al día en personas con DM2.
Recomendación B
7.10.1 La dieta mediterránea y la dieta DASH cuentan con evidencia que sustenta su
empleo en pacientes con diabetes. Su consumo se asocia a menor incidencia de
diabetes.
Recomendación de consenso
7.11 ¿CUÁL ES EL IMPACTO DE LA ACTIVIDAD FÍSICA EN LOS PACIENTES CON
DM2?
Recomendación A
Recomendación A
Recomendación de consenso
Recomendación de consenso
7.11.5 La educación sobre tipo e intensidad de la actividad física, debe ser parte del
programa educativo integral de todo paciente con diabetes tipo 2.
Recomendación de consenso
8.1.1 En pacientes con DM2 con IMC ≥ 40 kg/m2 la cirugía bariátrica es terapia de
elección, los resultados son altamente positivos, con una alta frecuencia de remisión de
la enfermedad. La cirugía debe ser recomendada en aquellos pacientes en quienes
otras intervenciones han fallado en la consecución de las metas de reducción de peso.
Recomendación A
8.1.2 La cirugía bariátrica puede ser recomendada en pacientes con DM2 e IMC ≥35
kg/m2, en particular si no se logra control de la glucemia con cambios terapéuticos en
estilo vida y terapia farmacológica y si las intervenciones destinadas al control de peso
han fallado en la consecución de metas.
Recomendación B
8.1.3 En pacientes con IMC entre 30 y 35 kg/m2 se puede considerar cirugía bariátrica
si el control glucémico es difícil a pesar de manejo óptimo e intensivo, particularmente
si hay comorbilidades adicionales a la DM2, y si otras intervenciones destinadas al
control de peso han fracasado.
Recomendación B
Recomendación de consenso
8.1.5 Los pacientes candidatos a cirugía bariátrica deben ser tratados e intervenidos en
centros multidisciplinarios, idealmente avalados o certificados por asociaciones
científicas o por los ministerios de salud de cada país.
Recomendación de consenso
8.2.1 Las cirugías que generan malabsorción como el bypass gástrico en Y de Roux
(RYGB) y la derivación biliopancreática deben ser las preferidas si se busca remisión
de la diabetes en pacientes con IMC ≥ 35 kg/m2.
Recomendación B
8.2.2 Las cirugías restrictivas logran control metabólico y pérdida de peso en DM2.
Recomendación B
8.3.1 La tasa de remisión de DM2 con las diversas técnicas de cirugía bariátrica, puede
estimarse como más del 50% a 5 años. El resultado depende del seguimiento y por
tanto se recomienda que este sea realizado por un equipo cuyo objetivo es mantener la
adherencia al cambio en el estilo de vida.
Recomendación C
Recomendación C
9.1.1 Iniciar el tratamiento con fármacos antiobesidad para facilitar la reducción de peso
cuando el IMC > 27 kg/m2, individualizando la prescripción y la dosificación para así
evitar efectos adversos. Es preferible la liraglutida 3 mg/día para disminuir peso y
control de la glucemia.
Recomendación de consenso
Recomendación B
Recomendación de consenso
9.2.3 Se debe iniciar monoterapia con metformina, mientras el paciente no esté
inestable (con hiperglucemia extrema, cetosis o pérdida rápida de peso).
Recomendación A
9.2.4 Los principales efectos adversos de metformina son de tipo gastrointestinal. Por
ello se debe administrar en dosis ascendentes partiendo de 500 mg/día en general,
hasta llegar a 2000 mg/ día; con el fin de mejorar la tolerancia al medicamento. Otro
efecto adverso a vigilar en pacientes que reciben metformina es la deficiencia de
vitamina B12.
Recomendación de consenso
Recomendación C
Recomendación B
9.2.7 La dosis de los iDPP-4 debe ajustarse cuando la tasa de filtración glomerular es
menor o igual a 50 ml/min, con excepción de la linagliptina que se elimina por vía biliar.
Recomendación B
9.2.8 Los agonistas de GLP-1 son una opción para reemplazar a metformina. Tienen
una eficacia superior a los ADOs y producen pérdida moderada de peso. Tienen el
costo más elevado y un número considerable de pacientes presentan náusea y vómito
que pueden ceder con el tiempo. La dosis debe escalarse progresivamente para
mejorar la tolerancia.
Recomendación de consenso
9.2.9 Aunque no existe evidencia suficiente para saber si existe una asociación
independiente entre el uso de medicamentos que actúan por vía de las incretinas y el
riesgo de desarrollar pancreatitis; se recomienda no utilizar inhibidores de DPP-4 o
agonistas del receptor de GLP-1 en pacientes con antecedentes de pancreatitis.
Recomendación de consenso
9.2.10 Los inhibidores del transportador renal de glucosa SGLT-2 reducen la A1c de
forma similar a otros antidiabéticos orales, por reducción del umbral de glucosuria solo
si existe hiperglucemia, por lo cual no causan hipoglucemia. Producen también una
pérdida de peso por la eliminación urinaria de calorías, pero aumentan la frecuencia de
infecciones bacterianas o micóticas en especial en las mujeres. Se han evaluado
principalmente en combinación con otros antidiabéticos47. Recomendación de
consenso
9.2.11 En pacientes con falla renal las meglitinidas son una opción para reemplazar a la
metformina. Su efecto hipoglucemiante es similar al de las sulfonilureas y puede
también llevar a hipoglucemia con la misma frecuencia, a pesar de tener una acción
más corta.
Precaución
Precaución
9.2.14 Las sulfonilureas son una opción para reemplazar a la metformina. Aunque
poseen el efecto hipoglucemiante más rápido, pueden producir hipoglucemia e
incrementar el peso. No se recomienda su uso en monoterapia.
Precaución
Precaución
Precaución
Contraindicación
Contraindicación
Contraindicación
Contraindicación
9.3 ¿ES ÚTIL, SEGURO Y COSTOEFICAZ INICIAR EL TRATAMIENTO CON MÁS DE
UN MEDICAMENTO (TERAPIA COMBINADA INICIAL) EN COMPARACIÓN CON UN
SOLO MEDICAMENTO PARA OBTENER UN CONTROL GLUCÉMICO ADECUADO
EN ADULTOS CON DM2 RECIÉN DIAGNOSTICADA?
Recomendación:
En los pacientes con DM2 recién diagnosticada y niveles de HbA1c > 8%, se
recomienda utilizar terapia combinada desde el inicio con metformina y otro
antidiabético oral. Se recomienda que la selección del segundo antidiabético oral tenga
en cuenta beneficios, efectos adversos y costos.
Recomendación B
Recomendación B
Precaución
9.4.5 Una vez definida la dosis de metformina, se debe preferir la combinación de fija
de metformina con iDPP-4 en una sola tableta para mejorar adherencia.
Recomendación de consenso
Recomendación de consenso.
9.5.2 Todos los antidiabéticos tienen una efectividad similar cuando se agregan a
metformina pero la combinación de metformina + iDPP-4 ofrece el mejor balance
riesgo-beneficio porque no aumenta el peso y tiene poco riesgo de hipoglucemia.
Recomendación B
9.5.3 Se recomienda adicionar un segundo antidiabético oral en los pacientes con DT2
que no han alcanzado la meta terapéutica con metformina como monoterapia (HbA1c <
7 %). Las diferentes combinaciones reducen de manera efectiva la HbA1c, pero la
combinación de metformina más inhibidores de la DPP4 y metfomina más SGLT-2
presentan menores tasas de hipoglicemia.
Recomendación B
9.5.4 Se pueden usar otras combinaciones con las precauciones que se describen en
el segmento 9.2 para cada uno de los antidiabéticos orales, ya que aplican de igual
forma para su combinación con metformina.
Recomendación de consenso
9.6.1 En pacientes con DM2 en tratamiento con terapia dual con metformina y otro
antidiabético oral que no han alcanzado las metas de control, se recomienda la adición
de un tercer medicamento.
Recomendación B
Recomendación de consenso
Recomendación de consenso
9.6.4 Se debe tener especial cuidado con la combinación de insulina con sulfonilurea y
en particular con glibenclamida, puesto que aumenta el riesgo de hipoglucemia.
Precaución
9.7 ¿CUÁNDO Y CÓMO DEBE INICIARSE INSULINOTERAPIA BASAL EN LAS
PERSONAS CON DM2?
Recomendación de consenso
9.7.2 La insulinoterapia basal puede iniciarse en pacientes con A1c fuera de meta a
pesar de tratamiento optimizado con cambio terapéutico en el estilo de vida y uno o
más antidiabéticos orales.
Recomendación A
9.7.3 Para la insulinización basal se puede emplear insulina NPH o análogos de acción
prolongada. Estos últimos dan los mismos beneficios metabólicos que la insulina NPH
con menor riesgo de hipoglucemia severa o nocturna. Es posible que la insulina
detemir se asocie con una menor ganancia de peso que otras insulinas de acción
prolongada.
Recomendación B
9.7.4 Cualquier insulina basal asociada a fármacos orales, se debe iniciar con una sola
dosis al día.
Recomendación C
9.7.5 La dosis inicial para insulinización basal debe ser 10 Unidades/día o 0.2
Unidades/kg de peso/ día, y debe titularse de acuerdo a la cifra de glucemia de ayuno.
La frecuencia de contacto con el paciente debe ser alta, pues es un importante
determinante del éxito de la terapia.
Recomendación C
9.7.6 Debe evitarse la inercia clínica en la transición a insulinización basal en DM2,
dados los beneficios demostrados por la insulinización oportuna. Si el paciente de
entrada presenta una A1c > 9%, se puede instaurar insulinización basal
simultáneamente al cambio terapéutico en el estilo de vida.
Recomendación B
9.7.7 El empleo combinado de un agonista GLP-1 con insulina glargina resulta en una
mejoría leve del control glucémico, sin causar aumento de peso. Sus limitantes
mayores son la nausea y un mayor costo.
Recomendación de consenso
Recomendación de consenso
Recomendación C
Recomendación C
9.9.3 Se debe iniciar con bolos prandiales de 4 Unidades antes de la comida elegida, e
ir titulando la dosis de acuerdo a las glucometrías 2 horas después de comer.
Recomendación de consenso
Recomendación de consenso
Recomendación de consenso
9.9.6 La evidencia actual no muestra superioridad del esquema basal bolo sobre las
premezclas.
Recomendación C
Recomendación B
Recomendación C
Recomendación de consenso
9.11.1 Si existen los recursos para hacerlo, se debe brindar al paciente la opción de
aplicar la insulina con dispositivos tipo pluma y con agujas de 4, 5 u 8 mm.
Recomendación C
Recomendación C
Recomendación de consenso
Recomendación de consenso
9.12.2 Si el paciente presenta una o más contraindicaciones para la terapia que viene
recibiendo, esta se debe modificar a las recomendaciones de la presente guía.
Recomendación de consenso
9.12.3 Se aconseja cambiar la terapia, si existe otra de menor costo e igual efectividad.
Recomendación de consenso
9.12.4 Si el paciente no está en metas o presenta efectos adversos con la terapia que
recibe, se recomienda cambiar a las recomendaciones de la presente guía.
Recomendación de consenso
Además del trasplante de islotes pancreáticos, que sigue mostrando limitaciones y un escaso
rendimiento, las principales esperanzas están puestas en la terapia celular y en la inmunoterapia. Hasta
la fecha, estas técnicas se han aplicado de manera experimental en animales.
La terapia celular busca lograr una fuente inagotable de células productoras de insulina a partir de
células madre (embrionarias o adultas) con capacidad de autorregenerarse y diferenciarse a células
maduras, en nuestro caso, a células beta productoras de insulina.
La inmunoterapia busca frenar la alteración del sistema inmune que destruye las células propias
productoras de insulina.
El tratamiento con células madre mesenquimales adultas se trata de células madre pero con
propiedades fundamentalmente inmunomoduladoras. Su obtención es relativamente sencilla,
generalmente a partir de la médula ósea del propio paciente, sin precisar inmunosupresión.
Teniendo en cuenta que la Diabetes Mellitus tipo I es el resultado de la destrucción autoinmune de las
células b de los islotes de Langerhans y que ésta ocasiona “una hiperglicemia manifiesta cuando un 80%
y 90% de las células b han sido eliminadas” (Mathis et al, 2001)
No obstante, se ha empezado a utilizar las células madres para el tratamiento de la diabetes, reconocida
su capacidad para diferenciarse entre muchos tipos diferentes de células siempre y cuando se
mantengan bajo condiciones adecuadas y se les suministre las señales endocrinas adecuadas, éstas
tendrán el potencial de generar células maduras y diferenciadas con funciones especializadas incluyendo
las células b.
En este sentido, aunque no esta claro si para la terapia de la Diabetes Mellitus tipo I debe ser guiada
hacia la producción de células b aisladas o islotes completos se empiezan a utilizar las células madres en
este tratamiento contra la Diabetes tal y como lo han señalado Ramiya et al, (2000). Se reconocen
algunos estudios de Soria (2001) que apoyan la tesis de las ventajas de la generación de islotes
completos, ya que las células aisladas responden de forma anómala ante un estímulo hiperglucémico, ya
que son incapaces de reproducir la respuesta bifásica de secreción de insulina además de presentar un
patrón de secretorio tipo "todo o nada".
Así las cosas, se utilizan Tejido fetal como fuente de células madre de islotes de Langerhans, Tejido
adulto como fuente de células madre de islotes de Langerhans y Células embrionarias como fuente de
células madre de islotes de Langerhans.
Muchos investigadores se han centrado en el cultivo de islotes derivados de cadáveres humanos adultos
para su uso como material transplantable (7,8,10). A pesar que las células b diferenciadas son difíciles de
hacer proliferar, algunos grupos han tenido éxito en utilizar técnicas de ingeniería genética para mejorar
su capacidad proliferativa (17). Por ejemplo, Fred Levine, et al (18) transformaron islotes obtenidos de
cadáveres humanos al insertar un gen que estimula la proliferación celular. Lamentablemente, cuando
estas células proliferan son incapaces de producir insulina, así que posteriormente las células fueron
nuevamente transformadas al introducir el gen PDX-1 para estimular la transcripción del gen de la
insulina. Estas líneas celulares han demostrado propagarse y luego diferenciarse a células productoras
de insulina y al ser transplantadas a ratones inmunológicamente desnudos retienen la capacidad
insulinosecretoria en respuesta a la glucosa.
Otra fuente prometedora de células progenitoras de islotes son las células madre de los conductos
pancreáticos (9,10). Muchos investigadores sostienen la tesis que a nivel ductal se encuentran
cantidades suficientes de células multipotenciales mezcladas con células maduras ductales. Igualmente,
desde hace tiempo se investiga la posibilidad de des-diferenciar a células ductales maduras hasta un
periodo en el cual (luego de las señales endocrinas adecuadas) se puedan conducir hacia la
diferenciación a islotes pancreáticos (7-10,19-21).
En otro orden de ideas Joel Habener, et al actualmente investigan la presencia de células madre dentro
del tejido pancreático adulto, bien sea dentro de los islotes mismos, en el estroma o en el sistema
ductal. Estos investigadores han encontrado células que no expresan los marcadores típicos de las
células ductales ni de los islotes maduros, pero dependiendo de los factores de crecimiento introducidos
al medio de cultivo se pueden diferenciar a diferentes tipos celulares, incluyendo hepatocitos, neuronas,
células acinares pancreáticas e islotes de Langerhans (20-26).
1.5.3. Inmunoterapia
Si bien se desconoce con exactitud las causas que determinan la pérdida de autotolerancia en las
personas en riesgo de desarrollar DM1, se sabe que anomalías del proceso de presentación de la
insulina a nivel tímico en fases precoces de la vida tienen un papel clave en el inicio de la respuesta
autoinmune4.
Cabe destacar que en el proceso de presentación antigénica se encuentran implicados algunos de los
loci genéticos más asociados con el desarrollo de la DM1: el complejo mayor de histocompatibilidad tipo
II, el gen de la insulina, el gen de la tirosinfosfatasa o el gen del CTLA-4, por citar solo algunos ejemplos1.
De ellos, solo el correspondiente a un autoantígeno, el gen de la insulina, es específico de la
enfermedad. Los demás están implicados en el proceso fisiológico de reconocimiento antigénico en
general y son esenciales para el correcto funcionamiento del sistema inmunológico. Para acabar de
complicar esta maraña, si bien clásicamente los 2 tipos celulares tradicionalmente implicados en la
inmunidad celular eran los linfocitos T y las células dendríticas, estudios recientes han puesto de
manifiesto que también los linfocitos B5 y las células plasmáticas tienen un papel importante como
células presentadoras de antígeno, e incluso células de la inmunidad innata como los neutrófilos podrían
tener un papel patogénico6.
A grandes rasgos, en la DM1 los linfocitos T autorreactivos (patogénicos) esquivan a nivel tímico los
procesos de apoptosis y de transformación en linfocitos T reguladores que tienen una función
inmunomoduladora4. Una vez franqueada la barrera de la inducción de autotolerancia central, el resto
de los procesos patogénicos tienen lugar en los llamados tejidos linfáticos periféricos (los ganglios
linfáticos pancreáticos) y en el órgano diana, el páncreas. En sendos casos, se trata obviamente de
estructuras de acceso harto difícil para el estudio de la patogenia de la enfermedad. Es por ello que gran
parte de los conocimientos que se tienen sobre la etiopatogenia de la DM1 han sido desvelados gracias
a los estudios realizados en modelos animales de DM1 espontánea como el ratón NOD o la rata BB7. Sin
embargo, el conocimiento derivado de los hallazgos en los modelos animales tiene limitaciones y no son
del todo extrapolables a humanos8. Por ello, desgraciadamente, las intervenciones que se han
demostrado eficaces en los modelos animales para prevenir y/o curar la DM1 no han obtenido
resultados equiparables en experimentación humana8.
El hecho de que la DM1 tenga sus primeras manifestaciones clínicas cuando el daño autoinmune sobre
las células β pancreáticas ya está muy evolucionado, y que este proceso se dé en individuos con un perfil
genético de riesgo elevado, abre la puerta a los intentos de detener el proceso autoinmune antes de que
este se produzca (estudios de prevención primaria en sujetos en riesgo) o antes de que este condicione
una pérdida significativa de la secreción endógena de insulina (estudios de prevención secundaria en
individuos en riesgo que ya han desarrollado marcadores de daño autoinmune, los autoanticuerpos
característicos de la DM1)9,10. Si bien, probablemente, lo óptimo sería poder intervenir en estas fases
más precoces de la enfermedad, centraremos esta revisión en las intervenciones inmunoterapéuticas al
comienzo de la DM1, dado que es en esta situación en la que se encuentran los pacientes que
atendemos en la práctica clínica diaria, más allá de programas de detección de individuos en riesgo, hoy
en día justificados solo a nivel de estudios clínicos.
A manera general, en las últimas dos décadas respecto a la inmunoterapia en el caso de la Diabetes se
registran una serie de publicaciones de estudios piloto que apuntan a la eficacia de ciertas
intervenciones inmunoterapéuticas al diagnóstico de la DM1, como es el caso de los anticuerpos
humanizados anti-CD3 teplizumab18 y otelixizumab19 o el autoantígeno GAD20. Más que una revisión
exhaustiva de los últimos estudios publicados, de todos conocidos, intentaremos hacer un análisis global
de los estudios fase II/III que hemos considerado más trascendentes.
Así las cosas, se registran los siguientes avances en el caso objeto de estudio, la insulina como
autoantígeno, la descarboxilasa del ácido glutámico como autoantígeno, Intervenciones
inmunosupresoras/inmunomoduladores generalizadas/«no antígeno-específicas, Anticuerpos
monoclonales humanizados anti-CD3 (teplizumab y otelixizumab), Anticuerpos anti-CD20 (rituximab),
Anticuerpos anti-CTLA4 (abatacept), el bloqueo de la vía de la interleucina-1β (anakinra y canakinumab)
y la inmunoterapia combinada
1.5.3. CCCCC
1.5.4. SOLUCIONES
Soluciones contras la Diabetes mellitus tipo 1
Hay en la actualidad en desarrollo dos soluciones principales que compiten entre sí y que apuntan a los
componentes del sistema inmune. El primero es la modulación inmune a través de estrategias, como la
biológica, dirigida a los linfocitos T, los linfocitos B, las moléculas coestimulantes y las vías de las
citosinas, entre otras. Esta “inmunoterapia no específica” está diseñada para actuar a nivel sistémico, sin
intentar apuntar tan sólo a la minoría de linfocitos T que causan daños a las células beta (Peakman,
2011).
El segundo enfoque se denomina inmunoterapia mediante el antígeno específico (ASI, en sus siglas
inglesas). Ha quedado claro que la introducción y restauración de la tolerancia inmune se consigue
mediante la administración del propio objetivo (autoantígeno) contra el cual va dirigido la respuesta
autoinmune. Esto podría parecer autointuitivo y probablemente potenciar la autoinmunidad, pero, si se
administra el autoantígeno bajo las condiciones adecuadas, parece funcionar, al menos en sistemas de
modelos (Peakman, 2011).
Sin embargo, en estos últimos años se han buscado nuevas soluciones como la regeneración de las
células beta, pero se necesitan resolver muchos problemas para poder ayudar a pacientes con DM1:
“Alternatively, β cell regeneration has been considered an attractive approach. Studies with non-
autoimmune mice suggest that β cell regeneration can occur via β cell replication, β cell neogenesis from
pancreatic ductal epithelial progenitors or mesenchymal progenitors, as well as transdifferentiation
from acinar cells or a cells” (Wang, y otros, 2012). (05)
Conclusiones
Conclusión
Conocer la etiopatogenia de cada tipo de diabetes mellitus ha permitido crear diferentes soluciones
para la DM, es por ello que los enfermos se acerquen a sus pacientes y que estos tengan los
conocimientos necesarios para poder ayudar a sus pacientes. También es necesario que se apoyen las
investigaciones acerca de la DM para encontrar un tratamiento más satisfactorio para los pacientes (05)
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Anexos