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Martina Casullo
Datos Biográficos
Como bien retrata Horowitz: “Si Theodor Adorno acertaba al señalar algunas
características básicas de la ‘personalidad autoritaria’, uno debería, por extensión, ser
capaz de identificar los rasgos de la personalidad antiautoritaria que Ana Germani
aborda en el libro consagrado a su padre [...] creo que Gino Germani expresó esos
rasgos en diversos aspectos” (2004: 11).
Fenómenos de relevancia que tuvieron lugar en el siglo pasado, la expansión del
comunismo, la depresión económica de 1929, los regímenes totalitarios y la segunda
guerra mundial, se dieron en un contexto en el que las normas, los valores, las
expectativas y los comportamientos tendían a asegurar una mayor diversidad y
diferenciación social pero colocaban al mismo tiempo a los individuos, los grupos y a
los sistemas sociales en conflicto frente a la deseada y buscada uniformidad social[1].
En el prólogo del libro Miedo a la Libertad de Erich Fromm[2], Germani postula que si
bien desde fines de la Edad Media el sujeto había logrado constituirse como entidad
separada y autónoma, había características de la estructura social contemporánea que lo
colocaban en situación de aislamiento y soledad moral. Si el individuo no lograba una
vinculación con el mundo y la sociedad basada en relaciones de reciprocidad y la
expansión plena del yo, quedaba al desamparo y en condiciones de “presa fácil” de
estructuras que por lealtades ciegas y pérdida de libertad le ofrecían protección y
membresía. Como señala Blanco, en este tipo de vínculos Germani veía el origen de una
situación anómica de desintegración social puesto que la sociedad en formación ofrecía
sólo una individuación puramente mecánica que promovía la uniformidad regateando
los recursos indispensables para el desarrollo de una personalidad autónoma.
Escribía en 1935:
Si en el siglo XIX la ignorancia era considerada como el peor enemigo del pueblo,
ahora hay algo peor y eso es la semiinstrucción, la enseñanza parcial y sectorial con
falsos objetivos culturales [...] Hoy el fascismo logra combatir la cultura y la instrucción
con mucha más eficiencia que las autocracias del pasado, y las masas no son más meros
espectadores sino que son los protagonistas y los participantes más importantes de
aquella coreografía impuesta por los fascistas. (Ana Germani, “Prólogo”)
Ciencia y Sociología
En la medida en que consideremos que una decisión autónoma del individuo, fundada
en la razón y en una mayor libertad en relación con las circunstancias determinantes de
tipo sociológico o psicológico, constituye un objetivo valioso, digno de ser perseguido,
por cierto hallamos en la sociología y en las otras disciplinas alguna contestación
utilizable. (Gino Germani, 1958: 265)
Germani creía que una actividad científica objetiva y experimental comprometida con
cierta praxis social alejaría al individuo moderno de la atomización a través de dotarlo
de una nueva moral que le permitiera actuar con libertad. Las ciencias del hombre
podían proporcionar una contestación, según sus palabras, probablemente no en
términos de respuesta clara o definitiva pero sí como una orientación del camino a
seguir y de las características generales de la estructura social más favorable a tal
propósito. También puede proveer los métodos individuales que podrían adoptarse para
lograr la liberación de la potencialidad personal de decisión consciente y racional[3].
se mezclan aquí varios problemas, algunos de los cuales escapan a la ciencia. Veamos
especialmente el problema del libre albedrío [...] La ciencia busca causas,
indudablemente, pero los niveles en que se ponen las dos cuestiones –explicaciones
sobre la base de causas y problemas de la libertad humana– son muy distintos y es
incorrecto mezclarlos. Por otra parte, muchas de las proposiciones científicas son de
carácter probabilística o estadístico y esto sobre todo en la sociología. Por lo tanto, la
actitud explicativa de la sociología no puede utilizarse para sostener sin más alguna
forma de determinismo psicológico. Por otra parte, como ya se indicó, la ciencia trata de
explicar y buscar causas, pero no de justificar”. Podemos explicar o tratar de explicar
por qué fueron asesinados seis millones de judíos en Alemania, pero tal explicación, o
sea el análisis de los mecanismos sociológicos, psicológicos y otros que produjeron ese
hecho, nada dice acerca de la validez moral del hecho mismo.
Integración Intelectual
Creía que la Psicología, como disciplina que indaga los motivos de la acción, era
esencial para intentar dar respuesta con herramientas de análisis nuevas al problema de
la racionalidad de la acción política que el advenimiento de la sociedad de las masas y
que la emergencia del totalitarismo habían tornado problemática.
Como señala su hija Ana, Germani se proponía dar a las ciencias sociales un carácter
sociopsicológico donde la convergencia entre la sociología y la psicología formaba
parte de un proyecto político cultural que buscaba conectar el desarrollo de las ciencias
sociales con un programa de intervención práctica sobre el mundo social. Desde esta
perspectiva, ningún otro intelectual o psicólogo cumplió como él un papel de
importancia en relacionar a las ciencias sociales con el psicoanálisis a través de la
traducción y difusión de dichas escuelas de pensamiento. Fue también uno de los pocos
sociólogos que incorporó de manera sistemática la dimensión psicosocial tanto en las
lecciones universitarias como en su producción teórica.
En este sentido, para Leopoldo Allub, Gino Germani es padre fundador del paradigma
socio-histórico en la Argentina. Desde éste se proponía integrar en un marco unitario los
procesos individuales y sociales, la estática o equilibrio con la dinámica o cambio, la
diacronía con la sincronía (Allub, 1998).
Desde esta perspectiva, su mirada de la sociedad no la hacía con los mismos prismas de
Dukheim ya que consideraba que ésta no podía ser visualizada como un mero agregado
de elementos individuales ni tampoco como una entidad nueva, la sociedad debía
representarse como un sistema de relaciones e interacciones que produce cambios en el
individuo y que, a su vez, modifica el todo valiéndose de las mediaciones culturales.
Asimismo, se diferenciaba del funcionalismo convencional –que enfatiza la noción de
que los diferentes aspectos de la realidad social tienen tendencia a desenvolverse
siguiendo patrones congruentes entre sí– pues afirmaba que cada época histórica tenía
una fuerza específica que crea el cambio fundamental, el cual, a su momento, pone en
movimiento otros cambios (Allub, 1979: 145-147).
Si bien Germani insistía, desde lo que llamó la “sociología científica”, en que las
afirmaciones científicas sobre la realidad deberían ser sometidas a algún tipo de prueba
independiente y objetiva para poder ser consideradas científicas y, esto las asemejaba a
las de las ciencias naturales en tanto búsqueda de leyes de uniformidad –y denota cierto
tinte positivista–, en las ciencias sociales el componente central es la libertad. En su
visión de la causalidad fue enemigo de los sistemas cerrados y un ardiente defensor de
la libertad y el indeterminismo. En la plenitud de su madurez intelectual en la
Universidad de Harvard, se lo ve con mayor nitidez como un exponente de la sociología
del conflicto al que consideraba como un hecho social endémico que debía
institucionalizarse para asegurar la continuidad de las organizaciones sociales (Allub,
1979)[4].
Coincidimos con Alejandro Blanco en que no se puede afirmar que Germani fue
el inventor de la sociología en Argentina ya que ésta tenía una larga tradición desde
principios del siglo pasado cuando su enseñanza fue introducida en las universidades y,
cuando en los años 40 y 50 Ricardo Levene y Alfredo Poviña habían establecido sus
bases organizativas creando el instituto, una revista y formando las primeras
asociaciones profesionales. Sin embargo, sí se puede remarcar que frente a una
producción limitada al examen de las ideas sociológicas, fue Germani quien colocó a la
sociedad en el centro de las inquietudes comprometiendo a la disciplina con cuestiones
que ocuparon el debate público. Tampoco fue el inventor de la investigación empírica
pero fue por su intermedio que ésta adquirió carta de nobleza en la enseñanza
universitaria. Rescatándolo como “ejemplar” de interpretación sociológica de un
fenómeno, Blanco retrata a Germani, a nuestro criterio, de manera única y clara:
una de las características más importantes de las ciencias sociales en América Latina
ha sido su capacidad de reflexionar sobre sí mismas, de explicitar métodos, objetos,
temas, paradigmas, posiciones y escuela. Los trabajos de los años 50 ya apuntaban a la
constitución de estas disciplinas, y es una de las estrategias destacar su quiebre u
oposición a lo que llamaban la “etapa precientífica”, que retratan mostrando las
limitaciones, a la vez que proponiendo los quiebres epistemológicos necesarios, según
los propios tratadistas: Gino Germani, Luis Costa Pinto, Luis Fuentealba e incluso
Rafael Caldera. (2003: 39)
[...] además de ser éste uno de los emprendimientos editoriales más importante en el
campo de las Ciencias Sociales, Germani pone en juego dos operaciones diferentes: Por
un lado, construye una nueva agenda sociológica que gira alrededor del debate sobre la
sociedad de masas y su relación con el totalitarismo y el porvenir de la democracia. Por
otro lado, desplaza la reflexión sociológica de su vocabulario más específico para
inscribirla en el contexto más amplio de las ciencias sociales. (Blanco, 2003: 46)
Modernización, Movilización y Marginalidad
La emergencia, a partir de los años cincuenta de los problemas del Tercer Mundo,
condujo a despertar el interés por el cambio social. La noción de autoritarismo
burocrático, abrazada a la de modernización, le dio a Germani una comprensión
especial, no solamente de Argentina sino del Tercer Mundo como un todo. La
modernización para Germani fue un problema de sistemas políticos, no de atraso
económico.
Para Eduardo Devés Valdés, Gino Germani fue el autor que con mayor fuerza se refirió
a la “sociología de la modernización”, fijando una serie de criterios para definir su
propuesta teórica. Según el autor, la sociología de la modernización de Germani alude
en primer lugar a la transición desde un sistema tradicional a uno moderno, y está
destinada a estudiar estos procesos en los lugares en que se iniciaron con retardo,
cuestión que por su parte se articula con el fenómeno de la dependencia. Germani define
a la modernización a partir de una serie de pautas relativas a la población y tasas vitales,
urbanización, cambio en las estructuras sociales y culturales y marginalidad, entre otras.
Estas pautas no se modificaron de manera idéntica en todas las sociedades, ni
simultáneamente dentro de un mismo sistema. Ello evidentemente tiene que ver con
factores de especificidad histórica, cultural y de interrelación étnica.
Hay nociones bien difundidas de la masa como parte de una vanguardia socialista, no
menos que las definiciones de un proletariado con conciencia de clase. Pero Italia y
Argentina representaban fenómenos de una masa conservadora inspirando a elites
innovadoras. Germani mira a este proceso cuidadosamente, más bien precavidamente,
porque la movilización no simplemente conduce a una teoría del socialismo
revolucionario, sino que en la misma medida ayuda a explicar el fascismo reaccionario.
Ayuda a dar cuenta de mucho del siglo XX: la experiencia política totalitaria en una
variedad de ropajes económicos.
También ha incorporado algunas cosas nuevas que hoy otros usan con ventaja: se trata
de la teoría de los “ciclos de movilización social”. Estos se inician a partir de una
ruptura del estado de integración de los grupos y sectores, dentro de una sociedad dada.
Tales perturbaciones modifican las condiciones de vida tanto de las masas como de las
elites, tornándolas subjetivamente disponibles y objetivamente movilizables, aunque no
siempre bajo formas políticas.
El fenómeno fascista representa según Germani, una de las soluciones posibles a los
conflictos que amenazan un ordenamiento social dado, particularmente agudos en
períodos de gran transformación. Representa la clausura típica de ciclos de movilización
típicos, basada sobre la desmovilización de las clases subalternas.
En los últimos años se preocupaba y se interrogaba con mayor frecuencia sobre el futuro
de las sociedades modernas “secularizadas”. La expansión de la libertad y del proceso
de “individuación”, era una dinámica acumulativa que generaba una creciente
diferenciación institucional, un incremento en el pluralismo de valores y una creciente
aceleración en los cambios. En esta ascendente “secularización” veía una amenaza al
fundamento mismo de la sociedad posindustrial, a su núcleo de valores y normas
aceptadas que H. Lasky llamaba “el acuerdo sobre los fundamentos”. A Germani le
parecía que el principio dinámico de la historia universal procedía velozmente hacia su
destrucción. Lo cual de ningún modo podía alegrarlo
Bibliografía
Allub, Leopoldo. “Biografía y teoría social: el paradigma socio-
histórico de Gino Germani”, Estudios Sociológicos, Septiembre-
Diciembre, 1998. Hemeroteca Digital ANUIES. Asociación
Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior.
México: http://www.anuies.mx
Allub, Leopoldo. “Notas sobre la sociología histórico-comparativa
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et al. Indigenismo, modernización y marginalidad: una revisión
critica. México: Juan Pablos, 1979.
Blanco, Alejandro Los proyectos editoriales de Gino Germani y los
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169, Vol. 43. Abril-Junio 2003.
Blanco, Alejandro. “Ideología, cultura y política: la “Escuela de
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Blanco, Alejandro. “Germani, una larga discusión”, Ñ, Buenos
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Germani, Gino. “Sociología de la Moral. La sociología y el
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Paidós, 1969.
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Sigal, Silvia. “Intelectuales y poder en la década del sesenta”. En
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Vitiello, Antonio. “La sociología de Gino Germani”. En En JR
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sobre estructura social en la Argentina. Buenos Aires: Paidós,
1992.
Notas
[1]
Juan Pérez plantea así el contexto en que a mediados de los años 40 del
siglo pasado se produce un auge de la psicología social y de la necesidad
de dar respuesta a fenómenos que no podían ser explicados por la mera
generalización de factores psicológicos o sociológicos sino por la
interacción entre lo individual y lo social que, tienen a su vez una
autonomía propia que los reproduce tanto como los transforma. Germani
buscará este nivel de análisis e introducirá a la Psicología Social y a otras
disciplinas con las que la Sociología debe trabajar de forma
complementaria para poder explicar los nuevos hechos sociales que
produce la sociedad moderna. (Pérez, Juan. “Psicología Social: relación
entre individuo y sociedad”. En J.M. Morales et al. Psicología Social.
Madrid: Mc Graw Hill. 1994.)
[2]
Editado por Gino Germani en 1947. Buenos Aires, editorial Paidós.
[3]
Como bien señala y analiza Alejandro Blanco, hay aquí una clara
influencia de las ideas de la Escuela de Frankfurt respecto del problema
del predominio de una racionalidad instrumental y de la necesidad de una
ciencia social que apuntara a la transformación de la praxis social de
carácter emancipatorio. La mera racionalidad formal privaba a los
individuos de formas de integración “orgánicas” a la sociedad. Pp. 115-
116.
[4]
Gino Germani, Sociología de la modernización, Buenos Aires: Paidós,
1969.
Martina Casullo
Universidad de Palermo
Actualizado, noviembre 2006
argumentos.fsoc.uba.ar/n05/artículos/resenia.pdf.