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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior

Universidad Latinoamericana y del Caribe

Metodología de la Investigación

Fisioterapia

Utilización de la energía galvánica en los procesos fisioterapéuticos

Autoras:

Dayarling Arcia C.I 18.314.881

Keila Perez C.I 18.167.632

Salim Goncalvez C.I 24.277.410

Profesor:

Hernán Sabas Jiménez Lamberti

Caracas, diciembre de 2019


Corriente galvánica

Ha sido tal el impacto de la corriente que actualmente la podemos ver en un amplio uso
a nivel de la salud. Cameron comenta al respecto:
Actualmente, la estimulación eléctrica tiene un amplio abanico de aplicaciones clínicas
en rehabilitación, como la producción de contracciones musculares, el control del dolor
agudo, crónico y postoperatorio y la promoción de la cicatrización tisular. Las
contracciones musculares generadas eléctricamente pueden aplicarse para fortalecer y
reeducar a los músculos, para evitar la atrofia, la formación de trombosis venosa
profunda (TVP) y el desarrollo de úlceras de presión en pacientes con lesiones
medulares, así como para disminuir los espasmos musculares. (1)

Pero es necesario poder definir lo que es la corriente, y más precisamente la corriente


galvánica. Plaja define la corriente galvánica de la siguiente manera:
Es la corriente más simple utilizada en la medicina. Tiene la misma polaridad y se
mantiene la misma intensidad durante la aplicación. Su efecto principal es la electrolisis
o separación de los iones en una solución liquida. Por definición, la corriente continua o
galvánica es la indicada y la usada tradicionalmente para producir la migración iónica
(2)
Martin define la corriente galvánica y su aplicación como:
Corriente continua o galvánica es aquella cuya dirección es constante y su frecuencia es
de valor a cero. Es de tipo polar, con polos muy bien definidos, y además monofásica,
es decir, la onda posee una sola fase. (3)
Martin también define la aplicación de la corriente galvánica con fines terapéuticos o
galvanización como:
Se denomina galvanización al proceso de aplicación de la corriente galvánica con fines
terapéuticos. En la aplicación de la corriente galvánica se distinguen: la fase de cierre
del circuito, en que la corriente aumenta su intensidad de modo más o menos brusco,
hasta alcanzar la intensidad previamente establecida; la fase o estado estacionaria, de
intensidad constante, y luego la fase de apertura del circuito, al final de la aplicación, en
la que la intensidad de la corriente desciende a cero. En la corriente galvánica, se
establece el flujo de cargas negativas (electrones) desde el electrodo negativo hacia el
positivo. A su vez, debajo de cada electrodo, se produce el efecto fisicoquímico de
atracción y repulsión de cargas. En las aplicaciones médicas, se utiliza un tipo de
corriente que, además de continua, es de intensidad constante. En cuanto a sus
características físicas, la corriente galvánica es de baja tensión (60 a 80 V) y la baja
intensidad, como máxima 200mA. Se le denomina también constante, porque mantiene
su intensidad fija durante el tiempo de aplicación. (3)
Habiendo establecido la definición de la corriente galvánica, es importante entender que
como la corriente galvánica como energía utilizada en la aplicación médica, está
sustentada y regida por principios biofísicos que son importantes conocer, los cuales
son, los efectos electrotérmicos, los efectos electroquímicos, y los efectos electrofísicos.
Martin explica los efectos electrotérmicos como:
El movimiento de partículas cargadas en un medio conductor que opone resistencia al
paso de la corriente, produce microvibración y fuerzas de fricción que generan calor. Es
el tipo de corriente a la que más resistencia se le ofrece por parte de la piel, esta llega a
producir quemaduras debajo del electrodo, si no se maneja adecuadamente la intensidad
de la aplicación. (3)
También los efectos electroquimos son definido por Martin como:
Los efectos electroquímicos están dados por la disociación electrolítica y la
acumulación de iones, bajo cada electrodo. Tradicionalmente, la corriente galvánica
presenta, en su aplicación terapéutica, dos efectos característicos, denominados polares
(los que se producen debajo de los electrodos) e interpolares (los que se producen en el
interior del organismo, en el segmento orgánico situado entre los dos polo). Las
respuestas fisiológicas directas principales, derivadas de la estimulación galvánica, son
los cambios electroquímicos, que tiene lugar en las células y en los tejidos. Debido al
flujo prolongado de la corriente galvánica, la amplitud de corriente debe ser
extremadamente baja, y por consiguiente, el efecto directo se limita a los tejidos
superficiales (piel, fundamentalmente). (3)
Y por último Martin define los efectos electrofísicos de la siguiente manera:
En el organismo existen moléculas cargadas eléctricamente (proteínas y lipoproteínas,
entre otros) que, con el paso de la corriente galvánica, pueden migran hacia uno de los
polos, sin que la corriente produzca cambios en la configuración molecular. La principal
consecuencia de ese movimiento iónico es la excitación de nervios periféricos, donde,
en presencia de una carga adecuada, el sodio y el potasio se mueven a través de la
membrana celular. Estos efectos celulares directos pueden originar muchas respuestas
indirectas distintas, como contracciones de la musculatura lisa o esquelética, activación
de mecanismo analgésicos endógenos y respuestas vasculares. (3)
La corriente galvánica, posee características físicas propias que son las que compones
su acción y función como agente físico médico. Conocer estas características es
fundamental porque el fisioterapeuta debe regularlas para poder realizar las sesiones
eficazmente. Estas características o parámetros propios de la corriente son las ondas,
tiempo, amplitud y frecuencia. Cameron explica las tres tipos de ondas eléctricas:
Las ondas de las corrientes eléctricas pueden ser de tres tipos: corriente directa (CD),
corriente alterna (CA) y corriente pulsada (CP). La CD es un flujo unidireccional
continuo de partículas cargadas. Se emplea sobre todo para la iontoforesis y para
estimular contracciones en músculos denervados. La CA es un flujo bidireccional de
partículas cargadas. Puede usarse para controlar el dolor (p. ej., interferencial,
premodulada) y para la contracción muscular (p. ej., protocolo ruso). La CP es un flujo
interrumpido de partículas cargadas en el que la corriente fluye en una serie de pulsos
separados por períodos en los que no hay corriente. La CP se emplea en numerosas
aplicaciones, como el control del dolor, la cicatrización tisular y la contracción
muscular, y es la onda utilizada más frecuentemente en la estimulación eléctrica. (10)
Cameron define los parámetros dependientes del tiempo como:
La duración del pulso es la cantidad de tiempo que dura cada pulso (el tiempo que
transcurre desde el comienzo de la primera fase de un pulso hasta el final de la última
fase de un pulso). La duración del pulso se expresa en microsegundos (10-6 segundos).
Las duraciones de pulsos más breves suelen usarse para controlar el dolor, mientras que
las más largas se usan para generar contracciones musculares. La duración de la fase es
el tiempo que dura una fase del pulso. Es igual a la duración del pulso con una corriente
pulsada monofásica y es menor que la duración del pulso en una corriente pulsada
bifásica. Cuando el pulso está compuesto de dos fases de la misma duración, la duración
de la fase es la mitad que la duración del pulso. El intervalo intrapulso es la cantidad de
tiempo que transcurre entre los pulsos. (1)

Todos estos parámetros deben tener un método o forma de aplicación, ya que como
energía, la corriente de ser usada de manera incorrecta puede causar efectos adversos al
deseado, y no solo eso, sino que es necesario aplicar la corriente bajos ciertos
parámetros para conseguir los efectos bioquímicos deseados. Por eso existen técnicas y
principios que establecen estos métodos. Marín habla sobre estas técnicas:
Los efectos buscados con la aplicación de la corriente galvánica, son los cambios
bioquímicos que se producen bajo los electrodos. Estos cambios actúan sobre las
disoluciones orgánicas e influyen en el metabolismo tisular. De manera que a la hora de
realizar la aplicación, el área objeto de tratamiento debe estar en contacto directo con, al
menos, uno de los electrodos. Un efecto derivado de la afirmación anterior, es su
capacidad para producir iontoforesis, o sea descomponer sustancias que genera un flujo
o movimiento de iones, desde la sustancia en cuestión, que al interactuar con el tejido
biológico desencadenan determinados efectos. Además de este otro efecto directo, la
corriente galvánica puede ser una gran aliada cuando ¨prepara¨ la piel para otras
aplicaciones electroterapéuticas. De esta manera, se puede decir que la corriente
galvánica ejerce una influencia sensitiva, que se aprovecha cuando la colocación de los
electrodos corresponde con el área que se quiere trabajar, posteriormente, con otro tipo
de corriente y para la cual se necesita disminuir la resistencia de la piel. La corriente
galvánica puede influir en la regeneración de ulceras, ya que produce un estímulo del
metabolismo local. Para esto, la ubicación de electrodos debe ser perilesional, o sea
alrededor de la lesión, pero siempre con el cuidado de colocarlas en áreas donde la piel
esté libre de cualquier lesión. Es muy importante, explicar exhaustivamente, el
tratamiento al paciente, trasmitir confianza y aplicarlo de manera paulatina. Durante la
aplicación de los electrodos, se debe procurar que estén suficientemente humedecidos,
luego de estar fijos, para mejorar la conductividad de la corriente y evitar sensaciones
desagradables. Según la técnica electrodica, para la corriente galvánica se pueden
colocar los electrodos de manera coplanar, y también pueden ser ubicados de manera
transregional. (3)
Estos parámetros aplicados en forma correcta y precisa son los responsables de que la
corriente produzca un efecto clínico positivo, sin lesiones. Estos efectos van desde el
estímulo sensorial hasta el fortalecimiento del tejido muscular. Es indispensable que el
fisioterapeuta domine los principios ya expuestos a la hora de la aplicación de la
corriente galvánica, y de igual forma, es fundamental que conozca los efectos que dicha
corriente ocasiona en el paciente para perseguir tal fin. Cameron explica el efecto o la
estimulación de los potenciales de acción de nervios:
En la mayoría de las aplicaciones, las corrientes eléctricas ejercen sus efectos
fisiológicos despolarizando las membranas nerviosas, produciendo de este modo
potenciales de acción, la unidad de mensaje del sistema nervioso. Las corrientes
eléctricas de amplitud suficiente y que duran el tiempo suficiente provocarán un cambio
de tal magnitud en el potencial de membrana que generará un potencial de acción. Una
vez que el potencial de acción se propaga a lo largo del axón, el cuerpo humano
responde a él de la misma forma que a los potenciales de acción que se inician por
estímulos fisiológicos. (1)
También la corriente galvánica produce un efecto tisular y analgésico. Martin lo
describe como:
La acción vasomotora que tiene lugar en la zona interpolar condiciona un efecto trófico,
al mejorar la nutrición histica, y un efecto analgésico y antiinflamatorio, al aumentar la
reabsorción de metabolitos y disminuir el edema (3)
Y también la galvanización tiene efectos iónicos. Cameron dice:
La mayor parte de las corrientes eléctricas que se utilizan con fines terapéuticos
presentan ondas bifásicas equilibradas que no dejan carga en el tejido y, por tanto, no
tienen efectos iónicos. Por el contrario, las CD, las corrientes monofásicas pulsadas y
las ondas bifásicas desequilibradas, que se utilizan ocasionalmente para la estimulación
eléctrica, dejan una carga neta en el tejido. Esta carga puede producir efectos iónicos. El
electrodo negativo (cátodo) atrae a los iones cargados positivamente y repele a los iones
cargados negativamente, mientras que el electrodo positivo (ánodo) atrae a los iones
cargados negativamente y repele a los iones cargados positivamente. Estos efectos
iónicos pueden ser aprovechados desde el punto de vista terapéutico. Por ejemplo, las
CD se pueden utilizar para repeler moléculas farmacológicas ionizadas y, por tanto,
pueden proporcionar una fuerza que aumente la penetración transdérmica de los
fármacos. Esta aplicación de la electroterapia se conoce como iontoforesis. Los efectos
iónicos de la electricidad también se utilizan para el tratamiento de cuadros
inflamatorios, para facilitar la cicatrización de tejidos y para reducir la formación de
edema. (1)
Cabe destacar que la corriente galvánica también produce una despolarización muscular
directa. Cameron lo explicad e la siguiente manera:
Los músculos denervados no se contraen en respuesta a los pulsos de electricidad que
desencadenan contracciones en los músculos inervados. Los músculos inervados se
contraen en respuesta a la estimulación eléctrica cuando un potencial de acción
estimulado alcanza el músculo a través del nervio motor que lo inerva. Esto se conoce
como estimulación eléctrica neuromuscular (EENM) y se comenta más detalladamente
en el capítulo 12. Los músculos denervados se contraen cuando la corriente eléctrica
causa directamente la despolarización de las células musculares. Para esto se necesitan
pulsos de electricidad que duren 10 ms o más, y se conoce como estimulación muscular
eléctrica (EME) o estimulación del músculo denervado. (1)

Estos efectos producidos por la galvanización, hacen que la corriente galvánica sea muy
bien recibida para fines terapéuticos, pero es necesario comprender y conocer que
también existen indicaciones y contra indicaciones a la hora de utilizar la corriente
galvánica.

Martin detalla las indicaciones:


- Posibilidad de ser una terapia previa a otras técnicas de electroterapia, por su
capacidad de elevar la excitabilidad neuromuscular. De esta manera se
necesitara menor intensidad en la otras corrientes para logara los objetivos
propuestos.
- Puede ofrecer un efecto sedante general a través de la galvanización descendente
y el baño galvánico.
- Es útil en la activación de la cicatrización de ulceras poco irrigadas. En este
sentido, es superada por otros tipos de agentes físicos, incluso por otras técnicas
de electroterapia, como la microcorriente, que tiene menos efectos adversos que
la galvánica.
- Ofrece un efecto analgésico fundamentalmente limitada al dolor de tipo
bioquímico y localizado. Además, puede tener un efecto antiinflamatorio
también limitado a procesos localizados. Se debe tener en cuenta que en ambos
casos, su eficacia puede ser igualada o superada por otros medios
fisioterapéuticos, con menores riesgos de efectos adversos. (3)

Martin también expone las contraindicaciones:


- La presencia de implantes metálicos en el área de tratamiento o el área que está
expuesta al contacto directo con los electrodos.
- Pacientes en estado de embarazo.
- Lesiones cutáneas que debilitan, alteran la sensibilidad y la circulación de la
piel, por lo que esta queda desprovista de los mecanismo de defensa naturales
para el paso de la corriente eléctrica, y la predispone a posibles quemaduras
- No se deben hacer aplicaciones de corriente directa en el tren superior o el tórax,
en pacientes con marcapasos.
- Pacientes cuyo estado mental no les permite cooperar con la metodología del
tratamiento. (3)

Pero, a pesar de los beneficios que puede generar la galvanización, también puede
producir efectos adversos. Cameron opina al respecto:

Las corrientes eléctricas pueden provocar quemaduras. Este efecto se ve más


frecuentemente con la aplicación de CD o CA (incluyendo la corriente interferencial).
La CD y la CA están siempre en posición de encendido, a diferencia de las corrientes
pulsadas, lo que resulta en una liberación total de carga elevada y una gran impedancia
de la piel. Además, los efectos químicos producidos bajo los electrodos de CD pueden
ser cáusticos. Si no existe un medio de conducción suficiente en un electrodo, como
puede ocurrir con el empleo repetido de electrodos autoadhesivos o con electrodos no
adhesivos colocados incorrectamente, también aumenta el riesgo de quemaduras por el
aumento de densidad de corriente en las zonas donde la conducción sí es la adecuada. El
riesgo de quemaduras se puede reducir utilizando electrodos de al menos 5 × 5 cm, y
preferiblemente de 5 × 10 cm, para corrientes interferenciales y electrodos que se
adhieran bien a la piel. La zona de la piel en la que se colocan los electrodos de
estimulación eléctrica puede irritarse o inflamarse porque el paciente sea alérgico a la
superficie de contacto del electrodo, como el adhesivo, el gel o la gomaespuma. Si esto
ocurre, se puede intentar con otro tipo de electrodo. A algunos pacientes les resulta
dolorosa la estimulación eléctrica. En estos casos puede mejorarse la tolerancia
aumentando la amplitud de corriente lentamente durante un período más largo o usando
electrodos más grandes. En pacientes que encuentran dolorosas todas las formas de
estimulación eléctrica se deben utilizar otros enfoques terapéuticos. (1).
Con todo lo expuesto podemos ver el desarrollo, principios, aplicación y efectos de la
corriente galvánica y la galvanización, pero es pertinente citar a Plaja acerca de su uso
en la actualidad:
La simple galvanización como tratamiento analgésico en el polo positivo, está
prácticamente abandonada y ampliamente superada por al electroestimulación con
pulsos o frecuencia media, pero no se puede descartar un mínimo efecto
complementario durante a iontoforesis o en la terapia con pulsos monofásicos, tanto en
el polo positivo por bloqueo como el negativo por modulación.
Tiene un débil efecto analgésico por hiperpolarización de las fibras nerviosas,
aumentando el umbral de excitación y bloqueando la transmisión del dolor bajo el polo
positivo. (2)
Referencias Bibliográficas

Cameron. M. Agentes físicos en la rehabilitación. Barcelona. España: Elsevier; 2014


Plaja. J. Analgesia por medios físicos. Madrid. España: McGraw-Hill interamericana;
2003
Martin. J. Agentes físicos terapéuticos. La Habana. Cuba; Ciencias Medicas; 2008

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