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Rojas Pinilla se disponía a viajar a los Estados Unidos de América para realizar
una representación diplomática ante las Naciones Unidas hecho que alerto a los
subalternos pues ante los supuestos rumores que se conocían en esa época este
viaje lo dejaría totalmente fuera de la contienda presidencial para asumir el poder.
El general Rojas deja sus planes a un lado y promueve un encuentro con el
también postulado Roberto Urdaneta arbelaez quien ejercía el cargo al ascenso de
Rojas Pinilla e incluso trato de convencerlo para que siguiera con el cargo, hecho
que rechazo Urdaneta Arbeláez ante la catastrófica situación política y social que
se vivió en ese momento. Una vez al mando la suerte de Colombia quedaría en
manos de Rojas Pinilla, con la supuesta encomienda de que terminaría con la
violencia, prometiendo así la paz, la justicia, esto lo expresa con una frase que es
No más sangre, no más degradaciones en nombre de ningún partido Político, Paz,
Justicia, Libertad.
Sin embargo en los hechos Gustavo Rojas Pinilla ingeniero con formación militar
de alto rango quien viviría sus mejores momentos en el gobierno de Gómez y fue
legitimado el 15 de junio de 1953 encabezaría uno de los capítulos más dolorosos
y trágicos de la historia de nuestro país.
Con el apoyo de los expresidentes conservadores Mariano Ospina Pérez y
Roberto Urdaneta Arbeláez y de los políticos Gilberto Álzate Avendaño llega al
poder. Este a su vez llega con la proclama de dar amnistía a los guerrilleros, que
entregarían las armas, confiando en el nuevo presidente.
Este a su vez fue reelegido hasta 1958 quien ganaría popularidad ante la
preocupación por las clases más bajas ante la creación de la Secretaría Nacional
de Asistencia Social y Protección Infantil. Sin embargo ante la matanza estudiantil
que ordenaría Rojas Pinilla, la censura a los medios de comunicación, la
malversación de fondos y corrupción del Banco Nacional restarían adeptos al
movimiento y lo convertirían en un nuevo enemigo de la población, la aparente
revelación de perpetuarse en el poder le traería enemigos que defendían los
procesos civiles y democráticos. En segundo lugar, las aspiraciones partidistas de
suceder al régimen militar creaban una contradicción adicional entre las dos
colectividades: los conservadores, sabiéndose minoría, buscaban un acomodo
para heredar el poder, mientras que los liberales intentaban reconstruir los
procedimientos electorales para hacer valer sus mayorías. Además, las pugnas
internas entre los partidos eran tan intensas como entre los partidos entre sí,
especialmente en el conservatismo, ya que para los laureanistas la colaboración
del sector ospinista con la dictadura equivalía a una traición.