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Pompeya
Pompeya
Fue enterrada por la violenta erupción del Vesubio el 24 de agosto del año 79,
aunque hay pruebas que indican que pudo haber ocurrido más tarde en otoño o
invierno.1 A partir de los trabajos arqueológicos realizados en 2018, esta pudo
ocurrir el 24 de octubre.2 Muchos de sus habitantes fallecieron debido al flujo
piroclástico. En sus proximidades se levanta la moderna y actual ciudad de
Pompeya.7
Toponimia
El origen del topónimo de Pompeya es incierto. Como posible etimología se halla la
que cuenta Solino,3 recogida en Baltasar Manteli:4
Historia
Últimos días de Pompeya, obra realizada por Karl Briulov entre 1830 y 1833. Óleo
sobre tela de 456,5 x 651 cm, exhibido en el Museo Estatal Ruso de San Petersburgo,
Rusia.
Las tablillas de madera o cera mostradas aquí eran de uso común como equivalente
barato y desechable del papiro.
Orígenes
Los orígenes de Pompeya son discutidos. Los restos más antiguos hallados en la
ciudad son del siglo IX a. C., aunque estos son de tal naturaleza que no demuestra
que ya existiera un asentamiento allí.7 Como quiera que fuese, la mayoría de los
expertos está de acuerdo en que la ciudad debía de existir ya en el siglo VI a. C.
con las dimensiones que tenía en época histórica 8 y estar ocupada por los oscos,
uno de los pueblos de la Italia central, según confirma Estrabón en su Geografía.9
Dominio griego
Calle pavimentada
Los bien conservados frescos de Pompeya son una muestra excelente de la cultura de
la ciudad.
En el 80 a. C. se produce un cambio importante cuando Lucio Cornelio Sila funda en
Pompeya la Colonia Cornelia Veneria Pompeiorum, que conllevó una importante pérdida
del equilibrio local, que, sin embargo, se solucionó en dos o tres décadas.
La cámara municipal de los quattuoviri se sustituyó por otra de solo dos duoviri
que convocaban y presidían las asambleas (que elegían los magistrados) y el consejo
ciudadano (ordo decurionum), compuesto por cien de los magistrados anteriores. El
duumvir más importante, llamado duumnvir iuri dicundo, era el responsable de la
administración de justicia. El otro, llamado duumvir viis aedibus sacris publicis
procurandis, cuidaba de las calles, los edificios públicos y religiosos, los
mercados y el orden público. Desde el siglo VIII a. C. habían existido colonias
griegas en la región, destacando la importante ciudad de Cumas, al otro lado del
golfo de Nápoles. Los etruscos se establecieron en la región alrededor del siglo
VII a. C. y durante más de ciento cincuenta años rivalizaron con los griegos por el
control de la zona. Se desconoce, sin embargo, la influencia real de estos pueblos
en el origen y desarrollo posterior de la ciudad, ya que los datos arqueológicos no
son concluyentes.5
Dominio samnita
A finales del siglo V a. C. los samnitas, otro pueblo de lengua osca, invadieron y
conquistaron toda la Campania. En este momento histórico hay una disminución
drástica de la cantidad de materiales hallados en la ciudad, lo que induce a
algunos arqueólogos a pensar que la ciudad pudo ser abandonada temporalmente. Si
estuvo abandonada, lo fue brevemente porque en el siglo IV a. C. la ciudad formaba
parte de la llamada confederación samnita y servía de puerto a las poblaciones
situadas río arriba.6
Romanización
Pompeya participó en la guerra que las ciudades de la Campania iniciaron contra
Roma, pero en el año 89 a. C. fue asediada por Lucio Cornelio Sila. Aunque las
tropas de los aliados, comandadas por Lucio Cluencio, ayudaron en la resistencia a
los romanos, Pompeya se vio obligada a aceptar la rendición en el año 80 a. C. tras
la conquista de Nola. Después de este episodio, Sila estableció una colonia con el
nombre de Colonia Cornelia Veneria Pompeianorum. Los habitantes recibieron poco
después la ciudadanía romana, pero se les privó de una parte de su territorio.11
Tras la conquista de la ciudad por parte de las tropas romanas, parece que Pompeya
se convirtió en municipium. En la práctica esto significaba que los habitantes de
la ciudad, como los de todos los municipios, asumieron la ciudadanía romana en lo
tocante a sus obligaciones ciudadanas (fiscales, militares, etc.) pero no en cuanto
a los derechos de los ciudadanos. En esencia, los habitantes del municipio
perdieron su libertad política. Lo que Roma les dio fue una autonomía
administrativa local, en este caso a cargo de un consejo de cuatro magistrados
(quattuoviri), al lado del que había un cuestor (quaestor). Igual que a todos los
municipios, a Pompeya se le dio la oportunidad de ejercer su propia jurisdicción.
En el año 62,b un fuerte terremoto dañó seriamente la ciudad.14 Según Tácito, «fue
en gran parte destruida por un terremoto».15 En el periodo subsiguiente se
emprendieron trabajos de restauración que todavía no habían concluido cuando el
Vesubio entró en erupción. Había templos y lugares públicos en ruinas y varias
cuadrillas de obreros reparando desperfectos en casas privadas. Esta situación pudo
deberse a que el terremoto del año 62 dejó, en efecto, la ciudad casi destruida o a
los trabajos de reparación de los desperfectos debidos a los pequeños seísmos
previos a la erupción.16 Varios edificios conservan placas en honor a los ricos
ciudadanos que ofrecieron su propio dinero para repararlos.
Descubrimiento
Debido a las gruesas capas de ceniza cubrieron las dos ciudades situadas en la base
de la montaña, y sus nombres y localizaciones exactas acabaron olvidados en la
memoria colectiva de las nuevas generaciones. Herculano fue redescubierta en 1738
casualmente, y Pompeya diez años después, en 1748 igualmente de manera casual.
Herculano está parcialmente enterrada entre 15 y 18 m de profundidad en un manto de
ceniza y material piroclástico y solo se ha descubierto un 4% de la urbe, mientras
que Pompeya estaba bajo una capa de ceniza de 6-7 m de profundidad promedio.
Después del cataclismo, se intentó ubicar las ciudades sin mucho éxito, pero
paulatinamente fueron cayendo en el olvido de los siglos hasta 1550.
Desde entonces, ambas villas fueron excavadas con criterios cada vez más
científicos y no ya como meros cofres de tesoros, revelando numerosos edificios
intactos, así como pinturas murales. El foro, los baños, muchas casas y algunas
villas permanecieron en un sorprendente buen estado de conservación. A poca
distancia de la ciudad se descubrió un albergue de 1000 m² que hoy en día se conoce
como "Gran Hotel Murecino".
Las ruinas fueron objeto de varias campañas de bombardeo por parte de los Aliados
en 1943, que destruyeron buena parte del Teatro Grande y del Foro, así como algunas
casas, que fueron convenientemente restauradas una vez finalizada la Segunda Guerra
Mundial.20
En 1860, el arqueólogo italiano Giuseppe Fiorelli sugirió rellenar estos huecos con
yeso, obteniendo así moldes que mostraban con gran precisión el último momento de
la vida de los ciudadanos que no pudieron escapar a la erupción. En algunos de
ellos la expresión de terror es claramente visible. Otros se afanan en tapar su
boca o la de sus seres queridos con pañuelos o vestidos tratando de no inhalar los
gases tóxicos, y alguno se aferra con fuerza a sus joyas y ahorros. Tampoco falta
quien prefirió ahorrarse el tormento quitándose la vida, conservándose su cuerpo
junto a pequeñas botellas que contenían veneno. Los perros guardianes siguen
encadenados a las paredes de las casas de sus amos, al igual que los gladiadores
del anfiteatro, en este último caso, acompañados de una misteriosa mujer cargada
con todas sus joyas de gala.