Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
GENERALIDADES DE LA ÉTICA.
En segundo lugar serán tratados el objeto material y formal de la ética, es decir, la región de la
realidad sobre la cual ella dirige su atención (las acciones humanas) y el punto de vista particular
desde el cual se aproxima a su objeto material (la moralidad).
Luego será tratada la experiencia moral, punto de partida de la reflexión ética. Y finalmente será
tratado el método de composición, propio de la ética.
OBJETIVOS
- Definir la ética a partir de su objeto material (acciones humanas) y su objeto formal (moralidad).
- Entender la importancia de la experiencia ética concreta o moral vivida para la Ética Filosófica.
- Tener un primer contacto con el método de la composición utilizado por la Ética Filosófica en sus
dos momentos: intelectual (sindéresis) y de experiencia (inducción filosófica).
1En este primer capítulo tratamos las palabras acto y acción como sinónimos. Acto o acción
humana significan los mismo.
1Los actos humanos pueden identificarse con todo lo que el hombre hace por iniciativa propia. Los
actos humanos son lo que le pasa al hombre, por ejemplo, cuando un hombre se enferma o se
desmaya.
1.2.1.1. Poiésis
Ejemplo:
1.2.1.2. Praxis
Con este principio busca reafirmarse que la ética, por ser una
consideración más esencial de la actividad humana (consideración del
hombre en cuanto hombre), le indica a la técnica sus propios límites. En
otras palabras, sin la consideración ética, la técnica no conoce sus
propios límites, se vuelve ciega, corriendo el peligro de atentar contra la
dignidad de la persona humana, a la cual siempre debería servir y
proteger.
Ejemplo:
1.5. Método
Como toda ciencia, la ética tiene como punto de partida algunos axiomas
o verdades evidentes e indemostrables. La sindéresis es el hábito
natural, es decir, intrínseco y propio de toda persona humana, que nos
permite conocer verdades tales como: el bien debe ser practicado y el
mal evitado o que es bueno respetar a los propios padres o que las leyes
justas deben ser cumplidas. Tales verdades no pueden ser demostradas,
sino que son un punto de partida. Nadie en su sano juicio negará que
estas afirmaciones sean verdaderas.
Luego se procederá a tratar el tema del valor -entendido como dimensión subjetiva del ser y del
bien- referente del juicio ético.
Finalmente, se considerará el obrar humano como materia del juicio ético, analizándolo en sus
elementos constitutivos: el objeto moral, la intención y las circunstancias.
OBJETIVOS
- Tomar contacto con el universo de los valores y su importancia como referente del juicio ético.
- Conocer y aplicar los criterios que la Ética aporta para realizar un juicio de valor sobre las
acciones humanas.
1El hombre, como podría pretender una postura materialista, no es un animal de la especie más
perfecta, la especie animal superior. En ese caso, afirmar que el hombre es persona constituiría un
uso abusivo del término persona.
Por ejemplo, al observar el mundo de los seres inertes, vemos que son
seres. Pero es indubitable que su quantum o intensidad de ser es débil.
Esto se constata a través de sus carencias: vida, sensibilidad. Su ser
pobre se manifiesta en el hecho de su individuación ser tan débil, que
fácilmente se modifica. Por ejemplo, un anillo de metal puede ser fundido
y transformado en objetos diferentes, permaneciendo el mismo substrato
material. La transformabilidad de los seres inertes indica una
individuación débil, por la cual están sometidos a un constante proceso
de cambio. El ser inerte es sobretodo pasivo, objeto, incapaz de
cualquier dominio y siempre dominado por las leyes naturales a las
cuales está sometido.
En contraste con esta visión del ser humano como persona, intimidad
abierta, ser-en-relación, podemos percibir lo limitado de la concepción
liberal primitiva del hombre, como individuo absoluto, asocial en estado
natural. En esta concepción no se habla del hombre como persona, sino
como individuo, encerrado en sus propias dimensiones, en quien no cabe
la sociabilidad como apertura ontológica.
Estar dotado de libertad significa que las propias acciones no son dadas,
producto de fuerzas o impulsos exteriores o inherentes al propio ser que
lo dominan, sino fruto de una decisión, originales de la persona, fruto del
dominio que la persona tiene sobre su propio ser. La libertad así
entendida tiene su fundamento en el hecho de la persona ser
enteramente otra (trascendencia ontológica).
Afirmar la libertad fundamental de la persona implica afirmar un espacio o
esfera de autodominio que es uno de sus constituyentes esenciales.
Dicho espacio o esfera es en la persona humana limitada y finita, debido
a que ella posee o domina su propio ser por participación. Esta situación
es diferente para el Ser subsistente (Dios), cuya esfera de autodominio
es, por definición, ilimitada e infinita.
Sin embargo, por ser la persona humana una unidad, para la disposición
y actividad moral también contribuyen las facultades vegetativa y
sensitiva. La emotividad y la sensualidad juegan un papel importante en
la vida moral, debido a estar íntimamente relacionadas con las potencias
racionales.
Ejemplo:
1 En el primer capítulo fueron usadas indistintamente las palabras acción y acto. La ética se ocupa
de los actos humanos, como aquellos que tienen en la voluntad de la persona humana su principio
motor. Al hablar de actos o acciones humanas era abarcada toda la actividad voluntaria. Ahora
serán diferenciados, dentro del universo de la actividad voluntaria, dos grandes regiones: actividad
inmanente (actos elícitos) y actividad trascendente (actos imperados). La actividad trascendente se
divide en actividad transitoria (actos puntuales) y acciones propiamente. Seguimos aquí el
pensamiento de Von Hildebrand (1962), quien considera la acción como una actividad por la cual
una serie de actos es realizada de propósito, realizando un cambio objetivo del mundo, un nuevo
estado de hecho cuya realización es pretendida por la voluntad. La acción humana, en sentido
pleno, involucra el uso inteligente y consciente de todos los medios necesarios para la realización
de la meta pretendida.
Ejemplo:
Ejemplo:
Figura 2.5: Cartel publicitario de "Shooting dogs".
Enlace web: http://www.labutaca.net/films/39/shootingdogs-cartel.htm
Todas las cosas poseen en sí mismas, por el simple hecho de existir, una
bondad ontológica. Por eso los metafísicos afirman que el ser y el bien
son conversibles. La simple existencia de algo ya implica un bien
intrínseco. Esta bondad ontológica es fundamento de la llamada bondad
psicológica que, al ser poseída por algo, ejerce sobre la sensibilidad
humana, y consecuentemente sobre la voluntad, (que sufre su influjo), un
poder de atracción que puede llegar a ser de gran intensidad.
Sin lo que arriba llamamos razón de bien y que tiene como fundamento
último la bondad ontológica, la voluntad humana simplemente no se
movería. La obtención de aquello que la inteligencia identifica como un
bien para la persona se vuelve así fin de la acción. Fin en el sentido de
que la persona no descansará hasta llegar a poseerlo. Por eso se afirma
en ética que toda acción humana es estructuralmente finalizada, en el
sentido de que siempre implica un movimiento hacia un fin.
Dicho fin puede ser próximo, intermedio o último. Próximo es lo que se
busca apenas como un medio para alcanzar alguna otra cosa. No es
buscado en absoluto por sí mismo. Por ejemplo, tomar un colectivo es
algo que se hace para llegar al trabajo o a la universidad. Muy pocos lo
hacen por el simple gusto de pasear por la ciudad, principalmente en
horas pico, en que hay tránsito y mucha gente yendo de un lugar a otro.
Si no fuera por el deseo de llegar al trabajo o a la universidad,
probablemente el colectivo andaría vacío.
En tercer lugar, está el fin último. Este fin último es aquel querido apenas
por sí mismo y nunca como un medio para alcanzar otra cosa. Es la
felicidad. Es un tema que será tratado más adelante con mayor
profundidad. Este fin último o felicidad es también el bien mayor para la
persona humana. Para una corriente importante de la Ética (el
eudemonismo), la felicidad se identifica con la vida virtuosa.
Ejemplo:
Ejemplo:
Otro ejemplo:
Ejemplo:
Ejemplo:
Otro ejemplo:
La metafísica permite reconocer que todas las cosas que existen, por el
simple hecho de existir, poseen una bondad ontológica. De igual modo,
se puede afirmar que todas las cosas y acciones poseen un valor
intrínseco.
Según esto, el valor podría definirse como aquella cualidad óntica que
me descubre el sentido y la entraña significativa del ser, es decir, su
importancia objetiva.
Entre los caracteres que acompañan a los valores, una primera nota es
que ellos se ordenan jerárquicamente, con solución de continuidad entre
las diversas familias de valores. Los valores morales, los intelectuales,
por ejemplo, son dominios de valor irreductibles. Dicha irreductibilidad no
los coloca en plano horizontal con igualdad de derechos, sino que su
dignidad intrínseca los coloca en un escalafón más o menos elevado,
que es la fuente de toda moralidad. Los valores morales son superiores a
los intelectuales, y éstos superiores a los estéticos.
Ejemplo:
Los valores morales son los propios del hombre en cuanto hombre y por
tanto lo perfeccionan integralmente. Estrictamente hablando, apenas
podemos llamar bueno o malo al hombre y a los valores cuya realización
contribuye a su bondad o maldad. El hecho que un hombre sea artista o
técnico representa un valor objetivo, indiferente desde el punto de vista
moral. Se puede ser plenamente humano sin ser artista o técnico. Sin
embargo, que tanto el artista como el técnico (y los que se dedican al
resto de oficios), alcanzan su plena realización en el trabajo, eso sí
constituye un valor moral. Al considerar los valores morales nos
ubicamos en la perspectiva de la dimensión subjetiva de la acción
humana. Estrechamente ligada a la dimensión objetiva (que focaliza el
resultado externo de la acción), la dimensión subjetiva profundiza en sus
consecuencias internas, es decir en cómo ellas afectan, desde el punto
de vista moral, al agente de la acción.