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FACULTAD DE DERECHO
EL CONTRATO DE MANDATO
AUXILIAR DE INVESTIGACION
LUZ MARITZA ROJAS BENAVIDES
CC.52826129
ID:283423
BOGOTA 2015
INFORME FINAL
I- Procesos de planeación
PROCESO DE PLANEACIÓN
I. PROCESO DE PLANEACIÓN:
convocatoria realizada por la Dra. Claudia Patricia Salcedo, en el primer semestre del
2014, debido a que para la época presenciaba la cátedra de contratos; fue allí donde se dio
Teniendo esto claro, la Dra. Claudia patricia salcedo, en compañía de la Catalina Franco,
trabajan muy de la mano con el grupo investigador el cual la cuales muy cordial y
investigación.
Con la Dra. Claudia patricia Salcedo, y la Doctora Catalina Franco se realizaron distintas
proyecto “El contrato de Mandato”, el cual fue asignado uniformemente a cada estudiante
diferentes encuentros, destinados a la pedagogía y a las etapas del proceso, como las
1. Recolección de información.
conste del material previamente analizado, asignando como codirector del proyecto a la
Dra, Catalina Franco, la cual muy amable y oportunamente hace las diferentes y
respectivas correcciones, señalando las distintas fechas para la entrega de las mismas.
PROCESO DE INVESTIGACIÓN
II. PROCESO DE INVESTIGACIÓN:
inicia a través de unos parámetros estipulados por el director del proyecto de investigación, el
cual solicita a cada estudiante todo un compendio o acervo bibliográfico que conste de un
máximo de 50 Bibliografías, las cuales por supuesto deberán ir relacionadas con el tema eje del
Al solicitar dicho acervo bibliográfico, se les encomienda a los investigadores la tarea de asistir a
También para mayor comodidad y acceso a mas información, se asiste a diversas tutorías en la
Seguido de ello a cada estudiante le es asignado un usuario y con su respectiva contraseña, para
que desde cualquier tipo de conexión a Internet, logre satisfacer sus necesidades educativas, y
Gracias a esta plataforma brindada por la Universidad Cooperativa, se logra recolectar todo el
material bibliográfico requerido y se hace entrega del mismo a la respectiva directora del
proyecto, para proceder con la segunda etapa dentro del proceso investigativo.
II.II. SEGUNDA ETAPA: ANALISIS DE LA INFORMACIÓN Y ARTICULO: Posterior a
la búsqueda de cada una de las citas bibliográficas, debimos analizar cada una de ellas con el fin
Se toma cada ítem bibliográfico y se extrae de la manera más exhaustiva, los apartes de mayor
Así pues el estudiante se ubica en un campo serio y de más trascendencia para la investigación,
pues de este análisis de información saldrán las bases para construir el artículo de índole
investigativo, el cual le dará fin a la investigación, aportando distintos conceptos para crear
Ya obtenidas las bases suficientes para crear y plasmar una idea, cada estudiante perteneciente al
grupo investigativo, procede a plantear un problema jurídico en forma de pregunta y así dar
En esta etapa, el Dra. Claudia Salcedo, establece un codirector para que este tenga plena facultad
investigativo.
Como codirector es nombrada la Dra. Catalina Franco, la cual de manera oportuna realiza las
Es así como la Dra., encuentra que el artículo se encuentra listo, y procede a emitir el
correspondiente aval, para que el proyecto, siga su rumbo investigativo y el estudiante logre sus
El término mandato (mandatum) deriva de mandare, de manum dare, que significa literalmente
confiar una cosa a otro, y más ampliamente dar un encargo o una orden a otro. Manum
dare alude a la fidelidad amistosa que entraña el "dar la mano", en el sentido figurado de
transmitir el propio poder como prolongación de su personalidad jurídica; manum dare, de
donde deriva el nombre de nuestro mandato, no significa otra cosa que entregar nuestra
confianza a otro, ya que según la leyenda, la diosa Fides habitaba en el cuenco de la mano.
En la historia el contrato de mandato, ha tenido varios cambios, para poder sobrevivir hasta
nuestra época. El mandato tuvo que adaptarse a las circunstancias que le exigían, factores
como la misma evolución del pensamiento humano, y al desarrollo económico y social.
En el Derecho Romano primitivo, se exigía que una persona para poderse obligarse con otro
necesitaba, la plena capacidad, es decir solo las personas capaces podían obligarse
recíprocamente, y solo podían contraer obligaciones por sí y para sí mismas, no podía un
tercero contraer una obligan en nombre de otra persona.
Esto acto simbólico dio origen el nombre de mandato, manum- dare o manu-data, que significa
testimonio de fidelidad prometida por el mandatario al mandante
Definiciones de Mandato
El mandato es un contrato por el cual una persona, da encargo a otra persona, que
acepta, de realizar gratuitamente un acto determinado o un conjunto de operaciones1.
AUTOR TEMA RESUMEN PÁGINA NÚMERO
REFERENCIA CONSECUTIVO
El mandato es un contrato por el que el mandatario se obliga a ejecutar por cuenta del
mandate los actos jurídicos que este le encarga2
Por el contrato de mandato se obliga una persona a prestar algún servicio o a hacer
alguna cosa, por cuenta o encargo de otra3.
El mandato es un contrato en que una persona confía la gestión de uno o más negocios
a otra, que se hace cargo de ellos por cuenta y riesgo de la primera4.
El objeto del mandato es la actividad o encargo que el mandatario debe realizar. Era de muy
diversa naturaleza y podía consistir en llevar a cabo un negocio jurídico, como una compra o
una venta, o realizar cualquier otra actividad, como cuidar una finca. A este respecto conviene
puntualizar lo siguiente:
Según Gayo, el mandato se puede conferir tanto en interés del mandante como de un
tercero, o en interés del mandante o tercero conjuntamente, o incluso en interés del
mandante y mandatario a la vez. Sin embargo, si se dispersa el mandato única y
exclusivamente en interés del mandatario, es más bien un consejo que mandato y de él
no nace obligación alguna para el mandatario, porque nadie se obliga por un consejo,
concluye el jurista: así si yo encargo a un tercero que invierta su dinero en la compra de
inmuebles antes que prestarlo a interés.
Las obligaciones del mandatario, sancionadas por la Actio Mandati Directa, eran las siguientes
entre los romanos:
Como el Derecho Romano clásico estaba dominado por la teoría de la "no representación", se
debe concluir lógicamente que las operaciones llevadas a cabo por el mandatario se radicaban
en su cabeza y no en la del mandante; consecuencialmente debía hacer traspasos de
propiedades, de créditos, etc.
Elementos
Los elementos personales son el mandante, es decir, la persona que encarga a otra
una gestión, y el mandatario o persona que se compromete a realizar la gestión.
El elemento real de mandato es la gestión o encargo que hay que ejecutar. esta gestión
puede tener un contenido muy variado: realizar un negocio jurídico, tal como una
compraventa o una gestión material, como pueda ser cuidar de una finca. Ahora bien,
la actividad de desarrollo ha de ser lícita.
La gestión que se realice debe ser en interés del mandante o de un tercero. Si la
gestión se ha de realizar en beneficio del propio mandatario no reviste carácter jurídico,
pues se interpreta como un simple consejo. Cabe, no obstante, que la gestión sea en
interés conjunto del mandante y mandatario.
Renuncia del mandatario (renunciatio), siempre que lo haga por justa causa, en tiempo
oportuno y sin perjudicar al mandante.
Acciones Judiciales
Las acciones judiciales surgen de la mano con las obligaciones tanto del mandatario como del
mandante.
El mandatario debe realizar el mandato y ejecutar correctamente el contrato del que fue
encargado por el mandante, este último le obliga por medio de una Actio Mandati Directa. Del
mismo modo el mandante debe garantizar que no se ocasione ningún perjuicio hacia el
mandatario, esto se puede garantizar a través de la Actio Mandati Contraria.
Es una acción que nace a partir del no cumplimiento de lo mandado en el contrato de mandato,
ésta se establece en contra del mandatario para exigirle el buen cumplimiento del mandato.
Es una acción que establece el mandatario en contra del mandante, en caso de que éste no
reembolse los gastos surgidos durante el desarrollo del mandato.
Clases de mandatos
Mandato Gratuito6
La regla general del mandato es que este se dé con carácter gratuito, el mandatario le debe
prestar al mandante un servicio que carezca de remuneración. Los jurisconsultos romanos
fundan este carácter de gratuidad sobre la idea de que el mandato proviene del deber y de la
amistad, es decir, ex officio atque amicitia
Mandato Oneroso7
Los romanos conocieron los mandatos remunerados, pero entonces dieron al contrato la forma
de un arrendamiento de servicios (locatio operarum). Otros mandatos remunerados daban
lugar, no propiamente a una merces como en el arrendamiento, sino a honorarios propiamente
dichos (honos, salarium); estaban sancionados generalmente por una cognitio extra ordinem
De lo anterior se puede concluir que el mandato oneroso era en roma una espacie de mandato
en el cual el mandatario recibía una compensación por los servicios prestados al mandante.
Poder: Es el instrumento que formaliza el contrato, este puede ser amplio o especial,
encontrándose cada uno regido y limitado de manera taxativa en cuanto al alcance que pudiere
tener cada uno, ya sea temporal o a la potestad conferida en él. A más está decir que según la
importancia y relevancia que hubiere de tener el acto que se realizará, deberá ser en
instrumento público o privado, el cual podrá en algunos casos especiales y en otros tendrá, que
ser inscripto en Registro correspondiente a fin de tener oponibilidad ante terceros y su
publicidad. Marcando este último sentido podríamos decir que asimismo es la facultad que una
persona da a otra para que obre en su nombre y por su cuenta y que consta en el documento
o instrumento público o privado.
EL MANDATO MERCANTIL
Naturaleza Jurídico del mandato: El contrato de mandato aparece definido en el artículo 1400
del Código Civil: ‖Por el contrato de mandato se obliga una persona a prestar algún servicio o
hacer alguna cosa, por cuenta o encargo de otra‖.
Como puede verse, este contrato se celebra cuando una persona no puede o no desea realizar
por sí misma determinada operación o llevar a cabo alguna diligencia, ya sea por hallarse
impedida para realizarla o porque prefiere confiar a otra la gestión de que se trate. Esto sucede
con mucha frecuencia, sobre todo cuando se trata de llevar a cabo algún negocio u operación
determinada en un lugar distinto del de la residencia habitual del interesado, o cuando éste no
quiere ocuparse personalmente del asunto, prefiriendo confiarlo a otro. El que da el encargo se
llama mandante y el que lo recibe se llama mandatario; pero como generalmente el contrato de
mandato se hace constar por escrito, en documento público o privado -documento que se llama
poder- también el mandante suele llamarse poderdante y el mandatario apoderado. Por lo
tanto, el apoderado o mandatario es la persona que lleva a cabo algún negocio o realiza
determinadas gestiones, de manera ocasional o continuada, por cuenta o encargo de otra.
En consecuencia, cuando el mandatario o apoderado actúa dentro de los límites del poder que
le ha sido conferido, no se obliga personalmente ante las personas con quienes contrata,
puesto que el negocio no le pertenece a él. Se obliga es el mandante, quien también recibe los
beneficios o se aprovecha de las ventajas de la operación realizada.
Conviene tener en cuenta la extensión y límites del poder que se haya otorgado a fin de que el
apoderado o mandatario pueda cumplir debidamente el encargo recibido. En materia civil,
según dispone el artículo 1404 del código civil, el mandato, concebido en términos generales,
no comprende más que actos de administración, de modo que para transigir, enajenar,
hipotecar o realizar cualquier otro acto de riguroso dominio, se necesita mandato expreso o
especial.
Es decir, que en materia civil, si una persona quiere, por ejemplo, encargar a otra que le venda
una propiedad, o que se la hipoteque, necesita autorizarla de manera expresa para ello en el
poder que le otorgue. En cambio, el Artículo 605 del código de comercio establece que el
mandato conferido al factor (o sea, al gerente de un establecimiento) se presumirá general y
comprensivo de todos los actos pertenecientes y necesarios al ejercicio del negocio para que
hubiere sido dado, sin que el proponente (o sea el dueño del negocio) pueda oponer a terceros
limitación alguna en los respectivos poderes, salvo si se prueba que tenían conocimiento de
ellos (es decir, de los poderes limitados) al tiempo de tratar. Sin embargo, hay que tener en
cuenta que, por disposición del artículo 580 del código de comercio, el mandato comercial, por
generales que sean sus términos, no se extenderá a actos que no sean de comercio si
expresamente no se dispusiere otra cosa en el poder. De aquí se deduce que en principio el
mandato de carácter mercantil sólo puede comprender operaciones comerciales; pero que
también puede ampliarse o extenderse a operaciones de otra clase, si así se hiciera constar de
modo expreso en el poder que se otorgue.
El mandato, según dispone el Artículo 1401 del código civil puede ser expreso o tácito,
pudiendo darse el primero en instrumento público o privado, y aun de palabra, con sujeción a lo
dispuesto en casos especiales; y la aceptación puede ser también expresa o tácita, deducida
esta última de los actos del mandatario. Pero generalmente, y por razones de orden práctico, el
mandato se confiere por escrito en el documento que se llama poder. En ocasiones este poder
se confiere en documento privado, como, por ejemplo: cuando un accionista da poder a otro, o
a otra persona, para que lo represente en la Junta General de accionistas que se va a celebrar.
Otras veces, el poder se otorga en documento público, o sea ante Notario, ante el cual
comparece el poderdante para manifestarse que se designa apoderado o mandatario a una o
más personas con el fin de que la misma realice y lleve a cabo determinadas operaciones por
cuenta del mandante. Si el poder se otorga en el extranjero, puede hacerse ante el Cónsul de
Panamá que, para estos efectos, desempeña funciones notariales.
por las actividades comerciales ha venido a dar gran importancia al contrato de mandato.
Muchas veces, el dueño de un determinado negocio, ya se trate de una persona natural o
jurídica se encuentra en la necesidad de atender una clientela dispersa numerosa, a través de
sucursales, teniendo que valerse para ello de una serie de apoderados o representantes. Y aun
el propietario de un establecimiento comercial que no quiera o no pueda atender
personalmente las actividades de la empresa, que en ocasiones requiere aptitudes especiales,
ha de confiar a otra u otras personas la debida atención de su negocio. Por otra parte, es muy
frecuente el caso de que el titular de una empresa se encuentra en la necesidad de confiar a
otras personas la realización de determinadas operaciones en lugares distintos del país o del
exterior, debiendo estas personas estar debidamente autorizadas para ello por medio del poder
correspondiente otorgado, como queda dicho, en documento público o privado, o aun en forma
tácita.
mercantil, lo ofrece el párrafo 8 del art. 2 del Código de Comercio al decir que es (acto de
comercio) ―el mandato en general y la comisión cuando tienen por objeto una operación
mercantil‖, si bien el párrafo siguiente, o sea el 9, se refiere a ciertos mandatos especiales de
carácter comercial. Por lo tanto, el único elemento diferenciador entre el mandato civil y el
mercantil -en general- señalado por el Código de Comercio está en la finalidad u objeto del
mandato; en el propósito perseguido por el mandante al otorgar el poder, y no en el carácter o
en la actividad profesional del mandante o mandatario, que pueden ser o no comerciantes. No
cabe establecer la diferencia entre el mandato civil y el mercantil por el elemento de la
retribución, pues si bien el mandato mercantil ha de ser siempre retribuido, según dispone el
art. 582 del Código de Comercio, el mandato civil puede serlo también, no sólo cuando así se
pacte, sino también cuando el mandatario tenga por ocupación el desempeño de servicios de la
especie a que se refiere el mandato, en cuyo caso, como dice al art. 1402 del Código Civil, ―se
presume la obligación de retribuirlo‖.
De acuerdo con el párrafo 9 del art. 2 del Código de Comercio, tienen también carácter
mercantil los mandatos especiales que dicho precepto menciona, lo cual se explica fácilmente,
puesto que se trata de una relación jurídica directamente encaminada a la realización de
operaciones comerciales.
El mandante puede revocar el mandato y dejarlo sin efecto; pero si tal revocación fuere
arbitraria, es decir, no justificada, deberá indemnizar al mandatario de los daños y perjuicios
que se le ocasiones.
Obligaciones: El mandante debe facilitar al mandatario los medios necesarios para la
ejecución del mandato salvo el caso de que medie pacto en contrario, no siendo obligatorio el
desempeño del mandato que exija remesa de fondos, aunque haya sido aceptado, mientras el
mandante no ponga a disposición del mandatario las cantidades que fueren necesarias. Sin
embargo, si se hubiere estipulado anticipo de fondos por parte del mandatario, éste quedará
obligado a suplirlos, excepto en el caso de suspensión de pagos o quiebra del mandante (Art.
593 del Código de Comercio).
En todo caso, aunque el comerciante no quisiera aceptar el mandato, tendrá derecho a una
remuneración proporcionada al trabajo que hubiere realizado (art. 582). En caso de que el
designado mandatario no hiciere saber al mandante su determinación de aceptar o rehusar el
en cargo recibido, habrá que considerar de aplicación el art. 211 del Código de Comercio que
consagra la aceptación tácita cuando el nombrado mandatario es un comerciante que se
dedica a realizar encargos o cuando entre él y el mandante hubiera establecidas relaciones de
negocios.
En cuanto a los privilegios y derechos especiales que se reconocen a favor del mandatario
mercantil, están señalados en el Art. 600 del Código de Comercio. Consisten sustancialmente,
en el derecho de retención que tiene el mandatario sobre las mercancías que le hubieran sido
remitidas de plaza distinta para su venta por cuenta del mandante y que estuvieren a su
disposición, y sobre aquellas que probare haberles sido expedidas. También se reconoce el
derecho de retención a favor del mandatario sobre las mercaderías compradas por cuenta del
mandante por el precio de las mismas, en cuanto se hallaren a disposición de aquel, y sobre el
precio de las mercaderías pertenecientes al mandante cuando hayan sido vendidas.
Los créditos del mandatario por los adelantos y gastos que hubiere hecho, por los intereses de
las sumas que hubiere desembolsado y por la remuneración de su trabajo, gozarán de
preferencia con relación a todos los demás créditos contra el mandante excepto los que
provengan de gastos de transporte o de seguro hayan sido constituidos antes o después de
que las mercancías hayan llegado a poder del mandatario.
El mandatario además deberá asegurar contra incendio las mercaderías del mandante -
quedando éste obligado a pagar la correspondiente prima y los gastos- dejando el mandatario
de ser responsable por la falta o continuación del seguro si recibiere orden formal del mandante
de no efectuarlo, o rehuyere éste la remisión de fondos, para el pago de la prima (Art. 586).
También debe el mandatario cumplir con las obligaciones prescritas por las leyes y
reglamentos fiscales, en razón de las negociaciones que le hubieren encomendado, siendo
suya la responsabilidad si contraviniere lo dispuesto en las mismas o fuere omiso en su
cumplimiento, aunque alegare haber procedido con orden expresa del mandante (Art. 596).
Así mismo está obligado el mandatario a satisfacer los intereses de las cantidades
pertenecientes al mandante, a contar desde la fecha en que, conforme a la orden recibida,
debían haberlas entregado o expedido. Y si el mandatario distrajere del destino ordenado las
cantidades recibidas, empleándolas en beneficio propio, responderá a contar desde el día en
que las reciba, de los daños y perjuicios que resultaren de la falta de cumplimiento de la orden,
salvo la acción criminal, si hubiere lugar a ella (Art. 591).
Sin embargo, los riesgos que ocurran en la devolución de los fondos del poder del mandatario
al del mandante, serán de cuanta éste, a no ser que aquel al ser la remesa, se hubiere
separado de las órdenes recibidas si tuviere alguna o en otro caso de los medios usados
ordinariamente en el lugar para efectuar dichas remesas (Art. 598).
Por último, el mandatario está obligado a rendir cuanta comprobada al mandante de su gestión
entendiéndose que la exoneración del deber de rendir cuentas no producirá otro efecto que el
de eximir al mandatario de dar una cuenta prolija y detallada (Art. 601).
― El mandato termina por la muerte incapacidad o quiebra del mandante o del mandatario a
menos que lo contrario resulte de la naturaleza misma del negocio‖.
Este artículo nos dispone que el mandato termina por la muerte, la incapacidad o la quiebra del
mandante o del mandatario, a menos que lo contrario resulta de la naturaleza misma del
negocio, y que si la terminación del mandato pusiere en peligro los intereses del mandante, el
mandatario, sus herederos, o sus representantes estarán obligados a continuar la gestión del
negocio, hasta que el mandante, sus herederos o sus representantes estén en la posibilidad de
obrar.
Este precepto establece también que el mandante, sus herederos o sus representantes
quedarán obligados por los actos ejecutados por el mandatario antes de tener conocimiento de
la extinción del mandato.
Este precepto concuerda con lo dispuesto en el Artículo 213 del Código de Comercio que
reza así:
Al establecer que la oferta o el mandato dados por un comerciante para determinado asunto
comercia, no se considerarán revocados por su defunción, a no ser que resulte lo contrario de
los términos expresos del acto, o de las circunstancias, como se aclaró anteriormente.
El mandante puede revocar el mandato; pero fuera de estos casos en que haya justificación
para ello, la revocación y la renuncia del mandato dará lugar a falta de pena convencional, a
indemnización por daños y perjuicios ocasionados.
―Solo tiene el carácter de legal de factor para las disposiciones de esta sección, el gerente de
un establecimiento comercial o fabril por cuenta ajena, autorizado para administrarlo, dirigirlo y
contratar sobre las cosas concernientes a él, con más o menos facultades según haya tenido
por conveniente el propietario‖.
De acuerdo con este artículo sola y únicamente tiene carácter de Factor de un establecimiento
el Gerente autorizado para administrarlo y dirigirlo y además para contratar sobre las cosas
concernientes a él, con más o menos facultades, según haya tenido por conveniente el
propietario, añadiendo tal medida de que los demás dependientes con salario fijo que los
comerciantes acostumbran a emplear como auxiliares de su tráfico, no tienen la facultad de
contratar y obligarse por sus principales; a no ser que tal autorización les sea concedida para
las operaciones especiales que se les encarguen y tengan los autorizados la capacidad legal
necesaria para contratar válidamente.
De la misma norma que anteriormente citamos, deducimos que el Factor o sea el Gerente de
un establecimiento ya sea comercial o industrial tiene el carácter de mandatario y más
concretamente de Mandatario Mercantil de acuerdo con lo que establece el Artículo 2 del
código de Comercio, párrafo 9 o sea la norma que citamos anteriormente.
Es necesario tener en cuenta también que no puede ser Factor quien no tenga la capacidad
legal para ejercer el comercio tal y como lo dicta el Artículo 603 del Código de Comercio:
― No puede ser factor quien no tenga la capacidad legal para ejercer el comercio‖.
En principio todo Factor deberá ser constituido o designado nombrado por una autorización
especial de la persona por cuya cuenta se hace el tráfico, surtiendo únicamente contra
terceros, desde la fecha en que fuese presentado al Registro.
―Todo factor deberá ser constituido por una autorización especial de la persona por cuya cuenta
se hace el tráfico. Esta autorización solo surtirá efectos contra terceros desde la fecha en que
fue presentada al registro de comercio‖.
―El mandato conferido al factor aunque no esté registrado, se presumirá general y comprensivo
de todos los actos pertenecientes y necesarios al ejercicio para que hubiese sido dado...‖.
por lo que el mandato conferido al Factor aunque no esté registrado se presumirá general y
comprensivo de todos los actos pertenecientes y necesarios al ejercicio del negocio para que
hubiese sido dado, sin que el proponente pueda oponer a terceros limitación alguna de los
respectivos poderes salvo si se prueba que los terceros tenían conocimiento de ellos; es decir
de los poderes limitados al tiempo de tratar.
Las disposiciones mencionadas son completamente lógicas, la misión que se confía al gerente
de un establecimiento o factor o de una empresa, consiste en sobre todo en la realización de
todos los actos y contratos necesarios para el debido manejo del negocio, aún cuando el
propietario del negocio, pueda limitar o restringir las facultades y atribuciones del gerente.
Por ello también el Gerente o Factor como mandatario o apoderado del propietario o de la
empresa, podrá entablar acciones y ser demandado como representante de éste, por las
obligaciones resultantes del comercio que le hayan facultado, tal y como lo vemos en
el Artículo 616 Código de Comercio:
― El factor podrá entablar acciones en nombre del proponente y ser demandado como
representante de éste; por las obligaciones resultantes del comercio que le haya sido
conferido‖.
Esta disposición es aplicable a los representantes de casa de comercio extranjeros que
contraten habitualmente en la República de Panamá en nombre de aquellas y en negocios de
comercio;
Deberá tratar los negocio a nombre de su principal que es la persona natural o jurídica,
declarando en todos los documentos que suscriban sobre los negocios de éste que firman por
poder de la persona o entidad que representan, tal y como lo establece al Artículo 606 del
Código de Comercio:
―Los factores deben tratar el negocio en nombre de sus comitentes. En todos los documentos
que suscriban sobre negocios de estos, deberán declarar que firman por poder de la persona o
sociedad que representan‖.
En este caso las obligaciones que contraigan recaerán sobre los principales.
En otro caso, el contrato celebrado por un factor a nombre propio le obligará directamente
hacia la persona con quien contratare, a menos que la negociación se hubiere hecho por
cuenta del principal y el otro contratante lo probar4e; en cuyo caso podrá dirigir su acción
contra el Factor o Gerente, o contra el principal, pero no en contra de ambos; Artículo 609:
―Fuera de los casos previstos en el artículo anterior, todo contrato celebrado por un factor en
nombre propio; le obligará directamente hacia la persona con quien contratare...‖.
Los gerentes o Factores no podrán negociar por cuenta propia, ni tomar interés, bajo nombre
propio ni ajeno, en negociaciones del mismo género de las que les estén encomendadas a no
ser con autorización expresa de su principal, Artículo 611 Código de Comercio:
―Ningún factor podrá negociar por cuenta propia, ni tomar interés bajo nombre propio o ajeno,
en negociaciones del mismo género de las que le estén encomendada, a no ser que sea con
expresa autorización de su principal‖.
y se deberá observar, que con respecto al establecimiento, las mismas reglas de contabilidad
prescritas para los comerciantes y que están contempladas en el Artículo
615 del Código de Comercio.
Las funciones del Gerente no podrán ser delegadas por éste sin autorización escrita del
principal y caso de hacerlo sin ella responderán directamente de los actos de los sustitutos y de
las obligaciones que hubieren contraído; Artículo 633 Código de Comercio.
En cuanto a los derechos de los factores por lo que a la terminación del contrato se refiere,
preaviso, vacaciones y riesgos profesionales, son de aplicación las disposiciones del Código de
Trabajo.
Es de advertir que las facultades del Gerente no se interrumpen por la muerte del principal,
mientras no se lo revoquen, lo poderes, aunque sí terminará por la enajenación del
establecimiento; Artículo 614 Código de Comercio:
Sin embargo nos añade el artículo que serán válidos los contratos que celebrare en este último
caso hasta que la noticia de la revocación o de la enajenación llegare a u conocimiento.
El principal o sea el dueño de un establecimiento comercial, puede limitar o reducir los poderes
y facultades del gerente y para dar por terminado el contrato, sujeto a lo dispuesto en el Código
de Trabajo; pero los principales no quedarán exonerados de las obligaciones que a su nombre
contrajeron los factores, aún cuando prueben que procedieron sin orden suya en una
negociación determinada, siempre que el Factor estuviere autorizado para celebrarla y se
tratare de una operación que corresponda al giro del establecimiento.
Tampoco pueden los principales eludir el cumplimiento de las obligaciones contraídas por los
gerentes, a pretexto de que abusaron de su confianza o de las facultades que les estaban
conferidas, o de que consumieron en su provecho los efectos que adquirieron para sus
principales, salvo la acción que les corresponde para la indemnización, como se ve en el
Artículo 612
Las multas en que incurrieren los gerentes por contravenir las leyes o reglamentos fiscales en
la gestión de los negocios que les están encomendados, se harán efectivas en los bienes del
principal, salvo el derecho de éste contra el gerente, si fuere culpable de los hechos que
provocaron la multa; Artículo 613 Código de Comercio:
―Las multas en que incurriere el factor, por contravención a las leyes o reglamentos fiscales, en
la gestión de los negocios que le estén encomendadas, se harán efectivas en los bienes que
administre, salvo el derecho del propietario contra el factor, si fuere culpable de los hechos que
dieren lugar a la multa‖.
Así como los Gerentes de un establecimiento mercantil son los representantes del dueño del
mismo, ya se trate de una persona natural o jurídica, los dependientes, en principio, no tienen
otro carácter que el de empleados, sin que importe nada para el caso de la cuantía o forma de
remuneración, que puede ser un sueldo fijo solamente o con una participación en las ventas o
en las ganancias.
El Artículo 619 del Código de Comercio en su párrafo 2 señala que la situación de los
dependientes, no obstante de este criterio se deduce que el dueño del negocio puede conferir a
un dependiente el encargo exclusivo de una parte de la administración.
La autorización debe ser expresamente concedida, siendo necesario que tengan los
autorizados la capacidad legal necesaria para contratar válidamente. La disposición anterior
sería aplicable, por ejemplo, al caso de que el dueño de un establecimiento encargara a un
dependiente el manejo de la sección de ya sea ropa, electrodomésticos, discos compactos pero
solo de la misma, aunque existiera un gerente general o manejara el propio dueño
personalmente el resto del negocio.
Fuera del caso de que un dependiente haya recibido la mencionada autorización que deberá
ser inscrita en el Registro Público, según lo que reza el Artículo 57, párrafo 7 del Código de
Comercio.
Los dependientes no pueden librar, aceptar ni endosar letras, poner recibo en ella, ni suscribir
ningún otro documento de cargo ni de descargo sobre las operaciones de comercio de sus
principales; Artículo 620 Código de Comercio.
Los dependiente encargados de vender al público están autorizados para cobrar el precio de
las ventas que hagan al contado, siendo válidos los recibos que expidan, no solo cuando se
trate de ventas al por menor; o sea al detal, sino también al por mayor, siempre que en este
último caso, los pagos se verifiquen en el establecimiento.
De otro modo en la ventas al por mayor, los recibos deberán estar suscritos por el dueño o por
el Gerente. Desde luego que todo portador de un documento en que se declare el recibo de
una cantidad adeudada, se considera autorizado para recibir su importe;
Artículo 621
Artículo 623
―Los dependientes encargados de vender por menor en tiendas o almacenes públicos, se
reputan autorizados para cobrar el precio de las ventas que verifiquen y sus recibos serán
válidos expidiéndoles a nombre de sus principales‖.
Aún cuando todo Gerente está en capacidad de contratar los servicios de los auxiliares que
estime necesario, asignándoles las funciones y tareas que considere convenientes para la
buena marcha del negocio, el nombramiento de dependientes con facultades especiales está
reservado al dueño del negocio puesto que ni los gerentes ni los dependientes podrán delegar
en otros, sin autorización por escrito de los principales cualesquiera órdenes o encargos que de
estos hubieren recibido.
Los dependientes, lo mismo que los Gerente, serán responsables de cualquier daño que
causen a los intereses del dueño del negocio, por malversación, negligencia o falta de exacta
ejecución de sus órdenes e instrucciones que quedando sujetos en caso de malversación a la
acción criminal correspondiente: Artículo 626 Código de Comercio:
―Los factores o dependientes del comercio serán responsables de sus principales de cualquier
daño que causen a sus intereses por malversación, negligencia o falta exacta de ejecución de
sus órdenes o instrucciones, quedando sujetos en el caso de malversación a la respectiva
acción criminal‖.
En cuanto a las demás relaciones de los dependientes con el titular de la empresa, serán de
aplicación las disposiciones del Código de Trabajo.
CONCLUSIÓN
Después de haber desarrollado nuestro tema acerca del mandato, podemos llegar a las
siguientes conclusiones:
-Con el Mandato ya sea Mercantil o del tipo que sea se adquieren derechos y obligaciones,
para las partes que participen.
MANDATO MERCANTIL9
La palabra mandato procede del latín MANUS DATIO o MANU DARE (Mandare, significa dar
poder; manun significa dare), o sea el hecho de darse la mano mandante y mandatario, para
simbolizar la amistad, fidelidad y confianza existente entre ambos que motivaba la creación del
vínculo jurídico contractual que los uniría. Originándose de esta manera el Mandato en el
Derecho Romano.
a- Para la doctrina, Mandato es el contrato por el que una persona llamada mandatario o
gestor, se obliga onerosa o gratuitamente a actuar frente a terceros por cuenta de otra persona
llamada mandante o principal. Cuando el mandatario obra por cuenta del mandante, pero en
nombre propio estamos en el llamado mandato simple, que se corresponde con la
representación indirecta o mandato sin poder de representación. Si el mandatario actúa por
cuenta y también en nombre del mandante, estamos en el llamado mandato ostensible o
mandato representativo, que se corresponde con la representación directa y se instrumenta
mediante el otorgamiento de poderes (mandato con poder de representación o gestión de
negocios con mandato).
- Manuel Osorio lo define como ―contrato que tiene lugar cuando una parte da a otra el poder,
que esta acepta representarla al efecto de ejecutar en su nombre y por su cuenta un acto
jurídico o una serie de actos de esa naturaleza‖.
- Cabanellas, entiende por mandato el ―contrato consensual por el cual una de las partes,
llamada mandate, confía su representación, el desempeño de un servicio o la gestión de un
negocio, a otra persona, el mandatario, que acepta el encargo‖.
b- Para la Ley, el Código Civil en el artículo 1875 es: un contrato en que una persona confía
la gestión de uno o más negocios a otra, que se hace cargo por cuenta y riesgo de la primera.
El artículo 1083 del Código de Comercio, al definir mandato mercantil dice: el mandatario se
encargara de practicar actos de comercio por cuenta y a nombre del mandante; por lo cual
podemos inferir que el objeto es como anteriormente hemos citado: PRACTICAR ACTOS DE
COMERCIO, POR CUENTA Y A NOMBRE DEL MANDANTE.
Clases de Mandato
b- Mandato no representativo: Cuando el mandatario ejecuta actos solo por cuenta, pero no
a nombre del mandante.
d- Mandato Especial: Es el otorgado por el mandante al mandatario para llevar a cabo uno o
más negocios determinados, por ejemplo, vender una casa, para hipotecar.
e- Mandato General: Una de las formas que puede revestir el mandato especial, fundándose
en la extensión de las facultades. El mandato general comprende todos los negocios del
mandante, un término sin duda exagerado porque no es posible transmitir la capacidad o la
personalidad jurídica en su totalidad.
f- Mandato Judicial: el que faculta para actuar ante los tribunales, con carácter contencioso
o voluntario, para ejercer acciones, oponer defensas o cumplir cualesquiera tramites que las
causas requieran en representación de una de las partes.
g- Mandato Unilateral: el mandato gratuito es unilateral, por la razón que solo el mandatario
se obliga al desempeño de la gestión del negocio que se le ha encomendado.
Expuesto todo lo anterior podemos decir que MANDATO MERCANTIL EN SU ESENCIA ES: el
acto o gestión que se encomienda al mandatario, sea uno o varios de los que el mandante
realiza en masa, o un acto de mercantilidad pura.
El Mandato es oneroso por su naturaleza, aunque esto no este plasmado expresamente por
una disposición legal en la cual lo diga textualmente, sin embargo, el artículo 946 del Código
de Comercio nos dice: Las obligaciones mercantiles son onerosas, por lo tanto este tipo de
contrato tiene inmerso en sí mismo una obligación la cual es sujeta a onerosidad.
Si leemos el Código Civil en el artículo 1877 nos dice: El mandato puede ser gratuito o
remunerado. Ahora bien si nos trasladamos al artículo 1918 del mismo cuerpo legal, relativo a
las obligaciones del mandante podremos darnos cuenta que en su numeral tercero nos dice: El
mandante es obligado a pagarle (al mandatario) la remuneración estipulada o usual, la cual
puede ser determinada ya sea por convención de las partes, antes o después del contrato, por
la ley, la costumbre o el Juez; esto último contemplado en el inciso segundo del artículo 1877; y
es así como podemos percibir la naturaleza onerosa de esta. Relacionado con el articulo 1084
referente al pago de la remuneración que el mandatario deberá recibir si lleva a cabo las
diligencias indispensables para la conservación de la mercadería de la cuales se describen en
el artículo 1084 de Comercio en su inciso primero.
El artículo 1884 del Código Civil nos lo manifiesta expresamente diciendo: EL contrato de
mandato se reputa perfecto por la aceptación del mandatario, aunque esta aceptación puede
ser expresa o tácita.
La aceptación es tácita cuando el mandatario realiza todo acto en ejecución del mandante (Art.
1884 inc. 2º), el silencio de este no constituye aceptación, habiendo una excepción a esto en el
art. 1885 C.C. así: Las personas que por su profesión u oficio se encargan de negocios ajenos,
están obligadas a declarar lo más pronto posible si aceptan o no el encargo que una persona
ausente les hace; y transcurrido un término razonable, su silencio se mirará como aceptación.
Pudiendo el mandatario renunciar a este, que es una de las formas de extinción del contrato de
mandato mercantil que mas adelante explicaremos.
Es decir que en materia mercantil por regla general se requiere que sea el mandato en forma
expresa y que se haga por escrito, dado que este documento con posterioridad deberá
inscribirse en el Registro de Comercio según el artículo 13, Lit. 4 de la Ley del Registro de
Comercio, el cual dice: En el Registro se inscribirán: Los poderes que los comerciantes
otorguen y que contengan clausulas mercantiles; los poderes judiciales que se utilicen para
diligencias que deban seguirse ante el Registro de Comercio; los documentos por los cuales se
modifiquen, sustituyan o revoquen los mencionados poderes o nombramientos; los
nombramientos de factores y agentes de comercio; las credenciales de los directores, gerentes,
liquidadores y en general, administradores de las sociedades.
Luego de la inscripción del contrato no será necesario adjuntarlo al presentar algún escrito o
solicitud ante este Registro bastara simplemente con citar en dicho escrito el asiento que
legitima la personería del mandatario. Existiendo algunos casos en los que se presume, tal es
el caso de los factores y dependientes por su calidad de auxiliares de comercio.
a- Contrato principal: porque subsiste por si mismo sin necesidad de otra convención. (Art.
1313 C.C)
b- Consensual: Se perfecciona por el solo consentimiento de las partes. (Art. 1314 C.C)
c- Oneroso: Porque a diferencia del mandato civil, el mandato mercantil es de naturaleza
onerosa, manifestando el art. 1084 C. Com., al manifestar que todo mandatario tiene derecho a
una remuneración por su trabajo.
d- Remunerado: porque el legislador deja establecido en el art, 1918 C.Com y 1877 C.C.
e- El mandatario actúa en representación del Mandante: esto es por la sencilla razón que los
actos de comercio ejecutados en el ejercicio de su cargo, se reputan ejecutados por el
mandante, todo esto es así, en virtud de la función representativa (El mandatario actúa en
nombre propio pero por cuenta ajena si el mandato es no representativo, y actúa en nombre
ajeno y por cuenta ajena si el mandato es representativo), y es básico para poder diferenciarlo
de otros contratos mercantiles, por ejemplo el Contrato de Comisión. (Art. 1083 C.Com y 1319
C.C.)
El mandato mercantil se extiende a los actos para los cuales se ha conferido y que sean
necesarios para su cumplimiento, es decir, únicamente comprende los actos del giro ordinario
del negocio encomendado.
Si el mandatario está actuando en nombre y por cuenta del mandante los efectos jurídicos se
radican en cabeza del mandante y se traba una relación jurídica entre este y el tercero. Pero si
no es representativo, el mandatario es el que debe responderle al tercero con quien contrató y
el mandante es como un tercero ajeno a la negociación, aunque lógicamente el mandatario
debe traspasar los efectos económicos al mandante del negocio que realizó.
DIFERENCIAS
En que el mercantil, siempre es remunerado y si no se pactan honorarios, se deberán los
usuales en el lugar donde la operación se realice. Por lo general, el mandato mercantil es
expreso, se hace constar por escrito y se inscribe en el Registro de Comercio. En algunos
casos se presume: cuando se trata de los factores y dependientes por su calidad de auxiliares
de comercio.
La clase de negocios a la que esta encomendado son distintas, ya que en el mandato mercantil
deben practicarse actos de comercio, y en el mandato civil puede ser cualquier otra clase de
negocios que se estén gestionando.
SIMILITUDES:
En ambos mandatos, el mandatario actúa en nombre y por cuenta del mandante, o sea por
cuenta ajena y no propia.
En cuanto a las causas de terminación del mandato mercantil son las mismas que el mandato
civil, y en ambas materias el mandatario está obligado a responder por los daños y perjuicios
que ocasiona el mandante por el incumplimiento o exceso de los limites establecidos.
Por regla general, en todos los contratos de mandato se faculta al mandatario para actuar en
representación del mandante; sin embargo no es, por lo menos en derecho salvadoreño, una
nota característica e imprescindible de este contrato el que siempre se otorgue bajo la idea de
la representación, ya que pueden celebrarse contratos de mandato sin representación.
en el contrato de mandato hay que tener presente la característica de que los actos que realice
el mandatario se entenderán realizados por cuenta del mandante, pero pueden realizarse esos
actos a nombre del mandante, o a nombre del mismo mandatario. Es decir se dice que el
contrato de mandato es representativo o con representación, cuando el mandatario actúa a
nombre y se sobreentiende por cuenta del mandante y así al actuar el mandatario no lo hace
por su propio derecho o en su nombre propio sino actúa en nombre del mandante. si se celebra
un contrato de mandato por virtud del cual el mandatario se obliga a adquirir una propiedad a
nombre (y se entiende por cuenta) del mandante, al celebrar el contrato de adquisición a
realizar los actos adquisitivos, aparecerá el bien directamente a nombre del mandante, en
cambio si se celebra un contrato de mandato por virtud del cual se autoriza al mandatario a
actuar en su propio nombre o por su propio derecho, y haciendo uso de tal facultad adquiere el
bien, al celebrar el contrato de adquisición o realizar los actos adquisitivos, aparecerá el bien a
nombre del mandatario y requerirá, con posterioridad y en cumplimiento de sus obligaciones
contraídas en el contrato de mandato, mediante la rendición de cuentas correspondientes,
traspasar el dominio del bien al mandante, de lo anterior se desprende que el mandato es un
contrato y que por virtud del mismo puede concederse o no, una representación.
Si en un contrato de mandato se concede representación, técnicamente se debe considerar
que en el contrato está implícito el otorgamiento de un poder, ya que este es el medio, camino
o instrumento necesario para conferir la representación y si no se otorga o concede esa
representación, entonces no estará involucrado en el mandato el otorgamiento de un poder, de
lo anterior se desprende que es posible manifestar una expresión como sigue: ―existen
mandatos con poder y existen mandatos sin poder y por lo tanto existirán poderes con mandato
y poderes sin mandato.
Definición de poder: Se refiere a la institución por medio de la cual una persona puede
representar a otra en virtud de un acto derivado de la autonomía de la voluntad o de la ley.
Es el elemento de esencia del poder, el que se indique con toda claridad que el representante
actuara siempre en nombre del representado. De aquí se desprende que una persona por el
simple hecho de otorgar un poder no se está obligado a nada en relación a su apoderado; y por
el simple hecho de otorgar el poder, no se está obligado para con los terceros porque todo
depende de la actuación del apoderado.
El mandante: Es la persona que confiere el encargo (Art 1876 C.C.), a otra persona llamada
mandatario, en esta especie de mandato la gestión versa sobre un acto de comercio a realizar,
y produce el mismo efecto como si el propio mandante lo ha celebrado personalmente.
El Mandatario: Persona que ejecuta el mandato en nombre y cuenta del mandante; en materia
mercantil, se dice que pueden ser mandatarios todas las personas a quien se confiere poder
para ejecutar actos de comercio y los auxiliares de los comerciantes, que son los siguientes:
a) Los Factores: persona que dirige por cuenta ajena una empresa, una rama especial de
ella o un establecimiento de la misma, y que a su vez está facultada para realizar todas las
operaciones concernientes al objeto de la empresa, y se tendrán por ejecutadas en nombre y
cuenta del mandante, y en todo lo demás referentes a este mandatario se regulara de
conformidad al artículo 365 y siguientes del Código de Comercio.
b) Los Dependientes: es otro mandatario que está facultado para controlar en nombre y
cuenta del manante, siempre tomando en consideración las facultades, deberes, derechos y
obligaciones del contrato mismo y se regulara de conformidad al artículo 368 y siguientes del
Código de Comercio.
c) Los agentes de comercio: son otros de los mandatarios que están facultados para la
ejecución de los actos de comercio cuya gestión se les ha encomendado y entre quienes
encontramos los siguientes mandatarios: Agentes dependientes, agentes representantes o
distribuidores y agentes intermediarios. Esto se rige de conformidad a los artículos 384 y
siguientes del Código de Comercio.
Cuando el mandante nada hiciere después de recibir el aviso, el comerciante a quien se haya
remitido las mercaderías, recurrirá al Juez para que ordene el depósito y custodia de ellas, por
cuenta del propietario, y la venta de las que no sea posible conservar o de las necesarias para
satisfacer los gastos ocasionados.
b) Si las mercaderías que el mandatario recibiere por cuenta del mandante presentasen
señales visibles de deterioros sufridos durante el transporte, deberá practicar los actos
necesarios para dejar a salvo su responsabilidad.
Si los deterioros fueren de tal naturaleza que exijan providencias urgentes, el mandatario podrá
enajenar la mercaderías por medio de dos comerciantes de la plaza.
El mandatario deberá asegurar contra incendio las mercaderías del mandante, quedando este
obligado a satisfacer la prima y los gastos; y solo dejara aquel de ser responsable por la falta y
continuación del seguro, si hubiere recibido orden del mandante para no efectuarlo, o si este
hubiere rehusado la comisión de fondos para el pago de la prima;
d) El mandatario, sea cual fuere la causa de los prejuicios que sobrevengan a las
mercaderías que tenga por cuenta del mandante, está obligado a hacer constar por medio de
dos comerciantes de la plaza, las alternativas ocurridas y a dar aviso al mandante;
f) El mandatario está obligado a informar al mandante de los hechos que puedan conducir a
modificar o revisar el mandato;
g) El mandatario está obligado a dar aviso, sin demora, de la ejecución del mandato al
mandante, y cuando este no responda inmediatamente, se presumirá ratificado el negocio,
aunque el mandatario se haya excedido de los términos del mandato;
i) El mandatario deberá exhibir el mandato escrito a los terceros con quienes contrate; no
podrá oponerles las instrucciones que hubiese recibido por separado del mandante, salvo si
probare que tenían conocimiento de ellas al contratar.
Compensación económica:
I- Por los adelantos y gastos que hubiere hecho, por los intereses de las cantidades
desembolsadas y por remuneración de su trabajo, sobre las mercaderías que le sean remitidas
para su venta por cuenta del mandante y que estuvieren a su disposición y sobre aquellas que
probare con la carta de porte haberle sido expedidas y a que tales créditos afectan;
II- Por el precio de las mercaderías compradas por cuenta del mandante, sobre las mismas
mercaderías, en cuanto se hallaren a su disposición; y,
III- Por los créditos citados sobre el precio de las mercaderías, pertenecientes al mandante.
Los créditos dichos del romano uno, son de carácter preferente a todos los créditos contra el
mandante, salvo los que provengan de gastos de transporte o seguro, hayan sido constituidos
antes o después de que las mercaderías llegaren a poder del mandatario.
Derechos: Los principales derechos del mandante (en el mandato mercantil, en general) se
refieren a la facultad que tiene de fijar los límites del mandato, o sea establecer y determinar la
operación u operaciones que el mandatario ha de realizar y, en su caso, el modo de
efectuarlas. También tiene derecho el mandante a exigir del mandatario la correspondiente
indemnización de daños y perjuicios, si éste no cumpliere el encargo de conformidad con las
instrucciones recibidas y, a falta o insuficiencia de éstas, con arreglo a los usos del comercio.
También puede exigir al mandatario la indemnización procedente por los daños que sufran las
mercancías que le hubiere remitido y que no sean consecuencia del transcurso del tiempo,
caso fortuito, fuerza mayor, o vicio propio de las cosas
El mandante puede revocar el mandato y dejarlo sin efecto; pero si tal revocación fuere
arbitraria, es decir, no justificada, deber a indemnizar al mandatario de los daños y perjuicios
que se le ocasiones.
Además de las causas generales que extinguen las obligaciones, el art. 1923 C.C. señala
causas especiales de extinción para las obligaciones surgidas del mandato, a ellas nos
referimos seguidamente:
Además, el mandante tiene la potestad de revocar el mandato en cualquier tiempo, art. 1923 Nº
3, c.c., y en este caso no es necesario que el mandatario prepare ningún tipo de actividades
visto que el mandante, al tomar dicha decisión, ha tomado las medidas necesarias para
continuar con las actividades.
Debido a que el mandato es un contrato de confianza, hasta cierto punto, ya sea por amistado
por la experiencia de una persona en cierto campo, la muerte de cualquiera de las partes da
por finalizado el mandato, art. 1923 n° 5, c.c. sin embargo, el mandatario no podrá dejar de
realizar las gestiones si puede poner en perjuicio a los herederos del demandante, art.
1928,c.c. y si es el mandatario el que fallece, sus herederos deberán notificar al mandante del
acontecimiento, su pena de ser responsables de los perjuicios, art. 1929, c.c.
En general, es necesario tener suficiente capacidad de obrar o capacidad legal. Se puede decir
que no pueden prestar su consentimiento los menores de edad o incapacitados. Sin embargo,
puede darse el caso de que la incapacidad de prestar consentimiento sólo abarque a una serie
de actos jurídicos, y no a otros.
Error: Error grave en la apreciación de los hechos de forma que sin que se hubiera producido
ese error no se hubiera producido el consentimiento (Art 1323 y sgts C.C).
Dolo: Cuando la contraparte ha inducido a error al otro contratante con el fin de arrancar el
consentimiento. (Art 1329 y sgts C.C)
La Capacidad Jurídica es, en Derecho, la aptitud para ser titular de derechos y obligaciones;
de reclamar los primeros y contraer los segundos en forma personal y comparecer a juicio por
propio derecho. (Art. 7 C. COM, 1316, 1317 C.C.)
Contenido de la declaración de voluntad: hace referencia al objeto del mandato, la cual son
las obligaciones que contraen las partes: el mandatario debe ejecutar el negocio para el cual se
le ha conferido poder, y el mandante debe pagar la remuneración estipulada.
Del mandato
Artículo 1869.-
El mandato, como contrato, tiene lugar cuando una parte da a otra el poder, que ésta acepta,
para representarla, al efecto de ejecutar en su nombre y de su cuenta un acto jurídico, o una
serie de actos de esta naturaleza
.
Artículo 1870.-
Las disposiciones de este título son aplicables:
1 - A las representaciones necesarias, y a las representaciones de los que por su oficio público
deben representar determinadas clases de personas, o determinadas clases de bienes, en todo
lo que no se oponga a las leyes especiales sobre ellas;
4 - A las representaciones por personas dependientes, como los hijos de familia en relación a
sus padres, el sirviente en relación a su patrón, el aprendiz en relación a su maestro, el militar
en relación a su superior, las cuales serán juzgadas por las disposiciones de este título, cuando
no supusiesen necesariamente un contrato entre el representante y el representado;
6 - A las procuraciones judiciales en todo lo que no se opongan a las disposiciones del Código
de Procedimientos;
Artículo 1871.-
El mandato puede ser gratuito u oneroso. Presúmase que es gratuito, cuando no se hubiere
convenido que el mandatario perciba una retribución por su trabajo. Presúmase que es oneroso
cuando consista en atribuciones o funciones conferidas por la ley al mandatario, y cuando
consista en los trabajos propios de la profesión lucrativa del mandatario, o de su modo de vivir.
Artículo 1872.-
El poder que el mandato confiere está circunscripto a lo que el mandante podría hacer, si él
tratara u obrara personalmente.
Artículo 1873.-
El mandato puede ser expreso o tácito. El expreso puede darse por instrumento público o
privado, por cartas, y también verbalmente.
Artículo 1874.-
El mandato tácito resulta no sólo de los hechos positivos del mandante, sino también de su
inacción o silencio, o no impidiendo, pudiendo hacerlo, cuando sabe que alguien está haciendo
algo en su nombre.
Artículo 1875.-
El mandato puede ser aceptado en cualquiera forma, expresa o tácitamente. La aceptación
expresa resulta de los mismos actos y formas que el mandato expreso.
Artículo 1876.-
La aceptación tácita resultará de cualquier hecho del mandatario en ejecución del mandato, o
de su silencio mismo.
Artículo 1877.-
Entre presentes se presume aceptado el mandato, si el mandante entregó su poder al
mandatario, y éste lo recibió sin protesta alguna.
Artículo 1878.-
Entre ausentes la aceptación del mandato no resultará del silencio del mandatario, sino en los
casos siguientes:
2 - Si el mandante le confirió por cartas un mandato relativo a negocios que por su oficio,
profesión o modo de vivir acostumbraba recibir y no dio respuesta a las cartas.
Artículo 1879.-
El mandato es general o especial. El general comprende todos los negocios del mandante, y el
especial uno o ciertos negocios determinados.
Artículo 1880.-
El mandato concebido en términos generales, no comprende más que los actos de
administración, aunque el mandante declare que no se reserva ningún poder, y que el
mandatario puede hacer todo lo que juzgare conveniente, o aunque el mandato contenga la
cláusula de general y libre de administración.
Artículo 1881.-
Son necesarios poderes especiales:
7 - Para cualquier contrato que tenga por objeto transferir o adquirir el dominio de bienes
raíces, por título oneroso o gratuito;
8 - Para hacer donaciones, que no sean gratificaciones de pequeñas sumas, a los empleados o
personas del servicio de la administración;
9 Para prestar dinero, o tomar prestado, a no ser que la administración consista en dar y tomar
dinero a intereses, o que los empréstitos sean una consecuencia de la administración, o que
sea enteramente necesario tomar dinero para conservar las cosas que se administran;
10 - Para dar en arrendamiento por más de seis años inmuebles que estén a su cargo;
Artículo 1882.-
El poder especial para transar, no comprende el poder para comprometer en árbitros.
Artículo 1883.-
El poder especial para vender, no comprende el poder para hipotecar, ni recibir el precio de la
venta, cuando se hubiere dado plazo para el pago; ni el poder para hipotecar, el poder de
vender.
Artículo 1884.-
El mandato especial para ciertos actos de una naturaleza determinada, debe limitarse a los
actos para los cuales ha sido dado, y no puede extenderse a otros actos análogos, aunque
éstos pudieran considerarse como consecuencia natural de los que el mandante ha encargado
hacer.
Artículo 1885.-
El poder especial para hipotecar bienes inmuebles del mandante, no comprende la facultad de
hipotecarlos por deudas anteriores al mandato.
Artículo 1886.-
El poder para contraer una obligación, comprende el de cumplirla, siempre que el mandante
hubiese entregado al mandatario el dinero o la cosa que se debe dar en pago.
Artículo 1887.-
El poder de vender bienes de una herencia, no comprende el poder para cederla, antes de
haberla recibido.
Artículo 1888.-
El poder para cobrar deudas, no comprende el de demandar a los deudores, ni recibir una cosa
por otra, ni hacer novaciones, remisiones o quitas.
Artículo 1890.-
El mandato no da representación, ni se extiende a las disposiciones de última voluntad, ni a los
actos entre vivos, cuyo ejercicio por mandatarios se prohíbe en este Código o en otras leyes.
Artículo 1891.-
El mandato de acto ilícito, imposible o inmoral, no da acción alguna al mandante contra el
mandatario, ni a éste contra el mandante, salvo si el mandatario no supiere, o no tuviere razón
de saber que el mandato era ilícito.
Artículo 1892.-
El mandato puede tener por objeto uno o más negocios de interés exclusivo del mandante, o
del interés común del mandante y mandatario, o del interés común del mandante y de terceros,
o del interés exclusivo de un tercero; pero no en el interés exclusivo del mandatario.
Artículo 1893.-
La incitación o el consejo, en el interés exclusivo de aquel a quien se da, no produce obligación
alguna, sino cuando se ha hecho de mala fe, y en este caso el que ha incitado o dado el
consejo debe satisfacer los daños y perjuicios que causare.
Artículo 1894.-
El mandato para actos de administración debe ser conferido por persona que tenga la
administración de sus bienes.
Artículo 1895.-
Si el mandato es para actos de disposición de sus bienes, no puede ser dado, sino por la
persona capaz de disponer de ellos.
Artículo 1896.-
Pueden ser mandatarios todas las personas capaces de contratar, excepto para aquellos actos
para los cuales la ley ha conferido atribuciones especiales a determinadas clases de personas.
Artículo 1897.-
El mandato puede ser válidamente conferido a una persona incapaz de obligarse, y el
mandante está obligado por la ejecución del mandato, tanto respecto al mandatario, como
respecto a terceros con los cuales éste hubiese contratado.
Artículo 1898.-
El incapaz que ha aceptado un mandato, puede oponer la nulidad del mandato cuando fuese
demandado por el mandante por inejecución de las obligaciones del contrato, o por rendición
de cuentas, salvo la acción del mandante por lo que el mandatario hubiese convertido en su
provecho.
Artículo 1899.-
Cuando en el mismo instrumento se hubiesen nombrado dos o más mandatarios, entiéndase
que el nombramiento fue hecho para ser aceptado por uno solo de los nombrados, con las
excepciones siguientes:
1 - Cuando hubieren sido nombrados para que funcionen todos o algunos de ellos
conjuntamente;
2 - Cuando hubieren sido nombrados para funcionar todos o algunos de ellos separadamente,
o cuando el mandante hubiere dividido la gestión entre ellos, o los hubiese facultado para
dividirla entre sí;
3 - Cuando han sido nombrados para funcionar uno de ellos, en falta del otro u otros.
Artículo 1900.-
Cuando han sido nombrados para funcionar todos, o algunos de ellos conjuntamente, no podrá
el mandato ser aceptado separadamente.
Artículo 1901.-
Cuando han sido nombrados para funcionar uno en falta de otro o de otros, el nombrado en
segundo lugar no podrá aceptar el mandato, sino en falta del nombrado en primer lugar, y así
en adelante. La falta tendrá lugar cuando cualquiera de los nombrados no pudiese, o no
quisiese aceptar el mandato, o aceptado no pudiese servirlo por cualquier motivo.
Artículo 1902.-
Entiéndase que fueron nombrados para funcionar uno a falta de otro, cuando el mandante
hubiere hecho el nombramiento en orden numérico, o llamado primero al uno y en segundo
lugar al otro.
Artículo 1903.-
Aceptado el mandato por uno de los nombrados, su renuncia, fallecimiento o incapacidad
sobreviniente, dará derecho a cada uno de los otros nombrados para aceptarlo según el orden
de su nombramiento.
Artículo 1905.-
Debe circunscribirse en los límites de su poder, no haciendo menos de lo que se le ha
encargado. La naturaleza del negocio determina la extensión de los poderes para conseguir el
objeto del mandato.
Artículo 1906.-
No se consideran traspasados los límites del mandato, cuando ha sido cumplido de una
manera más ventajosa que la señalada por éste.
Artículo 1907.-
El mandatario debe abstenerse de cumplir el mandato, cuya ejecución fuera manifiestamente
dañosa al mandante.
Artículo 1908.-
El mandatario no ejecutará fielmente el mandato, si hubiese oposición entre sus intereses y los
del mandante, y diese preferencia a los suyos.
Artículo 1909.-
El mandatario está obligado a dar cuenta de sus operaciones, y entregar al mandante cuanto
haya recibido en virtud del mandato, aunque lo recibido no se debiese al mandante.
Artículo 1910.-
La relevación de rendir cuentas, no exonera al mandatario de los cargos que contra él justifique
el mandante.
Artículo 1911.-
La obligación que tiene el mandatario de entregar lo recibido en virtud del mandato, comprende
todo lo que el mandante le confió y de que no dispuso por su orden; todo lo que recibió de
tercero, aunque lo recibiese sin derecho; todas las ganancias resultantes del negocio que se le
encargó; los títulos, documentos y papeles que el mandante le hubiese confiado, con excepción
de las cartas e instrucciones que el mandante le hubiese remitido o dado.
Artículo 1912.-
Si por ser ilícito el mandato resultaren ganancias ilícitas, no podrá el mandante exigir que el
mandatario se las entregue; pero si, siendo lícito el mandato, resultasen ganancias ilícitas por
abuso del mandatario, podrá el mandante exigir que se las entregue.
Artículo 1913.-
El mandatario debe intereses de las cantidades que aplicó a uso propio, desde el día en que lo
hizo, y de las que reste a deber desde que se hubiese constituido en mora de entregarlas.
Artículo 1914.-
El mandatario puede, por un pacto especial, tomar sobre sí la solvencia de los deudores y
todas las incertidumbres y embarazos del cobro; constituyéndose desde entonces principal
deudor para con el mandante, y son de su cuenta hasta los casos fortuitos y de fuerza mayor.
Artículo 1915.-
Los valores en dinero que el mandatario tiene en su poder por cuenta del mandante, perecen
para el mandatario, aunque sea por fuerza mayor o caso fortuito, salvo que estén contenidos
en cajas o sacos cerrados sobre los cuales recaiga el accidente o la fuerza.
Artículo 1916.-
El mandatario que se halle en imposibilidad de obrar con arreglo a sus instrucciones, no está
obligado a constituirse agente oficioso: le basta tomar las medidas conservatorias que las
circunstancias exijan.
Artículo 1917.-
Si el negocio encargado al mandatario fuese de los que por su oficio o su modo de vivir, acepta
él regularmente, aun cuando se excuse del encargo, deberá tomar las providencias
conservatorias urgentes que requiera el negocio que se le encomienda.
Artículo 1918.-
No podrá el mandatario por sí ni por persona interpuesta, comprar las cosas que el mandante
le ha ordenado vender, ni vender de lo suyo al mandante, lo que éste le ha ordenado comprar,
si no fuese con su aprobación expresa,
Artículo 1919.-
Si fuese encargado de tomar dinero prestado, podrá prestarlo él mismo al interés corriente;
pero facultado para dar dinero a interés, no podrá tomarlo prestado para sí, sin aprobación del
mandante.
Artículo 1920.-
Cuando un mandato ha sido dado a muchas personas conjuntamente, no hay solidaridad entre
ellas, a menos de una convención en contrario.
Artículo 1921.-
Cuando la solidaridad ha sido estipulada, cada uno de los mandatarios responde de todas las
consecuencias de la inejecución del mandato, y por la consecuencia de las faltas cometidas por
sus comandatarios; pero en este último caso el uno de los mandatarios no es responsable de lo
que el otro hiciere, traspasando los límites del mandato.
Artículo 1922.-
Cuando la solidaridad no ha sido estipulada, cada uno de los mandatarios responde sólo de las
faltas o de los hechos personales.
Artículo 1923.-
Respecto a las pérdidas e intereses que se debiesen por la inejecución del mandato, cada uno
de los mandatarios no está obligado sino por su porción viril; pero, si según los términos del
mandato conferido a muchas personas, el uno de los mandatarios no pudiese obrar sin el
concurso de los otros, el que se hubiera negado a cooperar a la ejecución del mandato, sería
único responsable por la inejecución del mandato, de todas las pérdidas e intereses.
Artículo 1924.-
El mandatario puede sustituir en otro la ejecución del mandato; pero responde de la persona
que ha sustituido, cuando no ha recibido el poder de hacerlo, o cuando ha recibido este poder,
sin designación de la persona en quien podía sustituir, y hubiese elegido un individuo
notoriamente incapaz o insolvente.
Artículo 1925.-
Aunque el mandatario haya sustituido sus poderes, puede revocar la sustitución cuando lo
juzgue conveniente. Mientras ella subsiste, es de su obligación la vigilancia en el ejercicio de
los poderes conferidos al sustituto.
Artículo 1926.-
El mandante en todos los casos tiene una acción directa contra el sustituido, pero sólo en razón
de las obligaciones que éste hubiere contraído por la sustitución; y recíprocamente el sustituido
tiene acción contra el mandante por la ejecución del mandato.
Artículo 1927.-
El mandante tiene acción directa contra el sustituido, toda vez que por una culpa que éste
hubiere cometido, fuese responsable de los daños e intereses.
Artículo 1928.-
Las relaciones entre el mandatario y el sustituido por él, son regidas por las mismas reglas que
rigen las relaciones del mandante y mandatario.
Artículo 1929.-
El mandatario puede, en el ejercicio de su cargo, contratar en su propio nombre o en el del
mandante. Si contrata en su propio nombre, no obliga al mandante respecto de terceros. Este,
sin embargo, puede exigir una subrogación judicial en los derechos y acciones que nazcan de
los actos, y puede ser obligado por los terceros acreedores que ejercieren los derechos del
mandatario a llenar las obligaciones que de ellos resultan.
Artículo 1930.-
Contratando en nombre del mandante, no queda personalmente obligado para con los terceros
con quienes contrató, ni contra ellos adquiere derecho alguno personal, siempre que haya
contratado en conformidad al mandato, o que el mandante en caso contrario hubiese ratificado
el contrato.
Artículo 1931.-
Cuando contratase en nombre del mandante, pasando los límites del mandato, y el mandante
no ratificare el contrato, será éste nulo, si laparte con quien contrató el mandatario conoce los
poderes dados por el mandante.
Artículo 1932.-
En el caso del artículo anterior, sólo quedará obligado para con la parte con quien contrató, si
por escrito se obligó por sí mismo, o se obligó a presentar la ratificación del mandante.
Artículo 1933.-
Quedará sin embargo personalmente obligado, y podrá ser demandado por el cumplimiento del
contrato o por indemnización de pérdidas e intereses, si la parte con quien contrató no conocía
los poderes dados por el mandante.
Artículo 1934.-
Un acto respecto de terceros se juzgará ejecutado en los límites del mandato, cuando entra en
los términos de la procuración, aun cuando el mandatario hubiere en realidad excedido el límite
de sus poderes.
Artículo 1935.-
La ratificación tácita del mandante resultará de cualquier hecho suyo que necesariamente
importe una aprobación de lo que hubiese hecho el mandatario. Resultará también del silencio
del mandante, si siendo avisado por el mandatario de lo que hubiese hecho, no le hubiere
contestado sobre la materia.
Artículo 1936.-
La ratificación equivale al mandato, y tiene entre las partes efecto retroactivo al día del acto, por
todas las consecuencias del mandato; pero sin perjuicio de los derechos que el mandante
hubiese constituido a terceros en el tiempo intermedio entre el acto del mandatario y la
ratificación.
Artículo 1937.-
Los terceros no pueden oponer el exceso o inobservancia del mandato, una vez que el
mandante lo hubiere ratificado, o quiera ratificar lo que hubiese hecho el mandatario.
Artículo 1938.-
Los terceros con quienes el mandatario quiera contratar a nombre del mandante, tienen
derecho a exigir que se les presente el instrumento de la procuración, las cartas órdenes, o
instrucciones que se refieran al mandato. Las órdenes reservadas, o las instrucciones secretas
del mandante, no tendrán influencia alguna sobre los derechos de terceros que contrataron en
vista de la procuración, órdenes o instrucciones, que les fueron presentadas.
Artículo 1939.-
Celebrado el contrato por escritura pública, debe observarse lo dispuesto respecto a los
instrumentos públicos, cuando los otorgantes fueren representados por procurador, o fueren
representantes necesarios. Celebrado el contrato por instrumento privado, la parte contratante
con el mandatario tiene derecho a exigir la entrega de la pieza original, de donde conste el
mandato, o una copia de ella en forma auténtica.
Artículo 1940.-
En caso de duda, si el contrato ha sido hecho a nombre del mandante o a nombre del
mandatario, se atenderá a la naturaleza del negocio, a lo que el mandato se encargaba, y a lo
dispuesto en el Código de Comercio sobre las comisiones.
Artículo 1942.-
La sustitución del mandatario no autorizada por el mandante, ni ratificada por él, no le obligará
respecto de terceros por los actos del sustituto.
Artículo 1943.-
Contratando dos personas sobre el mismo objeto, una con el mandatario, y otra con el
mandante, y no pudiendo subsistir los dos contratos, subsistirá el que fuese de fecha anterior.
Artículo 1944.-
En el caso del artículo anterior, si el mandatario hubiere contratado de buena fe, el mandante
será responsable del perjuicio causado al tercero, cuyo contrato no subsiste. Si hubiere
contratado de mala fe, es decir, estando prevenido por el mandante, él sólo será responsable
de tal perjuicio.
Artículo 1945.-
Si dos o más personas han nombrado un mandatario para un negocio común, le quedarán
obligados solidariamente para todos los efectos del contrato.
Artículo 1946.-
Los actos jurídicos ejecutados por el mandatario en los límites de sus poderes, y a nombre del
mandante, como las obligaciones que hubiese contraído, son considerados como hechos por
éste personalmente.
Artículo 1947.-
El mandatario no puede reclamar en su propio nombre la ejecución de las obligaciones, ni ser
personalmente demandado por el cumplimiento de ellas.
Artículo 1948.-
El mandante debe anticipar al mandatario, si éste lo pidiere, las cantidades necesarias para la
ejecución del mandato.
Artículo 1949.-
Si el mandatario las hubiese anticipado, debe reembolsárselas el mandante, aun cuando el
negocio no le haya resultado favorable, y aunque los gastos le parezcan excesivos, con tal que
no pueda imputarse falta alguna al mandatario; pero puede impugnarlos, si realmente fuesen
excesivos.
Artículo 1950.-
El reembolso comprenderá los intereses de la anticipación desde el día en que fue hecha.
Artículo 1951.-
El mandante debe librar al mandatario de las obligaciones que hubiera contraído en su nombre,
respecto de terceros, para ejecutar el mandato, o proveerle de las cosas o de los fondos
necesarios para exonerarse.
Artículo 1952.-
Debe también satisfacer al mandatario la retribución del servicio. La retribución puede consistir
en una cuota del dinero, o de los bienes que el mandatario, en virtud de la ejecución del
mandato, hubiese obtenido o administrado, salvo lo que se halle dispuesto en el Código de
Procedimientos respecto a abogados y procuradores judiciales.
Artículo 1953.-
Debe igualmente indemnizar al mandatario de las pérdidas que hubiere sufrido, procedentes de
sus gestiones, sin falta que le fuese imputable.
Artículo 1954.-
Reputase perjuicio ocasionado por la ejecución del mandato, solamente aquel que el
mandatario no habría sufrido, si no hubiera aceptado el mandato.
Artículo 1955.-
El mandatario no está obligado a esperar la presentación de sus cuentas, o el entero
cumplimiento del mandato, para exigir los adelantos o gastos que hubiese hecho.
Artículo 1956.-
Hasta que el mandatario sea pagado de los adelantos y gastos, y de su retribución o comisión,
puede retener en su poder cuanto bastare para el pago, cualesquiera bienes o valores del
mandante que se hallen a su disposición.
Artículo 1957.-
No está obligado el mandante a pagar los gastos hechos por el mandatario:
1 - Cuando fueren hechos con su expresa prohibición, a no ser que quiera aprovecharse de las
ventajas que de ellos le resulten;
3 - Cuando los hizo, aunque le fuesen ordenados, teniendo ciencia del mal resultado, cuando el
mandante lo ignoraba;
4 - Cuando se hubiere convenido que los gastos fuesen de cuenta del mandatario, o que éste
no pudiese exigir sino una cantidad determinada.
Artículo 1958.-
Resolviéndose el mandato sin culpa del mandatario, o por la revocación del mandante, deberá
éste satisfacer al mandatario la parte de la retribución que corresponda al servicio hecho; pero
si el mandatario hubiere recibido adelantada la retribución o parte de ella, el mandante no
puede exigir que se la restituya.
Artículo 1959.-
Pagados los gastos y la retribución del mandatario, el mandante no está obligado a pagar
retribuciones o comisiones a las personas que le sustituyeron en la ejecución del mandato, a
menos que la sustitución hubiese sido indispensable.
Artículo 1961.-
El mandante debe estar y pasar por la fecha de los actos privados ejecutados por el
mandatario, y es de su cargo la prueba de que el acto hubiese sido antidatado.
Artículo 1962.-
Cesa también el mandato dado al sustituido, por la cesación de los poderes del mandatario que
hizo la sustitución, sea representante voluntario o necesario.
Artículo 1963.-
El mandato se acaba:
Artículo 1964.-
Para cesar el mandato en relación al mandatario y a los terceros con quienes ha contratado, es
necesario que ellos hayan sabido o podido saber la cesación del mandato.
Artículo 1965.-
No será obligatorio al mandante, ni a sus herederos, o representantes, todo lo que se hiciere
con ciencia o ignorancia imputable de la cesación del mandato.
Artículo 1966.-
Será obligatorio al mandante, a sus herederos o representantes, en relación al mandatario,
todo cuanto éste hiciere ignorando, sin culpa la cesación del mandato, aunque hubiese
contratado con terceros que de ella tuvieren conocimiento.
Artículo 1967.-
En relación a terceros, cuando ignorando sin culpa la cesación del mandato, hubieren
contratado con el mandatario, el contrato será obligatorio para el mandante, sus herederos y
representantes, salvo sus derechos contra el mandatario, si éste sabía la cesación del
mandato.
Artículo 1968.-
Es libre a los terceros obligar o no al mandante, sus herederos o representantes, por los
contratos que hubieren hecho con el mandatario, ignorando la cesación del mandato; mas el
mandante, sus herederos o representantes, no podrán prevalerse de esa ignorancia para
obligarlos por lo que se hizo después de la cesación del mandato.
Artículo 1969.-
No obstante la cesación del mandato, es obligación del mandatario, de sus herederos, o
representantes de sus herederos incapaces, continuar por sí o por otros los negocios
comenzados que no admiten demora, hasta que el mandante, sus herederos o representantes
dispongan sobre ellos, bajo pena de responder por perjuicio que de su omisión resultare.
Artículo 1970.-
El mandante puede revocar el mandato siempre que quiera, y obligar al mandatario a la
devolución del instrumento donde conste el mandato.
Artículo 1971.-
El nombramiento de nuevo mandatario para el mismo negocio produce la revocación del
primero, desde el día en que se le hizo saber a éste.
Artículo 1972.-
Interviniendo el mandante directamente en el negocio encomendado al mandatario, y
poniéndose en relación con los terceros, queda revocado el mandato, si él expresamente no
manifestase que su intención no es revocar el mandato.
Artículo 1973.-
El mandato que constituye un nuevo mandatario, revocará el primero, aunque no produzca
efecto por el fallecimiento o incapacidad del segundo mandatario, o aunque no lo acepte, o
aunque el instrumento del mandato sea nulo por falta o vicio de forma.
Artículo 1974.-
Cuando el mandato fue constituido por dos o más mandantes para un negocio común, cada
uno de ellos sin dependencia de los otros, puede revocarlo.
Artículo 1975.-
Cuando el mandato es general, la procuración especial dada a otro mandatario, deroga, en lo
que concierne esta especialidad, la procuración general anterior.
Artículo 1976.-
La procuración especial no es derogada por la procuración general posterior, dada a otra
persona, salvo cuando comprendiese en su generalidad el negocio encargado en la
procuración anterior.
Artículo 1977.-
El mandato puede ser irrevocable siempre que sea para negocios especiales, limitado en el
tiempo y en razón de un interés legítimo de los contratantes o un tercero. Mediando justa causa
podrá revocarse.
Artículo 1978.-
El mandatario puede renunciar el mandato, dando aviso al mandante; pero si lo hiciese en
tiempo indebido, sin causa suficiente, debe satisfacer los perjuicios que la renuncia causare al
mandante.
Artículo 1979.-
El mandatario, aunque renuncie el mandato con justa causa, debe continuar sus gestiones, si
no le es del todo imposible, hasta que el mandante pueda tomar las disposiciones necesarias
para ocurrir a esta falta.
Artículo 1980.-
La muerte del mandante no pone fin al mandato, cuando el negocio que forma el objeto del
mandato debe ser cumplido o continuado después de su muerte. El negocio debe ser
continuado, cuando comenzado hubiese peligro en demorarlo.
Artículo 1981.-
Aunque el negocio deba continuar después de la muerte del mandante, y aunque se hubiese
convenido expresamente que el mandato continuase después de la muerte del mandante o
mandatario, el contrato queda resuelto, si los herederos fuesen menores o hubiese otra
incapacidad, y se hallasen bajo la representación de sus tutores o curadores.
Artículo 1982.-
El mandato continúa subsistiendo aun después de la muerte del mandante, cuando ha sido
dado en el interés común de éste y del mandatario, o en el interés de un tercero.
Artículo 1983.-
Cualquier mandato destinado a ejecutarse después de la muerte del mandante, será nulo si no
puede valer como disposición de última voluntad.
Artículo 1984.-
La incapacidad del mandante o mandatario que hace terminar el mandato, tiene lugar siempre
que alguno de ellos pierde, en todo o en parte, el ejercicio de sus derechos.
Artículo 1985.-
Subsistirá sin embargo el mandato conferido por la mujer antes de su matrimonio, si fuese
relativo a los actos que ella puede ejercer, sin dependencia de la autorización del marido.
Conste por el presente documento del Contrato de Mandato con Representación que celebran,
El contrato de mandato está definido en el Art. 1790 del CC. El aquel mediante el cual una
persona (mandante) encarga a otra (mandatario), el desempeño de ciertos negocios o
realización de determinados actos jurídicos que los toma a su cargo.
El mandato es un contrato (negocio bilateral), obligatorio inter partes, en virtud del cual el
mandatario se compromete a realizar una actividad por cuenta del mandarte, pero sin que
pueda obrar a nombre de éste.
ELEMENTOS:
Intervienen en el mandato dos partes denominadas
1. Mandante; es la persona que encomienda la realización de uno o varios actos jurídicos al
mandatario por Su cuenta o en interés de él.
2. Mandatario; es la persona que desempeña el mandato, ejercita la representación del
mandante y actúa por cuenta de éste, siguiendo sus instrucciones.
Para ser mandante o mandatario se requiere tener capacidad civil, esto es, capacidad de
ejercicio (mayores de 18 años)
CARACTERÍSTICAS
CLASES:
1. Mandato Civil; cuando los actos que deberá ejecutar el mandatario son de naturaleza civil.
Ejemplo: poder para contraer matrimonio.
2. Mandato Comercial; cuando los actos a realizar por el mandatario son de carácter mercantil,
así por ejemplo, poder para administrar un negocio.
3. Mandato General; cuando el mandante faculta al mandatario la celebración de todo acto o
contrato sin especificar alguno determinado. El mandato general comprende además los
actos necesarios para la administración ordinaria.(Art.1792)
4. Mandato Especial; cuando se concede al mandatario una facultad concreta.
5. Mandato Individual; cuando es una sola persona quien va a ejercitar el poder.
6. Mandato Múltiple; cuando dos o más personas son nombradas como mandatarios. Su
responsabilidad es solidaria cuando actúan conjuntamente. (Art. 1795)
El mandante está obligado también a facilitar al mandatario los medios necesarios para el
cumplimiento de las obligaciones que haya contraído al ejecutar el mandato.
Para que la indemnización proceda es necesario que exista un vínculo de causalidad entre
el daño producido y el ejercicio del mandato.
Mora del mandante
Artículo 1797.- El mandatario puede abstenerse de ejecutar el mandato en tanto el mandante
estuviera en mora frente a él en el cumplimiento de sus obligaciones.
Derecho de retención
Artículo 1799- También puede el mandatario retener los bienes que obtenga para el mandante
en cumplimiento del mandato, mientras no cumpla aquéllas obligaciones que le corresponden
según los incisos 3 y 4 del artículo 1796.
Dicho artículo tiene el propósito de brindar al mandatario una garantía para el cumplimiento de
las obligaciones por parte del mandante.
El derecho de retención opera, cuando el mandante no cumpla con las obligaciones a que se
refieren los incisos 3 y 4 del artículo 1796: reembolso de los gastos efectuados para el
desempeño del mandato, con 105 intereses legales desde el día en que fueron efectuados, e
indemnización por los daños y perjuicios sufridos como consecuencia del mandato.
El Plazo es Indeterminado:
Cuando no se indica un plazo determinable o determinado, desconociéndose por completo
cuando terminara.
Tratándose de un mandato que no tenga plazo determinado cualquiera de las partes puede
ponerle fin, mediante aviso previo remitido por la vía notarial, con una anticipación no menor de
30 días, transcurrido el plazo, el contrato queda resuelto de pleno derecho.
1. Muerte, interdicción o inhabilitación del mandante o del mandatario.
Por su parte el mandante está obligado a asumir las obligaciones contraídas por el mandatario
en ejecución del mandato.
IV. EL MANDATO
DEFINICIÓN DE MANDATO12
CARACTERÍSTICAS
3. El mandato es, por su naturaleza, gratuito; pero nada obsta para que se convenga lo
contrario (Código Civil de Venezuela Art. 1.686).
4. El mandato es, "intuitus personae " respecto de ambas partes, lo que tiene consecuencias
especialmente en cuanto a la relevancia del error en la persona y en cuanto a la extinción del
contrato.
ESPECIES DE MANDATO
1. Por la forma de manifestación de la voluntad del mandante puede ser expreso o tácito.
(Código Civil. art. 1.685).
2. Por la extensión de los intereses del mandato puede ser general o especial. El mandato
general por amplia que aparezca su redacción, no otorga más facultades al mandatario que los
actos de administración propios del giro del negocio. Si la venta está dentro del giro ordinario
del negocio, debe comprenderse dentro del mandato, sin necesidad de poder especial. Para
dar un mandato general debemos hacer una larga enumeración de las facultades que
queramos otorgar. Ciertas facultades han sido regladas específicamente por el legislador para
señalar su alcance.
3. Por la forma de señalar los poderes del mandatario el mandato puede ser concebido en
términos generales y expreso.
4. Por el medio técnico que para su ejecución se confiere al mandatario, el mandante puede ser
mandato con representación o mandato sin representación.
Los elementos de existencia y validez del mandato son los mismos del Derecho común, pero
hacemos algunas referencias al consentimiento, capacidad y objeto en materia de mandato.
CONSENTIMIENTO
1. El mandato puede ser expreso o tácito, y su aceptación puede ser tácita y resultar de la
ejecución del mandato por el mandatario (Código Civil. art. 1.685).
3.1 El mandato judicial (mandato para comparecer enjuicio) está sometido a reglas formales
que corresponde estudiar en Derecho Procesal civil.
3.2 El mandato para contraer matrimonio es solemne: Requiere para su existencia que sea
otorgado ante un Registrador Público o ante el funcionario competente, si se confiere en el
extranjero (Código Civil, art. 85).
3.3 El mandato para realizar un acto solemne debe cumplir las mismas formalidades que el
acto en cuestión, siempre que las solemnidades de este hayan sido establecidas en protección
de las partes, o por lo menos de la parte que confiere él mandato. Una aplicación expresa del
principio se encuentra en materia de donaciones cuando se dispone que el mandato para donar
debe otorgarse en forma auténtica si se trata de cosas o derechos cuya donación debe hacerse
en dicha forma (Código Civil. art. 1.438, AP. único).
3.4 El mandato para celebrar en nombre de otro un acto para el cual la ley exija instrumento
otorgado ante un Registrador Subalterno debe ser otorgado en la misma forma; Pero si el
poder se refiere a actos para los cuales es necesaria y suficiente la escritura privada, puede ser
otorgada en esa misma forma, aunque el acto se otorgue ante un Registrador (Código Civil. art.
1.169, ap. Único).
OBJETO
Aunque el mandato puede hacer nacer obligaciones para ambas partes, cada una de las cuales
tiene su objeto propio, el objeto del mandato por excelencia es el acto jurídico (o los actos
jurídicos), que el mandante encarga al mandatario y que este se obliga a ejecutar por cuenta de
aquel.
Se puede conferir mandato para realizar toda clase de actos jurídicos, salvo para aquellos
respecto de los cuales no cabe representación. Este principio, a veces se formula diciendo que
se puede conferir mandato para todos los actos excepto para los actos personales.
Por otra parte, las facultades del mandatario respecto del asunto o asuntos que se le encarga
ejecutar pueden ser muy diversas. Para determinar el alcance de las mismas debe tenerse en
cuenta que el mandato concebido en términos generales solo faculta para realizar actos de
simple administración (Código Civil. art. 1.688, encab.). Norma que tiene su fundamento en la
interpretación de la voluntad presunta de las partes.
CAPACIDAD
La capacidad del mandante es la misma que se necesita para realizar el acto. Si el mandato es
para actos de disposición, el mandante debe tener el poder de disposición. Debe advertirse que
la capacidad del mandante como elemento de validez del mandato sólo se requiere en el
momento de la celebración de este; la incapacidad posterior del mandante no invalida nunca el
mandato, aunque frecuentemente lo extinga.
GRATUIDAD
Puede ser oneroso o gratuito acorde al artículo 1684 del Código Civil que dice: "El mandato es
un contrato por el cual una persona se obliga gratuitamente, o mediante salario..." Se estimará
gratuito, cuando no se hubiere convenido que el mandatario perciba una remuneración por su
trabajo, es decir por llevar adelante el contrato, en cambio será oneroso cuando consista en
atribuciones o funciones conferidas por la ley al mandatario y cuando consista en los trabajos
propios de la profesión lucrativa del mandatario, o de su modo de vivir.
5. Obligación de rendir cuentas: Todo mandatario está obligado a dar cuenta al mandante de
sus operaciones (Código Civil. art. 1.694). El Código Civil no regula la forma de la rendición
de cuentas; pero el Código de Procedimiento Civil dispone para el caso de rendición judicial de
cuentas, que estas deben presentarse en términos claros y precisos, año por año, con cargos y
abonos en orden cronológico de modo que puedan ser examinadas fácilmente, y con todos
los libros, instrumentos, comprobantes y papeles que pertenezcan a la cuenta.
Artículo 1.695 del Código Civil: El mandatario responde de aquel en quien ha sustituido su
gestión. Cuando no se le dio poder para sustituirlo
Cuando la facultad de sustituir le fue conferida con designación de la persona en quien sustituir
y el mandatario ha sustituido en ella, el mandatario no responde de la gesti6n del sustituto
Las principales obligaciones que puede tener el mandante frente al mandatario son:
reembolsarle los avances y gastos hechos para la ejecución del mandato, pagarle el salario si
se lo ha prometido, indemnizarle ciertas perdidas y cumplir las obligaciones contraídas por el
mandatario dentro de los límites del mandato o ratificadas por el mandante.
2.1 Como se ha dicho, el mandato es por su naturaleza gratuito (aunque no por su esencia
como en el Derecho alemán). En consecuencia, el mandante, no debe ninguna remuneración al
mandatario, salvo pacto en contrario. Este pacto puede ser tácito. Así, se considera oneroso el
mandato cuando su ejecución constituye parte del ejercicio de la profesión que ejerce
normalmente el mandatario a título lucrativo, salvo que medien circunstancias especiales (p. ej.:
parentesco próximo). La carga de la prueba de que el mandato es remunerado corresponde al
mandatario.
2.3 En el caso particular del mándate judicial rigen normas especiales sobre la remuneración
previstas en el Código de Procedimiento Civil y en la Ley de Abogados.
3 Obligación de indemnizar al mandatario por las pérdidas sufridas sin su culpa en la ejecución
del mandante: El mandante debe indemnizar al mandatario de las pérdidas que este haya
sufrido en la ejecución del mandante, si no se le puede imputar culpa alguna (Código Civil. art.
1.700). La explicación es que si bien el mandante es por su naturaleza gratuito no debe ser
fuente de empobrecimiento para el mandatario a quien no pueda imputarse culpa en su
ejecución.
4 Obligación de cumplir todas las obligaciones contraídas por el mandatario dentro de los
límites del mandante o ratificadas por el mandante (Código Civil. art. 1.698): En principio el
mandante solo queda obligado a cumplir las obligaciones contraídas por el mandatario dentro
de los límites de su mandato; pero dicha obligación se extiende también a las
obligaciones derivadas de actos cumplidos por el mandatario fuera de los límites de su
mandato si el mandante los ratifica.
El mandato, además de producir efectos entre las partes, puede producir efectos frente a
terceros, en especial entre el mandante y el tercero que ha contratado con el. Dichos efectos
van según que el mandatario haya actuado en nombre del mandante (mandato con
representación) o solo por cuenta de este (mandato sin representación).
1.1 El acto cumplido por el mandatario en nombre del mandante produce efectos directamente
en provecho y en contra de este último (Código Civil. Art. 1.169 y 1.691). Este principio se
extiende desde luego al caso de que el acto haya sido celebrado por el sustituto.
1.2 A la inversa, el mandatario no queda obligado frente al tercero ni tiene acción contra él.
2 Si el mandatario se excedió de los límites del mandato: El mandante no queda obligado frente
al tercero por el acto cumplido por el mandatario excediendo los límites de su mandato, salvo
que: a) el tercero no haya conocido la limitación del poder al tiempo de la celebración del
contrato (Código Civil. art. 1.170); o b) el mandante haya ratificado el acto (Código Civil. art.
1.698, ap. único), expresa o tácitamente. En todo caso, en las relaciones internas el mandatario
responde frente al mandante por extralimitación del mandato en los términos del Derecho
común, sin que la ratificación del acto excluya dicha responsabilidad.
Cuando el mandatario obra en su propio nombre, el mandante no tiene acción contra aquellos
con quienes ha contratado el mandatario, ni estos contra el mandante sino que el mandatario
queda obligado directamente frente a la persona con quien ha contratado, como si el negocio
fuera de él propio (Código Civil. art. 1.691). En consecuencia, los únicos vicios del
consentimiento que influyen en las relaciones externas son los que afectan la voluntad del
mandatario o de la persona con quien este ha contratado.
La Ley acuerda al mandatario una protección especial de sus créditos frente al mandante.
2.2 El derecho versa sobre las cosas que son objeto del mandato, ósea, sobre las cosas que se
encuentran en poder del mandatario con motivo del mandato; pero no se extiende a las cosas
entregadas por el mismo mandante al mismo mandatario en razón de otro mandato.
3 El mandante podrá sustituir la garantía por otros bienes o pedir que se la limite, a cuyo efecto
ocurrirá al juez de Primera Instancia de la jurisdicción. El Juez citara al mandatario y si este
objetare la eficacia o suficiencia de la nueva garantía ofrecida o impugnare por excesiva la
limitación solicitada, el Juez abrirá una averiguación de ocho días y al noveno resolverá lo
conducente. De la decisión que acuerde la sustitución o la limitación de la garantía, se oirá
apelación a un solo efecto.
1. Por revocación
2. Renuncia de mandatario
3. El mandatario puede renunciar el mandato notificación al mandante
4. La muerte, interdicción, quiebra o cesión de bienes del mandante o del mandatario.
5. La inhabilitación del mandante o del mandatario, si el mandante tiene por objeto actos que
no podría ejecutar por si, sin asistenta de curador.
De acuerdo con la preceptiva contenida en el artículo 331 del Código de Comercio anterior, el
mandato comercial es un contrato "por el cual una persona encarga la ejecución de uno o más
negocios lícitos de comercio a otra, que se obliga a administrarlos gratuitamente, o mediante
una retribución,, y dar cuenta de su empeño"
Del contenido de esta disposición legal, que en su esencia es una reproducción del texto 2142
del C.C., se desprende que en el ejercicio de su encargo el mandatario puede obrar de dos
maneras, a saber: a) ora en representación del mandante, es decir, asumiendo su personería
como si éste fuera el que ejecutara o celebrara el acto o contrato; y b) ya que en su propio
nombre, sin representar al mandante, no dando noticia a los terceros de la calidad en que obra.
En el primero de estos dos supuestos se trata del mandato representativo, que está destinado
a producir efectos no solo entre las partes que lo celebran, sino también ante terceros, según lo
establece el artículo 1505 del C.C. En el segundo, en cambio, el mandato no confiere
representación y por lo tanto sus efectos se limitan a los contratantes, según el principio del
efecto relativo de los contratos a que alude el articulo 1602 C.C.
Estas dos clases de mandato están reconocidas por el artículo 2177 del C.C y 356 del antiguo
C. de Co. En efecto, la primera de estas dos disposiciones estatuye que el mandatario puede,
en el ejercicio de su cargo, contratar a su propio nombre o al del mandante, si contrata a su
propio nombre no obliga respecto de terceros al mandante"; y reza la segunda de dichas dos
normas, que " el comisionista puede obrar en nombre propio, o a nombre de sus comitentes. En
caso de duda, se presume que ha contratado a su propio nombre.
Cuando el mandato no es representativo, el mandatario es, ante los terceros con quienes
contrata, el titular de los derechos y obligaciones que se derivan de los contratos no pueden ser
obligados a tener al mandante como parte en el pacto, puesto que, no habiendo
representación, es el mandatario quien en éste es realmente parte. Los efectos del mandato se
reducen entonces a los que todo contrato produce que para el caso son: El mandatario queda
obligado a transferir al mandante todo el beneficio que de los negocios con tercero derive
(artículos 2182 y 2183 del C.C); y el mandante, por su parte, debe proveer al mandatario de
todo lo necesario para la ejecución del encargo y reembolsarle los gastos razonables que la
comisión le imponga (art. 2184 C.C).
En el mandato sin representación, entonces, el mandante no tiene derecho ni acción algunos
contra los tercero que han contratado con su mandatario. Como lo ha dicho la corte " la acción
para hacer efectivo el derecho del mandante en el caso de que le mandatario haya estipulado y
adquirido en su propio nombre y se niegue a transmitirle el derecho adquirido en su propio
nombre y se niegue a transmitirle el derecho adquirido, le concede el artículo 2177 del C.C. al
permitir el mandato oculto; nace de la celebración misma del contrato y es una acción personal
contra el apoderado para que se declare, a través de un acuerdo establecimiento probatorio del
mandato, que los efectos del contrato corresponden al mandante y a él benefician
exclusivamente.
De lo atrás expuesto debe seguirse que sin la escritura de constitución de una sociedad, sea
ésta civil o comercial se expresa que uno de los socios constituyentes obra en nombre propio,
cuando actúa en verdad en ejercicio de un mandato sin representación otorgado por otra
persona, el socio es el mandatario y como tal deberá ser tenido por sus consocios y por los
terceros, sin perjuicio, eso sí, de las relaciones personales entre mandante y mandatario, atrás
referidas. el mandante no podrá compeler a su mandatario ni a los demás socios a que con
este carácter lo reciban a él en la sociedad.
De la misma manera y por idéntica razón, si en la escritura de reforma social por la cual un
socio cede en todo o en parte su interés, el cesionario dice obrar, a nombre propio, cuando en
rigor de verdad actúa como mandatario sin representación de otra persona, quien adquiere ese
interés es el mandatario y no el mandante, quien no puede compeler ni aquel ni a los demás
socios para que con ese carácter lo reciban en la sociedad.
En las tres primeras suplicas de la demanda con la cual se inicio este proceso, el mandante no
pide que el demandado le transfiera el beneficio o utilidad que le corresponda como socio de la
sociedad limitada, y el capital una vez liquidada la compañía; sino que, dirigiendo sus
pretensiones contra todos los socios y la sociedad misma, solicita que dicho señor le restituya "
las acciones", "el interés social" y "los derechos" que ella tiene en esa persona jurídica. Tal
restitución ciertamente, implicaría una reforma social a cuya realización es jurídicamente
imposible compeler a los demás socios, como quiera que el mandato si representación no
produce ningún efecto contra ellos y, además, fue pacto no expresado en la escritura de
constitución ni en la de reforma.
La corte, en cumplimiento de lo preceptuado por la regla quinta del artículo 375 del Código de
procedimiento civil, en el ámbito doctrinal, debe rectificar el desacierto en que incurrió el
sentenciador ad quem, al sostener que el mandato sin representación no puede acreditarse
con prueba testimonial ni con la confesión del mandatario.
Por cuanto a través del ejercicio de la acción consagrada en el artículo 2177 del Código Civil, lo
que el demandante busca es descubrir la existencia de una autorización secreta que él confirió,
la que generalmente no es expresa sino implícita, deben quedar al alcance del interesado todos
los medios de prueba para llevar al juez la plena convicción de su ocurrencia, no sólo porque
en tal supuesto lo que se busca es la demostración de un contrato de mandato el cual en
nuestro derecho es típicamente consensual, sino también y fundamentalmente porque no se
trata en tal hipótesis de acreditar las obligaciones generadas en un acto jurídico solemne,
otorgado con intervención de un testaferro, sino el acuerdo pre-existente entre éste y el
verdadero interesado en la negociación
3. La legislación civil define como ―un contrato en que una persona confía la gestión de uno o
más negocios a otra, que se hace cargo de ellos por cuenta y riesgo de la primera‖ (artículo
2142). Y, a esta convención pueden acudir los particulares para auto arreglar lo concerniente a
aquello de que pueden disponer; y como contrato que es, genera obligaciones para quienes en
tal sentido se vinculan, los cuales deben obrar de buena fe no solo al dar su consentimiento
sino también en desarrollo del acuerdo (artículos 1602-1603 código civil)
El artículo 2177 del C.C., como se sabe, permite que cuando se recibe un encargo para la
gestión de negocios jurídicos, pueda el mandatario presentarse ante el tercero como si el
interés para contratar le fuera propio; es la figura del mandato oculto. Del mismo modo se
reconoce que, cuando esto ocurre, puede el mandante exigir o demandar del procurador
especial que le transmita los derechos que se deriven del acto. Entonces, la apariencia de la
actuación obliga al mandante, cuando se hace usos de la actividad judicial, a demostrar la
existencia de la autorización oculta para así lograr que en su cabeza se radique el derecho.
Goza el demandante de todos los medios de prueba para llegar al punto de certeza y
convicción. Claro está, asistido de los elementos demostrativos que hagan posible un
reconocimiento de la situación jurídica real, es decir, que se confirió una gestión de negocios,
que ésta se hizo, y por último, que no se ha dado cumplimiento al designio contractual inicial de
incorporar en la órbita patrimonial del mandante el objeto de la prestación.
No hay duda alguna de que el señor José Yesid Hernández Sánchez al celebrar el contrato de
transporte del cargamento de pilar lo hizo en nombre de la sociedad demandada. Basta con
observar todos los documentos que se emitieron como ese cometido para precisar dicho
aspecto. Y ¿conque facultad? Con la que le había conferido la empresa de transportes cogra
Ltda., no solo como ―agente‖ sino también como trabajador, que de ese modo se convierten,
por tanto, en negocios subyacentes de los que deriva el poder para la representación.
El propio José Yesid Hernández Sánchez el que habla de las gestiones que cumplía para la
sociedad demandada, y en las que se descubre que estaba plenamente autorizado para la
realización de negocios jurídicos atinente al transporte. El representante legal de la sociedad,
que contrato el transporte, dice que el señor Hernández Sánchez era el representante de la
demandada. Obra el contrato de trabajo celebrado entre transportes Cogra Ltda., con aquel, así
como distintas notas de presentación a entidades oficiales. Y todo conduce a precisar la
representación ignorada por el tribunal.
Basta con observar el contrato de trabajo, en el que categóricamente se consigna que José
Yesid Hernández se vinculó con la sociedad demandada como representante de transporte, lo
que hace derivar una consecuencia de indiscutible relevancia sustancia; poder presentarse
ante terceros a nombre de ésta , con las implicaciones negóciales acordes con el desempeño
del cargo.
En estas conclusiones, se hace evidente que si existe la representación que echa de menos el
tribunal y que lo llevo a errar tal como lo critica el recurrente, es decir, hace prospero el cargo,
puesto que en la sentencia se trazan unas líneas conceptuales concernientes a la agencia sin
reparo en todos los factores que permiten convenir que el fenómeno de la representación no se
concreta exclusivamente en torno a la mencionada agencia sino que debe ser complementada
con la dependencia creada como trabajador o asalariado por parte de la persona que dijo
celebrar el contrato de transporte con la sociedad demandada. La facultad para gestionar, en
suerte, se logra desde el momento mismo que la sociedad transportadora entrega, por acto
expreso de voluntad, a José Yesid Hernández Sánchez que, como agente y trabajador, se
desempeña en lo atinente al transporte en la zona de Manizales y el poder se incorpora con
negocios fundamentales propiamente dichos, a saber, la agencia, por una parte, y el contrato
de trabajo, por la otra. Es decir, se confunden a través de esos ingredientes de voluntad.
Bien sabido es que en el derecho colombiano cuando se ha recibido la facultad para contratar a
nombre de otro, esa calidad puede ser puesta de presente, o no, en frente de aquel con quien
se contrata, sin que la circunstancia de que se calle en torno al punto tenga alguna repercusión
sobre la configuración subjetiva del negocio. De hecho, en este supuesto, los efectos del
mismo quedarán circunscritos a quienes lo ajustaron. en consecuencia, la persona con quien
se contrató, nada podrá reclamarle a quien había conferido al facultad de apoderar, ni de su
lado, a éste le será dable otro tanto con el contratante.
Ello es como se acaba de decir en atención a que la representación no ha entrado en juego. O,
con mayor exactitud, porque quien celebra el contrato habiendo recibido la facultad de
representar, no ha puesto de presente, al momento de perfeccionarlo, que obra en su condición
de representante de otro, único medio para que los efectos del negocio, en vez de permanecer
radicados en cabeza del apoderado, se desplacen a quien confirió la representación, pues de la
propia esencia de ésta el desplazamiento o traslación de los susodichos efectos.
El actuar a nombre de otro, con facultad para representarlo, es aspecto que debe quedar
desvelado o señalado en el momento mismo de acordarse el negocio Ese señalamiento, si bien
no tiene que hacerse de manera expresa o mediante el empleo de fórmulas rituales, si debe
constar de manera nítida, pues solo a través de él es que el tercero sabrá quién es el que a la
postre, en las circunstancias descritas, queda legitimado junto con él por la relación a la que
está dando vida mediante la colaboración o participación del otro sujeto de la misma.
Al igual que ocurre en el campo civil según los términos del artículo 2189 – nums. 3 y 4- del
Código civil, la relación de mandato mercantil se basa en un vínculo personal de confianza
entre mandante y mandatario, que hace posible, al menos como al principio general, que cada
uno de ellos pueda ponerle fin unilateralmente a ese vínculo, mediante la revocación, cuando
es el primero quien ejercita esta facultad, y mediante la renuncia si es el segundo quien lo
hace.
Puede, entonces, la sola voluntad del mandante revocar ―… a su arbitrio…‖ (Art. 2191 del C.
Civil) y por lo tanto en el momento en que mejor le convenga, el encargo conferido, bajo el
supuesto, desde luego, que en situaciones ordinarias la ejecución o inejecución de dicho
encargo afecta, de modo principal y directo, los intereses del mandante únicamente y al
desaparecer aquella base de confianza sobre la que el contrato descansa, por obra de la
ameritada facultad podrá desaparecer también la relación jurídica que de él emana. En otras
palabras la regla general en esta materia es que, respetando siempre el deber de buena fe
como lo exigen con absoluta claridad los artículos 871 y 1280 del Código de comercio, el
mandante puede ejercitar el derecho de revocación que la ley le otorga en resguardo de sus
intereses, sin fundar su determinación o explicar las razones que lo mueven a proceder así ni
justificar tampoco faltas imputables al mandatario, y por eso mismo ha de entenderse que,
dándose estas condiciones y aun cuando la revocación se haga conocer del público por medio
de la índole de los que señala el artículo 2199 del código civil en su inciso final, el mandante
que en esta forma actúa no ofende por ese solo hecho al mandatario y por consiguiente no
compromete su responsabilidad, habida cuenta que, como suelen expresarlos autorizados
expositores, ―… Por haberse concretado el mandato en interés del mandante, el mandatario
debe esperar que se le retiren sus poderes desde el instante que el mandante haya perdido
ese interés o no tenga ya confianza en su encargado…‖ (Henri, León y Jean Mazeaud,
Lecciones, Pater Tercera, vol. IV, núm. 1418).
Pero este derecho de revocación ―ad natum‖ que por principio le permite al mandante recuperar
la gestión directa de sus propios negocios cuando a bien lo tenga y sin faltar por ello a lo
pactado por virtud de contrato de mandato, encuentra importante excepciones en el art. 1279
del código de comercio. Texto este que registrando en buena medida un ilustrativo antecedente
en el art. 341 del C. de Co. Derogado de 1887, dice lo siguiente: ―…El mandante podrá revocar
total o parcialmente el mandato, a menos que se haya pactado la irrevocabilidad o que el
mandato se haya conferido también en interés del mandatario o de un tercero, en cuyo caso
solo podrá revocarse por justa causa…‖
Así, pues, de conformidad con el precepto legal que acaba de transcribirse, en los dos eventos
de excepción por él contemplados, por revocación del encargo confiado, no puede haber
expiración lícita del mandato sino en tanto medien, debidamente demostradas por el mandante
como es apenas natural suponerlo, circunstancias constitutivas de ―justa causa‖ de ordinario
equiparables con la fuerza mayor o con la culpa exclusiva del mandatario. Y de esos dos
eventos cuyo efecto cardinal es éste último, necesario es referirse con detenimiento al
segundo, atinente al mandato llamado ―en interés común‖ que en sustancia es irrevocable aun
cuando no se haya pactado la cláusula que así lo declare, no solamente porque es esta figura
la que trae a colación el cargo formulado, sino porque de estarse a la confusa redacción
empleada en la sentencia, el tribunal parece haberla ignorado en una muestra de deplorable
ligereza que, por fuerza de las razones adelante expresadas, no trae sin embargo las
consecuencias que el recurrente pretende atribuirle en orden a justificar su derecho a obtener
la información de la mencionada providencia, fundado en la alegada falta de aplicación de
aquella norma, leída en concordancia con el art. 1246 del C. de Co.
En efecto, aún a falta de pacto expreso que establezca la irrevocabilidad, de ésta se da con
todas sus secuelas cuando el mandato, o para decirlo con mayor precisión, cuando el encargo
que constituye su objeto, ha sido otorgado no solamente en interés del mandante como
acontece en el supuesto común que quedó visto al comenzar estas consideraciones, sino
también en interés de terceros o incluso del propio mandatario, interés para cuya determinación
ha de apreciarse, no el contrato de mandato en sí mismo, sino el negocio que el mandatario
tiene la misión de concluir; y puestas en este orden las ideas, el fundamento de la
irrevocabilidad salta a la vista, pues así como el mandato dado en interés exclusivo del
mandante es por naturaleza revocable, toda vez que en este evento – como se dejó apuntado
líneas atrás- el mandatario siempre debe esperar el retiro de sus poderes por voluntad del
único interesado en que el encargo mantenga vigencia, no ocurre lo propio si el mandatario es
alguien que también tiene interés en la conclusión del negocio al que se refiere la gestión
encomendada, ya que en casos con estas características se configura, por voluntad del
mandante, un interés conjunto o colectivo destinado a perdurar mientras la necesidad de dicha
gestión subsista y frente al cual no es razonable sostener que, con todo, ese mismo mandante
retuvo para sí la facultad exorbitante de destruir el nexo comunitario de tal manera creado y
que por añadidura excede el ámbito de sus poderes de disposición, revocando por acto
unilateral el mandato.
Ahora bien, el mandato es, por definición, un contrato en que una persona confía la gestión de
uno o más negocios a otra, que se hace cargo de ellos por cuenta y riesgo de la primera. Tal
acuerdo, por ser de naturaleza consensual, siguiendo las voces del artículo 2150 del C.C., se
perfecciona con la sola aceptación, expresa o tácita del mandatario, bastando, por ende, con
adelantar cualquier acto encaminado a su ejecución para que se constituya y se perfeccione.
Dicha consensualidad la ha subrayado la jurisprudencia de la Corte al predicar que, por ser tal,
no requiere ―de formalidades especiales para su perfeccionamiento‖ (Casación 4 de septiembre
de 1958, LXXXIX, 2202; 29 de mayo de 1959, 1060; marzo 7 de 1966 y 10 de mayo de 1966).
Ello porque el dinero como bien lucrativo que es, no solo se le atesora sino que también se le
aprovecha en cuanto tal y en cuanto a los rendimientos económicos que de ordinario produce,
el que al ser retenido por otro, priva al acreedor de percibirlos oportunamente.
Ahora con sustento en el último inciso del citado artículo 2181, la jurisprudencia de esta
Corporación ha precisado que el mandante puede reclamar lo que el mandatario le adeude
como consecuencia del ejercicio del mandato, promoviendo el correspondiente proceso, sin
que sea requisito insoslayable el trámite previo de un juicio de rendición de cuentas.
En efecto, ha expresado la Corte que: ―Entre las obligaciones del mandatario está la de rendir a
su mandante cuenta documentada de su gestión. La relevación de rendirlas, no exonera al
mandatario de los cargos de contra él justifique el mandante.
―De esta disposición se deduce claramente que no es requisito indispensable para poder exigir
el pago de lo que el gestor adeude como consecuencia del ejercicio de un mandato, la
rendición o discusión previa de las cuentas.
―La rendición e éstas es necesaria cuando de las resultas de una administración o del ejercicio
de un negocio, en un momento dado, no es posible saber quién debe a quien y cuánto. El caso
más común es el de la cuenta corriente en que una de las partes remite a otras, o recibe de
ella, en propiedad, cantidades de dinero u otros valores, sin aplicación a un fin determinado, ni
obligación de tener a la orden una cantidad o un valor equivalente pero a cargo de acreditar al
remitente, por sus remesas, liquidarlas en épocas convenidas, compensarlas una sola vez,
hasta concurrencia del débito y crédito, y a pagar el saldo, ya que antes de la conclusión de la
cuenta corriente, por mandato de la ley, ninguno de los interesados es considerado como
acreedor o deudor (artículos 730 y 733 del C. de Co.).
"Pero en el mandato no sólo existe tal disposición en que se requiera la rendición de cuentas o
corte de ellas para poder exigir las resultas de un mandato, sino que por el contrario, como lo
establece el artículo 2183 del C.C., el hecho de exonerar de la obligaciones de rendir cuentas
al mandatario, no es óbice para que el mandante pueda exigir el pago de las sumas que crea
le debe aquél.
"Así, pues, la facultad de exigir cuentas es un derecho del mandante contra su mandatario, es
una facultad de todo el que demuestra su derecho para pedirlas, pero cuando el mandante no
quiera hacer uso de tal prerrogativa sino reclamar directamente de su mandatario lo que a su
juicio éste le deba, bien puede en una acción de condena ocurrir al juez para que se ordene el
pago de lo que se le adeude. Esto sin perjuicio de que dentro de ese mismo pleito, el
mandatario reclame lo que a su turno se le adeude o alegue compensación y en los respectivos
términos de prueba presente cuenta de su gestión y pueda defenderse exigiendo del mandante
el pago de las sumas que haya anticipado en ejercicio del cargo, sus intereses, los gastos
hechos en desempeño de su misión, etc., en una palabra lo que considere le salga a deber su
mandante, inclusive la remuneración convenida o la usual... Pudiera suceder que la índole de
los negocios encomendados al mandatario así lo reclamen, y en tal evento, como es de
suponer, el mandante puede hacer uso de su derecho y pedir las cuentas, pero mientras tal
cosa no suceda, bien puede éste ocurrir al juez en acción ordinaria de condena como ya se
expresó, para que se decrete el pago que justifique le adeuda su administrador y discutir con el
mismo las contraprestaciones a que tiene derecho" (GJ. No 2048, pág. 481).
Para el caso de que aquí se trata, y teniendo en cuenta que la parte interesada no alegó ni
demostró nada en contrario, habrá de colegirse que la suma de dinero cuya devolución se
impetra, la utilizó el demandado en su propio beneficio. Si ello es así, como en verdad lo es,
procede, entonces, aplicar el caso en estudio, lo dispuesto en el primer inciso del artículo 2182.
"Debe (el mandatario) al mandante los intereses corrientes de dineros de éste, que haya
empleado en utilidad propia".
Como la lectura del texto transcrito podría prestarse a duda respecto del momento a partir del
cual el mandatario debe los intereses corrientes del dinero del mandante que haya aquél
utilizado en beneficio propio, es obligado, con base en el texto completo del citado precepto,
distinguir dos situaciones diferentes:
a) La que se presenta en caso de que el mandatario utilice en su propio beneficio dineros que
pertenecen al mandante;
b) La que ocurre cuando lo adeudado es el saldo que resulte en contra del mandatario, como
consecuencia de un corte de cuentas que se hubiese efectuado.
En cuanto toca con la segunda de las hipótesis planteadas, dice la citada norma que se deben
cancelar intereses del saldo resultante, cuando el deudor haya sido constituido en mora;
procedimiento indispensable siempre que no exista certeza de quién debe a quién y cuánto.
Pero se estará frente a la primera situación si se trata, como se dijo, de la devolución de una
suma de dinero especificada y determinada de antemano, la cual el mandatario conserva en su
poder. En este caso, es claro que para dicho fin, no se requerirá constituir en mora al
detentador del dinero para condenarlo a que lo restituya con sus intereses. Claro está que es la
"equidad, fundamento de la teoría del enriquecimiento sin justa causa y principio tutelar de la
justicia humana" (Sent. 31 de enero de 1955,. G.JLXXIX, pág. 452), la que llevó al legislador a
establecer a cargo del mandatario, la obligación de cancelar intereses desde el momento en
que la respectiva suma llegó a sus manos, porque fue desde ese instante, cuando se le privo a
su titular de la posibilidad de percibir los rendimientos que ella naturalmente produce.
Sobre el unto resulta oportuno traer a colación los comentarios de los tratadistas Arturo
Alessandri Rodríguez y Manuel Somarriva Undurraga quienes, refiriéndose al artículo 2156 del
código Civil Chilena, afirman:
"Puede suceder que al rendir cuenta el mandatario, le resulte un saldo en su contra y a favor
del mandante. En este caso también está obligado a pagarlo, pero desde que se haya
constituido en mora; lo dice el artículo 2156. Vemos una diferencia de este saldo con los
dineros que utiliza: ambos debe devolverlos con intereses corrientes, que corren de pleno
derecho en el caso de los dineros utilizados y que corren desde que el mandatario se
constituye en mora cuando se trata de saldos de la rendición de cuentas". (Derecho Civil-
Contratos, tomo I, Imprenta Universal, Santiago de Chile, 1988, pág. 550).
Y es que solo así resulta ilesa la razón; a la verdad, es protestativo del mandatario -salvo que
se lo hayan prohibido- delegar el mandato; empero cuando la elección de la persona delegada
es suya, lo hace bajo su responsabilidad y sólo él ha de entendérselas con el poderdante. En
tal evento, ciertamente, es posible que el mandante ni conozca la persona delegada, y ahí
echaría a perder ese elemento intuitu personae tan fundamental en ese linaje de contrato. La
persona que al mandante le inspiró confianza para otorgar el encargo, es sin duda el primer
mandatario; de ahí entonces que éste, sabedor de la responsabilidad que asume con la
delegación, estará atento a la ejecución y desarrollo de la tarea que a su vez encargó a otro,
será negocioso en su vigilancia y podrá incluso reasumir el poder cuando lo juzgue a bien,
todo lo cual desaparecerá con su muerte, y aparejado traerá el natural riesgo que esto implica
para el poderdante. Muerto el primer mandatario, pues, se rompe ese equilibrio de fuerzas
contractuales hasta entonces existente, caracterizado él porque al fin de cuentas había un
puente negocial entre el poderdante y quien finalmente cumplía el encargo. Había alguien que
velará por sus intereses y hasta le respondiera por todo.
Situación esa que cambia por entero si es que la escogencia del delgado fue obra del
mandante. Con sobrada razón dispone al punto la ley que "cuando la delegación a determinada
persona ha sido autorizada expresamente por el mandante, se constituye entre el mandante y
el delegado un nuevo mandato" y que en tal evento el mandato "no se extingue por la muerte u
otro accidente que sobrevenga al anterior mandatario" (C.C., articulo 2163). Así que como no
fue esta situación la que aquí se presentó, es forzoso admitir, contrario sensu, que el mandato
se extinguió y que, en consecuencia, deba darse noticia de ello a los poderdantes mediante la
citación que se ordenó en el auto combatido. Todo con absoluta independencia de la solicitud
de nulidad que, entre tanto, queda así pendiente de decidir.
Ahora bien debemos tener en cuenta que el contrato de gestión precede y genera al acto de
apoderamiento, es decir el primero conlleva al segundo, pero que tienen diferentes efectos,
porque mientras el acto de apoderamiento es oponible a quienes por causa del mismo se
relacionan con el poderdante y con el apoderado, el contrato de gestión o mandato rige las
relaciones internas entre estos de manera preferente al acto de apoderamiento, porque el
contrato de gestión viene a ser inter alias acta.
Pero el contrato de mandato no es el único por el cual las dos partes pueden estar vinculadas
en una relación porque el apoderado puede estar vinculado con el poderdante mediante
contrato de trabajo, por ello el artículo 69 del código civil no regula como tal el contrato de
mandato si no el acto de apoderamiento, que le permite a un sujeto delegar sus derechos
como subjetivos, para que otro lo represente en una litis. Siendo así las cosas en cualquier
momento se puede revocar el poder, sin que ello perjudique el contrato de mandato, porque
como todo acuerdo de voluntades tendientes a crear obligaciones, el contrato de mandato no
será la excepción para que se causen las indemnizaciones correspondientes.
En ese sentido, por lo tanto, se distinguen el mandato y el acto de apoderamiento, así sea éste
una consecuencia de aquel, para significar que el primero por sí no confiere la representación
del mandante y que el segundo es un acto autónomo e independiente de su causa. De ahí que
se hable de la coexistencia de dos actos jurídicos, uno bilateral, el contrato de mandato, y otro
unilateral, el acto de procuración.
En tal orden de ideas, resulta palmario que la falta de poder bastante para celebrar en nombre
de otro una compraventa no es una eventualidad de las contempladas en el transcrito artículo
1741 del código civil como generador de nulidad absoluta, mas cuando esa disposición
puntualiza que la omisión de requisitos formales prescritos por la ley para el valor del acto o
contrato necesariamente debe atañer "a la naturaleza de ellos, y no a la calidad o estado de las
personas que los ejecutan o acuerdan", tópico sobre el que la Corte ya tuvo oportunidad de
expresar que no " se trata entonces de la ausencia de cualquier formalidad, sino de aquella que
la propia ley consideró como un complemento necesario de la voluntad, al estimar que ésta por
sí sola no era idónea o suficiente para producir el correspondiente efecto jurídico. De manera
que esa formalidad tiene que ser exigida por la ley, que además debe asignarle el carácter ad
sustantiam actus,, pues solo así se estaría frente a un requisito cuya desatención generaría la
nulidad absoluta del acto o contrato, dado el régimen de reserva y taxatividad que en materia
de nulidades consagra el Código Civil. La omisión de otros requisitos y formalidades que no
estén prescritos por la ley "para el valor" del acto o contrato, genera consecuencias distintas,
pero no la nulidad absoluta que se examina en este evento" (sentencia 062 de 24 de mayo de
2000, exp. 5267).
En este mismo propósito no está de más agregar que si bien es verdad la inoponibilidad no se
encuentra debidamente sistematizada en el derecho positivo patrio, como sí lo está, por
ejemplo, la nulidad de los negocios jurídicos, respecto de la cual el código civil en particular
dedica toda una estructura normativa a regularla en su doble faceta, no lo es menos que
ninguna duda existe acerca de su consagración legal, pues, así sea de manera diseminada,
existen el concierto jurídico colombiano diversas disposiciones a través de las cuales emerge
su regulación legal, como lo son, verbi gratia, los artículos 640, 1505, 1871, 2105 del Código
Civil y 833 del Código de Comercio, entre otros, en los cuales se prevén algunos de los eventos
en que el acto o contrato deviene inoponible haciendo que el mismo se torne ineficaz frente a
quien en un momento dado ostentare la condición de tercero. Alrededor de esta específica y
puntual temática ha de reiterarse que sin desconocer que "el legislador, normalmente, como
ocurre en nuestro Código, no establece una teoría general de la inoponibilidad", cual
efectivamente "lo hace con la nulidad", lo dicho es que dicha institución si "está establecida en
numerosos preceptos, y su existencia está reconocida por todos los autores y la jurisprudencia"
(Abeliuk Manasevich, René, Las obligaciones, Ediar Editores Limitada, Santiago de Chile,
1983, pag. 134).
Aun cuando no lo usual es que sea el mismo titular de los derechos subjetivos quien disponga
de ellos, bien puede suceder, y esto no tiene nada de ocasional, que éste, por razones de
diversa estirpe, no quiera o no pueda hacerlo, razón por la cual precise valerse para tal efecto
de un intermediario que puede actuar frente a terceros, ora en su nombre (el del titular) y por
cuenta de éste, o ya en nombre propio aunque siempre por cuenta y riesgo de aquél.
A esta forma de intermediación se refiere el artículo 2142 del C.C. al decir que el mandato "es
un contrato en que una persona confía la gestión de uno o más negocios a otra, que se hace
cargo de ellos por cuenta y riesgo de la primera.
A su vez, el artículo 1262 del C.Co para definir dicho negocio señala que el mandato mercantil "
es un contrato por el cual una parte se obliga a celebrar o ejecutar uno o más actos de
comercio por cuenta de otra"
Empero, y esto debe recalcarse firmemente, en una y otra hipótesis, es decir, sea que el
mandato tenga por objeto la realización de actos mercantiles, o ya la ejecución de actos de
cualquier otra especie, lo cierto es que conforme a los principios cardinales que gobiernan en
nuestro ordenamiento la materia, bien puede acontecer que el mandatario actúe en
representación del mandante, esto es, haciendo explicita ante los terceros con quienes
contrata la condición en que actúa, que no es otra que la de procurador del dominus, cuyo
patrimonio, subsecuentemente, compromete directamente frente a dichos contratantes, o
también puede acontecer que, por razones de disímil temperamento, les oculte esa situación,
cual lo prevén los artículos 2177 y 1162 de los códigos Civil y Comercial respectivamente y
contrate con ellos como si el negocio fuese propio, hipótesis en la cual es incontestable que
frente a dichos terceros, no implica derechamente al mandante, motivo por el cual a aquellos
les está vedado accionar directamente contra éste, y viceversa.
En la primera hipótesis, esto es, cuando el mandatario actúa en nombre del mandante y por
cuenta de este, lo tienen definido la doctrina y la jurisprudencia patrias, el mandato es
representativo, y se caracteriza, además de las particularidades ya anotadas, porque el
mandatario obra en virtud de un poder que hace reconocer a quienes con el contratan,
dándoles a entender de manera indubitable que las operaciones que realiza se radicarán
directamente en el patrimonio de otro, en cuyo nombre obra, y con quien deberá entenderse a
efectos de ejercer los derechos y acciones derivados del contrato realizado.
El Consejo de estado considera que el documento contentivo del poder es prueba eficaz de la
celebración del contrato de mandato, que es generalmente consensual toda vez que el mismo
puede ―hacerse por escritura pública o privada, por cartas, verbalmente o de cualquier otro
modo inteligible, y aun por la aquiescencia tácita de una persona a la gestión de sus negocios
por otra‖ conforme lo dispone el artículo 2149 del Código Civil.
Conforme lo prevé el artículo 1505 del Código Civil, “lo que una persona ejecuta a nombre de
otra, estando facultada por ella o por la ley para representarla, produce respecto del
representado iguales efectos que si hubiese contratado él mismo.
Podemos decir que cuando se confiere el poder a una persona sin tener en claro todo aquello
que se delega, puede traer consecuencias jurídicas a la hora de dar cumplimiento del mismo,
por ello es muy importante conocer que facultades se le están dando al mandatario cuando se
suscribe un contrato de mandato o un poder.
Podemos decir entonces que cuando se trata de un mandato amplio y suficiente que vaya
dirigido en general, entonces podemos decir que puede seguir en la vida jurídica el mismo
siempre y cuando así se haya estipulado por el mandante y mandatario, porque desde el punto
de vista jurídico, la noción de mandato viene asociada a la idea de favor o de encargo, se trata
entonces de un instrumento de integración y colaboración que facilita satisfacer intereses del
comitente en cuyo beneficio se realizan actos que por circunstancias de diversa índole, no
puede o no desea llevar a cabo él directamente. Tal herramienta permite, pues, que a través de
una superposición personal, un sujeto de derecho realice una gestión por o para otro, ya como
simple benevolencia, ora a cambio de una contraprestación.
Entonces por ello se distinguen claramente el mandato y el acto de apoderamiento, así éste
sea una consecuencia de aquél, para significar que el primero por sí no confiere la
representación del mandante y que el segundo es autónomo e independiente. De ahí que se
hable de la coexistencia de dos actos jurídicos, uno bilateral, el mandato, y otro unilateral, el
acto de procuración. Para ir respondiendo a nuestra pregunta para realizar ventas, permutas o
hipotecas por parte del mandatario se requiere que haya clausulas especiales para este tipo de
encomiendas sin importar que clase de bienes, y no solo basta con la otorgación del poder
porque este solo lo faculta para la administración mas no para la disposición, pero que a su vez
esa venta no puede ser a titulo universal.
Sin pasarse por alto que la muerte del mandante se erige en una de las causales legales de
terminación del mandato, la Corte reconoce que esa regla tiene su excepción en los casos en
que es ―destinado a ejecutarse después de ella‖, entonces cuando el causante ha celebrado un
contrato de mandato y si se ha señalado un poder con cláusulas especiales, a pesar de la
muerte del mandante el contrato puede seguir su curso hasta el tiempo por el cual se haya
estipulado.
el mandato destinado a ser ejecutado después del deceso del comitente, respecto de asuntos
ajenos al giro ordinario de sus negocios, siempre que no tengan por finalidad eludir las normas
imperativas que gobiernan la sucesión mortis causa, solo es válido en la medida en que
expresamente se identifiquen, precisen o concreten las cuestiones sobre las cuales el
mandatario puede obrar.
EL CONTRATO DE MANDATO ROMANO Y SU EVOLUCION HISTORICA
RESUMEN.
El estudio del derecho como fuente reguladora de la conducta humana a lo largo de los años ha
venido abriendo una brecha entre los diferentes países, esto debido en gran medida a la
derecho y las normas desde una perspectiva más amplia eliminando de esta manera las
El derecho como hoy lo conocemos emana en su gran mayoría del derecho romano, sistema
aquel que sirvió de soporte al nuestro; en aquel entonces el contrato aparecía como una forma de
acuerdo o conventio, en el cual dos o más personas daban su consentimiento sobre una cosa de
expansión territorial, las que hicieron posible el hecho de confiar a otros la administración y
esta manera surgió el contrato de mandato como un compromiso de honor, un acto de buena y
La persona que concede el encargo se llama comitente o mandante, y la que lo acepta apoderado,
De lo anterior podemos observar que a pasar de todo el tiempo que ha transcurrido, la figura
como tal del contrato de mandato sigue en su esencia siendo la misma de la del derecho romano.
ABSTRACT.
The study of law as a regulatory source of human behavior over the years has been opening a gap
between countries, this largely due to the ability of evolution of societies; and here lies the
importance of looking at the law and the norms from a broader perspective thus eliminating the
ambiguities generated by the misinterpretation of the rules. The law as we know it emanates
mostly from Roman law, a system that has served as our support; at the time, the contract
appeared as a form of agreement or convention, in which two or more persons gave their consent
on one thing to give or lend, this was called by the name of dominant model were those
determinants such as the expansion of economic relations and territorial expansion, which made
possible the fact, entrust management and other business management, for various eventualities
could not personally be developed; thus the contract of mandate emerged as a compromise of
honor, an act of good and trust where a third, called principal to shake hands with the president,
remained committed to the management of their assets. Currently the agency contract is
stipulated in Article 2142 et seq. Colombian civil code and indicates the following: ''El Mandate
is a contract in which a person entrusts the management of one or more businesses to another,
which takes care of them at the risk of the former. The person granting the request is called client
or principal, and it accepts attorney, prosecutor, and in general, representative.'' From the above
we can see that throughout the time that has elapsed, the figure, as such, of the contract of
mandate remains in its essence the same as that from Roman law
PALABRAS CLAVES.
Al abordar la concepción del contrato de mandato, es necesario entrar a mirar cuales fueron sus
orígenes dentro de la sociedad romana, si las razones por las cuales se creó en su momento
siguen existiendo hoy día, y como ha sido su evolución dentro de la historia; para analizar este
tema es necesario no solo mirar su evolución en roma, sino también en países de América Latina
sinalagmático imperfecto, esencialmente gratuito y de buena fe, por medio del cual una persona
encomendaba a otra la realización de una o más operaciones que tuvieran un interés pecuniario
para el mandante; en esa época el mandatario realizaba la administración y cuidado de los bienes
ajenos desinteresadamente, y este acto consensual se daba por aceptado cuando las partes
estrechaban su manos. Pero a menudo que fueron cambiando los tiempos y consigo los
Se empezaron a buscar formas de adaptabilidad del mandato con el diario vivir, y entonces fue
cuando surgieron las distintas doctrinas, jurisprudencias, y comparaciones entre las diferentes
naciones; todo esto con el fin de unificar el concepto de contrato de mandato dentro de las
sociedades contemporáneas y así poder ser competitivo dentro de un mercado que cambia
constantemente.
Pese a las muchas discrepancias que se generaron no solo frente al tema en particular, sino a los
diferentes conceptos que enmarcan el tema, se logro establecer de manera general para países
como México, España, Chile y Colombia, que el contrato de mandato es un acto jurídico por
medio del cual una persona se obliga para con otra a realizar de manera gratuita u onerosa la
Como objetivo general, se fundará una opinión orientada en los límites de la investigación, en
relación a un problema que muy seguramente se posee, en el eje de nuestro proyecto planteado, y
así poder determinar diferentes situaciones en torno al mismo, para que de esta manera el lector,
tome una posición dentro del papel del problema y de la posible solución, y así lograr generar
conocimientos y posiciones fundamentadas, para poder conocer acerca del contrato de mandato
El mandato busca entonces que una persona llamada mandante confié la gestión de uno o más
negocios a otra persona denominada mandatario, quien se hará cargo de ellos por cuenta y riesgo
convengan las partes; dentro de sus características más relevantes encontramos que:
Puede ser oneroso o gratuito; es oneroso cuando ambas partes reciben valores
económicos, y gratuito cuando no hay intereses patrimoniales o sea que los valores
por la ley.
derechos desde el inicio del mismo, e intenta que ambas partes tengan un trato igualitario.
Será consensual (según la naturaleza jurídica del acto o actos para el cual fue conferido);
son aquellos que quedan perfeccionados o concluidos con todos sus efectos desde que las
una breve comparación entre las legislaciones civiles de los países suramericanos y otros del
mundo en donde su concepción del mandato sea relativamente parecida a la nuestra. También
haremos un recorrido corto por la historia del derecho romano hasta llegar a nuestros días y así
poder establecer las diferencias que se han venido dando con el pasar del tiempo respecto del
contrato de mandato, que ha cambiado, que se ha modificado y que sigue aún vigente del antiguo
derecho romano.
JUSTIFICACIÓN.
La temática del presente artículo nace a raíz de una investigación realizada acerca del contrato de
mandato, motivado por las doctoras Catalina Franco y Claudia Patricia Salcedo, directoras del
proyecto. El tema a pesar de tener una gran importancia en el ámbito jurídico, no es muy
distinguido; y es que toda persona, en especial los abogados debe tener un conocimiento claro
con respecto al tema, toda vez que por medio de este acto jurídico es que se desarrolla la
actividad del abogado como apoderado de una determinada persona, de ahí la importancia de
mandato en el derecho civil colombiano tiene sus orígenes en el derecho romano; todo esto se
logro a través de recursos bibliográficos que permitieron llevar a cabo un recorrido en el análisis
RESULTADOS:
Contrato de mandato
contando su historia, su evolución o adaptabilidad a las nuevas generaciones con el pasar de los
años a lo largo del tiempo y como finalmente Colombia decidió adoptarlo dentro de su
ordenamiento jurídico
MANDATO Y SU EVOLUCIÓN E IMPLEMENTACIÓN DENTRO DEL
I. CONCEPTO DE MANDATO
esencialmente gratuito y de buena fe, por medio d el cual una persona encargaba a otra que
aceptaba, la realización gratuita de una o más operaciones que tuvieran interés pecuniario para el
mandante, de esta manera el mandante podía realizar otras actividades con la plenitud de saber
El término mandato (mandatum) deriva de mandare, de manum dare, que significa literalmente
confiar una cosa a otro, y más ampliamente dar un encargo o una orden a otro. Manum
dare alude a la fidelidad amistosa que entraña el "dar la mano", en el sentido figurado de
transmitir el propio poder como prolongación de su personalidad jurídica; manum dare, de donde
deriva el nombre de nuestro mandato, no significa otra cosa que entregar nuestra confianza a
obligarse con otro que lo necesitara, se necesitaba tener plena capacidad; solo las personas
capaces podían obligarse recíprocamente, y solo podían contraer obligaciones por sí y para sí
territorial, los cambios culturales y nuevas lenguas, entre muchos otro otros, fueron algunas de
las causas que dieron paso para la existencia al hecho que se empezara a confiar a otros la
gestión de negocios propios que no podían efectuarse personalmente. Debido a la falta de normas
jurídicas que rigieran el mandato, se recurrió a personas que prometían sobre la fe de su palabra
y por la amistad que las unían al mandante, realizar fielmente el negocio encomendado,
confianza; las consecuencias que se llegasen a generar se arreglaban conforme a la equidad. este
Este acto simbólico dio origen el nombre de mandato, manum- dare o manu-data, que significa
La idea que se tenía del contrato de mandato, según hemos podido observar, no era del todo
diferente a lo que hoy se conocemos, a manera rápida podemos inferir que a pesar de los cambios
culturales e históricos por los que ha tenido que pasar la humanidad, hay ciertas concepciones o
prácticas que no se extinguen, sino que por lo contrario mutan para de esta manera ser útiles a las
nuevas generaciones.
logrará evidenciar su principal objeto, su interpretación y aplicación de este dentro del derecho
civil colombiano.
En Roma
En el Derecho romano sistema que sirve de soporte al nuestro, el contrato aparecía como una
“La convención se dividía en (pactum) pacto y (contractus) contrato, siendo el pacto aquel que
no tiene nombre ni causa y el contrato aquel que lo tiene. En este contexto se entiende por
nombre la palabra que produce la acción (el pacto se refiere únicamente a relaciones que sólo
engendran una excepción). La causa es alguna cosa presente de la cual se deriva la obligación.
El pacto fue paulatinamente asimilándose al contrato al considerar las acciones el instrumento
satisfacción de las necesidades de la población, y fue así como se dio lugar a la aparición del
sinalagmático imperfecto, esencialmente gratuito y de buena fe, por el cual una persona
encargaba a otra que aceptaba, la realización gratuita de una o más operaciones que tuvieran
interés pecuniario para el mandante.3 Dentro de las obligaciones del mandatario se encontraban
instrucciones recibidas, responder de la culpa leve, culpa grave y dolo, rendir cuentas e
incorporar al patrimonio del mandante los resultados positivos de la ejecución del mandato. Por
otro lado las obligaciones del mandante eran indemnizar los gastos, daños y perjuicios que la
ejecución del mandato hubiera causado al mandatario, aceptar en su patrimonio los eventuales
En Argentina
El código civil argentino en su libro segundo de los derechos personales en las relaciones civiles
sección tercera de las obligaciones que nacen de los contratos, manifiesta en su artículo 1869,
que el mandato como contrato, tiene lugar cuando una parte da a otra el poder, que ésta acepta,
2
Vid. OJEDA RODRIGUEZ, Colectivo de autores, op.cit., página 56
3
MEDELLÍN A, F, B, Carlos. Lecciones de Derecho Romano, 14° edición. editorial, Temis S.
A. Bogotá, 2000. Pag 258.
para representarla, al efecto de ejecutar en su nombre y de su cuenta un acto jurídico, o una serie
De la misma manera indica es su artículo 1870, que las disposiciones allí presentes son
aplicables:
A las representaciones por personas dependientes, como los hijos de familia en relación a
militar en relación a su superior, las cuales serán juzgadas por las disposiciones de este
Código de Procedimientos.
En los artículos siguientes, el código civil argentino indica algunas características propias del
contrato del mandato, tales como que puede ser gratuito u oneroso, expreso o tácito; a pesar de
que los tiempos han cambiado y con esto las costumbres, podemos ver que por lo menos para los
países que tienen en su idioma influencia de lenguas romance, los conceptos del derecho
En Italia
El Código Civil de Italia establece la regulación de la revocabilidad del mandato, pero en ciertas
circunstancias será posible de regulación la irrevocabilidad del mismo, de esta legislación son
importantes los artículos 1723, 1724 y 1725 que tratan sobre la revocabilidad del mandato, la
irrevocabilidad, si se quebrantara, el mandante respondería de los daños, salvo que concurra una
justa causa.
La norma italiana (artículo 1723 del Código Civil italiano de 1942) regula dos hipótesis de
irrevocabilidad. La absoluta y la relativa. El primer párrafo del artículo 1723 constituye una
ausencia de una justa causa, a un resarcimiento del daño. El segundo párrafo del artículo 1723
Uno de los aspectos expresos en la legislación francesa sobre el mandato es que esta regula su
De igual forma en la legislación civil de Francia encontramos las formas de extinción del
mandato siendo una de ellas la revocación del mismo por parte del mandatario o del mandante,
por lo que se deduce que el mandato siempre será revocable no existiendo la irrevocabilidad en
La revocación notificada al mandatario no podrá oponerse a los terceros que hayan actuado
desconociendo la revocación, encontramos aquí la actuación de buena fe por parte de los terceros
En Portugal
del poder, esta se da por renuncia del representante o cuando cesa la relación jurídica que sirvió
de base, de igual forma puede ser revocado por el representado salvo pacto en contrario o
renuncia al derecho de revocación, pero si el poder fue conferido en interés del representante y
designa a otra persona por parte del mandante para que realice los mismos actos encomendados
al mandatario comporta la revocación siempre y cuando esto se haya puesto en conocimiento del
mandatario.
Lo que debe quedar claro es que la irrevocabilidad del poder solo tiene sentido si existe un
contrato subyacente al poder. A pesar de que el poder se confirió también a favor del interés del
Para la jurisprudencia portuguesa debe existir un interés integrado en una relación jurídica
vinculante, por medio del cual el mandante haya prometido una prestación al mandatario o al
tercero.
En Perú
Sobre el tema que estamos tratando es importante resaltar los artículos 149 y 153 de nuestro
Código Civil por el hecho que evidenciamos la existencia de discrepancias normativas, por lo
El artículo 149 de nuestro Código Civil indica que el poder puede ser revocado en cualquier
momento. La palabra revocación viene del latín revocatio que quiere decir nuevo llamamiento,
dejar sin efecto una decisión. La revocación del apoderamiento es un acto jurídico unilateral. El
La revocación se fundamenta5:
realización del acto para el cual designó un representante, pone fin a la representación revocando
el poder.
ad nutum del representado, que puede ejercitarlo en cualquier momento sin expresión de causa.
4
ROMERO MONTES, Francisco Javier. “Curso del Acto Jurídico”. Editorial Librería
Portocarrero S.R.L. Diciembre 2003. Lima-Perú. Pág. 132.
5
TORRES VASQUEZ, Aníbal. Ob. Cit. Pág. 356-357.
Tiene efectos para el futuro (ex nunc), de allí que el poder no puede ejercerse en contra de su
voluntad.
El artículo 153 del Código civil peruano señala que: El poder es irrevocable siempre que se
estipule para un acto especial o por tiempo limitado o cuando es otorgado en interés común del
representado y del representante o de un tercero. El plazo del poder irrevocable no puede ser
irrevocable solamente podrá dejarse sin efecto por mutuo acuerdo Así pues, por ser este interés
6
VIDAL RAMÍREZ, Fernando. Ob. Cit. Pág. 282.
En México
El contrato de mandato aparece definido en el artículo 1400 del Código Civil:”Por el contrato de
mandato se obliga una persona a prestar algún servicio o hacer alguna cosa, por cuenta o encargo
de otra”.
Este contrato se celebra cuando una persona no puede o no desea realizar por sí misma una o
unas determinadas operaciones, ya sea por hallarse impedida para realizarla o porque prefiere
confiar a otra la gestión de que se trate. Esto sucede con mucha frecuencia, sobre todo cuando se
trata de llevar a cabo algún negocio u operación determinada en un lugar distinto del de la
residencia habitual del interesado, o cuando éste no quiere ocuparse personalmente del asunto,
prefiriendo confiarlo a otro. El que da el encargo se llama mandante y el que lo recibe se llama
mandatario; pero como generalmente el contrato de mandato se hace constar por escrito, en
documento público o privado, también llamado poder. Por lo tanto, el apoderado o mandatario es
la persona que lleva a cabo algún negocio o realiza determinadas gestiones, de manera ocasional
Cuando el mandatario o apoderado actúa dentro de los límites del poder que le ha sido conferido,
no se obliga personalmente ante las personas con quienes contrata, puesto que el negocio no le
pertenece a él.
En materia civil, según dispone el artículo 1404 del código civil, el mandato, concebido en
términos generales, no comprende más que actos de administración, de modo que para transigir,
enajenar, hipotecar o realizar cualquier otro acto de riguroso dominio, se necesita mandato
expreso o especial.
En materia civil, si una persona quiere encargar a otra que le venda una propiedad, o que se la
hipoteque, necesita autorizarla de manera expresa para ello en el poder que le otorgue. En
cambio, el Artículo 605 del código de comercio establece que el mandato se presumirá general y
comprensivo de todos los actos pertenecientes y necesarios al ejercicio del negocio para que
hubiere sido dado, sin que el proponente o dueño del negocio pueda oponer a terceros limitación
alguna en los respectivos poderes, salvo si se prueba que tenían conocimiento de ellos, es decir,
de los poderes limitados. El mandato comercial, por generales que sean sus términos, no se
poder. De aquí se deduce que en principio el mandato de carácter mercantil sólo puede
En Colombia
El mandato es un contrato en virtud del cual una parte llamada mandante, encarga a otra, llamada
mandatario, la gestión de uno o más negocios, por cuenta y riesgo de la primera. El mandante
de procurador o apoderado.
El código civil colombiano enmarca en su artículo 2142 y siguientes todo lo relacionado con el
contrato de mandato, e indica que el mandato es un contrato en que una persona confía la gestión
de uno o más negocios a otra, que se hace cargo de ellos por cuenta y riesgo de la primera, el
las partes, antes o después del contrato; el encargo objeto del mandato puede hacerse por
escritura pública o privada, por cartas, verbalmente o de cualquier otro modo inteligible.
Como bien podemos observar a groso modo, la concepción que se tenía hace muchos años con
Del breve análisis de la información, ultimamos que el contrato es un acuerdo de voluntades que
generan derechos y obligaciones sólo para las partes contratantes y sus causahabientes. Es
función elemental del contrato originar efectos jurídicos u obligaciones exigibles, de tal manera
que aquella relación entre sujetos que no derive en efectos jurídicos no se le puede atribuir la
cualidad contractual.
contrato proviene del latín contractus que a su vez es participio del verbo contrahere;
por tanto, no era más que la situación que daba origen a un vinculum iuris de carácter
especial, este es la obligatio. Para que esta existiera era preciso que los actos que dieran
ALBERTO BLANCO: “el contrato es un acto jurídico bilateral para cuya existencia se
requiere (...) la manifestación de voluntad de dos o más personas; las que, reconociendo
más personas con la finalidad de ser fuente de obligaciones entre ellas. Es una de las
constituye uno de los pilares básicos del orden económico, pues a través de él se realiza
Actio mandati directa: Las obligaciones del mandatario se sancionaban con carácter infamante.
mandato.
resolutoria.
Características
civil.
CONCLUSIÓN
A pesar de que en cada país, o Estado, puede existir un sistema de requisitos diferente para llevar
a cabo el contrato de mandato, el concepto básico de contrato es, en esencia, el mismo que se
venía manejando desde la época de Gallo en Roma. La divergencia de requisitos tiene que ver
con la variedad de realidades socio-culturales y jurídicas de cada uno de los países así, por
patrimoniales únicamente, sino que abarca también derechos personales y de familia como, por
Pese a las divergencias culturales, la esencia romana del contrato de mandato se mantiene, y con
ellas sus principales características, tales como el poder ser bilateral o unilateral, su gratuidad u
onerosidad, su nominación y las causales de terminación entre muchas otras; aunque no en todos
los países se usa para actos jurídicos meramente civiles, sino también para actos comerciales, sus
requisitos, elementos y demás generalidad son las mismas, lo que nos lleva a concluir que
aunque las civilizaciones cambien, aquellos grandes aportes dados por la civilización romana en
el campo del derecho hace ya muchos siglos, se mantienen pese a los cambios culturales por los
DOCTRINALES
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De Trazegnies Granda, Fernando. “La Teoría Jurídica del Accidente” en “Negocio Jurídico y
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ARIAS SCHREIBER PEZET, Max. “Exegesis del codigo civil peruano de 1984” TOMO I.
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Francisco Bonet Ramón. Naturaleza jurídica del contrato de mandato. Editorial Bosch, 1941
LEGALES
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Con un suplemento de las leyes que lo adicionan y reforman, desde 1887 hasta 1892, inclusive.
Código civil del Imperio Mexicano. Editorial imprenta de Andrade y Escalante, 1866
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Código civil francés, comentado y traducido. Editorial, imprenta de don José María Alonso 1850
El código civil italiano comentado, concordado y comparado con las legislaciones vigentes en
Europa y América
Española. Volumen 1.
WEBGRAFÍA
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http://www.derechoromano.es/2012/09/contrato-de-mandato.html
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http://www.rodriguezvelarde.com.pe/pdf/libro2_parte2_cap11.pdf
JURISPRUDENCIALES
Sentencia del 27 de marzo de 2012, Sala De Casación Civil, Corte Suprema De Justicia,
Referencia: C-1569331890012003-00178-01
Número: 19001-23-31-000-1995-07002-01(16705)
PROCESO DE
ARTICULO CIENTIFICO
CUARTO PROCESO
PROCESO DE
RETROALIMENTACION
III. PROCESO DE RETROALIMENTACIÓN
III .I. DEBILIDADES: Al hacer parte de este proceso, mi temor más grande era no poder
cumplir con las metas fijadas y el tiempo establecido, pero al avanzar el tiempo me di cuenta que
El primer reto al cual me enfrentaba era en encontrar el material de trabajo, por lo que muchas
sobre Derechos Humanos, pero no acorde al ejercicio de la soberanía, por todo ello, pensé en
jurídico planteado y a la gran búsqueda, pude obtener el material específico para el desarrollo de
este artículo.
tema, pues las bases de esta investigación son fundamentales para futuros proyectos.
El proyecto investigativo, enriquece la hoja de vida del nuevo investigador, y aporta un perfil
aprender más sobre la cátedra de Civil Contratos, no solo interesarme por este tema si no llevarlo
al ámbito de análisis e investigación. Dicho interés, fue mi motor en todo momento, logrando
Un proyecto de investigación, aporta demasiado al estudiante, pues es acá cuando por voluntad
propia del mismo, logra realizar todo un trabajo científico, por un largo periodo de tiempo, a
sabiendas que existen otras modalidades de grado, las cuales no te aportaran el suficiente
conocimiento.
III. IV. AMENAZAS: Indiscutiblemente una de las mayores amenazas a que estuve expuesto
fue el tiempo y el lograr desarrollar el objetivo del tema que mentalmente tenía proyectado,
también, estuve en situaciones en donde por mis horarios laborales se me hacía un poco difícil