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LA CIVILIZACIÓN
La Civilización se identifica por: La disponibilidad de un excedente productivo para la
movilización de ingente fuerza de trabajo en construcciones públicas y de élite. La organización
social compleja, con división del trabajo y distribución desigual del excedente. Un gobierno
estatal. La habitabilidad en asentamientos urbanos con mejoras en la calidad de vida para una
clase social.
EL ESTADO
Forma de desarrollo de la sociedad caracterizada por el ejercicio del poder de parte de una
clase social dominante sobre la población de un determinado territorio, que es organizada
jerárquicamente y controlada por la fuerza militar o por la fuerza de la religión; con lo cual se
asegura la perduración del sistema.
Una sociedad estatal supone la existencia de: Una economía excedentaria: ya sea por
sobretrabajo o por el desarrollo de los medios de producción para incrementar la productividad.
Una división social del trabajo y relaciones sociales de producción que enfatizan lo individual
sobre lo social. La apropiación por unos grupos del producto social o excedente, derivada de la
división de la sociedad en clases, con sujetos apropiadores y sujetos expropiados. El Estado
cuenta con: Un aparato, la burocracia político-religiosa para el control del excedente, la
circulación de bienes y servicios, el uso de los recursos y para la ejecución de las diversas
funciones y acciones.
LA CIUDAD
Tipo de asentamiento denso, diverso y permanente de individuos socialmente heterogéneos,
donde se concentra el poder de los gobernantes, la burocracia y los servidores de éstos; es un
centro de poder religioso, político y administrativo. Forma parte de un conjunto jerarquizado de
asentamientos que muestra: Cierta extensión territorial derivada de una concentración
poblacional manifiesta en los complejos residenciales. Diseño definido que denota
planeamiento, zonificación y manejo organizado del espacio para su uso diferenciado, de parte
de sus ocupantes, con connotaciones físicas o simbólicas.
Expresiones arquitectónicas diversas en relación con una división compleja del trabajo y la
presencia de especialistas en diversas actividades productivas y de intercambio y donde el
excedente se distribuye de modo desigual, según la posición de cada uno en el proceso social
productivo. Indicadores que reflejen la posición jerarquizada de sus ocupantes por estratos
sociales: residencia de autoridad, especialistas, servidores. Desarrollo de la arquitectura
pública en concordancia con la presencia de instituciones: templos, palacios, para funciones
religiosas, administrativas y políticas. Evidencias de la prestación de servicios para el desarrollo
de procesos productivos:calendario, obras públicas, irrigación y manejo de los campos de
cultivo, intercambio de bienes con el exterior.
En 1975 el arquitecto peruano Carlos Williams hizo un registro de la mayoría de los sitios
arqueológicos en el valle de Supe, entre los cuales registró a Chupicigarro, a partir del cual hizo
algunas observaciones sobre el desarrollo de la arquitectura en los Andes, que presentó en el
artículo A Scheme for the Early Monumental Architecture of the Central Coast of Peru,
publicado en 1985 en el libro Early Ceremonial Architecture in the Andes.
El arqueólogo francés Frederic Engel visitó el lugar en 1979, levantando un plano y excavando
en el mismo. En su libro De las Begonias al Maíz, publicado en 1987, Engel afirmó que
Chupacigarro (como aún se conocía a Caral) pudo haber sido construido antes de la aparición
de la cerámica en los Andes (1800 aC), pero sus afirmaciones no fueron aceptadas por los
arqueólogos andinos.
La antropologa Ruth shady y arqueologa Paul kosok, fueron uno de los primeros en
resaltar la importancia de la zona arqueologica de Caral.
En 1994 Ruth Shady recorrió nuevamente el valle de Supe e identificó 18 sitios con las mismas
características arquitectónicas, entre los cuales se encontraban los 4 conocidos como
Chupicigarro Grande, Chupicigarro Centro, Chupicigarro Oeste y Chupicigarro. Para
diferenciarlos Shady los denominó, Caral, Chupicigarro, Miraya y Lurihuasi. Caral, Miraya y
Lurihuasi son los nombres quechua de los poblados más cercanos a los sitios. Chupicigarro es
el nombre español de un ave del lugar.
Shady excavó en Caral a partir de 1996 y presentó sus datos por primera vez en 1997, en el
libro La Ciudad Sagrada de Caral-Supe en los albores de la civilización en el Perú. En ese libro
sustentó abiertamente la antigüedad precerámica de Caral, afirmación que consolidó de
manera irrefutable en los años siguientes, a través de excavaciones intensivas en el lugar.
El Proyecto Especial Arqueológico Caral-Supe está a cargo de los trabajos in situ. La
arqueóloga Ruth Shady, viaja a esta ciudad en forma permanente para continuar el trabajo de
las excavaciones y descubrimientos en esta parte de un país arqueológicamente rico y de
diversas culturas milenarias.
Ecosistemas y producción:
La población de Caral realizó distintas actividades en los ecosistemas que formaban parte de
su medio circundante, para aprovechar los recursos.
El rol de la ideología.
Los funcionarios encargados de cada edificio, identificados con determinada deidad,
convocaban a la población para la realización de múltiples actividades, de acuerdo con un
calendario de celebraciones.
A estas reuniones masivas, de las poblaciones sujetas a los gobernantes, habrían concurrido
también grupos de peregrinos y comerciantes, procedentes de diferentes lugares del área
norcentral y del resto del país.
Importancia de la especialización.
La población de Caral realizó distintas actividades en los ecosistemas que formaban parte de
su medio circundante, para aprovechar los recursos.
Actividades complementarias.
Los materiales recuperados de Caral y los otros asentamientos del valle también evidencian la
práctica de otras actividades menores, como la recolección y la caza, practicadas para
complementar su dieta alimenticia.
Hace 5000 años los habitantes del valle de Supe lograron un aprovechamiento intensivo de las
especies marinas (pescados y moluscos), mediante el desarrollo de una avanzada tecnología
de pesca con redes de algodón, cordeles, anzuelos y embarcaciones.
Esta innovación tecnológica fue posible debido a la alta productividad de los agricultores de
algodón del interior del valle. Asimismo, la capacidad económica de los pescadores, como los
de Áspero, contribuyó al sostenimiento de la población agricultora del valle.
El cambio de anchovetas secas y moluscos (choros y machas) por algodón y otros productos
agrícolas, industriales o alimenticios (mate, algodón, frijol, achira, zapallo, camote, etc.), inició
la cadena del comercio, que se extendió a las otras regiones.
Prueba este comercio local el consumo de ingentes cantidades de pescados y moluscos en los
asentamientos del valle como Caral, Chupacigarro, Miraya y Lurihuasi, así como el uso de
algodón y mates, además de zapallo, achira, mate, guayaba y pacae, entre otros, en el
asentamiento del litoral.
Con el algodón se hicieron cordeles, redes de pescar, ropa, y con los mates, flotadores. Estos
materiales mejoraron la tecnología pesquera y optimizaron su producción
Ayllus
Grupos de familias emparentadas, que trabajaban una misma porción de tierras en el valle y
pertenecían a un determinado asentamiento o pachaca.
Curacas y principales
Cada asentamiento o pachaca estaba representado por una autoridad o curaca, además de los
“principales” de sus ayllus.
Estas autoridades retornaban servicios a los principales e integrantes de sus ayllus prediciendo
y asegurándoles determinadas condiciones naturales y sociales. Fueron los conductores de las
actividades agrarias, económicas, religiosas y constructivas.
Pachacas
Los pobladores del valle de Supe estuvieron organizados en centros urbanos de diverso
tamaño y complejidad, mantenidos por una economía autosuficiente, y conducidos en lo político
y administrativo por sus propias autoridades, los curacas. Tenían sus dioses y prácticas
religiosas, en los que sustentaban su identidad. Estaban integrados por vínculos económicos
(la tierra y el agua), religiosos y culturales (dioses y ancestros) reforzados en ceremonias
públicas colectivas, de periódica realización.
Sayas
Los asentamientos del valle de Supe estuvieron distribuidos en cada margen del río, en número
similar, según el patrón dual de la cosmovisión de la sociedad de Supe. Cada saya (mitad)
estaba integrada por un número de pachacas (asentamientos), tanto en la margen izquierda
como en la derecha.
La presencia de edificios públicos con plaza circular hundida en casi todos los asentamientos
urbanos estaría relacionada con determinadas funciones públicas, de reconocimiento al
Estado.
El poder político del curaca principal mantuvo, sin embargo, descentralizadas las funciones de
la pachaca, ya sea en lo político, económico o ideológico: cada una tenía sus propios señores,
especialistas, agricultores y servidores. Al curaca principal le bastaba el cumplimiento de la
tributación, en bienes y, sobre todo, en prestación de servicios. Su influencia y prestigio se
habrían extendido al área norcentral durante este período.
La Importancia de la Especialización
En la sociedad de Caral se dieron las condiciones para que las actividades estuvieran a cargo
de grupos especializados; esto potenció el desarrollo de los conocimientos y las técnicas, que
junto a la organización del trabajo generó una mayor productividad. Los excedentes fueron
invertidos en proyectos de beneficio público y en el mantenimiento de las autoridades,
funcionarios y los familiares de estos.
Los estudios sobre las construcciones arquitectónicas y los materiales culturales asociados con
ellas, recuperados en Caral, Chupacigarro, Miraya, Lurihuasi y Áspero (Supe), y Vichama
(Huaura), permiten identificar a personajes de la sociedad, que desempeñaban diversas
funciones como:
1. Curacas, quienes fueron los encargados del manejo político y económico de los
asentamientos y de los servicios religiosos,
2. Especialistas en registro codificado de la información de los “quipus",
3. Especialistas en astronomía, elaboraban el calendario de actividades y de festividades y
predecían los cambios climáticos.
4. Especialistas en el manejo de los canales de riego, la administración de las aguas y la
experimentación para el mejoramiento de la producción agrícola.
5. Especialistas en medicina.
6. Especialistas en el diseño y construcción de obras públicas.
7. Músicos.
8. Comerciantes.
9. Artesanos de textiles de algodón.
10. Artesanos de cestería.
11. Artesanos de adornos personales en piedras semipreciosas y conchas
12. Artesanos de la piedra.
13. Agricultores.
14. Pescadores.
Por ello, en la arquitectura de la Civilización Caral, representada por los edificios piramidales,
puede observarse una línea de pensamiento y coherencia interna. La definición de las formas
arquitectónicas, como por ejemplo los edificios escalonados, reflejan un alto grado de
conocimiento; mientras la monumentalidad indica la complejidad organizativa alcanzada por
esta sociedad.
Residencias Diferenciadas
Los estudios sobre las viviendas muestran sectores residenciales diferenciados. Unas fueron
ubicadas en relación con los edificios públicos o con las mitades del área nuclear de la ciudad;
otras, en cambio, estuvieron en el área marginal, que colinda con el valle. Asimismo, aquellas
muestran espacios más formalizados y finos acabados; en tanto éstas fueron acomodadas al
terreno irregular, con menores dimensiones y manufactura más sencilla.
Estas figuras modeladas, mayormente rotas y con ausencia de algunas piezas, como brazos,
piernas o cabeza, formaron parte de rituales relacionados con la renovación de los edificios y la
propiciación de fertilidad. Habrían sustituido a los humanos en los sacrificios rituales.
Sistema de Registro.
En el Edificio Piramidal La Galería se recuperó una compleja ofrenda enrejada, que tenía entre
sus componentes un quipu de antigüedad milenaria. Su uso en tiempos de Caral testimonia un
registro codificado que antecede a los del Imperio Inca.
Astronomía
Uno de los campos de investigación estuvo vinculado con la astronomía, aplicada a la
elaboración de los calendarios anual y de mediano y largo plazo, relacionados con la
celebración de festividades y otras actividades económicas, religiosas y cívicas.
Este conocimiento fue aplicado, también, a la orientación de los edificios públicos. Al lado de
los geoglifos y líneas, distribuidos en las llanuras desérticas, enmarcadas por cerros, se han
hallado piedras talladas dispersas; un recinto subterráneo que estuvo techado, a modo de un
laboratorio espacial, y un sendero o camino de 12 metros de ancho.
El Geoglifo de Chupacigarro
Ubicado en el vecino asentamiento de Chupacigarro, a 1 kilómetro de la Ciudad Sagrada de
Caral; está trazado con piedras angulares. Representa la conocida cabeza de perfil de estilo
Sechín (valle de Casma); la cara se orienta hacia el Este y muestra el ojo cerrado, la boca
abierta y el cabello batido por el aire o la sangre que fluía de la cabeza.
Medicina
El conocimiento médico está evidenciado en la presencia recurrente de plantas conocidas por
sus propiedades curativas; muchas de ellas fueron enterradas en contextos de ofrendas.
Son numerosos los paquetes doblados de tallos y hojas de sauce (Salix humboldtiana), dejados
en diversos contextos, y dentro de hoyos. Los habitantes de la zona los usan para atenuar los
dolores de cabeza. Es interesante recordar que el principio activo de la Aspirina es el ácido
acetilsalicílico, cuya versión natural se extrae del sauce.
Alimentación Balanceada
Consumieron vegetales combinados con productos marinos, peces, moluscos y crustáceos.
Entre los peces seleccionaron a las anchovetas y sardinas, especies conocidas por su alto
contenido proteico, así como por su fácil deshidratación para fines comerciales. El intercambio
interregional favoreció la diversidad de productos complementarios.
La Anchoveta
En épocas prehispánicas, la anchoveta (Engraulis ringens) tuvo una presencia muy importante
en la alimentación. Se han recuperado evidencias de su consumo en varios asentamientos
desde el período Precerámico Medio (7000 a 3000 a.C.).
Entre todas las especies marinas consumidas, la anchoveta tuvo un lugar preferencial debido a
su abundancia, a sus condiciones físicas que facilitan su deshidratación y conservación, y a su
alto valor nutritivo.
Mediante técnicas de secado y salado se logró conservar y almacenar el pescado por largo
tiempo.
Esta abundante especie marina sustentó el intenso intercambio entre pescadores y agricultores
y fomentó una compleja esfera de interacción, que integró a poblaciones de costa, sierra y
selva.
AGRICULTURA CARAL.
Tecnologías Agrícolas, Producción y Manejo Genético de Algodón
Se produjeron conocimientos en ingeniería agraria, que se aplicaron a la construcción de
canales de riego, la habilitación de reservorios de agua, el acondicionamiento de terrazas para
el cultivo, la manufactura de instrumentos de labranza y la probable fertilización de los suelos
con guano de las aves marinas y con desechos de cabezas de anchovetas, entre otros
Combustible vegetal
En el asentamiento de Miraya se recuperó una bolsa de junco o shicra, que contenía cuatro
envoltorios tejidos de dimensiones menores y forma alargada. Cada uno de ellos tenía en su
interior un paquete de fibras de color pardo, que pertenecen a la cactácea
Espostoa melanostele. En Ancash, esta fibra es llamada “pumpush” o “puña” y en Huánuco la
denominan “cahuay”. Informantes de Conchucos la describen como una planta de puna, usada
para mantener encendido el fuego. Fue empleada por los pobladores de Supe y es testimonio
del intercambio interregional.
La Quincha de Caral
Los recintos de quincha de Caral se caracterizan por el uso de postes de huarango (15 a 30 cm
de diámetro) como soportes principales. En base a ellos se tejió un armazón al que se
atravesaron, de manera horizontal, cañas y carrizos en pares y en menor grado otros tallos
menores.
Mecánica de fluídos
En la Ciudad Sagrada de Caral se han encontrado cinco altares con fogones, especialmente
diseñados. Todos presentan conductos de ventilación subterráneos, que tenían la función de
mantener el fuego encendido por un tiempo prolongado, mediante el aprovechamiento de la
fuerza de los vientos.
BIENES MANUFACTURADOS PARA LA VIDA COTIDIANA
En cada uno de los siete asentamientos que vienen siendo excavados se han recuperado
instrumentos que fueron usados en las actividades cotidianas preparación y consumo de
alimentos. Al igual que en las sociedades tardías, la organización de grandes festines y
banquetes por parte de la clase gobernante habría permitido afianzar los lazos de cohesión de
la población.
El registro arqueológico demuestra que los caralinos usaron mates como contenedores,
botellas, tazas y platos; también, cucharas de madera tallada, platos, tazones y morteros de
piedra. Para contener algunas sustancias también usaron valvas de moluscos.
Una de las actividades más importantes que caracterizó a la sociedad de Caral fue la
producción y el almacenamiento de algodón en gran escala. Esto se evidencia en el hallazgo
de abundantes semillas y motas de algodón (Gossypium barbadense) en sus diversos
asentamientos. Destacan los grandes atados compactos de algodón de colores, pardo, marrón,
crema y beige, procedentes de Miraya y la Ciudad Sagrada de Caral.
Sin embargo, no se dejó de lado el uso de otras fibras vegetales (totora, junco, cabuya,
enredadera, corteza de madera, etc.) que antecedieron al uso de algodón en la producción
textil. Más bien, con la mezcla de los materiales se añadieron nuevas posibilidades al tejido,
como en el caso del quipu, recuperado en el Edificio Piramidal La Galería de la Ciudad Sagrada
de Caral.
Elaboraron textiles de distintos colores naturales, con variadas técnicas (torzal, anillado, llano,
etc.) y diseños estructurales.
La élite se diferenció por los adornos personales (collares de cuentas de concha de moluscos)
y los bienes de prestigio (tejidos de algodón, utensilios, entre otros), de uso exclusivo
Talleres.
Mediante la división y sistematización del trabajo en la sociedad de Caral contaron con
especialistas encargados de la producción de bienes de prestigio. Ellos se instalaron en
diversos talleres donde elaboraron collares, cuentas, dijes y otros objetos para el arreglo
personal de vivos y muertos.
La materia prima utilizada para los adornos personales era traída de diferentes lugares: huesos
de animales marinos y conchas del litoral, piedras semipreciosas y otros minerales de la sierra,
caracoles y madera de la selva andina y mullu del Ecuador.
Se reunían periódicamente en las plazas y los salones ceremoniales con fogones de los
edificios públicos y viviendas, quemaban ofrendas, colocaban objetos en las hornacinas y
enterraban cabellos, fragmentos de cuarzo y otros valores apreciados por ellos.
Ideología
Todas las acciones de la vida social, en la política, religión, economía, ciencia, etc., estaban
relacionadas entre sí. Los líderes religiosos eran, a la vez, líderes políticos especializados en
astronomía o medicina, entre otros campos.
Los señores eran los mediadores entre el grupo social que representaban, y el poder
sobrenatural de los ancestros y dioses. La religión era el instrumento de gran efectividad para
la cohesión pero también la coerción de la población; aseguraba el poder político, la jerarquía y
el orden social. La sociedad participaba en las ceremonias calendarizadas por las autoridades y
trabajaba para servir a sus dioses y a las autoridades, que los representaban ante ellos.
También han sido encontrados objetos en forma de inhaladores, elaborados con huesos de
camélidos, y contenedores de conchas de caracol de selva (Megalobulimus spp.). Asimismo, se
han hallado ofrendas compuestas por numerosos caracoles de loma (Scutalus proteus), que
viven en parajes desérticos, en asociación con el cactus San Pedro (Trichocereus pachanoi),
conocido por sus propiedades alucinógenas y por ser consumido tradicionalmente durante los
rituales religiosos.
Ofrendas.
Gran parte del material arqueológico recuperado ha sido encontrado en contextos de ofrendas.
Es recurrente el hallazgo de conglomerados de vegetales, fragmentos de cuarzo, choros y
alimentos, acomodados, enterrados y muchas veces quemados.
Ofrendas Enrejadas
Se trata de complejas ofrendas, consistentes en ejes florales de cabuya amarrados entre sí a
modo de una litera. Están asociadas con numerosos y diversos componentes: minerales, como
cuarzos, vegetales, plumas, fibras, algodón, así como diversos objetos manufacturados. Ellas
revelan un profundo contenido simbólico.
El arte musical tuvo un rol importante en las actividades de la población; esta tradición ha
continuado como parte de la herencia cultural de las sociedades andinas de todos los tiempos.
La música ha sido, desde los albores de la civilización andina, parte fundamental del
ceremonial y la religiosidad. Prueba de ello es el hallazgo de 32 flautas depositadas como
ofrendas bajo el piso de la plaza circular en la Pirámide del Anfiteatro. Fueron colocadas sobre
una piedra cortada acompañadas por un canto rodado a un lado y al otro por una figurina de
barro crudo sin rostro que se deshacía al tacto, todo cubierto por más piedras cortadas. Se les
ha clasificado como "flautas traversas", pues son tubos delgados con un orificio central de
forma ovalada que sirve de embocadura.
En otro sector de la misma Pirámide del Anfiteatro fue hallado otro conjunto de 38 instrumentos
de vientos, posiblemente cornetas hechas con hueso de camélido o venado. Estas no tienen
embocadura sobre el tubo y su superficie está decorada con canales horizontales.
Cultura Caral
La Civilización Caral : Evolución y historia
1.Introducción al estudio de la Cultura Caral
En el territorio andino hubo, como en otras partes el mundo una amplia variedad de adaptaciones
culturales, pero a distancias relativamente próximas. Esta sociedades, que habitan áreas geográficas
disímiles, siguieron diferentes trayectorias en sus modos de vida, sus culturas y desarrollo sociopolítico.
El temprano desarrollo de la cultura Supe se debió a la creciente complejización de los sistemas sociales
que se consolidaron en las varias regiones del área norcentral del actual Perú, entre los valles costeños
ubicados entre los ríos Chancay y Santa, en la zona serrana del Callejón de Huaylas y en las vertientes
orientales, en las cuencas del Marañón y el Huallaga. Todas estas sociedades habían alcanzado
excedentes productivos y un nivel de orgnización que les permitía cierta especialización laboral, la
Alrededor de los 3000 años a.C., las sociedades costeñas del área norcentral lograron avances
significativos, estimuladas en parte por la riqueza de recursos de la región: un mar rico en peces y
moluscos y valles fértiles con ríos que acarreaban nutrientes. Coadyuvó a ello la tradicional comunicación
interregional entre los pobladores del área. Además de la permanencia en la región y la adquisición de
experiencias de vida compartidas, ya sea por confrontación o por integración, las comunidades costeñas
incorporaron nuevos conocimientos tecnológicos: canales de riego y campos de cultivo y las redes de
intercambio de productos. Se crearon así las condiciones necesarias para el desarrollo civilizatorio.
Entre estas sociedades coetáneas del área norcentral, la de Supe logró sintetizar distintas experiencias
sustentada por la producción de las poblaciones de los otros valles que el Estado prístino captó.
La primera civilización del Perú y América se formó entre los 3000 y 2500 años a.C. en el valle de Supe,
las sociedades que construyeron Huaca La Florida, Garagay en el Rímac, Cerro Sechín, Pampa de
territorio andino: Chavín, Moche, Lima, Nasca, Tiahuanaco, Wari, Chincha, Ichma, Chimu y finalmente la
Inca, última civilización del Perú prehispánico, 4400 años después de Caral.
Hace 5 millones de años que los seres humanos iniciaron el poblamiento del planeta, pero sólo 6 mil años
atrás empezaron a costruir centros urbanos y a integrar redes de interacción a largas distancias.
Seis sociedades en todo el mundo pudieron cambiar sus modos de vida y generar las condiciones que
hicieron posible la civilización, el Estado y la formación de las ciudades: Mesopotamia, Egipto, India, Perú,
China y Mesoamérica.Es importante conocer cada una de estas civilizaciones porque ellas influyeron en
Pero a diferencia de las civilizaciones del viejo mundo, que mantuvieron entre ellas un sistema de
interacción e intercambio de bienes y conocimientos que les permitió aprovechar de las experiencias del
conjunto, en el Perú el proceso se dio en total aislamiento, pues Caral se adelantó en, por lo menos, 1500
Supe, en el valle medio del río Supe, en la costa norcentral del Perú, a 350 m sobre el nivel mar. Está
ubicado en una terraza aluvial, en la margen izquierda del río. El clima es templado, el río lleva agua sólo
en los meses de verano, aunque en la zona hay afloramientos de agua por la poca profundidad de la napa
freática.
La ciudad de Caral fue construida por una de las más importantes civilizaciones del planeta, creada por el
El primero que llamó la atención sobre Caral fue el estadounidense Paul Kosok, quien visitó el
lugar junto con el arqueólogo estadounidense Richard Schaedel en 1949. En su informe, publicado en el
libro Life, Land and Water in Ancient Peru, en 1965, mencionó que Chupicigarro (como se le conocía a
Caral entonces) debía ser muy antiguo, pero no pudo mostrar cuánto. En 1975 el arquitecto peruano
Carlos Williams hizo un registro de la mayoría de los sitios arqueológicos en el valle de Supe, entre los
cuales registró a Chupicigarro, a partir del cual hizo algunas observaciones sobre el desarrollo de la
arquitectura en los Andes, que presentó en el artículo A Scheme for the Early Monumental Architecture of
the Central Coast of Peru, publicado en 1985 en el libro Early Ceremonial Architecture in the Andes. El
arqueólogo francés Frederic Engel visitó el lugar en 1979, levantando un plano y excavando en el mismo.
En su libro De las Begonias al Maíz, publicado en 1987, Engel afirmó que Chupacigarro (como aún se
conocía a Caral) pudo haber sido construido antes de la aparición de la cerámica en los Andes (1800 aC),
de Caral (Derecha)
En 1994 Ruth Shady recorrió nuevamente el valle de Supe e identificó 18 sitios con las mismas
características arquitectónicas, entre los cuales se encontraban los 4 conocidos como Chupicigarro Grande,
Chupicigarro Centro, Chupicigarro Oeste y Chupicigarro. Para diferenciarlos Shady los denominó, Caral,
Chupicigarro, Miraya y Lurihuasi. Caral, Miraya y Lurihuasi son los nombres quechua de los poblados más
cercanos a los sitios. Chupicigarro es el nombre español de un ave del lugar. Shady excavó en Caral a
partir de 1996 y presentó sus datos por primera vez en 1997, en el libro La Ciudad Sagrada de Caral-Supe
en los albores de la civilización en el Perú. En ese libro sustentó abiertamente la antigüedad precerámica
de Caral, afirmación que consolidó de manera irrefutable en los años siguientes, a través de excavaciones
intensivas en el lugar.
El Proyecto Especial Arqueológico Caral-Supe está a cargo de los trabajos in situ. La arqueóloga Ruth
Shady, viaja a esta ciudad en forma permanente para continuar el trabajo de las excavaciones y
El descubrimiento de Caral, por sus características, es uno de los más importantes de los últimos años
para la arqueología mundial. Una de las peculiaridades que hasta la fecha llama la atención es que no se
En Caral no hay indicios de violencia militar, aunque sí hubo violencia para aquel que no cumplía con las
normas de la sociedad; el control se hacía a través de la religión. Fue la religión el instrumento de control
y coerción que la sociedad tuvo, y que fue ejercido por el grupo que la dirigía. El poder en la población de
Caral lo detentaba un grupo de individuos, sobre la base de sus conocimientos directamente vinculados
con la reproducción de las condiciones materiales para la supervivencia de la población. Este grupo de
dirigentes era el encargado de hacer las observaciones astronómicas para elaborar el calendario y así
indicar los períodos de tiempo más convenientes para realizar las diversas actividades económicas. Ellos
fijaban las fechas de la siembra y de la cosecha; dirigían la construcción de las terrazas de cultivo y la
apertura de los canales de riego; conducían el comercio entre pescadores y agricultores; y hacían llegar
Estudió en la G.U.E. Juana Alarco de Dammert, y en la Universidad Mayor de San Marcos, se licenció en
de Arqueología y Antropología, donde también fue directora. Desde el año 1994, se ha dedicado al
estudio de los establecimientos tempranos en el valle Supe, ubicando 18 de estos a lo largo de todo el