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Culturas Híbridas (Néstor García Canclini)


En este texto analizaré la problemática que se ha venido realizando entre lo popular y los medios
masivos; quizás para entender un poco de que se trata toda esta nueva reconfiguración de los campos
artísticos y como esto conlleva a una diferente apreciación de las situaciones sociales.

En la introducción de su libro Canclini habla del problema al acceso de la modernización por parte
de la mayoría, si bien pueden lograr compartir muchas relaciones a través de los medios masivos, el
problema principal es que la mayoría sólo es espectador de la modernización y no productor.

El autor lanza dos hipótesis para desarrollar el tema de la modernización en Latinoamérica, donde se
da un caso único de modernización, afirma: “La primera hipótesis de este libro es que
la incertidumbre acerca del sentido y el valor de la modernidad deriva no sólo de lo que separa a
naciones, etnias y clases; sino de los cruces socioculturales en que lo tradicional y lo moderno se
mezclan”, ante esta situación se hace estrictamente necesaria una relación transversal entre las
ciencias sociales, para entender que en Latinoamérica, lo tradicional, lo moderno, lo culto y lo
popular y lo masivo no poseen un lugar fijo, cambian según las disposiciones del campo; por lo
tanto, intentar hacer un estudio posicionado desde una única guía no abrirá las puertas para poder
entender la modernidad latinoamericana.

Canclini lanza una segunda hipótesis del libro afirmando que “el trabajo conjunto de estas
disciplinas puede generar otro modo del concebir la modernización latinoamericana (…) (verla
como) intentos de renovación con que diversos sectores se hacen cargo de la heterogeneidad
multitemporal de cada nación”.

De esta primera parte de su libro pueden extraerse tres conclusiones fundamentales, la primera es
entender que las culturas híbridas constituyen la modernidad y le dan su perfil específico en
América Latina; segundo entender que la interdisciplinariedad de las ciencias sociales puede
brindarnos más claramente una idea del fracaso de la Modernidad en Latinoamérica y por último
preguntarnos ¿Qué hacer con la mezcla entre memoria heterogénea e innovación trunca, que genera
la polémica de la Modernidad?. Por lo anterior considero que no podemos negar el contexto
latinoamericano dentro de las nuevas tecnologías. La web es un espacio depurado del Territorio;
pero la cuestión que también nos interesa analizar en este proyecto es el abordaje y el conocimiento
que se da de la web, aquí en Latinoamérica. Esto nos identifica y problematiza. Dentro de la web
todos somos iguales pero es importante ver los medios y no sólo el fin de la realidad del
ciberespacio.

Ni culto, ni popular, ni masivo

En este aparte de la introducción, Canclini afirma que “el centro de la ciudad actual ya no está en el
pasado”, pues se presenta una lucha constante entre tradicionalistas y modernizadores; pues ambos
desean construir objetos puros, en la búsqueda por ser el más puro se pierden las ópticas para
entender que una cosa no opaca ni destruye la otra, pues “hoy existe una visión más compleja sobre
las relaciones entre tradición y modernidad. Lo culto tradicional no es borrado por la
industrialización de los bienes simbólicos” que es cierta medida el miedo que también tienen los
escritores tradicionales frente a los medios masivos como las Internet, temen que el valor del arte
escrito pierda su potencia y misterio al ser parte de este medio. Sin embargo “lo popular no se define
por una esencia a priori, sino por las estrategias diversas con que construyen sus posiciones los
propios sectores subalternos, y también por el modo folclorista y el antropólogo ponen en escena la
cultura para el museo o la academia, los sociólogos y los políticos para los partidos, los
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comunicólogos para los medios”, de esta manera volvemos al punto principal de entender que no
existen valores preestablecidos y que cada manifestación cultural, popular y mediática es una
situación contextual.

La modernidad después de la postmodernidad

En este aparte Canclini nos habla de los mercados simbólicos que en esta época experimentan una
ruptura en su construcción, que es una característica de lo postmoderno; el pensamiento
latinoamericano se a basado en la “tesis de que los desacuerdos entre el modernismo cultural y la
modernización social nos volverían una versión deficiente de la modernidad canonizada por la
metrópolis”. Canclini recalca el problema del pensamiento latinoamericano el cual siempre ha sido
de una subestimación irónica, seguimos creyendo que no debemos preocuparnos por la
postmodernidad porque nunca hemos sido completamente modernos, y la modernidad ha llegado a
nosotros con tropiezos. En Latinoamérica la modernidad funcionó como una máscara, fue un
simulacro de las élites por lo que excluyeron al pueblo de esta modernización. Así, pues, para
Canclini “hoy concebimos a América Latina como una articulación más compleja de tradiciones y
modernidades (diversas, desiguales), un continente heterogéneo formado por países donde, en cada
uno, coexisten múltiples lógicas de desarrollo”.

CAPITULO III

Artistas, Intermediarios y Público

En este capitulo Canclini empieza hablando del campo literario y presenta como ejemplos a Borges
y Octavio Paz quienes afianzaron la autonomía del campo literario (Bourdieu).

Este capitulo desarrolla una de las problemáticas que se observan en este proyecto, que es
comunicación vs democratización de las innovaciones simbólicas; con esto se expone claramente la
duda ante la veracidad y el valor del conocimiento en los nuevos sistemas de apertura, como la
Internet. ¿Qué significa, entonces, ser público de la Modernidad?

Cuando habla de Octavio Paz afirma que es un “ejemplo magnifico de cómo pueden combinarse la
adhesión militante al modernismo estético con un rechazo enérgico de la modernización
socioeconómica”; Paz asegura que la secularización de la modernidad no es la pérdida de la
espiritualidad sino el cambio de sujeto de esa espiritualidad, si antes estaba representada por los
sacerdotes, ahora la jerarquía espiritual estaba en los escritores y artistas.

Por esta razón se creó un arte del imprevisto, de lo efímero; “sin embargo, los medios masivos nos
preparan para llegar a ella sin sorpresa, las ubican (las obras) dentro de un sistema clasificatorio que
es también una interpretación, un digestión”. De la misma manera que lo hace un museo, cuando se
accede al arte expuesto, uno puede hacer el recorrido y construir la narración de la exposición como
se desee, empezar por el final y terminar por el inicio; pero cuando se dan la visitas guiadas esto
limita la apreciación libre del arte. Me pregunto si esto no será similar a los videos que se pueden
agregar a un texto literario en la web, el video condiciona y limita la imaginación; tal vez yo me
imaginaba otra cosa, pero el video me “rectifica” mi imaginación, casi como si dijera “así es como
es y como debes imaginarlo”; entonces los multimedias también corren el riesgo de convertirse en
inhibidores de la libertad imaginativa.

La pregunta de Canclini es muy interesante para ahondar en este tema algo espinoso: “¿Cómo se
convierte ese conjunto de tradiciones simbólicas, procedimientos formales y mecanismos de
distinción que se llama arte culto cuando interactúa con las mayorías bajo las reglas de quienes
suelen ser sus más eficaces comunicadores: las industrias culturales?”.
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Borges y Paz buscaban rescatar el arte culto de la masificación cultural; “la primera reacción es que
el artista culto no puede evitar intervenir en el mercado simbólico de masas y al mismo tiempo sentir
eso intolerable”.

Lo que Borges sugiere es que ante toda la explosión de la “sociedad de masas”, lo que el artista debe
hacer no es indignarse sino asumir que la literatura no es completamente original y autónoma, pues
ahora el arte moderno debe ser una crítica más que una creación con cargas de originalidad, el arte
moderno no busca respuestas sino preguntas .

Laboratorio Irónico

¿Qué debe hacer el artista ante la industria cultural?

Canclini lanza tres preguntas al respecto, la primera de ellas está enfocada para dar cuenta de que
pelear contra los medios masivos es una lucha desigual y por lo tanto no es posible; ligado a esto, si
los artistas no pueden ganar, entonces entrarán en un “voluntarismo mesiánico” que tratara de salvar
a quienes estén siendo manipulados por los medios, lo cual se torna una actitud casi misionera con
personas que no necesitan esa “salvación”; y por último, si ya no se logra hace ni lo primero ni lo
segundo, tampoco es válido entrar en una queja melancólica por el pasado glorioso en el que el
artista no estaba mediado, un pasado donde la masificación moderna no existía. Sin embargo se debe
entender que la masificación es una tendencia irreversible, por esto mismo es que Octavio Paz
instaura la ironía y la analogía como los ingredientes principales de la literatura moderna.

Por otra parte, Borges accede a la Ironía con humor, es el desplazamiento incesante, de esta manera
“el campo cultural puede ser todavía un laboratorio. Lugar donde se juega y ensaya”. Borges explica
la nueva construcción del arte moderno al decir que la “ironía, la distancia crítica, la reelaboración
lúdica son tres rasgos fecundos de las prácticas culturales modernas en relación con los desafíos
premodernos y con la industrialización de los campos simbólicos”, ante esto, la preocupación de
algunos artistas es la incorporación de un pasado, de una historia; a la mirada moderna.

La modernidad de los receptores

“¿Es posible abolir la distancia entre los artistas y los espectadores?; ¿Tienen valor los intentos de
reconvertir los mensajes artísticos en función de públicos masivos?”.

Para responder esta pregunta Canclini toma como ejemplo los museos, y la manera en que los
receptores leen la obra; en cierta manera considero que presentar las obras artísticas propias dentro
de la web es un acto de museología en la que se instala una selección de obras que todos pueden
observar de manera clara. En un estudio que se hizo en museos europeos y latinoamericanos se
observó que la contextualización de las obras aumentó una legibilidad de las mismas; pero no
produjo una atracción masiva hacia las obras, es decir, quienes fueron al museo observaron la obra
pero no volvieron o simplemente miraron la obra tal y como les decía el guía; sin crear nuevos
patrones perceptivos.

En esta búsqueda por lograr que los espectadores se vuelvan también creadores, para así renovar el
campo cultural, fue promover “talleres de creatividad popular” en los que se esperaba “devolver la
acción al pueblo, no popularizar sólo el productos sino los medios de producción”, de esta manera
todos llegarían a ser pintores, actores, escritores, cineastas, etc. Evidentemente esta idea tampoco
sirvió para renovar el campo literario y lograr nuevas propuestas artísticas que estuviesen dentro de
los marcos contextuales de la modernización.

Frente al consumo cultural Canclini afirma que los análisis de este consumo siempre han sido desde
la posición de quien produce, y no desde el que recibe, y si el análisis estudia los receptores es para
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ver el efecto que genera la cultura de masas; pero “ni las instituciones, ni los medios suelen
averiguar desde qué patrones de percepción y comprensión se relacionan sus públicos con los bienes
culturales; menos aún, qué efecto generan en su conducta cotidiana y cultura política” ante esta
afirmación es importante darse cuenta y analizar si realmente se está haciendo un acto de recepción
del arte. No sólo es importante la cantidad de receptores sino la eficacia de la recepción, con eficacia
me refiero a un aprendizaje y conocimiento valioso y constructivo.

Es de gran importancia entender que América Latina posee un débil arraigo en la propia historia, por
lo que pareciera ser que la modernización es una exigencia importada que se tiene que instaurar
absolutamente; es por esto que tratamos de adecuarnos a un proceso que ya venía desarrollándose y
que no nació desde las propias necesidades culturales del pueblo, sino de las conveniencias
burguesas.

“La comunicación masiva difunde extensamente la noticia, puede sugerir la importancia de asistir y
lograr que un cierto número lo haga una vez, pero su acción ocasional tiene poca capacidad de crear
hábitos culturales duraderos”, considero que este es el límite de los medios masivos. Generan una
gran acogida; pero luego de un tiempo, por su carácter de inmediatez y transitoriedad, ya pierde
encanto y los receptores buscarán un nuevo material. El olvido es la esencia de la web.

¿Cultura para todos?

Primero que todo entendamos que existen varios desencuentros “entre la modernización social y el
modernismo cultural; entre la política de élite y el consumo masivo y entre las innovaciones
experimentales y la democratización cultural” todo depende de la reorganización del campo, no
podemos defender una u otra posición sino entender cómo dependiendo del contexto el campo
cultural se modifica gracias a las exigencias de un público heterogéneo como el latinoamericano que
“convive con temporalidades históricas distintas”.

Así pues, el significado de la obra la construyen los miles de receptores que la han visto, oído o
leído a través de la historia. Es un constructo histórico.

Pareciera ser que la lucha por democratizar el arte y ampliar el rango de recepción y libertad artística
a través de los medios masivos, conduce a un encerramiento y homogeneidad en la recepción; digo
esto porque si bien los artistas de la web luchan por romper el concepto de “lectura legítima”
instaurada por los intelectuales del siglo XIX; esto nuevos artistas instauran una nueva “lectura”
correcta de las obras, diego esto en referencia a la literatura que ahora comparte con los multimedias
de música y video. Al ubicar un link o un video que cómo el autor se imaginó la obra exactamente,
está limitando la posibilidad de que al lector complemente y construya la obra, pues ya se nos está
diciendo “observen, así deben imaginarse los personajes y los paisajes” lo cual corta con la relación
artista-lector; somos simples espectadores de la imaginación del autor, pero no de la nuestra.

Es por esto que la idea de Canclini sobre los museos, funciona para la construcción de literatura en
la web, somos espectadores de un museo guiado; nos guían por la obra literaria y nos muestran
cómo el autor se está imaginando en ese instante el cuento o la novela, cómo imagina los personajes
y los lugares; pero se restringe la potencialidad del lector a interpretar e imaginar a su manera, la
obra. Quizás en el arte pictórico y musical no se de el caso dicho, pero en el campo literario requiere
un análisis más cuidadoso.

“En estas vacilaciones y contradicciones irresueltas del consumo se manifiestan las ambigüedades
de la modernización, la coexistencia de tradiciones culturales diversas y la desigual apropiación del
patrimonio. En las opiniones y los gustos del público aparecen el éxito – relativo - el fracaso –
relativo – de la modernización social y el modernismo cultural”.
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CAPITULO VI

Popular, popularidad: De la representación política a la teatral

Es un equivoco pensar que la cultura masiva va a sustituir lo culto y lo popular tradicionales.

La problemática de las masas, y la idea de cultura masiva se da cuando el mundo ya está masificado;
es decir, el análisis y la crítica surgen después del fenómeno y por lo tanto en este análisis se logra
ver por qué la masificación tiene ese carácter de irreversibilidad. “En América Latina las
transformaciones promovidas por los medios modernos de comunicación se entrelazan con la
integración de las naciones”.

Para Martín Barbero “el cine, como en parte la televisión lo hizo luego, tradujeron la idea de nación
en sentimiento y cotidianidad”, me pregunto si ahora con Internet se logra el mismo efecto. Se
afirma que por el contrario desterritorializa al sujeto, la vuelve parte de la web olvidando de esta
manera su territorio; sin embargo esta premisa no es cierta en su totalidad porque gracias a Internet
se han consolidado grupos, incluso ha llegado a ser una herramienta para unir al país (me refiero al
caso colombiano en la que una unión de sujetos en la web, permitió la marcha por los secuestrados
el 4 de febrero de 2008). Este fenómeno ya constituye un territorio de iguales, que comparten ideas
similares y establecen un vínculo, de esta manera “se desenvuelven nuevas matrices simbólicas en
las que ni los medios, ni la cultura masiva, operan aislados, ni su eficacia es valorable por el número
de receptores, sino como partes de una recomposición del sentido social que trasciende los modos
previos de masificación”.

Comunicaciones: La construcción del espectador

Los comunicólogos dan cuenta de cómo los medios electrónicos permean la cultura popular, siendo
una acción integradora de la industria cultural; así pues lo que se vende es lo que gusta a multitudes,
ya no importa lo popular, sino la popularidad. “No les preocupa guardar lo popular como cultura o
tradición; más que la formación de la memoria histórica, a la industria cultural le interesa construir y
renovar el contacto simultáneo entre emisores y receptores (…) para el mercado y para los medios lo
popular no importa como tradición que perdura. Al contrario, una ley de la obsolencia incesante nos
acostumbró a que lo popular, precisamente por ser lugar de éxito, sea también el de la fugacidad y el
olvido. Lo popular masivo es lo que no permanece, no se acumula como experiencia ni se enriquece
con lo adquirido”.

Las tecnologías comunicativas cambian según el contexto y dentro de la dinámica de obtención y


renovación del saber, al no ser fijo es probable que lo que se dice hoy, sea reevaluado mañana o en
unas horas; es un conocimiento no de la tradición sino de la ruptura, un fenómeno esencialmente
moderno que presenta las búsquedas y nuevas necesidades de los receptores.

Populismo: La simulación del actor

Canclini habla aquí de un cambio que se da en la cultura, pues se pasa de la cultura de la


productividad a la cultural de la especulación y el espectáculo.

Desde el romanticismo decimonónico se ha venido buscando que el pueblo no sea re-presentado


sino que se presente a sí mismo.

“Historias de vida, concursos de relatos, crónicas y testimonios, talleres literarios con obreros y
campesinos han buscado que el habla popular encuentre un sitio en el mundo escrito, que el
discurso coloquial ingrese al campo “legítimo” de la cultura”. En la web sucede un fenómeno
similar a este, se busca que cualquier persona pueda expresar sus ideas y compartirlas; sin embargo
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la diferencia radica en que la web no es un campo “legítimo” de la cultura, quiere instaurarse en este
lugar pero bajo una óptica tradicional la web está fuera de este campo. La web no busca que la gente
acceda al material simbólico, simplemente quien quiera ingresar lo hace y quien quiera salir,
también; quizás sea por esto que le conocimiento de la web no es “legítimo” porque no le interesa la
construcción de un conocimiento duradero sino transitorio.

Con esto no queremos decir que la web sea un problema, ni tampoco un equívoco en la manera de
aprender y conocer, sencillamente es otro método, otra forma de lectura con la cual se debe acceder
a la web, lejos de los parámetros convencionales. Hoy en día, en la época de las industrias
culturales, el concepto de lo “popular” debe verse en su reestructuración pues “el conocimiento se
construye a partir de la ruptura con las prenociones y sus condiciones de credibilidad, con las
apariencias del sentido común, sea popular, político o científico”.

Por último podemos decir que la vía más adecuada para analizar y estudiar los fenómenos culturales
dentro del marco de la masificación es la interdisciplinariedad para comprender los múltiples usos
de lo popular sin pretender entrar en conflicto por quien tiene la razón, sino cómo podemos avanzar
dentro de este nuevo esquema de lo popular en la modernidad

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