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Generalidades sobre los

virus
@futuramedicaencolores
Los virus son los parásitos más pequeños, en general miden entre 0,02 y 0,3  μm, aunque
recientemente se han descubierto varios virus grandes de hasta 1 μm de longitud (megavirus,
pandoravirus). Los virus dependen completamente de las células donde habitan (bacterianas,
vegetales o animales) para reproducirse. Los virus tienen una cubierta externa de proteínas y a
veces lípidos, un núcleo de RNA o DNA y, a veces, enzimas necesarias para los primeros
pasos de la replicación viral.
Los virus se clasifican principalmente a partir de la naturaleza y la estructura de su genoma y
de su método de replicación, no de acuerdo con las enfermedades que causan. Por lo tanto,
hay virus de DNA y virus de RNA; cada tipo puede tener su material genético en forma de
cadenas simples o dobles. Los virus de RNA de cadena simple se dividen en aquellos con
RNA de sentido (+) y aquellos de sentido (-). Los virus de DNA generalmente se replican en
el núcleo de la célula huésped, y los virus de RNA lo suelen hacer en el citoplasma. Sin
embargo, ciertos virus de RNA de cadena simple y sentido (+) llamados retrovirus utilizan un
método de replicación muy diferente.

Los retrovirus utilizan la trascripción inversa para crear una copia de DNA de cadena doble
(un provirus) a partir de su genoma de RNA, que se inserta dentro del genoma de su célula
huésped. La transcripción inversa se lleva a cabo utilizando la enzima retrotranscriptasa, que
el virus lleva con él dentro de su envoltura. Ejemplos de retrovirus son los virus de la
inmunodeficiencia humana y los virus de la leucemia de linfocitos T humana. Una vez que el
provirus se integra en el DNA de la célula huésped, se transcribe utilizando los mecanismos
celulares normales, para producir proteínas y material genético virales. Si la célula infectada
pertenece a la línea germinal, el provirus integrado puede quedar establecido como un
retrovirus endógeno que se transmite a la descendencia.
La secuenciación del genoma humano reveló que al menos 1% del mismo consiste en
secuencias retrovirales endógenas, que representan encuentros pasados con retrovirus durante
el curso de la evolución humana. Algunos retrovirus humanos endógenos se han mantenido
transcripcionalmente activos y producen proteínas funcionales (p. ej., las sincitinas que
contribuyen a la estructura de la placenta humana). Algunos expertos especulan que algunos
trastornos de etiología incierta, como la esclerosis múltiple, ciertos trastornos
autoinmunitarios y varios tipos de cáncer pueden estar causados por retrovirus endógenos.

Debido a que la transcripción del RNA no involucra los mismos mecanismos de


comprobación de errores que la transcripción del DNA, los virus de RNA, en particular los
retrovirus, son particularmente propensos a las mutaciones.
Para que se produzca una infección, el virus primero debe fijarse a la célula huésped en una o
varias moléculas receptoras de la superficie celular. De esta manera, el DNA o el RNA viral
ingresa en la célula huésped y se separa de la envoltura externa (pérdida de la envoltura) para
poder replicarse dentro de la célula huésped mediante un proceso que requiere enzimas
específicas. Los componentes virales recién sintetizados luego se ensamblan en una partícula
viral completa. A continuación, se produce la muerte de la célula huésped, con liberación de
nuevos virus capaces de infectar a otras células. Cada paso de la replicación viral involucra
diferentes enzimas y sustratos, y ofrece una oportunidad para interferir con el proceso de
infección.

Las consecuencias de la infección viral son muy variables. Muchas infecciones causan
enfermedad aguda tras un período de incubación breve, pero algunas son asintomáticas o
causan síntomas menores y pueden no advertirse salvo en una visión retrospectiva. Las
defensas del huésped logran vencer muchas infecciones virales, pero algunas permanecen en
estado de latencia, y algunas causan enfermedades crónicas.

Durante la infección latente, el RNA o el DNA del virus permanece en la célula del huésped
pero no se replica ni genera enfermedad durante un período prolongado, en ocasiones durante
varios años. Las infecciones virales latentes pueden transmitirse durante la fase asintomática y
esta cualidad facilitaría la diseminación interpersonal. A veces, un factor desencadenante (en
particular la inmunodeficiencia) causa una reactivación de la enfermedad.
Los virus que permanecen con mayor frecuencia en estado de latencia son

 Virus herpes
 HIV
 Papovavirus

Las infecciones virales crónicas se caracterizan por la diseminación viral continua,


prolongada; ejemplos son la infección congénita por el virus de la rubéola o el
citomegalovirus y la hepatitis persistente B o C. El HIV puede causar infecciones tanto
latentes como crónicas.
Las infecciones virales crónicas se caracterizan por la diseminación viral continua,
prolongada; ejemplos son la infección congénita por el virus de la rubéola o el
citomegalovirus y la hepatitis persistente B o C. El HIV puede causar infecciones tanto
latentes como crónicas.
Algunas enfermedades son el resultado de la reactivación del virus en el sistema nervioso
central después de un período de latencia muy largo. Estas enfermedades incluyen

 Leucoencefalopatía multifocal progresiva  (debida al virus JC, un poliomavirus)


 Panencefalitis esclerosante subaguda  (secundaria al virus del sarampión)
 Panencefalitis rubeólica progresiva  (debida al virus de la rubéola)
La enfermedad variante de Creutzfeldt-Jakob  y la encefalopatía espongiforme bovina se
conocían en el pasado como enfermedades por virus lentos porque sus períodos de incubación
son prolongados (años), pero en la actualidad se denominan enfermedades por priones, que
son agentes proteináceos causantes de enfermedades que no pueden clasificarse como
bacterias, hongos o virus y que no contienen material genético.
Se identificaron varios cientos de virus diferentes capaces de infectar al ser humano. Los virus
que infectan sobre todo a seres humanos suelen diseminarse por vía respiratoria y por las
excreciones entéricas. Algunos se transmiten sexualmente y por medio de la transferencia de
sangre (p. ej., a través de transfusiones, contacto de las mucosas, o punción con una aguja
contaminada) o mediante el trasplante de tejidos. Muchos virus se transmiten a través de
vectores roedores o artrópodos, y recientemente se ha identificado a los murciélagos como
hospedadores de casi todos los virus de los mamíferos, entre ellos algunos responsables de
ciertas infecciones graves del ser humano (p. ej., síndrome respiratorio agudo grave  [SARS]).
Los virus pueden localizarse en todo el mundo, pero su distribución está limitada por la
resistencia intrínseca, las infecciones inmunizantes previas o las vacunas recibidas por el
individuo, las medidas de control sanitario y otras medidas de salud pública y la
administración profiláctica de antivirales.

Los virus zoonóticos desarrollan sus ciclos biológicos sobre todo en animales, y los seres
humanos son huéspedes secundarios o accidentales. Estos virus se localizan en áreas y climas
favorables para sus ciclos naturales de infección en huéspedes animales (vertebrados,
artrópodos o ambos).
(Véase también Tipos de enfermedades virales .)

Virus y cáncer
Algunos virus son oncogénicos y predisponen al desarrollo de ciertos tipos de cáncer:

 Papilomavirus humano (HPV) : carcinoma cervical , carcinoma de pene, carcinoma


vaginal, carcinoma anal, carcinoma orofaríngeo y carcinoma esofágico
 Virus linfotrópico humano T 1 : varios tipos de leucemias y linfomas en seres
humanos
 Virus Epstein-Barr: carcinoma nasofaríngeo, linfoma de Burkitt, linfoma de
Hodgkin y linfomas en receptores de trasplantes de órganos en estado de
inmunodeficiencia
 Virus de la hepatitis B y la hepatitis C: carcinoma hepatocelular
 Virus herpes tipo 8 humano : sarcoma de Kaposi, linfomas primarios de cavidades
corporales y enfermedad de Castleman multicéntrica (trastorno linfoproliferativo)

Diagnóstico
Algunos trastornos virales se pueden diagnosticar de la siguiente manera:
 Clínicamente (p. ej., algunos síndromes virales ampliamente conocidos como
el sarampión, la rubéola o rubeola, la roséola neonatal, el eritema infeccioso y la
varicela)
 Epidemiológicamente (p. ej., durante brotes epidémicos como gripe, infección por
norovirus, y parotiditis)

Deben solicitarse pruebas de laboratorio para confirmar la enfermedad, sobre todo cuando se
considera que el tratamiento específico puede ser útil o cuando se sospecha que el virus puede
representar una amenaza para la salud pública (p. ej., HIV). Los laboratorios de los hospitales
pueden identificar algunos virus, pero cuando quieren confirmarse trastornos menos
frecuentes (p. ej., rabia, encefalitis equina oriental, parvovirus B19 humano) las muestras
deben enviarse a laboratorios de salud estatales o a los Centers for Disease Control and
Prevention (Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades, CDC).
El examen serológico durante las fases aguda y de convalencencia puede ser sensible y
específico, pero lento; algunos virus, en especial los flavivirus, presentan reacciones cruzadas
que confunden el diagnóstico. El diagnóstico puede realizarse con rápidamente con cultivo,
PRC o evaluación de antígenos virales. El examen histológico con microscopia electrónica
(no óptica) a veces puede ser útil. Para conocer los procedimientos de diagnóstico específicos,
ver Introducción al diagnóstico por laboratorio de la enfermedad infecciosa .
Los genomas virales son pequeños; el genoma de los virus de RNA varía entre 3,5 kilobases
(algunos retrovirus) y 27 kilobases (algunos reovirus), mientras que el genoma de los virus de
DNA varía desde 5 kilobases (algunos parvovirus) a 280 kilobases (algunos poxvirus). Este
tamaño manejable, junto con los avances actuales en la tecnología de secuenciación de
nucleótidos, significa que la secuenciación parcial y total del genoma de los virus se
convertirá en un componente esencial en las investigaciones epidemiológicas de los brotes de
enfermedades.

Tratamiento
Fármacos antivirales
Los avances en el empleo de los fármacos antivirales se sucedieron a gran velocidad. La
quimioterapia antiviral puede dirigirse contra varias fases de la replicación viral. Puede

 Interferir sobre la unión de partículas víricas a las membranas de la célula huésped o


sobre el reconocimiento de los ácidos nucleicos virales

 Inhibir un receptor celular o factor requerido para la replicación viral

 Bloquear las enzimas y las proteínas específicas codificadas por el virus que se
producen en las células huésped y que son esenciales para la replicación viral pero no
para el metabolismo normal de la célula huésped
Los antivirales se usan con mucha frecuencia para el tratamiento o la prevención de la
infección por herpesvirus (incluso citomegalovirus), virus respiratorios, HIV, hepatitis B
crónica y hepatitis C crónica. No obstante, algunos fármacos son eficaces contra numerosas
clases distintas de virus. Algunos fármacos activos contra HIV se indican en otras infecciones
virales, como hepatitis B.

Interferones
Los interferones son compuestos liberados por las células huésped infectadas en respuesta a
los antígenos virales u otros antígenos extraños.

Hay varios interferones diferentes que ejercen numerosos efectos, como el bloqueo de la
traducción y la transcripción del RNA viral y la detención de la replicación viral sin
comprometer la función normal de la célula huésped.

En ocasiones, los interferones se administran junto con polietilenglicol (formulaciones


pegiladas), lo que permite una liberación lenta y sostenida del interferón.

Algunos trastornos virales tratados con interferón son

 Hepatitis B crónica y hepatitis C crónica


 Verrugas genitales (condilomas acuminados)
 Sarcoma de Kaposi

Los efectos adversos de los interferones incluyen fiebre, escalofríos, debilidad y mialgia, que
típicamente comienzan entre 7 y 12 h después de la primera inyección y permanecen hasta 12
h. También puede identificarse depresión, hepatitis y, cuando se utilizan dosis elevadas,
inhibición de la médula ósea.

Prevención
Vacunas
Las vacunas actúan a través de la estimulación de la inmunidad. Las vacunas virales que se
emplean habitualmente son la vacuna contra la hepatitis A, la hepatitis B, el papilomavirus
humano, antigripal, antiencefalitis
japonesa, antisarampionosa, antiparotiditis, antipoliomielítica, antirrábica, antirrotavirus, la
encefalitis transmitida por garrapatas, antirrubeólica, antivaricelosa y contra la fiebre amarilla.
Se desarrollaron vacunas contra adenovirus y viruela, pero sólo para pacientes pertenecientes
a grupos con riesgo elevado (p. ej., reclutas militares).
Las enfermedades virales pueden ser erradicadas con buenas vacunas. La viruela fue
erradicada en 1978, y la peste bovina o del ganado (causada por un virus muy relacionado con
el virus del sarampión humano) fue erradicada en 2011. La poliomielitis ha sido erradicada en
casi todos los países, excepto en unos pocos en donde la logística y los sentimientos religiosos
siguen impidiendo la vacunación. El sarampión fue erradicado en algunas regiones del
mundo, especialmente de América, pero como se trata de una enfermedad sumamente
contagiosa y la vacunación es incompleta, incluso en regiones donde se lo considera
erradicado, la erradicación final no es inminente.

Las perspectivas para la erradicación de otras infecciones virales más difíciles de tratar (como
el HIV) son inciertas en la actualidad.

Inmunoglobulinas
Existen inmunoglobulinas (ver Inmunización pasiva) que se emplean para la profilaxis
inmunitaria pasiva en situaciones limitadas. Estas vacunas pueden indicarse antes de la
exposición (p. ej., para la hepatitis A), después de ésta (p. ej., para la rabia o la hepatitis) y
para el tratamiento de la enfermedad (p. ej., eccema por vacunación).

Medidas protectoras
Muchas infecciones virales pueden prevenirse con medidas protectoras de sentido común (que
varían de acuerdo con el modo de transmisión del virus en cuestión).

Las medidas importantes incluyen

 Lavarse de manos

 Preparación apropiada de los alimentos y tratamiento apropiado del agua

 Evitar el contacto con personas enfermas

 Prácticas sexuales seguras

Cuando la infección se transmite a través de un insecto vector (p. ej., mosquitos, garrapatas),
resulta fundamental evitar el vector.

Generalidades sobre las infecciones virales


respiratorias
Las infecciones virales suelen afectar las vías respiratorias superiores o inferiores. Aunque estas
infecciones respiratorias pueden clasificarse en función del virus causante (p. ej. gripe), en
general se distinguen clínicamente de acuerdo con el síndrome (p. ej. resfriado común,
bronquiolitis, laringotraqueobronquitis [crup], neumonía). Cada microorganismo específico
suele producir manifestaciones clínicas características (p. ej. el rinovirus causa típicamente
resfriado común, el virus sincitial respiratorio [VSR] es el responsable de la bronquiolitis), pero
en realidad cada uno puede provocar muchos síndromes respiratorios de etiología viral (ver
Causas de síndromes respiratorios frecuentes de etiología viral).
La gravedad de la enfermedad respiratoria viral es muy variable y la enfermedad grave se
detecta con mayor frecuencia en pacientes de edad avanzada y lactantes. La morbilidad puede
deberse directamente a la infección viral o estar asociada con mecanismos indirectos generados
por la exacerbación de trastornos cardiopulmonares subyacentes o por una sobreinfección
bacteriana de los pulmones, los senos paranasales o el oído medio.

Diagnóstico
 Normalmente, evaluación clínica y epidemiología local.
 En ocasiones, pruebas de diagnóstico
Las infecciones respiratorias virales suelen diagnosticarse clínicamente sobre la base de los
síntomas y la epidemiología local. Para la atención del paciente, el diagnóstico del síndrome
suele ser suficiente; la identificación de un patógeno específico rara vez es necesaria.
En general, las pruebas de diagnóstico se deben reservar para las siguientes circunstancias:
 Situaciones en las que conocer el patógeno específico afecta el manejo clínico.
 Vigilancia epidemiológica (es decir, identificación y determinación de la causa de un
brote)
La identificación de patógenos puede ser importante en los casos raros cuando se contempla la
terapia antiviral específica. Actualmente, estos casos se limitan a la infección temprana o
grave por el virus influenza o RSV en pacientes con inmunodeficiencia grave. La identificación
del patógeno específico (en particular, el virus influenza o RSV en pacientes hospitalizados o
que residen en una institución) también puede ser importante para identificar y contener
posibles brotes.
Se puede acceder con facilidad en los centros de atención a pruebas de diagnóstico rápidas
basadas en antígenos para detectar el virus influenza y el VSR, pero estas tienen una
sensibilidad más baja que las pruebas de laboratorio. Las pruebas para el centro de atención
generalmente se reservan para los casos en que el diagnóstico clínico es incierto.
 Se está considerando la terapia antiviral.
 La identificación del patógeno viral evitaría la evaluación o el tratamiento adicional de
una infección bacteriana.
La detección basada en la reacción en cadena de la polimerasa (RCP) para patógenos virales en
un panel multiplex (o individualmente para el virus de la gripe y VRS) está disponible en
muchos laboratorios clínicos. Estas pruebas son rápidas y más sensibles que las pruebas en el
centro de atención y, cuando están disponibles, se prefieren para fines clínicos.
El cultivo celular o las pruebas serológicas son más lentas que las de PCR, pero pueden ser
útiles para la vigilancia epidemiológica.

Tratamiento
 Soporte
 A veces, antivirales
El tratamiento de las infecciones respiratorias virales suele ser de sostén.
Los antibióticos no son eficaces contra los virus patógenos y no se recomienda la profilaxis
contra las infecciones bacterianas secundarias. Sólo deben administrarse antibióticos cuando se
desarrolla una infección bacteriana. En los pacientes con enfermedad pulmonar crónica, pueden
administrarse antibióticos con menos restricciones.
Los pacientes ≤ 18 años con infecciones respiratorias no deben recibir aspirina debido al riesgo
de desarrollar síndrome de Reye.
Algunos pacientes experimentan tos durante semanas después de la resolución de una infección
de las vías respiratorias superiores, pero estos síntomas pueden disminuir si se administran
broncodilatadores o corticoides por vía inhalatoria.
En ciertos casos, los antivirales pueden ser útiles:
 El oseltamivir y el zanamivir son eficaces contra la gripe.
 La ribavirina, un análogo de la guanosina que inhibe la replicación de numerosos virus
RNA y DNA, puede indicarse en pacientes con inmunodeficiencia grave e infección
respiratoria baja por VSR.
 Palivizumab, un anticuerpo monoclonal para la proteína de fusión del VRS, se utiliza
para prevenir la infección por VRS en ciertos lactantes de alto riesgo.

Tipos de enfermedades virales


Infecciones respiratorias
Es probable que las infecciones virales más frecuentes sean las de las vías respiratorias
superiores. Las infecciones respiratorias tienen más probabilidades de causar síntomas graves en
lactantes, adultos mayores y pacientes con trastornos pulmonares o cardiopatías.
Los virus respiratorios incluyen los de la influenza epidémica (A y B), los virus de la influenza
A aviar H5N1 y H7N9, virus parainfluenza 1 a 4, adenovirus, virus sincitial respiratorio A y B,
metapneumovirus humano y rinovirus (ver Algunos virus respiratorios).
En 2012, apareció en Kuwait un nuevo coronavirus, el coronavirus del síndrome respiratorio del
Oriente Medio (MERS-CoV), puede causar enfermedad respiratoria aguda grave y a veces
mortal.
Los virus respiratorios se diseminan típicamente de una persona a otra por contacto con gotas de
secreciones respiratorias infectadas.
Gripe
(Gripe; influenza)
La gripe es una infección respiratoria de etiología viral  que causa fiebre, rinitis, tos,
cefalea y malestar general. En las epidemias estacionales, pueden producirse muertes, en
particular en individuos con riesgo elevado (p. ej., personas que viven en instituciones,
de edades extremas, con insuficiencia cardiorrespiratoria o embarazos avanzados);
durante la pandemia, incluso los pacientes jóvenes y sanos pueden morir. El diagnóstico
suele basarse en la evaluación clínica y depende de los patrones epidemiológicos locales.
La vacuna antigripal debe administrarse anualmente a todas las personas ≥ 6 meses que
no tienen una contraindicación. El tratamiento antiviral reduce la duración de la
enfermedad hasta alrededor de 1 día y debe indicarse específicamente a los pacientes con
riesgo elevado
La gripe es la enfermedad causada por los virus influenza, aunque esta designación suele
utilizarse habitual e incorrectamente para nombrar enfermedades similares causadas por otros
virus respiratorios. Los virus influenza (de la gripe) se clasifican como tipo A, B o C de
acuerdo con sus nucleoproteínas y las proteínas de su matriz. La infección por el virus tipo C
no causa enfermedad gripal típica y no se describirá en esta sección.

Antígenos del virus influenza

La hemaglutinina (H) es una glucoproteína presente sobre la superficie del virus que le
permite unirse al ácido siálico celular y fusionarse con la membrana de la célula huésped. La
neuraminidasa (NA), otra glucoproteína de superficie, elimina el ácido siálico por acción
enzimática y de esta manera promueve la liberación del virus desde la célula huésped
infectada. Hay 18 tipos de H y 11 tipos de NA, lo que origina 198 combinaciones posibles,
aunque sólo unas pocas son patógenas para el ser humano.

La deriva antigénica o variación antigénica menor representa mutaciones relativamente


menores y progresivas en combinaciones preexistentes de antígenos H y NA, que conducen al
surgimiento frecuente de nuevas cepas virales. Estas nuevas cepas pueden causar epidemias
estacionales, porque la protección por los anticuerpos generados por la cepa anterior es
reducida.
El cambio antigénico se refiere al desarrollo relativamente raro de nuevas combinaciones de
antígenos H, NA o ambos, que resulta del reordenamiento de subunidades en el genoma viral.
El cambio antigénico puede producir pandemias, porque los anticuerpos contra otras cepas
(resultado de la vacunación o de la infección natural) proporcionan poca o ninguna protección
contra la cepa nueva.

Epidemiología
La gripe causa enfermedad diseminada 1 vez al año durante el otoño y el invierno en zonas
con climas templados (epidemia estacional).

Las epidemias estacionales son causadas por los virus influenza A y B; desde 1968, la


mayoría de las epidemias de gripe estacional se han debido al virus H3N2 (un virus de
influenza A). Los virus de la influenza tipo B pueden causar enfermedad más leve, aunque a
menudo ocasionan epidemias con enfermedad moderada o grave, sea por el virus circulante
predominante o junto con influenza A.
La mayoría de las epidemias de gripe está causada por un serotipo predominante, pero pueden
aparecer diferentes virus de manera secuencial o simultánea en un área, con predominio de un
virus en un sitio y de otro en otra región.

En los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos se


dispone de un informe de vigilancia semanal de la gripe estacional FluView.
Las pandemias son mucho menos frecuentes. Hasta 201o se han registrado 6 grandes
pandemias, que generalmente reciben su nombre según el lugar donde supuestamente se
originaron:
 1889: influenza rusa (H2N2)

 1900: influenza antigua de Hong Kong (H3N8)

 1918: influenza española (H1N1)

 1957: influenza asiática (H2N2)

 1968: influenza de Hong Kong (H3N2)

 2009: influenza porcina (influenza A [H1N1]pdm09)


Los virus de la gripe pueden diseminarse a través de

 Gotitas aerosolizadas

 Contacto interpersonal

 Contacto con elementos contaminados

La diseminación aérea parece ser el mecanismo más importante.


Grupos de alto riesgo
Algunos pacientes presentan un riesgo elevado de complicaciones por la gripe:

 Niños < 5 años; los niños <2 años presentan un riesgo particularmente elevado
 Adultos > 65 años
 Personas con enfermedades crónicas (p. ej., enfermedad cardiopulmonar, diabetes
mellitus, insuficiencia renal o hepática, hemoglobinopatías, inmunodeficiencia)

 Mujeres embarazadas que cursan el segundo o el tercer trimestre

 Pacientes con trastornos que afectan el manejo de las secreciones respiratorias (p. ej.,
disfunción cognitiva, trastornos neuromusculares, accidente cerebrovascular, trastornos
convulsivos)

 Pacientes ≤ 18 años que consumen aspirina (debido al riesgo de síndrome de Reye)


La morbimortalidad en estos pacientes puede ser secundaria a la exacerbación de la
enfermedad aguda, el desarrollo de síndrome de dificultad respiratoria aguda , neumonía
primaria por gripe o neumonía bacteriana secundaria.

Signos y síntomas
El período de incubación para la gripe va de 1 a 4 días, con un promedio de alrededor de 48
horas. Cuando la enfermedad es leve, muchos síntomas son similares a los de un  resfriado
común (p. ej., odinofagia, rinorrea), aunque también puede desarrollarse conjuntivitis leve.
La gripe típica en adultos se manifiesta con escalofríos, fiebre, postración, tos y dolores
generalizados (en especial, en la espalda y las piernas) de comienzo súbito. La cefalea es
prominente y a menudo se asocia con fotofobia y dolor retrobulbar. Los síntomas respiratorios
pueden ser leves al comienzo de la enfermedad, con irritación faríngea, sensación de ardor
subesternal, tos no productiva y a veces rinitis. Más adelante predominan los síntomas de las
vías respiratorias inferiores y la tos puede ser persistente, áspera y productiva.

Pueden aparecer síntomas gastrointestinales, que fueron más frecuentes en la  pandemia de


2009 por la cepa H1N1 . Los niños pueden experimentar náuseas intensas, vómitos o dolor
abdominal, y los lactantes pueden presentar un síndrome semejante a una sepsis.
Después de 2 o 3 días, los síntomas agudos desaparecen rápidamente, aunque la fiebre puede
durar hasta 5 días. La tos, la debilidad, la sudoración y el cansancio pueden persistir varios
días o, en ocasiones, incluso semanas.

Complicaciones
Cuando la tos empeora y aparece esputo sanguinolento, disnea y estertores, debe sospecharse
una neumonía. La persistencia o la reaparición de la fiebre y la tos tras la aparente resolución
de la enfermedad primaria indica el desarrollo de una neumonía bacteriana secundaria.
La encefalitis, la miocarditis y la mioglobinuria, a veces con insuficiencia renal, constituyen
complicaciones frecuentes de la gripe tipo A o B. El síndrome de Reye, caracterizado por
encefalopatía, esteatosis hepática (con aumento de las enzimas hepáticas o la concentración de
amoníaco), hipoglucemia e hiperlipidemia, se observó a menudo en pacientes afectados por la
epidemia por gripe tipo B, en particular en niños con antecedentes de haber consumido
aspirina.

Diagnóstico
 Evaluación clínica

 En ocasiones, pruebas de diagnóstico rápidas o pruebas moleculares

 Oximetría de pulso y radiografía de tórax en pacientes con síntomas respiratorios


graves

El diagnóstico de influenza suele basarse en la evaluación clínica en pacientes con un


síndrome típico que viven en una comunidad donde se presentaron casos similares.

Las pruebas de diagnóstico disponibles para la influenza incluyen el cultivo


viral, pruebas serológicas, prueba rápida de detección de antígeno, reacción en cadena de la
polimerasa trascripción reversa (RT-PCR), ensayos de inmunofluorescencia y ensayos
moleculares de detección rápida.

Si bien se cuenta con numerosas pruebas de diagnóstico rápidas, y la mayoría tiene buena
especificidad, sus sensibilidades varían mucho y no suelen modificar demasiado el
tratamiento del paciente. Deben solicitarse pruebas de diagnóstico cuando sus resultados
puedan afectar la toma de decisiones clínicas.

Los ensayos con reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa (RT-PCR) son
sensibles y específicos y pueden distinguir los tipos y los subtipos de virus de la gripe. Si esta
prueba está rápidamente disponible, se pueden usar sus resultados para seleccionar la terapia
antiviral adecuada; también se debe indicar cuando se sospecha la infección por el virus
influenza en pacientes hospitalizados porque en estos casos suele estar indicado el tratamiento
antiviral. Además, estas pruebas pueden prevenir el uso innecesario de medicamentos
antibacterianos, y la identificación del virus influenza específico puede ser importante para el
control de la infección. Estos estudios también son útiles para determinar si un brote de
enfermedad respiratoria se debe al virus de la gripe.
El cultivo celular de hisopados o aspirados nasofaríngeos tarda varios días y no influye sobre
el tratamiento del paciente.

En los pacientes con signos y síntomas correspondientes a las vías respiratorias inferiores (p.
ej., disnea, estertores auscultados durante un examen pulmonar), debe solicitarse oximetría de
pulso para detectar hipoxemia y radiografía de tórax para identificar neumonía. La neumonía
primaria por gripe se manifiesta con infiltrados localizados o generalizados o con un síndrome
de dificultad respiratoria aguda . La neumonía bacteriana secundaria tiene más probabilidades
de ser lobular o segmentaria.

Pronóstico
La mayoría de los pacientes se recuperan completamente, aunque la recuperación puede tardar
hasta 1 a 2 semanas. No obstante, la neumonía por gripe y relacionada con ella es una causa
importante de la tasa de morbilidad o mortalidad en pacientes con riesgo elevado. La
administración urgente de antivirales a estos pacientes parece disminuir la incidencia de
enfermedad de las vías aéreas inferiores y la tasa de hospitalización. El tratamiento
antibacteriano apropiado reduce la tasa de mortalidad secundaria a neumonía bacteriana
secundaria.

En general, la tasa de mortalidad por caso es baja (p. ej. < 1%) pero, debido a que la
incidencia de la enfermedad es alta, el número total de muertes puede ser significativo. Los
Centers for Disease Control and Prevention estiman que, en los EE. UU., > 700.000
hospitalizaciones y 50.000 muertes se deben a la gripe estacional cada año; las tasas son más
altas en pacientes > 65 años. En todo el mundo, las muertes durante los 12 primeros meses de
la pandemia de gripe H1N1 de 2009  se estiman en 575.000; > 80% de las muertes ocurridas
en pacientes < 65 años (1, 2).

Referencias de pronóstico
 1. Dawood FS, Iuliano AD, Reed C, et al : Estimated global mortality associated with
the first 12 months of 2009 pandemic influenza A H1N1 virus circulation: A modelling
study. Lancet Infect Dis12 (9):687–695, 2012. doi: 10.1016/S1473-3099(12)70121-4
 2. Centers for Disease Control and Prevention  (Centros para el Control y la
Prevención de Enfermedades): 2009 H1N1 Pandemic (virus H1N1pdm09).

Tratamiento
 Tratamiento sintomático
 A veces, antivirales

En la mayoría de los pacientes con gripe, el tratamiento es sintomático; consiste en reposo,


hidratación y antipiréticos a demanda, aunque deben evitarse las aspirinas en pacientes ≤ 18
años. Las infecciones bacterianas que complican la gripe deben tratarse con antibióticos
apropiados.

Fármacos contra la gripe


La administración de antivirales el primer y el segundo día de la enfermedad clínica
disminuye la duración de la fiebre y la gravedad de los síntomas y acelera el retorno a la
actividad normal. En los pacientes con riesgo elevado  (incluso todos los pacientes
hospitalizados) que desarrollan síntomas compatibles con gripe, se recomienda el tratamiento
con antivirales; esta recomendación se basa en datos que sugieren que el tratamiento temprano
puede prevenir las complicaciones en estos pacientes.
Los fármacos antigripales son los siguientes:

 Oseltamivir, zanamivir y peramivir (inhibidores de la neuraminidasa)
 Baloxavir (inhibidor de la endonucleasa, nuevo)

Los inhibidores de la neuraminidasa interfieren sobre la liberación del virus de la gripe de las
células infectadas y, de esta manera, detienen la diseminación de la infección.

El inhibidor de la endonucleasa baloxavir altera la replicación viral al bloquear la


transcripción del RNA viral. Es activo contra la gripe A y B y puede ser una nueva opción de
tratamiento importante si se desarrolla resistencia a los inhibidores de la neuraminidasa.

El zanamivir se administra por vía inhalatoria, en dosis de 2 pulverizaciones (10 mg) 2 veces
al día, y puede indicarse en adultos y niños ≥ 7 años. En ocasiones, el zanamivir causa
broncoespasmo y no debe administrarse a pacientes con enfermedad reactiva de la vía aérea.
No obstante, algunos pacientes no pueden utilizar un dispositivo de inhalación.
Los pacientes > 12 años pueden recibir 75 mg de oseltamivir 2 veces al día por vía oral; en
niños de hasta 1 año de edad pueden indicarse dosis más bajas. El  oseltamivir puede causar
náuseas y vómitos ocasionales. En los niños, el oseltamivir puede reducir la incidencia de
otitis media, aunque no hay datos concluyentes que indiquen que el tratamiento de la gripe
pueda prevenir sus complicaciones.
El peramivir se administra por vía intravenosa en dosis única y se puede usar en pacientes >
2 años que no pueden tolerar medicamentos orales o inhalatorios. Los estudios sobre su uso
para la infección por el virus influenza B son limitados.
Baloxavir se administra en forma de dosis única de 40 mg por vía oral a pacientes ≥ 12 años
y de 40 a 80 kg o como dosis única de 80 mg para pacientes > 80 kg. Se puede utilizar en
pacientes ≥ 12 años con gripe no complicada que han sido sintomáticos durante ≤ 48 horas y
que por lo demás están sanos y no presentan riesgo elevado. No se ha estudiado ni en
pacientes hospitalizados ni en pacientes inmunocomprometidos, ni en embarazadas, ni en
pacientes con neumonía grave (1).
En el pasado se utilizaban adamantanos (amantadina y rimantadina); sin embargo, más del
99% de los virus de la gripe circulantes actuales y recientes son resistentes a los adamantanos,
por lo que hoy en día estos medicamentos no se recomiendan para el tratamiento. Los
adamantanos bloquean el canal iónico M2, lo que interfiere sobre la desenvoltura viral dentro
de la célula. Estos fármacos solo fueron eficaces contra los virus de la gripe tipo A (los virus
tipo B carecen de la proteína M2).

Referencia del tratamiento


 1. Hayden FG, Sugaya N, Hirotsu N, et al : Baloxavir marboxil para la gripe sin
complicaciones en adultos y adolescentes. N Engl J Med 379:913-923, 2018.
doi:10.1056/NEJMoa1716197

Prevención
Las infecciones gripales pueden prevenirse a través de

 Vacunación anual

 En ocasiones, quimioprofilaxis (con antivirales)

Las vacunas antigripales a la venta en la actualidad protegen solo contra la gripe estacional


H3N2, gripe A H1N1 pandémica y gripe B. Se ha aprobado una vacuna para la  gripe
aviar H5N1 para las personas > 18 años con alto riesgo de exposición al virus H5N1, pero
sólo está disponible a través de los funcionarios de salud pública. No hay vacunas disponibles
en la actualidad para los otros virus de la influenza aviar raramente asociados con la
enfermedad humana (H7N7, H9N2, H7N3, y H7N9).
Todos los pacientes pueden implementar medidas preventivas, que en particular son
importantes para aquellos con riesgo elevado y los profesionales de la salud.

Vacunas contra la gripe


Según las recomendaciones de World Health Organization  (Organización Mundial de la
Salud) y de the Centers for Disease Control and Prevention  (Centros para el Control y la
prevención de Enfermedades), las vacunas antigripales se modifican todos los años para
incluir las cepas más prevalentes (en general, 2 cepas del virus de la gripe tipo A y 1 o 2 cepas
del tipo B). A veces se utilizan vacunas ligeramente diferentes en los hemisferios norte y sur.
Cuando la vacuna contiene la misma NA y HA que las cepas prevalentes en la comunidad,
reduce entre 70 y 90% de las infecciones en adultos sanos. En los pacientes de edad avanzada
que viven en instituciones, las vacunas son menos eficaces para la prevención pero reducen
entre 60 y 80% la incidencia de neumonía y la tasa de mortalidad. Se recomienda una
formulación de la vacuna de mayor dosis para los pacientes adultos > 65 años.
La inmunidad inducida por la vacuna desciende como resultado de la deriva antigénica y no
funciona en presencia de cambios antigénicos mayores.

Hay dos tipos básicos de vacuna antigripal:


 Vacuna antigripal a virus inactivados (IIV)

 Vacuna antigripal a virus vivos atenuados (LAIV)

La IIV se administra por vía intramuscular. En Estados Unidos, las vacunas trivalentes se han
reemplazado por vacunas tetravalentes que cubren una cepa del virus B adicional. Se dispone
de una vacuna trivalente en alta dosis para pacientes ≥ 65 años y la FDA (Agencia
Estadounidense del Medicamento) ha aprobado recientemente una vacuna tetravalente en alta
dosis cuya disponibilidad se espera para la temporada de gripe 2020-2021.
Para todas las IIV, los pacientes ≥ 3 años reciben 0,5 mL. Los niños de 6 a 35 meses de edad
pueden recibir dosis de 0,25 mL o 0,5 mL dependiendo de la vacuna específica; los médicos
deben seguir las instrucciones del fabricante. Los niños de 6 meses a 8 años que han recibido
menos de 2 dosis de la vacuna antigripal o cuyos antecedentes de vacunación antigripal se
desconocen deben recibir 2 dosis, separadas durante al menos 4 semanas (1).
Los efectos adversos suelen consistir en dolor leve en el sitio de la inyección, que no dura más
de unos pocos días. La fiebre, las mialgias y otros síntomas sistémicos son inusuales. Las
ampollas multidosis contienen timerosal, un conservante a base de mercurio. Las
preocupaciones del público acerca de una posible relación entre el timerosal y el autismo  han
resultado infundadas; sin embargo, se dispone de ampollas con una sola dosis sin timerosal.
LAIV se administra por vía intranasal a una dosis de 0,1 mL en cada orificio nasal (la dosis
total es de 0.2 mL). Se puede usar en personas sanas de 2 a 49 años. Esta vacuna no se
recomienda para los siguientes casos:
 Pacientes de alto riesgo

 Mujeres embarazadas

 Contactos domésticos de pacientes con inmunodeficiencia grave (p. ej., con


trasplantes de células madre hematopoyéticas)

 Niños que reciben terapia con aspirina a largo plazo

Además, no se debe administrar hasta 48 horas después de suspender el tratamiento


farmacológico de la grave.

Los efectos adversos asociados con esta vacuna son leves y la rinorrea es el más frecuente,
aunque también pueden auscultarse sibilancias leves. LAIV no debe administrarse a niños  < 5
años con enfermedad reactiva de la vía aérea (p. ej. asma, episodios recidivantes o recientes
de sibilancias).
LAIV no se recomendó para ninguna población en las temporadas de gripe 2016-2017 y
2017-2018 porque el componente H1N1 de la vacuna no fue suficientemente eficaz. Sin
embargo, la vacuna LAIV ha sido reformulada, y tanto los Centers for Disease Control and
Prevention's Advisory Committee on Immunization Practices  (Comité Asesor sobre Prácticas
de Inmunización de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, ACIP) y
la American Academy of Pediatrics  (Academia Estadounidense de Pediatría, AAP) la han
reinstaurado como una vacuna aceptable.
Los niños < 8 años no vacunados previamente deben recibir una primera dosis de cualquiera
de los 2 tipos de vacuna y una dosis de refuerzo un mes más tarde.

Se dispone de una lista completa de las vacunas contra la gripe para la temporada actual
en Centers for Disease Control and Prevention  (Centros para el Control y la Prevención de
Enfermedades).

Recomendaciones para la vacunación


Se recomienda la vacunación anual para todas las personas ≥ 6 meses que no tienen una
contraindicación.

La vacuna antigripal se aplica 1 vez al año para mantener los títulos de anticuerpos y permitir
que la modificación de la vacuna compense la deriva antigénica. El período óptimo para
administrar la vacuna es el otoño, de manera que los títulos de anticuerpos sean elevados
durante la temporada de gripe en invierno (en los Estados Unidos, entre noviembre y marzo).

Debe evitarse la vacunación (tanto IIV como LAIV) en personas con

 Antecedentes de reacción significativa tras la administración de la vacuna antigripal

 Síndrome de Guillain-Barré  dentro de las 6 semanas siguientes a la aplicación de una


vacuna antigripal en el pasado (ya que no se sabe si esta vacuna puede aumentar el
riesgo de recidiva del síndrome de Guillain-Barré no inducido por esta vacuna)
 Antecedente de síndrome de Guillain-Barré durante las 6 semanas previas a la
vacunación, independientemente de la causa

 Son < 6 meses de edad


Cualquiera de las vacunas antigripales se puede administrar a pacientes con antecedentes de
alergia al huevo, excepto a los pacientes que han tenido una reacción alérgica grave a una
vacuna antigripal previa, lo que contraindica la administración de la vacuna. Si los pacientes
han tenido una reacción alérgica más grave que solo urticaria (p. ej., angioedema, dificultad
respiratoria, vómitos recurrentes), se les puede administrar la vacuna siempre que se indique
en un entorno médico para pacientes hospitalizados o ambulatorios y sea supervisada por un
médico capaz de reconocer y manejar reacciones alérgicas graves. Además, se dispone de
vacunas sin huevo: una IIV recombinante para adultos y una IIV producida en cultivo celular
para personas > 4 años.

Fármacos antivirales
Si bien la vacunación es el método preventivo de elección, los antivirales también son
eficaces.

Durante una epidemia se puede considerar la indicación de fármacos antivirales


profilácticos previos a la exposición para los pacientes
 Vacunados hace menos de 2 semanas

 Con contraindicaciones para la vacunación

 Inmunodeficientes, que no responderían a la vacunación

Los antivirales no afectan el desarrollo de inmunidad inducida por la vacuna inactivada Se


pueden suspender 2 semanas después de la vacunación. Si no se administra la vacuna, los
antivirales se continúan mientras dure la epidemia.

Los fármacos antivirales profilácticos posexposición por lo general están indicadas para


personas potencialmente expuestas cuando se presentan grupos de casos en un ambiente
cerrado (p. ej. un geriátrico o una unidad de un hospital). Estos medicamentos también pueden
administrarse a contactos domésticos u otras personas expuestas que presenten alto riesgo de
desarrollar complicaciones de la gripe . Los patrones de resistencia pueden afectar a la
elección del fármaco, pero en general se administra oseltamivir 75 mg una vez al día.

Referencia de la prevención

1. Centers for Disease Control and Prevention: Seasonal Influenza Vaccine Dosage and
Administration.

Conceptos clave

 La deriva antigénica menor en los antígenos H, NA o ambos produce cepas que


causan epidemias estacionales; los cambios antigénicos más raros producen
nuevas combinaciones de antígenos H y NA que pueden causar pandemias con
mortalidades significativas.

 La influenza en sí misma puede causar neumonía, o los pacientes con influenza


pueden desarrollar una neumonía bacteriana secundaria.

 El diagnóstico suele ser clínico, pero hay ensayos sensibles y específicos basados
en RT-PCR que pueden diferenciar los tipos y subtipos de influenza, y ayudar así
a seleccionar la terapia antiviral y determinar si los brotes de enfermedad
respiratoria se deben a este virus.

 Tratar a la mayoría de los pacientes según sus síntomas.


 Los medicamentos antivirales administrados en forma temprana pueden
disminuir ligeramente la duración y la gravedad de los síntomas, pero se utilizan
normalmente solo en los pacientes de alto riesgo; los diferentes tipos y subtipos de
influenza son resistentes a diferentes fármacos.

 Vacunar anualmente a todas las personas de edad ≥ 6 meses que no tengan una
contraindicación; los medicamentos antivirales pueden ser utilizados para la
prevención en pacientes inmunocomprometidos (que pueden no responder a la
vacunación) y en los pacientes con contraindicaciones para las vacunas.

Gripe aviar
La gripe aviar se debe a la infección por cepas del virus de la gripe A, que en condiciones
normales sólo infectan a aves salvajes y de corral. Se han detectado infecciones en seres
humanos producidas por algunas de estas cepas. La transmisión de persona a persona es
limitada, la mayoría de los casos se contraen a partir de animales, habitualmente aves de
corral.

La mayoría de los subtipos de gripe aviar que han causado infecciones en seres humanos son
los virus H5, H7 y H9. La mayoría de los casos de gripe aviar en los seres humanos han sido
causados por las cepas asiáticas H5N1 y H7N9, pero otros tipos también han causado algunas
infecciones en los seres humanos. Las infecciones por gripe aviar suelen ser asintomáticas en
las aves salvajes, pero pueden provocar una enfermedad grave y mortal en las aves de corral
domésticas.

Se deben informar todos los casos de infección humana por un subtipo del virus influenza A
que no sea H1 o H3.

Los primeros casos de infección por el virus H5N1 en seres humanos se descubrieron en
Hong Kong en 1997; muchos pacientes tenían síntomas respiratorios graves y la tasa de
mortalidad era elevada. La diseminación a los seres humanos se contuvo gracias al sacrificio
de las poblaciones de aves domésticas. No obstante, en 2003 y 2004 reaparecieron casos en
seres humanos y aún se informan casos aislados, sobre todo en Asia y Medio Oriente; varios
casos se informaron en Egipto en 2017. Se confirmó una única infección en el ser humano en
el año 2019 en Nepal. Se han confirmado más de 800 infecciones en seres humanos desde
2003.

Desde 2014 se han documentado 24 infecciones humanas por H5N6; todas ocurrieron en
China continental. En 2019 se confirmó una única infección en el ser humano.

A principios de 2013, se produjo un extenso brote de gripe aviar H7N9 en humanos en varias
provincias del sudeste de China. Aproximadamente un tercio de los casos terminó con la
muerte, pero en general la enfermedad grave solo se produjo en personas de edad avanzada.
No se produjo una transmisión sostenida de humano a humano, aunque hay evidencias de
transmisión limitada entre personas. La infección humana pareció ser el resultado de la
exposición directa a aves infectadas en mercados de aves vivas, donde las aves se compran
para su consumo posterior en el hogar. El brote alcanzó su punto máximo a fines de la
primavera de 2013, luego disminuyó (en parte debido a que los mercados se cerraron), pero
luego volvió a aparecer a principios de otoño. Los brotes estacionales generalmente se
corresponden con un mayor tráfico y manejo de aves de corral para las celebraciones del Año
Nuevo Chino.

En China, la sexta oleada de gripe aviar H7N9 en seres humanos alcanzó su punto máximo en
2016-2017 con casi 800 casos; en todo el mundo, se han comunicado a la Organización
Mundial de la Salud más de 1500 casos en seres humanos y al menos 615 muertes desde 2013
(1). Se han informado algunos casos de gripe aviar H7N9 asiática fuera de China continental,
pero la mayoría ocurrieron en personas que habían viajado a China continental antes de
enfermarse. En 2019 solo se confirmó 1 caso en China continental.
También se informó infección esporádica por otras cepas de la gripe aviar en seres humanos,
como H7N3 en Canadá, H7N7 en los Países Bajos, H7N4 y H9N2 en China y, en enero de
2019, un primer caso de H9N2 en India.

Los mamíferos marinos también pueden infectarse con cepas de influenza aviar (p. ej., H10N7
en focas de puerto), con infecciones humanas subsiguientes.

China tiene campañas activas de vacunación de aves de corral contra los virus influenza H5 y
H7 para ayudar a prevenir la propagación desde aves silvestres a domésticas, que tienen más
probabilidades de entrar en contacto y propagar el virus a los seres humanos.

Es probable que los virus de la influenza aviar de cualquier especificidad antigénica puedan
causar infección en los seres humanos, siempre que el virus adquiera mutaciones que le
permitan unirse a sitios receptores específicos de los seres humanos en el tracto respiratorio.
Como todos los virus de la influenza son capaces de experimentar cambios genéticos rápidos,
hay una posibilidad de que las cepas de gripe aviar adquieran la capacidad de diseminarse más
fácilmente de una persona a otra por mutación directa o por reordenamiento de las
subunidades del genoma con cepas que infectan a los seres humanos durante la replicación en
un huésped humano, animal o aviar. En la actualidad, a muchos especialistas les preocupa la
posibilidad de que estas cepas adquieran la capacidad de diseminarse con eficiencia de una
persona a otra, lo que puede desencadenar una pandemia de gripe aviar.

Los datos sobre vigilancia indican que muchas infecciones por el virus influenza aviar pueden
causar síntomas respiratorios leves o incluso ser subclínicas. Sin embargo, se han informado
casos de neumonía grave con tasas de mortalidad elevadas (25 a 69%) en los grupos
infectados por los virus H5N1, H5N6 y H7N9.

Referencia general
 1. World Health Organization  (Organización Mundial de la Salud): gripe en la
interfase humana-animal: Resumen y Evaluación, 26 de noviembre de 2019 a 20 de enero de
2020. Accedido el 28/2/2020.

Signos y síntomas
Las manifestaciones de la gripe aviar son las mismas que las de la gripe estacional ; sin
embargo, la gravedad de la enfermedad y la tasa de mortalidad tienden a ser mayores, aunque
con una amplia variabilidad dependiendo de la cepa viral.

Diagnóstico
 Reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa (RT-PCR)

Cuando se identifica un paciente que vive en un área con un brote documentado de gripe aviar
que experimenta un síndrome clínico sospechoso y tiene antecedentes de exposición a una
persona infectada o expuesta a aves, debe considerarse con intensidad la probabilidad de esta
infección. El antecedente de un viaje reciente a regiones donde se documentó la transmisión
del virus de aves de corral domésticas a seres humanos (p. ej., para H5N1, Egipto, Indonesia y
Vietnam) y la exposición a aves o a personas infectadas deben urgir la indicación de una
prueba para detectar gripe aviar con RT–PCR mediante hisopado nasal o del istmo de las
fauces. A los pacientes con enfermedad de las vías respiratorias inferiores se les puede extraer
muestras de esputo, aspirado endotraqueal o líquido de lavado broncoalveolar. No se debe
intentar el cultivo del organismo porque se requieren precauciones especiales para estos virus
altamente patógenos.

Los casos sospechosos y confirmados se comunican a los Centros para el Control y la


Prevención de Enfermedades.

Tratamiento
 Un inhibidor de la neuraminidasa

Debe indicarse tratamiento con oseltamivir o zanamivir (inhibidores de la neuraminidasa) en


las dosis habituales.
Los virus H7N9 y H5N1 son resistentes a los primeros fármacos antivirales amantadina y
rimantadina; también se comunicaron casos de resistencia o de menor susceptibilidad
al oseltamivir.
El agente antiviral baloxavir también ha mostrado actividad in vitro contra varios virus de la
gripe aviar, pero en la actualidad se carece de datos clínicos.
Conceptos clave

 El virus influenza aviar afecta principalmente a las aves, pero varias cepas del
virus han causado enfermedades respiratorias graves y la muerte en seres
humanos.

 En general, la infección humana se adquiere de las aves infectadas, aunque se ha


producido la transmisión de persona a persona.

 Como todos los virus de la influenza son capaces de experimentar cambios


genéticos rápidos, es posible que las cepas de gripe aviar adquieran la capacidad
de diseminarse más fácilmente de una persona a otra y causen una pandemia
grave.

 Estos virus no deben cultivarse porque son altamente patógenos y se requieren


precauciones especiales.

 Se debe tratar con oseltamivir o zanamivir en las dosis habituales.

Infecciones por los virus parainfluenza


(paragripales)
Los virus parainfluenza (paragripales) abarcan varios virus estrechamente relacionados
que causan varias enfermedades respiratorias , desde resfriado común hasta un síndrome
seudogripal o neumonía; la laringotraqueobronquitis (crup) es la manifestación grave
más frecuente. El diagnóstico suele ser clínico. El tratamiento es sintomático.

Los virus parainfluenza son paramixovirus y se clasifican en tipos 1, 2, 3 y 4. Comparten la


reactividad cruzada antigénica pero tienden a causar enfermedades de diferente gravedad. El
tipo 4 revela reactividad antigénica cruzada con el virus de la parotiditis y es una causa
infrecuente de enfermedad respiratoria que requiere atención médica.

Pueden producirse brotes de infecciones por virus paragripales durante la infancia en


neonatologías, salas de internación pediátrica y escuelas. Los tipos 1 y 2 tienden a provocar
epidemias en otoño, con repetición de los serotipos en años alternos. La enfermedad tipo 3 es
endémica e infecta sobre todo a niños < 1 año; su incidencia aumenta en primavera.
Los virus parainfluenza pueden provocar infecciones repetidas, pero la reinfección suele
ocasionar una enfermedad más leve. En consecuencia, en adultos inmunocompetentes, la
mayoría de las infecciones son asintomáticas o leves.

La manifestación más frecuente en los niños es la enfermedad de las vías respiratorias


superiores sin fiebre o con febrícula.
El virus parainfluenza tipo 1 es una causa frecuente de laringotraqueobronquitis espasmódica
(crup), sobre todo en lactantes de entre 6 y 36 meses. Esta entidad se manifiesta con síntomas
de un resfriado común y, más adelante, con fiebre, tos "perruna", ronquera y estridor. La
insuficiencia respiratoria generada por la obstrucción de las vías aéreas superiores es una
complicación inusual pero potencialmente mortal. El virus parainfluenza tipo 2 puede causar
una enfermedad similar, pero por lo general es menos grave.
El virus parainfluenza tipo 3 puede causar neumonía y bronquiolitis en lactantes pequeños y
en niños y adultos inmunocomprometidos. Estas enfermedades suelen ser indistinguibles de
las provocadas por el virus sincitial respiratorio  pero en general son menos graves.
No suele ser necesario un diagnóstico viral específico, pero puede ayudar a distinguir una
infección por el virus parainfluenza de una infección bacteriana en pacientes con enfermedad
grave de las vías aéreas inferiores. El virus se puede detectar por reacción en cadena de la
polimerasa (PCR), generalmente utilizando un panel multiplex de patógenos respiratorios
comunes.

El tratamiento de la infección por el virus parainfluenza es sintomático.

Infecciones por adenovirus


Las infecciones por uno de los diversos adenovirus pueden ser asintomáticas o causar
síndromes específicos, como infecciones respiratorias  leves, queratoconjuntivitis,
gastroenteritis, cistitis y neumonía primaria. El diagnóstico es clínico. El tratamiento es
sintomático.

Los adenovirus son virus DNA que se clasifican de acuerdo con la presencia de 3 antígenos
mayores en la cápside (hexona, pentona y fibra). Hay 7 especies de adenovirus humanos (A a
G) y 57 serotipos. Los diferentes serotipos están asociados con distintas enfermedades.

En general, la infección se contrae por el contacto con secreciones (incluso en dedos de


pacientes infectados) de una persona infectada o con un objeto contaminado (p. ej., toallas,
instrumentos). La infección puede ser transmitida por el aire o por el agua (p. ej. contraída al
nadar en lagos o en piscinas sin el cloro adecuado). La descamación viral asintomática
respiratoria o gastrointestinal puede continuar durante varios meses o incluso durante años.

Signos y síntomas
En los huéspedes inmunocompetentes, la mayoría de las infecciones por adenovirus son
asintomáticas. Cuando las infecciones son sintomáticas, se puede presentar un amplio
espectro de manifestaciones clínicas porque la mayoría de los adenovirus que causan
enfermedad leve tienen afinidad por una variedad de tejidos.

La mayoría de las infecciones sintomáticas ocurren en niños y causan fiebre y síntomas


respiratorios de las vías superiores, como faringitis, otitis media, tos y amigdalitis exudativa
con adenopatía cervical, que puede ser difícil de distinguir de la faringitis estreptocócica  del
grupo A. Los adenovirus tipos 3 y 7 causan un síndrome caracterizado por conjuntivitis,
faringitis y fiebre (fiebre faringoconjuntival).
De forma muy poco frecuente, algunos síndromes por adenovirus, que se detectan en
lactantes, pueden manifestarse con bronquiolitis grave y neumonía. En poblaciones cerradas
de adultos jóvenes (p. ej., reclutas militares), pueden aparecer brotes de enfermedades
respiratorias, con fiebre y síntomas de las vías inferiores, en general traqueobronquitis,
aunque también neumonía de forma ocasional.
Se han producido grupos de casos de enfermedades respiratorias graves causadas por
adenovirus específicos (en particular los tipos 7, 14 y 55) en adultos sanos.

Las infecciones por adenovirus son cada vez más reconocidas como causa de enfermedades
respiratorias graves y otras enfermedades clínicas en adultos inmunocomprometidos.

La queratoconjuntivitis epidémica  es algunas veces grave y, esporádicamente, puede provocar


epidemias. La conjuntivitis suele ser bilateral y suelen palparse adenopatías preauriculares.
También pueden identificarse quemosis, dolor y lesiones corneales punteadas visibles con
tinción de fluoresceína. Los signos y síntomas sistémicos son leves o están ausentes. La
queratoconjuntivitis epidémica suele resolverse en 3 o 4 semanas, aunque las lesiones
corneales pueden persistir mucho más tiempo.
Los síndromes adenovirales no respiratorios incluyen cistitis hemorrágica, diarrea en lactantes
y meningoencefalitis.

La mayoría de los pacientes se recuperan completamente. Incluso la neumonía primaria grave


por adenovirus no es mortal, salvo en casos fulminantes inusuales, sobre todo en lactantes,
reclutas militares y pacientes inmunodeficientes.

Diagnóstico
 Evaluación clínica

 Para la enfermedad grave, pruebas de reacción en cadena de la polimerasa (RCP) en


secreciones respiratorias y sangre

El diagnóstico de adenovirus con pruebas de laboratorio rara vez afecta el manejo. Durante la
enfermedad aguda, el virus puede aislarse de las secreciones respiratorias y oculares y con
frecuencia se encuentra en las heces y la orina. Un aumento de 4 veces en el título en suero
indica una infección por adenovirus reciente.

Las pruebas de PCR pueden detectar el DNA del adenovirus en las secreciones respiratorias y
en la sangre y son útiles cuando los pacientes tienen una enfermedad grave y se necesita un
diagnóstico.
Tratamiento
 Tratamiento sintomático

El tratamiento de las infecciones por adenovirus está dirigido a los síntomas y consiste en
medidas de apoyo. No se ha demostrado la eficacia de ningún agente antiviral, aunque se han
utilizado ribavirina y cidofovir en pacientes inmunocomprometidos con resultados variables.

Prevención
Las vacunas con adenovirus vivos tipos 4 y 7, administradas por vía oral en una cápsula con
cubierta entérica, pueden prevenir la mayoría de las enfermedades causadas por estos dos
tipos. La vacuna no estuvo disponible durante varios años, pero se reintrodujo en 2011. Sin
embargo, únicamente está disponible para el personal militar. Se puede administrar a
pacientes de 17 a 50 años de edad, y no debe aplicarse a embarazadas o mujeres que están
amamantando.

Para reducir al mínimo la transmisión, los profesionales de la salud deben cambiarse los
guantes y lavarse las manos después de examinar a los pacientes infectados, esterilizar el
instrumental adecuadamente y evitar el empleo de los mismos instrumentos oftalmológicos en
más de un paciente. Los adenovirus son resistentes a muchos desinfectantes comunes; se
recomiendan productos a base de lejía que contengan de 2000 a 5000 ppm de cloro, tales
como los antimicrobial products effective against norovirus  (productos antimicrobianos
eficaces contra los norovirus) recomendados por la Agencia de Protección Ambiental de los
Estados Unidos (EPA). En Estados Unidos, los Centros para el Control y la Prevención de
Enfermedades (CDC) ofrecen recomendaciones específicas para disinfecting ophthalmologic
equipment (desinfección del instrumental oftalmológico) a fin de prevenir la
queratoconjuntivitis epidémica.

Conceptos clave

 Los adenovirus se pueden diseminar a través del contacto con secreciones de una
persona infectada o por el contacto con un objeto contaminado.

 La mayoría de las infecciones son leves; las manifestaciones (p. ej., fiebre,
síntomas respiratorios superiores e inferiores, faringitis, conjuntivitis) varían
ampliamente según el serotipo.

 La enfermedad grave ocurre principalmente en lactantes y pacientes


inmunocomprometidos, pero ocasionalmente se identifica en adultos sanos.
 El tratamiento es sintomático.

 Una vacuna oral puede reducir la incidencia de enfermedades respiratorias


inferiores, pero solo está disponible para el personal militar.

Infecciones por el virus sincitial respiratorio


(VSR) y metaneumovirus humano
El virus sincitial respiratorio y metaneumovirus humano causan enfermedad estacional
de las vías respiratorias inferiores, en particular en lactantes y niños pequeños. La
enfermedad puede ser asintomática, leve o grave y se manifiesta con bronquiolitis y
neumonía. Si bien el diagnóstico suele ser clínico, se cuenta con pruebas de laboratorio.
El tratamiento es sintomático.

La mayoría de los virus que infectan a los seres humanos pueden afectar tanto niños como
adultos y se analizan en otra sección del Manual. Los virus con efectos específicos sobre los
recién nacidos se analizan en Infecciones en recién nacidos . Este capítulo trata de las
infecciones virales que se adquieren normalmente durante la infancia (aunque muchas
también puede afectar a los adultos).
El virus sincitial respiratorio (VSR) es un virus ARN que se clasifica como neumovirus. Se
identificaron los subgrupos A y B. El VSR es ubicuo y casi todos los niños ya padecieron la
infección a los 4 años. Se desarrollan brotes todos los años en invierno o al comienzo de la
primavera en los climas templados. Dado que la respuesta inmunitaria al VSR no protege
contra la reinfección, la tasa de ataque es de alrededor del 40% en las personas expuestas. No
obstante, los anticuerpos contra el VSR reducen la gravedad de la enfermedad. El VSR es la
causa más frecuente de enfermedad de las vías respiratorias inferiores en lactantes pequeños y
es responsable de > 50.000 hospitalizaciones por año en los Estados Unidos en niños menores
de 5 años.
El metaneumovirus humano es un virus similar pero perteneciente a otro tipo. La
epidemiología estacional de hMPV parece ser semejante a la del VSR, pero la incidencia de la
infección y la enfermedad parece ser mucho menor.

Signos y síntomas
Las enfermedades por el VSR y hMPV tienen manifestaciones similares. Los síndromes
clínicos identificados con mayor frecuencia son bronquiolitis y neumonía. Estas enfermedades
se inician típicamente con síntomas de las vías aéreas superiores y fiebre, para progresar tras
varios días a disnea, tos, sibilancias o estertores en la auscultación torácica. La apnea puede
ser el síntoma inicial de una infección por el VSR en un lactante < 6 meses. En los adultos y
los niños mayores sanos, la enfermedad suele ser leve y puede pasar inadvertida o sólo
manifestarse como un resfriado común afebril. Sin embargo, la enfermedad grave puede
desarrollarse en las siguientes situaciones:
 Los pacientes que tienen < 6 meses, son ancianos o inmunocomprometidos

 Los pacientes que tienen trastornos cardiopulmonares subyacentes

Diagnóstico
 Evaluación clínica

 A veces, pruebas rápidas de antígeno, reacción en cadena de la polimerasa con


transcriptasa inversa (RT-PCR) o cultivo viral, todo realizado en lavados o hisopados
nasales

La infección por el VSR (y tal vez también la infección por hMPV) se sospecha en lactantes y
niños pequeños con bronquiolitis o neumonía durante la temporada en la que afecta el VSR.
Dado que en general no se recomienda tratamiento antiviral, las pruebas de laboratorio
específicas no suelen ser necesarias para el control de los pacientes. Sin embargo, el
diagnóstico con pruebas de laboratorio puede facilitar el control de la infección
intrahospitalaria al permitir la segregación de los niños infectados por el mismo virus. Se
desarrollaron pruebas antigénicas rápidas con elevada sensibilidad para detectar el VSR y
otros virus respiratorios en niños y también se indican lavados o hisopados nasales para
obtener las muestras. Estas técnicas presentan menor sensibilidad en los adultos. Los ensayos
de diagnóstico molecular, tales como RT-PCR han mejorado la sensibilidad y están
generalmente disponibles como ensayos individuales o múltiples.

Tratamiento
 Tratamiento de sostén

El tratamiento de las infecciones por el VSR y hMPV consiste en medidas de sostén, con
administración de oxígeno suplementario e hidratación según se considere necesario
(véase tratamiento de la bronquiolitis ).
Los corticoides y los broncodilatores generalmente no son útiles y en la actualidad no se los
recomienda.

Los antibióticos se reservan para pacientes con fiebre, evidencias de neumonía en la


radiografía de tórax y sospecha clínica de una coinfección bacteriana.

El palivizumab (anticuerpo monoclonal contra el VSR) no resulta útil para el tratamiento de la


infección.
La ribavirina, un antiviral activo contra el VSR que se administra por vía inhalatoria, presenta
eficacia marginal en esta infección, puede ser tóxica para los profesionales de la salud y ya no
se recomienda salvo para la infección en pacientes con inmunodeficiencia grave. Numerosos
fármacos dirigidos a la fusión viral, la entrada y la replicación para adultos y actantes se
encuentran actualmente en desarrollo y en ensayos clínicos (1).

Referencia del tratamiento


 1. Heylen E, Neyts J, Jochmans D : Drug candidates and model systems in respiratory
syncytial virus antiviral drug discovery. Biochem Pharmacol 127:1–12, 2017. doi:
10.1016/j.bcp.2016.09.014.

Prevención
Las precauciones durante el contacto (p. ej., lavado de manos, uso de guantes, aislamiento)
son importantes, en particular en los hospitales.

La profilaxis pasiva con palivizumab disminuye la frecuencia de hospitalizaciones para


RSV en los lactantes con riesgo elevado. Es costo-efectiva sólo para los lactantes con alto
riesgo de hospitalización, que incluye a los que
 Tienen < 1 año con cardiopatía congénita hemodinámicamente significativa
 < 1 año con enfermedad pulmonar crónica de la prematurez (edad gestacional < 32
semanas y 0 días con necesidad de oxigenoterapia durante al menos 28 días después del
nacimiento)
 Nacen con < 29 semanas de gestación y tienen < 1 año de edad en el inicio de la
temporada del VSR
 Tienen una enfermedad pulmonar crónica del prematuro en el segundo año de vida y
han recibido tratamiento (tratamiento corticosteroide o diurético crónico o necesidad
continua de oxigenoterapia) dentro de los 6 meses de la temporada de VSR

La profilaxis también puede ser considerada para

 Los lactantes en el primero año de vida que tienen anormalidades anatómicas


pulmonares que deterioran la capacidad de limpiar de manera efectiva las vías
respiratorias superiores

 Lactantes con afecciones neuromusculares

 Los niños < 24 meses que tienen profunda inmunodepresión

La dosis de palivizumab es de 15 mg/kg IM. La primera dosis se indica justo antes del inicio
habitual de la temporada del VSR (al comienzo de noviembre en América del Norte). Las
siguientes dosis se administran 1 vez al mes durante toda la temporada de la infección (en
general, hasta un total de 5 dosis). (Véase también the American Academy of Pediatrics'
updated policy statement about palivizumab prophylaxis for infants and young children who
are at increased risk of hospitalization for RSV.)
Varias vacunas contra el RSV materno, pediátrico y del adulto están en desarrollo en ensayos
clínicos (1). (Véase también PATH's Vaccine Resource Library.)

Referencia de la prevención
 1. Rezaee F, Linfield DT, Harford TJ, Piedimonte G : Ongoing developments in RSV
prophylaxis: A clinician's analysis. Curr Opin Virol 24:70–78, 2017. doi:
10.1016/j.coviro.2017.03.015.

Conceptos clave

 El virus sincitial respiratorio (SRV) y el metaneumovirus humano (hMPV)


suelen causar un síndrome de bronquiolitis, pero puede ocurrir neumonía.

 El diagnóstico suele ser clínico, pero se encuentran disponibles las pruebas,


incluidas las pruebas de antígeno rápido y ensayos moleculares (p. ej., reacción en
cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa).

 Administrar tratamiento de sostén; no se recomiendan los corticosteroides,


broncodilatadores y palivizumab.
 La ribavirina inhalada puede ser útil para el VRS, pero sólo en pacientes
gravemente inmunocomprometidos.

 La profilaxis pasiva con palivizumab inmediatamente antes y durante la estación


del RSV disminuye la frecuencia de hospitalizaciones en los lactantes con riesgo
elevado específicos.

Resfriado común
(Infección de las vías aéreas superiores;
IRA; rinitis)
El resfriado común es una infección viral aguda autolimitada, en general afebril, que
causa síntomas respiratorios altos, como rinorrea, tos y odinofagia. El diagnóstico es
clínico. El lavado de manos ayuda a prevenir su diseminación. El tratamiento es
sintomático.

Alrededor del 50% de los resfriados se debe a uno de los > 100 serotipos de rinovirus.
Los coronavirus causan algunos brotes, y las infecciones por los virus de influenza , virus de
parainfluenza, enterovirus, adenovirus, virus sincitial respiratorio , y metaneumovirus también
pueden manifestarse como resfriado común, en particular en pacientes que experimentan una
reinfección.
Las infecciones por rinovirus son más frecuentes durante el otoño y la primavera y menos
frecuentes durante el invierno.

Los rinovirus se diseminan con mayor eficiencia por el contacto interpersonal, aunque
también pueden transmitirse a través de partículas grandes aerosolizadas.

La principal barrera contra la infección es la presencia de anticuerpos específicos


neutralizadores en el suero y las secreciones, inducidos por la exposición previa al mismo
virus o a virus estrechamente relacionados. La susceptibilidad a presentar un resfriado no se
modifica por la exposición a temperaturas frías, por el estado de salud y nutrición del huésped
o por la presencia de malformaciones en las vías respiratorias superiores (p. ej., aumento del
tamaño de las amígdalas o las adenoides).

Signos y síntomas
Después de un período de incubación comprendido entre 24 y 72 horas, los síntomas del
resfriado comienzan con irritación faríngea u odinofagia, seguida de estornudos, rinorrea,
obstrucción nasal y malestar general. La temperatura suele ser normal, en particular cuando el
virus patógeno es rinovirus o coronavirus. Las secreciones nasales son acuosas y abundantes
durante los primeros días, pero luego pueden convertirse en mucoides y purulentas. Las
secreciones mucopurulentas no indican una sobreinfección bacteriana. La tos suele ser leve,
pero a menudo se prolonga hasta la segunda semana. La mayoría de los síntomas provocados
por resfriados no complicados se resuelven en 10 días.

Los resfriados pueden exacerbar episodios de asma y bronquitis crónica.


En la infección por rinovirus, el esputo purulento o los síntomas significativos de las vías
respiratorias inferiores son inusuales. La sinusitis purulenta y la otitis media pueden ser
secundarias a la infección viral propiamente dicha o a una infección bacteriana secundaria.

Diagnóstico
 Evaluación clínica

El diagnóstico del resfriado común suele basarse en el cuadro clínico, es presuntivo y no


requiere pruebas de diagnóstico, aunque la prueba de la reacción en cadena de la polimerasa
(RCP) está disponible en muchas plataformas multiplex.

La rinitis alérgica es la consideración más importante del diagnóstico diferencial.


Tratamiento
 Tratamiento sintomático

No existe tratamiento específico para el resfriado común.

Los antipiréticos y los analgésicos pueden aliviar la fiebre y la odinofagia.

Los descongestivos nasales pueden reducir la obstrucción nasal. Los descongestivos nasales
tópicos son más eficaces que los descongestivos por vía oral, pero la administración de
fármacos tópicos durante > 3 a 5 días puede provocar congestión de rebote.
La rinorrea puede disminuirse con antihistamínicos de primera generación (p. ej.
clorfeniramina) o con bromuro de ipratropio intranasal (2 aerosoles de una solución al 0,03%
2 o 3 veces al día); no obstante, deben evitarse estos fármacos en personas de edad avanzada y
en personas con hipertrofia prostática benigna o glaucoma. Los antihistamínicos de primera
generación suelen producir sedación, pero los de segunda generación (no sedantes) no son
eficaces para el tratamiento del resfriado común.

Los antihistamínicos y los descongestivos no se recomiendan para niños < 4 años.


Se evaluó la actividad del cinc, la equinácea y la vitamina C para el tratamiento del resfriado
común, aunque no se demostró con certeza que alguno de ellos logre resultados beneficiosos.

Prevención
No se desarrollaron vacunas contra el resfriado común.

Las vacunas antibacterianas polivalentes, las frutas cítricas, las vitaminas, la luz ultravioleta,
los aerosoles de glicol y otros remedios caseros no evitan el resfriado común. El lavado de
manos y el uso de desinfectantes en ambientes contaminados pueden reducir la diseminación
de la infección.

No deben administrarse antibióticos a no ser que se identifiquen signos claros de infección


bacteriana secundaria. En los pacientes con enfermedad pulmonar crónica, pueden
administrarse antibióticos con menos restricciones.

Conceptos clave

 Muchos virus pueden causar resfriado común; los rinovirus son responsables de
aproximadamente la mitad de los resfriados.

 La susceptibilidad a presentar un resfriado no se modifica por la exposición al


frío, por el estado de salud y nutrición del huésped o por la presencia de
malformaciones en las vías aéreas.
 Los antihistamínicos se pueden usar para aliviar la rinorrea, pero no deben
indicarse a pacientes de edad avanzada o a niños menores de 4 años.

 Los descongestivos tópicos y orales alivian la obstrucción nasal, pero el uso


repetido puede causar congestión de rebote.

 Se evaluaron muchas sustancias para la prevención y el tratamiento, pero


ninguna ha demostrado con claridad que sea beneficiosa.

Coronavirus y síndromes respiratorios agudos


(COVID-19, MERS y SARS)
Los coronavirus son virus RNA con envoltura que causan enfermedades respiratorias de
diversa gravedad, desde el resfriado común hasta la neumonía mortal.

Numerosos coronavirus, descubiertos en aves de corral domésticas en la década de los años


1930, causan enfermedades respiratorias, gastrointestinales, hepáticas y neurológicas en
animales. Únicamente se conocen 7 coronavirus causantes de enfermedad en los seres
humanos.

La mayoría de las veces, 4 de los 7 coronavirus causan síntomas de resfriado común. Los
tipos 229E y OC43 son los responsables del resfriado común; se descubrieron los serotipos
NL63 y HUK1, que también se asociaron con el resfriado común. En raras ocasiones se
pueden producir infecciones graves de las vías respiratorias inferiores, incluida la neumonía,
sobre todo en lactantes, personas mayores y personas inmunocomprometidas.
Tres de los 7 coronavirus causan infecciones respiratorias en los seres humanos mucho más
graves e incluso a veces mortales que los demás coronavirus y han causado brotes importantes
de neumonía mortal en el siglo XXI:

 SARS-CoV-2 es un nuevo coronavirus identificado como la causa de la enfermedad


por coronavirus de 2019 (COVID-19) que comenzó en Wuhan, China, a fines de 2019
y se ha diseminado por todo el mundo.
 El MERS-CoV se identificó en 2012 como la causa del síndrome respiratorio de
Oriente Medio (MERS).
 El SARS-CoV fue identificado en 2002 como la causa de un brote de síndrome
respiratorio agudo grave (SARS) que comenzó en China hacia finales de 2002.
Estos coronavirus que causan infecciones respiratorias graves son patógenos zoonóticos, que
comienzan en animales infectados y se transmiten de los animales a las personas. El SARS-
CoV-2 presenta una transmisión significativa de persona a persona.

COVID-19

COVID-19 es una enfermedad respiratoria aguda, a veces grave, causada por un nuevo
coronavirus SARS-CoV-2.

Se informó de la presencia de COVID-19 por primera vez a fines de 2019 en Wuhan, China, y
desde entonces la infección se ha extendido ampliamente en todo el mundo. Para obtener
información actualizada sobre el número de casos y muertes, véase  Centers for Disease
Control and Prevention: 2019 Novel Coronavirus  y World Health Organization's Novel
Coronavirus (COVID-2019) situation reports  (Centros para el Control y la Prevención de
Enfermedades: nuevo coronavirus 2019 e Informes de situación de la Organización Mundial
de la Salud sobre el nuevo coronavirus).

Transmisión de COVID-19
Los primeros casos de COVID-19 se relacionaron con un mercado de animales vivos en
Wuhan, China, lo que sugiere que el virus se transmitió inicialmente de los animales a los
seres humanos. La transmisión de persona a persona se produce a través del contacto con
secreciones infectadas, principalmente a través del contacto con gotitas respiratorias grandes,
pero también podría ocurrir a través del contacto con una superficie contaminada por gotitas
respiratorias y posiblemente por la transmisión de pequeñas gotitas respiratorias en forma de
aerosol. Los investigadores aún están estudiando con qué facilidad se transmite este virus de
persona a persona. Se sabe que los pacientes sintomáticos, así como los asintomáticos y los
presintomáticos, pueden transmitir el virus. El virus parece más transmisible que el SARS.
Los superdifusores desempeñaron un papel extraordinario en la conducción del brote de
SARS de 2003 y también pueden desempeñar un papel importante en el brote actual de
COVID-19 y estimar la transmisibilidad. Un superdifusor es un individuo que transmite una
infección a un número significativamente mayor de personas que un individuo infectado
promedio. Las personas con síntomas mínimos o sin síntomas también pueden transmitir la
enfermedad, lo que dificulta el control del brote.

Las situaciones con alto riesgo de transmisión incluyen instituciones como residencias
geriátricas, centros de atención a largo plazo, cárceles y embarcaciones. Estas situaciones
implican una alta densidad de población y, a menudo, dificultades para mantener las
precauciones de seguridad. Los residentes de las residencias geriátricas también están en alto
riesgo de enfermedad grave debido a la edad y los trastornos médicos subyacentes.
Se están aplicando medidas de cuarentena y aislamiento en un intento por limitar la
propagación local, regional y global de este brote. El cumplimiento estricto de estas medidas
ha dado resultados satisfactorios en el control de la propagación de la infección en áreas
seleccionadas.

Signos y síntomas
Las personas con COVID-19 pueden tener pocos síntomas o ninguno, aunque algunas
enferman gravemente y mueren. Los síntomas pueden incluir

 Fiebre

 Tos

 Falta de aliento o dificultad respiratoria (disnea)

 Escalofríos o temblores repetidos con escalofríos

 Cansancio

 Dolor muscular

 Cefalea

 Odinofagia

 Nueva pérdida del olfato o del gusto

 Congestión o secreción nasal

 Náuseas, vómitos y diarrea

El tiempo de incubación se extiende entre 2 y 14 días después de la exposición al virus. La


mayoría de las personas infectadas no presentarán síntomas o bien sufrirán enfermedad leve.
El riesgo de enfermedad grave y muerte en los casos de COVID-19 aumenta con la edad y en
las personas con otros trastornos médicos graves, como enfermedad cardíaca, pulmonar, renal
o hepática, diabetes, enfermedades inmunocomprometidas u obesidad grave (índice de masa
corporal > 40) (1, 2). La enfermedad grave se caracteriza por disnea, hipoxia y compromiso
pulmonar extenso en las imágenes. Este cuadro puede derivar en insuficiencia respiratoria que
requiere ventilación mecánica, choque, fallo multiorgánico y muerte.
Entre las complicaciones graves se cuentan, además de la enfermedad respiratoria que puede
derivar en síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA) y la muerte, las siguientes:
 Cardiopatías, incluyendo arritmias, miocardiopatía y lesión cardíaca aguda
 Trastornos de la coagulación que incluyen tromboembolia y embolia
pulmonar, coagulación intravascular diseminada (CID) , hemorragia y formación de
coágulos arteriales
 Síndrome de Guillain-Barré  (muy poco frecuente)
 Septicemia, choque y fallo multiorgánico
Se ha observado un síndrome inflamatorio postinfeccioso muy poco frecuente denominado
síndrome inflamatorio multisistémico en niños (MIS-C, por sus siglas en inglés) como una
complicación muy poco frecuente de la infección por SARS-CoV-2. Tiene características
similares a la enfermedad de Kawasaki  o al síndrome de choque tóxico . Los niños con MIS-C
suelen presentar fiebre, taquicardia y síntomas gastrointestinales con signos de inflamación
sistémica. Los casos que cumplen los siguientes criterios deben informarse a los Centros para
el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) como sospecha
de MIS-C: hospitalización, fiebre > 24 horas, pruebas de laboratorio de inflamación, signos de
≥ 2 órganos involucrados y asociación de pruebas de laboratorio o estudio epidemiológico con
Infección por SARS-CoV-2 (3).

Referencias de los signos y los síntomas


 1. Centers for Disease Control and Prevention : Symptoms and Testing
 2. Centers for Disease Control and Prevention : People Who Are at Higher Risk for
Severe Illness
 3. Feldstein LR, Rose EB, Horwitz SM, et al : Síndrome inflamatorio multisistémico
en niños y adolescentes en los EE. UU. N Engl J Med 383 (4): 334-346, 2020.
doi:10.1056/NEJMoa2021680

Diagnóstico
 Reacción en cadena de la polimerasa con transcripción reversa en tiempo real (RT-
PCR) de las secreciones respiratorias inferiores y del suero

Las pruebas diagnósticas para el COVID-19 están cada vez más disponibles a través de
laboratorios comerciales y hospitalarios además de los laboratorios de salud pública. La
detección del antígeno en el punto de atención y los ensayos basados en PCR también están
disponibles comercialmente. Los ensayos de detección de antígenos suelen ser menos
sensibles que los basados en PCR.

Para las pruebas diagnósticas iniciales de la COVID-19, los CDC (Centros para el Control y
la Prevención de Enfermedades) recomiendan  la recolección y análisis de un solo hisopo
nasofaríngeo de las vías respiratorias superiores. Las muestras siguientes son aceptables:
 Una muestra nasofaríngea recogida por un profesional de la salud (muestra preferible,
si está disponible)

 Una muestra orofaríngea (de la garganta) recogida por un profesional de la salud

 Hisopado nasal hasta la parte media del cornete recogido por un profesional de la
salud o mediante una recogida propia supervisada in situ (utilizando un hisopo cónico
flocado)
 Una muestra de las fosas nasales anteriores recogida por un profesional de la salud o
por recogida propia en el lugar de atención o en el hogar (utilizando un hisopo de
poliéster)

 Una muestra de lavado/aspirado nasofaríngeo o de lavado/aspirado nasal recogida por


un profesional de la salud

Consultar el cumplimiento con las instrucciones de recogida de muestras del laboratorio, dado
que no todos los programas de pruebas y laboratorios pueden ser capaces de analizar todos los
tipos de muestras. Para las muestras nasofaríngeas y orofaríngeas, utilizar solo hisopos de
fibra sintética con varillas de plástico o de alambre. No utilizar hisopos de alginato de calcio o
hisopos con varillas de madera, ya que pueden contener sustancias que inactivan algunos
virus e inhiben las pruebas de PCR. Los hisopos deben colocarse inmediatamente en un tubo
de transporte estéril que contenga de 2 a 3 mL de medio de transporte viral, medio de
transporte de Amies o solución salina estéril, a menos que se utilice una prueba diseñada para
analizar la muestra directamente, como una prueba en el punto de atención. Mantener un
control adecuado de la infección al recoger muestras.

Si está disponible, los CDC también recomiendan analizar muestras de las vías respiratorias
inferiores. Para los pacientes para los que está clínicamente indicado (p. ej., aquellos que
reciben ventilación mecánica invasiva), se debe obtener una muestra de aspirado del tracto
respiratorio inferior o lavado broncoalveolar y analizarse así como una muestra del tracto
respiratorio inferior. La recolección de esputo debe hacerse solo para aquellos pacientes con
tos productiva. No se recomienda la inducción de esputo. (Véase CDC: Interim Guidelines for
Collecting, Handling, and Testing Clinical Specimens from Persons for Coronavirus Disease
2019.) Por razones de bioseguridad, los CDC recomiendan que las instituciones locales no
intenten aislar el virus en el cultivo celular ni realizar la caracterización inicial de los agentes
virales en pacientes con sospecha de infección COVID-19.
Las pruebas de diagnóstico del SARS-CoV-2 están cada vez más disponibles en los EE. UU.,
y las restricciones previas en la selección de pacientes para las pruebas se están relajando. Los
médicos deben juzgar si los síntomas y signos de un paciente son compatibles con COVID-19
y si las pruebas pueden afectar la atención del paciente o las medidas de salud pública. La
epidemiología local de COVID-19, el curso de la enfermedad y los factores epidemiológicos
del paciente, así como el contacto cercano con un caso confirmado de COVID-19 dentro de
los 14 días del inicio de los síntomas, pueden ser un motivo para tomar la decisión de realizar
la prueba. Si es epidemiológicamente apropiado, también se alienta a los médicos a investigar
otras causas de enfermedad respiratoria similar (p. ej., gripe). Los pacientes asintomáticos
también pueden ser candidatos para las pruebas basadas en las directrices locales de salud
pública. (Véase CDC: Overview of Testing for SARS-CoV-2 .)
El CDC suggests (Centro para el Control de Enfermedades) sugiere que las personas
siguientes tengan prioridad elevada para someterse a la prueba de la COVID-19:
 Pacientes hospitalizados
 Personal sanitario de centros de salud, residencias y primeros auxilios que presenta
síntomas

 Residentes en centros de atención a largo plazo, otras residencias, prisiones y refugios


que presentan síntomas

 Personas identificadas a través de investigaciones de grupos de salud pública y


contactos

Las áreas de transmisión sostenida variarán a medida que avance el brote. Para las áreas
afectadas dentro de Estados Unidos, los médicos deben consultar a los departamentos de salud
estatales o locales. Se han informado de la aparición de casos en todos los estados. Los CDC
(centros para el control y la prevención de enfermedades) recomiendan evitar todos los viajes
internacionales y de cruceros debido a la pandemia mundial; para obtener información
actualizada, véase CDC: Coronavirus Disease 2019 Information for Travel .
Deben informarse a los departamentos de salud locales y estatales de los resultados positivos
de las pruebas, los pacientes afectados requieren aislamiento estricto en el hogar o en un
centro de salud.

NOTA: Las pruebas serológicas, o de anticuerpos, no deben utilizarse para diagnosticar la


enfermedad aguda por COVID-19.

Los hallazgos rutinarios de laboratorio en los casos con enfermedad más grave incluyen
linfopenia, así como hallazgos menos específicos de concentraciones elevadas de
aminotransaminasa (ALT, AST), concentraciones elevadas de lactato deshidrogenasa (LDH),
dímero D, ferritina y marcadores inflamatorios elevados, como la proteína c-reactiva.

Los hallazgos en las imágenes de tórax pueden ser normales en la enfermedad leve y
aumentar con la gravedad creciente de la enfermedad. Los hallazgos característicos son
compatibles con neumonía viral e incluyen opacidades en vidrio esmerilado y consolidación
en radiografía de tórax o TC de tórax.

La puntuación MuLBSTA puede ser útil para predecir la mortalidad en pacientes con
neumonía vírica debida a COVID-19 (1).

Referencia del diagnóstico


1. Chen N, Zhou M, Dong X, et al : Epidemiological and clinical characteristics of 99
cases of 2019 novel coronavirus pneumonia in Wuhan, China: a descriptive study
(Características epidemiológicas y clínicas de 99 casos de neumonía por el nuevo
coronavirus de 2019 en Wuhan, China: un estudio descriptivo). Lancet 395(10223):
507-513, 2020. doi: 10.1016/S0140-6736(20)30211-7
Tratamiento
 Sintomático

 En ocasiones, remdesivir para enfermedad grave


 En ocasiones, dexametasona para enfermedad grave

El tratamiento de la COVID-19 es principalmente sintomático. En la actualidad se han


registrado más de 175 ensayos clínicos sobre tratamientos y vacunas, aun así los datos sobre
la terapia eficaz siguen siendo escasos. Actualmente no existen tratamientos aprobados por la
Agencia Estadounidense de Fármacos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) para la
COVID-19, pero el agente antiviral remdesivir se ha puesto a disposición a través de una
autorización de uso de emergencia de la FDA para pacientes con enfermedad grave (definida
como que requiere oxígeno suplementario, ventilación, o soporte de oxigenación por
membrana extracorpórea [ECMO]). Las directrices nacionales actuales advierten contra el uso
de agentes terapéuticos fuera de los ensayos clínicos con la excepción de remdesivir y
dexametasona (véase National Institutes of Health (NIH) COVID-19 Treatment
Guidelines e Infectious Diseases Society of America (IDSA) Guidelines on the Treatment and
Management of Patients with COVID-19  [Directrices de tratamiento para la COVID-19 de los
Institutos Nacionales de la Salud y Directrices de tratamiento y supervisión de los pacientes
con COVID-19 de la Sociedad Estadounidense para las Enfermedades Infecciosas). En cada
paciente se deben sopesar los beneficios frente a los posibles riesgos para cada agente
terapéutico.
El NIH COVID-19 Treatment Guidelines  recomienda el uso de dexametasona (en una dosis
de 6 mg una vez al día durante un máximo de 10 días) en pacientes con COVID-19 que son
ventilados mecánicamente o requieren oxígeno suplementario. Se han utilizado terapias
inmunomoduladoras que incluyen la infusión de inmunoglobulinas a través de plasma
"convaleciente" e inhibidores de IL-1 e IL-6, pero no se dispone de datos suficientes para
recomendar su uso habitual fuera de los ensayos clínicos. Otros fármacos utilizados son los
derivados de la cloroquina, la azitromicina y los antirretrovirales. También hay un número
insuficiente de datos para apoyar el uso de cualquiera de estos agentes fuera de los ensayos
clínicos; las toxicidades asociadas a la cloroquina y a la hidroxicloroquina condujeron a una
advertencia de la FDA de que no deben usarse fuera del ámbito hospitalario o de un ensayo
clínico.
El tratamiento sintomático puede incluir cuidados críticos con ventilación mecánica y apoyo
con vasopresores. Se recomiendan los primeros objetivos de las discusiones sobre la atención.
El empleo de la oxigenación con membrana extracorpórea (OMEC) puede considerarse para
pacientes con insuficiencia respiratoria grave. La puntuación de la Predicción de la
Supervivencia con oxigenación por membrana Extracorpórea Respiratoria (RESP, por sus
siglas en inglés) se desarrolló sobre la base de un estudio realizado sobre 2355 pacientes
adultos con insuficiencia respiratoria aguda grave tratados con Oxigenación con Membrana
Extracorpórea respiratoria (OMEC) entre 2000 y 2012 (1) y predice la supervivencia en
adultos que reciben OMEC por insuficiencia respiratoria, pudiendo ayudar en la selección de
pacientes con COVID-19 para el tratamiento con OMEC, aun así, no es un sustituto de la
evaluación y juicio clínicos.
Las complicaciones de la enfermedad por COVID-19 también deben tratarse a medida que
surgen. Los pacientes hospitalizados con COVID-19 pueden correr un riesgo mayor de
eventos tromboembólicos. La profilaxis farmacológica debe administrarse según las pautas
hospitalarias y debe mantenerse una alta sospecha clínica de eventos tromboembólicos. Se
debe iniciar anticoagulación terapéutica si hay una sospecha elevada de tromboembolia y no
se pueden obtener imágenes de confirmación.

El tratamiento con fármacos como el inhibidor de la enzima convertidora de angiotensina


(ECA) o la terapia con bloqueantes del receptor de angiotensina II (BRA) debe continuarse, si
es necesario, para condiciones médicas concomitantes pero no se debe instaurar como
tratamiento para la COVID-19. No existen pruebas científicas de que el uso de medicamentos
antiinflamatorios no esteroideos (AINE) esté relacionado con peores resultados, y se puede
usar acetaminofeno (paracetamol) o AINE durante el tratamiento de la COVID-19.

El control respiratorio del paciente con COVID-19 no intubado e intubado debe tener en
cuenta la tendencia a la hipoxia. Las medidas adyuvantes no farmacológicas como el
reposicionamiento frecuente y la deambulación pueden ser útiles. Las decisiones terapéuticas
deben tomarse con objeto de controlar mejor al paciente, pero también se debe tener en cuenta
el riesgo de exposición de los profesionales de la salud y el uso óptimo de los recursos. La
intubación es un momento especial de riesgo de exposición del profesional sanitario a
aerosoles infecciosos y debe realizarse con extremo cuidado.

Para ayudar a prevenir la propagación a partir de los casos sospechosos, los profesionales de
la salud deben utilizar precauciones convencionales para los contagios por contacto, por el
aire y por gotitas con protección ocular. Las precauciones para evitar el contagio por el aire
son particularmente relevantes cuando los pacientes están sometidos a procedimientos
generadores de aerosoles. Los pacientes con síntomas respiratorios deben ser identificados y
se les debe colocar una mascarilla de inmediato al ingresar en cualquier centro de salud.
Deben considerarse estrategias para controlar y conservar los suministros de equipos de
protección personal (EPP); las herramientas están disponibles a través de los CDC.
(Véase CDC: Infection Control Guidance for Healthcare Professionals about Coronavirus .)

Referencia del tratamiento


1. Schmidt M, Bailey M, Sheldrake J, et al : Predicting survival after extracorporeal
membrane oxygenation for severe acute respiratory failure (Predicción de la
supervivencia después de la oxigenación por membrana extracorpórea para la
insuficiencia respiratoria aguda grave). The Respiratory Extracorporeal Membrane
Oxygenation Survival Prediction (RESP) score (Puntuación de la Predicción de la
Supervivencia con oxigenación por membrana Extracorpórea respiratoria [RESP, por
sus siglas en inglés]).Am J Respir Crit Care Med 189 (11): 1374-1382, 2014. doi:
10.1164/rccm.201311-2023OC

Más información
 CDC Coronavirus Disease 2019 (COVID-19) information for healthcare
professionals (Información de los Centros de Control de Enfermedades sobre la enfermedad
por coronavirus 2019 (COVID-19) para profesionales de la salud)
 World Health Organization's Coronavirus disease (COVID-19) technical
guidance (Directrices técnicas de la Organización Mundial de la Salud sobre la enfermedad
por coronavirus 2019 [COVID-19])
 World Health Organization's Novel Coronavirus (COVID-2019) situation
reports (Informes de situación de la Organización Mundial de la Salud sobre la enfermedad
por el nuevo coronavirus 2019 [COVID-19])
 National Institutes of Health (NIH) COVID-19 Treatment Guidelines
 Infectious Diseases Society of America (IDSA) Guidelines on the Treatment and
Management of Patients with COVID-19
 Surviving Sepsis Campaign : Guidelines on the Management of Critically Ill Adults
with Coronavirus Disease 2019 (COVID-19)

Síndrome respiratorio de Oriente Medio


(MERS)
El síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS por sus siglas en inglés) es una
enfermedad respiratoria aguda grave causada por el coronavirus MERS (MERS-CoV).

La infección por MERS-CoV fue informada por primera vez en septiembre de 2012 en Arabia
Saudita, pero en forma retrospectiva se confirmó un brote en abril de 2012 en Jordania. A lo
largo de 2019, en todo el mundo, se notificaron cerca de 2500 casos de infección por MERS-
CoV (con al menos 850 muertes relacionadas) procedentes de 27 países; todos los casos de
MERS se han vinculado a través de viajes o residencia en países de la Península Arábiga y sus
alrededores, con > 80% de afectación en Arabia Saudita. El mayor brote conocido de MERS
fuera de la Península Arábiga se produjo en la República de Corea en 2015. El brote se asoció
con un viajero que regresaba de la Península Arábiga. También se han confirmado casos en
países de toda Europa, Asia, Norte de África, Oriente Medio y Estados Unidos, en pacientes
que fueron trasladados allí para su atención o que enfermaron después de regresar de Oriente
Medio.

Los estudios preliminares de seroprevalencia indican que la infección no es generalizada en


Arabia Saudita.

La Organización Mundial de la Salud considera que el riesgo de contraer la infección por


MERS-CoV es muy bajo para los peregrinos que viajan a Arabia Saudita para dirigirse a
Umrah y Hajj. Para obtener información adicional sobre las peregrinaciones a Oriente Medio,
véase World-travel advice on MERS-CoV for pilgrimages
La mediana de edad de los pacientes infectados por MERS-CoV es de 56 años, y la relación
sexo masculino:femenino es de alrededor de 1,6:1. La infección tiende a ser más grave en
pacientes de edad avanzada y con un cuadro preexistente como diabetes, cardiopatía crónica,
o nefropatía crónica.
Transmisión del MERS-CoV
El MERS-CoV puede transmitirse de persona a persona por contacto directo, gotitas
respiratorias (partículas > 5 micrómetros) o aerosoles (partículas < 5 micrómetros). Se ha
establecido la transmisión de persona a persona a partir del desarrollo de la infección en
individuos cuyo único riesgo fue el contacto estrecho con pacientes que tenían MERS.

Se cree que el reservorio del MERS-CoV son camellos dromedarios, pero se desconoce el
mecanismo de transmisión de los camellos a los seres humanos. La mayoría de los casos
notificados se referían a la transmisión directa de persona a persona en entornos de atención
médica. Si se sospecha un MERS en un paciente, las medidas de control de infecciones deben
iniciarse rápidamente para evitar la transmisión en entornos de atención médica.

Signos y síntomas
El período de incubación para el virus MERS-CoV es de alrededor de 5 días.

La mayoría de los casos informados ha implicado enfermedad respiratoria grave que requiere
internación, con una tasa de mortalidad por caso de alrededor del 35%; sin embargo, al menos
el 21% de los pacientes tenía síntomas leves o inexistentes. Son comunes la fiebre, los
escalofríos, la mialgia y la tos. Los síntomas gastrointestinales (diarrea, vómitos, dolor
abdominal) aparecen en casi un tercio de los pacientes. Las manifestaciones pueden ser lo
bastante graves como para requerir tratamiento en una unidad de cuidados intensivos pero,
recientemente, la proporción de estos casos ha disminuido marcadamente.

Diagnóstico
 Reacción en cadena de la polimerasa con transcripción reversa en tiempo real (RT-
PCR) de las secreciones respiratorias inferiores y del suero

Debe sospecharse MERS en pacientes que tienen una infección respiratoria baja febril aguda
no explicada y que tienen alguna de las siguientes características dentro de los 14 días del
inicio de los síntomas.

 Viajan o residen en un área donde recientemente se ha informado de MERS o dónde


podría haber ocurrido la transmisión

 Contacto con un centro de atención médica donde se ha transmitido el MERS

 Contacto cercano con un paciente enfermo con sospecha de MERS

El MERS también debe sospecharse en pacientes que han tenido contacto cercano con un
paciente con sospecha de MERS y que tienen fiebre, en forma independiente de la presencia
de síntomas respiratorios.

Las recomendaciones más recientes están disponibles en los Centros para el Control y la
Prevención de Enfermedades (MERS: Interim Guidance for Healthcare Professionals  [MERS:
directrices transitorias para los profesionales de la salud]).
Las pruebas deben incluir RT-PCR en tiempo real de las secreciones respiratorias superiores e
inferiores, idealmente tomadas de diferentes sitios y en diferentes momentos. Deben obtenerse
muestras de suero del paciente y de todos sus contactos cercanos, incluso los asintomáticos, y
de los trabajadores de la salud (para identificar MERS leves o asintomáticas). El suero se
obtiene inmediatamente después de la sospecha de MERS, o después de que los contactos se
han expuesto (suero agudo) y 3 o 4 semanas después (suero de convalescencia). Las pruebas
se realizan en departamentos de salud estatales o en los Centros para el Control y la
Prevención de Enfermedades.

En todos los pacientes se observan anomalías en las imágenes de tórax, que pueden ser sutiles
o extensas, unilaterales o bilaterales. En algunos pacientes, los niveles de LDH y AST son
elevados, y las concentraciones de plaquetas y linfocitos son bajas. Pocos pacientes sufren
una lesión renal aguda. Pueden desarrollarse coagulación intravascular diseminada  y
hemólisis.
Tratamiento
 Soporte

El tratamiento del MERS es sintomático. Para ayudar a prevenir la propagación a partir de los
casos sospechosos, los profesionales de la salud deben utilizar precauciones estándar para los
contagios por contacto y por el aire.

No hay vacuna.

Más información
 Centers for Disease Control and Prevention: Middle East Respiratory Syndrome
(MERS) information for healthcare professionals  (Centros para el Control y la Prevención de
Enfermedades: información sobre el Síndrome Respiratorio de Oriente Medio [MERS] para
los profesionales de la salud)
 World Health Organization: Middle East respiratory syndrome coronavirus (MERS-
CoV) (Organización Mundial de la Salud: coronavirus del Síndrome Respiratorio de Oriente
Medio [MERS-Cov])

Síndrome respiratorio agudo severo (SARS)


Síndrome respiratorio agudo severo (SRAS) es una enfermedad respiratoria aguda
causada por el coronavirus SARS (SARS-CoV).

El SARS es mucho más grave que otras infecciones por coronavirus. El SARS es una
enfermedad seudogripal que en ocasiones culmina en insuficiencia respiratoria progresiva
grave.

El CoV-SARS se detectó por primera vez en la provincia de Guangdong, en China, en


noviembre de 2002, desde donde se diseminó a más de 30 países. En este brote se informó de
> 8000 casos en todo el mundo, con 774 muertes (una tasa de mortalidad de alrededor del
10%, que varió significativamente según la edad, desde < 1% en personas ≤ 24 años a > 50%
en las de ≥ 65 años). La primera vez que los Centros para el Control y la Prevención de
Enfermedades desaconsejaron viajar a una región fue durante el brote de SARS-CoV. Este
brote cedió y no se comunicaron nuevos casos desde 2004. Se presume que la fuente
inmediata eran gatos civeta, que se vendían como alimento en un mercado de animales vivos
y que probablemente habían sido infectados por el contacto con un murciélago antes de ser
capturados para la venta. Los murciélagos son huéspedes frecuentes de los coronavirus.

SARS-CoV se transmite de una persona a otra por contacto personal cercano. Se cree que se
transmite más fácilmente por las gotitas respiratorias que se producen cuando una persona
infectada tose o estornuda.

El diagnóstico del SARS se basa en la evaluación clínica y el tratamiento es sintomático. La


coordinación de las prácticas de control de infecciones rápidas y rígidas ayudó a controlar el
brote de 2002 rápidamente.

Aunque no se han informado nuevos casos desde 2004, el SARS no debe considerarse
erradicado porque el virus causante tiene un reservorio animal del cual posiblemente podría
resurgir.

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