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https://www.infoagro.com/instrumentos_medida/doc_medidores_de_cloro_desinfectante_analis
is.asp?k=4
Por ejemplo, sabemos que el contenido de alcohol en la cerveza es de 5%. Pero,
¿acaso importa el tamaño de la botella?
No importa el tamaño del envase, la proporción de soluto con respecto al solvente
es la misma.
Pero, si a una solución preparada le agregamos más soluto o le agregamos más
solvente, la concentración de la solución sí se modifica. En el primer caso se hace
más concentrada (aumenta la cantidad de soluto), mientras que en el segundo
caso se vuelve más diluida 2, pues disminuye la cantidad de soluto en relación con
el volumen del solvente. Esto lo podemos apreciar en siguiente figura, donde
vemos cómo el colorante aparece menos intenso a la izquierda (en una solución
diluida), mientras que la intensidad del color aumenta hacia la derecha (solución
concentrada). En todos los casos el volumen de solución es el mismo (un vaso), lo
que está cambiando es la cantidad de soluto disuelto
Si el soluto de una solución es líquido (por ejemplo, el alcohol de la cerveza),
entonces la cantidad de éste afecta el volumen de la solución:
Volumen de una solución = Volumen de soluto + Volumen de solvente
Sin embargo, cuando el soluto es un sólido (por ejemplo, el azúcar de una
limonada) o un gas (el de las gaseosas), se puede decir que el volumen de la
solución es prácticamente el volumen del solvente, pues el soluto se disuelve
perfectamente en el solvente, sin ocupar un espacio significativo:
Volumen de solución ≈ Volumen de solvente
Independientemente del tipo de soluto, el peso de una solución depende tanto del
soluto y del solvente:
Peso de solución = Peso de soluto + Peso de solvente
Para conocer el peso de una solución se utiliza la DENSIDAD de la solución. Así,
si nos dicen que la densidad de la Coca Cola es 1,02 g/mL, podemos deducir que
un litro de Coca Cola pesa 1020 gramos.
Densidad de una solución = Peso de solución / Volumen de solución
Si nos dicen que se tiene una solución de 250 mL en donde están disueltos 10
gramos de soluto, el volumen de solución será de 250 mL.
Que si nos dicen que se agrega 10 mL de soluto en 250 mL de agua. En este caso
el volumen de la solución será de 260 mL, puesto que el soluto es un líquido.
2
https://www.infoagro.com/instrumentos_medida/doc_medidores_de_cloro_desinfectante_analisis.asp?
k=4
Que sólo el agua tiene densidad de 1 g/mL, pero las soluciones tienen valores de
densidad diferentes a 1, ya que el soluto ejerce un peso adicional y modifica la
densidad.
3
http://corinto.pucp.edu.pe/quimicageneral/contenido/63-concentracion-y-formas-de-expresarla.html
4
http://www.fao.org/3/y4893s/y4893s07.htm
aceptación mayor y aunque en principio suponen una inversión algo más elevada
con el tiempo es mucho más económico.
5
https://www.youtube.com/watch?v=CIzc9PShl8I
https://medidordeph.com/blog/2015/11/como-medir-el-cloro-en-el-agua/
Lo primero que tenemos que tener claro es la diferencia entre cloro libre, cloro
total y cloro combinado.
El cloro libre reacciona con los iones de amoniaco y compuestos orgánicos hasta
formar el cloro combinado que tiene menor capacidad desinfectante.
La suma de cloro combinado y cloro libre da como resultado el cloro total.
En el ambiente, ya sea en el aire, en el agua o en la tierra, coexisten abundantes
microorganismos, básicamente bacterias, hongos, virus y levaduras. Algunos
pueden llegar a ser patógenos para los humanos. Para evitar la transmisión de las
mismas utilizamos métodos de desinfección.
El cloro y algunos de sus derivados son algunos de los agentes desinfectantes
más efectivos y con más garantías de los que se han utilizado hasta ahora.
La desinfección de un medio o de una superficie no es otra cosa que la
destrucción de los microorganismos presentes mediante procedimientos físicos o
químicos.
Una vez obtenida la higiene del medio a desinfectar, el uso de desinfectantes
basados en el cloro es el método más práctico, económico y efectivo, por lo que
son los más comúnmente utilizados para la desinfección.
En el día a día, la desinfección está presente en infinidad de lugares por los que
pasamos fugazmente, o donde permanecemos durante largos espacios de tiempo.
No nos damos cuenta, pero antes y después de que nosotros toquemos muchas
superficies, algún servicio de limpieza ha procedido a lavarla y desinfectarla. La
mayoría de los espacios en el interior de los edificios públicos, sobre todo en los
hospitales, escuelas, guarderías, lavabos públicos, etc., se desinfectan a diario
con productos a base de hipoclorito sódico.
El hecho de que el agua sea un medio necesario para la vida y multiplicación de
estos microorganismos nos lleva a la consecuencia de que es uno de los
elementos sobre el cual debemos actuar prioritariamente para eliminar toda
posibilidad de transmisión de las enfermedades infecciosas. Desde que se
descubrió esta característica del agua, se empezaron a utilizar procedimientos de
desinfección que han permitido eliminar prácticamente los brotes de muchas de
estas enfermedades: cólera, fiebres tifoideas, poliomielitis, meningitis, etc.
Es así como se han desarrollado sistemas de cloración que cumplen con total
garantía el objetivo de la desinfección del agua, utilizando métodos adecuados y
realizando controles sistemáticos de la calidad del agua que se envía a nuestros
hogares.
Enfermedades de origen hídrico
Si bien los principales riesgos epidemiológicos relacionados con el consumo de
agua contaminada por gérmenes muy virulentos, como son los del cólera, las
fiebre tifoideas o la hepatitis vírica, ya no son hoy en día tan frecuentes en los
países europeos, la existencia de enfermedades de origen hídrico resultantes de
la contaminación microbiológica de las aguas de consumo humano siguen estando
de actualidad.
Por ejemplo, en el período 1981-1988 se declararon en los Estados Unidos 248
epidemias de gastroenteritis a causa del agua.
Una gran cantidad de gérmenes pueden ser la causa de epidemias de origen
hídrico: históricamente, los primeros gérmenes a los que se han atribuido han sido
las Salmonellas y las Shigellas. Hoy en día, otros microorganismos como los
Rotavirus, los Campylobacter o parásitos como Giardia se identifican como
responsables de las mismas.
La mayoría de los trastornos ocasionados por estos gérmenes son de una
gravedad moderada presentándose a menudo en forma de gastroenteritis
asociada con diarreas, dolores abdominales o vómitos. Dichos trastornos son por
lo general de corta duración. Pueden afectar a algunas personas o a comunidades
enteras, dependiendo de la calidad o el del tipo de germen presente en el agua.
Junto a estas epidemias "benignas", aparecen ocasionalmente enfermedades de
origen hídrico mucho más graves.
El tipo de germen, su modo de transmisión así como el perfil de las personas
contaminadas determinan la gravedad de la infección: los niños de corta edad, las
personas mayores, los inmunodeficientes o los enfermos representan los grupos
de población más expuestos a este riesgo. Los brotes de epidemias en las
colectividades en que dichos grupos de población sensibles son numerosos
(guarderías, escuelas, hospitales, etc.) hacen a menudo las veces de centinela y
de alerta de las autoridades.
La infección puede provenir del consumo directo del agua contaminada o de sus
diversos usos cotidianos: preparación de comidas, aseo o incluso inhalación.
La contaminación microbiológica del agua es por lo general de origen humano o
animal, transmitida por las heces. La presencia de gérmenes patógenos en las
aguas residuales, o de excrementos (de enfermos o de portadores sanos) en las
cercanías de una toma puede ser la causa de la contaminación de un recurso
hídrico.
La cloración del agua es el único sistema que garantiza que ésta llegue a nuestros
hogares con las debidas condiciones sanitarias.
El cloro y sus derivados tienen una importante aplicación en el área de la
desinfección. La legionella es una bacteria con unas 40 variedades, que pueden
encontrarse en ambientes acuáticos naturales como los ríos, los lagos o las aguas
termales, casi siempre en pequeñas concentraciones. Sin embargo, cuando el
germen aumenta de manera desproporcionada, puede ser dañino para el hombre.
Dicho aumento se produce, en la mayoría de los casos a través de los sistemas
hídricos construidos por el ser humano, como las torres de refrigeración y los
sistemas de distribución de agua potable y sanitaria, ya que en estos ambientes
alcanza las condiciones idóneas para su multiplicación (de 25º a 45º de
temperatura.
La legionella, cuya vía de transmisión es aérea, puede manifestarse de dos
formas: como una especie de neumonía conocida como "enfermedad del
legionario" o como un cuadro de tipo gripal de carácter leve denominado "fiebre
poética".
El uso del hipoclorito (lejía doméstica) se utiliza habitualmente en la desinfección
de material quirúrgico e instalaciones sanitarias y hospitalarias.
Uso y dosificación:
Para desinfección de superficies: 1 vaso por cubo de agua.
Para potabilización de agua: 2 gotas por litro de agua.
Para desinfección de verdura: 1 gota por litro de agua.