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Introducción
Todo ser vivo, tanto los organismos simples como los ya evolucionados, realizan
una serie de funciones que deben ser coordinadas y reguladas para que se
desarrollen adecuadamente. Esta regulación es necesaria para responder a los
estímulos y adaptarse a los cambios del medio ambiente, esto permite a los seres
vivos vivir en armonía con su medio ambiente. Una característica sorprendente del
medio interno es la de permanecer constante, sin importar los cambios, algunas
veces severos, con las condiciones externas. La temperatura del ambiente externo
puede variar desde el punto de congelación hasta más de 38ºC, sin embargo la
temperatura interna permanece cerca de 37ºC.
El mecanismo de regulación
Según las diferentes alteraciones que pueden darse, muchos seres vivos poseen un
mecanismo denominado homeostasis, el cual garantiza el control de las funciones
vitales dentro de los parámetros intrínsecos de cada organismo, esto es,
manteniendo las funciones fijas, en equilibrio. La homeostasis es por tanto un
mecanismo biológico de regulación.
Al realizar movimientos de forma brusca, correr o movernos muy rápido, son los
receptores de estiramientos ubicados en el huso muscular los encargados de que los
músculos de nuestro esqueleto respondan de manera autónoma, es decir, a manera
de reflejo; este reflejo se conoce como reflejo miotático. El reflejo miotático
consiste en que al estirar un músculo éste responde con una contracción que se
opone al estiramiento, esto es en la médula espinal, donde una fibra nerviosa
aferente, la cual parte del huso muscular, hace sinapsis con la neurona motora del
mismo músculo.
REGULACIÓN DE LA VENTILACIÓN
La ventilación pulmonar está controlada por el centro respiratorio en el bulbo
raquídeo. Como se indica en la figura 4, el centro respiratorio emite una señal
nerviosa al diafragma y la caja torácica, dando paso a la inspiración, aumentando el
volumen de los pulmones, activándose luego los receptores de estiramiento del
parénquima pulmonar, que emiten un señal que inhibe ahora al centro respiratorio
para que no se siga dando la inspiración sino que se relajen los músculos para dar
lugar a la espiración, disminuyendo el volumen pulmonar, y así sucesivamente con
cada inspiración y exhalación.
Retroalimentación negativa