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XI Congreso Internacional de
Investigación y Práctica Profesional
en Psicología
XXVI Jornadas de Investigación
XV Encuentro de Investigadores
en Psicología del MERCOSUR
I Encuentro de Investigación
de Terapia Ocupacional
I Encuentro de Musicoterapia
27/11 al 29/11
2019
El Síntoma y la Época.
Avances de la Investigación en Psicología
DISCAPACIDAD
TOMO 1
AUTORIDADES DE LA FACULTAD DE PSICOLOGÍA
Decano
Prof. Lic. Jorge Biglieri
Vicedecana
Prof. Dra. Lucía Arminda Rossi
Secretaria Académica
Prof. Lic. Silvia Vázquez
Secretario de Investigaciones
Prof. Dr. Martín Juan Etchevers
Secretaria de Posgrado
Prof. Dra. Isabel María Mikulic
CONSEJO DIRECTIVO
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AUTORIDADES
XI Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología
XXVI Jornadas de Investigación de la Facultad de Psicología
XV Encuentro de Investigadores en Psicología del MERCOSUR
I Encuentro de Investigación de Terapia Ocupacional
I Encuentro de Musicoterapia
El contenido, opiniones y el estilo de los trabajos publicados, previamente aprobados por el Comité Científico son exclusiva responsabilidad de los autores, y no debe considerarse
que refleja la opinión de la Facultad de Psicología de UBA.
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ÍNDICE
DISCAPACIDAD
TRABAJOS LIBRES
CÓMO CONSTRUIR INTERVENCIONES EN PROCESOS DE INCLUSIÓN EDUCATIVA, A PARTIR DEL PENSAMIENTO CLÍNICO
CONTEMPORÁNEO
Milanesi, Sofía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
RESÚMENES
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TRABAJOS LIBRES
TRABAJO LIBRE
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TRABAJO LIBRE
mir a determinado sector de la población, a las clases bajas, Tanto Martín Baró como Paulo Freire coinciden en que la es-
en la ideología paralizante y fatalista que impuso el discurso tructura social no es un dato natural sino histórico, pero esta
neoliberal. Ni el hambre, ni la desigualdad, ni el desempleo, ni la dominación termina de echar raíces cuando encuentra acogi-
falta de una educación de calidad, son fatalidades sino conse- da al interior del grupo dominado, volviéndose sentido común,
cuencias socio-políticas de decisiones tomadas por los macro- cuando se articula ideológicamente en la gente que sufre la co-
poderes dominantes. La realidad está así, porque así sirve. En lonización social. Ambos plantean que la única salida posible es
este sentido Freire (2014) subraya que nadie opta por la miseria. la historización y la práctica de clase. “No hay inmovilismo en la
En este punto quiero traer las teorizaciones de Ignacio Martín historia. Siempre hay algo que podemos hacer y rehacer” (Frei-
Baró[2] quien sostiene en su texto “El carácter ideológico del re, 2014: 37) plantea Freire, sosteniendo que es necesario que
fatalismo latinoamericano” que se dice de los pueblos latinoa- estos grupos perciban que la cultura es creación del hombre, de
mericanos que “se hallan sumidos en una siesta forzosa, [en] un su acción sobre el mundo, que no hay nada fatalmente determi-
estado de duermevela que los mantiene al margen de su propia nando en el mundo de la cultura, que la historia la construimos
historia” (Martín Baró, 1987:136) sin proyecto y sin memoria, no a la vez que nos construye; al tiempo que Martín Baró sostiene
quedándole más opción que la aceptación fatal de su destino. que “la semilla de la rebeldía, del rechazo a un destino injusto,
Este autor entiende por fatalismo “aquella comprensión de la no necesita ser sembrada: se encuentra ya en el espíritu del
existencia humana según la cual el destino de todos está ya colonizado y sólo requiere encontrar una circunstancia propicia
predeterminado y todo hecho ocurre de modo ineludible, [don- para brotar” (Martín Baró, 1987: 155) La eliminación del fatalis-
de] no les queda más opción que acatar su destino, someterse mo plantea entonces que las mayorías populares tengan una ex-
a la suerte que le prescriba su hado” (Martín Baró, 1987: 137). periencia real de modificación del mundo y de determinación de
Tanto él como Freire sostienen que las clases explotadas buscan su propio futuro; proceso en el que el cambio en las condiciones
la razón fuera de la historia, en Dios, en el destino y esto trae sociales y el cambio en las actitudes personales se posibiliten
como consecuencia sentimientos de resignación, aceptación, mutuamente. El proceso, para el autor, involucra tres cambios
conformismo, sumisión, pasividad, presentismo como formas fundamentales: la recuperación de la memoria histórica para
de adaptación que bloquean todo esfuerzo de cambio. Dicho conocer con ella su identidad, su pasado y poder proyectar un
autor plantea que las explicaciones que se dan acerca de la futuro; la organización social de las mayorías populares, toman-
indolencia latinoamericana pone lo psíquico como fundamento do conciencia de la comunidad de intereses y de los perjuicios
de la estructuración social, que las personas se incorporen o no que le trajo el aislamiento y la división; y la práctica de clase.
al sistema dependería de sus rasgos de carácter y no a la natu- En la misma línea Freire (2014) postula que las clases sociales
raleza del sistema social. Esta es una forma técnica de cargar no se acabaron, están en las calles manifestando: “lamentable-
a la víctima con la culpa, sostiene el salvadoreño. El fatalismo mente la explotación sigue, y si la explotación sigue, entonces
sería así una forma de plegarse a las fuerzas dominantes, de siguen las clases sociales” (Freire, 2014: 75) pero luego nos
dejarse llevar hacia donde imponen los poderes establecidos, advierte que es menester reinventar nuevas formas de lucha en
haciéndose más aceptable cuando se lo percibe como destino función a las circunstancias históricas y sociales y se plantea el
natural, convirtiendo la necesidad en virtud. desafío de “cómo comunicarnos con las grandes mayorías que
El fatalismo constituye una relación de sentido entre las perso- ahora se encuentran divididas en minorías y que no se perciben
nas y un mundo al que encuentran cerrado e incontrolable, es a sí mismas como mayorías” (Freire, 2014: 69).
decir, se trata de una actitud continuamente causada y reforza- Los sistemas educativos nacen de una contradicción: las clases
da por el funcionamiento opresivo de las estructuras macroso- dominantes la aceptaban como un modo de disciplinar, clasi-
ciales. El niño de las favelas o champas marginales introyecta ficar, y dar herramientas para el trabajo asalariado; mientras
el fatalismo […] como el fruto de su propia experiencia frente a que los sectores populares veían allí una posibilidad de pro-
la sociedad: día a día aprende que sus esfuerzos en la escuela greso, para alcanzar de este modo el conocimiento y la cultura.
no sirven para nada o casi nada, que la calle recompensa mal Esto nos conduce directamente a pensar un dispositivo esco-
su dedicación laboral como vendedor de periódico, cuidador de lar situado en un contexto moderno, creando una determinada
carros o limpiabotas y que, por lo tanto, es mejor no soñar ni tra- subjetividad tanto en el docente como en el alumno: el trabajo
zarse metas que nunca podrán alcanzarse. La resignación sumi- escolar y la demanda cognitiva que pesaba sobre los alumnos
sa la aprende no tanto como fruto de una transmisión de valores tenía como soporte la creación de ciudadanos para el naciente
en una subcultura cerrada, cuanto como la verificación cotidiana Estado moderno organizados sobre tiempos y espacios, ritmos y
de la inviabilidad o inutilidad de cualquier esfuerzo por cambiar secuencias coherentes a dicha lógica de funcionamiento. La or-
significativamente su propia realidad dentro de un medio que es ganización colectiva de la escolaridad de manera simultanea en
parte de un sistema social opresivo. (Martín Baró, 1987: 153). la escuela graduada, “delimita los umbrales de sensibilidad para
la enunciación de lo normal o lo anormal” (Baquero, 2000:2). Lo
dicho anteriormente nos conduce a pensar a la escolaridad en
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TRABAJO LIBRE
tanto dispositivo, tal como lo entiende Foucault: genera a partir de ese momento un nuevo tipo de subjetividad:
Lo que trato de situar bajo este nombre es, en primer lugar, si el ciudadano formado en la escuela era el soporte subjetivo
un conjunto decididamente heterogéneo que comprende dis- de los Estados Nacionales, ¿qué subjetividad otra se genera en
cursos, instituciones, instalaciones arquitectónicas, decisiones la modernidad tardía?
reglamentarias, leyes, medidas administrativas, enunciados Pensándonos como sujetos históricos, que se hacen y rehacen
científicos, proposiciones filosóficas, morales, filantrópicas, en socialmente en el encuentro con el otro, abiertos a alojar la di-
resúmen: los elementos del dispositivo pertenecen tanto a lo ferencia, nos advierte Freire: “ustedes no se imaginan lo que se
dicho como a lo no dicho. El dispositivo es la red que se estable- aprende con alguien diferente” y continúa “a veces no apren-
ce entre estos elementos. (…) He dicho que el dispositivo era demos con el que es igual, pero con el diferente aprendemos
de naturaleza esencialmente estratégica, lo que supone que se siempre” (Freire, 2014: 60). Aprender a mirar, dejarse afectar
trata de cierta manipulación de relaciones de fuerza, bien para por la diferencia, desnaturalizar el nuestro que construimos de-
desarrollarlas en una dirección concreta, bien para bloquearlas, jando por fuera lo extranjero, lo que nos resulta radicalmente
o para estabilizarlas, utilizarlas, etc. (...) El dispositivo se halla otro, suponiendo que ese nuestro lo abarca todo. Volver a escu-
pues siempre inscrito en un juego de poder, pero también siem- char una y otra vez la pregunta que nos hace Carlos Skliar
pre ligado a uno de los bordes del saber, que nacen de él pero, ¿Y donde queda aquello del otro irreductible, misterioso, innom-
asimismo lo condicionan (Foucault, 2012: 10, 12). brable, ni incluido, ni excluido, que no se rige por nuestra auto-
rización, ni por nuestro respeto, ni por nuestra tolerancia, ni por
Prácticas que encontraban su razón de ser al interior de esos nuestro reconocimiento para ser aquello que ya es y/o aquello
edificios de arquitectura tan particular como las escuelas: niños que podrá ser (Skliar, 2002: 17).
quietos, mirándole la nuca a sus compañeros durante toda una Y es en este sentido, que guiada por Skliar, vuelvo a Los anor-
jornada, donde lo único que los une, al menos en un primer males (Foucault, 2000) para cuestionar el criterio de normali-
momento, es haber nacido en un mismo tiempo que la escuela dad, que nos hace tan nosotros. Definir determinados conductas
arbitrariamente dispone (porque se supone que un niño tiene el como patógenas fue siempre un mecanismo de poder sobre las
mismo nivel de madurez que su par once meses mayor que él, sociedades. Lo que va variando, subrayando su carácter de con-
y por eso se los agrupa, y no con otro con quien solo se lleva tingente, son las conductas condenadas en cada época En la
un par de días) con momentos recreativos reglados, señalan- misma línea, cuestiones que antes eran considerados “norma-
do la escritura y la lectura como tecnologías de transmisión de les” ahora son vistas como patológicas: trastorno por déficit de
saberes, en detrimento de otras posibles. Se requiere el dis- atención con hiperactividad (ADD), trastorno de tics transitorios,
positivo para describir la normalidad: juego de poder, ligado a trastornos de aprendizaje, etc. Y así determinadas conductas se
un borde de saber. La subjetividad pertinente para ese grupo transforman en trastornos mentales[3] por medio de un con-
social se produce en instituciones que encierran una población senso entre compañeros (un voto de los miembros de la APA).
homogénea: niños, obreros, locos, presos. “Se los mira, se los Sabemos que un diagnóstico psiquiátrico, para el sujeto que lo
controla, se anota la normalidad, se castiga la desviación, se porta, es algo más que una simple taquigrafía que estandariza
apuesta permanentemente a normalizar a los individuos den- parámetros y facilita la comunicación entre profesionales. Lo
tro del espacio del encierro” (Lewkowicz, 2016:22) El maestro que va a permitir que un elemento de conducta sea considera-
moderno basaba su autoridad en un origen legítimo, en una fun- do como síntoma de una enfermedad va a ser la distancia que
ción social acordada y altamente significativa en la educación esa conducta representa con respecto a las reglas de orden y
escolar, en función de la cual ostentaba disciplina. Su matriz conformidad, definida contra un fondo de regularidad adminis-
es occidental, blanca, burguesa, patriarcal y heterosexual. Los trativa, de normatividad política y social. En este sentido, no se
alumnos aprendieron a decir lo que había que decir, las diferen- pueden dejar de considerar los efectos de poder que produ-
cias culturales, de etnia, de género, de clase se licuan en una cen los discursos: debemos pensar el DSM[4] como tecnología
sustancia escolar única y homogénea. (Narodowsky, 1999) La positiva de poder del discurso médico, que conlleva inclusión,
escuela fue cediendo/concediendo espacio para la visibilización observación, formación de saber, a partir de lo cual se da una
de las diferencias, pero podemos preguntarnos si esta “sustan- multiplicación de los efectos del poder. Un poder que no obra
cia escolar” no perdura en sus supuestos acerca de qué es un por exclusión, sino por la inclusión rigurosa y analítica de los
alumno. Esta correlación entre subjetividad ciudadana, disposi- elementos. Mecanismos que crean, producen, fabrican y pene-
tivos normalizadotes y Estado-nación en la actualidad está ago- tran en la totalidad del cuerpo social haciéndose inevitables.
tada. Al decir de Lewkowicz (2016), en la modernidad tardía se La psiquiatría recupera entonces para su campo de análisis
desvaneció el suelo donde se apoyaban dichas instituciones, los datos, comportamientos y hechos que describe (como decía-
ocupantes de las escuelas posnacionales hoy sufren de otras mos del DSM, es un modelo descriptivo, basado en la “eviden-
marcas mas vinculadas a la destitución y a la fragmentación, las cia”). La conducta se patologiza sin referirse a la alienación del
condiciones de encuentro con otros no están garantizadas. Se pensamiento, sino en función de una norma que la psiquiatría
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también controla. Pasa a ser de su dominio de injerencia todo se los reúne bajo el atributo falsamente homogeneizados de
el campo de las conductas posibles, que hasta entonces sólo la anormalidad (…) ¿Cuáles son los proyectos para los ciegos
habían gozado de estatus moral, jurídico o disciplinario. Todo afroamericanos, analfabetos y desempleados? ¿existen los su-
lo que es desorden, indisciplina, indocilidad, es factible de psi- perdotados de las clases populares? ¿y los niños deficientes
quiatrizarse. La norma se establece como regla de conducta y mentales sin tierra?” (Skliar, 2001:2). La deficiencia entonces
como regularidad funcional. Las conductas más cotidianas y fa- no es una cuestión meramente biológica, sino un conjunto de
miliares se constituyen entonces en un campo donde se enlazan discursos sociales, históricos, culturales, religiosos, morales,
las perturbaciones del orden y los trastornos de funcionamien- etc. sobre cuerpos y mentes completos, autosuficientes, disci-
to. Así la psiquiatría es entonces la ciencia y la técnica de los plinados, y bellos los que están en la base de las prácticas sobre
anormales: “[p]equeños crímenes, minúsculas delincuencias, la deficiencia. Es necesario entonces invertir lo que fue tomado
anomalías casi imperceptibles” (Foucault, 2011: 155). Lo que la como problema, y comprender que el objeto de dichos discursos
psiquiatría pone en cuestión es la inmoralidad mórbida, e inclu- son los procesos que, como dijimos, controlan, regulan, medi-
so una enfermedad de desorden. Este control sobre conductas calizan dichos cuerpos, invisibilizando todo segmento social que
no patológicas fue la condición para que el saber médico pueda exceda la deficiencia. Medicalización de la vida cotidiana, de la
generalizarse. Podemos pensar esto en correspondencia con pedagogía, de la escolarización, de la sexualidad, de la infancia
la noción de trastorno (en tanto síndrome comportamental que (Skliar, 2001).
conlleva malestar), que surge alejándose de la enfermedad, con
el fin de abarcar todo el ámbito de las conductas. El poder médi- La historia no se acabó, sigue viva y es de lucha[5]
co sobre lo no patológico es, para Foucault, el problema central Hoy, en tiempos en que desde el poder se promulga que los
de la psiquiatría. Grandes construcciones teóricas que respon- estudiantes caen en la educación pública, no quiero cerrar este
den a exigencias funcionales para sostener su ámbito de inje- trabajo de escritura sin dejar de considerar que “hay algo más
rencia. Constitución de una nueva nosografía que hay que leerla grave aún que desconocer los procesos y fenómenos democra-
en términos de beneficios tecnológicos en pos de aumentar los tizadores e igualitarios de la escuela pública, y es renunciar a la
efectos de poder/saber psiquiátricos. “Organizar y describir, no lucha por la escuela pública haciéndole el juego a la dominación
como síntomas de una enfermedad sino como síndromes de de clase” (Freire, 2014: 86). Luchar contra el sistema educativo
anomalías que valen por sí mismos” (Foucault, 2011:287). ¿No dual, con escuelas privadas que funcionan a modo de shopping,
es acaso eso lo que sigue haciendo hoy el DSM? Inducir efectos de mercado del conocimiento, y escuelas públicas para pobres,
de verdad con un discurso de ficción, de modo tal que se “fabri- en cuyo interior también funciona la lógica del mercado. Y cuan-
que” algo que todavía no existía, o sea, se ficcione: do digo esto último me refiero también a docentes proletarios
que cobran salarios de hambre, al hacinamiento en las aulas, a
Una gran proporción de estudiantes negros y latinos se con- la falta de bacantes, al deterioro edilicio. Sin todo esto garanti-
sidera que presentan problemas de conducta, mientras que la zado, no podemos hablar de una práctica educativa democráti-
mayor parte de los estudiantes blancos de clase media se les ca, emancipadora. Corrernos de nuestra autoritaria, narcisista y
proporciona la cómoda etiqueta de tener problemas de aprendi- egocéntrica mismidad, “que la mismidad se conmueva y ator-
zaje (Skliar, 2001:2). mente de una vez [p]ara que cuando el otro vuelva nos invite a
Cuando analizamos, por ejemplo, los datos del retraso escolar, su misterio, nos haga diferencia, nos difiera” (Skliar, 2002:22)
vemos que en 1991 el 30% de los chicos entre 13 y 15 años y podamos generar de una vez una política de la diferencia, sin
están todavía en primaria. Y cuando desagregamos por profe- eufemismos que enmarcaren la eterna repetición de lo igual.
sión de los padres, entre los hijos de profesionales sólo el 10% La apuesta en el mientras tanto es a generar más espacios de
tiene retraso escolar, mientras que entre los hijos de obreros no critica/autocrítica en el seno del colectivo, junto a docentes,
calificados ese porcentaje trepa al 48% (Freire, 2014:86) alumnos, padres, y preguntarnos en qué de nuestras prácticas
Los elevados índices de repitencia y deserción, acompañado estamos siendo funcionales al sistema. Quedan por “inventar las
como vimos, de diagnósticos y derivaciones pone en tela de estrategias que permitirán modificar estas relaciones de fuerza
juicio la educabilidad de los niños de sectores populares dentro y coordinarlas de forma tal que la modificación sea posible y se
de la escuela “común”. Nos preguntamos entonces con Baquero inscriba en la realidad” (Foucault, 1992: 169).
(2000), que clase de comunidad, de aparente homogeneidad,
recorta la escuela común cuando excluye o bien contiene, bajo NOTAS
sospecha de anormalidad a niños de sectores populares [1] Skliar, Carlos (2002) ¿Y si el otro no estuviera ahí? p.15
Nos introducimos así en los discursos (y sabemos que no hay [2] Ignacio Martín-Baró (Valladolid, 7 de noviembre de 1942 - San Sal-
discursos sin prácticas que los sostengan) de la deficiencia vador, 16 de noviembre de 1989) fue un psicólogo y sacerdote jesuita
“aplicados a un extraño continuum de sujetos que nada tienen español que dedicó la mayor parte de su vida a la investigación de la
en común, a no ser, justamente, el hecho de que a todos ellos difícil realidad social y política de El Salvador. Impartió clases en la Uni-
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procesos de aprendizaje, y modos de habitar la escuela, para permitirá dar cuenta de la reciprocidad entre la experiencia clí-
que éstos puedan resultar en un despliegue subjetivo y singular nica y la construcción del objeto en términos teóricos, utilizando
que habilite procesos de mayor autonomía y la construcción de la experiencia práctica como medio producción de pensamiento
modalidades posibles para generar instancias de aprendizajes original (Green, 2010).
significativos. Desde el modelo de la metapsicología ampliada de André Green
Desde la Psicopedagogía Clínica, en el marco del Psicoanálisis (1996), y sus conceptualizaciones sobre la función y estructura
Contemporáneo y el paradigma epistemológico de la subjeti- encuadrante, tomaremos la relación recursiva (Morin, 2000) en-
vidad pensamos el aprendizaje ligado a la subjetividad como tre el objeto (otro) de la relación intersubjetiva y la construcción
metabolizador transversal, donde “las formas y modalidades de de una matriz interna de sostén de los límites intrapsíquicos que
aprender de un sujeto no se reducen a la incorporación de cono- se considera como condición de posibilidad para el despliegue
cimientos (…) sino que involucran los procesos de producción de la simbolización: estructura encuadrante (Álvarez y Grunin,
simbólica a través de los cuales el sujeto interpreta y da sentido 2010). La misma supone la posibilidad de espera, demora de la
subjetivo tanto a los objetos culturales como a su propia reali- satisfacción y movimientos sustitutivos que permiten la comple-
dad psíquica” (Álvarez y Cantú, 2017, pp. 14-15). La compren- jización de la actividad representativa. Esta matriz, estructura
sión de la complejidad de los procesos psíquicos involucrados encuadrante, es construida internamente en una relación que
en los procesos de aprendizaje permite tener una perspectiva de depende del otro, sin que el Otro genere operaciones de causali-
los sujetos que no resulte estigmatizante en términos de diag- dad lineal sobre el psiquismo de unx niñx, sino considerando un
nósticos clasificatorios. entramado singular entre la oferta del Otro, y el armado de esta
En esta línea, Álvarez (2012) propone que lo que vuelve a un matriz. Esta además, no se constituye de una vez y para siempre
aprendizaje significativo es la posibilidad de que la apropiación sino que resulta más o menos estable y con posibilidades de
de los objetos sociales y culturales se acompañe de la oportu- cambio dinámicas. Los intercambios intersubjetivos significati-
nidad de otorgar sentido a la propia experiencia singular. Esto vos, contemplan la oferta simbólica y libidinal: modos de circu-
quiere decir, entre otras cosas que, así como pensamos que los lación del afecto en las relaciones adultxs-niñxs, modalidades
objetos de conocimiento (y por ende los procesos de aprendiza- de investimientodesinvestimiento, circulación de expectativas
je) se construyen, y no son dados externamente como objetos narcisistas, relación con el campo social, relaciones presencia-
a incorporar, sino que implican un trabajo psíquico y subjetivo ausencia, modalidades de abordaje de las problemáticas, las
complejo; del mismo modo, las modalidades de intervención de- novedades, entre otros aspectos que resultan fundantes e inau-
ben ser pensadas y construidas teniendo en cuenta las modali- gurales del psiquismo infantil.
dades singulares de simbolización de lxs niñxs. Introduzco una viñeta, recorte del trabajo de acompañamiento a
Por otro lado, sosteniendo que todos estos procesos se entra- la inclusión, que implica para mí el reconocimiento activo de un
man de manera recursiva con la oferta del campo social, pensa- proceso de pensamiento clínico, para dar cuenta de cómo este
remos la actividad de acompañamiento a la inclusión, como un bagaje y el trabajo en los propios límites de lx investigadorx,
trabajo intersubjetivo (entre adultx y niñx) pero que además pi- funciona como encuadre interno que sostiene las intervenciones
votea en el entre de las relaciones institucionales, expectativas habilitando procesos imaginativos y reflexivos (Alvarez & Sverd-
y circulación de significaciones sociales sobre la “normalidad” lik, 2018) en el trabajo de creación de las mismas:
y sobre los aprendizajes. A su vez, esto nos permite pensar las Es 24 de octubre, acompaño a Hernán en el ingreso a primer
acciones que se dan en el entre de estas relaciones, evitando grado de primaria desde finales del mes de marzo. Hoy hubo
tomar las “necesidades educativas” como deficiencias que por- paro de docentes y como hubo pocxs chicxs en la escuela, tra-
taría unx niñx sino como una construcción que, sabiéndose una bajaron los dos primeros (A y B) juntos, pero en el aula de pri-
construcción cultural compleja es posible mero A. Hernán va a primero B. Esto implicó pasar la jornada con
y necesario abordar desde la multiplicidad de factores que se otras maestras y otra rutina.
entraman en dicho armado. Se puede ver a Hernán con mayores índices de retracción que
Es allí donde el Pensamiento Clínico (Green) nos permite incor- otros días. No estaba de mal humor, ni se negaba a realizar las
porar todas estas condiciones en el proceso de investigación, tareas, pero parecía haber vuelto a una forma de estar muy an-
pensamiento y acción para construir intervenciones que con- terior, la que había sido su habitual hace por lo menos 4 meses
templen la especificidad del contexto educativo, la singularidad atrás. La describo: se lo ve absorto en lo que hay en las paredes,
de las modalidades de simbolización de lxs niñxs y las formas se queda mirando cosas que se encuentran colgadas ahí. Mira
en que las relaciones de éste con pares y adultxs a cargo de todo eso, pero no mira a las maestras, ni a lxs compañerxs que
su educación y acompañamiento se entraman en su proceso tiene en frente (ya que lxs sentaron en grupos). Cuando le hablo
de aprendizaje. Puesto que éste se constituye en el modelo para organizarlo, no me mira, me responde sí o no, pero eso no
de investigación propio del psicoanálisis dentro del paradigma parece hacer mucha marca en él. Su mundo interno cobra más
epistemológico de la complejidad (Álvarez y Sverdlik, 2018), nos fuerza que lo externo.
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Insisto en que me mire antes de decirle las cosas, se lo tengo Este cambio de contexto acontencial, se abrió como la posibi-
que pedir 3 o 4 veces, cuando me mira, en seguida desvía su lidad de un corte significativo en un proceso que tenía la apa-
mirada. Hasta que responde responde “oh, si, sí sí” y ahí toma el riencia de estar siendo progresivo, en el trabajo con Hernán. La
lápiz y escribe alguna letra copiando del pizarrón. repetición de modalidades similares a las de un momento pre-
Me lleva un tiempo darme cuenta de lo que está pasando. Y en vio, pero con la diferencia de los cambios que pudimos ubicar
cuanto lo registro comienzo a ser mucho más directiva cuando que se sostuvieron o conservaron y que destacábamos como: la
le hablo, con frases cortas, espero hasta que registre lo que le transmisibilidad de procesos singulares en la relación intersub-
estoy diciendo. Busco su mirada e intento sostenerla para gene- jetiva mediatizada por la palabra, los gestos y la mirada (cuando
rar los intercambios. Me tengo que poner mucho más cerca de por ejemplo dice con qué se está distrayendo); y la mayor flexi-
él, el contacto corporal se vuelve necesario nuevamente, cuando bilidad para atravesar situaciones conflictivas tomando la oferta
hace un tiempo que venimos trabajando con la posibilidad de del medio (le dicto las letras, la compañera le presta el cuader-
manejar una distancia real de un metro y medio aprox., y él no), y desplegando recursos de creación singular (se apura a co-
sostiene la autonomía de trabajo de por lo menos varios minutos piar, mira la marca que la tiza borrada dejó en el pizarrón), que
(llegando a los 15, 20 min. Despendiendo de la actividad). antes lo hubieran desestabilizado inhibiendo las posibilidades
Le digo que estamos en un salón distinto que tiene muchas co- de ensayar la creación conjunta de algún recurso elaborativo
sas que le llaman la atención. Que si quiere las podemos mirar para abordarla. Fue importante registrar estos cambios sutiles
en el recreo, y ver de qué se trata, pero que ahora haga un para intervenir sin acentuar la retracción.
esfuerzo para concentrarse en la tarea. Le pregunto, qué tene- Es a partir de este corte contingente en el continuo del traba-
mos que hacer ahora. Me responde “tarea”. Y le pregunto qué jo, que se abre la posibilidad de un espacio reflexivo diferente,
necesitamos para eso. Me responde “la seño”. “Muy bien”, le un plus, que me permite resignificar modalidades anteriores. El
digo “y qué mas… ¿qué cuanderno necesitamos?” me dice “El conocimiento del espacio y la rutina, lxs maestrxs y lxs compa-
azúl”. “Bien vamos a sacarlo”. Lo saca, comienza a trabajar con ñerxs, es decir, la posibilidad de anticipar todo esto, funciona
mucho esfuerzo. Ante mis intervenciones, después de largos para Hernán dándole un margen de libertad para que sus barre-
silencios me dice “Me estoy distrayendo con los gatos y el di- ras -límites internos que represntan instancias de elaboración
bujo”. Es muy bueno que pueda transmitir qué es lo que lo tiene psíquica: preconsciente, somato-píquica y externos, de corte y
tomado de esa forma. Que lo identifique, que lo comunique. La comunicación con el otro y el mundo externo, (Green, 1996)- se
transmisibilidad se conserva. No es el mismo estado de hace 4 hagan más permeables y el intercambio entre su mundo interno
meses -aunque se parezca mucho- porque ahora construimos y el externo se hagan más fluidas y dinámicas. Cuando todo
este nuevo recurso donde lo de afuera, y lo intersubjetivo de la esto acontece, y se conserva todo lo conocido del ambiente,
comunicación con el otro sostiene cierta consistencia y conti- Hernán puede conectarse con diferentes situaciones de clase,
nuidad a pesar de la intensidad de la retracción. de aprendizaje y de juego espontáneo con sus compañerxs, dis-
Hernán está mucho más flexible en sus posibilidades simbóli- frutando el intercambio sin que haya tantas desligaduras a nivel
cas. Si bien, se atrasa en copiar, cuando borran el pizarrón en de las barreras. Cuando esto se ve muy alterado, empiezan a
vez de enojarse (como solía sucederle ante la frustración) en verse las desligaduras en todos los niveles que se hacen pa-
seguida intenta copiar viendo la marca que dejó la tiza a pesar tente de distintas formas: “aleteo” i como desligadura a nivel
de haber sido borrada. Lo que no logra ver me lo pregunta, y yo somato-psíquico como descarga de lo que no puede ser ela-
le dicto las letras. Una compañera le pone en frente su propio borado psíquicamete; esa forma de “colgarse” con los objetos,
cuaderno y le dice “copiá de acá”. Yo le hago ver que la com- donde sostenemos la hipótesis que su mundo interno cobra más
pañera le ofrece ese recurso y lo toma. Copia rápido y se apura peso que lo que pueda estar pasando “afuera” dejando Hernán
porque entiende que la situación lo amerita. Continúa la clase. queda “pasivizado” por eso que sucede a nivel psíquico y lo lle-
En el recreo prefiere salir del salón. Después vuelve a entrar y se va a la desconexión con el afuera y la quietud como saturación
sienta con los juguetes. Mantiene algunos diálogos con compa- del proceso primario sobre el secundario (Green, 1996).
ñerxs que se sientan de a ratos con él, en el intento de armar al- Durante la primera mitad del año, Hernán tuvo la necesidad de
gún juego. En otros momentos toma los juguetes y los manipula sentarse siempre en la misma silla, la que él había elegido. La
sin darle un sentido de juego (como solía hacer meses atrás). necesidad de que sean de un color específico todos los obje-
Noto que durante el día tuvo muchos más momentos de “aleteo” tos que fuera posible “elegir” o exigir que así fuera. Del mismo
de lo que suele estar teniendo últimamente y entiendo que ne- modo “tenía” que poner su cuaderno debajo de todo en la pila
cesita mucho más la cercanía corporal, que le tome las manos de cuadernos y no podía aceptar otra ubicación para el mismo.
o los brazos cuando le hablo, para convocarlo, que le pida sos- Si algo de esto se modificaba o se intentaba interrumpir o variar,
tener la mirada, que le hable más pausado y con pocas palabras Hernán se frustraba, enojaba y angustiaba.
para no saturarlo. Si la información es excesiva se cierra. Fin de La conservación de los elementos del ambiente, la continuidad,
la viñeta. la mismidad, resultaban necesarios para él, generando cierta
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estabilidad de lo conocido, que produciría una sensación de se- subjetvidad, tampoco se habló de adaptaciones curriculares
guridad para que lo singular pueda desplegarse sin verse en (aunque las podría haber usado, pero no fue necesario), ni de
riesgo. Si todo eso no está asegurado, Hernán se retrae, se cie- “necesidades educativas especiales”, sino del armado subjetivo
rra, porque como vemos, esa es su vía privilegiada. y subjetivante de los procesos simbólicos que hacen posible los
Desde allí, se puede intervenir apuntando a generar recursos aprendizajes significativos. La apertura al otro, al intercambio
donde “lo mismo” de los objetos se conserve, cada vez más con su compañera que le ofrecía el cuaderno, a la posibilidad de
como estructura interna que externa, donde sea un “lo mismo” seguir a la maestra cuando da una clase, o incluirse en una si-
que se conserva a pesar de ir cambiando, y no tenga que recu- tuación de juego o actividad compartida con pares, por ejemplo,
rrir a la rigidez de la repetición de lo igual a nivel externo -que también resultan procesos a construir, y acompañar.
además resulta arbitrario- es decir, que queda por fuera de las A lo que virtualmente se puede ver como una relación de dos
posibilidades de simbolización que implica la ligadura del senti- -entre niñx y acompañante-, desde aquí la podemos proponer
do singular y la significación social. como una apoyatura transicional, para que modos de relación
del niñx con los otros y los objetos de investimiento se abran a
El pensamiento clínico en las intervenciones. la multiplicidad. Y ese niñx se proyecte hacia mayores niveles
No es la misma forma de intervenir en todas las situaciones, de autonomía, en la construcción de recursos singulares, que
la investigación sobre las modalidades de Hernán me permiten habiliten formas posibles, vivibles y placenteras de transitar la
acompañarlo de diferentes maneras en cada momento. En este escolaridad. Del mismo modo, se trabajó intentando no contri-
recorte presentado, hablé de cómo fue necesario modificar la buir a las intervenciones y miradas totalizadoras y esenciali-
distancia, de la importancia del contacto corporal, para convo- zantes que a veces aparecían en voces de maestrxs, directivxs,
carlo y porque entiendo que, en estos trabajos sobre las fronte- compañerxs en, por ejemplo, considerarlo como “uno de estos
ras, y límites internos y externos, uno de esos trabajos en pro- chicos” que “aprenden de determinada manera”.
ceso es el de la construcción de un cuerpo propio, diferente del La potencia del Pensamiento Clínico, en este campo de inter-
otro, a nivel simbólico para él, que pudo verse desestabilizado vención es la de sostener la mirada compleja, no binaria sobre
por los movimientos de retracción. Registrar la diferencia de sus la multiplicidad de factores que hacen subjetividades. Este po-
tiempos y poder acompañarlo, esperándolo, para no generar una sicionamiento reconoce el conflicto y la contradicción, no para
intervención intrusiva que interrumpa aún más las posibilidades anularlo o resolverlo sino para sostener una tensión paradojal
de ligadura entre sus procesos; a su vez que sostener la convo- que reconozca cuestiones opuestas y a la vez coexistentes. De
catoria a él para que pueda mantener el intercambio con el otro esa forma pensamos sus procesos de simbolización como par-
y con el afuera. Para no dejarlo a merced de sus posibilidades cialidades que hacen modalidades privilegiadas de atravesar
individuales de elaboración (que resultan todavía escasas para procesos de aprendizaje. Pero también de esa forma propone-
este nivel de desestabilización introducido por el contexto). Un mos pensar un posicionamiento epistemológico y político, que
exceso de ausencia desde el lugar de la intervención adquiriría nos permita ubicar que, por ejemplo, nuestras prácticas se in-
la modalidad del abandono. cluyen dentro de un paradigma de derechos y de salud binario y
Toda esta construcción conjunta de los modos posibles para capacitista, que es necesario reconocer y no negar si se quiere
Hernán de habitar los espacios escolares, y ligarse a los pro- pensar más allá o en el entre de esos determinismos binarios.
cesos de aprendizajes, se fueron dando en ese espacio transi- Reconocer la condición política de unx niñx “con discapacidad”
cional donde una misma como su APND, se ofrece como objeto dentro de un paradigma de derechos que se reclama esa cate-
disponible (físicamente y desde los propios procesos psíquicos) goría para existir, porque esa es la condición para ser “incluido”
para generar un encuentro que permita construir modalidades en una escuela “normal” y comprender que estas categorías
compartidas, espacios compartidos, transiciones compartidas, no son naturales en pos de asumir las condiciones históricas
que sostengan la estabilidad que antes ubicábamos como ne- de estas discursividades, y también las del propio discurso dis-
cesaria para el despliegue de la singularidad. En este proceso ciplinar. Coexisistir en este discurso, proponiedo modalidades
recursivamente se va construyendo esa estructura interna (en- alternativas no totalizantes para poder intervenir desde un lugar
cuadrante) y tiene ya cierta consistencia, puesto que cada vez que no implique la reproducción de un criterio que ordene las
puede prescindir más de estos recursos esteriotipados: ya no diferencias en términos excluyentes. En este sentido, trabajar
necesita la misma silla, ni la misma ubicación para el cuaderno, la construcción del propio cuerpo del niño, la construcción, el
puede usar otros colores y tolera muchísimo más la frustración reconocimiento y apropiación de sus recursos simbólicos y la
ante los cambios pudiendo recurrir a diferentes recursos para construcción del doble límite interno y externo a nivel psíquico
que estos no representen tan sólo la pura pérdida, sino una sus- (que sostienen la simbolización y las relaciones con el otro y con
titución complejizadora de sus posibilidades de representación. los objetos del mundo); lejos de normativizar su existencia bajo
Así como no se presentó a Hernán desde un diagnóstico psi- el mandato de una delimitación de lo que unx niñx “es”, apunta
copatológico, para evitar interpretaciones lineales sobre su a deconstruir ese rígido armado que hace identidad.
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Desde aquí la propuesta de considerar la potencia del Pensa- Álvarez, P. y Cantú, G. (2017). “Subjetividad y simbolización en la es-
miento Clínico, inmerso en las relaciones cruzadas de la escuela cuela. Problemas y perspectivas de trabajo”. En Álvarez, P. et al
con la salud y el derecho en el sistema de educación normal/es- Imaginando (en) la escuela. Experiencias de producción simbólica
pecial/inclusiva; es ponerlo a trabajar en el desafío de construir con niños y adolescentes. Buenos Aires: Entreideas.
intervenciones específicas que promuevan posibilidades subje- Álvarez, P. (2012). “La complejidad de los problemas de simbolización
tivantes en niñxs cuyas trayectorias escolares se inscriben en y aprendizaje contemporáneos. Nuevos aportes para la investiga-
las marcas de un sistema educativo con estas características. El ción.” Edición digital de la Revista Contextos de Educación. Volu-
trabajo es desafiar las fronteras entre lo “normal”, lo “especial”, men 12 Edición Especial Monográfico sobre Psicopedagogía: En
lo “incluido” y lo “excluido” sosteniendo un pensamiento de la memoria de Mónica Valle. ISSN 1514-2655 http://www.hum.unrc.
diferencia que no clasifica, sino que atiende a la parcialidad de edu.ar/publicaciones/contextos/index.html
modalidades singulares (que son partes del todo de una existen- Álvarez, P. y Grunin, J. (2010). Función encuadrante y problemáticas
cia) y que puede contribuir a disponer posibilidades de actuales de simbolización. Revista universitaria de psicoanálisis,
acompañamiento desde una mirada que potencie modos de (número 10), pp. 15-34.
hacer singulares, propiciando encuentros significativos y expe- Green, A. (1996). La metapsicología revisitada. Buenos Aires, Argen-
riencias compartidas. tina: Eudeba.
Green, A. (2010). El pensamiento clínico. Buenos Aires, Argentina:
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como objeto construido para ser pensado en sus tensiones in- La modernidad, y su escuela no sólo produjeron la infancia, sino
ternas y ser fuente de reflexión” (Álvarez y Sverdlik, 2018, p. que apoyados en discursos científicos, interpretaron a los niños
1002) incorporando “procesos imaginativos, reflexivos y sobre y más tarde a las niñas, a sus cuerpos, con un sistema de ense-
los propios límites” (Alvarez & Sverdlik, 2018; p.1005). ñanza gradual, anual y organizado por niveles, cuyas expecta-
En otros trabajos hemos admitido la necesidad de una fuerte tivas de aprendizaje modelizan tipos de trayectorias educativas
vigilancia epistemológica respecto de la inclusión del concepto comunes a todos los niños y niñas (Terigi, 2006), naturalizando
en el campo de las problemáticas educativas, admitiendo tanto un itinerario escolar progresivo, lineal, en función de un tiempo
su potencia para generar ejes de flexibilización del encuadre de aprendizaje periodizado en forma estándar.
escolar y el riesgo de que una mala interpretación reduzca a las Siguiendo el análisis que realiza Foucault (2000), a la alteridad
escuelas a centros terapéuticos (Maneffa, 2018). Desafío que se devenida anormalidad se la aborda como respuesta al peligro
expande al abordaje psicoanalítico de las problemáticas esco- que representa. Peligro de expresar lo imposible, y por qué no,
lares en general. absurdo de la utopía moderna: su Razón y su Progreso. El campo
Advertido esto, nos concentramos en la potencialidad de consi- del otro quedaba conformado por todo lo que no era hombre
derar la perspectiva psicoanalítica en el terreno pedagógico en masculino, racional, blanco, europeo de clase media; y con ello
tanto que permite pensar la escuela también como un espacio una matriz de organización familiar, ritmos del desarrollo “nor-
de inclusión psíquica (Schlemenson, 2014), como un espacio males”, una métrica de “la inteligencia”. Del mismo modo el
donde se habilitan (o no) modos de subjetivación singulares. Es saber biomédico fue sedimentando una concepción del cuerpo
decir que estamos pensando las relaciones de cada niñx con el como “algo” prediscursivo y ahistórico (Scharagrodsky, 2007).
campo social en el que se inscribe simbólica y subjetivamente, Los estudios de género permitieron deconstruir el carácter
desde una concepción de aprendizaje ligada al constante traba- esencialista de la subjetividad ligados a la heteronorma de pre-
jo identificatorio y a la problemática narcisista (Aulagnier, 2010; tensión universal sobre los que se sostuvo el Sujeto moderno
Castoriadis, 2010). fundante de la institución escolar. Dieron cuenta de la organi-
zación de preconceptos binarios sobre “lo femenino” y “lo mas-
Necesidades educativas “esenciales” culino” bajo una lógica de contrarios y complementarios: “las
La escuela (se) configura (como) un espacio de encuentro entre oscuras fuerzas del cuerpo, la carne, los sentidos y la experien-
trayectorias, trayectorias en términos de itinerarios en situación, cia” por un lado, y “las potencias del alma, el espíritu, el enten-
productos y productores de un entramado dinámico entre cada dimiento y la razón” (Scharagrodsky, 2007, P.7) por el otro. Tales
unx y la institución (Nicastro & Greco, 2012). Este entramado binarismos atravesaron siglos de organizaciones discursivas
nos muestra el nudo intrínseco de toda institución entre “lo per- y prácticas sociales (Glocer, 2015) regulando y materializando
sonal” y “lo político” que nos abre a cuestionamientos profun- cualidades identitarias fijas al hombre y a la mujer, así como una
dos, recursivos, constantes de los modos de leer problemáticas distribución de posiciones en el campo social en relación al ám-
más amplias y complejas cuyos sostenes discursivos se perfor- bito privado doméstico (mujeres) y el espacio público (hombres).
matizan en cada institución produciendo efectos particulares en Desde hace tiempo que autoras como Graciela Morgade (2001)
las condiciones subjetivantes de cada unx. vienen trabajando el modo en el que la institución escolar parti-
La escuela como campo intersubjetivo privilegiado en torno a cipa de la performatividad del género (Butler, 1993) a través de:
la exigencia de trabajo psíquico que requiere la diferencia, no los textos y las imágenes que deja y hace circular cargadas de
escapa al atravesamiento de mitos, prejuicios, estereotipos que estereotipos sexistas y otras exclusiones de tipo sociales, étni-
se intrincan con el campo deseante (Glocer, 2015), transmitien- cas, religiosas, etarias, discapacidad; el lenguaje androcéntrico,
do ideales identificatorios con fuerte poder de mandato no sólo el abordaje clásico de las ciencias sociales encarnado en los ac-
a la sexuación, sino a varios de los aspectos que integran la tos escolares dedicados a los “héroes de la patria”, la valoración
subjetividad (lenguaje, inteligencia, gestos, tonos, gustos, etc.). jerárquica de ciertas materias por sobre otras, que se basan en
Los desarrollos sobre la performatividad del género (Butler, destacar características adjudicadas a “lo masculino” (ciencias
1993), nos permiten poner a trabajar categorías teóricas pro- duras) y a lo femenino (sensibilidad, expresión artística), la edu-
pias de nuestras disciplinas que mediatizan las formas en que cación física diferenciada.
podemos comprender los procesos de subjetivación que se dan La performatividad que desarrolla la filósofa norteamericana,
el ámbito escolar para intervenir desde una perspectiva com- pone de relieve el carácter indisociable de las demarcaciones
pleja y deconstructiva. Es decir, desde una mirada compleja que discursivas culturales respecto de la forma en que se realizan
realce el conflicto, la incertidumbre y la contradicción (Morin, socialmente las diferencias sexuales; a su vez que sostiene el
2000) valorizando la diversidad y heterogeneidad de lo viviente, esfuerzo de no realizar interpretaciones lineales que aludan a
e intentando no reducirla a categorías simplistas, binarias; y de- una relación causal, sino que realza el modo complejo en que
constructiva en el sentido de habilitar la interpelación a lo que se implican. El sexo entonces queda definido como un ideal re-
es construido como “natural” en cada campo disciplinar. gulatorio que requiere prácticas reiterativas para materializarse
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(o no). No se trata de un dato dado sobre el cual se construye mos no es natural y merece ser repensada, lo cual nos devuelve
en forma artificial el género, sino que se trata de una norma la responsabilidad por todo el uso y reproducción de prácticas,
cultural (heterosexual) que gobierna dicha dicha materializa- discursos y teorías sobre el ser. Ahora bien, ¿de qué maneras
ción. Esta norma ofrece una matriz de identificación sexual que específicas se ponen en juego estos planteos en nuestras prác-
permite la formación de sujetos y a la vez excluye a otros “seres ticas en educación y salud?
abyectos” conformando un exterior constitutivo necesario. Rápidamente se nos ofrecen las categorías de educación normal
y educación especial, con un denso armado divisorio, binario,
Categorías que se abren a las diferencias en base a un criterio capacitista, que construye las identidades
En este movimiento de entender la performatividad de género “niñxs normales” y “niñxs con discapacidad” mediatizando su
como aquello que hace naturaleza donde no hay un dato natural devenir escolar y en consecuencia sus modalidades de inclusión
biológico sino un discurso cultural que construye eso como sexo psíquica y subjetiva.
“dado”, nos proponemos pensar no sólo la performatividad de En el trabajo cotidiano en las instituciones educativas una llega
género en la institución escolar sino otras categorías, todas las a advertirse de condiciones de inicio que la educación “común-
que se nos van presentando, construidas como naturales y que normal” exige en pos de llevar a cabo la construcción del “alum-
es posible y necesario repensar (Inteligencia, desarrollo, lengua- nx”. Por ejemplo, podríamos decir que “es condición para ir a la
je, autonomía). Proponemos entonces tomar la performatividad escuela primaria que lx niñx tenga un cuerpo propio”. Condición
como una categoría pívot que multiplique el gesto deconstruc- que se sostiene desde voluntades de saberes (Foucault, 2004)
tivo a muchas otras categorías normalizadoras que condicionan sobre el desarrollo bio-psíquico- cognitivo y se materializa en la
“vidas precarias” (Butler; 2017). disposición de pupitres individuales, baños individuales, llevar
Donna Haraway (1995), siguiendo a Butler y en un análisis que la propia mochila con útiles, ocupar un lugar en una formación,
recupera la historización de estos movimientos intrínsecos a las ritmos, tiempos de espera… Cuando unx niñx no responde a
teorías feministas, juega con la idea de reinvención de la na- dichas expectativas se nos hace visible el carácter arbitrario
turaleza, y propone pensar con un horizonte cyborg donde son de la “subjetividad normal”. En este sentido, el psicoanálisis y
trascendidas las rupturas entre humano y animal, entre organis- las teorías feministas nos permiten pensar que “tener un cuer-
mo (humano o animal) y máquina, y entre lo físico y lo no físico. po propio” no es algo que podamos dar por sentado, sino que
Así, desarticula la oposición naturaleza/cultura, y la autorización implica un trabajo de construcciones subjetivas complejas y
trascendente de interpretación que arma una ontología cerrada, singulares, posibles de ser vividas, en un contexto que habilite
binaria. Cyborg habitaría un mundo sin géneros, sin génesis y la circulación de las diferencias de manera no estigmatizante.
quizá sin fin. Tomamos esta ficcionalización como gesto de ima- Este es un tema central en la discapacidad cuando se determina
ginación radical en términos de Castoriadis (1993), habilitando que la naturaleza de un cuerpo es la discapacidad. ¿Qué se
la creación de nuevas imágenes de lo pensable, con potenciali- abre cuando empezamos a ahondar en el entre de esa división
dad instituyente de orden/imaginario social. Lejos de tratarse de capacidad/discapacidad? ¿Qué tan propios son los cuerpos no
una propuesta ingenua, la potencia de este posicionamiento se discapacitados?
encuentra en la posición ética- epistemológica que representa
la producción de “conocimientos situados” (Haraway, 1995). Si- La potencia de pensar-intervenir desde la paradoja
tuados en este caso significa encarnados en cuerpos marcados, Así como la lucha feminista por visibilizar y modificar la opresión
y por ello se diferencia de, a su vez que construye y desvela, de lo denominado “mujer” en la cultura patriarcal, no necesa-
la categoría del pensamiento hegemónico, occidental, colonial, riamente naturaliza ni anula la categoría mujer, tampoco nos
producido por el hombre blanco. Los conocimientos producidos impide interpelarla y entender la diferencia entre una identifi-
desde allí marcan los cuerpos generando la ilusión de que habría cación ingenua y una identidad política. Como han demostrado
una categoría no marcada que es la del “autor occidental”, cuya los estudios de género, la identidad es un tema político, pero la
mirada es directa, transparente, sin límites y abstracta. Éste es consciencia de dicha condición no resulta evidente. Por ello, en
un posicionamiento devorador, construido como “natural”, como el trabajo con niñxs y una familia que se encuentra implicada de
normal y que desde su centro divide y nombra toda alteridad. diversas maneras en el hecho de ser categorizadx “con disca-
Fue desde ese posicionamiento que desde los orígenes del sis- pacidad”, no podemos reducir nuestra intervención a un trabajo
tema educativo se fue configurando un afuera en pos de de- “concientizador”, profeta de la “buena nueva” teórica, sino que
limitar el adentro “normal” que se asociaría a lo “común”, un se trata del desafío de hacer carne el gesto deconstructivo, esto
afuera que controle la diferencia: el dispositivo de la Educación es, de renunciar a los absolutos, de hacerlos explotar y soste-
Especial. La producción y control de “lo normal común” fue po- nerse en las preguntas que nunca se cierran: ¿Trabajamos con
sible por la producción y control de una subjetividad particular: discapacidad? Quizá sí, porque no podemos negar esa condi-
niñx discapacitadx. ción política, del campo en el que se inscribe la experiencia con
A partir de allí asumimos que cada categoría con la que trabaja- esxs niñxs, dentro de un paradigma de derechos que se reclama
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esa categoría para existir, porque esa es la condición. Quizá no, BIBLIOGRAFÍA
ya que desde el pensamiento clínico trabajamos en pos de la Alvarez, P. & Sverdlik, M. (2018). en “El pensamiento clínico en la inves-
subjetividad, de su producción y complejización simbólica en un tigación psicoanalítica”. En Psicoanálisis Latinoamericano Contem-
universo cultural compartido. Esa es la paradoja, ese gesto del poráneo . Vol,I. Buenos Aires, Gomez & Tauszik editores.
“Quizá” (Derrida, 1998) en donde la contradicción y el desdobla- Aulagnier, P. (2010). La violencia de la interpretación. Del pictograma al
miento opera todo el tiempo en nuestro trabajo. enunciado. Buenos Aires, Argentina: Amorrortu.
El ejercicio del pensamiento clínico en el campo educativo im- Butler, J. (2002). Cuerpos que importan, trad. Alicia Bixio, Paidós, Bue-
plica para nosotras, entre otras cuestiones, asumir el carácter nos Aires, Paidós.
político de las intervenciones y reflexiones teórico-prácticas que Butler, J. (2017). Cuerpos aliados y lucha política, trad. María José Viejo,
llevamos a cabo en un campo en el que convergen y luchan Buenos Aires, Paidós.
múltiples discursos con pretensión y poder instituyente. En este Castoriadis, C. (1993). El inconsciente y la ciencia. Buenos Aires, Ar-
sentido, transgredir las fronteras de los dualismos que instau- gentina: Amorrortu.
ran las diferencias en relaciones jerárquicas, es ir más allá de Castoriadis, C. (2010) La institución imaginaria de la sociedad. Buenos
intentar correrse del pensamiento de la mismidad –como si algo Aires, Argentina: Trusquets Editores.
pudiera generarse por fuera, ajeno a esta lógica- sino construir Derrida, J. (1998), Políticas de la Amistad seguido de El oído de Heide-
el trabajo sobre la base de una paradoja. La paradoja niega y re- gger, trad. P. Peñalver, Madrid, Trotta.
conoce a la vez. Niega la diferencia basada en un esencialismo Foucault, M. (2004). Los órdenes del discurso. Buenos Aires, Fábula
natural, pero reconoce la diferencia, reconoce la intersecciona- Tusquets Editores S.A.
lidad y la condición política de unx niñx con discapacidad “in- Green, A. (2010). Pensamiento clínico. Bs. As.
cluido” en una escuela normal. En este sentido, apartarse de la Haraway, D.J. (1995). Ciencia, cyborgs, y mujeres. La reinvención de la
“naturaleza” constituye un primer paso que permite, por ejem- naturaleza. Madrid, España: Cátedra.
plo, trabajar generando un continuo en la diferencia (como dife- Maneffa, M. (2018). “El pensamiento clínico al servicio de la práctica
rencias de diferencias) entre esx niñx y lxs otrxs, y no un corte pedagógica”. X Congreso Internacional de Investigación y Práctica
(que presente al niñx con discapacidad como diferente de lo Profesional en Psicología XXV Jornadas de Investigación XIV En-
mismo). No negar las diferencias sobre un plano de “igualdad” cuentro de Investigadores en Psicología del MERCOSUR. Facultad
que es inexistente como punto de partida, pero no esencializar, de Psicología - Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires.
ni romantizar las “identidadades subyugadas” (Haraway, 1995). Nicastro, S., Greco, B. (2012). “Recorridos de la subjetividad en el es-
Como parte de un pensamiento clínico compartido que no cesa, pacio de educar entre sujetos”. En Entre trayectorias. Escenas y
lo hasta aquí expuesto, nos permite asumir nuestras prácticas pensamientos en espacios de formación. 2. Rosario: Homo Sapiens
en el campo de la educación inclusiva en una doble operación: Ediciones.
la del acompañamiento de procesos subjetivantes que se pue- Scharagrodsky, P. (2007). El cuerpo en la escuela. Explora E. Progra-
dan dar en el ámbito escolar; a su vez que la habilitación de un ma de capacitación multimedia. Ministerio de Educación, Ciencia y
espacio (físico, temporal y en el pensamiento) para abrir inte- Tecnología. Presidencia de la Nación.
rrogantes sobre las miradas totalizantes, esencialistas sobre la Shclemenson, S. (2003). Niños que no aprenden. Actualizaciones en el
subjetividad y de las “necesidades” educativas que de ellas se diagnóstico psicopedagógico. Paidós. Buenos Aires. Autora y com-
derivan. piladora. 1º Edición 2001 – 2º Edición.
Schlemenson, S. (2014). Modalidades de aprendizaje. Buenos Aires, Ed.
Mandioca.
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RESÚMENES
RESUMEN
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XI Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología
I Encuentro de Musicoterapia
Se terminó de editar en la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires en el mes de noviembre de 2019.