Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Los objetivos del tratamiento son preservar la función renal a corto y largo plazo
(remisión completa o parcial), prevenir recidivas, disminuir efectos secundarios,
mejorar la calidad de vida y alargar la supervivencia de los pacientes y retrasar o
evitar el desarrollo de insuficiencia renal crónica.
El tratamiento de la NL tiene 2 componentes complementarios: tratamiento
inmunosupresor y medidas generales.
El tratamiento inmunosupresor es de acuerdo a los resultados de la clase
histológica.
Clase I (mesangial-cambios mínimos): no requiere tratamiento
inmunosupresor y sólo se debe utilizar si existen complicaciones
extrarrenales
Clase II (proliferativa mesangial): si la proteinuria es <1g/24 horas, se
deben tratar las manifestaciones extrarrenales y utilizar tratamientos
antiproteinúricos (bloqueadores SRAA). Si la proteinuria es >1g/24 horas, a
pesar de usar bloqueantes del SRAA, se recomienda prednisona a dosis
bajas, asociada a micofenolato o azatioprina.
Clase III (focal) y IV (difusa): peor pronóstico. El tratamiento se divide en 2
fases: inicial o de inducción (dosis elevadas de inmunosupresores en un
periodo de 6-12 meses), y mantenimiento (dosis reducidas durante periodos
de 3-4 años). El tratamiento de inducción se basa en la administración de
esteroides e inmunosupresores. En las formas agudas, se recomienda
empezar por 3 pulsos intravenosos de 6-metil-prednisolona de 500-1000
mg, en 3 días consecutivos, seguidos de prednisona oral a dosis de 1
mg/kg/24h (máximo de 80 mg/24h) durante 4 semanas, para reducir
posteriormente de forma paulatina. El uso de ciclofosfamida oral (1-1,5
mg/kg/24h) ha demostrado ser eficaz pero apenas se usa por los efectos
adversos. El tratamiento de mantenimiento tras la fase inicial o de inducción
se basa en el uso de prednisona vo (dosis máxima 7,5 mg/24h) asociado
bien a micofenolato (mofetilo o sódico, según tolerancia digestiva) a dosis
más bajas que la utilizada en el periodo inicial (1-1,5 g/24h) o bien
azatioprina (1,5-2,5 mg/kg/24h). Una vez finalizada la fase de
mantenimiento , se puede suspender el tratamiento con esteroides en
pacientes con remisión estable para minimizar los efectos secundarios.
Clase V (membranosa lúpica): si la proteinura es nefrótica, se trata con
prednisona y un inmunosupresor (micofenolato, ciclofosfamida, azatioprina,
anticalcineurínicos). Si la proteinuria no es nefrótica y la función renal es
normal, se deben intensificar fármacos antiproteinúricos.
Clase VI (esclerosis avanzada): solo deben recibir tratamiento
inmunosupresor de acuerdo con las manifestaciones extrarrenales y
preparar al paciente para iniciar diálisis o trasplante renal.
Verduzco Mateo Andrea del Carmen 9CM57
LITIASIS RENAL
Es frecuente en países industrializados, con una incidencia anual de 1:1000
personas. Riesgo de nefrolitiasis es de 5% en mujeres y 13% en hombres. Tiene
mayor incidencia en la tercera y cuarta décadas de vida. En México, tiene una
incidencia de 2.4 casos:10000 habitantes.
El tipo de cálculo varía con la geografía y la predisposición genética. En el mundo
occidental, la mayoría (>70%) son de oxalato de calcio o fosfato de calcio. <10%
son de ácido úrico puro. Los cálculos de estruvita comprenden alrededor de 10-
25%. Litos de cistina constituyen 2%.
Se debe a un desequilibrio entre la cantidad de inhibidores (citrato, magnesio) y de
los promotores (calcio, ácido úrico, fosfatos, oxalatos) de la cristalización de la
orina. La formación de litos ocurre por una sobresaturación de orina con respecto
a los componentes iónicos de cada tipo específico de litos. La sobresaturación es
dependiente del p H urinario, concentración de solutos, complejidad, fuerza iónica.
Verduzco Mateo Andrea del Carmen 9CM57
Las manifestaciones clínicas principales son dolor (cólico ureteral, inicio súbito que
se intensifica con el tiempo) y hematuria (litos grandes, IVU, TB, neoplasias,
traumatismo, glomerulopatías, nefritis intersticial, etc.). Pueden existir síntomas
irritativos (urgencia miccional, polaquiuria, disuria), náusea, vómito. Otras
presentaciones incluyen infecciones de vías urinarias y lesión renal aguda
causada por uropatía obstructiva unilateral o bilateral.
Síndrome de dolor lumbar-hematuria: siempre debe considerarse como un
diagnóstico diferencial de nefrolitiasis, y es de exclusión cuando los pacientes
(más frecuentemente mujeres jóvenes) presentan dolor lumbar y microhematuria
persistente o macrohematuria intermitente. En un estudio de biopsias renales, se
encontró que 66% de los pacientes tenían alteraciones en el grosor de la
membrana basal glomerular y 47% tenían antecedentes de litiasis renal, aunque
ninguno tenía litos obstructivos al momento de la evaluación. Es una condición
crónica que requiere de analgesia y apoyo psicológico.
A veces la uropatía obstructiva por litiasis puede ser indolora, por lo que se debe
considerar siempre que exista falla renal sin explicación.
Los pacientes con nefrolitiasis recurrente ameritan valoración metabólica para
determinar una causa, particularmente si son niños, litos no cálcicos.
La evaluación del paciente comprende la anamnesis completa (antecedentes
personales y familiares de litiasis, medicamentos como triamtereno, aciclovir,
indinavir, etc), dieta e ingesta de líquidos, antecedentes de los litos como número,
Verduzco Mateo Andrea del Carmen 9CM57
frecuencia, edad, tamaño, riñon afectado, tipo de lito, etc.) y la exploración física.
En cuanto a estudios de laboratorio, se analiza mediante EGO, urocultivo, análisis
del cálculo, QS, estudios de imagen (Rx abdomen, TAC sin contraste, USG)
La intervención para la remoción de cálculos puede ser requerida cuando el dolor,
la obstrucción y/o la infección resultante de la nefrolitiasis no responda a manejo
conservador.
Puede optarse por litotricia extracorpórea y remoción quirúrgica de cálculos
endoscópica o percutánea.
Manejo médico incluye modificaciones en dieta (menor ingesta de sodio y proteína
animal) e ingesta de líquidos (>2-2.5 L). La restricción dietaria de calcio tiene
efectos contraproducentes porque aumenta la formación de litos, siempre y
cuando se encuentre en los valores recomendados para edad y sexo. Se pueden
tratar deficiencias de vitamina D sin la preocupación de hipercalciuria o la
formación de litos.
Los cálculos de complejos de calcio constituyen aproximadamente 70% de los
litos. Se desarrollan como resultado de hipercalciuria (tratamiento con tiazidas),
hiperoxaluria (por un aumento de ingesta, síndromes de malabsorción, o defectos
enzimáticos. El manejo para las dos primeras es restricción dietaria, adición de
carbonato de calcio con cada comida. Para los defectos enzimáticos, se requiere
de trasplante hepático para remplazar la enzima), hiperuricosuria (tres factores
principales influencian la formación de litos de ácido úrico son p H bajo, volumen
bajo, niveles elevados de ácido úrico urinario) , hipocitraturia (ingesta excesiva de
proteína, hipokalemia, acidosis metabólica, ejercicio, infecciones, etc. Se trata con
suplementos de citrato de potasio 15-25 mmol, y tratar causa subyacente),
acidosis tubular renal, algunos fármacos.
Los cálculos de estruvita crecen rápidamente y pueden afectar la función renal. Su
formación requiere de bacterias productoras de ureasa (Proteus spp, Haemophilus
spp, Yersinia spp, S. epidirmidis, Pseudomonas spp, Klebsiella spp, Ureaplasma
spp) en orina, lo que tiene como efecto la alcalinización de la orina y los fosfatos
urinarios se vuelven insolubles y forman una fase sólida con magnesio, calcio y
amoniaco.
El tratamiento es médico y quirúrgico. Antibioticoterapia para reducir crecimiento y
prevención del cálculo. Litotricia extracorpórea (<2 cm), nefrolitotomía percutánea
+ litotricia (>2cm). Terapia adicional incluyen inhibidores de ureasa (ácido
acetohidroxámico)
La cistinuria es un trastorno autosómico en el que existe un defecto tubular en el
transporte de aminoácidos, resultando en excreción aumentada de cistina,
ornitina, lisina y arginina.
Verduzco Mateo Andrea del Carmen 9CM57