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¿Queremos un
Monopolio en la
Educación?

R. J. Rushdoony

RJ Rushdoony.

El gobierno de Canadá en Ontario tomó un paso que algunos creen


que los EEUU va a tomar en poco tiempo. La legislatura en Ontario
consideró un proyecto de ley que haría ilegal que cualquier
persona, excepto una universidad operada por el Estado otorgara
títulos (Presbyterian Journal, julio 30, 1980, 6). Se han realizado
esfuerzos similares en los Estados Unidos con respecto a casas
hogares, guarderías, escuelas primarias y secundarias. Básico a
estas tentativas es la convicción que sólo el Estado es competente
de juzgar o proveer la instrucción educativa de calidad.

El hecho triste es que las instituciones del Estado están lejos de


ser las mejores y a menudo son las peores. La acreditación por el
Estado no es evidencia de calidad – muchas veces signi ca lo
opuesto. Algunas de nuestras universidades privadas más
famosas, como Harvard, nunca han sido acreditadas. ¿Para qué
deben someterse a sus inferiores?

La idea de que el Estado tiene algún tipo de sabiduría especial para


juzgar todo es una doctrina peligrosa. El Estado no es Dios ni tiene
una competencia o sabiduría especiales.

Si se aprueba la medida, cada universidad cristiana en Ontario y


todas las universidades privadas, llegarán a ser ilegales. La
educación, como el servicio postal, llegará a ser un monopolio del
Estado.

Pocas cosas son más arrogantes e ine cientes que un monopolio


verdadero. Tiene un poder coactivo y un mercado garantizado. La
calidad es cada vez una consideración de menos importancia. En
todas partes del mundo, sin embargo, los gobiernos civiles están
trabajando para ganar el control monopolístico sobre la
educación, la economía, la planeación y más. Otra palabra para
esto es el totalitarismo.

Para ganar este control, los estatistas advierten de los abusos en el


sector privado. Estos abusos son algunas veces reales y algunas
veces inventados. Regularmente leemos de una demanda
burocrática contra alguna agencia privada pero pocas veces
leemos cuando estas pruebas en su contra son falsas. Tales
historias son noticias para las últimas páginas de los diarios.

Mientras más cerca el Estado llega al control monopolista sobre


cualquier área, más corrupto es su desempeño y más
incompetente. La meta del control estatista no es el mejor servicio
sino mayor poder.

La educación era controlada completamente por el sector no-


estatal. El Estado era completamente ajeno a la escuela. Por medio
de su entrada en la educación, el Estado ha ganado el poder del
control sobre las mentes de la generación más joven y este poder
es usado cada vez más para fomentar el estatismo, no la libertad.
Estamos orgullosos de la separación del Estado y la iglesia, ¿Por
qué no debemos tener otra vez la separación de la escuela y el
Estado? Es necesario para la preservación de la libertad.

R.J. Rushdoony, Our Threatened Freedom, A Christian View of the


Menace of American Statism, Vallecito, CA, Ross House Books,
2014, ensayos presentados en la radio entre 1980-1983.

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