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Libro CAVAS PDF
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16 años de Experiencia
CENTRO DE ASISTENCIA
A VÍCTIMAS DE ATENTADOS SEXUALES
CAVAS METROPOLITANO:
16 años de Experiencia
Instituto de Criminología
Director: Elías Escaff Silva
Representante Legal: Carlos Al-korn Parra
Comité Editorial
Carolina Navarro Medel
Lorena Contreras Taibo
Sofía Huerta Castro
Marcelo Pérez Adasme
Rodrigo Torres Vicent
Diseño y diagramación
versión/producciones gráficas Ltda.
Derechos reservados
ISBN:
AGRADECIMIENTOS
PRESENTACIÓN
Capítulo I
EL CENTRO DE ASISTENCIA A VÍCTIMAS DE ATENTADOS SEXUALES
A. MISIÓN Y OBJETIVOS DEL CAVAS .................................................................... 19
1. Principios de creación del CAVAS ................................................................. 19
2. Los Objetivos del Centro ............................................................................... 21
B. EL CAVAS METROPOLITANO ............................................................................ 22
1. Contexto Institucional . .................................................................................. 22
2. El Equipo Interdisciplinario del CAVAS Metropolitano ................................. 23
3. Beneficiarios .................................................................................................. 25
4. Contexto y Asentamiento Comunitario ......................................................... 25
C. ALIANZA CON SENAME . ................................................................................... 26
D. EL TRABAJO REALIZADO: 17 AÑOS EN CIFRAS .............................................. 26
1. Datos de Casos Ingresados ............................................................................ 27
1.1. Total de Casos Ingresados por Sexo
1.2. Casos Ingresados según Vínculo con el Victimario
1.3. Casos Ingresados según Tipo de Delito
1.4. Casos Ingresados según Rango de Edad
2. Estadísticas Proyecto SENAME . ..................................................................... 30
2.1. Aspectos Sociodemográficos
2.2. Tipología de las Agresiones Sexuales en los Casos Ingresados
2.3. Resultados del Diagnóstico Psicosocial en los casos SENAME
2.4. Resultados del Programa de Intervención
Capítulo II
MARCO TEÓRICO INTEGRATIVO
A. EL MARCO JURÍDICO ........................................................................................ 49
1. Breve análisis de los Delitos Sexuales
contenidos en la Legislación Chilena ............................................................ 49
2. Opción por la no judicialización desde el Centro ........................................ 57
Centro de Asistencia a Víctimas de Atentados Sexuales • cavas Metropolitano.
Capítulo III
UN MODELO DE INTERVENCIÓN ASISTENCIAL
A. OBJETIVOS DE LA INTERVENCIÓN . ................................................................. 93
1. Objetivo General ........................................................................................... 93
2. Objetivos Específicos ..................................................................................... 93
B. FASES DE LA INTERVENCIÓN ............................................................................ 93
1. Antecedentes del Proceso de Calificación .................................................... 94
2. La Etapa de Calificación ................................................................................ 94
2.1. Entrevista Psicosocial
2.2. Entrevista Social
2.3. Entrevista Psicológica
2.4. Entrevista Legal
2.5. Toma de Decisiones
2.6. Entrevista de Devolución
3. Evaluación del Proceso de Calificación ......................................................... 100
4. Etapa Diagnóstica .......................................................................................... 102
4.1. Diagnóstico Individual
4.2. Diagnóstico Familiar
4.3. Diagnóstico Social
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índice
Capítulo IV
LA LABOR PERICIAL EN EL CAVAS Metropolitano
A. Antecedentes de la Labor Pericial en el CENTRO . ............................. 127
B. Fundamentos de la Metodología
de Evaluación Clínico-Pericial ............................................................... 128
1. Evaluación de la Credibilidad Discursiva ...................................................... 128
2. Valoración del Daño y de la Dinámica Abusiva ............................................ 130
3. La mirada Criminológica . .............................................................................. 130
C. La Metodología de Evaluación Clínico Pericial . ............................ 132
1. Análisis Criminológico de Expedientes .......................................................... 132
2. La Entrevista Clínico-Pericial . ........................................................................ 132
3. La Valoración Pericial Final ............................................................................ 133
D. Estadísticas de la labor pericial en el CAVAS Metropolitano ..... 134
Capítulo V
LA INVESTIGACIÓN EN EL Instituto de criminología
A. Estudios y Publicaciones Criminológicas ......................................... 142
B. Estudios y Publicaciones en Agresiones Sexuales . .......................... 142
1. El contexto Jurídico de las Agresiones Sexuales ............................................ 142
2. El Agresor Sexual . .......................................................................................... 143
3. Variables asociadas a la Agresión Sexual ....................................................... 144
4. Consecuencias de las Agresiones Sexuales . .................................................. 144
5. Intervención en Agresiones Sexuales . ........................................................... 145
6. Evaluación Pericial de Víctimas de Agresiones Sexuales ............................... 146
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Capítulo VI
DESAFÍOS FUTUROS
A. La implementación de la Reforma Procesal Penal
en la Región Metropolitana .................................................................... 148
B. Los Tribunales de Familia ........................................................................... 150
C. UNA REFLEXIÓN FINAL ..................................................................................... 151
BIBLIOGRAFÍA
ANEXOS
Anexo N° 1 Instrumento de Registro Diagnóstico .................................................... 157
Anexo N° 2 Plan de Tratamiento Individualizado (PTI) ............................................ 161
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PRESENTACIÓN
Este libro viene a constituir un viejo anhelo de todos los que han partici-
pado en un fascinante proyecto, el Centro de Asistencia a Víctimas de Atentados
Sexuales, CAVAS, inserto en la Policía de Investigaciones de Chile, cuyo equipo
profesional de carácter interdisciplinario, por más de 16 años, ha contribuido
no sólo a la reparación del daño psicosocial que han experimentado las víctimas
producto del delito, sino que, precisamente, ha puesto a la víctima en el centro
de atención del sistema penal.
En primer lugar, deseo explicitar un merecido reconocimiento a todos
los que han sido parte integrante del Centro, desde sus titubeantes inicios hasta
aquellos que hoy conforman un sólido equipo profesional de amplio prestigio en
el medio científico ligado al sistema penal, como de la comunidad en general.
Todos ellos, desde sus diversos roles y funciones, ya sea como profesional o como
apoyo a la función terapéutica, han dado muestras de un envidiable espíritu de
solidaridad, compromiso con el servicio público y de respeto por las personas
que se encuentran en una situación de aflicción o vulnerabilidad.
Un mérito especial tiene el actual equipo profesional, que tras dos años
de arduo trabajo ha podido sistematizar la valiosa información acumulada que
se presenta hoy en este invaluable documento, que sintetiza la experiencia de
su trabajo con más de 9.000 víctimas de delitos sexuales que han concurrido
hasta el Centro buscando ayuda. Valga también un reconocimiento a las vícti-
mas, especialmente niños y mujeres, que han confiado en los profesionales del
CAVAS, al exponer sus conflictos más íntimos y abrir sus vidas como una forma
de encontrar el equilibrio que les permita reconstruir su continuo vital, sin duda
ellas han sido el motivo de inspiración de este libro.
HISTORIA
Dentro del desarrollo mundial de la Victimología, existe consenso que
uno de los hitos importantes corresponde a los acuerdos alcanzados en 1985 en
Milán, Italia, con ocasión del VII Congreso de Naciones Unidas para la “Pre-
vención del delito y tratamiento del delincuente”. En efecto, desde allí surgen
una serie de recomendaciones para los países, entre las cuales, se encuentran
consideraciones respecto al trato, la privacidad, el tratamiento y la información
a las víctimas del delito, en especial, se aboga por aquellas más afectadas por la
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Centro de Asistencia a Víctimas de Atentados Sexuales • cavas Metropolitano.
acción delictiva, como son niños y mujeres víctimas del delito sexual. Asimismo,
se insta a los gobiernos a la creación de Centros Victimológicos con la tarea de
acoger y reparar en lo posible los daños psicológicos y sociales de las víctimas
del delito.
Se podría señalar que las principales motivaciones subyacentes a la
creación del Centro fueron, por una parte, el conocimiento de tales acuerdos
derivados del seno de Naciones Unidas, que sentaron las bases para conformar
lo que hoy llamamos el “derecho victimal” y, por otra, la constante vinculación
con la realidad observada en la Brigada de Investigación de Delitos Sexuales de
la Policía de Investigaciones de Chile, lugar al que llegaban numerosas personas,
particularmente menores de edad y mujeres, con el drama de haber sido víctimas
de algún delito sexual, sin tener la posibilidad de concurrir a algún estableci-
miento especializado con el fin de recuperarse del daño experimentado.
En este contexto, sólo dos años después de las importantes recomendacio-
nes elaboradas por la ONU, luego de una proposición al director general de la
Policía de Investigaciones de la época, se consolida el primer centro victimológico
del país, el Centro de Asistencia a Víctimas de Atentados Sexuales - CAVAS
y segundo en Iberoamérica, luego del creado por la Dra. Hilda Marchiori en
Córdoba, Argentina, en 1986.
Debe entenderse que la historia de la victimología en nuestro país comien-
za a escribirse en el año 1987, precisamente con la inauguración del CAVAS, el
día 17 de noviembre, con la presencia de importantes autoridades de gobierno,
como los ministros de educación, salud e interior. Luego de 5 arduos meses de
preparación del equipo profesional y de apoyo, el Centro inicia su fructífera labor
tendiente, por una parte, a asistir en forma integral a las víctimas de los delitos
sexuales como a sus figuras significativas y, por otra, a elaborar estrategias que
permitan a la comunidad lograr una efectiva prevención de estos ilícitos.
En verdad, el Centro nace en momentos difíciles de nuestra historia. Un
país caracterizado por una evidente concentración del poder en el gobierno,
traducida en restricciones de las libertades públicas que conllevaban una escasa
participación ciudadana, lo que se acentuaba con una clara polarización ideo-
lógica en la que el país se encontraba, además de un notorio cuestio-namiento
por parte de la comunidad internacional tanto de la forma cómo se actuaba con
relación a los derechos humanos, así como de la adopción de políticas centradas
en crecimientos macroeconómicos, de corte neoliberal que, en algún sentido
descuidaban una visión social de los conflictos.
En este contexto, la inserción de un Centro Victimológico al interior de la
policía, podría haber sido considerado por algunos como una oportunidad para
mejorar su imagen pública deteriorada producto del momento político – social
que el país vivía; sin embargo, el apoyo a este proyecto con un incuestionable
sentido humanitario, por parte de sus máximas autoridades, llevó a que la pro-
pia Policía de Investigaciones se consolidara, gracias al CAVAS, en los ámbitos
judiciales, académicos y comunitarios, tanto nacionales como internacionales,
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Presentación
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PRESENTE Y FUTURO
La fortaleza de los informes clínico periciales realizados por el equipo
interdisciplinario, los que en reiteradas ocasiones, como en los delitos sexuales
por ejemplo, se transforman en la única instancia probatoria de la existencia
del delito, producto de la no presencia de evidencias físicas que den cuenta de
la ocurrencia del mismo, genera una sobreexpectación acerca de los mismos, lo
que se traduce en un incremento de las solicitudes de intervenciones periciales,
no sólo de la Región Metropolitana y V Región, donde se encuentran ubicados
los centros capaces de dar la cobertura requerida, sino que de todas aquellas re-
giones donde los jueces o fiscales del Ministerio Público evalúan como necesaria
la participación de los peritos del INSCRIM a través de sus intervenciones.
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Presentación
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Capítulo I
EL CENTRO DE ASISTENCIA
A VÍCTIMAS DE ATENTADOS SEXUALES
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en nuestro medio de algún organismo especializado que les ayudara a reparar esta
dolorosa experiencia.
De este modo, la sensibilización alcanzada en estas intervenciones profesionales
y el conocimiento de los avances en materia de los derechos de las víctimas, especial-
mente en Europa, constituyeron los fundamentos de creación del Centro de Asistencia
a Víctimas de Atentados Sexuales que, sin duda, se erigió en un hito para el desarrollo
de la victimología en nuestro país y Latinoamérica.
La creación del CAVAS, entonces, se realiza sobre la base de ciertos principios
que le dan su norte y que contribuyen a configurar su misión. Estos principios son los
siguientes:
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El Centro de Asistencia a Víctimas de Atentados Sexuales
las consecuencias futuras de dicha agresión, tanto para la víctima como para su
familia.
6) Gratuidad. Servicio a la comunidad, especialmente de escasos recursos.
Por último, el Centro busca dar asistencia a toda la comunidad y víctimas que lo
requieran, sin que su nivel socioeconómico sea impedimento alguno para recibir
asistencia, siendo un elemento fundamental la posibilidad de ofrecer acceso a
la reparación de daño emocional a aquellas víctimas de una agresión sexual que
no cuentan con recursos económicos suficientes para acudir a profesionales en
forma particular y, por ende, quedan aún más desprotegidos frente a la comisión
de un delito de este tipo.
Estos 6 elementos forman parte de los principios que están a la base de la
creación del CAVAS. Es importante señalar que durante los años de desarrollo de la
intervención del Centro, hay principios que han ido sufriendo modificaciones en función
de la práctica y las demandas que ésta lleva implícitas, por lo que resulta fundamental
establecer cuáles fueron dichos principios originales y que ha ido ocurriendo con ellos
en el tiempo.
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B. EL CAVAS METROPOLITANO
1. Contexto Institucional
El CAVAS Metropolitano se encuentra inserto como Departamento Victimo-
ló-gico en el Instituto de Criminología de la Policía de Investigaciones de Chile. En
este sentido, el equipo de profesionales del Centro es dirigido por una Coordinadora,
quien depende directamente del Director del Instituto dependiente a su vez de la Pre-
fectura General de Unidades Estratégicas, cuyo superior final es el Director General
de la Institución, siendo éste el curso en la toma de decisiones, con un estilo vertical
de liderazgo.
No obstante, el carácter mayoritariamente profesional del equipo que conforma
el Centro, genera una dinámica interna propia que la diferencia del resto de la insti-
tución policial en la que se inserta. En este sentido, el trabajo al interior del equipo
se caracteriza por ser altamente participativo en la discusión de casos y en la toma
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3. Beneficiarios
En relación a la tarea asistencial, el Centro cubre la Región Metropolitana,
considerando como sujetos de atención las víctimas de cualquier tipo de agresión
sexual sin importar su edad.
En lo que respecta a las funciones no ligadas a la asistencia, vale decir la fun-
ciones preventiva, de asesoría y pericial, el Centro cubre las demandas provenientes
de cualquier punto del país cuyas solicitudes cuenten con la aprobación del Director
General de la Policía de Investigaciones de Chile.
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sión. Si bien en sus inicios, el Centro no contaba con los recursos computacionales
que permitiesen registrar en forma exacta y eficiente los datos asociados a cada caso,
desde el año 1988 se lleva un registro general, el que fue perfeccionado a partir del año
2001 transformándose en una base de datos que facilitan la obtención de información
estadística, resultando además materia prima para diversos estudios.
Asimismo, el trabajo realizado en cooperación con SENAME ha demandado el
registro sistemático de información relevante tanto de los datos de ingreso de pacientes,
como de los resultados obtenidos a partir de la intervención.
A continuación se describe en términos estadísticos las características generales
de la población consultante, y en forma más específica de los casos ingresados los últimos
tres años. En el segundo apartado, se presentan los datos cuantitativos obtenidos de la
implementación del Programa de Intervención Infanto-Juvenil CAVAS Metropolitano
financiado por SENAME, entre los años 1998 y 2003.
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stas cifran muestran que desde el año 1998, este Centro ha atendido a un total de
E
9.467 víctimas de agresión sexual. La población consultante ha sido mayoritariamente
la femenina, llegando a constituir el 77.6 % del total, mientras que la población mas-
culina ha sido de un 22.4 %.
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El Centro de Asistencia a Víctimas de Atentados Sexuales
*En el año 2002, al momento del Ingreso 5 casos no especificaron el delito denunciado.
*En el año 2003, al momento del ingreso 19 caso no especificó el delito denunciado.
Del total de casos ingresados en los últimos tres años, se pudo determinar el tipo
del delito en 1.335 de éstos. El tipo de agresión que presentan estos casos corresponde
mayoritariamente al delito de Abuso Sexual con un 67% del total, seguido por el delito
de Violación en un 32,8% de casos. Por otro lado, el delito de Estupro se presentó en
un 0,1% de los casos.
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relación al delito sexual. En este sentido, se confirma la hipótesis de que las víctimas
son mayoritariamente niños, de sexo femenino, los cuales en una notable proporción
conocen a su victimario y, más aún, éste corresponde a una figura significativa, por
cuanto forma parte de su contexto de desarrollo familiar.
En este sentido, la caracterización de la agresión sexual como una problemática
fundamentalmente de la infancia, avala la necesidad de respuestas sociales orientadas
a dicha población, justificando la implementación de programas en esta área.
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El Centro de Asistencia a Víctimas de Atentados Sexuales
Este dato concuerda con los resultados de estudios anteriores que señalan que
el abuso sexual de niños y adolescente, constituye un fenómeno de difícil visibilización
social, siendo uno de los factores asociados el que los actos abusivos que los agresores
realizan con gran frecuencia no deja huella física.
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Centro de Asistencia a Víctimas de Atentados Sexuales • cavas Metropolitano.
cuyo universo estuvo formado por el total de casos derivados por el SENAME, que
ingresaron al Centro durante el período Enero de 2002 y Junio de 2003 y que corres-
pondió a un total de 180 casos, todos menores de 18 años. La inclusión de los sujetos en
la muestra estuvo determinada por la existencia de una etapa diagnóstica completada,
los que sumaron un total de 60 casos.
En todos estos casos se realizó el proceso diagnóstico interdisciplinario con un
mínimo de 4 sesiones de evaluación psicológica y al menos una entrevista social. Poste-
riormente, el resultado de la elaboración conjunta de los profesionales involucrados se
materializó en un instrumento (Registro del Diagnóstico Psicosocial Individualizado)
que permitió la unificación de los elementos a diagnosticar, registrándose en forma
sistematizada los mismos niveles de información para cada caso. En este proceso par-
ticiparon todos los profesionales del equipo clínico.
A nivel individual se evaluó el nivel de desarrollo general (normal, no armónico,
bajo lo esperado), el nivel sintomatológico (todo el espectro sintomático) y el nivel
estructural (personalidad neurótica, limítrofe, psicorgánica o psicótica). A partir de
esta evaluación se estableció para cada caso una hipótesis diagnóstica basada en los
criterios del DSM IV.
A nivel familiar se evaluó, en primer término, el tipo de vínculo establecido
por la víctima y su figura de apego, clasificándolo según las categorías de Ainsworh
en vínculo seguro o vínculo inseguro en sus distintas formas (ansioso-ambivalente,
evitativo-rechazante, desorganizado). Asimismo, se evaluaron las características estruc-
turales del sistema familiar de referencia de la víctima y su funcionalidad en cuanto a
los límites (difusos, claros, rígidos), jerarquías (funcional, disfuncional), roles (rígidos,
inadecuados, flexibles) y fronteras (permeables o impermeables).
A nivel social se evaluó la presencia de variables de riesgo y de protección
existentes en el entorno inmediato de la víctima.
Con esta información se construyó una base de datos que permitió reunir y
analizar en términos estadísticos porcentuales las variables incluidas en el instrumento
de registro, permitiendo además realizar las correlaciones de dichas variables.
La distribución de las variables edad y sexo se presentó en la muestra como lo
grafica la siguiente tabla:
De este modo, se puede ver que de los 60 casos considerados para el presente
estudio, un 68% correspondió a mujeres (41 casos), mientras que el 32% restante
Tabla N° 1 Distribución por edad y sexo
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El Centro de Asistencia a Víctimas de Atentados Sexuales
fueron varones. Sin embargo, esta tendencia de las niñas a doblar en representación
a los niños cambia según el rango etáreo, ya que en el caso de los pre-escolares las
niñas prácticamente triplican a los niños, en los escolares básicos son un poco más del
doble, mientras que en los adolescentes las cifras de distribución por sexo se igualan.
Por otro lado, los rangos de edad variaron desde los 3 a los 17 años siendo el rango
etáreo de mayor representación el que corresponde a la etapa escolar básica, es decir
entre los 7 a los 12 años, con un 45% del total, seguidas por los pre-escolares de entre
3 y 6 años con un 38%. Lo anterior equivale a decir que en esta muestra el 83% de los
casos fueron niños/as menores de 12 años.
Respecto al tipo de delito que habrían sufrido los menores evaluados y al vínculo
con el agresor, estas variables se distribuyeron como se grafica en la siguiente tabla:
ausencia del estupro como modalidad de agresión. Respecto del vínculo que unía a las
víctimas con su agresor, en forma mayoritaria (42% de los casos) éste correspondía a
un conocido de la víctima cuyo vínculo se daba en el ámbito extrafamiliar. Seguido en
representación, con un 32% de los casos, el agresor correspondía a quien ocupara el
rol paterno (padre, padrastro o conviviente de la madre), representando ésta cifra los
abusos o agresiones incestuosas. Asimismo, en menos de un tercio de la muestra (27%
de los casos) el agresor correspondía a un familiar, cayendo en este grupo la única
agresora de la muestra. Sin embargo, si se suma esta cifra a la anterior, vale decir, al
total de casos en que el agresor es alguien que ocupa el rol paterno, se obtiene que en
un 58% de los casos el agresor tiene con la víctima lazos de familiaridad. Por último,
cabe destacar la ausencia de agresores desconocidos, siendo el agresor en el 100% de
los casos una persona conocida y cercana de la víctima.
A continuación se dará cuenta del resultado del diagnóstico psicológico reali-
zado a nivel individual respecto de cada niño/a. En cuanto a la evaluación del nivel de
desarrollo general alcanzado por los menores, ésta arrojó la siguiente información:
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Centro de Asistencia a Víctimas de Atentados Sexuales • cavas Metropolitano.
De este modo se observa que en forma mayoritaria con un 67% de los casos, los
menores evaluados en la muestra alcanzaron un nivel de desarrollo normal en todas
las esferas de éste (físico, cogntivo, emocional, moral, social). Mientras que el 33%
restante presentaron un desarrollo no armónico o deficitario.
A nivel sintomatológico, la evaluación realizada a cada menor mostró una pre-
valencia de síntomas en la muestra que se grafica en las Tablas N°4 y N°5:
Síntomas N° de casos %
Sintomatología remitida 12 20
Sin sintomatología 1 1.7
Total 13 21.7
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El Centro de Asistencia a Víctimas de Atentados Sexuales
Síntomas Nº de casos %
Ansiosos 40 85
Depresivos 27 57
Trastornos del sueño 23 49
Defectos de atención /concentración 23 49
Conductas evitativas 20 43
Auto/heteroagresividad 17 36
Defectos en la impulsividad 13 28
Alteración de la conducta sexual 12 26
Distorsiones cognositivas 11 23
Alteración conducta alimentaria 11 23
Síntomas disociativos 10 21
Enuresis 9 19
Conductas disociales 8 17
Hiperactividad 7 15
Reexperimentación 7 15
Oposicionismo 6 13
Hiper arousal 6 13
Alteracion de la identidad sexual 6 13
Alteracion en el lenguaje 6 13
Síntomas somatomorfos 5 11
Dificultad de aprendizaje 5 11
Maniacos 3 6
Dificultades en la lectoescritura 2 4
Dificultades psicomotoras 1 2
Encopresis 1 2
Dificultades de cálculo 1 2
Otros síntomas 14 30
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Por último, cabe destacar que en un 30% de los casos que presentaron sinto-
matología (14 casos), se observaron otros síntomas no considerados en el Registro de
Diagnóstico Psicosocial Individualizado. Entre éstos se incluían labilidad emocional
en un 11% de los casos, sentimientos de culpa en un 6%, mientras que se observó bajo
rendimiento escolar, dificultades de relación con pares, episodios de llanto, sentimientos
de rabia, aislamiento social, irritabilidad en un 4% de los casos.
La sintomatología presentada por los casos permitió en un 83.3% de éstos
configurar un diagnóstico categorial a partir de los criterios de DSM-IV; mientras que
en un 16.7% de los menores evaluados no presentó sintomatología que permitiese
establecer la existencia de un trastorno.
Trastorno Nº de casos %
Trastorno Adaptativo 31 51.6
Estrés Postraumático 9 15
Trastorno reactivo de la vinculación 5 8.3
Trastorno de Personalidad 3 5
Trastorno de la Identidad Sexual 1 1.7
Trastorno Alimenticio 1 1.7
Trastorno Ansioso no especificado 1 1.7
Trastono de ansiedad por separación 1 1.7
Trastorno de conversión 1 1.7
Amnesia Disociativa 1 1.7
Fuga Disociativa 1 1.7
Trastorno negativista desafiante 1 1.7
Trastorno depresivo no especificado 1 1.7
Trastorno distímico 1 1.7
Trastorno por déficit de atención con hiperactividad 1 1.7
Trastorno de la Infancia no especificado 1 1.7
Retardo Mental 1 1.7
Sin trastorno 10 16.7
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Por otro lado, si consideramos que dentro de los Trastornos Adaptativos diag-
nosticados el 21 corresponde a aquellos que se asocian a síntomas ansiosos o ansiosos-
depresivos, al unir esta cifra con los otros trastornos de tipo ansioso diagnosticados
(Trastorno Ansioso no especificado, Trastorno de ansiedad por separación) y al trastor-
no de Estrés Postraumático, se obtiene que el 53.3% de la muestra presenta trastornos
psicopatológicos en el espectro ansioso al momento de la evaluación.
El diagnóstico realizado a nivel de la estructura de personalidad en cada uno
de los casos arrojó la información que se grafica en la siguiente tabla:
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como modalidad estructural una pauta asociada a límites claros en la interacción entre
sus miembros. Por otro lado se observa una distribución de la frecuencia en un espectro
más amplio en aquellos casos en que la figura del agresor no pertenece al grupo familiar,
constatándose estructuras familiares que funcionan en los tres rangos descritos y de
manera más homogénea. En cuanto a los patrones funcionales en torno a los límites
se evidencia una mayor frecuencia de pautas asociadas a límites claros en el funciona-
miento familiar cuando el autor de la agresión no esta implicado directamente en la
organización del sistema familiar, recurso que no se observa por contraparte cuando
el autor de la agresión es un miembro de éste.
Respecto al nivel de funcionalidad de las jerarquías, de acuerdo a lo graficado
en la Tabla N° 11, en el 70% de los menores evaluados, el sistema familiar en el que se
insertan presenta un ordenamiento jerárquico disfuncional, mientras que en el 30%
se constata jerarquías funcionales. Cabe destacar que el comportamiento de la orga-
nización familiar cuando el autor de la agresión es el padre, se estructura en torno a
una mayor disfunción, prevaleciendo reglas confusas en la interacción en cuanto a las
labores de protección y cuidado.
Por otro lado, en relación con las fronteras del sistema familiar de los casos
evaluados, se constata que el 66.7% de ellas responden a un patrón de vinculación
con el medio abierto al intercambio, manifestándose en el 33.3% de la muestra una
resistencia a entablar una interacción o negociación con el entorno perpetuando una
lógica interna de organización.
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psicoterapeúticas individuales y/o grupales para la víctima directa, así como de estra-
tegias psicoeducativas y de apoyo.
Por otro lado, la alta prevalencia de agresiones que ocurren en el ámbito familiar,
a nivel tanto de la familia nuclear como extensa, apunta a la necesidad de incorporar
estrategias familiares de intervención que permitan abordar el daño o la alteración de
la dinámica familiar como consecuencia directa de la ocurrencia del abuso. Asimismo,
resulta un ámbito de desafío el diseño de intervenciones familiares que aborden la
disfuncionalidad previa del sistema que pudieren constituirse en variables facilitadoras
de la ocurrencia de la agresión.
Lo mismo ocurre frente a alteraciones o trastornos específicos derivados de la
experiencia de víctimización y que alteran principalmente la esfera interpersonal, por
lo que un abordaje psicoterapéutico grupal podría resultar más beneficioso y eficiente.
Dentro de estas alteraciones estarían las conductas sexualmente abusivas, el desarrollo
de habilidades de autocuidado y los trastornos de inhibición o de impulsividad. Asimis-
mo, la intervención grupal de tipo psicoeducativa parece ser una estrategia conveniente
en el abordaje de temáticas relacionadas con los estilos de crianza y que generan en los
padres de los menores víctimas gran preocupación por su relación con el abuso. Tal es
el caso de temáticas relacionadas con el desarrollo psicosexual infantil.
Por último, cabe señalar nuevamente que un perfeccionamiento en los procesos
de diagnóstico resulta un elemento central para avanzar en la búsqueda de nuevas y
mejores estrategias de intervención, que se transformen en respuestas reales para la
necesidad de reparación.
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responsable asumió su rol (8,3%). Por otro lado, en un 26% la causal de egreso corres-
pondió a la interrupción del tratamiento por traslado de residencia o por abandono.
Del total de casos ingresados (462 casos), 94 no completaron el tratamiento
iniciado (20,3%). De éstos, 9 correspondieron a interrupción por cambio de domicilio,
mientras que 85 dejaron de asistir, considerándose como deserción del tratamiento.
De este modo, la deserción observada asciende a un 18,3% del total de casos
ingresados.
Causal de Egreso/ Año 1998 1999 2000 2001 2002 2003 Total %
Adulto responsable
asume su rol — 1 7 5 3 14 30 8,3
Término del proceso
de rehabilitación 21 24 75 32 8 45 205 56,7
Superación de la
situación de riesgo social — 2 13 8 2 8 33 9,1
Deja de asistir 2 — 26 24 12 21 85 23,5
Traslado de residencia 1 — 2 3 3 — 9 2,5
TOTAL 24 27 123 72 28 88 362 100
Estas cifras permiten concluir que para un porcentaje mayoritario de los ca-
sos egresados, la intervención permitió el logro de mejoramiento en las condiciones
previas, favoreciéndose el proceso de reparación y la salud mental de las víctimas y
sus familias.
De este modo, del total de casos ingresados al programa, un 60%, es decir, 277
casos, alcanzó un logro importante de los objetivos terapéuticos planteados en relación
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El Centro de Asistencia a Víctimas de Atentados Sexuales
Nivel de Logro
en la Víctima 1998 1999 2000 2001 2002 2003 Total %
No lo termina,
interrumpe —- —- 28 17 11 29 85 23,5
Terminó la intervención
con éxito (100% logros) 23 24 82 35 8 34 206 57
Terminó la intervención,
éxito parcial (50% logros) 1 3 13 20 9 25 71 19,6
TOTAL 24 27 123 72 28 88 362 100
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Nivel de Logro
en la Familia 1998 1999 2000 2001 2002 2003 Total %
No adscrito al programa — 1 25 6 2 22 56 15,5
No lo termina, interrumpe — — 19 14 7 8 48 13,3
Lo termina sin éxito — — — 1 1 2 4 1,1
Terminó la intervención
con éxito (100% logros) 23 23 59 29 7 29 170 47
Terminó la intervención,
éxito parcial (50% logros) 1 3 20 22 11 27 84 23,2
TOTAL 24 27 123 72 28 88 362 100
relevante el nivel de éxito alcanzado en las intervenciones con los(as) menores víctimas
(76,6%), el que resultó mayor que el logrado a nivel familiar (55%). Este resultado
validaría la necesidad de intervención individual con los(as) niños(as) víctimas, aún
sin contar con recursos familiares de apoyo, reforzando también la creencia en la
capacidad y recursos infantiles de reparación y elaboración.
d. Análisis de Resultados.
El análisis de los datos estadísticos registrados respecto de los resultados del
proceso de intervención desarrollado con los 462 beneficiarios directos del programa,
señala como primera conclusión el alto nivel de efectividad alcanzado por la estrategia
interventiva del mismo (76,6.% de mejoramiento en las condiciones previas). En este
sentido, si bien los resultados resultan satisfactorios tanto a nivel de los logros indivi-
duales como familiares, la evaluación de resultados muestra un mayor nivel de logro en
el tratamiento de los(as) niños(as) víctimas, en relación al tratamiento con las víctimas
indirectas al interior del grupo familiar. Este resultado resulta altamente congruente
con las características de la estrategia terapéutica implementada en el desarrollo del
programa y que se orienta en forma principal a la víctima y sólo de manera secundaria
a su sistema familiar.
Si bien se evalúa como necesaria la orientación primaria hacia la víctima, es claro
que un mejoramiento tanto en la calidad como en la efectividad de las intervenciones
futuras, requiere una mayor consideración al lugar que ocupa el trabajo con la familia
en la recuperación de la víctima y en la reparación del daño asociado al abuso. Es por
eso que se ha incorporado esta temática con miras a desarrollar un trabajo sistemático
en el tratamiento familiar de las agresiones sexuales, como complemento al abordaje
individual.
Por último, un elemento que parece importante destacar por su relevancia teó-
rico-práctica, dice relación con los distintos niveles de dificultad que presentaron los
casos para su abordaje. En este sentido, el programa desarrollado mostró ser efectivo
en un porcentaje mayoritario de casos que respondieron positivamente a una inter-
vención de duración promedio cercana al año de tratamiento.
46
El Centro de Asistencia a Víctimas de Atentados Sexuales
Por otro lado, una cifra cercana al 23,4% de los casos presentarían caracte-
rísticas que implicarían una mayor dificultad para la intervención propuesta, lo que
se expresó indistintamente en una prolongación del tratamiento o en un abandono
o interrupción de éste. De este modo, es posible observar una importante similitud
en las características de los casos que interrumpieron el tratamiento y aquellos que
no fueron egresados durante el desarrollo del proyecto. Esta similitud se relaciona
con que ambos tipos de casos se mantienen en tratamiento por un período de tiempo
considerablemente mayor en comparación con el tiempo de duración del tratamiento
de aquellos casos que presentaron logros en éste. Lo anterior alude a necesidades
asistenciales diferenciales para estos grupos, asociadas probablemente a niveles di-
ferenciales de daño psicosocial como resultado de la situación abusiva, así como a
condiciones personales y familiares deficitarias o carenciales previas. Dentro de esto
último podemos mencionar los casos con trastornos psicopatológicos o psiquiátricos
de base, así como las condiciones previas de riesgo social grave; probablemente estos
factores se encuentran mayormente asociados a interrupción del tratamiento, así como
irregularidad en la asistencia.
En relación a la consideración de los distintos niveles de daño asociado a la
agresión sexual, esta variable aparece en directa relación con la duración del trata-
miento y específicamente, con la prolongación de éste. En este sentido, es posible
plantear que el porcentaje mayoritario de los casos exitosos, correspondería al daño
psicosocial leve y moderado, el que respondería satisfactoriamente al tratamiento
propuesto, mientras que los casos de daño grave o profundo resultarían resistentes
o crónicos en su evolución, requiriendo de tratamientos de largo plazo. Al respecto,
cabe la pregunta sobre cómo un programa de intervención de dos años de duración
responde a las necesidades de asistencia en estos casos. La respuesta a esta pregunta
debiera encontrarse en estrecha relación con la comprensión de la problemática de la
agresión sexual y de su impacto en el desarrollo infantil, de manera de poder ofrecer
respuestas sociales congruentes con dicha concepción.
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Capítulo II
A. EL MARCO JURÍDICO
1. Breve Análisis de los Delitos Sexuales contenidos
en la Legislación Chilena
El Código Penal chileno entró en vigencia en el año 1874 y el tratamiento legal
de los delitos sexuales se mantuvo invariable hasta el año 1999, fecha en que la Ley
19.617 introdujo una gran cantidad de cambios en la tipificación de estos y una serie
de avances en el ámbito procesal penal. Todas estas modificaciones era indispensable
hacerlas, puesto que los términos utilizados en el Código, la redacción misma de los
tipos legales y algunos delitos, como el Rapto, eran propios de la realidad de fines
del Siglo XIX. La mayoría de los delitos sexuales no estaban ni siquiera definidos y,
por lo tanto, había que recurrir a la doctrina y a la jurisprudencia para interpretar la
enredosa terminología allí utilizada, con la consecuente disparidad de criterios de
cada autor o cada Juez.
Los delitos sexuales están contenidos en el Título VII del Libro II del Código
Penal: “Crímenes y simples delitos contra el orden de las familias y contra la moralidad
pública”. Se cree que estos delitos no atentan necesariamente contra los mencionados
bienes jurídicos. En la actualidad hay acuerdo en la doctrina y la jurisprudencia que el
bien jurídico protegido es la Libertad Sexual, es decir, el derecho que cada uno tiene
de elegir cómo, cuándo, dónde y con quién tener relaciones sexuales. Ahora bien, este
bien jurídico no puede ser reconocido a los menores de edad, puesto que no tienen el
desarrollo psicosexual necesario y adecuado para poder ejercer libremente su sexuali-
dad y no están en condiciones de expresar su voluntad en ese sentido. En estos casos,
el bien jurídico protegido es la Indemnidad Sexual.
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a. Violación
El artículo 361 del Código Penal define este delito de la siguiente manera: “Co-
mete violación el que accede carnalmente, por vía vaginal, anal o bucal, a cualquier
persona mayor de doce años, en alguno de los casos siguientes:
1º Cuando se usa de fuerza o intimidación.
2º Cuando la víctima se halla privada de sentido, o cuando se aprovecha su inca-
pacidad para oponer resistencia.
3º Cuando se abusa de la enajenación o trastorno mental de la víctima.”
El texto legal exige como sujeto pasivo a una PERSONA (hombre o mujer) y
como sujeto activo, a un hombre. Cabe señalar que, según esta redacción, el hombre
es el único habilitado para acceder carnalmente puesto que sólo a través del pene se
puede realizar esta acción; cualquier acto de penetración utilizando objetos, los dedos
u otro, corresponde al delito de Abuso Sexual sin contacto corporal, que veremos más
adelante.
La tipicidad del delito de violación se produce por la falta de voluntad de la
víctima, la que se expresa por cualquiera de tres circunstancias:
50
Marco Teórico Integrativo
El artículo 362 del Código Penal sanciona la violación a una persona menor
de 12 años, aunque no concurran circunstancias enumeradas en el artículo anterior.
Esta causal viene dada en razón de la incapacidad legal de la ofendida para dar su
consentimiento, dada su corta edad, aún cuando no concurra ninguna de las hipótesis
de comisión del delito de violación. La ley prescinde de la voluntad por considerar a la
persona impúber (incapaz absoluta) siéndole irrelevante, inclusive, el hecho de haber
incitado ella misma al autor. Se protege la indemnidad sexual del menor de 12 años.
En cuanto a su penalidad, la violación es castigada con presidio menor en su
grado máximo a presidio mayor en su grado medio, es decir, esta pena comprende
entre tres años y un día a quince años. En el caso que la víctima sea menor de 12 años
cumplidos, la pena será de presidio mayor en cualquiera de sus grados, es decir, de
cinco años y un día a veinte años.
Es importante destacar que la Ley 19.617 de 1999, incluyó en el artículo 369
inciso 3º la violación cometida por el cónyuge o conviviente. Esta regulación no ha
estado exenta de críticas, puesto que se establecen reglas especiales que entregan al
sólo criterio de Juez la posibilidad de no dar curso al procedimiento o sobreseerlo en
atención a la gravedad de la ofensa inflingida o a requerimiento del ofendido.
Finalmente, el artículo 372 bis señala que “el que con ocasión de violación come-
tiere además homicidio en la persona de la víctima, será castigado con presidio mayor
en su grado máximo a presidio perpetuo”; es decir, de 20 años a presidio perpetuo
(con la posibilidad de obtener el beneficio de la libertad condicional).
Y además en su inciso 2º señala: “El que con ocasión de violación por vía vaginal
si la víctima fuere mujer o por vía anal si fuere hombre, cometiere además el homici-
dio del ofendido será castigado con la pena de presidio perpetuo a presidio perpetuo
calificado (mínimo 40 años de presidio).
Esta aparente redundancia y la distinción entre hombre y mujer, que podría
parecer innecesaria, se tuvo que incluir ya que antes de la Ley 19.617 de 1999 en este
delito se distinguía entre violación (víctima mujer) y violación sodomítica (víctima
hombre), y no existía la posibilidad de acceso carnal vía bucal. Además, la sanción
máxima era la pena de muerte que fue derogada de nuestra legislación y cambiada
por la de presidio perpetuo calificado.
b. Estupro
Este delito se encuentra en el artículo 363 del Código Penal en que señala: “…el
que accediere carnalmente, por vía vaginal, anal o bucal, a una persona menor de edad
pero mayor de doce años, concurriendo cualquiera de las circunstancias siguientes:
1º Abuso de anomalía o perturbación mental, aún transitoria de la víctima, que
por su menor entidad no sea constitutiva de enajenación o trastorno.
Esta circunstancia incluye las patologías psiquiátricas que padezca la víctima
que NO tengan la gravedad o intensidad necesaria para constituirse en enajenación o
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trastorno mental, puesto que si así fuera se trataría del delito de violación. El Informe
Pericial Psiquiátrico que se realice en la investigación, es el que determinará la anomalía
o perturbación mental y despejará cualquier duda en la tipificación del delito.
2º Abuso de una relación de dependencia de la víctima, como en los casos en
que el agresor está encargado de su custodia, educación o cuidado, o tiene con ella
una relación laboral.
Las relaciones de dependencia a que se refiere esta circunstancia son sólo ejem-
plificadotas, puesto que existen muchas otras formas en que se somete una voluntad
al arbitrio de otra.
3º Abuso del grave desamparo en que se encuentra la víctima.
El desamparo de la víctima puede ser físico o afectivo (niños de la calle), per-
manente o transitorio y no importa su origen. Pero si debe tener una gravedad tal, que
resulte decisivo a favor de la manifestación de voluntad de la víctima a la realización
del acceso carnal.
4º Engaño a la víctima, abusando de su inexperiencia o ignorancia sexual”.
El engaño en el delito de estupro consiste en hacer que la víctima se forme un
falso concepto de la realidad, de la identidad y propósitos del autor y de la naturaleza
y consecuencias del acto sexual. Lo que hace posible el engaño, es la inexperiencia o
ignorancia sexual.
La Penalidad en el delito de Estupro es de reclusión menor en sus grados medio
a máximo; es decir, desde 541 días a 5 años.
c. Abuso sexual
Hasta antes de la tantas veces mencionada reforma del año 1999, el artículo 366
del Código Penal establecía el delito de Abusos Deshonestos, que fue el gran “saco”
donde cabían todas las conductas sexuales que no fueran constitutivas de otro delito.
Afortunadamente en la actualidad se denomina Abuso Sexual y está definido a
partir de la conducta prohibida. En el artículo 366 ter del mismo Código, la ley define
Acción Sexual como “Cualquier acto de significación sexual y de relevancia realizado
mediante contacto corporal con la víctima, o que haya afectado los genitales, el ano o
la boca de la víctima, aun cuando no hubiere contacto corporal con ella”.
Un acto de significación sexual y de relevancia es aquel que principalmente
tiende a la excitación sexual, sea mediante contacto corporal o sin contacto corporal
(utilización de objetos) con la víctima.
La ley penal en este delito, también hace una distinción en cuanto a la edad de
la víctima, para efectos de su Penalidad. El artículo 366 señala: “El que abusivamente
realizare una acción sexual distinta del acceso carnal con una persona mayor de 12
años…”.
• Con circunstancias de la violación: reclusión menor en cualquiera de sus grados
(61 días a 5 años).
52
Marco Teórico Integrativo
• Con circunstancias del estupro: reclusión menor en sus grados mínimo a medio
(61 días a 3 años), siempre que fuere menor de 18 años.
El artículo 366 bis repite la tipificación, sólo que respecto de personas menores
de 12 años:
• Sin circunstancias de violación o estupro: reclusión menor en cualquiera de sus
grados (61 días a 5 años).
• Con circunstancias de violación o estupro: reclusión menor en sus grados medio
a máximo (541 días a 5 años).
d. Incesto
Es muy común en nuestro país que se confunda este delito con cualquier otro que
sea cometido por un pariente cercano, como por ejemplo una Violación “incestuosa”
o un Abuso Sexual “incestuoso”. En este caso se aplica la agravante de parentesco del
artículo 13 del Código Penal: “Ser el agraviado cónyuge, pariente legítimo por con-
sanguinidad o afinidad en toda la línea recta y en la colateral hasta el segundo grado
inclusive, padre o hijo natural o ilegítimo reconocido del ofensor”.
Por lo tanto, se aplica la pena establecida por la ley para la violación o el abuso
sexual, pero si concurre dicha agravante, se aumenta en un grado esa pena.
El Código Penal no define este delito. El artículo 375 señala “El que, conociendo
las relaciones que lo ligan, cometiere incesto con un ascendiente o descendiente por
consanguinidad o con un hermano consanguíneo…”. Podría definirse así el incesto
como un delito autónomo y plurisubjetivo, establecido por el legislador para el res-
guardo del orden de la familia, y que se configura por la relación sexual consentida y
el vínculo de parentesco conocido por los copartícipes.
• Delito autónomo y plurisubjetivo: puesto que constituye una figura penal inde-
pendiente de cualquier otro delito. Es de coparticipación necesaria, en virtud de
que ambos implicados en la relación sexual incestuosa son coautores del delito,
no habiendo por consiguiente, sujeto pasivo o víctima.
• El bien jurídico protegido es el Orden de la Familia: según el legislador de la
época, este “orden” puede verse afectado o alterado por la posibilidad de en-
gendrar descendencia que, atendidas razones de carácter biológico y eugenésico,
puedan ser degeneradas atendido el vínculo de parentesco consanguíneo de los
partícipes. Junto con lo anterior, y por razones de menos significación, se esti-
ma la práctica incestuosa como hiriente al sentimiento familiar y a las buenas
costumbres.
• Relación sexual consentida: en caso contrario, nos encontraríamos frente a un
delito de Violación, con la agravante de parentesco del artículo 13 del Código
Penal.
• Vínculo de parentesco y conocimiento de este: el artículo 375 del mismo texto
legal, sanciona el incesto cometido con un ascendiente o descendiente por
consanguinidad (abuelo, padre, hijo, nieto) o con un hermano consanguíneo.
Si ambos conocen el vínculo, los dos son sancionados como coautores; si ambas
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e. Sodomía
Hasta antes de la modificación realizada por la Ley 19.617 de 1999, se castigaba
el sólo hecho de ser homosexual. La tendencia universal en la actualidad es despe-
nalizar el delito de sodomía, en razón a un reconocimiento efectivo del derecho a la
libertad sexual. Ahora bien, cuando está involucrado en la relación un menor de edad,
la situación es distinta.
El artículo 365 del Código sanciona al que accediere carnalmente a un menor de
18 años de su mismo sexo, sin que medien las circunstancias de la violación o el estupro,
es decir, de común acuerdo. La justificación de la norma es que esta conducta constituye
un peligro potencial para el desarrollo sexual normal de los menores de edad.
La Penalidad del delito de Sodomía es de reclusión menor en sus grados mínimo
a medio, es decir, de 61 días a 3 años.
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Marco Teórico Integrativo
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a otras herramientas que harán posible un trabajo más diligente de las policías y los
Tribunales de Justicia.
Algunas de las normativas contenidas en la iniciativa son sancionar a todo aquel
que intervenga en la producción de material pornográfico infantil utilizando menores
de edad, y a todo aquél que comercialice, distribuya, difunda o almacene con dichos
fines material pornográfico infantil. También se aumentaron las penas para el delito
de Estupro, quedando en sanciones que van de los 3 años y un día a 10 años. Antes
era de 541 días a 5 años.
Además, se establece la inhabilitación o prohibición para condenados por
estos delitos de desempeñarse en ámbitos educacionales u otros que impliquen trato
frecuente con menores de edad, hasta por 10 años.
Dispone además la competencia de los Tribunales chilenos para conocer de
ciertos delitos sexuales (principalmente pornografía infantil), cualquiera sea el país
en el que estos se hubieren cometido, y siempre que hubieren afectado a chilenos o
hubieren sido ejecutados por chilenos. Asimismo, se aclara que los delitos de distri-
bución o comercialización de pornografía infantil se entienden cometidos en Chile
siempre que se ejecuten a través de un medio de comunicación (Internet) al que se
tenga acceso desde nuestro país.
La propuesta también sanciona al cliente en casos de prostitución de menores
de 18 años, así como el favorecimiento a la prostitución, aún cuando no fuere habitual
(actualmente se sanciona sólo cuando la conducta se ejecuta habitualmente o con
abuso de confianza).
Respecto al delito de Abuso Sexual directo (penetración de objetos o instru-
mentos), esta Ley eleva la pena para dicha conducta, considerándola un abuso sexual
agravado. Por último, se propone elevar las penas en casos de abusos sexuales cometidos
con intimidación o violencia o bajo otra circunstancia que constituya violación.
La normativa establece los 14 años como edad mínima de los menores con
capacidad para consentir en materia sexual. Anteriormente era de 12 años.
Por otro lado, actualmente se encuentra en tramitación en el Congreso Nacional
el Proyecto de Ley que crea los Tribunales de Familia. La futura puesta en marcha
de esta nueva reforma, también nos exige adecuarnos y especializarnos. Esto porque
una gran cantidad de evaluaciones y peritajes que realiza el CAVAS es por solicitud
de los actuales Juzgados de Menores, en el contexto de procesos por visitas, tuición y
protección de niños, niñas y adolescentes.
Muchos de estos temas serán de competencia de los futuros Tribunales de Fa-
milia, lo que sin duda nos obligará a implementar un trabajo conjunto que responda
a las nuevas necesidades y expectativas.
56
Marco Teórico Integrativo
B. EL MARCO PSICOSOCIAL
El enfoque actual de intervención del Centro tiene por sustento teórico una
aproximación psicosocial e integrativa a la problemática de las agresiones sexuales. Este
marco es resultado de un proceso de constante revisión y adecuación de los conceptos
utilizados y de la permanente preocupación por parte del equipo por alcanzar una mayor
comprensión del fenómeno para poder contribuir más efectivamente a la reparación
y el tratamiento de las víctimas. En este sentido, la labor investigativa realizada por
los propios profesionales del Centro ha resultado un elemento fundamental para el
desarrollo de este marco, al mismo tiempo que ha significado un aporte al desarrollo
de investigación especializada con población nacional.
De este modo, el enfoque teórico utilizado comprende una conceptualización
respecto del fenómeno de las agresiones sexuales, sus orígenes y factores de mante-
nimiento, así como una comprensión dinámica de sus efectos para el desarrollo y la
integridad psíquica de las personas afectadas.
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Marco Teórico Integrativo
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en Smith & Bentovim, 1994; Kempe en Barudy, 1998; Glaser & Frosh, 1997). En este
sentido, Barudy (1998) plantea que “no existe una relación apropiada entre un niño
y un adulto, atribuyendo la responsabilidad de éste tipo de acto exclusivamente al
adulto”(pág. 161).
En las diversas definiciones que existen de agresión sexual infantil, común-
mente se especifica la edad y el nivel de desarrollo del niño/a y del abusador. General-
mente, las definiciones seleccionan una edad cronológica para definir los límites del
abuso, considerando principalmente dos variables. Por una parte, se define la “edad de
consentimiento”, previo a lo cual el niño/a no tendría el conocimiento para consentir
o no una relación sexual. Por otro lado, se postula una diferencia de edades entre la
víctima y el agresor de alrededor de cinco años o más para que un contacto sexual sea
considerado abusivo, debido a que la asimetría de edad impediría la verdadera libertad
de decisión y la actividad sexual común, ya que los participantes tienen experiencias,
grado de madurez y expectativas diferentes (Finkelhor en Glaser & Frosh, 1997; Cantón
& Cortés, 1999).
Así, se establece como característica esencial de la agresión sexual infantil, la
existencia de una relación asimétrica, debido a la edad de los niños/as, su vulnerabi-
lidad y a que éstos estructuralmente dependen del adulto (Barudy, 1998). Es decir,
la dependencia es uno de los factores que los definen como niños/as, existiendo en la
relación entre éstos y los adultos una estructura de poder - dependencia, en donde
la confianza se constituye como parte integral de la dependencia. De este modo, la
actividad sexual entre un niño/a y un adulto siempre implica una explotación de poder,
por lo que nunca puede ser otra cosa que abuso (Glaser & Frosh, 1997).
También se considera que el acto abusivo es realizado sólo con el fin de la grati-
ficación o satisfacción sexual del adulto, tomando al niño/a como objeto, cosificándolo
(Barudy, 1998; Finkelhor, 1984). “Cuando un adulto abusa sexualmente de un niño,
considera que puede utilizar el cuerpo de éste a su antojo. (…) En el encuentro sexual
entre un adulto y un niño, éste es despojado del beneficio de la experiencia. Puesto
que el adulto es el único beneficiario, se trata de una relación abusiva” (Perrone &
Nannini, 1998, pág. 106-107).
El contacto sexual no deseado es otro elemento incluido en las definiciones.
Los diversos autores denominan que la participación del niño/a en este contacto no
deseado se realiza a través del uso de la coacción (Glaser & Frosh, 1997), coerción y
asimetría de poder (Barudy, 1998), imposición bajo presión (Kempe 1978, en Barudy,
1998), participación forzada (Minsal, 1998b), coerción mediante fuerza física, presión
o engaño (López, Hernández & Carpintero, 1995, en Cantón & Cortés, 1999), entre
otras. Una visión integradora de estos métodos coercitivos es la de Glaser y Frosh
(1997), que plantean que el abuso sexual infantil en todos los casos incluye el uso de
coacción, la cual puede ser explícita o implícita. La coacción explícita es cuando se usa
directamente la fuerza física, la violencia, el uso de armas, etc. En cambio la coacción
implícita, que es la más frecuente en niños/as, se refiere a la utilización de la relación
de dependencia de la víctima, a través de la seducción, engaño y amenazas.
Finalmente, otro aspecto central en las definiciones de abuso sexual infantil,
que se relaciona con los elementos tratados anteriormente, es la incapacidad del niño/a
de entregar un consentimiento informado o válido.
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los factores que se relacionan de manera más significativa con el nivel daño provocado
en la víctima (Huerta, Maric & Navarro, 2003).
Al respecto, diversos estudiosos e investigadores han desarrollado planteamien-
tos teóricos que intentan dar cuenta de este proceso dinámico. Si bien no es posible
establecer que dichos planteamientos se apliquen en forma homogénea en todos los
casos, estas formulaciones nos han servido para acercarnos a una mayor comprensión
de los procesos relacionales involucrados en las agresiones reiteradas o crónicas, es-
pecialmente respecto de las agresiones intrafamiliares.
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adultos, sobre los niños, son los elementos que permiten comprender su incapacidad
para tomar partido por sus hijas asegurando su protección” (Barudy 1991, pág. 22),
transformándose de esta manera en testigos o cómplices.
En su relación con la hija víctima del abuso mantiene una situación ambivalente,
pues a la par que aliada con ella en la unión de la familia, se destaca también como
competidora. Madre e hija no hablan jamás del incesto y en el momento del descubri-
miento la madre se mostrará incrédula y/o punitiva con la menor.
Este aspecto tiene una importancia relevante, pues sabemos que la reacción
negativa de la madre en el momento de la revelación adquiere una connotación muy
negativa para la hija, de cara a su pronóstico de recuperación emocional. Por otro lado,
si la esposa niega o no cree en los hechos, la negación del abusador se verá acrecentada,
pues a menudo el padre incestuoso teme la pérdida de la esposa y la desintegración
familiar (Navarro, 1998).
Las motivaciones que se esconden detrás de esta incredulidad por parte de la
madre seguirán la dinámica que especifica Glaser (1991):
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Marco Teórico Integrativo
a aquellas parejas que no han vivido este tipo de experiencias, como “relaciones no
consolidadas”, en términos de que carecen de este patrón1 .
El análisis de la historia relacional previa de la pareja permitió constatar que
el nivel de consolidación de ésta, resulta un elemento clarificador al momento de en-
tender la forma de abordar relacionalmente la situación conflictiva actual (develación
del abuso), tanto para la madre como para el agresor (Navarro, 1998).
La ocurrencia de la agresión no puede pretender explicarse sólo desde el punto
de vista de la existencia de una relación consolidada (relación con patrón previo de
enfrentamiento de crisis por ruptura de confianza). Sin embargo, al entender que estos
momentos de crisis ya descritos, prueban y definen la relación, el establecimiento de un
patrón que implique tolerancia frente a los actos de traición de confianza, sentaría las
bases para la recurrencia de dichas dinámicas. Esto generaría condiciones relacionales
propicias para la ocurrencia de la agresión, como nueva ruptura de confianza, además
de la convergencia de otros factores necesarios.
La necesaria convergencia de otros factores para la ocurrencia efectiva del abuso,
queda demostrada en la existencia de situaciones abusivas en relaciones de pareja no
consolidadas, en donde la agresión viene a constituir el primer quiebre de confianza
respecto de la pareja. En estos casos, la resolución de la crisis actual constituirá la
instancia para la formación de un patrón de repuesta. Dependiendo de la actitud de
tolerancia o intolerancia frente a la falta del compañero, se producirá, en el primer
caso, la instalación de un patrón relacional propicio para la ocurrencia de nuevas faltas;
y en el segundo caso, como desenlaces posibles se producirá el quiebre de la relación
de pareja o una reestructuración de la misma, sobre la base de la aceptación por parte
del agresor de su responsabilidad.
Por lo tanto, el nivel de consolidación de una pareja, debe ser entendido en
términos de factor de riesgo, del cual tanto las madres como los agresores son parte.
Por último, el hecho de que todas las entrevistadas consideren la ocurrencia
de la agresión de sus parejas en contra de sus hijas, un hecho que pone en riesgo la
proyección y la permanencia de la relación, le da a este hecho el carácter de crisis, en
cuanto ruptura de una continuidad. Para algunas esta será una nueva crisis por rup-
tura de confianza; para otras ésta se constituirá en la primera crisis. En algunos casos
sabemos que existe un patrón de resolución de conflictos, en otros, sólo sabemos que
existe un conflicto y la necesidad de su resolución.
Una investigación posterior realizada en el CAVAS Metropolitano (Huerta,
Maric & Navarro, 2000), reveló la existencia de una relación significativa entre la
presencia de un Patrón de Enfrentamiento en la pareja parental y el daño en la víc-
tima. En este sentido, se observó que la conjunción patrón tolerante - cronicidad del
abuso, resulta predictor de un daño profundo, en tanto la presencia de un patrón no
tolerante con un número de eventos inferior a diez, resulta predictor de un daño leve-
moderado. De este modo, este estudio reveló que las víctimas de abusos incestuosos
1
El concepto de consolidación no implica una afirmación evaluativa respecto de la calidad de la
relación, sino que sólo intenta dar cuenta del hecho de que existe o no un mecanismo ya creado,
utilizado y probado, que es parte de la dinámica relacional implícita.
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que presentaban mayor daño psicológico fueron aquellas cuyo contexto familiar estaba
definido por un patrón relacional tolerante ante la develación del abuso (aceptación,
negación y/o minimización) y en el que existía cronicidad. Dicho daño se expresó a
nivel de la estructuración de la personalidad, ya fuera a través de una alteración severa
del desarrollo de la psicosexualidad; una alteración severa de la vinculación; inhibición
social, relacional y/o afectiva extrema; o una disociación profunda.
De este modo, esta línea de investigación desarrollada en el CAVAS Metropo-
litano respecto de los abusos incestuosos, nos ha llevado a una mayor comprensión
del fenómeno en cuanto a su impacto para la víctima y las variables asociadas. En este
sentido, ha quedado en evidencia la necesariedad de considerar como variables centra-
les del tratamieto de estas víctimas la inclusión de los procesos familiares, parentales
y de pareja involucrados.
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efectos diferenciales en los niños/as víctimas (Smith & Bentovim, 1994; Glaser &
Frosh, 1997; Cantón & Cortés, 1999; López, 1993; Finkelhor, 1993; Huerta, Maric &
Navarro, 2003). Así, los autores describen factores de la situación abusiva, del agresor,
de la familia, de la reacción ante la develación del abuso y características evolutivas
del niño, como elementos que influencian un mejor o peor ajuste como consecuencia
de la agresión sexual infantil.
De esta forma, señalan varios factores que parecen agravar los efectos de las
agresiones sexuales, presentando los niños/as mayores síntomas y consecuencias más
graves. Entre éstos se encuentran las características de la experiencia de agresión sexual
misma, como son el que la experiencia de abuso sea repetitiva y crónica, la presencia de
contacto genital y penetración sexual y el uso de la violencia o coerción para cometer
la agresión. Al respecto otro estudio realizado en el CAVAS Metropolitano mostró
que la cronicidad del abuso, resulta una variable predictora de un daño profundo en
la víctima, mientras que la presencia de un número de eventos inferior a diez, resulta
predictor de un daño leve-moderado (Huerta, Maric & Navarro, 2000).
En cuanto a factores relativos al agresor, los niños/as presentan efectos más
graves cuando el agresor es un adulto, en comparación a cuando el agresor es un
adolescente, lo cual estaría dado por la diferencia de autoridad. La existencia de un
vínculo previo entre el agresor y la víctima también se relacionaría con mayores efec-
tos, lo cual puede ser atribuido a la relación de confianza preexistente, pero también
a que las agresiones por conocidos se caracterizan por ser más serias (generalmente
son crónicas, incluyen penetración, etc). Dentro de esto, cuando el agresor es el padre
o padrastro del niño/a el abuso traería mayores consecuencias, sin embargo, no hay
concordancia respecto a cual de estas dos figuras implica efectos más graves en los
niños/as. Así, Gomes-Schwartz et al. (1990, en Smith & Bentovim, 1994) plantean que
aquellos niños/as abusados por sus padres biológicos, habrían sido afectados menos
seriamente que aquellos abusados por sus padrastros. Sin embargo, Huerta, Maric &
Navarro (2003), en un estudio nacional con población consultante del CAVAS, obser-
varon que la existencia o no de un lazo de consanguineidad con la figura parental no es
un elemento que permita predecir el daño que dicha experiencia tendrá en el niño/a,
prevaleciendo por sobre esto el factor vincular asociado al rol parental.
Los aspectos familiares, tales como la existencia de experiencias estresantes
y dificultades en las relaciones familiares previas al abuso, influencian, generando la
agresión sexual mayores efectos en los niños/as.
La reacción ante la develación de la experiencia abusiva es un factor relevante,
debido a que cuando existe incredulidad del abuso por parte de la familia o el entorno,
una actitud hostil de la madre hacia el hijo/a tras la manifestación del abuso, el niño/a
no recibe apoyo de su familia, o es alejado de su hogar tras el abuso, se generan efec-
tos de mayor gravedad. Al respecto, se ha considerado que la reacción de la madre
frente a la develación del abuso representa el factor de mayor relevancia respecto del
pronóstico de recuperación emocional del niño (Glaser, 1991; Cahill et al. 1999). En
este mismo sentido, se concluye que las víctimas de agresión sexual que presentaban
mayor daño psicológico fueron aquellas cuyo contexto familiar estaba definido por
un patrón relacional tolerante ante la develación del abuso (aceptación, negación y/o
minimización) y en el que existía cronicidad (Huerta, Maric & Navarro, 2000).
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con una notoria mayor frecuencia en relación al resto de la sintomatología fueron los
síntomas ansiosos los que se manifestaron en un 85% de los casos que presentaron
sintomatología, seguidos por los síntomas depresivos los que se observaron en un
57% de estos casos. En un segundo rango de prevalencia, entre un 39% y un 20% de
los casos evaluados que presentaron sintomatología, se observó la presencia de auto
o heteroagresividad, defectos de la impulsividad, alteración de la conducta sexual,
distorsiones cognitivas, alteración de la conducta alimentaria y síntomas disociativos.
Asimismo, entre un 19% y un 10% de los casos presentó enuresis, conductas disociales,
hiperactividad, reexperimentación, oposicionismo, aumento de la activación, alteración
de la identidad sexual, alteración del lenguaje, síntomas somatomorfos y alteración
del lenguaje. Como síntomas residuales, es decir, que se presentan en menos de un
10% de los casos, se observaron síntomas maníacos, dificultades en la lectoescritura,
dificultades psicomotoras, encopresis y dificultades de cálculo.
Por otro lado, el trastorno de mayor prevalencia en la muestra fue el Trastorno
Adaptativo el que se diagnosticó en un 51.6% de los casos. A éste, con una significativa
menor representación, le sigue el Trastorno de Estrés Postraumático el que se diag-
nosticó en un 15% de los casos. Les siguen en orden de preponderancia el Trastorno
Reactivo de la Vinculación que se consignó en un 8,3% de los casos y el Trastorno de
Personalidad en un 5%.
De este modo, los datos de este estudio confirman que la experiencia abusiva
provoca en forma mayoritaria una respuesta psicopatológica expresada en síntomas
principalmente de tipo emocional (ansiosos, depresivos) y en trastornos principalmente
del espectro ansioso que alteran en forma significativa el normal funcionamiento de la
víctima. Respecto de esto, se observó en forma significativa la presencia de trastornos
mayoritariamente de tipo reactivo (Trastorno Adaptativo, EPT) y, en segundo orden,
los que presentan un nivel de cronicidad con una alteración del proceso de desarrollo y
de estructuración de la personalidad (Trastorno Reactivo de la Vinculación, Trastorno
de Personalidad).
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o indirectamente del agresor, pudiendo ser reforzados por actitudes negativas de otras
personas de la familia o comunidad ante el conocimiento del hecho abusivo.
El impacto psicológico de la estigmatización se asocia a los sentimientos de
aislamiento, culpa y vergüenza que presentan las víctimas, así como al sentimiento de
ser diferente a los demás, basado en la creencia incorrecta de que nadie más ha tenido
una experiencia como la propia y de que otros lo rechazarán por haber vivenciado una
experiencia abusiva sexual.
Este modelo conceptual resulta útil para evaluar clínicamente los efectos del
abuso, lo cual debe tomar en cuenta aspectos previos (personalidad del niño/a y
características de su familia) y posteriores (la reacción familiar a la develación y la
respuesta social e institucional ante ésta), debido a que a pesar de que la experiencia
de abuso es el agente traumático central en las víctimas, las dinámicas traumatizantes
no son aplicables solamente a la experiencia abusiva, ya que es un proceso que tiene
una historia previa y un futuro posterior al abuso.
A su vez, una aproximación comprensiva nos permite formular estrategias de
intervención que tengan como objetivo la superación de los efectos de la agresión
sexual, planteando directrices acordes a estas dinámicas.
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Marco Teórico Integrativo
corporal). Así también se presenta un mayor riesgo de volver a ser víctimas de nuevas
agresiones sexuales, por su pareja u otros (lo que ha sido llamado revictimización).
Es fundamental comprender que la configuración de un trastorno o alteración
de identidad no constituye un proceso lineal o unívoco que se desarrolle en todas las
víctimas. Sin embargo, la presencia de este tipo de alteración constituye un fenómeno
grave, entendiendo que la agresión sexual no sólo implicaría una trasgresión de los
límites corporales, sino también personales, en tanto no se reconoce la individualidad
y necesidades propias del sujeto, imponiendo desde fuera un uso por parte de otros
de su propio cuerpo, viéndose dañada la imagen corporal como parte constituyente
de la identidad.
Por último, en una de las investigaciones realizadas con una muestra de la po-
blación consultante del CAVAS Metropolitano, mostró que en los casos en que exista
un contexto familiar que presente un patrón relacional tolerante ante la develación
y en que exista cronicidad del abuso, las víctimas estarán expuestas a sufrir el mayor
daño psicológico, generando un impacto profundo asociado a un daño a nivel de la
estructuración de la personalidad, que se expresa en uno o varios de los siguientes
aspectos: alteración severa del desarrollo de la psicosexualidad; alteración severa de
la vinculación; inhibición social, relacional y/o afectiva extrema; disociación profunda
(Huerta, Maric & Navarro, 2003).
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Si bien, por variables de temporalidad, no resulta fácil visualizar cómo es que una
víctima actual pueda llegar a transformarse en agresor/a, las tempranas alteraciones del
desarrollo psicosexual expresadas a través del desarrollo de conductas abusivas hacia
otros niños/as menores, pudiese ser un indicador de alerta.
De esta forma, el tratamiento a las víctimas, en este caso de agresión sexual, no
sólo debiera atender a que éstas superen su trauma psíquico, sino que al mismo tiempo
también debiera apuntar a prevenir la transformación de víctimas en victimarios.
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positiva e integrada, superando así las secuelas ocasionadas por el abuso (Capella &
Miranda, 2003).
De esta forma, es necesario saber detectar estas alteraciones tempranamente
(como trastorno y como síntomas), e incorporar al trabajo terapéutico, el trabajo de
límites corporales y/o personales, como fundamental en un adecuado desarrollo y
establecimiento de una imagen corporal positiva, además de ser abordado como un
importante tópico en la prevención de posibles revictimizaciones. Además es nece-
sario incorporar el abordaje de la imagen corporal personal, relacionada ésta con el
desarrollo de una clara identidad personal (CAVAS, 2002).
Además de lo mencionado respecto de la necesidad de reparación del daño en
las víctimas y del favorecimiento de un desarrollo sano y armónico, la intervención
especializada de tipo terciaria en niños víctimas de agresiones sexuales, aparece justi-
ficada en su relevancia a partir del carácter intrínsicamente preventivo de la interven-
ción. Al respecto, las ideas y conceptos aportados desde el enfoque victimológico a la
explicación del fenómeno delictivo, resultan de gran relevancia en lo que dice relación
con la prevención del mismo.
Respecto del delito sexual, y específicamente de la prevención de la agresión
sexual a niños, estos planteamientos, así como los derivados del enfoque de resiliencia,
reafirman la validez y necesidad de trabajar directamente con los niños víctimas en el
desarrollo y fortalecimiento de conductas de autocuidado. No desde una perspectiva
que deposite en los niños la responsabilidad de su protección, sino desde una mirada
ecológica del continuo vulnerabilidad/protección, donde en el nivel individual, la
capacidad del niño para protegerse o elicitar protección resulta un elemento central
(Huerta & Navarro, 2001b).
En el trabajo terapéutico es fundamental tomar en cuenta las diferencias que
presenta cada niño de acuerdo a diferentes factores (personales, relativos al abuso,
familiares, etc.), lo cual implica distintas líneas de intervención, en cuanto las diferentes
significaciones que el niño dé al abuso y los efectos que éste tenga en su desarrollo.
En este sentido, es importante señalar que en el tratamiento de la agresión
sexual infantil existen formas de intervención diferenciada - terapia individual, grupal,
familiar-, las cuales tienen en común el objetivo general de la reparación. Resulta
complejo definir a priori la pertinencia y efectividad de cada una estas intervenciones
para el logro de este objetivo, ya que de acuerdo a su especificidad abordan diferentes
aspectos asociados con la problemática, siendo esencial considerar las características y
necesidades particulares de cada paciente, al momento de elegir o recomendar el tipo
de terapia más adecuada (Capella & Miranda, 2003).
Tal es el caso de la necesidad de incorporar estrategias familiares de interven-
ción en aquellos casos en que la alteración de la dinámica familiar como consecuencia
directa de la ocurrencia del abuso, se constituye en variable generadora o mantenedora
de la respuesta desadaptativa de la víctima. Lo mismo ocurre frente a alteraciones o
trastornos específicos derivados de la experiencia de victimización y que alteran prin-
cipalmente la esfera interpersonal, por lo que un abordaje psicoterapéutico grupal
podría resultar más beneficioso y eficiente. Asimismo, la intervención grupal de tipo
psicoeducativa podría ser una estrategia conveniente en el trabajo con los padres o
figuras significativas (CAVAS, 2002).
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Un Modelo de Intervención Asistencial
Capítulo III
UN MODELO DE INTERVENCIÓN
ASISTENCIAL
A. OBJETIVOS DE LA INTERVENCIÓN
En el ámbito asistencial, la labor del CAVAS Metropolitano se define como una
intervención especializada de tipo terciaria orientada a proporcionar a la víctima y su
grupo familiar atención psicológica, social, psiquiátrica, policial y legal, de manera in-
tegral y gratuita, procurando reparar el daño ocasionado por la victimización sexual.
1. Objetivo General
Contribuir al proceso reparatorio de los efectos psicosociales que genera en la
víctima la situación de agresión sexual.
2. Objetivos Específicos
a. Brindar protección a la víctima para asegurar su integridad física y emocional
movilizando los recursos disponibles en los ámbitos legal, social y psicológico,
a fin de interrumpir la situación de agresión sexual.
b. Favorecer la reparación de las secuelas psicosociales que genera la situación del
delito sexual en las víctimas a través de intervenciones terapéuticas individuales
y/o grupales que conlleve a resignificar la experiencia abusiva fortaleciendo la
autoconfianza y la percepción de sí mismo.
c. Brindar apoyo a las familias a través del desarrollo de estrategias terapéuticas
que permitan potenciar los recursos protectores de las familias de modo que
éstas puedan asumir adecuadamente su responsabilidad en el cuidado, crianza
y protección de niño o joven a fin de evitar la recurrencia del fenómeno.
d. Proporcionar apoyo legal al proceso seguido por la agresión sexual sufrida por
la víctima a través de la realización de evaluaciones psicológicas y elaboración
de informes psicológicos que permitan agilizar los procesos legales.
B. FASES DE LA INTERVENCIÓN
El proceso de intervención desarrollado en la actualidad en el CAVAS Metro-
politano se divide en cuatro fases o etapas: una etapa de Calificación, una Diagnóstica,
una de Intervención y una última de Egreso y Seguimiento.
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2. La Etapa de Calificación
El proceso de Calificación es entendido como una fase de intervención pre-
diagnóstica orientada a la contención de los demandantes e identificación de variables
sociales, psicológica y legales cuyo norte pretende valorar la incidencia de dichos
factores en la génesis del motivo de consulta y evaluar la pertinencia y ajuste de la
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Un Modelo de Intervención Asistencial
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Objetivos Específicos:
• Dilucidar el motivo de consulta a través de un clima de confianza, en el cual
se controlan las variables que inciden en la victimización en los contextos de
entrevista.
• Recabar antecedentes relevantes, así como detectar las necesidades particulares
de cada caso, para su posterior derivación interna o externa.
• Brindar contención emocional empática e inmediata a través de la utilización
de técnicas de intervención en crisis y de la entrega de información pertinente
que reduzca la incertidumbre asociada a la problemática.
• Evaluar en forma preliminar las variables de riesgo psicosocial así como de las
redes de apoyo disponibles.
• Evaluar la motivación y factibilidad de una intervención en el Centro.
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Un Modelo de Intervención Asistencial
Objetivo General: Realizar un diagnóstico social del caso y determinar las in-
tervenciones urgentes a ser realizadas en este nivel.
Objetivos Específicos:
• Evaluar la existencia de recursos sociales, su disponibilidad y nivel de accesibi-
lidad para la familia.
• Recabar antecedentes socioeconómicos y familiares.
• Evaluar el impacto social producto de la agresión y su develación a nivel familiar
e individual en los padres o cuidadores.
• Identificar factores de riesgo y factores protectores a nivel familiar y social.
• Realizar las intervenciones preliminares necesarias orientadas a la normalización
de la situación de vida (reinserción escolar, laboral, etc.).
• Entregar orientación y educación respondiendo a todas las dudas que los consul-
tantes pudiesen tener respecto del proceso, así como de la evolución de éste.
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Objetivos Específicos:
• Contención emocional de la víctima, así como intervención en crisis de ser
necesario, con el objeto de disminuir los niveles de angustia y favorecer su
estabilización emocional.
• Evaluación preliminar del nivel de daño asociado directamente al abuso, así
como valoración del estado emocional general de la víctima.
• Evaluación de la capacidad vincular de la víctima, de sus habilidades relacionales,
así como de sus destrezas verbales, motoras y gráficas.
• Evaluación de la capacidad y disposición de la víctima para referirse verbalmente
a la situación abusiva.
a. Nivel de desarrollo
b. Psicopatología previa
c. Sintomatología actual
d. Temática abusiva
e. Demanda de ayuda
f. Identificación de las figuras significativas de apoyo
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Un Modelo de Intervención Asistencial
Objetivo General: Conocer la situación judicial del caso para orientar y entre-
gar una visión clara y comprensible del proceso judicial, las distintas diligencias y sus
posibles efectos.
Objetivos Específicos:
• Evaluar las posibilidades reales de resolución del caso, en términos de su com-
plejidad y pruebas existentes.
• Derivar a la red de asistencia legal gratuita los casos que se considere necesario
y hacer su seguimiento.
• Coordinar con el psicólogo(a) a cargo la información que se entregará al con-
sultante, relativa a las decisiones judiciales importantes.
• Informar acerca de los derechos que le asisten y entregarles herramientas para
enfrentar su paso por el sistema judicial para así evitar la victimización secun-
daria.
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Objetivos Específicos:
• Devolver a la víctima y sus cuidadores el resultado del proceso de Calificación,
en términos de la valoración que ha realizado del caso el equipo interdiscipli-
nario.
• Incorporar a este diagnóstico preliminar las observaciones y/o apreciaciones de
la víctima, así como de sus figuras cuidadoras.
• Proponer a los consultantes las derivaciones internas y/o externas que se con-
sideren más apropiadas para la asistencia del caso, adaptando esta propuesta a
la disposición y motivación presentada por el niño/a y sus cuidadores.
Esta entrevista estará a cargo de al menos uno de los dos profesionales que parti-
ciparon en la Entrevista Psicosocial y se realizará en conjunto con los demandantes.
100
Un Modelo de Intervención Asistencial
Una ganancia que se fue dando en forma paralela tiene relación con la posibi-
lidad de haber logrado aunar criterios dentro del equipo, estandarizando el proceso
de ingreso al Centro en torno a un ordenamiento consensual que define las temáticas
relevantes en contrate con aquellas que no se ajustan a las posibilidades de atención.
Se hace posible, por lo tanto, a través de este proceso generar una discusión y una re-
flexión en conjunto acerca de los objetivos del Centro, de los tiempos de intervención
adecuados, de las diferentes formas posibles de otorgar intervenciones y de los linea-
mientos a tomar en cuenta en el momento en que se evalúe el caso y se decida la forma
más adecuada de intervención en relación a cada caso en particular. Esta apertura del
equipo, en torno a distintas posibilidades de abordar la problemática apoya además,
un proceso de clarificación y de empoderamiento del beneficiario en lo que respecta a
fijar metas dentro de la intervención, ya sea a corto, mediano o largo plazo, definiendo
y delimitando los avances a futuro y permitiendo una agilización de recursos tanto del
paciente como de los profesionales que abordan el caso. Esta situación permite una
sensación de mayor control sobre la intervención, manejando los niveles de ansiedad de
los beneficiarios y calmando en gran medida la angustia generada por la incertidumbre
que genera toda la problemática que se encuentran viviendo.
Por último, se hace posible disminuir los tiempos de espera de los consultantes,
además de brindar una atención interdisciplinaria que implica una respuesta satis-
factoria para ellos configurándose como una intervención en sí misma. Esto permite
brindar una atención oportuna y eficiente a los beneficiarios otorgando una acogida
en momentos en que muchas veces la develación de la situación abusiva ha conllevado
a una desestructuración familiar y social, paralelamente a que los miembros del grupo
familiar se han visto expuestos a su vez a una serie de victimizaciones institucionales,
agudizando su sensación de desamparo y de frustración, sobretodo en aquellos casos en
que además se está llevando a cabo el proceso legal. El hecho de que los beneficiarios
observen por parte del equipo un despliegue de recursos en relación a su demanda,
genera en ellos un impacto en lo que respecta al apoyo y la acogida que necesitan,
reaccionando a su vez de manera más comprometida y sentando las bases para la
generación de un vínculo de pertenencia con el Centro. Esta situación permite que
en una primera instancia se haga posible evaluar la real motivación, encuadrando las
condiciones para el trabajo y lográndose en poco tiempo, identificar en forma más o
menos confiable, las posibilidades de deserción de cada caso.
En síntesis, la implementación sistemática del proceso de Calificación en el
modelo de intervención del CAVAS Metropolitano, ha permitido el mejoramiento de
la calidad y efectividad de la atención, así como una mejor utilización de los recursos
profesionales. De este modo, la opción por concentrar los recursos técnicos y humanos
del equipo en la primera etapa de contacto con los consultantes, se ha traducido en una
mejora en la percepción de ayuda y acogida por parte de éstos, al mismo tiempo que
ha favorecido una disminución del estrés individual en los profesionales al favorecer
y fortalecer el trabajo en equipo.
En la práctica se espera que la implementación de la Etapa de Calificación
se traduzca en una disminución de las cifras de deserción y en una reducción de los
tiempos de intervención.
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4. Etapa Diagnóstica
Una vez que se ha establecido en el Proceso de Calificación la pertinencia del
tratamiento dentro del Centro y se ha establecido la motivación y el compromiso del
consultante a asistir a éste, se inicia el proceso de evaluación en distintos niveles: indivi-
dual, social, familiar y legal. El objetivo de esta etapa es realizar un diagnóstico acabado
de la situación abusiva que habría afectado a la víctima, de las variables asociadas a su
ocurrencia, así como de los recursos y necesidades específicas del caso.
Para la consecución cabal de los objetivos de esta etapa se considera un tiempo
mínimo de duración de 2 meses.
La etapa del Diagnóstico del caso corresponde a un proceso dinámico en el
cual se pretende lograr un conocimiento más o menos integral de la situación que
afecta al consultante, logrando de esta forma una mirada más amplia de las variables
involucradas en la problemática. Además, si bien constituye una etapa es un proceso
que se mantiene durante toda la intervención, en la medida en que aparezcan cambios
o elementos relevantes que requieren nuevos procesos de investigación para la toma
de decisiones a lo largo del tratamiento.
El Diagnóstico se realiza en base a diferentes niveles:
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Un Modelo de Intervención Asistencial
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ción del contacto con el agresor; figura significativa niega la existencia de la agresión;
no hay motivación para continuar intervención psicosocial; paciente no provisto de
herramientas para protegerse y tener acceso a redes protectoras).
El diagnostico general nos permite caracterizar a la persona o sujeto de aten-
ción, su familia (si existe), fortalezas y debilidades, en este momento. El diagnóstico
específico permite analizar la dinámica y estructura familiar, la historia vital e historia
de la situación abusiva, identificar los factores protectores y los de riesgo, la percep-
ción por parte de la figura significativa del daño provocado, el conocer la reacción del
ambiente y la resolución del conflicto.
Como objetivo específico importante, del diagnóstico social es identificar el
nivel de información que los usuarios manejan, en cuanto a cualquier beneficio a que
puedan acceder por sus condiciones particulares, de ese modo se entrega la informa-
ción pertinente con el fin de educar a los usuarios, e indicarles donde pueden acudir
para satisfacer sus necesidades.
Otro objetivo específico es conectar a los usuarios con la red educacional y de
salud, con el fin de mantener en control variables de este ámbito que puedan interferir
en el proceso terapéutico.
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Un Modelo de Intervención Asistencial
tales como la edad, sus necesidades y recursos, la severidad del daño asociado a las
características del abuso, la disponibilidad de fuentes de apoyo, etc., sin embargo existen
algunos pasos dentro de todo el proceso que resultan ser más o menos transversales
a toda intervención terapéutica realizada en nuestro Centro, tanto en el trabajo con
niños/as como con adultos y adolescentes. A continuación se mencionan algunos de
estos pasos en donde es necesario trabajar desde el significado que la víctima da a sus
vivencias para luego contribuir a la resignificación de éstas:
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Un Modelo de Intervención Asistencial
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por el sólo hecho de que los otros niños/as y adolescentes habrían sufrido la
misma situación.
– Insertar pruebas de realidad acerca de la propia imagen a través de la percepción
de otros que se encuentran fuera del sistema disfuncional familiar.
– Esta posibilidad de compartir experiencias y apoyarse en otros niños en un clima
de comprensión mutua, puede ofrecer una potente alternativa para fortalecer el
bajo sentido de autonomía que experimentan en relación con los profesionales
involucrados.
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Un Modelo de Intervención Asistencial
• Detener la violencia.
• Detener la minimización y ocultamiento de los actos abusivos.
• Proteger a los miembros de la familia.
• Ante aquellas figuras que niegan el abuso: hacer explícito, público (en la fami-
lia).
• Introducir aspectos normativos para regular la convivencia.
• Fomentar otro tipo de relaciones donde no predomine la violencia.
• Orientación al reconocimiento de la situación; que la familia vea las consecuen-
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Un Modelo de Intervención Asistencial
MARCO LEGAL
RECURSOS
OBJETIVOS
PRINCIPIOS
INSTITUCIONALES
VALORES
SISTEMA
SOCIAL
Intervención social
Situación de agresión sexual
Familia-víctima-entorno
Evaluación social-diagnóstico
Nivel de riesgo
Factores protectores
Necesidades
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Calificación: Un mes
Evaluación: Dos meses
Tratamiento: Seis a Doce meses
Egreso y Seguimiento: Tres meses
TOTAL Doce a Dieciocho meses.
De este modo, un caso que ingrese con el objetivo de realizar una evaluación y
su posterior Informe Psicológico a el o los Tribunales competentes, permanecería en
el programa por alrededor de tres meses.
Por otro lado, los casos que ingresen con el fin de realizar un proceso de tipo
reparatorio permanecerían en el programa un tiempo aproximado que variaría entre
los doce y dieciocho meses.
Excepción a estos cálculos serían aquellos casos que por su complejidad requi-
riesen un tiempo mayor de evaluación o tratamiento.
C. estrategias de intervención
En los últimos años, el desarrollo del equipo clínico ha avanzado hacia la im-
plementación de nuevas estrategias y recursos de intervención psicoterapéutica, en la
búsqueda de mejores respuestas a la necesidad de reparación.
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Un Modelo de Intervención Asistencial
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al abusador, lo cual trae consigo una notoria sensación de alivio, al tener la vivencia
de la generalidad o universalidad (Cantón & Cortés, 1999; Malacrea, 2000; Varela,
2000; Barudy, 2000; Rojas Breedy, 2002; Soto, 2002). También observan que compar-
ten con sus pares sentimientos como la rabia, culpa, ambivalencia hacia el agresor o
desesperanza, lo cual posibilita una disminución de estos sentimientos, principalmente
de la culpa asociada a la experiencia de abuso (Doyle, 1990; De la Huerta, 2000, en
Varela, 2000).
Asimismo, el rompimiento de los sentimientos de culpa y estigmatización per-
miten al niño/a/ adolescente sentirse reconocido en su experiencia, posibilitando que
redefina su autoconcepto (Cantón & Cortés, 1999; Martínez, 2000, en Varela, 2000).
De este modo, el niño/a ya no se definirá en función de una experiencia que todo el
grupo ha sufrido y comenzará a descubrir características positivas en otros, pudiendo
comprender que la experiencia de abuso no es un aspecto definitorio del otro, comen-
zando de esta forma a reconocer aspectos positivos de sí mismo y a integrar su propia
experiencia (Doyle, 1990; Cantón &Cortés, 1999; Correa & Riffo, 1995).
Un beneficio adicional de la terapia grupal, es que los niños/as no se van a sentir
tan amenazados por la posición de autoridad de un adulto, sintiéndose en un ambiente
más seguro y natural, que en terapia individual, en donde se encuentran solos con un
adulto, proporcionando modelos alternativos de relación con los terapeutas (Cantón
& Cortés, 1999, Rojas Breedy, 2002; Doyle, 1990). Así, resulta ser que la terapia grupal
ofrece al niño/a /adolescente un contexto seguro, estable y protegido, de total acogida,
apoyo interpersonal y aceptación por su grupo de pares y el terapeuta, mostrando la
existencia de personas en las cuales se puede confiar, aspecto especialmente importante
en casos que ha habido reacciones negativas del entorno o crisis familiares posterior
a la develación de la situación abusiva sexual (Cantón & Cortés, 1999; Doyle, 1990;
Correa & Riffo, 1995).
El contexto grupal provee la oportunidad a los niños/as /adolescente de obte-
ner apoyo, pero a la vez de confortar y apoyar a otros niños/as, tratando de aliviar su
sufrimiento, lo cual es también reparatorio para ellos mismos, al empatizar y ayudar a
otros niños/as (Álvarez, 2000, en Varela, 2000; Rojas Breedy, 2002). En este sentido,
un aspecto esencial dentro de las relaciones entre pares, es la posibilidad que entrega
la terapia grupal a los niños/as de aprender a relacionarse y comunicarse de maneras
normales y sanas, o mejor dicho, de forma no abusiva (Pinto, 1998, en Varela, 2000;
Rojas Breedy, 2002).
Finalmente, cabe señalar que otra de las principales ventajas de la terapia grupal,
se refiere a que ésta permite optimizar los recursos económicos y humanos en el proceso
de reparación del abuso sexual, siendo una respuesta práctica en el contexto de alta
demanda de atención actual en nuestro país, brindando posibilidades para atender a
un mayor número de niños/as con un menor coste de recursos. A su vez, los terapeutas
que trabajan en el tema de la agresión sexual se pueden desgastar y agotar con la alta
demanda de casos, no pudiendo asegurar una óptima reparación, pudiendo en cierta
medida la terapia grupal contrarrestar el desgaste profesional causado por el trabajo
con estos casos (Cantón Duarte y Cortés, 1999; Martínez, en Varela, 2000).
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Un Modelo de Intervención Asistencial
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Un Modelo de Intervención Asistencial
determinado, y proporciona un límite para la vida del grupo, siendo económico -en
términos de tiempo y dinero-, y focalizándose específicamente en asuntos relacionados
con el abuso (Rojas Breedy, 2002). La extensión es, dependiendo del grupo entre 12 y
15 sesiones, ya que este límite de tiempo permite el logro de los objetivos planteados
para la intervención.
Cada sesión tiene una duración de 2 hrs, y las sesiones cuentan con una perio-
dicidad semanal.
Se utiliza el modelo de coterapeutas, debido a que en el trabajo psicoterapeútico
con grupos se recomienda la participación de dos terapeutas para guiar la dinámica
grupal, presentando este modelo múltiples ventajas, tanto para los miembros del grupo
como para los terapeutas (Corey & Corey, 1982).
La terapia grupal diseñada cuenta con una estructura definida de las sesiones,
debido a que en niños/as víctimas de agresión sexual, resulta necesario establecer
un encuadre de trabajo claro desde la primera reunión del grupo, que permite a los
participantes ir conociendo un marco fijo de actividades, otorgándoles un sentido de
predictibilidad. En este sentido, previamente se define el tiempo de las reuniones, su
frecuencia y el lugar donde se realizarán, lo cual crea las condiciones para el estable-
cimiento de un vínculo estable y de confianza entre los terapeutas y las participantes.
Además, es importante respetar una estructura de las sesiones, lo cual generalmente se
lleva a cabo definiendo tanto un inicio como un cierre similar en todas las sesiones.
Posterior a la finalización de la sesión, las terapeutas del grupo realizan un regis-
tro del proceso terapéutico, evaluando la sesión, anotando las actividades realizadas,
los principales asuntos tratados y los temas pendientes, y evaluando a cada niña en
relación a su participación e integración grupal, su estado emocional y comunicación
dentro del contexto grupal (Rojas Breedy, 2002; Zárate, 1993; Larraín & Sepúlveda,
1997).
Resulta importante señalar que luego de la finalización de la terapia grupal, se
realiza una sesión individual dirigida a cada niña con su madre, con el fin de evaluar
el proceso terapeútico grupal realizado y fortalecer el vínculo madre-hija.
Respecto a las metodologías, se utilizan las técnicas que se han considerado
más efectivas en el tratamiento de los niños/as, en la terapia grupal y específicamente
en los niños/as víctimas de agresión sexual, las cuales son fundamentalmente técnicas
participativas y expresivas. En este sentido, se utilizan juegos, dramatizaciones, role
palying, ejercicio corporal, diálogo grupal, método de resolución de problemas, expre-
sión escrita, audiovisual, tareas, cuento narrado, elaboración de cuentos, exposición,
modelado, títeres y expresión gráfica.
c. Intervenciones terapéuticas.
En cuanto a las intervenciones realizadas por las terapeutas, éstas proporcio-
nan conceptos que ayudan a los pacientes a comprender la conducta y las experien-
cias grupales (atribución de significado), realizando intervenciones directivas (Dies,
1995). Esto cobra mayor importancia en las etapas tempranas del grupo, en donde la
intervención directiva del terapeuta ayuda a los pacientes a reducir el sentimiento de
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Un Modelo de Intervención Asistencial
Año 2002:
• Grupo de niñas de 8-10 años con tratamiento individual previo.
Año 2003:
• Grupo A: Niñas de 7-9 años sin tratamiento previo.
• Grupo B: Niñas de 10-12 años sin tratamiento previo.
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La Labor Pericial en el CAVAS
Capítulo IV
LA LABOR PERICIAL
EN EL CAVAS metropolitano
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Centro de Asistencia a Víctimas de Atentados Sexuales • cavas Metropolitano.
caso del Equipo Clínico, mientras que el Equipo Pericial responde a las solicitudes de
evaluación pericial de los Tribunales de Justicia y del Ministerio Público.
Considerando la complejidad de los procesos abordados, en el contexto de la Re-
forma Procesal Penal los peritos psicólogos han requerido la utilización de metodologías
idóneas y pertinentes para satisfacer las demandas de este nuevo sistema de justicia,
el cual requiere el establecimiento de criterios objetivos respecto de la valoración de
los hechos que se investigan. Innegable importancia ha presentado desde entonces la
participación de los peritos psicólogos en la evaluación acerca de la verosimilitud de
los testimonios y la validez y confiabilidad de los relatos que entregan los testigos, lo
que en ocasiones se constituye como una prueba esencial en la valoración realizada
por los jueces al momento de establecer los hechos, resolver sobre las responsabilida-
des de los implicados en éstos y entregar, en definitiva, el dictamen de la consecuente
sentencia. Lo anterior, resulta especialmente relevante cuando “no existe otro tipo de
evidencias que las aportadas por un testigo único o la propia víctima” (Contreras, L.
& Maffioletti, F., 2002; p. 128).
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La Labor Pericial en el CAVAS Metropolitano
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Centro de Asistencia a Víctimas de Atentados Sexuales • cavas Metropolitano.
(Fabian, 2001; Contreras & Maffioletti, 2002; Steller & Boychuk 1992, citado en Miotto,
2001). Esta técnica, en los últimos años ha sido ampliamente difundida en Europa y
América, y consiste en la evaluación de criterios generales, específicos, referentes al
contenido, a la motivación y a las características de la agresión (Alonso-Quecuty, 1994;
Fabian, 2001; Querejeta, 1999; Steller & Kohenken, 1989).
3. La Mirada Criminológica
Un elemento central y característico de las evaluaciones periciales que se desa-
rrollan en este Centro, dice relación con la consideración de los elementos criminalís-
ticos de un caso a la hora de establecer la veracidad de un relato. Esta consideración
se relaciona con los elementos “objetivos” establecidos en forma previa durante la
investigación llevada a cabo por el Tribunal o la Fiscalía correspondiente.
De este modo, los dichos de la/el evaluada/o son contrastados con las evidencias
encontradas en la investigación y que aportan información concreta y respaldada res-
pecto de las condiciones y circunstancias en que ocurrieron los hechos que se investigan,
así como de sus consecuencias materiales.
En este sentido, toda la información existente respecto del espacio físico en
que habrían ocurrido los hechos, así como la vinculada a la evidencia médico-legal de
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La Labor Pericial en el CAVAS Metropolitano
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Centro de Asistencia a Víctimas de Atentados Sexuales • cavas Metropolitano.
Clínica Forense del CAVAS Metropolitano, el cual, a partir de las demandas existentes
en el ámbito nacional, se ha planteado el desafío de producir nuevos conocimientos
que validen la práctica clínico pericial a través de la rigurosidad de su metodología,
perfeccionando permanentemente los procedimientos utilizados.
2. La Entrevista Clínico-Pericial
De manera posterior al análisis de los antecedentes reunidos en la causa, se
realiza la entrevista clínico pericial, la cual se desarrolla en tres fases. La fase inicial,
que busca establecer un vínculo adecuado entre el entrevistador y el evaluado (rapport),
la fase de desarrollo, que se orienta a profundizar respecto a los contenidos que se
pretende abordar y, finalmente, la fase de cierre, que tiene como objetivo entregar
una retroalimentación positiva al entrevistado, evitando que abandone la situación de
entrevista en un estado emocional de excesiva angustia (Bull, 1994; Soria, 1994; Miotto,
2001; Espinoza & Venegas, 2002).
Dentro de la segunda fase, o fase de desarrollo, se distinguen tres instancias.
En la primera se privilegia el testimonio basado en la narrativa libre y la realización de
preguntas abiertas que entreguen gran cantidad de información, a través de reducidas
intervenciones del perito, con el objetivo de facilitar el recuerdo libre, aumentando así
la exactitud y el valor clínico de la información. Posteriormente, se facilita la entrega
de información por parte del evaluado a través de preguntas específicas no sugestivas,
tendientes a estimular la memoria episódica del examinado y clarificar la información
recabada. Para lograr este objetivo, se utilizan técnicas generales de memoria y estra-
tegias complementarias para el recuerdo de detalles específicos (buscar información
por diferentes vías, recrear mentalmente el contexto del hecho, recordar en distinto
orden, cambio de perspectiva, entre otras). Finalmente, se realizan preguntas cerradas,
que implican un limitado número de respuestas y preguntas profundas que implican
respuestas específicas.
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La Labor Pericial en el CAVAS Metropolitano
criterios de veracidad, sin embargo ante la presencia de daño psíquico asociado espe-
cíficamente a la esfera de la sexualidad se constata en un alto grado de probabilidad
la ocurrencia del hecho abusivo. Por último se incluye el Testimonio Propiamente No
Veraz, entendido como un testimonio que No cumple con los criterios de credibilidad
y que no corresponde a las clasificaciones anteriores, es decir No existen indicadores
psicológicos asociados a la ocurrencia del delito sexual investigado (daño psíquico),
así como tampoco indicadores propios del fenómeno de la retractación.
El objetivo del estudio se centra en describir los resultados obtenidos por los
Peritos de acuerdo a las variables señaladas, analizándolos a partir del marco teórico y
referencial que fundamenta la metodología utilizada por el Equipo Pericial del Centro.
De este modo, la investigación analiza la realidad testimonial de quienes denuncian
haber vivenciado agresiones de tipo sexual y son evaluados por Peritos Psicólogos,
distinguiendo los fenómenos psicológicos asociados específicamente a un discurso que
no cumple con los criterios de veracidad existentes en la actualidad.
Los resultados del estudio en relación a estas variables se presentan en las
siguientes tablas:
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La Labor Pericial en el CAVAS Metropolitano
tanto nacional como internacional (Nahuelpán, 2002; Larraín, Vega y Delgado, 1997;
MINSAL, 1998b; Glaser & Frosh, 1997; Smith & Bentovim, 1994; MINSAL, 1998b;
Del Campo, 1998; CAVAS, 2000d). Del mismo modo, el mayor porcentaje de evalua-
ciones realizadas corresponde a investigaciones seguidas por los delitos de violación y
abuso sexual, lo que concuerda con las estadísticas de denuncias por delitos sexuales
existentes en el ámbito nacional (CAVAS, 2000d; Nahuelpán, 2002).
A partir de los hallazgos en el universo estudiado es posible concluir que de
los peritajes realizados a quienes denuncian haber sido víctimas de un delito sexual,
el mayor porcentaje de testimonios resultó ser Veraz (86%). Por tanto, la mayoría de
las personas evaluadas entregaron testimonios fiables.
Asimismo, se constata que existe un porcentaje de examinados que presentan
testimonios que no cumplen con los criterios de veracidad (14%), constituyéndose éstos
como testigos poco fiables dentro de un proceso de investigación judicial. No obstan-
te, es necesario distinguir que dentro de este grupo de testigos existe un porcentaje
menor que presenta un testimonio Propiamente No Veraz (3,8%) y un alto porcentaje
de casos que presentan testimonios poco fiables, pero que se encuentran asociados al
fenómeno de la Retractación o a la existencia de Indicadores Psicológicos de agresión
sexual, en los que se constata con un alto grado de probabilidad la ocurrencia del hecho
denunciado (9,6%).
De este modo, un testimonio poco fiable, no implica necesariamente un testimo-
nio basado en hechos falsos, en tanto la veracidad se delimita a la credibilidad discursiva,
la cual puede encontrarse alterada por la multiplicidad de factores que intervienen
negativamente en el mundo psíquico de las víctimas de agresión sexual.
Respecto a los testimonios que No cumplen con los criterios de veracidad,
analizados desde la variable sexo, es posible concluir que no existen diferencias im-
portantes entre el sexo femenino (14,5%) y masculino (10%). Sin embargo, al analizar
las formas de no veracidad según esta variable, se observa que en los examinados de
sexo masculino sólo se presentan casos en que se constata la existencia de indicadores
Psicológicos de Agresión Sexual (66,7%) o se determina la existencia de testimonios
Propiamente No Veraces (33,3%), no presentándose el fenómeno de la retractación.
En cambio, dentro del grupo de examinados de sexo femenino, se presentan las tres
formas de no veracidad definidas, constituyendo los casos de testimonios Propiamente
No Veraz el menor porcentaje (27,8%).
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La Investigación en el CAVAS
Capítulo V
LA INVESTIGACIÓN
EN EL instituto de criminología
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La Investigación en el Instituto de Criminología
2. El Agresor Sexual
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La Investigación en el Instituto de Criminología
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Desafíos Futuros
Capítulo VI
DESAFÍOS FUTUROS
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Desafíos Futuros
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Desafíos Futuros
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intervención en la reparación del daño provocado por las agresiones sexuales. Junto
con esto nos parece fundamental desarrollar políticas laborales tendientes a cuidar y
mantener el recurso profesional y humano más importante, la experiencia, previniendo
así la rotación y fuga de profesionales. Este nos parece es el único camino para favorecer
y asegurar la especialización y, por lo tanto, la calidad del servicio.
Este trabajo ha pretendido dar cuenta de lo anterior. Este es el resultado de
un equipo profesional que a lo largo de los años y gracias al aporte acumulativo de
las distintas personas que han pasado por él, ha tenido la oportunidad de permanecer
junto en la reflexión y la experiencia, desarrollando y consolidando una mirada y un
“modo de hacer las cosas”, construyendo así identidad.
Con la publicación de este trabajo se espera contribuir a ampliar la discusión
respecto de esta problemática que afecta a demasiadas personas, demasiados niños y
niñas. Asimismo, que la experiencia de trabajo con tantas víctimas sirva a los profesio-
nales y equipos que, al igual que nosotros, todos los días enfrentan la tarea de entregar
respuestas a ellas y sus familias.
Por último, quisiéramos reiterar nuestra satisfacción por los logros obtenidos
en el trabajo de colaboración con SENAME, a la vez que expresar el deseo y compro-
miso de continuar entregando todas nuestras capacidades y esfuerzos profesionales al
servicio de la infancia maltratada y de las víctimas de delitos sexuales.
152
Bibliografía
BIBLIOGRAFÍA
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Anexos
Anexo N° 1
Instrumento de Registro Diagnóstico
Nombre:
N° Ficha:
Fecha (PTI):
Profesional Responsable:
Equipo de Trabajo:
Metodología de Evaluación:
I. Diagnóstico Individual
1. Desarrollo
Responder: Normal; Bajo o sobre lo esperado; alterado (breve descripción).
(Nivel de pensamiento: según Piaget).
2. Nivel Sintomatológico
(síntomas reactivos o no, al momento de la evaluación).
Ansioso O
Depresivo O
Maníaco O
Delirio O
Alucinaciones O
Defectos atención/concentración O
Defectos en la impulsividad O
Hiperactividad O
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Oposicionismo O
Auto/heteroagresividad O
Conductas disociales O
Abuso de Sustancias no indicadas O Cuál
Distorsiones Cognitivas O
Síntomas disociativos O
Síntomas somatomorfos O
Alteración conducta alimentaria O Cuál
Trastorno del sueño O Cuál
Disfunción sexual no orgánica O Cuál
Conductas evitativas O
Re-experimentación O
Hiper arousal O
Alteración en la eliminación O Enuresis O Cuál
Encopresis O Cuál
Otro O Cuál
Sin sintomatología O
Sintomatología remitida O Cuál
3. Nivel Estructural
Mecanismos de Defensa
Examen de Realidad
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Anexos
Neurótico O
Limítrofe O
Psicótico O
Psicorgánico O
• Límites Difusos O
Claros O
Rígidos O
• Jerarquías Funcional O
Disfuncional O
• Fronteras Permeable O
Impermeable O
• Roles Rígidos O
Inadecuados O
Flexibles O
* Figuras Significativas
* Tipos de vínculo
• Seguro
• Inseguro: ansioso – ambivalente
rechazante – evitativo
desorganizado
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Condición Socioeconómica:
Factores de Riesgo:
Factores Protectores:
Descriptiva:
(categorial según DSM IV).
Dinámica:
(explicativa de conflictiva
en relación al abuso).
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Anexos
Anexo N° 2
Plan de Tratamiento Individualizado (PTI)
I. Objetivos:
Individual
Familiar
Social
1. Psicológica: O
Psicoeducativo
Apoyo
Psicoterapia
Evaluación
2. Legal: O
3. Social: O
4. Psiquiátrica: O
5. Otros: O
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Logrado
Parcialmente
logrado
No logrado
Reformulación
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Anexos
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