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La subsistencia es una característica que es común a todos los seres humanos, a lo largo
de todas las culturas. La forma en la que se produce, almacena, prepara y consume la
comida ha ocupado, en las distintas sociedades, un papel central. En ese sentido, los
restos orgánicos (vegetales y animales) son algo común en la arqueología de todas las
épocas y de todos los lugares. A diferencia de otros materiales, como los textiles, la
cerámica o el metal, los restos orgánicos aparecen en el registro arqueológico incluso en
los períodos más antiguos
Para saber qué es lo que se consumía se pueden utilizar distintas fuentes de información:
fuentes históricas, representaciones iconográficas o etnográficas. Sin embargo, estas
fuentes no son del todo precisas, y por lo general solo reflejan un período muy breve de
la historia. Es por ello que la arqueobotánica y la arqueozoología tienen una gran
relevancia.
Además de los huesos, se puede tener información acerca del consumo de animales
acerca de las huellas dejadas por los animales, por los residuos encontrados en vasijas, o
por las herramientas de caza o pesca usadas para obtener el animal
Finalmente, otra fuente que usa la arqueología para aportar información de la dieta de
una población son los propios restos humanos. A partir del análisis de las piezas
dentales se puede conocer o complementar el conocimiento de la dieta. Finalmente, el
análisis de isótopor pueden complementar la información sobre la dieta del individuo
Con lo dicho anteriormente, podemos concluir que el análisis de la dieta ocupa un lugar
central en la arqueología. La necesidad de subsistencia mediante la obtención de comida
es un rasgo universal que fuerza a todas las culturas a ingeniar formas de obtener y
conservar comida; y la gastronomía es un fuerte marcador étnico que puede permitir
dilucidad distintos grupos en un mismo yacimiento
Con eso entendido, los arqueólogos tenemos distintos métodos para poder acceder a este
conocimiento. Estos van desde la observación de la morfología de herramientas como
hoces, cuchillos o molinos, hasta estudios de los componentes químicos en un resto;
pasando por el estudio botánico u óseo de piezas mejor conservadas