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An introduction to zooarchaeology, por Diane Gifford Gonzales

Por: José David Nuñez Urviola

La subsistencia es una característica que es común a todos los seres humanos, a lo largo
de todas las culturas. La forma en la que se produce, almacena, prepara y consume la
comida ha ocupado, en las distintas sociedades, un papel central. En ese sentido, los
restos orgánicos (vegetales y animales) son algo común en la arqueología de todas las
épocas y de todos los lugares. A diferencia de otros materiales, como los textiles, la
cerámica o el metal, los restos orgánicos aparecen en el registro arqueológico incluso en
los períodos más antiguos

Para saber qué es lo que se consumía se pueden utilizar distintas fuentes de información:
fuentes históricas, representaciones iconográficas o etnográficas. Sin embargo, estas
fuentes no son del todo precisas, y por lo general solo reflejan un período muy breve de
la historia. Es por ello que la arqueobotánica y la arqueozoología tienen una gran
relevancia.

En cuanto a la arqueobotánica, existen distintos métodos para reconocer los alimentos


que son consumidos. Si bien la única forma de saber a ciencia cierta es encontrar restos
macrobotánicos en coprolitos, o en el estómago de ciertos individuos, la presencia de
restos macrobotánicos en espacios de almacenamiento, o carbonizados cerca a fogones
puede indicarnos con cierta precisión su uso. Sin embargo, se debe tomar en cuenta que
estas ultimas muestras no son siempre representativas, pues la forma de preparar un
alimento puede alterar su aparición en el registro arqueológico.

Otra de las formas en la que la arqueobotánica puede entender los alimentos


consumidos en mediante la presencia de microrestos, como los fitolitos. También las
herramientas encontradas en un yacimiento pueden presentar, por su morfología o las
huellas de uso presentes en estas, una idea de qué tipos de plantas constituyeron la dieta
de la población que habitó dicho yacimiento

Por otro lado, la arqueozoología también ofrece información importante acerca de la


dieta de una población. Los restos de huesos, conchas o dientes pueden indicar en gran
medida cuales fueron los medios de subsistencia de una población; más aún en períodos
tempranos, cuando la caza, el carroñeo y el marisqueo ocupaban una parte importante
de la dieta de los individuos.
Así, la arqueozoología nos puede brindar información acerca de la edad o el sexo del
animal consumido, de la forma en la cual este fue obtenido, y cuál fue el proceso por el
cual se consiguió el alimento de este. Esto, a su vez, puede dar información importante
acerca de las costumbres de caza, ganadería o gastronómicas de una cultura en
específico

Además de los huesos, se puede tener información acerca del consumo de animales
acerca de las huellas dejadas por los animales, por los residuos encontrados en vasijas, o
por las herramientas de caza o pesca usadas para obtener el animal

Tanto la arqueobotánica como la arqueozoología dan un lugar importante al proceso de


domesticación. Es más, han sido estas disciplinas las que han modificado, desde la
segunda mitad del siglo XX, lo que conocíamos acerca del Neolítico y el proceso de
domesticación, antes datado a partir de la escritura, la cerámica, o la arquitectura
monumental. Al estudiar los cambios morfológicos en las plantas y animales, nos
permite saber también qué adaptaciones sufrieron durante este proceso, y de qué manera
se dio

Finalmente, otra fuente que usa la arqueología para aportar información de la dieta de
una población son los propios restos humanos. A partir del análisis de las piezas
dentales se puede conocer o complementar el conocimiento de la dieta. Finalmente, el
análisis de isótopor pueden complementar la información sobre la dieta del individuo

Con lo dicho anteriormente, podemos concluir que el análisis de la dieta ocupa un lugar
central en la arqueología. La necesidad de subsistencia mediante la obtención de comida
es un rasgo universal que fuerza a todas las culturas a ingeniar formas de obtener y
conservar comida; y la gastronomía es un fuerte marcador étnico que puede permitir
dilucidad distintos grupos en un mismo yacimiento

Con eso entendido, los arqueólogos tenemos distintos métodos para poder acceder a este
conocimiento. Estos van desde la observación de la morfología de herramientas como
hoces, cuchillos o molinos, hasta estudios de los componentes químicos en un resto;
pasando por el estudio botánico u óseo de piezas mejor conservadas

Esta información, complementada con el análisis de otros tipos de materiales, permitiría


dilucidar aspectos importantes de la vida de una sociedad: cómo obtenían sus alimentos,
qué alimentos eran socialmente aceptados, qué alimentos son usados solo en rituales,
qué alimentos consumía la élite. Esta información enriquece nuestro entendimiento de
las sociedades del pasado

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