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INTRODUCCIÓN
Los hongos del suelo juegan un papel clave en los procesos de descomposición que
mineralizan y reciclan nutrientes de plantas. En el suelo, los hongos interactúan
con una compleja comunidad microbiana que incluye: bacterias, actinomicetos
(actinobacterias) y pequeños invertebrados. Los hongos son una parte importante
de la cadena alimenticia en el suelo, principalmente para la mesofauna que habita
en el suelo (Bonkowski et al., 2000). En los ecosistemas agrícolas, los patógenos
de plantas actúan en el suelo y en la rizósfera, causando una notable reducción en
las cosechas y afectando su calidad. (Wainwright, 1988; Lodge, 1993).
Para poder obtener una evaluación confiable de la diversidad de los hongos del
suelo, existen dos condiciones básicas. Las investigaciones deben ser diseñadas en
forma de estudios a largo plazo donde intervengan especialistas en taxonomía y
micología, junto con una metodología precisa. Cuando un estudio de largo plazo
involucra varios especialistas no resulta viable, debido al tiempo y la limitación de
los recursos. El uso de organismos indicadores, grupos específicos o un conjunto de
predictores, podrían ser una alternativa (Hyde, 1997a y b).
Las actividades agrícolas pueden afectar la diversidad de organismos presentes
en el suelo, los cuales juegan un importante papel en el reciclaje de nutrientes o son
mediadores del equilibrio entre los patógenos y sus antagonistas. La evaluación de
la diversidad de hongos en suelos tropicales bajo diferentes usos de suelo es, por lo
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tanto, un objetivo del proyecto CSM-BGBD. Los métodos estándares aceptados
para inventariar la diversidad de hongos o para evaluar su impacto en varias prácti-
cas agrícolas u otras actividades humanas, aún no están disponibles.
Los procedimientos clásicos microbiológicos para estudiar los hongos del suelo
se basan en cultivos que implican el aislamiento de propágulos microbianos o hifas
activas que crecen en el suelo, y su crecimiento en un medio de cultivo axénico
para su posterior identificación y cuantificación. Los métodos utilizados para el
aislamiento del suelo, rizósfera y hongos rizoplanos, han sido revisados por varios
autores (Frankland et al., 1990; Gray, 1990; Gams, 1992; Singleton et al., 1992;
Cannon, 1996; Davet y Rouxel, 2000; Bills et al., 2004). Una visión global de los
métodos para estudiar hongos patógenos de plantas en el suelo fue descrita por
Singleton et al., (1992). Se ha progresado considerablemente utilizando técnicas
de lavado, medios de cultivo parcialmente selectivos y adictivos que reducen el
crecimiento de ciertos grupos de hongos.
Las metodologías para aislar y cultivar hongos de ecosistemas complejos, tales
como suelos que muestran limitaciones inherentes debido a la naturaleza de las
especies y la inhabilidad de los medios de cultivo para copiar con exactitud los há-
bitats del suelo (Tsao et al., 1983; Muyzer et al., 1993; Bridge y Spooner, 2001).
Incluso el análisis de abundancia relativa de especies cultivables recuperadas del
suelo, puede no ser representativo de la dinámica de las comunidades del suelo,
debido a que los medios de cultivo imponen nuevas condiciones selectivas y pue-
den introducir un sesgo en los análisis (Liu et al., 1997). Una medida confiable
de las comunidades de hongos en el suelo sin prejuicios requiere del seguimiento
de un laborioso programa de aislamientos sistemáticos, con diferentes medios de
cultivos y estrategias de aislamiento, que cubran las diferentes idiosincrasias de la
diversidad taxonómica y grupos fisiológicos de hongos presentes en los ecosiste-
mas del suelo. No obstante, afirmaciones genéricas de que únicamente el 1% de
los “microorganismos” del suelo son cultivables aumentan la dificultad y no tie-
nen en cuenta la inmensa diversidad biológica que realmente representan dichos
microorganismos (Rondon et al., 2000). Dentro de este grupo se encuentran
grupos filogenéticamente diversos, tales como fila de Eubacterias, junto con mu-
chos grupos homogéneos como el filum Glomeromycota, un grupo monofilético
de organismos de hongos obligados asociados a las raíces de las plantas (véase
Capítulo 7). Sin embargo, la mayoría de los hongos que habitan en el suelo pue-
den ser considerados saprotróficos, por lo tanto, deben ser capaces de crecer en
cultivos axénicos.
Protozoa
Los organismos conocidos como hongos actualmente se agrupan en tres rei-
nos, con un sistema de clasificación filogenético (Kirk et al., 2001). Los hon-
gos del reino Protozoa no son numerosos, aunque algunos de ellos son impor-
tantes patógenos de las plantas del suelo, tales como Spongospora subterranea,
Plasmodiophora brassicae o Polymyxa graminis. Estas especies se clasifican en la
clase Plasmodiophoromycetes. La detección de estos organismos requiere de bio-
ensayos o cebos. Los hongos llamados mohos mucosos -un grupo de organismos
heterogéneos y polifilético- habitan en restos de plantas, aunque también pueden
encontrarse en el suelo.
Chromista
Los hongos que son derivados de algas y que contienen celulosa como el mayor
componente en su pared celular pertenecen al reino Chromista Filum Oomycota
(Dick, 2001; Kirk et al., 2001). A pesar de que estos hongos representan un grupo
delimitado de acuerdo con sus características y filogenia, su hábitat e importancia
ecológica son variables. Mientras que algunos son verdaderos hongos acuáticos
asociados con restos de plantas en agua o con patógenos de otros organismos
acuáticos, otros habitan en el suelo. Dentro del grupo de los Oomycetes del suelo
es posible encontrar saprófitos, así como otros géneros patógenos de plantas. Por
sus características biológicas requieren de técnicas específicas para su aislamiento
y caracterización, las cuales se presentan en la sesión “Procedimientos basados en
cultivos”.
Glomeromycota
Los hongos clasificados en el reino Fungi se caracterizan por tener quitina como el
mayor componente en su pared celular. Dentro de este reino se reconocen cinco
fila: los géneros que pertenecen al filum Glomeromycota forman micorrizas arbus-
culares y no crecen en ausencia de su planta hospedera (Schußler et al., 2001;
Moreira y Siqueira, 2002). Trabajar con este grupo de simbiontes biotróficos obli-
gados requiere del uso de diferentes técnicas específicas, como se discutió en el
Capítulo 7.
El único grupo dentro del reino de los hongos que forma esporas flageladas es el
filum Chytridiomycota; algunos de estos hongos habitan en el suelo, pero nor-
malmente son acuáticos y viven como saprófitos o parásitos de otros organismos
como nematodos, insectos, plantas u otros hongos. Varias de estas especies se
conocen como trasmisores de virus patógenos de plantas (Krik et al., 2008).
Zygomycota
Basidiomycota
Ascomycota
MUESTREO DE SUELO
Para poder recuperar del suelo los oomicetes es aconsejable el uso de plantas sus-
ceptibles o tejidos vegetales. Especies de Pythium y Phytophthora pueden causar
serios daños a plantas cultivadas. Alícuotas de 2 g de suelo se traspasan a cajas
Petri que contienen agua estéril destilada. Se añaden granos de sorgo como cebo
y se incuban por cinco días; después se comprueba la presencia de micelio en el
cebo. Este procedimiento deberá continuarse durante varias semanas. El micelio
del hongo formado en el sustrato deberá traspasarse a charolas con el medio MP5
(en el caso de Saprolegniaceae) y agar con harina de maíz (AHM), agar dextro-
sa y papa (ADP) o agar de papa y zanahoria (en el caso de Pythiaceae) (véase
Apéndice 8.1 para la composición del medio). Después de incubar durante tres a
cinco días, las porciones de agar que contengan micelio serán transferidas a placas
con agua estéril destilada y con dos mitades de semillas de sorgo. Al final de dicho
procedimiento se deberá observar que se obtiene únicamente un aislamiento para
cada placa. El aislamiento de hongos zoospóricos (Oomycetes, Chytridiomycetes)
de muestras ambientales aparece en la ilustración 6, en la sección de color de este
manual. La ilustración A) representa una muestra de suelo con cebo; la B) una
muestra de agua con cebo; la C) muestra un cultivo puro en el cebo y en la D) se
observa el esporangio de Phytophthora, mientras que el oogonio y anteridio de
Pythium se ilustran en E)”; finalmente, en la última ilustración F), se observa la
liberación de zoosporas de Pythium.
Otra técnica con sustrato susceptible utiliza muestras de suelo húmedo de 0.5
g colocadas en tubos de ensayo de vidrio esterilizado con 3 ml de agua estéril. Se
esterilizan en autoclave fragmentos de hojas de zacate y se añaden a los tubos como
tejidos para recuperar el Pythium spp. Las muestras son incubadas durante tres a
cinco días a 25°C en la oscuridad. Los tejidos infectados deben transferirse en agua
estéril con el antibiótico cloranfenicol durante unas horas. El micelio en crecimiento
se verifica directamente mediante montajes con agua en un microscopio o se trans-
fiere del cebo al medio de aislamiento (AHM) que contiene cloranfenicol (50 mg
L-¹) y benomil (10 mg L-¹) (Marks y Mitchell, 1970; Tsao et al., 1983; Gams et al.,
1998; Edena et al., 2000). Pueden llevarse a cabo ensayos cuantitativos utilizando
la frecuencia de la colonización relativa de los tejidos del cebo entre las réplicas de
cada muestra de suelo. Las hojas de zacate como cebo pueden ser sustituidas por
pedazos de frutas o verduras como pepino, tomate o papa.
Para evaluar los Chytridiomycota se usan las mismas técnicas empleadas para los
oomicetos. Como el aislamiento de colonias individuales en un medio de cultivo
axénico es difícil, la caracterización e identificación se hace directamente en el
cebo. Los cebos más apropiados incluyen cáscara de camarón, piel de serpiente,
alas de insectos, y pedazos de frutas y verduras (Gams et al. 1998). Para su pre-
servación, los cebos pueden transferirse a viales.
Técnica de cebo
Éste es el mayor grupo de hongos del suelo que incluye especies saprófitas, ento-
mopatógenas, fitopatógenas y sus antagonistas. Todas estas especies exhiben una
fase saprotrófica en el suelo y pueden ser aisladas utilizando una metodología con
placas de suelo. La técnica de lavado de suelo es un método adecuado para el ais-
lamiento de estas especies.
Técnica de lavado
Extracción de DNA
Un paso crucial antes del PCR, es la extracción del DNA directamente del suelo.
Las células de los hongos presentes en la muestra del suelo, incluso como mice-
lio o esporas, tienen que estar correctamente lisadas. Los protocolos de extrac-
ción se basan, principalmente, en los procesos físicos de macerado asociado con
calor y lisis química. El total de DNA obtenido debe estar completamente puri-
ficado para eliminar sustancias húmicas y fenólicas que interfieren con el PCR;
este paso se logra mediante separaciones a través de columnas de separación o
con el uso de kits comerciales de purificación de DNA (Liu et al., 1997; Viaud
et al., 2000; Bridge y Spooner, 2001). Los kits para la extracción de DNA del
suelo están comercialmente disponibles. La heterogeneidad encontrada a nivel
de micro-escala en el suelo debe ser considerada cuando se selecciona el tama-
ño de la muestra de suelo sometida a la extracción total de DNA. Las muestras
muy pequeñas (menores a un gramo) deben usarse con precaución porque tie-
nen mayor probabilidad de error, debido a una variabilidad más alta dentro de la
muestra (Ranjard et al., 2001).
El grupo de genes para las moléculas de RNA Ribosomales 18S, 5.8S y 28S se
considera que son altamente conservados entre los organismos eucarióticos y
normalmente se emplean como marcadores moleculares. El polimorfismo en la
longitud del DNA y la variación en la secuencia de las bases pueden utilizarse para
agrupar organismos de acuerdo con su origen y relación evolutiva. La identificación
de secuencias de DNA desconocidas también puede realizarse comparándolas con
bases de datos de secuencias de nucleótidos de taxones conocidos. Varias copias
del DNA ribosomal (rDNA) se encuentran en el genoma eurocariota, facilitando
la amplificación de pequeñas muestras de DNA. El rDNA también contiene espa-
ciadores entre las regiones codificantes conocidos como espaciadores internos de
transcripción (ITS) que presentan secuencias de bases menos conservadas y que
pueden utilizarse para la diferenciación entre especies relacionadas o para evaluar
Para poder conocer las identidades del DNA de los hongos amplificados por PCR,
los amplicones de tamaño correcto pueden separarse en geles de agarosa, extraí-
dos de matrices de gel, purificados, conectados a vectores plásmidos y clonados
en células bacterianas. El DNA clonado es secuenciado y comparado con las bases
de datos que contienen secuencias oligonucleotídicas del rDNA fúngico mediante
análisis de software. Estos procedimientos son caros, consumen tiempo y, ade-
más, no son adecuados para la evaluación de muestras ambientales complejas. Por
TGGE y DGGE
Técnica PCR-RFLP
T-RFLP
Liu et al. (1997) desarrollaron una versión complementaria del PCR-RFLP, llama-
da polimorfismo de longitud de fragmentos de restricción terminal para el análisis
(T-RFLP) de comunidades bacterianas de muestras ambientales. En el T-RFLP, el
DNA es amplificado por PCR con uno de los dos Primers marcados con fluorescen-
cia. Después de la amplificación, el DNA es tratado con enzimas de restricción y
los fragmentos de restricción separados en un gel de acuerdo con su tamaño. Los
fragmentos de restricción terminal (TRFs) se marcan con fluorescencia y pueden ser
detectados y cuantificados en un secuenciador automático. Se puede construir una
base de datos de TRFs a partir de especies de hongos conocidos y utilizarla en corre-
ARISA
El polimorfismo natural de la región ITS del rDNA entre especies de hongos pue-
de utilizarse para la evaluación de comunidades de hongos de suelo. En el análi-
sis automatizado del espaciador intergénico ribosomal (ARISA), el DNA fúngico
es extraído del suelo y amplificado por PCR utilizando Primers específicos para
la región ITS con uno de los Primers marcados con fluorescencia. Después de la
amplificación, los diferentes fragmentos de ITS son separados en un gel y poste-
riormente detectados y cuantificados en un secuenciador automático (Ranjard et
al., 2001). El ARISA de hongos es una técnica altamente sensible; sin embargo,
el polimorfismo intra-específico del ITS puede presentar problemas en la separa-
ción de distintas especies filogenéticas (O’Donnell y Cigelnik, 1997; Viaud et al.,
2000; Kennedy et al., 2005).
SSCP
PCR cuantitativo
CONCLUSIONES
ANÁLISIS DE DATOS
Agradecimientos
Al profesor Richard Mibey y a la Dr. Sheila Okoth por sus comentarios y discusiones
durante la preparación del capítulo.
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Sitios web
Antibióticos, si es necesario
penicilina 0.2g
pimaricina 0.02g
estreptomicina 0.1g