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INSTITUTO TECNOLÓGICO DE MORELIA

División De Estudios Profesionales

Licenciatura en Administración

Consultoría Empresarial

Contrato de Consultoría

PRESENTA:
Jonathan Israel Ávila Chávez
No. Control: 17120533

MORELIA, MICHOACÁN
Jueves 12 de Noviembre del 2020
INTRODUCCIÓN
El presente trabajo tiene el fin de familiarizarnos con los contratos modernos pero
sobre todo con el contrato de consultoría. En la actualidad los cambios producidos
por la modernización de la economía, las necesidades del tráfico comercial y de la
producción de bienes y servicios, materias primas u otros elementos del proceso
productivo, dan a conocer que el derecho no se queda estático, ya que debe de
estar continuamente progresando de acuerdo a los cambios que se dan en la
actualidad mediante un marco legal general a las nuevas modalidades
contractuales, que muchas veces provienen de otros sistemas jurídicos que han
recogido los diversos usos y costumbres.
De esta manera es que trataremos el contrato de consultoría ya que muchas
veces hoy en día las empresas necesitan de una asesoría puesto que necesitan
tomar múltiples decisiones.
CONTRATO DE CONSULTORÍA
Se considera que la fase inicial del proceso de consultoría ha quedado terminada
con éxito si el consultor y el cliente conciertan un contrato en el que acuerdan
trabajar juntos en un cometido o proyecto.
Las prácticas contractuales consideradas normales y aconsejables dependen
mucho del sistema jurídico y de las formas comerciales habituales de cada país.
Un consultor neófito debe solicitar asesoramiento jurídico con respecto a la forma
de contrato autorizada por la legislación nacional y preferida por las
organizaciones mercantiles y por la administración pública. Además, puede
obtener asesoramiento de la asociación nacional de consultores y de colegas
profesionales. Cuando se admiten diversas formas de contrato, la elección de una
o más dependerá de la política y el criterio de la organización consultiva con
respecto a cuál es la manera más eficaz de tratar con cada cliente particular. La
forma elegida debe garantizar que se asumirán y respetarán compromisos mutuos
y que se evitarán malas interpretaciones por ambas partes.
En algunos países, las prácticas contractuales de los servicios profesionales están
bastante bien definidas y se dispone de suficiente bibliografía al respecto. Las tres
formas principales de concertar un contrato son:
 El acuerdo verbal.
 La carta de acuerdo.
 El contrato escrito.
En la siguiente lista se enumeran los aspectos de las tareas de consultaría a que
normalmente se hace referencia en el contrato. Estos aspectos no representan
secciones de un contrato uniforme, dado que existen diversas variaciones
posibles.
1. Las partes contratantes (el consultor y el cliente)
2. Alcance del cometido (objetivos, descripción del trabajo, fecha de iniciación,
calendario, volumen de trabajo).
3. Productos del trabajo e informes (documentación e informes que se han de
entregar al cliente).
4. Aportaciones del consultor y del cliente (tiempo de expertos y del personal y
otras aportaciones).
5. Honorarios y gastos (honorarios que se han de facturar, gastos que se han
de reembolsar al consultor)
6. Procedimientos de facturación y pago
7. Responsabilidades profesionales (tratamiento de la información
confidencial, evitación de conflictos de intereses y otros aspectos que
resulten apropiados)
ACUERDO VERBAL
El cliente otorga un acuerdo verbal, después de haber examinado la propuesta
escrita del consultor o incluso sin haber examinado una propuesta, si considera
que el consultor es la persona adecuada y aplicará el método profesional
requerido. El acuerdo verbal se utilizó ampliamente en los primeros decenios de la
consultoría de empresas, pero en la actualidad se tiende a utilizar el contrato
escrito.
Un acuerdo verbal puede ser suficiente, si se reúnen las condiciones siguientes:
 El consultor y el cliente están muy familiarizados con la práctica profesional
 Tienen una confianza mutua total
 Conocen sus atribuciones recíprocas
 La tarea concertada no es excesivamente importante y compleja (de lo
contrario, puede resultar difícil mantener la relación por ambas partes sin un
documento en regla)
Los acuerdos verbales pueden utilizarse más frecuentemente en lo que respecta a
nuevos cometidos por cuenta de clientes conocidos que con nuevos clientes. Si se
utiliza un acuerdo verbal, el consultor puede presentar una relación detallada de lo
que se ha acordado, en su propio beneficio y para que los colegas de su empresa
estén plena y correctamente informados. Puede ser conveniente enviar una copia
de información al cliente.

CARTA DE ACUERDO
Una carta de es la forma imperante de contratar servicios profesionales en
muchos países. Después de recibir la propuesta del consultor, el cliente le envía
una carta de acuerdo, en la que confirma que acepta la propuesta y el mandato
sugerido. En la carta se pueden indicar nuevas condiciones que modifican o
complementan la propuesta del consultor. En este caso, el consultor, a su vez,
debe contestar si acepta o no esas nuevas condiciones. O todo eso se puede
negociar verbalmente y luego incorporarse en un acuerdo escrito. O a la inversa,
es el cliente el que redacta la carta en la que se describe el trabajo requerido y el
mandato propuesto y el consultor el que da su acuerdo por escrito.

CONTRATO ESCRITO
Son diversos los motivos que justifican el empleo de un contrato escrito de
consultoría debidamente firmado por las partes. La ley o el propio reglamento del
cliente pueden imponer el contrato escrito para utilizar servicios externos (así
sucede en casi todas las organizaciones públicas y organismos internacionales y
en muchas empresas privadas). A menudo es la mejor forma de elegir, si el
consultor y el cliente proceden de medios jurídicos y mercantiles diferentes y
podrían fácilmente interpretar mal sus intenciones y actitudes recíprocas. Es
aconsejable, aunque no absolutamente necesario, en el caso de cometidos
importantes y difíciles que entrañan a muchas personas diferentes tanto del lado
del cliente como del lado del consultor.
La práctica del cliente puede ser la de utilizar una forma uniforme de contrato. La
mayor parte de los consultores de empresas son bastante flexibles y aceptan
diversas formas de contrato. Sin embargo, no deben subestimar la necesidad de
consultar a su abogado si un cliente les propone una forma nueva y poco habitual
de contrato.

FLEXIBILIDAD PREVISTA
El propósito de concertar un contrato es proporcionar una orientación clara para
un trabajo conjunto y proteger los intereses de ambas partes. Esto implica cierto
grado de imaginación y flexibilidad.
En cualquier etapa del cometido, la índole y la magnitud del problema pueden
transformarse y otras prioridades pueden pasar a ser más urgentes. También se
transforman las capacidades y las percepciones del consultor y del cliente con
respecto a qué método resultarán eficaces. Sea cual sea la forma de contrato
utilizada, se debe convenir en qué condiciones y de qué manera el consultor o el
cliente pueden retirarse del contrato o sugerir una revisión. En algunos casos, tal
vez sea preferible concertar un contrato únicamente para una fase de la tarea (por
ejemplo, la investigación de los hechos y el diagnóstico detallado) y aplazar la
decisión sobre el trabajo siguiente hasta que se haya reunido y examinado
suficiente información.

CONTRATO PSICOLÓGICO
En una época en que hay cada vez más características de nuestras vidas que
están reguladas y restringidas por la legislación, y en que los contratos en regla se
hacen cada día más comunes en los sectores profesionales, es útil señalar que el
aspecto jurídico formal de la concertación de un contrato no es el principal.
Se debe tener presente que los mejores encargos de consultaría son aquellos en
que existe otro tipo de “contrato”, que no está codificado en ningún documento y
que no resulta fácil de describir: un contrato psicológico, con arreglo al cual el
consultor y el cliente cooperan en un ambiente de confianza y respeto, en la
creencia de que el método aplicado por la otra parte es el mejor para que la misión
de consultaría se complete con éxito. Ese contrato no puede ser sustituido ni
siquiera por el documento jurídico más perfecto.

CONCLUSIÓN
El contrato de consultoría nos permite que las partes puedan establecer las
disposiciones que más les convengan, siempre y cuando no infrinjan con las leyes
estipuladas a nivel nacional y/o internacional.
Esto es importante para una vez iniciado el proceso de mejora no exista ningún
impedimento legal que lo posponga o cancele.

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