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(Ensayo)
Presentado por:
René Cabrera
ID: 771925
Asignatura:
Modelos educativos.
NRC: 71-472
Los seres humanos estamos en constante formación por muchas esferas. En ocasiones las
hombros dicha labor que es, realmente, de muchas instituciones sociales con las que el
transformación del individuo, para que este pueda transformar su sociedad. Ello se hará a la
desarrollo de los argumentos y unos retos que tiene de relieve la educación como motor de
Los sueños de una sociedad más justa, una colectividad que viva valores, que muestre
comportamientos éticos, que ahonde en pro del bien de la humanidad, que adelante en
institución que atienda esta imperante necesidad social. Pero como no existen fórmulas
mágicas, ni personas, así como instituciones que puedan hacer esto, por un simple hecho; el
responsabilidad de todos los agentes educativos y de su praxis histórica las que aportan o
Se formularán unas conclusiones y desafíos que dejan abierta la reflexión para seguir
abordando la temática. Al final se tendrá el elenco de referencias que sustentan las posturas
proferidas.
El fin de la educación, ¿un asunto de formación personal o social?
Tesis: “La educación, como fenómeno social, tiene por finalidad formar el sujeto
ella se han configurado formas de perfilar un colectivo social específico; pero también los
específica, pero se manifiesta en todas (p. 39). Todas las colectividades humanas tienen
unas formas concretas para formar a sus miembros, por medio de usos y costumbres, dando
Esas formas, costumbres y tradiciones son las que Brígido (2006), teniendo de relieve los
grupo social no existieran formas de enseñar que legitimen unos rasgos concretos de su
analizar y entender los matices del proceso de formación de un individuo en una sociedad.
Las sociedades son heterogéneas y esto lo resalta Tabla (2015) cuando postula la necesidad
de entender, por parte del sociólogo, las particularidades de un grupo étnico: leyes, etc. (pp.
9-10). Estas hacen parte de la imprenta humana y configuran la forma de ser en el mundo y
postulan un paraqué estar en una sociedad humana, otras palabras, la búsqueda de sentido.
Esa búsqueda de sentido en una sociedad es la que va dar el ethos a un ser humano.
“Ethos”, esa palabra tan manoseada en la actualidad, que los griegos nos heredaron, se
entendía como costumbre o característica de un sujeto en la polis (Ceceña, 2016, pp. 181-
como el ethos cultural de Colombia; pero esto entendiendo la formación no sólo del hacer y
del saber como únicos garantes de educación que puede transformar la realidad global, sino
también habilidades humanas que potencien las esferas sociales (pp. 31-32). Con ello se
Aquí cabe un interrogante que genera escozor, por el abanico de posibles definiciones y
significados que se han dado: ¿qué es la educación? Este texto se dejará llevar de la mano
va proponer que sería una formación de hábitos en el que el individuo desarrolla capacidad
de análisis, siente y tiene una manera de actuar (43). Como se puede intuir, la educación
debe significar para el sujeto desde dentro, para así darle forma a una praxis histórica. Y es
Para que haya este compromiso en un individuo, la sociedad debe darle las herramientas,
porque de la nada, nada sale. Es ahí donde debe aparecer la apuesta por una educación que
sea realmente integral y que forme, lo que muchas veces ha sido una asignatura pendiente,
la dimensión interior humana, de la misma forma que la académica. Este aspecto lo muestra
específicamente Rus (2010) al evocar el avance de corte cientificista en los proyectos
educativos, pero también la paupérrima formación en estos asuntos morales (p.420). Y esto
por la eminente mala comprensión del término, ya que se ve ligado al bien o mal, más que
contexto, y este a su vez, podrá transformar su realidad y su contexto en uno más humano.
exclusivamente una o dos dimensiones de él. En este sentido va mostrar Morin (1999) la
lograr los fines de la educación, como a bien se tiene, implica la formación en todas las
dimensiones, para que realmente se pueda transformar el contexto de un sujeto en uno más
No se puede desconocer lo anterior porque según advierte Morin (1999), podemos caer en
al individuo en lo que respecta a su ser ético, científico, biológico, social. Que sea capaz de
Pero como parte de esta formación se recibe en distintos espacios y con diversos factores,
todos los involucrados deben estar en pro de dar herramientas reales al individuo para su
desarrollo, por ejemplo, familia, sociedad, escuela. Para Rus (2010) es importante que se
compartan vivencias verdaderas a nivel familiar, escolar y social; los hechos educan y esta
institución llamada familia forma una situación esencial en los niños. También la escuela y
la comunidad, desde su ámbito que les compete deben dar los rudimentos necesarios para
que el sujeto se estructure. (pp. 424-425). Todos estos factores deberían converger para una
No existe una realidad que se viva en casa, otra que se aprenda a conceptualizar en la
escuela y otra que sea vivible en la sociedad; si hubiera separación, sería una visión
colectividad. En este horizonte, Mazorco (2010) va hablar de una unidad donde “cada uno
El asunto es retador porque no sólo tiene que ver con la transmisión de un discurso, o una
escala de valores, que los mismos educadores (sean cuales sean) consideran vetustas,
utópicas y poco realizables por sí, sino que contiene un grado de responsabilidad histórica
de vivencia y de creer en lo que se enseña, a fin de que el discurso vaya respaldado por una
praxis histórica; que los docentes decidan formarse en el conocimiento del mundo y de sí
mismos; que los entes gubernamentales legislen en pro del cuidado del cosmos, de la
equidad e igualdad; que la institución familia irradie por testimonio valores; que la
Así la educación, como desarrollo de hábitos, desde Brígido (2006, p. 43), en verdad
gestionará un crecimiento y formación real del sujeto y podrá ser agente de transformación
pero la realidad no cambiará, porque el sujeto que se forma arrastra las cadenas que limitan
particularidades culturales.
sociedad.
La educación debe tener la apuesta por una formación que sea realmente integral, es
sujeto para vivir la escala de valores y praxis histórica que promulgan, a fin de
mundo ideal y una escala de valores que internamente no nos identifica?, ¿será que
tiene, en educación, mucha validez aquél viejo adagio que dice que del dicho al
hecho hay mucho trecho?, ¿será que tenemos que empezar por nosotros antes de
poner esperanzas en otros y ver la viga que nos atraviesa el ojo, antes de anunciar la
Morin, E. (1999). Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. UNESCO.