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ESENCIA DE LA PERSONA
SINCRONIZACION SISTEMICA

Aprenda cómo ser su propio


medicamento

Los genes no son tan fijos e inmutables como se


creía
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Índice
Puedes autosugestionarte ................................................................ 4
Los placebos superan a los antidepresivos ...................................... 9
La neuroplasticidad ....................................................................... 13
La desmitificación del ADN ......................................................... 16
El genio de tus genes .................................................................... 23
La epigenetica mirada más de cerca .............................................. 29
Una investigación muy significativa ............................................. 40
La Supervivencia del Estrés .......................................................... 47
El legado de emociones negativas ................................................. 56
Como los pensamientos cambian el cuerpo.................................. 67
Algunas historias inspiradoras ...................................................... 74
Enviando señales a nuevos genes .................................................. 79
La neuroquímica ........................................................................... 83
Cómo la intención cambia la biología ........................................... 85
La programación inconsciente y el poder del anclaje .................... 93
El componente adicional de la emoción ........................................ 95
Abriendo la puerta al inconsciente .............................................. 102
Actitudes y creencias y percepciones .......................................... 105
El enfermo frente al sano ............................................................ 117
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Fisiología del efecto de la autosugestión ..................................... 124


¿Responden todas las enfermedades igual al efecto de la sugestión?
.................................................................................................... 130
La neurobiología de la sugestión................................................. 133
La fisiología de la emoción ......................................................... 139
Bibliografía ................................................................................. 148

Puedes autosugestionarte

Dos estudios recientes de la Universidad de Toledo,

de Ohio, quizás han sido los que más luz han arrojado

sobre como la mente, determina lo que percibimos o

experimentamos. Para cada uno de los estudios, los

investigadores, dividieron a un grupo de voluntarios

con buena salud, en dos categorías. Optimistas y

pesimistas, según cómo respondieron a las preguntas

de un cuestionario de diagnóstico, en el primer estudio


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le dieron un placebo, pero les dijeron que era un

fármaco, que les haría sentirse mal. Los pesimistas

tuvieron una reacción negativa mucho más fuerte, a

la pastilla que los optimistas. En el segundo estudio,

los investigadores también les dieron a los

participantes, un placebo, diciéndole esta vez que les

ayudará a dormir mejor. Los optimistas afirmaron

haber dormido mucho mejor que los pesimistas. Los

optimistas tendieron a responder de manera positiva a

la sugestión de que algo les haría sentirse mejor,

porque los habían estimulado para esperar el mejor

resultado. Y los pesimistas fueron más proclives a

responder negativamente a la sugestión, de que algo

les haría sentirse peor porque de forma consciente o

inconsciente esperaban el peor resultado posible. Es


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como si los optimistas produjeran inconscientemente

las sustancias químicas específicas que les ayudarían

a dormir, y los pesimistas, crearán una farmacia de

sustancias químicas que les hicieran sentirse mal. Es

decir, en exactamente el mismo entorno, las personas

de mentalidad positiva tienden a crear situaciones

positivas y las de mentalidad negativa, tienden a crear

situaciones negativas. Este es el milagro de nuestra

ingeniería biológica, individual dotada de libre

albedrío. Si bien no se conoce exactamente cuántas

curaciones medicas proceden del efecto placebo.

Beecher afirmaba cuando empezaron las

investigaciones que eran superiores al 45% pero las

investigaciones actuales demuestran que oscilan entre

el 50% y 100%, el porcentaje es sin duda muy


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importante. Por lo tanto, debemos preguntarnos ¿Cuál

es el porcentaje de enfermedades y trastornos debido

a los efectos de los pensamientos negativos en los

nocebos? Teniendo en cuenta, que las investigaciones

científicas más recientes en el campo de la psicología

estiman que más del 80% de nuestros pensamientos

son negativos y rumiantes, es decir repetitivos, la

cantidad de enfermedades que podemos crear

inconscientemente, debido al efecto nocebo, es

tremenda, sin duda, muchísimo más elevado de lo que

creemos. Estas ideas tienen un sentido muy

importante, dado que muchísimos trastornos

mentales, físicos, y emocionales, surgen

aparentemente de la nada. Aunque pueda parecerte

increíble que tu mente sea tan poderosa, las


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investigaciones de las últimas décadas y

especialmente en los últimos años, señalan

claramente, algunas grandes verdades,

incontrovertibles, lo que piensas es lo que

experimentas, y con relación a la salud, lo materializas

a través del asombroso laboratorio farmacéutico que

tienes en el cuerpo, y que se alinea de manera

automática y exquisita con tus pensamientos. Esta

milagrosa farmacia activa de manera natural las

moléculas curativas, que ya existen en tu cuerpo,

liberando distintos componentes químicos diseñados,

para producir distintos efectos, en distintas

circunstancias. Naturalmente, esto hace que te

preguntes ¿Cómo lo hacemos? En los siguientes

capítulos explicaremos como esto se da a nivel


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biológico y como puedes aplicar esta capacidad

innata, para crear de manera deliberada la salud y la

vida, que quieras experimentar.

Los placebos superan a los

antidepresivos

La profusión de nuevos antidepresivos que

aparecieron en el mercado a finales de la década de

1980 y en los ´90, provocó una polémica que acabó

aumentando el poderoso efecto placebo. El

investigador psicólogo Irving Hirsch, que en aquella

época trabajaba en la Universidad de Connecticut, se

quedó atónito al descubrir que los 19 ensayos clínicos

randomizados, y de doble ciego, efectuados a más de

dos mil trescientos pacientes, la mayoría de las


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mejorías no se debieron a los antidepresivos sino a los

placebos. Hirsch decidió a continuación utilizar el

acta de la libertad de la información, sin publicar de

los ensayos clínicos de las compañías farmacéuticas,

contemplados en la ley de la FNA (Federación

Nacional de alimentos y medicamentos

estadounidense). Hirsch y sus colegas llevaron a cabo

un segundo meta-análisis, en esta ocasión, de 35

ensayos clínicos realizados para analizar, cuatro de los

seis antidepresivos más recetados, aprobados entre

1987 y 1988. Al examinar la información procedente

de más de cinco mil pacientes, descubrieron que los

placebos habían funcionado igual de bien, que los

antidepresivos más populares. En un asombroso 81%

de las cosas, en la mayoría de los casos, restantes, en


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los que el antidepresivo había sido más eficaz, las

ventajas eran tan pequeñas, que estadísticamente no

tenían importancia. Los antidepresivos sólo

funcionaron mejor, que los placebos, y todas las

estadísticas coinciden hasta la actualidad, en los

pacientes con diagnóstico de depresión mayor. Como

era de esperar, el estudio de Hirsch causó un gran

revuelo y muchos investigadores poniéndose a la

defensiva, parecían estar dispuestos a arremeter contra

los placebos. Si bien la mayor parte de la disputa, se

centraba en que estos antidepresivos no eran mejores

que los placebos, los pacientes de los ensayos clínicos

mejoraban al tomárselos de todos modos. Es decir, los

fármacos funcionaban pero los que tomaban placebos

también mejoraban. Después de todo, los ensayos


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clínicos aportaban la asombrosa prueba de que al

pensar que mejoraremos de una depresión, nos

podemos curar de ella, como si nos hubiéramos

tomado un fármaco. Las personas del estudio que

mejoraron con los placebos habían producido sus

propios antidepresivos naturales, como los pacientes

de Levine en la década de 1970, que crearon sus

propios analgésicos naturales, después de extraerles la

muela de juicio. Lo que Hirsch había puesto de

manifiesto, eran más pruebas de que nuestro cuerpo

tiene una inteligencia innata, que le permite

proporcionarnos toda una serie de componentes

químicos con propiedades medicinales naturales,

curiosamente, el porcentaje de personas aquejadas de

depresión que mejoran al tomar un placebo en los


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ensayos clínicos, sobre esa dolencia, ha ido

aumentando con el paso de los años, al igual que el de

la respuesta al medicamento activo. Algunos

investigadores han sugerido que se debe a que en la

actualidad, la gente tiene mayores expectativas en

cuanto a los antidepresivos, lo cual hace a su vez, que

los placebos sean más eficaces en esta clase de

ensayos clínicos de doble ciego.

La neuroplasticidad

Nuestro objetivo por consiguiente es dejar de pensar

como siempre, para que el cerebro se active de nuevas

formas, tener una mentalidad abierta es esto, porque

cuando haces que tu cerebro funcione de distinta

manera, estás cambiando tu mente en el sentido literal.


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Las investigaciones revelan que a medida que usamos

el cerebro, está creciendo y cambiando, gracias a la

neuroplasticidad: su capacidad de adaptarse y cambiar

cuando aprendemos una información nueva. Por

ejemplo, cuantas más matemáticas estudie un

matemático, más ramas neuronales creará en la zona

del cerebro, que se activa con las matemáticas. Y a un

músico profesional, después de haber estado

interpretando sinfonías y tocando en orquestas, le

aumenta la parte del cerebro relacionado con el

lenguaje y las aptitudes musicales. En el lenguaje

científico, el funcionamiento de la neuroplasticidad

del cerebro, se denomina podado y brotadura, lo cual

significa esto exactamente: eliminar algunas

conexiones, estructuras y circuitos neuronales y crear


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otros nuevos. En un cerebro que funcione

adecuadamente, este proceso puede darse en cuestión

de segundos. Un equipo de investigadores de la

Universidad de California, en Berkeley, lo

demostraron en un estudio con ratas de laboratorio.

Descubrieron que las ratas que vivían en un ambiente

enriquecedor compartiendo la jaula con sus hermanas

y sus crías y disponiendo de distintos juguetes tenían

un cerebro más grande, con más neuronas y

conexiones neuronales, que las que vivían en un

ambiente menos enriquecedor, cuando aprendemos

cosas nuevas y tenemos nuevas experiencias, nuestro

cerebro cambia literalmente. Pero al librarte de las

limitaciones de los programas de tu cerebro y del

condicionamiento, aprendes una información crucial


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sobre tu vida, se crea un nuevo diseño en el bordado

tridimensional de tu materia gris. Entonces dispones

de más materia prima, para hacer que tu cerebro

funcione de distinta manera, empiezas a pensar en la

realidad y a percibirla de distinta forma porque ves tu

vida, desde la perspectiva de una nueva mente.

La desmitificación del ADN

Imagínate una escalena o cremallera en forma de

espiral y te harás una buena idea del aspecto del ácido

desoxirribonucleico, conocido más popularmente

como ADN. Almacenado en el núcleo de cada célula

viva de nuestro cuerpo, el ADN contiene la

información en bruto, o las instrucciones que nos


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hacen ser quienes somos, y lo que somos, aunque

como verás dentro de poco, estas instrucciones, no son

una impronta inalterable de nuestras células deban

seguir toda nuestra vida. Cada mitad de esa cremallera

del ADN contiene, los correspondientes ácidos

nucleicos que juntos se llaman pares de bases, cada

célula está formada por unos tres mil millones de

ellos. Los grupos de largas secuencias de estas ácidos

nucleicos se llaman genes. Los genes son pequeñas

estructuras únicas. Nuestro ADN usa instrucciones

impresas en sus secuencias, individuales para producir

proteínas. La palabra proteína, viene de protas, que en

griego significa de “fundamental importancia” las

proteínas son las materias primas usadas por el cuerpo

para construir no solo estructuras tridimensionales


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coherentes, nuestra anatomía física, sino también

realizar, las complicadas funciones y complejas

interacciones de nuestra fisiología. Nuestro cuerpo es

en realidad, una maquina productora de proteínas. Las

células musculares elaboran actina y miosina, las de

la piel colágeno y elastina, la del sistema inmunitario,

anticuerpos, las de la tiroides, tiroxina, algunas de las

oculares, queratina, las de la médula ósea

hemoglobina, y las pancreaticas, enzimas como las

proteasas, las lipasas y las amilasas. Todos los

elementos producidos por estas células son proteínas.

Las proteínas controlan el sistema inmunitario,

digieren la comida, curan las heridas, catalizan las

reacciones químicas, mantienen la integridad

estructural del cuerpo, producen moléculas elegantes,


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para que las células se comuniquen entre ellas. En

resumen las proteínas son la expresión de la vida y de

la salud de nuestro cuerpo. Desde que James Watson

y Francis Crick, descubrieron la doble hélice del

ADN, se creía lo que en 1970 Watson afirmó en un

artículo de la revista científica Nature, un “dogma

fundamental” que nuestros genes lo determinan todo.

Y a medida que iban surgiendo evidencias

contradictorias por todas partes, los investigadores

tendían a descartarlas afirmando que eran simples

anomalías en un sistema complejo. Al cabo de más de

cuarenta años, en la mente del público en general,

sigue predominando la idea del determinismo

genético. La mayoría de la gente, tiene la falsa idea,

de que nuestro destino genético, está predeterminado


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y que si hemos heredado los genes, que nos hacen

vulnerables a determinados canceres, cardiopatías,

diabetes o cualquier otro trastorno, no podemos hacer

nada, al igual que no podemos cambiar el color de

nuestros ojos, o de la forma de nuestra nariz. Las

noticias de los medios de comunicación respaldan esta

idea sugiriéndonos una y otra vez, que determinados

genes causan esta o aquella enfermedad. Nos han

programado para creer que somos víctimas de nuestra

propia biología y que nuestros genes además de tener

un poder decisivo sobre nuestra salud, bienestar y

personalidad, dictan incluso, nuestros asuntos

humanos, determinan nuestras relaciones

interpersonales, y prevén nuestro futuro.


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Pero ¿Somos quiénes somos y hacemos lo que

hacemos porque nacimos de ese modo? Este concepto

implica que el determinismo genético está

profundamente arraigado en nuestra cultura y que hay

genes para la esquizofrenia, la homosexualidad, el

liderazgo, y un sinfín de cosas más. Pero estas ideas

basadas en noticias del pasado han quedado obsoletas,

menos del 5 % de los habitantes del planeta, nacen con

una enfermedad genética como la Diabetes tipo I, el

síndrome de Down, o la anemia Drepanocitica, en el

95% restante, las dolencias, se deben al estilo de vida

o a las conductas. Lo contrario también es cierto: no

todas las personas que nacen con los genes asociados

a una enfermedad, por ejemplo Alzheimer o Cáncer,

acaban desarrollándola.
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En realidad las verdaderas preguntas e incógnitas en

la actualidad, son si cualquier gen presente en nuestro

organismo, ya se ha expresado a aun no, y que es lo

que estamos haciendo o podemos hacer, para señalarle

al cuerpo que los active, o los desactive. Nuestra

forma de ver los genes cambió enormemente, cuando

los científicos descifraron por fin el genoma humano.

En 1980, al comienzo del proyecto, los

investigadores, esperaban acabar descubriendo que

tenemos 140000 genes distintos, creían que

equivaldrían a esta cantidad porque los genes fabrican

proteínas y supervisan su producción y el cuerpo

humano provee 100000 proteínas distintas y además

se necesitan 40000 proteínas reguladoras para fabricar

otras proteínas, de modo que los científicos, que


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intentaban descifrar el genoma humano, previeron

encontrar un gen por proteína, pero al finalizar el

proyecto, en el 2003, se quedaron asombrados, al

descubrir que en realidad los seres humanos solo

tenemos 23688 genes. Desde la perspectiva del dogma

fundamental de Watson, esta cantidad de genes, no

basta para crear nuestro complejo cuerpo, ni para

mantenerlo o ni siquiera para hacer que el cerebro siga

funcionando. Sino se encuentra en los genes ¿De

dónde viene toda la información necesaria, para crear

tantas proteínas y para mantenernos con vida?

El genio de tus genes

La respuesta a esta pregunta llevó a una nueva idea,

los genes debían trabajar en una cooperación


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sistemática los unos con los otros, para que muchos se

expresarán y activaran o inhibirán y desactivarán al

mismo tiempo en la célula: la combinación de los

genes, que se activan en un determinado momento, es

lo que produce las distintas proteínas, de las que

dependemos para vivir. Aunque esto no ocurre al azar.

El genoma o las hebras de ADN saben lo que cada una

de las otras partes está haciendo, en una interconexión

total. Cada átomo molécula, célula, tejido y sistema

del cuerpo, funciona a un nivel de coherencia que

equivale al del estado del ser intencionado o

involuntario, consciente o inconsciente, de la

personalidad individual. Asique es lógico que los

genes puedan activarse encenderse, o desactivarse,

apagarse debido al entorno del exterior de la célula, lo


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cual significa el entorno dentro del cuerpo, el estado

del ser emocional, biológico, neurológico, mental,

endocrinológico, inmunológico, y otras de entorno

exterior del cuerpo, un trauma, la temperatura, altitud,

contaminación, bacterias, virus, comida, adicciones,

etc. en realidad, los genes se clasifican por la clase de

estímulo que los activa y desactiva, por ejemplo, los

genes que dependen de la experiencia o la actividad,

se activan cuando estamos teniendo experiencias

nuevas, asimilando una nueva información y

curándonos. Estos genes generan síntesis proteicas y

mensajeros, químicos para ordenar a las células

madres, que se metamorfoseen en cualquier tipo de

células que uno necesite en ese momento para curarse,

más adelante, trataremos con más detalle las células


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madre y su papel en la curación. Los genes que

dependen del estado conductual, se activan durante

periodos de un intenso estado emocional, de estrés o

de diferentes estados emocionales, tienden un puente

entre nuestros pensamientos, y el cuerpo, es decir, son

la conexión mente-cuerpo. Estos genes nos ayudan a

entender cómo podemos influir en nuestra salud, a

través de estados mentales, y corporales, que

fomentan el bienestar, la resistencia, física y la

curación, los científicos afirman que nuestra

expresión genética fluctúa a cada momento. Las

investigaciones están revelando que nuestros

pensamientos y sentimientos y también nuestras

actividades, es decir nuestras decisiones, conductas y

experiencias, producen unos profundos efectos


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regenerativos, transformadores y curativos en nuestro

cuerpo, como descubrieron los participantes del

estudio del monasterio, tus genes son por tanto

influidos, por tus interacciones con la familia, los

amigos y los compañeros de trabajo, por tus hábitos,

por tu actividad física, por tu alimentación, por tus

sueños, tus deseos, tus expectativas, por tus propósitos

de vida. Las últimas investigaciones demuestran que

cerca del 50% de los genes participan, en colaboración

con las señales procedentes del ambiente. Y si

nuestras experiencias, son las que activan una muy

importante cantidad de genes, significa, que un

ambiente propicio nos está influyendo

poderosamente, en todo lo que nos ocurre

permanentemente ¿Por qué no utilizar entonces el


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enorme poder de nuestro entorno, para hacer todo lo

posible, y maximizar nuestra salud y nuestro

bienestar, y felicidad? Las personas pueden alterar sus

genes en su propia generación, según los últimos

estudios científicos. Al cambiar de conducta y

viviendo experiencias novedosas, de fuerte impacto

emocional, pueden modificar la expresión de un gen

en cuestión de minutos y transmitirse a la siguiente

generación. Debemos considerar a nuestros genes

como depósitos que contienen una cantidad inmensa

de información codificada o como bibliotecas

enormes, llenas de posibilidades, para la expresión de

proteínas. De hecho, solo se expresa un 1,5% de

nuestro ADN. El 98,5% restante permanece latente en

el cuerpo, una parte de él, se sabe que se ocupa de


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crear las proteínas reguladoras “en realidad los genes

contribuyen a dar forma a nuestras características,

pero no las determinan” escribe Church, en su libro,

“El genio en sus genes”.

Las herramientas de nuestra consciencia, nuestras

creencias, pensamientos, deseos, proyectos,

intenciones, objetivos, y esperanza, suelen tener una

correlación más potente con nuestra salud, longevidad

y felicidad, que los genes.

La epigenetica mirada más de cerca

Parece ser que cambiar tus pensamientos puede en

realidad variar la forma en la que tu cerebro se

comunica con el resto del cuerpo, y por ende altera la

bioquímica del organismo, no solo es el cerebro el que


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se encuentra sujeto a este tipo de plasticidad. Aunque

no puedes cambiar tu ADN. El doctor Bruce Lipton,

biólogo celular, afirma que puedes ser capaz de

cambiar como se expresa tu ADN, a partir de lo que

tu crees, tu código genético, es como una fórmula que

puede ser interpretada de miles formas posibles, antes

del proyecto del genoma humano, los biólogos, daban

por sentado que disponíamos como mínimo de

120000 genes, un gen por cada proteína fabricada en

el organismo de modo, que los investigadores se

desconcertaron al descubrir que tenemos unos 25000

genes, que pueden expresarse en una gran variedad de

formas diferentes. De hecho sabemos, que cada uno

de estos 25000 genes pueden expresarse por lo menos

de 30000 formas a través de las proteínas reguladoras


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que a su vez se ven influenciadas por las señales del

entorno. Los estudios han demostrado incluso, que los

factores ambientales, pueden anular ciertas

mutaciones genéticas, cambiando la forma en que se

expresa el ADN. Estos genes modificados pueden

entonces pasar a los descendientes y permitir que

estos manifiesten características más saludables, a

pesar de seguir siendo portadores de la mutación

genética. El estudio del control epigenético, está

revolucionando la manera de pensar sobre los genes.

Estamos acostumbrados a pensar que algunas

personas han sido bendecidas con “buenos genes”

mientras otras han sido maldecidos por material

genético defectuoso. Menos del 2 % de las

enfermedades como la Fibrosis quística, la Corea de


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Huntington y la Talasemia Beta, son resultado de un

solo gen defectuoso y solo un 5% de los pacientes con

cáncer y enfermedades cardíacas pueden atribuir estas

enfermedades a la herencia. Los científicos están

ahora descubriendo que el genoma, es muchísimo más

reactivo al entorno, de la célula, de lo que el

determinismo genético sugiere. Esto significa que la

mayoría de los procesos patológicos, mente-cuerpo,

pueden ser explicados, partir de factores ambientales,

a los que están expuestas las células como nutrición,

hormonas, optimismo, propósitos de vida, deseos,

expectativas, ilusiones, esperanza. No necesitamos ser

víctimas de nuestro ADN.

Un estudio español lo ilustra a la perfección. Un

equipo de investigadores del laboratorio de


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epigenética del cáncer del centro nacional del cáncer

en Madrid, estudió a 40 pares de mellizos idénticos,

de 3 a 74 años de edad. Descubrieron que los mellizos

más jóvenes que llevaban estilos de vida parecidos y

que habían pasado más años juntos, tenían patrones

epigenéticos similares. En cambio los mellizos de más

edad, sobre todo, lo que llevaban estilos de vida

distintos y habían pasado menos años juntos, tenían

patrones epigenéticos muy distintos. Por ejemplo los

investigadores encontraron que la diferencia en la

expresión genética, se cuadruplicaba entre un par de

mellizos de 50 años en comparación con otro de 3

años de edad. Los mellizos habían nacido

exactamente con el mismo ADN, pero los que

llevaban diferentes estilos de vida, y vidas diferentes,


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acabaron expresando sus genes, de muy distinta

forma, sobre todo con el paso de los años. Para usar

otra analogía, los mellizos, de más edad, eran como

las copias exactas, del mismo modelo de un

ordenador. Los ordenadores, recién salidos de fábrica,

llevaban los mismos programas informáticos, pero

con el paso de los años, cada uno le fue agregando

distintos programas adicionales. El ordenador, ADN,

seguía siendo el mismo, pero dependiendo de los

programas que cada mellizo había añadido, las

variedades epigeneticas de un ordenador funcionaria

y actuaria de una forma, muy distinta al otro. Así que

cuando tenemos pensamientos y sentimientos, nuestro

cuerpo responde a ellos, con una compleja formula de

cambios y alteraciones biológicas y cada experiencia


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desencadena verdaderos cambios genéticos, en

nuestras células. La rapidez, con la que se dan estos

cambios puede ser asombrosa. En solo tres meses, un

grupo de 31 hombres, con bajo riesgo de sufrir cáncer

de próstata, lograron reactivar 48 genes, la mayoría

relacionados con la inhibición de tumores, y silenciar

453 genes, la mayoría relacionados con el desarrollo

tumoral, al seguir un régimen adecuado de nutrición y

un estilo de vida saludable. Los varones que

participaron en otro estudio dirigido por Dean Ornish,

de la Universidad de California, adelgazaron y se les

redujo la obesidad abdominal, la tensión arterial, y el

perfil lipídico a lo largo del estudio. Ornish observó:

“lo más importante no es la reducción del factor de

riesgo o la prevención, para que no llegue a ocurrir


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algo malo, ya que estos cambios, pueden darse con

tanta rapidez, que no es necesario esperar largos

meses para ver los beneficios y lo más impresionante,

aun es , la cantidad de cambios epigenéticos que

tuvieron lugar. En un estudio sueco, de seis meses de

duración, realizados con 23 varones sanos, con un

ligero sobrepeso, que pasaron de llevar una vida

relativamente sedentaria, a asistir a clases de spinning,

y aerobic, 2 veces por semana. Los investigadores de

la Universidad Lund descubrieron que esas personas,

habían alterado epigenéticamente 7000 genes, casi el

30% de los genes del genoma humano.

Nuestras experiencias procedentes del entorno

exterior, son solo una parte de la historia. Como ya has

ido aprendiendo, el significado que le damos a esas


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experiencias produce un aluvión de respuestas físicas,

mentales y emocionales y químicas, que también

activan genes. Nuestra forma de percibir e interpretar

la información, que nuestros sentidos captan, como

información objetiva, tanto si es cierta como si no lo

es, y el significado que le damos producen cambios

biológicos importantes a nivel genético. Nuestros

genes interactúan con nuestra mente, consciente en

complejas relaciones. Se podría decir que el

significado que le damos a nuestras experiencias está

continuamente afectando las estructuras neuronales

que influyen en quienes somos a nivel microscópico,

lo cual influye a su vez en quienes somos a nivel

macroscópico. El estudio de la epigenética también

plantea estas preguntas: ¿Qué ocurriría si nada


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cambiara en tu entorno exterior? ¿Si hicieras lo mismo

con las mismas personas, a la misma hora cada día,

cosas que te llevarían a las mismas experiencias, las

que generarían las mismas emociones, que enviarían

la misma clase de señales a los mismos genes? Se

podría decir que mientras percibas tu vida desde la

perspectiva del pasado, y reacciones a las condiciones

con la misma arquitectura neuronal y desde el mismo

nivel mental, te estarás dirigiendo a un destino

genético predeterminado muy concreto. Además lo

que crees sobre ti y tu vida, y las decisiones que tomas

debido a esas creencias, también hacen que les sigas

enviando los mismos mensajes a los mismos genes.

La célula solo puede crear miles de variaciones del

mismo gen para reescribir una nueva expresión de


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proteínas que cambie tu cuerpo cuando se activa de

una forma nueva al recibir nueva información. Tal vez

no puedas manejar muchísimos aspectos de tu mundo

interior, tus creencias, tus percepciones y tu forma de

actuar con el entorno exterior que influyen en tu

entorno interior, que sigue siendo el entorno exterior

de la célula, esto significa que tú eres y no tu biología

preprogramada, el que tiene las claves para tu destino

genético. No es más que una cuestión de encontrar la

llave que encaje en la cerradura adecuada, que te

permita liberar tu potencial ¿Por qué entonces no ver

tus genes, como lo que realmente son? un caudal de

posibilidades, unos recursos de potencial ilimitados,

y un sistema codificado de órdenes personales ya que

en verdad son un montón de herramientas para la


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transformación, palabra que significa literalmente

“cambiar la forma”

Una investigación muy significativa

El cuerpo como una placa de Petri

El biólogo celular doctor Bruce Lipton hizo una

investigación con células madres pluripotentes,

células que pueden convertirse en otra célula al crecer,

colocó una célula en una placa de Petri donde se nutrió

con un medio de cultivo celular, a medida que se

dividía en muchas células idénticas genéticamente,

entonces Lipton separó las células en tres cápsulas de

Petri, y las expuso a tres medios de cultivo diferentes

del ambiente o entorno, lo que descubrió fue que el

entorno al que fue expuesta la célula, determinó si esta


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se convertía en un miocito (célula muscular),en un

adiposito (célula del tejido adiposo), o en un osteocito

(célula del tejido óseo).

Aun siendo todas ellas idénticas genéticamente se

expresaron de forma diferente. El destino final de un

ADN genéticamente idéntico manifestó su contenido

como células radicalmente diferentes, ¿qué era lo que

controlaba al destino de las células?

No era la genética, todas ellas eran, genéticamente

idénticas, la única diferencia fue el entorno, al que se

expuso el mismo ADN, el entorno celular también

determinó si las células permanecían o no sanas. Las

células expuestas a un buen entorno, un medio de

cultivo saludable, disfrutaron de una buena salud,


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mientras que las expuestas a un entorno malo, un

medio de cultivo poco saludable enfermaron.

Lipton afirmó que si sacas a las células enfermas

fuera del entorno malo, y las pones en el medio bueno,

sin duda se recuperarán de forma natural, sin

medicina.

Un día mientras observaba las células en su

laboratorio. Lipton tuvo una revelación, se dio cuenta

de que el cuerpo humano, no es diferente de las células

de su laboratorio, Lipton dijo, el ser humano no es más

que una capsula de Petri, cubierta de piel, que contiene

una comunidad de cincuenta millones de células. No

importa si las células están en nuestro cuerpo o en una

capsula de Petri. El medio de cultivo de las células en


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nuestro cuerpo es la sangre que las baña y las

alimenta.

Si cambiamos la composición de la sangre es lo

mismo que si cambiamos el medio de cultivo de las

células. Por lo tanto, ¿qué controla la composición de

la sangre?

El cerebro cambia el medio al que están expuestas las

células, el cerebro libera neuropéptidos y hormonas,

factores de crecimiento y otras sustancias químicas,

algo semejante a añadir sustancias químicas a una

cápsula de Petri con una pipeta, para de ese modo

cambiar el medio celular, Lipton dice que el cerebro

es percepción, pero la mente es interpretación, todo es

cuestión de cómo la mente interprete un


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acontecimiento de la vida. Por ejemplo tu puedes abrir

los ojos y ver una persona, esta es la percepción

objetiva del cerebro, entonces tu mente puede

reconocer a esta persona como a alguien a quien amas,

esta es la interpretación de la mente, a continuación el

cerebro libera oxitocina, dopamina, endorfinas y otras

sustancias químicas positivas, que proporcionan el

medio celular saludable de las células del todo el

cuerpo a través de la sangre.

Si por otra parte abres los ojos y ves a una persona, tu

mente interpreta que esta persona es una amenaza, el

cerebro libera las hormonas del estrés y otras

sustancias químicas del miedo que dañan las células.


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Lipton dice que cuando modificamos la

interpretación, que la mente hace sobre la enfermedad,

y pasa del miedo y el peligro, a una creencia positiva,

el cerebro responde bioquímicamente, la sangre

cambia el cultivo de las células del cuerpo y las células

cambian a nivel biológico, de acuerdo a la

importantísima investigación del doctor Lipton, todo

viene de las hormonas y los neurotransmisores que el

cerebro libera en función de si la mente interpreta algo

como positivo o no.

Cuando nuestras creencias son de esperanza y

optimismo, la mente libera sustancias químicas que

dejan el cuerpo en un estado de descanso fisiológico

controlado principalmente por el sistema nervioso

parasimpático y en estado de relajación, los


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mecanismos de auto reparación natural del organismo

están libres, para ir a equilibrar lo que se ha

descompensado en el organismo. Sí, no obstante la

mente piensa en creencias negativas, el cerebro las

percibe como una amenaza. Por lo que al cerebro se

refiere, hay un león corriendo tras de ti, es el momento

de luchar y salir huyendo, cuando están activadas las

respuestas del cuerpo al estrés, el cuerpo no se ocupa

de los problemas a largo plazo, como el

rejuvenecimiento celular, la auto reparación, y la

lucha contra los efectos del envejecimiento. Está

demasiado ocupado preparándote para la huida.

No tiene sentido que las células del sistema

inmunitario se pongan a trabajar para controlar las

células cancerosas aisladas o en renovar las células del


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cuerpo, por otras nuevas si estas a punto de ser

devorado. Con el tiempo estas creencias negativas que

desencadenan de forma repetida la respuesta al estrés,

pasan factura y el entorno celular se va intoxicando

con hormonas y neurotransmisores del estrés. No es

de extrañar que el organismo enferme y tenga

dificultad para auto repararse.

La Supervivencia del Estrés

El estrés es una de las principales causas de cambios

epigenéticos porque hace que tu cuerpo pierda la

homeostasis, se da en tres formas: estrés físico,

trauma, estrés químico(toxinas) y estrés mental y

emocional(miedo, temor, preocupación, ansiedad,

depresión, obsesión, agotamiento) cada una de estas


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clases puede desencadenar más de mil cuatrocientas

reacciones químicas y producir más de cuarenta

hormonas y neurotransmisores cuando se

desencadena esta cascada de sustancias químicas de

hormonas del estrés, tu mente influye en tu cuerpo a

través del sistema nervioso autónomo y experimentas

negativamente la fundamental conexión mente-

cuerpo. Lo más sorprendente es que cuando el estrés

fue descubierto, fue concebido como un sistema

adaptativo del organismo, y en gran parte lo es (lo que

sería el estrés bueno). Todos los organismos de la

naturaleza incluidos los seres humanos, estamos

programados para afrontar el estrés, a corto plazo, a

fin de disponer de los recursos necesarios ante

situaciones de emergencia. Cuando percibes una


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amenaza, en el mundo exterior, se activa la respuesta

de lucha o huida, del sistema nervioso simpático. Una

parte del sistema nervioso autónomo, y entonces tu

ritmo cardiaco y tu tensión arterial aumentan, tus

músculos se tensan y tu cuerpo libera hormonas como

la adrenalina, y el cortisol, para prepararse para huir o

afrontar el peligro. Pero cuando el peligro desaparece,

tu cuerpo volverá a la homeostasis, su estado de

equilibrio normal. Es la manera en que nuestro cuerpo

está diseñado, para actuar en un estado de

supervivencia. El cuerpo pierde el equilibrio, pero

solo por un breve tiempo, hasta que el peligro

desaparece al menos esta reacción, se concibió para

esto. ¿Pero qué es lo que sucede en el mundo

moderno? Si cuando conduces por la carretera, te


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corta el paso un auto, puede ser que te asustes por un

momento, pero luego, te das cuenta que no te ha

pasado nada, y al dejar de temer sufrir un accidente tu

cuerpo vuelve a su estado normal, a no ser que esta

sea una de las innumerables situaciones estresantes,

con las que te has encontrado ese día. Si eres como la

mayoría de las personas, una serie de incidentes

enervantes, te mantendrá con la respuesta de lucha o

huida activada, en un estado de desequilibrio, la

mayor parte del tiempo. Tal vez el auto que te ha

cortado el paso, sea la única situación peligrosa real,

con la que te has encontrado a lo largo del día, pero el

tráfico del camino al trabajo, el explicar el trabajo

efectuado ante el jefe, la pelea con tu pareja, el

importe de la tarjeta de crédito, el ordenador que se


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quedó colgado y lo cansado que te sientes y como te

ves frente al espejo, hacen que las hormonas del estrés

sigan circulando, por tu cuerpo, casi a todas horas.

Entre recordar experiencias estresantes del pasado y

prever situaciones estresantes del futuro, todos estos

episodios estresantes, a corto plazo, que se repiten una

y otra vez, acaban amalgamándose en un estrés a

largo plazo. Bienvenido a la versión del siglo

veintiuno de vivir en un estado de supervivencia. En

el estado de lucha o huida tu energía se moviliza para

que el cuerpo, pueda echar a correr o luchar. Pero

cuando no recuperas la homeostasis, equilibrio,

porque sigues percibiendo una amenaza, pierdes

energía vital. Cuando la usas para otro propósito en tu

mundo interior, dispones de menos energía para el


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crecimiento, la reparación celular y los proyectos

regenerativos, a largo plazo, a nivel celular, y de

curación. Las células se desactivan ya no se

comunican entre ellas y se vuelven “egoístas”. No es

el momento para el mantenimiento habitual y menos

todavía para hacer mejoras, porque tu cuerpo está

usando tu energía, para defenderte de la “amenaza”

cada célula se preocupa solo de ella, con lo que la

comunidad de células dejan de actuar juntas. El

sistema inmunológico y el endocrino, entre otros, se

debilitan a medida que los genes de estas células,

relacionadas con ellos se ven afectados, al

desactivarse las señales químicas procedentes del

exterior. Es como vivir en un país donde el 98% de los

recursos destinasen a la defensa y no quedara nada


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para invertir en colegios, bibliotecas, carreteras, etc.

Las carreteras se llenan de baches, las universidades

sufren recortes y el nivel académico de los estudiantes

baja. Los programas de bienestar social, que se

ocupaban de los pobres y los ancianos, se suprimen, y

no hay suficiente comida, para aumentar a todos los

habitantes del país.

Por eso es lógico que el estrés crónico o a largo plazo,

se asocie con la ansiedad, la depresión, los problemas

digestivos, la pérdida de memoria, el insomnio, la

hipertensión, las cardiopatías, las embolias, el cáncer,

las ulceras, la artritis, reumatoidea, los resfriados, la

gripe, el envejecimiento prematuro, las alergias, el

dolor físico, la fatiga crónica, la infertilidad, el asma,

los problemas hormonales, las erupciones, los


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espasmos musculares y la diabetes, para citar solo

algunos trastornos, todos ellos por cierto, se deben a

cambios epigenéticos.

En la naturaleza no existe ningún organismo diseñado

para aguantar los efectos del estrés a largo plazo.

Estudios muy importantes, están demostrando que las

instrucciones epigenéticas para la curación se

desactivan cuando vivimos en un estado de estrés

crónico. Por ejemplo, un equipo de investigadores del

centro médico de la Universidad de Ohio, descubrió

que el estrés afectaba a más de ciento setenta genes,

cien de los cuales, se desactivaban por completo. Los

investigadores señalaron que las heridas de los

pacientes estresados, tardaban un 40% más de tiempo

en curarse y que el “estrés inclinaba la balanza


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genómica hacia los genes que codificaban las

proteínas responsables de la detención del ciclo

celular, la muerte y la inflamación. Otro estudio que

analizó los genes de 100 ciudadanos de Detroit, se

centró en 23 personas aquejadas del trastorno de estrés

postraumático. Las variaciones epigenéticas de estas

personas aumentaron de seis a siete veces más y la

mayoría tenía que ver con la debilitación del sistema

inmunitario. Investigadores del instituto del sida de la

UCLA, descubrieron que el VIH, se propaga más de

prisa en los pacientes más estresados, y además cuanto

mayor era el grado de estrés del paciente, menos

respondía a los fármacos antivirales. Los

medicamentos funcionaban cuatro veces más en los

pacientes que estaban relativamente tranquilos,


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comparados con los que tenían hipertensión arterial, y

un ritmo cardíaco elevado, que indicaban que eran los

más estresados. Basándose en estos descubrimientos,

los investigadores concluyeron que el estrés, afecta

directamente la replicación viral. Aunque la respuesta

de lucha o huida, fuera en un principio muy

adaptativa, ahora, es evidente, que cuanto más esté

activado el sistema de supervivencia, de más tiempo,

carece el cuerpo, de los recursos necesarios para

mantener una salud optima, y el sistema se mantiene

fuera “de homeostasis” o equilibrio.

El legado de emociones negativas

Las hormonas del estrés comienzan a liberarse cuando

estamos creando un sinnúmero de emociones


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negativas, altamente adictivas, como ira, hostilidad,

agresividad, competitividad, odio, frustración, miedo,

ansiedad, celos, inseguridad, culpabilidad, vergüenza,

tristeza, angustia, depresión, impotencia,

desesperanza, por citar unos pocos ejemplos. Cuando

nos centramos en pensamientos de recuerdos amargos

o en situaciones muy conflictivas que nos podrían

pasar en el futuro, olvidándonos de todo lo demás, no

dejamos que el cuerpo recupere la homeostasis,

equilibrio, de hecho, con un mero pensamiento,

podemos activar, la respuesta al estrés. Si la activamos

y luego no podemos desactivarla, acabaremos

desarrollando algún tipo de enfermedad o trastorno

leve o grave, a medida que silenciamos más y más

genes en un efecto dominó, hasta alcanzar nuestro


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destino genético. Por ejemplo si esperas que te ocurra,

una situación conocida y luego te centras solo en ese

pensamiento y en nada más aunque, solamente por un

momento, el cuerpo, empezará cambiar

fisiológicamente, para prepararse para ella. El cuerpo

está viviendo ahora, en ese futuro conocido, en el

momento presente. Debido a este fenómeno, el

proceso de condicionamiento, activa al sistema

nervioso autónomo, y libera automáticamente, las

correspondientes sustancias químicas del estrés. Así

es como la conexión mente cuerpo, puede llegar a

actuar en tu contra. En este tipo de casos, estás

manifestando los tres elementos del efecto placebo, en

perfecta simetría. En primer lugar, empiezas a

condicionar a tu cuerpo, a sentir el subidón de energía.


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Procedente del aluvión de sustancias químicas

generado por la adrenalina, si este aluvión de

sustancias químicas, de tu interior, lo asocias con una

determinada persona, objeto o experiencia de un

momento y lugar, en concreto, de tu realidad exterior,

solo de pensar en ese estímulo ya estarás

condicionando a tu cuerpo para que active la respuesta

y con el paso del tiempo lo acabarás condicionado a

ser la mente, al crear con tu pensamientos ese estado

emocional de excitación, al pensar en una posible

experiencia con alguien o algo, en un determinado

tiempo y lugar. Si esperas que en el futuro, te ocurra

una situación, basándote en una experiencia del

pasado, al esperarla o imaginarla emocionalmente,

estarás cambiando la fisiología de tu cuerpo y si


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además le das un significado a tus conductas y

experiencias, estarás reforzando el resultado con tu

intención, y entonces tu cuerpo cambiará o no

dependiendo de lo que creas saber, sobre tu realidad y

sobre ti. Los siguientes ejemplos procedentes de

varios estudios científicos revelan, los efectos físicos

del estrés.

Investigadores de la Facultad de Medicina de la

Universidad Estatal de Ohio, confirmaron que las

emociones estresantes, desencadenan respuestas

hormonales y genéticas, al evaluar como el estrés,

afectaba la rapidez con que se curaban heridas

cutáneas de poca importancia, un marcador

importante, en la activación genética. A un grupo de

42 parejas casadas les produjeron pequeñas ampollas


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por succión en la piel y luego les controlaron durante

tres semanas, los niveles de tres proteínas que se

expresan en la curación de heridas. A las parejas que

participaron les pidieron que conversaran sobre un

tema neutral durante media hora y más tarde que

hablaran de una pelea conyugal que habían tenido.

Los investigadores descubrieron que después de que

las parejas discutieran, sobre algo, en lo que estaban

en desacuerdo, les bajaba ligeramente, en nivel de

proteínas asociadas a la curación. Revelando que los

genes se habían silenciado. Pero la reducción aumentó

cerca de un 40 % en aquellas parejas, que habían

acabado discutiendo acaloradamente, en una pelea

salpicada de sarcasmos, críticas y muestras de

desprecio. Las investigaciones también respaldan el


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efecto contrario, reducir el estrés con emociones

positivas, produce cambios epigenéticos, que mejoran

la salud.

Dos estudios fundamentales, llevados a cabo, por

investigadores del Instituto Herbert Benson de

Medicina Mente Cuerpo de Harvard, y posteriormente

en el Hospital de Massachussetts, en Boston,

analizaron los efectos de la técnica descubierta por

Benson llamada “la respuesta de relajación”, conocida

por generar en la expresión genética estados de ánimo

serenos, y de profundo equilibrio. En el primer estudio

realizado en el 2008, 20 voluntarios recibieron un

entrenamiento de ocho semanas de duración con la

técnica denominada “la respuesta de relajación”,

consistente en un estado fisiológico de profundo


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descanso. Los investigadores también hicieron un

seguimiento a 19 personas que llevaban tiempo

practicado a diario esta técnica. Al finalizar el estudio,

los principiantes en esta clase de prácticas, mostraron

cambios en 1561 genes, reactivaron 874 relacionados

con la salud, y silenciaron 687, relacionados con el

estrés, y una reducción de la tensión arterial y el ritmo

cardíaco y respiratorio, y las personas con buen

entrenamiento en la técnica de relajación, expresaron

2209 genes nuevos. La mayoría de los cambios

genéticos, tenían que ver con mejorar, las respuestas

del cuerpo, ante el estrés crónico. El segundo estudio

realizado en 2013, reveló que la activación había

producido cambios en la expresión genética, al cabo

de tan solo una sesión de inducción a la respuesta de


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relajación, tanto en los participantes novatos, como en

los experimentados. Entre los genes reactivados se

encontraron los relacionados con la función

inmunológica, los que segregan insulina y entre los

genes silenciados, los que tenían que ver con la

inflamación y el estrés. Estas clases de estudios ponen

de relieve, la rapidez, con la que podemos, cambiar

nuestros propios genes. Por eso la respuesta al placebo

o sugestión, puede producir cambios físicos en

cuestión de minutos.

Cuando vivimos en un estado de supervivencia, con la

respuesta al estrés activada constantemente, solo

podemos centrarnos en tres cosas: el cuerpo físico,

¿estoy bien? el entorno ¿Dónde hay un lugar seguro?

Y el tiempo ¿Durante cuánto tiempo continuaré con


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esta preocupación sin resolverla? Estar

constantemente centrados en estos tres elementos, nos

hacemos menos afectuosos, menos optimistas, menos

conscientes y lúcidos con menos sentido y propósito,

en lo que hacemos, porque al final nos acostumbramos

a estar absortos en nosotros mismos y a centrarnos

más en nuestro cuerpo y en otras cosas materiales,

como lo que poseemos, donde vivimos, cuánto dinero

ganamos, etc., etc. y en todos los problemas que

tenemos en nuestro mundo exterior. Esta actitud hace

que al final, nos obsesionemos con el tiempo y que

estemos imaginando constantemente, las peores

situaciones, basándonos, en nuestras experiencias

traumáticas del pasado, siempre preocupados por el

escaso tiempo para nosotros mismos, y nunca tenemos


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suficiente tiempo para todo lo que tenemos que hacer.

Se podría decir, que las hormonas del estrés, hacen

que las células de nuestro cuerpo, se vuelvan egoístas,

para asegurarse de que sobrevivamos, y al mismo

tiempo, que nuestro ego se vuelva avaro, por lo que

acabamos convirtiéndonos en unos materialistas, que

definimos la realidad en lo objetivo. Acabamos

cerrándonos a nuestras posibilidades, porque no

salimos del estado crónico de estrés en que vivimos.

La mentalidad del “yo ante todo” que impregna

nuestro modo de pensar, se refuerza y perdura con lo

que nos volvemos demasiado indulgentes con

nosotros mismos, interesados y prepotentes. Y allí,

finalmente, definiéndonos como un cuerpo viviendo,

en las circunstancias del entorno y el tiempo. Como


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acabas de leer y ahora de entender mejor, en realidad

tienes un cierto control y más importante de lo que en

algún momento imaginaste, sobre tu propia ingeniería

genética, por medio de tus pensamientos decisiones,

experiencias y emociones, tienes un poder del que no

eras consciente y que tu desconocías, la clave para

liberarte de las limitaciones de tu expresión genética.

Como los pensamientos cambian el

cuerpo

Ahora entenderás que tanto si son placenteros como

estresantes, con cada pensamiento, emoción, y

situación que experimentas, estas actuando como un

ingeniero epigenético, sobre tus células, y sobre tu

destino.
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Los sentimientos y las emociones normalmente

provienen de experiencias, pero recuerda que puedes

combinar una clara intención con una fuerte emoción

positiva, para empezar a darle al cuerpo, una muestra

de la futura experiencia antes de ésta se manifieste,

entonces para tu cerebro, no habrá diferencia alguna,

y liberará los neuroquímicos tal y como si la

experiencia ya estuviera siendo manifestada.

Cuando te centras de verdad en una intención para

alcanzar un resultado, si logras que el pensamiento

interior, sea más real que el entorno exterior, tu

cerebro no reconocerá la diferencia entre ambos. Tu

cuerpo, a través del inconsciente, empezará a

experimentar la nueva situación futura, en el presente,

les enviará señales a los genes de nuevas formas, para


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prepararte a vivenciar, la situación futura imaginada.

Si sigues practicando mentalmente las suficientes

veces esta nueva serie de decisiones conductas y

experiencias deseadas, reproduciendo el mismo nuevo

nivel mental una y otra vez, tu cerebro empezará a

cambiar físicamente, instalando un nuevo circuito

neurológico, para empezar a pensar desde ese nuevo

nivel mental, y al actuar tu cuerpo, como si la

experiencia ya hubiera sucedido, estarás produciendo

variaciones epigenéticas, que acabaran generando por

medio de tus pensamientos más auténticos, los

cambios estructurales y funcionales en tu cuerpo. Este

es el mecanismo por medio del cual, adoptas un nuevo

programa mental.
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Tu cerebro y tu cuerpo ya no seguirán viviendo en el

mismo pasado de siempre, sino en el nuevo futuro que

habrás creado con la mente. Ahora vamos a adelantar

en qué modo puedes lograr hacer esto de forma

sencilla. Comienza preguntándote a ti mismo quién ya

no quieres seguir siendo, y quién sí quieres ser. Anota

estas respuestas, compenétrate profundamente para

realizar tus evaluaciones. Una vez que hayas

determinado tu orientación, puedes ayudarte

utilizando algún modelo de persona, intentando

aproximarte a ese resultado, lo importante es que te

sientas muy bien en esa imagen que has creado de ti

mismo. Puedes entonces, cerrar los ojos e imaginar.

Este proceso implica pensar en tus acciones futuras,

planeando mentalmente las decisiones que tomarás y


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centrando tu mente en una nueva experiencia, hazlo

una y otra vez, muéstrate que ejecutas una acción y

repasa las consecuencias lógicas que crees que se

desprenderán de eso. Acércate mentalmente al futuro

deseado, poniendo en juego todos tus recursos

imaginativos. Si experimentas placer, estás en el

camino correcto, luego, cada vez que repitas tu

programación mental, añade nuevas sensaciones y

amplía sus consecuencias, has la imagen tan vívida

como sea posible. Repite hasta que lo creas real.

Mientras repasas mentalmente tu destino tus sueños

en cuanto a los resultados deseados y te lo imaginas

una y otra vez, hasta familiarizarte con ellos, es

cuanto más conocimientos y experiencias grabarás en

tu cerebro respecto a la nueva realidad que deseas, y


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más recursos tendrás para crear en tu visualización, un

mejor modelo de ella, de ese modo, será más intensa

tu intención, y mayores tus expectativas, y te sentirás

como quieras. Al estar reforzando tu atención añade

pensamientos positivos, intégralos con un intenso

estado de emociones cálidas, llénalo de alegría y

gratitud. Vive el entusiasmo, para bañar con

neuroquímicos tu cuerpo y crear el programa más

favorable a la autorealización personal y la felicidad

de tu vida. Permite saborear todas las sensaciones que

se desprendan de la experiencia, y revívelas todas las

veces que gustes. Tu cerebro y tu cuerpo no saben

distinguir una experiencia real de una imaginada, ya

que neuroquímicamente son lo mismo. Así que

empiezas a creer que estás viviendo la nueva


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experiencia y al seguir centrado en esta situación

futura, activas otros nuevos circuitos neuronales, los

cuales envían las señales adecuadas, modificando a

tus genes. Recuerda, la neuroplasticidad del cerebro

y tus circuitos neuronales empiezan a reorganizarse

para reflejar lo que estas repasando mentalmente.

En este punto, tu cerebro y tu cuerpo ya no son una

grabación del pasado, sino un mapa del futuro que has

creado deliberadamente en tu mente. Tus

pensamientos se han convertido en la experiencia

deseada y te acabas de convertir por autosugestión en

el medicamento más poderoso que existe.


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Algunas historias inspiradoras

Tal vez hayas oído la historia de un comandante

apresado en un campo de concentración vietnamita,

que se imaginaba que a diario estaría jugando al golf

en un lugar en particular de su país, para mantenerse

cuerdo, y que cuando por fin lo libertaron y volvió a

su casa, ganó un partido, en ese mismo campo de golf

sacando la máxima puntuación. O quizá hayas oído el

relato de Sharansky, un activista soviético por los

derechos humanos, que permaneció más de nueve

años, en una prisión en la Unión Soviética, tras ser

acusado falsamente de trabajar como espía para


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Estados Unidos, en la década de 1970, Sharansky, que

estuvo encerrado en una celda de castigo, jugaba

mentalmente al ajedrez contra sí mismo, a diario,

anotando en su mente las coordenadas y las posiciones

de cada pieza en el tablero. Esta actividad le permitió

mantener activos, muchos de sus mapas neuronales

que normalmente requieren una estimulación externa

para seguir intactos. Tras obtener su libertad emigró a

Israel y acabó siendo ministro en el gobierno Israelí.

Y cuando el campeón de ajedrez Gary Gasparov fue a

Israel en 1996 para enfrentarse en una competición

con 25 Israelies Sharanki le ganó. El campeón de Golf

Jack Nicklaus escribió en su libro técnicas de Golf:

“nunca doy un golpe, ni siquiera entrenándome, sin

tener en la mente, una imagen bien clara,


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perfectamente, enfocada del mismo. Es como una

película en color. Primero “veo la bola”, donde quiero

que vaya a parar, bonita y blanca, y parada en un punto

elevado de la Hierba, color verde vivo. Luego la

escena cambia, rápidamente, y visualizo la bola

dirigiéndose allí, su camino, su trayectoria, su forma

y hasta su comportamiento al aterrizar. Luego viene

una especie de desvanecimiento, del cuadro y la

escena siguiente, me presenta realizando la clase de

swing que dará existencia real, a las imágenes

anteriores. Solo al final de esta breve película escojo

un palo y golpeo la bola, el golfista Tiger Woods,

Michael Jordan y muchos otros muy destacados

deportistas, funcionaron siempre con visualizaciones

previas. Todos estos ejemplos, y muchos millones


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tienen en común, que trascendieron el entorno

exterior, fueron más allá de su cuerpo, y el tiempo,

para hacer importantes cambios neurológicos, en su

interior. Cuando se presentaron ante el mundo,

lograron que su mente y su cuerpo, actuaran al

unísono, y luego crearon el mundo material que

habían concebido antes en el reino mental. Existen

estudios científicos que los respaldan. Para empezar,

muchos estudios sobre visualizaciones, revelan que

cuando te concentras en una determinada zona del

cuerpo, tus pensamientos estimulan la región del

cerebro que rige esa parte y si lo sigues haciendo,

terminan produciendo, cambios físicos, en la zona

sensorial del cerebro. Y es lógico que ocurra porque

cuando sigues volcando tu atención en lo mismo, estás


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activando y creando las mismas redes de neuronas. Y

por eso acabas construyendo en esa área los mapas

cerebrales más consistentes. En un estudio realizado

en Harvard, los participantes que nunca habían tocado

el piano, al practicar mentalmente un sencillo

ejercicio de piano ejecutado con cinco dedos, dos

horas diarias, durante cinco días, experimentaron los

mismos cambios cerebrales, que las personas que

practicaron físicamente, la misma actividad, aunque

sin mover un solo dedo. La región de su cerebro, que

controla los movimientos de los dedos, aumento

notablemente, haciendo que su cerebro, fuera como si

la experiencia imaginada hubiera ocurrido de verdad.

los participantes habían instalado circuitos

neurológicos y unos programas con los que crearon,


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nuevos mapas cerebrales, solo con ayuda de los

pensamientos. Tal vez, te preguntes, si existen

estudios, que revelen, lo que sucede cuando seguimos,

toda la secuencia, cuando además de imaginar lo que

deseamos crear, conectamos con la intensa emoción

positiva que nos produce.

Enviando señales a nuevos genes

Para entender mejor la relajación concentrativa,

hablaremos brevemente sobre anatomía cerebral, y de

relaciones con neuroquímica. Tu lóbulo frontal,

situado justo detrás de la frente, es tu centro creativo.

La parte del cerebro que aprende cosas nuevas, sueña

con nuevas posibilidades, toma decisiones, establece

tus intenciones, es el director ejecutivo, por así decirlo


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e incluso juega un papel más importante todavía,

porque el lóbulo frontal, también te permite observar

quien eres y evaluar, lo que estás haciendo y cómo te

sientes. Es la sede de tu consciencia, lo cual es

importante porque cuando eres más consciente de tus

pensamientos, consigues dirigirlos mejor. A medida

que vas practicando la relajación concentrativa, y te

concentras en el resultado deseado, el lóbulo frontal

se convierte en un aliado, al bajar el volumen del

mundo exterior, para que no te distraigas tanto, con la

información que recibes de tus cinco sentidos. Los

escáneres cerebrales revelan que en un estado de gran

concentración, como durante la relajación

concentrativa, la percepción del tiempo y del espacio

disminuye. Ocurre porque tu lóbulo frontal reduce la


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información procedente de los centros sensoriales, de

los centros motores, responsables de tus movimientos

físicos, y de los centros de asociación, donde residen,

los pensamientos sobre tu identidad y quien eres, y

también la de los circuitos del lóbulo parietal, donde

procesan el tiempo. Como vas más allá del entorno,

del cuerpo, e incluso del tiempo, te resulta más fácil

para que los pensamientos, que estás teniendo, se

vuelvan más reales, que ninguna otra cosa. En cuanto

te imaginas un nuevo futuro para ti, piensas en nuevas

posibilidades, y empiezas a hacerte preguntas

concretas de esta índole ¿cómo sería vivir sin este

dolor ni limitación? Y tu lóbulo frontal se concentra

en ello. En cuestión de segundos, generas tanto la

intención de estar sano, como una imagen mental de


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estar sano para poder imaginártelo. El lóbulo frontal,

como director ejecutivo, está conectado con todas las

otras partes del cerebro, de modo que empieza a

seleccionar redes de neuronas, para crear, un nuevo

estado mental, como respuesta a esta pregunta. Se

podría decir, que se convierte en un director de

orquesta, silenciando tu antiguo programa

neurológico, la función de poda de la neuroplasticidad

cerebral. Seleccionando nuevas redes neuronales, de

distintas partes del cerebro, y conectándolas para crear

un nuevo nivel mental que refleje lo que has estado

imaginando. El lóbulo frontal, es el que cambia tu

mente, es decir hace que el cerebro funcione usando

distintas secuencias, estructuras y combinaciones. En

cuanto el lóbulo frontal selecciona distintas redes


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neuronales y las activa al unísono, a la perfección para

crear un nuevo nivel mental, aparece en tu

imaginación, o lóbulo frontal, una imagen o

representación interna.

La neuroquímica

Si tu lóbulo frontal orquesta lo suficientemente, bien

estas redes neuronales, para que se activen al unísono,

mientras te centras en una clara intención, llegará un

momento, en que el pensamiento, se convertirá en la

experiencia en tu mente. Es cuando tu realidad interior

se vuelve más real que la exterior. En cuanto el

pensamiento se convierte en la experiencia, empiezas

a sentir la emoción que te producirá la situación, si

estuviera ocurriendo realmente. Tu cerebro crea


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entonces una clase distinta de mensajeros químicos,

un neuropéptido y los envía a las células del cuerpo,

los neuropéptidos buscan los sitios receptores

adecuados o estaciones de acoplamiento, de varias

células para transmitir su mensaje a los centros

hormonales del cuerpo, y por último al ADN celular y

las células reciben el nuevo mensaje, de que la

situación imaginada ha ocurrido. Cuando el ADN de

una célula recibe esta nueva información del

neuropéptido, responde encendiendo o reactivando,

algunos genes, y apagando otros, para respaldar tu

nuevo estado del ser. Y los efectos se ven como

cambios medibles, en nuestro cuerpo físico.


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Cómo la intención cambia la

biología

Ya hemos mencionado las emociones y el papel

fundamental que juegan en la curación pero ahora

trataremos el tema en forma más amplia.

Si respondemos con una intensa emoción, a los

nuevos pensamientos en los que nos concentramos en

la relajación concentrativa, es como equipar con

turbocompresor a nuestros esfuerzos, porque las

emociones nos ayudan a hacer los cambios

epigenéticos con mucha más intensidad y rapidez.

La emoción constante es el catalizador que realmente

mejora el proceso. Sentir una intensa emoción nos

permite obtener resultados mucho más espectaculares


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con mucha mayor rapidez. Investigadores de la

Universidad de Carolina del Norte demostraron que

un aumento de emociones positivas producía un

aumento del tono vagal, un indicador de la salud del

nervio vago, el cual desempeña una parte muy

importante en la regulación del sistema nervioso

autónomo y la homoestasis.

En realidad, numerosas investigaciones indican que

las emociones positivas ayudan a las personas a

activar cambios físicos reales que mejoran su salud.

En conclusión, las emociones positivas favorecen la

buena salud del cuerpo y el cerebro.

La base de estos estudios se vincula con el efecto de

la autosugestión, la clara intención sobre un estado


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deseable, el entusiasmo y la esperanza, depositados en

él, anticipan ese resultado.

Este intenso estado emocional producido por el nuevo

pensamiento, es por tanto un componente esencial del

proceso, porque constituye una nueva información del

exterior de la célula. Quedando una vez más

demostrado, que el cuerpo no sabe diferenciar una

emoción creada por una experiencia real de otra

creada por los pensamientos.

Por eso es lógico que en lugar de limitarnos a evitar

emociones negativas como el miedo y la ira,

intentemos además sentir realmente emociones

positivas, como agradecimiento alegría, entusiasmo,

fascinación, asombro, confianza, aprecio, bondad,


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compasión y fortaleza, para aprovechar nuestras

ventajas evolutivas, con el fin de maximizar nuestra

salud.

Sentir emociones positivas y expansivas como la

bondad, compasión, emociones, que por cierto, todos

podemos tener, activan los neuropéptidos llamados

oxitocinas, cuya función es inhibir los receptores de la

amígdala (la parte del cerebro, que genera miedo y

ansiedad).

Al liberarnos del miedo podremos ser infinitamente

más confiados, indulgentes y bondadosos, dejamos

atrás el egoísmo y nos volvemos altruistas.

Y a medida que adoptamos este nuevo programa

mental, nuestros, neurocircuitos nos presentan una


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infinidad de posibilidades, las cuales antes, no

podíamos ni siquiera imaginar.

Actualmente, se están descubriendo en qué áreas del

cuerpo se encuentran los receptores de oxitocina. Y,

por lo que es sabido, tanto los intestinos, los tejidos

vinculados con el sistema inmunológico, el hígado, el

corazón, y muchos otros órganos, son susceptibles a

los efectos beneficiosos de la oxitocina, entre los que

se cuenta, la estimulación de la función inmunológica,

el incremento de la motilidad gastrointestinal, y la

normalización de los niveles de glucosa sanguínea.

Entre muchos otros.

Dijimos que el lóbulo frontal te ayuda a desconectarte

del cuerpo, el entorno y el tiempo-. Los tres elementos


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principales en los que te centras cuando vives en el

estado de supervivencia. Para ir más allá de ti, para

entrar en un estado de pura conciencia, y obtener

nuevos programas mentales, es fundamental privarte

del tiempo, el entorno y el cuerpo, de forma

momentánea. Por eso en las meditaciones de los

célebres monjes tibetanos, no existe otra realidad que

la del sujeto experimentando un nuevo estado de

consciencia. No sería posible, efectuar las

modificaciones neuronales si intentásemos

simplemente hacerlo en un contexto inapropiado, o

sin una preparación mínima de parte de nuestra

voluntad profunda.

Cuando visualizas lo que deseas, tu corazón está más

abierto y las emociones positivas fluyen a través de ti,


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mientras grabas por fin en tu beneficio las

experiencias que buscas concretar en la realidad.

El estado mental egoísta del modo de supervivencia

desaparece automáticamente, mientras tu cuerpo

utiliza la energía disponible para crear.

Ahora entenderás por qué si generas una clara

intención sobre un nuevo futuro y la combinas con una

emoción intensa y expansiva, y haces esto una y otra

vez hasta crear un nuevo programa mental, los

pensamientos te parecerán más reales, que tu visión

limitada de antes de la realidad. Por fin eres libre.

Las primeras experiencias en la práctica del

entrenamiento autodirigido, se sienten como cuando

un niño va a una tienda de golosinas, entusiasmado y


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alegre, se maravilla de toda clase de posibilidades

respecto de lo que puede adquirir. Emprende este

camino con dedicación, y notarás los resultados

sorprendentes que a ti, también te están esperando.


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La programación inconsciente y el

poder del anclaje

Las neurociencias han demostrado que cuando las

personas aceptan una posible situación imaginada,

responden de forma sorprendente a esa imagen

mental. Distintas investigaciones en patologías muy


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diferentes logran producir al mismo efecto, pacientes

que llevaban años, padeciendo temblores de

Parkinson, y que al aumentar sus niveles de dopamina,

por medio de sus pensamientos positivos,

experimentan la desaparición de sus parálisis

espásticas, reemplazándolas por alegría y bienestar, o

pacientes con dolores intensos, que al incorporar un

placebo (sugestión), les desaparecen los dolores. Cada

una de esas personas aceptó la posibilidad de mejoría

y luego creyó en ella, después, se entregó al resultado,

sin analizar el proceso. Así, se alinearon con una

posible realidad futura, al creer en el resultado

emocionalmente, su mente inconsciente lo estaba

creando por ellos.


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Muchas veces debemos ayudar al proceso de la cura

evocando situaciones que nos permitan creer en que

esta es posible, actuar como sí, es un excelente medio

de autosugestión, altamente efectivo, y que arroja

resultados sorprendentes.

El componente adicional de la

emoción

Cuando nos presentan la idea de curarnos y la

asociamos con la esperanza o con el pensamiento de

que algo fuera de nosotros nos cambiará por dentro, al

anticipar entusiasmados la experiencia curativa, nos

dejamos sugestionar por ese resultado final.


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Condicionamos al sistema que creará el resultado,

esperamos que suceda y además le ponemos

expectativa, pero el componente emocional es

esencial en esta experiencia, ya que la

sugestionabilidad no es simplemente un proceso

intelectual. Muchas personas pueden intelectualizar

que se sienten mejor, pero si no aceptan

emocionalmente el resultado, no podrán entrar en el

sistema nervioso autónomo, lo que es fundamental,

porque es donde reside la programación mental

inconsciente, que controla las funciones biológicas.

De hecho en psicología, se considera que una persona

que siente emociones intensas, tiende a ser más

receptiva a las ideas, y por lo tanto es más

sugestionable su sistema nervioso autónomo. El


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componente de la emoción está controlado por el

cerebro límbico llamado también cerebro emocional y

cerebro químico.

El cerebro límbico se ocupa de las funciones

inconscientes como el orden químico y la

homeostasis, para mantener el equilibrio fisiológico,

es tu cerebro emocional, al sentir distintas emociones,

activas esta parte del cerebro, que crea las

correspondientes moléculas químicas de la emoción,

y es sabido que el cerebro emocional funciona al

margen de la mente consciente.

Permitirte sentir emociones es una forma de entrar en

el sistema operativo y programar un cambio, porque

le estas dando automáticamente las instrucciones al


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sistema nervioso autónomo, para que empiece a crear

la correspondiente bioquímica, como si ya estuviera

sucediendo, y el cuerpo recibe entonces una mezcla de

esos neurotransmisores naturales del cerebro. La

mente es el cuerpo y el cuerpo es la mente.

No todas las emociones sirven para ello, el miedo, la

sensación de inutilidad, la ira, la hostilidad, la

impaciencia, el pesimismo, la competitividad, y las

preocupaciones, no envían las señales a los genes

adecuados, para que el cuerpo este más sano, al

contrario, activan la respuesta de lucha o huida del

sistema nervioso y preparan el cuerpo para una

emergencia.
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Cuando esto sucede en lugar de curarte, te estas

enfermando más. Estas luchando, intentando alcanzar

a la fuerza, un resultado, esta actitud te hace perder el

equilibrio, al igual que las emociones del estado de

supervivencia, y cuanto más frustrado e impaciente te

sientes, más falto de equilibrio estás, con

autosugestión(respuesta al placebo) ocurre lo mismo,

no hay que intentar obtenerla, sino más bien encontrar

los mecanismos por los cuales creemos que es posible

alcanzar el resultado, confiando en ellos, sin importar

las consideraciones racionales más críticas.

Todas las emociones negativas y estresantes son tan

habituales y al mismo tiempo nos conectan a tantas

situaciones conocidas del pasado, que cuando nos

dejamos llevar por ellas, hacen que nuestro cuerpo


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siga conectado a las mismas condiciones del pasado,

que es la mala salud, y nuestro pasado, refuerza

nuestro futuro. En cambio emociones como la

gratitud, y el aprecio, hacen que el corazón se nos

abra, y que nuestro cuerpo se eleve a un nuevo lugar.

Abandonando los centros hormonales inferiores.

El agradecimiento es una de las emociones más

poderosas que existen para aumentar nuestro grado de

sugestionabilidad. Le enseña emocionalmente al

cuerpo, que el episodio por el que nos sentimos

agradecidos, ya ha sucedido, porque normalmente

sentimos agradecimiento después de haber ocurrido la

situación deseada. Por eso la gratitud es un recurso

maravilloso, si consiguieres sentir aprecio y

agradecimiento, y lo combinas con una intención clara


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estarás empezando a expresar emocionalmente el

episodio deseado, entrenando químicamente al cuerpo

para que conozca lo que tu mente sabe. Intenta

experimentar emociones elevadas, para que te

conduzcan hasta donde puedas llegar.

1- Ser muy optimista

2- Tener un profundo sentido y propósito de vida

3- Fuerte esperanza con deseos, sueños y

confianza en el poder de recuperación.

4- Esperanza ilimitada relacionada con la fe(no

excluyente)

5- Afecto y amor del grupo familiar


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Abriendo la puerta al inconsciente

Las personas más sugestionables aceptan y creen de

manera natural en un resultado y se entregan a él.

Porque no lo analizan ni intelectualizan demasiado.

Por naturaleza las personas de esta índole son más

proclives a aceptar que un pensamiento puede

convertirse en una posible experiencia, y a sentirla

emocionalmente, para que esta combinación, inicie un

programa mental, y se materialice luego. Tales

personas, no pasan demasiado tiempo intentando

entender su vida, ni le dan demasiadas vueltas a las

cosas. Si alguna vez has visto un espectáculo de


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hipnotismo, los espectadores que van al escenario

suelen pertenecer a esta clase de personas.

Las personas de mente analítica son menos propensa

a aceptar cualquier sugestión sin dejarse antes guiar,

hasta cierto punto, por su mente intelectual, al

evaluarla, procesarla programarla, y considerarla, esta

clase de personas son sumamente críticas y se

aseguran de analizarlo todo, antes de confiar en algo,

y entregarse a ello.

Lo ideal es mantener un sano equilibrio entre ambos

extremos, una persona demasiado analítica tendera

menos a confiar en los demás, y a fluir en la vida. Y

una demasiado sugestionable, será proclive a una

excesiva credulidad, y menos práctico. Lo que


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queremos subrayar, es que si estas siempre analizando

tu vida, juzgándote y obsesionándote, con todo cuanto

te rodea, te costará más, pero todos los seres humanos

podemos modificar nuestros programas. La puerta que

separa la mente consciente del inconsciente sólo se

abre cuando aceptas, crees y sigues una sugestión, y

ya que esto es algo que hacemos invariablemente, será

mejor tomar el asunto en nuestro favor. El objetivo es

pasar de la mente consciente al inconsciente, donde la

sugestión se graba biológicamente, y se automatiza.

Existen otros elementos que pueden silenciar la mente

analítica y abrir la puerta al inconsciente para

aumentar el grado de sugestionabilidad por ejemplo el


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cansancio físico, muchos estudios han revelado que

durante el aislamiento sensorial, la escasez de

estímulos sociales, físicos y ambientales, debilitan

nuestras facultades analíticas, haciendo que nos

dejemos sugestionar más por la información

proveniente de nuestro interior.

Actitudes y creencias y percepciones

Nuestras creencias no son siempre tan conscientes

como pensamos, tal vez nos dé la impresión de aceptar

una idea, pero si en el fondo no creemos que sea

posible, nuestra aceptación no será más que un

proceso intelectual, como para que se dé el efecto de

autosugestión, tienes que cambiar lo que crees de ti

mismo, y lo que es posible en cuanto a tu cuerpo y tu


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salud, debes comprender qué son las creencias y de

donde vienen.

Supongamos que una persona quejada de ciertos

síntomas va a ver al médico y éste le diagnostica una

enfermedad, basándose en sus conclusiones objetivas,

el médico le hace el diagnóstico y el pronóstico, y le

da opciones en cuanto al tratamiento ,basándote en los

resultados habituales, tan pronto como el paciente oye

al médico decir diabetes o cáncer, hipotiroidismo,

síndrome de fatiga crónica, etc. le vienen a la mente

una serie de pensamientos, imágenes y emociones,

basadas en sus experiencias vividas, por ejemplo, tal

vez vio una película en la que uno de los personajes se

moría a causa de ella, o incluso leyó en internet algo


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que lo inquietó, todo lo cual, hizo que el diagnóstico

le asustara.

En cuanto el paciente ve al médico y oye su opinión,

acepta automáticamente la enfermedad. Cree lo que el

médico, tan seguro de sí mismo, le dice, y luego se

entrega al tratamiento, y a los resultados, y además, lo

hace sin analizarlo en absoluto. El paciente se deja

sugestionar, y es vulnerable por lo que le dice el

médico, si acepta entonces las emociones del miedo,

la preocupación y la ansiedad, y también la tristeza,

los únicos pensamientos posibles que tendrá, o

autosugestiones, serán los que equivalen a como se

siente.
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Aunque el paciente intente tener pensamientos

positivos sobre que se acabará curando, su cuerpo se

seguirá sintiendo mal, porque ha recibido las

sugestiones inadecuadas, lo cual le ha inducido a un

programa mental inadecuado, la incapacidad de ver, o

percibir cualquier posibilidad nueva, estará a merced

de sus creencias y las del médico, sobre el diagnóstico

y pronóstico.

¿Cómo hicieron los pacientes que mejoraron con la

autosugestión? ¿Qué hicieron diferente?

En primer lugar no aceptaron la irrevocabilidad del

diagnóstico y/o pronóstico, consultaron a uno o dos

médicos más, y encontraron uno tal vez esperanzador,


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al tener una actitud distinta, los pacientes, contaban ya

con otro programa mental. Uno muy distinto.

No se dejaron sugestionar por el consejo, ni las

opiniones del primer médico y entonces no se

sintieron aterrados, victimizados, ni tristes.

En su lugar, se mostraron optimistas, y entusiastas, y

estas emociones les produjeron una nueva serie de

pensamientos, que a su vez les ha permitido ver

nuevas posibilidades, como tenían distintas ideas, y

creencias sobre lo que era posible, no condicionaron

su organismo, no sufrían por la peor situación

imaginada, ni esperaron el mismo resultado

previsible, que las personas que habían recibido el

mismo diagnóstico, ni le asignaron el mismo


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significado, y al asignarle un distinto significado a su

futuro, tuvieron una distinta intención.

Comprendieron la función de la epigenética y la

neuroplasticidad, de ahí que en lugar de verse

pasivamente como víctimas de la enfermedad, usaron

esos conocimientos para volverse proactivos.

Piensa ahora en una persona común corriente que

recibe un diagnóstico y anuncia de inmediato: “esa

enfermedad no podrá conmigo” alguien puede no

aceptar la enfermedad, ni el resultado que el médico

le comunica, pero la diferencia está en que la mayoría

de la gente, no ha cambiado realmente su creencia.

Para cambiar una creencia es necesario cambiar el


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programa mental, que influye en las respuestas

inconscientes del organismo.

Las personas que intentan cambiar algo de su vida,

sólo con la mente consciente, nunca salen de su estado

habitual, porque no saben cómo hacerlo, por eso no se

curan, o son incapaces de entregarse a la posibilidad,

ya que les resulta imposible, dejarse sugestionar por

cualquier otra cosa, que no sea lo que les dice el

médico.

Es posible que una persona no responda al

tratamiento o siga enfermo por vivir a diario en el

mismo estado emocional, aceptando, creyendo y

siguiendo el modelo médico, sin analizarlo, basándose


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en la actitud de millones de personas, que hacen

exactamente lo mismo.

¿Si acaso el diagnóstico médico de nuestros tiempos

modernos no equivale en realidad a un maleficio

vudú?

Nos gustaría ahora analizar un poco más las creencias,

pero antes queremos señalar que cuando tienes una

serie de pensamientos y sentimientos, hasta que se

vuelven habituales, o automáticos, estas creando una

actitud, y como lo que piensas y sientes, configura los

programas mentales, las actitudes, no son más reflejos

del mismo, y pueden variar de un momento a otro, a

medida que tus pensamientos y sentimientos cambian,


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cualquier actitud puede durar unos minutos, horas,

días, o incluso muchísimo tiempo.

Por ejemplo, si tienes una serie de buenos

pensamientos afines a una serie de buenos

sentimientos, puedes decir hoy tengo una buena

actitud, y si tienes una serie de pensamientos

negativos afines a una serie de sentimientos negativos,

puedes decir hoy tengo una mala actitud, si tienes la

misma actitud las suficientes veces, se vuelve una

respuesta automática, si repites o mantienes ciertas

actitudes el tiempo suficiente, y las unes

consistentemente a tu vida, acaban generando una

creencia, un programa mental, que se graba en tu

cerebro, y luego condiciona emocionalmente a tu


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cuerpo, por eso cuesta tanto cambiarlas, y se siente un

vacío en el abdomen, cuando se las ve peligrar.

Funcionan como las experiencias, se han grabado

neurológicamente en tu cerebro, generando tus

pensamientos, y se han expresado químicamente en

emociones, liberando tus sentimientos, la mayoría de

tus creencias, se basan en recuerdos del pasado, y no

siempre funcionan para las situaciones del presente.

Las creencias son programas inconscientes

procedentes del pasado, y también son más duraderas

que las actitudes, pueden durar meses o años, y cuanto

más duran más se refuerzan. A veces ni siquiera

sabemos porque creemos ciertas cosas, o no

advertimos nuestras creencias hasta que las


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analizamos, la mayor parte de las percepciones o

formas de ver las cosas, se han programado

inconscientemente, y reflejan en gran parte, la

interpretación de los hechos del pasado.

De hecho según han revelado las últimas

investigaciones no vemos la realidad tal cual como

es, sino que las llenamos con tus recuerdos del pasado,

cuando las percepciones se convierten en implícitas o

no declarativas, se vuelven automáticamente

inconscientes, o sea que de manera automática,

estamos siempre alterando la realidad subjetivamente.

Lo mismo sucede con las relaciones de pareja, con los

compañeros de trabajo, con la cultura, la etnia social,

e incluso con el cuerpo, de hecho, es el modo en que


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funcionan la mayoría de las percepciones sobre la

realidad.

Cuando tu percepción se vuelve tan natural y

automática que no te fijas en cómo es la realidad, estas

aceptando y admitiendo de manera inconsciente esa

realidad, que es lo que le ocurre a la mayoría de la

gente que acepta y admite sin darse cuenta lo que el

modelo médico convencional les dice sobre un

diagnóstico y pronóstico.

La única forma de cambiar tus creencias y

percepciones para crear una actitud curativa es

cambiar tu programación inconsciente, tienes que ver

por fin tus antiguas y limitadas creencias como lo que

son, grabaciones del pasado, y estar dispuesto a


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abandonarlas, para aceptar otras nuevas sobre ti, que

te ayudarán a crear un nuevo futuro.

El enfermo frente al sano

Si la salud del cuerpo, requiere de la salud de la mente

¿Cómo llamaríamos a este tipo de salud? El sistema

sanitario actual ni siquiera dispone de las palabras

para describir, esta clase ampliada de salud. En las

Facultades de Medicina, enseñan que existen dos tipos

de personas: las personas enfermas y las personas que

están bien. Todos sabemos quiénes son las personas

enfermas. Son las que en los estudios clínicos, y

exploratorios, técnicos, les detectan alguna anomalía.

Presentan alteraciones en los análisis, y radiografías y

otros estudios y se consideran enfermas o manifiestan


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clínicamente una enfermedad, con diagnóstico, con

medicamentos, y los tratamientos científicamente

comprobados, se controla la enfermedad, con el

objetivo de la curación. Si vamos un poco más allá, y

les ayudamos hacer modificaciones físicas, en su

estilo de vida, como variar la alimentación,

mantenerse en peso adecuado hacer actividad física,

dejar de fumar, y si estos cambios les hacen sentir

menos enfermos y controlados, más apoyados y

esperanzados, se puede considerar, que se cumple una

función médica adecuada. Las personas sanas, por

otro lado, presentan exploraciones físicas normales,

resultados normales en los análisis, y estudios y, por

lo general, no suelen manifestar ninguna enfermedad.

Y si las tienen, se controlan con medicación, cambios


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de alimentación, actividad física, pérdida de peso, y

son relativamente controlables para mantenerse bien.

el objetivo médico básico, es evitar que las personas

enfermen, y afortunadamente, el aumento de la

consciencia, de la salud preventiva nos está ayudando

a cumplir esta meta. La educación en salud pública,

sobre las conductas inductoras de buena salud, como

hacer una alimentación adecuada, actividad física

regular, dejar de fumar, controlar el peso, vacunarse y

los controles sistemáticos de prevención, han

contribuido al bienestar de la población general. Y sin

embargo, mientras la tecnología, en el ámbito médico,

avanza a pasos agigantados, y continúa creciendo

nuestra comprensión, lo que evita la enfermedad,

nuestra sociedad, es cada vez más obesa, hipertensa,


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trastornos del colesterol, diabética, sufre infartos,

ictus, y cáncer, y se dopa con fármacos para la

ansiedad, la depresión, la angustia, y el trastorno

bipolar. Hay una tercera categoría de pacientes, que se

sitúan entre la gente enferma y la sana. No están

técnicamente enfermos, pero tampoco se encuentra

exactamente bien. Sus análisis de sangre aparecen

normales, presentan constantes vitales estables. Sus

exploraciones físicas, no arrojan malos resultados, y

no obstante, sienten que su vitalidad flaquea. Hay una

epidemia más en el mundo occidental, considerada

entre el 70 a 85% de los pacientes, que padecen esta

epidemia, la gente que sufre esta epidemia, acude al

médico con la sensación de estar agotados, asimismo,

se sienten ansiosos, pesimistas, deprimidos, se


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adormecen con diferentes adicciones, y refieren gran

variedad de síntomas físicos, como molestias

musculares, o mialgias, inflamaciones, dolores,

sensación de falta de aire, etc. con la sospecha de que

algo anda muy mal, los pacientes que sufren la

epidemia, van al médico, sabiendo que algo no debe ir

bien, en su organismo, el médico solicita una serie de

pruebas y termina declarando que orgánicamente no

le encuentra nada, y que está “bien” solo es el

paciente, el que no se siente bien, dado que los

médicos no pueden encontrar, una explicación técnica

y bioquímica, para los síntomas que experimentan

estos pacientes, se suelen tratar con ansiolíticos o

antidepresivos, que no abordan la causa, raíz de los

problemas y los pacientes no logran experimentar


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ningún alivio, por ello acuden a uno o más médicos e

inician, todo este proceso de nuevo porque

claramente, algo anda mal. Y tienen razón, algo anda

mal, pero no es lo que ellos piensan. La enorme

mayoría de los pacientes, que técnicamente están bien,

pero que se sienten enfermos, sufren consecuencias

fisiológicas, y emocionales, de repetidas respuestas al

estrés, que de forma progresiva van enfermando el

cuerpo a menos que se remedie el estrés subyacente,

o de base, estos con el tiempo llegan a estar enfermos

de múltiples posibilidades de enfermedad, pero las

instituciones médicas, y a nivel mundial, parece que

no reconocen esto, en su lugar, sugieren que los

síntomas físicos están todos en la mente, y en cierto


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modo tienen razón, todo se inicia en la mente y se

traslada al cuerpo.
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Fisiología del efecto de la

autosugestión

Sabemos que el efecto de autosugestión es

determinante en la evolución de todas las

enfermedades, pero ¿Cuáles son los mecanismos

fisiológicos que explican cómo los pensamientos, los

sentimientos y las creencias pueden traducirse en un

cambio fisiológico?
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Los investigadores discuten sobre la respuesta a esta

pregunta, y se han postulado varias teorías. Pensar en

positivo sobre una mejoría puede estimular la

producción de endorfinas naturales que ayudan a

mejorar los síntomas, aliviar el dolor y levantar al

ánimo. Lo contrario también es verdad: cuando se

administra a los pacientes que responden de forma

positiva al placebo. Creer que vas a mejorar y ser

atendido por afectuosos investigadores clínicos,

también puede aliviar el estrés fisiológico, que

predispone al cuerpo para la enfermedad y

desencadena una relajación fisiológica, necesaria para

que los mecanismos de autoreparación del

organismo, funcionen correctamente. Tal como lo

describió por primera vez el doctor Walter Cannon, el


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cuerpo está equipado con lo que él denominó, la

respuesta al estrés, conocida también como la

reacción de lucha o huida. O reacción de alarma, un

mecanismo de supervivencia que se activa, cuando tu

cerebro percibe algo como una amenaza.

Cuando un pensamiento o emoción en la mente, como

el miedo, desencadena esta cascada de hormonas, el

eje hipotálamo, hipofiso-suprarenal se activa y de este

modo se estimula el sistema nervioso simpático y

aumenta la concentración de cortisol y adrenalina en

el cuerpo. Con el tiempo, en presencia de estas

hormonas, en el cuerpo puede manifestarse, síntomas

físicos y, predisponer al cuerpo a enfermar. Así como

la respuesta al estrés existe como un mecanismo de

supervivencia, diseñado para ayudarnos a seguir vivos


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en situaciones de emergencia, el cuerpo dispone de

una respuesta a la relajación, allí, la concentración de

hormonas del estrés cae, se liberan las hormonas

inductoras de la relajación que contrarrestan a las del

estrés, el sistema nervioso parasimpático toma el

relevo, y el cuerpo vuelve a la homoestasis de

equilibrio. Únicamente en este estado de descanso y

relajación, el cuerpo puede autorepararse. Todo lo que

reduzca el estrés y promueva la respuesta a la

relajación, no sólo alivia los síntomas que causa la

respuesta al estrés, sino que libera al cuerpo para que

se restituya su homeostasis.

La creencia positiva, el optimismo y la atención

afectuosa ,comprensiva y esperanzadora, actúa sobre

el sistema inmunológico, la gente tratada con placebos


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puede experimentar un refuerzo de la función

inmunitaria, derivado de evitar la respuesta al estrés,

e iniciar la respuesta a la relajación, la creencias

positivas, el optimismo, la atención afectuosa y

esperanzadora, también pueden disminuir la respuesta

a la fase aguda del cuerpo, un tipo de respuesta

inflamatoria que conlleva dolor, edema, fiebre,

somnolencia, indiferencia, apatía y pérdida de

apetito.

La reactividad o grado de respuesta a la sugestión,

también está relacionada con la activación de la

dopamina, en el núcleo accumbens, un área del

cerebro que participa en los mecanismos de

recompensa, los científicos estudiaron el cerebro de

pacientes después de recibir dinero, para observar


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cuanta dopamina liberaban sobre el núcleo

accumbens, cuanto más respondió este, a la

gratificación económica, más probable era que estos

pacientes mejoraran en respuesta a la sugestión.

Independientemente del mecanismo está claro, que la

mente y el cuerpo se comunican a través de hormonas

y neurotransmisores que proceden del cerebro, y

luego envían las señales correspondientes a otras

partes del cuerpo. Por lo tanto no debería

sorprendernos el hecho de que lo que pensamos y

como sentimos, se traduzca en cambios fisiológicos

en el resto del cuerpo.

Hablaremos más sobre cómo mantener tu mente y tu

cuerpo saludable en la parte final del libro


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¿Responden todas las enfermedades

igual al efecto de la sugestión?

La siguiente pregunta que surgió en nuestra

investigación, para comprender el efecto de la

sugestión o, fue si las sugestiones funcionan para

todas las enfermedades ¿todos los síntomas y

enfermedades responden a las sugestiones o solo

ciertos tipos de dolencias son las que reaccionan?

Prácticamente todos los ensayos clínicos demuestran

la existencia de un efecto placebo, pero algunos

trastornos de salud parecen ser más sensibles a la

sugestión que otros. Los efectos autosugestivos son

más eficaces cuando se administran a personas con

alteraciones del sistema inmunitario, tales como


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alergias trastornos endócrinos, u hormonales,

diabetes, procesos inflamatorios, como colon irritable,

y trastornos psíquicos como ansiedad, insomnio y

depresión, también influyen en enfermedades

neurológicas como Parkinson, dolencias cardíacas

como angina de pecho, y afecciones respiratorias

como el asma. ¿Quiénes se muestran más receptivos

son las personas con cuadros de dolor? ¿Funciona la

autosugestión para tratar el cáncer? ¿los infartos de

miocardio? ¿Los ACV?

A medida que avanzaba nuestra investigación tuvimos

el profundo presentimiento de que detrás del efecto

placebo hay incógnitas muy importantes que

logramos clarificar, por ejemplo, si los pacientes en

los ensayos clínicos que han sido informados, de que


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pueden ser tratados con placebos responden con

resultados radicales, ¿Qué sucedería si les

mintiéramos? ¿Qué pasaría si creáramos un ensayo

clínico contrario a la ética? ¿Que garantizaría que

todos y cada uno de los pacientes recibiría el nuevo

fármaco más eficaz del mercado, y luego les diéramos

un tratamiento con placebo?

Obviamente los comités de ética de la investigación

nunca permitirían que se llevara a cabo un estudio así,

debido al principio de consentimiento informado, que

protege el derecho de los pacientes a conocer la

verdad, pero ¿y si pudiéramos?

De lo que no hay duda es que existe algo muy

poderoso que consigue ponernos en marcha, cuando


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creemos totalmente que vamos a ponernos bien y

recibimos el soporte de profesionales médicos que

comparten nuestro optimismo.

La neurobiología de la sugestión

A partir del año 2000 los neurocientíficos empezar a

usar sofisticados escáneres cerebrales para observar

las complejidades de lo que sucede

neuroquímicamente, cuando se administra un placebo.

Un ejemplo es el estudio del 2001 sobre pacientes con

Parkinson, que recuperaron, el control motor tras

recibir una inyección salina, creyendo que era un

medicamento, el investigador Italiano Fabrizzio

Benedetti, pionero en la investigación de los placebos,

realizó un estudio parecido sobre el Parkinson, varios


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años más tarde, y por primera vez, fue capaz de

mostrar los efectos de un placebo sobre las neuronas

de las pacientes. Sus estudios no solo exploraron la

neurobiología de las expectativas, como en el caso de

los pacientes con Parkinson, sino también la

neurobiología en el condicionamiento clásico, algo

que Ader, había logrado entrever años anteriores. En

un experimento, Benedetti, les dio a los pacientes del

estudio, Sumatripan, para estimular la hormona del

crecimiento e inhibir la secreción de cortisol, y luego

sin que lo supieran reemplazó el fármaco por un

placebo, Benedetti, descubrió, que las mismas zonas

del cerebro, de los pacientes seguían activándose,

como cuando tomaban Sumatripan. Era la prueba de

que el cerebro, estaba produciendo la misma sustancia


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en ese caso la hormona de crecimiento por sí solo. Lo

mismo sucedió con otras combinaciones de fármaco

placebo, las sustancias químicas actuaban como las de

los fármacos, que las persona habían tomado, para

tratar trastornos del sistema inmunológico, problemas

motores, y depresiones, en realidad, Benedetti,

incluso, demostró, que los placebos causaban los

mismos efectos secundarios que los fármacos. Lo

cierto es que nuestro cuerpo puede crear,

innumerables e insospechadas sustancias químicas

que pueden curarnos, protegernos del dolor,

ayudarnos a dormir profundamente, fortalecer el

sistema inmunológico, hacernos sentir placer e

incluso animarnos a enamorarnos, reflexiona un poco

sobre ello: si un gen en particular, ya se expresó para


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fabricar estas sustancias químicas, en concreto en

determinado momento de nuestra vida, pero luego,

dejamos de elaborarlas, debido a una situación de

estrés, o de enfermedad que desactivó ese gen,

podemos volver a activarlo porque nuestro cuerpo, ya

sabe cómo hacerlo de esa experiencia pasada.

Seguimos explicando las pruebas de los estudios que

lo demuestran, las investigaciones neurológicas

revelan algo realmente asombroso, si una persona

sigue tomando la misma sustancia, su cerebro seguirá

activando los mismos circuitos, de la misma forma,

memorizando lo que hace la sustancia. Y puede

quedar condicionada por el efecto de una pastilla o

una inyección en particular, al asociarlo con un

cambio interno que ya ha experimentado, debido a


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esta clase de condicionamiento, cuando tomamos

luego un placebo, se activan los mismos circuitos que

si tomáramos el medicamento. La memoria asociativa

pone en marcha un programa inconsciente que asocia

la pastilla o la inyección, con los cambios producidos

a nivel hormonal, y de neurotransmisores, y entonces,

el programa envía automáticamente las señales al

cuerpo, para que elabore las mismas sustancias

químicas que contiene el fármaco . La investigación

de Benedetti, también destaca otro punto, con gran

claridad, distintos tipos de tratamientos con placebos,

funcionan mejor con distintos objetivos. Por ejemplo,

en el estudio realizado con el Sumatripan, las primeras

indicaciones verbales, sobre que el placebo

funcionaría, no consiguieron que los participantes


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produjeran en su interior, la hormona de crecimiento.

Para que los placebos afecten las respuestas

fisiológicas, inconscientes, por medio de la memoria

asociativa, como la de liberar hormonas o alterar el

funcionamiento del sistema inmunológico, debe de

darse el condicionamiento inconsciente. En cambio

cuando se usan placebos para aliviar el dolor, basta a

veces con la sugestión o expectativa consciente.

Asique no hay una sola respuesta placebo, insistía

Benedetti, para controlar o mejorar

neurotransmisores, hormonas y sistema

inmunológico, hay que conseguir respuestas

fisiológicas inconscientes, debe darse, el

condicionamiento y la memoria asociativa.


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La fisiología de la emoción

¿Cómo se traduce un pensamiento un sentimiento, en

efectos físicos en todo el cuerpo?

Tus pensamientos son muy poderosos, tu mente

consciente que reside en el prosencéfalo o cerebro

anterior, sabe que estas asustado, pero el paleocortex

o zona más primitiva del cerebro, es decir el área

cercana al tronco encefálico que alberga al

hipotálamo, no puede diferenciar, entre un

pensamiento abstracto de miedo y una amenaza vital

autentica. Esta parte instintiva del cerebro, piensa que

estás en una situación de peligro, y esto estimula la

respuesta al estrés, poniendo en marcha los

mecanismos de alarma, activando el eje hipotálamo-


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hipofiso-suprerrenal, conectando al sistema nervioso

simpático, bloqueando, el sistema inmunitario y

preparándote para correr, alejándote del peligro.

Cuando tu cuerpo se encuentra en medio de una

respuesta al estrés las funciones de

automantenimiento y auto reparación, del organismo,

se detienen por completo. Estas respuestas al estrés,

estaban destinadas a ser, activadas únicamente muy

raras veces. Se supone que el cuerpo sano está en

estado relajado, de descanso fisiológico, la mayor

parte del tiempo, pero la vida contemporánea encierra

sus propios peligros. Los factores estresantes, de la

vida diaria, tales como la soledad, las relaciones

personales poco satisfactorias, el estrés en el trabajo,

etc., dan lugar a los pensamientos y sentimientos del


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procencéfalo que activa de forma repetida al

hipotálamo, para que lance respuestas al estrés. La

mente sabe, que tan solo se trata de una sensación,

pero la parte instintiva de la mente, piensa que estas

bajo una amenaza real, sensaciones como el miedo, la

ansiedad, pánico, la frustración, el resentimiento, y

otras emociones negativas, activan el eje hipotálamo-

hipofiso-suprearrenal. Este o no tu cuerpo en peligro,

la mente cree que lo está, por lo que se ha activado el

hipotálamo, este descarga el factor liberador, de

corticotropina, al sistema nervioso. Este factor

responde estimulando la hipófisis, lo que hace que

esta segregue la prolactina, la hormona de crecimiento

y la corticotropina, que a su vez, estimula las

glándulas suprarrenales, haciendo que liberen cortisol,


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que por su parte es responsable de ayudar al cuerpo, a

mantener la homeostasis o equilibrio, cuando el

cerebro dispara una señal de alarma. Cuando se activa

el hipotálamo, también se conecta el sistema nervioso

simpático, la repuesta de lucha o huida, probando que

las glándulas suprarrenales liberen adrenalina, y

noradrenalina, lo que aumenta el pulso y la presión

arterial, a la vez que también, afectan a otras

respuestas. La secreción de estas hormonas da lugar,

a diferentes cambios metabólicos, en todo el cuerpo.

Los vasos sanguíneos, que van al aparato digestivo,

manos y pies, se constriñen, mientras los que dirigen

al corazón a los grandes grupos musculares y al

cerebro se dilatan, desviando sangre, preferentemente

a los órganos, que pueden ayudarte a escapar en una


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emergencia. Tus pupilas se dilatan para que pueda

entrar más cantidad de luz, el metabolismo se acelera,

abriendo las reservas de lípidos o grasas, y liberando

glucosa, al torrente sanguíneo. La frecuencia

respiratoria aumenta los bronquios se dilatan, lo que

permite la entrada de más oxígeno y los músculos se

tensan para prepararte para correr a toda velocidad, a

fin de escapar al peligro percibido. El jugo gástrico

aumenta y las enzimas digestivas disminuyen con el

resultado de contracciones del esófago, diarrea o

estreñimiento, el cortisol deprime el sistema

inmunitario, para reducir la inflamación que

acompañaría, a las heridas, que el ataque podría

infligir. Básicamente el cuerpo ignora el sueño, la

digestión y la reproducción y en su lugar, se centra en


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correr, respirar, pensar, y liberar oxígeno y energía,

para mantenerte sano y salvo. Cuando el cuerpo se

enfrenta a una amenaza física, estos cambios, te

ayudan a luchar contra el peligro, o huir del mismo.

Pero cuando la amenaza solo existe en tu mente, el

cuerpo no se da cuenta, de que no hay ninguna

amenaza corporal y con el tiempo, cuando esta

respuesta al estrés, se desencadena, de forma repetida,

la repuesta biológica de la naturaleza, que esta,

programada para la homeostasis, termina en realidad,

perjudicándote, en lugar de beneficiarte. Como

resultado, el cuerpo no puede relajarse y reparar lo que

de forma inevitable lo enferma, si no se mantiene con

los mecanismos de auto reparación, los órganos

empiezan a lesionarse, las células cancerígenas que


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fabricamos cada día de forma natural, y que

normalmente son dinamitadas por el sistema

inmunitario, pueden proliferar, los efectos del

desgaste crónico del cuerpo, pasan factura y

terminamos enfermándonos, pero no tiene por qué ser

de esta forma. El cuerpo sabe cómo relajarse,

controlando el estrés, y todas sus consecuencias, de

enfermedades psiconeuroemocionales y crónicas.

Cuando el prosencefalo, consciente tiene

pensamientos positivos y siente cosas como bondad,

altruismo, conexión, amor, placer, actitud positiva,

optimismo, sentido y propósito de vida, y esperanza,

el hipotálamo deja de provocar respuestas al estrés,

cuando te sientes optimista, esperanzado, en sintonía

con tu propósito de vida, y desarrollando tu


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potencialidad y creatividad, la respuesta al estrés y sus

consecuencias se controlan a través del Entrenamiento

Autodirigido al Inconsciente.

El mecanismo de acción del Entrenamiento

Autodirigido es el control del sistema nervioso

autónomo, regulando y controlando el sistema

nervioso simpático, en su producción de cortisol y

adrenalina. Estimulando al sistema nervioso

parasimpático, para que tome el control. Todas las

investigaciones actuales más importantes, han

determinado que para que el sistema parasimpático

tome el control, es a través de la incorporación

consciente y fundamentalmente, inconsciente, de un

aumento lo más poderoso posible de emociones

positivas, como: actitud positiva, optimismo, sentido


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y propósito de vida, desarrollo máximo de la

potencialidad individual y la creatividad, intención en

cumplir los sueños y los deseos más profundos. Todo

lo cual produce la acción del sistema nervioso

parasimpático, con sus neurotransmisores acelticolina

y dopamina, controlando al estrés y sus

consecuencias. Desempeñando un papel muy

importante en la regulación del sistema nervioso

autónomo, y su homeostasis, siendo uno de los

indicadores de salud, más importantes descubiertos

hasta el presente, en este estado de homeostasis, el

sistema inmunitario vuelve a activarse. Tu mente y tu

cuerpo emprenden el proceso de autorregulación,

previniendo, mejorando, controlando, todas las

enfermedades psiconeuroemocionales y crónicas del


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ser humano. Esto es la demostración científica, que

tus pensamientos, sentimientos, y emociones llevan a

la auto curación. La mente cura al cuerpo, y esto no

son interpretaciones. Esto es fisiología y biología

médica, de cómo los pensamientos sentimientos,

creencias, y emociones, se incorporan a nuestro

organismo.

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