1. Controlando Nuestro Espíritu y Emociones “Nada de lo que viene de afuera puede contaminar a una persona. Más bien, lo que sale de la persona es lo que la contamina.”
San Marcos 7:15 (Nueva Versión Internacional)
Un cristiano no ha madurado cuando todavía es gobernado y dominado por
sus emociones, cuando tiene explosiones de ira y no ha aprendido a manejar sentimiento de dolor, peor aún cuando el se deja dominar por lo que el apóstol Pablo llama la carne. Ga. 5.19. Para poder entender con más claridad por que una persona tiene este tipo de reacciones, de donde nacen, como se manifiestan, nos introduciremos brevemente a la naturaleza del Hombre. Desde el Inicio de la creación podemos ver que en Gn. 2.7 se nos habla acerca del cuerpo y el alma, y en 1 Ts. 5.23 y He. 4:12 se nos menciona acerca del Espíritu, alma y cuerpo. El Espíritu y alma no se separan Ec. 12:7 “…el espíritu vuelve a Dios…” y Ap. 6:9 “…vi… las almas de los que habían muerto…” por que ambos se describen como alma Mt. 10:28 “…temed a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo…” y Stg. 2:26 “…el cuerpo sin el Espíritu esta muerto…”. En todo ser humano habita un espíritu individual dado por Dios que se encuentra en la parte interior del hombre, este espíritu es centro y fuente de la vida del hombre. El alma debe su existencia al aliento que Dios puso en su interior, dándole vida e inteligencia que anima al cuerpo, empleando los sentidos y órganos corporales para poder expresarse y comunicarse con el mundo exterior. Por eso la Biblia atribuye sentimientos al corazón Lc. 24:32, los riñones Sal.73:21, entrañas, vientre Hab. 3:16. Órganos internos, Is. 16:11, Sal.51:6, en Zac. 12:1 describen las partes internas de los sentimientos, de esta manera podemos entender que todos nuestros órganos están saturados por el alma, pero no es el cuerpo material el que piensa y siente, sino el alma que opera por medio de los tejidos, incluso para realizar actos corporales Mt.21:4; Jer. 6:16; Ez. 23:17,18 El espíritu del hombre cuando es habitado por el Espíritu de Dios Ro. 8:16 se convierte en un centro de adoración, ya que el espíritu esta relacionado con la calidad de su carácter. Por el contrario si una persona, depende de las influencias que lo rodean puede ser orgulloso, perverso, irritable, peleador, envidioso y si a estas malas pasiones le damos rienda suelta, harán que destronen al Espíritu, porque el Espíritu es contra la carne y viceversa Gálatas 5:17. Sabiendo que el corazón puede ser más perverso que todas las cosas Jeremías 17:9, resulta de vida o muerte obedecer a la palabra en Proverbios 4:23, que dice Sobre toda cosa guardada guarda tu corazón, porque éste determina el rumbo de tu vida, nuestras decisiones influenciadas por las emociones pueden llevarnos a la ruina espiritual y emocional. Enseñorearse de nuestro espíritu significa decir “No” a nuestros propios sentimientos e inclinaciones naturales. Pablo en el libro de los gálatas en su capítulo cinco nos enseña cuatro maneras de aprender a decir no a nuestros afectos y sentimientos: Lo primero que Pablo menciona es no buscar satisfacer nuestros malos deseos Ga. 5. 16, Los deseos son afectos hacia algo que nosotros apetecemos o queremos tener, en la vida hay buenos y malos deseos por ejemplo no es malo desear casarse con un mujer, pero si es malo desear estar con muchas mujeres. Los malos deseos son atractivos y son placenteros por un tiempo Pr. 7.12-27. Los deseos de este mundo atraen a multitudes que buscan entretenimiento, diversión, emoción, fama, fortuna y confort. Los deseos carnales son un escape a nuestros aburrimientos y depresiones, y Satanás esta siempre por ahí ofreciendo malos deseos. Debemos aprender a hacer morir los malos deseos. Col. 3.5. Como podemos hacer morir en nuestro cuerpo y en nuestra mente los malos deseos, en primer lugar para matar un miembro de nuestro cuerpo como un pie o una mano podemos hacer dos cosas, lo primero asfixiarlo, para que la sangre no alimente ese miembro, lo segundo no usarlo, ni ejercitarlo. Es así que también nosotros debemos decidir dejar de alimentarlos y practicarlos para que no reinen en nosotros. La segunda manera de decir no a nuestros sentimientos y afectos erróneos es dejar de hacer lo que quisiéramos Ga. 5. 17. El cristianismo es determinación, se refleja en actitudes. El cristiano verdadero no vive por sentimientos y emociones vive por decisiones. La Carne se opone al Espíritu, y viceversa, lo que nos quiere mostrar no es que ambos tienen el mismo poder en sí mismos, sino que si estamos satisfaciendo a uno de ellos lo dejaremos al otro. Debemos aprender a ser hombres y mujeres de determinación en relación con nuestra manera de vivir, decir “No” a la carne y debemos permitir que el Espíritu Santo opere en nosotros, es la manera bíblica de vivir, Col. 3.8-10. “Es necesario que él crezca, y que yo Mengue”, Jn. 3.30. Fueron las palabras de un hombre que decidió vivir para Cristo, su nombre es Juan el Bautista. El decía es necesario que intervenga menos “yo” en mi vida y permitirle a “Él” que intervenga más, ¡esta debe ser nuestra oración a Dios!. No es suficiente con dejar los malos deseos atrás e intervenir menos en la nuestras vidas, es necesario “ser guiados por el Espíritu Santo”. Ésta es la tercera manera de enseñorearnos de nuestro espíritu. Ga. 5.18. La palabra guía en el griego significa “ayo” o “Paidagogos”, que significa “el que guía a los niños”, era un esclavo griego que servía a una familia romana el niño estaba a cargo de la madre hasta los siete años después, se encargaba el esclavo de llevarlo a la escuela y enseñarle la cultura griega, y todo el arte que el sabía, y de cuidar su conducta con las personas mayores. Cuando Pablo nos habla de ser guiados por el Espíritu Santo, nos dice que nosotros debemos ser como esos niños, permitir que el Espíritu Santo nos enseñe, e instruya acerca de la cultura celestial, dejarnos llevar a la escuela, pero a la escuela celestial, nosotros no sabemos todo, pero sí, el espíritu Santo, quien nos revelará y enseñará todas las cosas, y nos recordará lo que Jesús ha dicho. Jn. 14.26. La cuarta manera de decir no a nuestras pasiones es “Crucificando juntamente con Cristo Jesús nuestra naturaleza de Hombre pecador con deseos y malas pasiones” Gá. 5.24. Es indudable que nosotros aprendamos a ver todos los días nuestros cuerpos crucificados del madero de la cruz, solo de esta forma podremos vivir una vida llena de control de nuestro Espíritu. Morir crucificado no es una de las cosas más fáciles que se puedan hacer, hasta el día de hoy ella podría ser la muerte más horrible y llena de sufrimiento, la crucifixión es decir de una vez por todas a nuestra carne, pasiones y malos deseos, un adiós rotundo, es dejar atrás la vida pecaminosa de una manera completa y definitiva. La habilidad de decir “No” resulta de haber obtenido el favor de Dios en nuestras vidas, a través del entrenamiento y la disciplina del Señor, y también de haber luchado con nuestra propia vida. "Porque no nos ha dado Dios un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio."