Está en la página 1de 36

LA SEXUALIDAD EN LA ADOLESCENCIA Y

LA JUVENTUD
Eclesiastés 11:9
En el libro de Eclesiastés
adolescencia se refiere al tiempo o
periodo del «despertar a la vida» en
lo físico, psicológico, social y
espiritual, en un marco de alegría y
placer.
Debido a que el adolescente ya tiene
conciencia moral y sexual distinta a la de la
niñez, se le dice que puede andar «en los
caminos de su corazón y en la vista de sus
ojos”, pero que “sobre todas estas cosas le
juzgará Dios

El Dios soberano juzga


sobre el libre albedrío del
adolescente.
El enojo y el mal en el adolescente
son propiciados por la falta de
control de sus emociones:

la aflicción, el dolor, la provocación,


la queja, las molestias,, hipocresía y
la avaricia.

Juan 2:13-14.
Las pasiones y los deseos en la
adolescencia
Las pasiones son emociones o apetitos que dominan,
mientras que los deseos nos hablan de las
orientaciones de nuestra voluntad.
Por así decirlo, las pasiones describen el vicio desde
su lado pasivo, y el deseo desde lo activo. En las
Escrituras encontramos que hay «pasiones» y
«deseos» buenos y lícitos (Lucas 22:15; Filipenses
1:23; Salmos 38:9, 1 Tesalonicenses 2:17), como
también los hay malos y perversos (Romanos 1:26, 1
Tesalonicenses 4:5, Juan 8:44).
Por eso, cuando las Escrituras hablan de las pasiones o los
deseos, casi siempre se adjunta un adjetivo que determina la
clase de pasión o deseo a que se refiere. Cuando el adjetivo,
o la frase adjetiva no están presentes, el contexto evidencia la
clase de pasión o deseo que se menciona.
Lo que empieza como un deseo ilícito acaba como
una obsesión incontrolable.
Pasiones juveniles (2 Timoteo 2:22)
La paráfrasis La Biblia al Día traduce: «Huye de las cosas que
suelen provocar malos pensamientos en las mentes juveniles».
La Nueva versión Internacional dice: «Huye de las malas
pasiones de la juventud, y esmérate en seguir la justicia, la fe,
el amor y la paz, junto con los que invocan al Señor con un
corazón limpio»
Los deseos naturales son un don de Dios
El ser humano es un ser deseante

El sentir, anhelar, desear en cuanto a


los impulsos sexuales son un don de
Dios, no son pecaminosos, fueron
dados para deleite o placer del hombre
y la mujer en el matrimonio y la
procreación del ser humano (Génesis
1:27-28, 2:24-25, Proverbios 5:18-19).
El deseo natural sexual está presente en el
adolescente y no debe ser visto como algo corrupto,
inmoral, sucio o pecaminoso.

Las Escrituras reconocen ese deseo como algo


«natural», se le llama «deseos sensuales», «pasión
sensual», solo que debe ser controlado o direccionado
hacia el matrimonio para que no se convierta en una
«pasión desordenada». «Pero si no pueden controlar
su naturaleza, que se casen, pues más vale casarse
que consumirse de pasión» 1 Corintios 7:9. (DHH).

NOTA: PODRÀ CASARSE UN ADOLESCENTE QUE NO PUEDA


CONTROLAR ESTOS DESEOS? O QUÈ DEBE HACER
«Pero rehúsa poner en la lista a viudas más
jóvenes, porque cuando sienten deseos
sensuales contrarios a Cristo, es decir a la
promesa que hicieron se quieren casar,
incurriendo así en condenación, por haber
abandonado su promesa anterior…» 1 Timoteo
5:11-12. (La Biblia de las Américas).
«…Pues cuando los impulsos de su pasión
sensual pueden más que su dedicación a Cristo,
no tienen otro deseo que casarse. Así atraen
sobre sí mismas la condenación, por haber
quebrantado su primera fidelidad» 1 Timoteo
Los «deseos sensuales» o la «pasión
sensual» en este pasaje se refiere a los
deseos naturales que están presentes en
las viudas jóvenes y producen una
tentación que acecha y les lleva a desear
casarse de nuevo.
Los deseos naturales o la misma
tentación en las viudas jóvenes no se
condena en este pasaje, lo que se condena
a manera de reproche es el quebrantar el
compromiso que hicieron de servir
Las tentaciones en la adolescencia
Es importante que el adolescente conozca que las
tentaciones son propias de los seres
humanos, y que ser tentado no es en sí pecado
(Santiago 1:12-15, 5:17), ni lo hace impuro e indigno,
o alejado de Dios (Hebreos 2:14-18, 4:14-16).).

El pecado surge cuando se cede a la tentación. «…


sino que cada uno es tentado, cuando de su propia
concupiscencia es atraído y seducido  Entonces la
concupiscencia, después que ha concebido, da a luz
el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la
muerte» Santiago 5:14-15.
Las Escrituras exhortan a resistir la
tentación, y anima para que se le haga
frente
« Dichoso el que resiste la tentación
porque, al salir aprobado, recibirá la
corona de la vida que Dios ha prometido a
quienes lo aman» Santiago 1:12. (NVI)
«Bienaventurado el varón que soporta la
tentación; porque cuando haya resistido la
prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha
prometido a los que le aman»
CUANDO ES UNA TENTACION O SOLO ES UN DESEO NATURAL
QUE ES LO QUE ES TENTACION EL DESEO O LA CONSTRUCCION
Para que no os tiente satanás

Las tentaciones pueden ser una


incitación:
Al pecado. 2 Samuel 11:14.
A no ha­cer lo bueno. Mateo 4:1-11,
Santiago 4:17, Romanos 12:19-21.
A no seguir hacia la meta que Dios ha
propuesto en Jesucristo, 1 Timoteo
5:15, Hebreos10:35-39.
Las tentaciones pueden provenir de la persona
misma, como del diablo o del mundo (Mateo 4:1-11,
Santiago 1:14, Efesios 2:1-3).
La tentación puede ser soportada, (1 Corintios 10:13, Santiago
1:12, Hebreos 4:15).

El adolescente no debe exponerse intencionalmente a


situaciones o lugares en los cuales entre en tenta­ción,
2 Timoteo 2:22.
En las condiciones normales de la vida, trabajo, estudio,
viajes, entre otros. Siempre habrá tentaciones.
Hay que aprender a hacerles frente sin temor, y tomar control
de la vida por el poder de Dios (Daniel 1:1-8, Mt, 5:14-16, 1
Juan 2:13-14, 4:4, 2 Timoteo 1:7).
La tentación debe enfrentarse con
oración y fe, pero también buscando
actividades creativas, de ­servicio y de
sana distracción.

La Juventud especialmente requiere


deportes, paseos y oportunidades
variadas de servicio a la Iglesia, a los
hermanos, a la comunidad.
Todos los seres humanos son tentados
 

Las Escrituras declaran que el primer Adán


y el postrer Adán (Jesús) aunque no habían
heredado el pecado, fueron tentados.
El primer Adán frente a la tentación ignoró,
menospreció, no hizo caso a la Palabra de
Dios. El postrer Adán (Jesús), cuando fue
tentado, resistió la tentación usando la
palabra de Dios, en sujeción y obediencia
no haciendo su propia voluntad sino la del
Padre que estaba en Él.
Un deseo natural se puede convertir en un
deseo de la carne (pecaminoso) llevándolo a
cometer pecado.
La libertad que se tiene debe estar sujeta a hacer la
voluntad de Dios, dejándose guiar por el Espíritu de
Dios a través de Su Palabra.
La tentación por grande que sea se puede resistir,
andando y siendo guiados por el Espíritu de Dios y a
través de la Palabra.

El joven puede tener una vida limpia aunque sea


tentado: «¿Con qué limpiará el joven su camino? Con
guardar su Palabra», Salmos 119:9.
Para resistir la tentación se
requiere:
una buena enseñanza con
acompañamiento, buenos
principios,
ser disciplinado,
vida ocupada, un carácter definido,
y ser encaminado a
vivir y andar en el Espíritu
Hay dos elementos que se resaltan en las
Escrituras y deben ser tenidos en cuenta
en este tema:

La «templanza» fruto del Espíritu que consiste


en la capacidad que Dios da para mantener una
vida equilibrada (Gálatas 5:23).

El «dominio propio», virtud que debe ser


añadida y desarrollada con diligencia en la
vida de todo cristiano (2 Pedro1:6).
El joven cristiano en la ley del Espíritu
Esta es la ley del régimen nuevo establecido en la
presente dispensación «La Gracia», consiste en que
Dios le da al cristiano un corazón nuevo y pone Su
palabra en él, y le da un espíritu nuevo para que
pueda andar en sus estatutos.

En esta «ley» no se determinan las polaridades en


cuanto a si es pecado o no es pecado ciertas cosas o
prácticas cristianas, más bien se fundamenta en
cuanto a si conviene o no conviene, edifica o no
edifica.
La relación de Dios con el cristiano una vez que
lo hace su hijo, es de amistad (Juan 15:15),
porque quiere que el cristiano viva por amor y
no por obligación; que su servicio sea por
gratitud y reconocimiento al señorío de Dios en
su vida.

La obediencia y la sujeción es
voluntaria por razón de la obra
de Dios y de lo que Él es.
Cuando el joven comprende y vive en
la ley del Espíritu no busca si la Biblia
de manera textual y literal acepta o
condena ciertas prácticas, sino que se
deja guiar por el Espíritu y busca Su
aprobación y respaldo a lo que hace,
además entiende que la vida cristiana
en la ley del Espíritu va más allá porque
aún saber hacer lo bueno y no hacerlo
les es pecado
La respuesta del joven cristiano
debe estar determinada por la
naturaleza divina y espiritual que
Dios le ha dado y no por los
deseos naturales o aún
pecaminosos que pudieran operar
en el. Hay que recordar lo que las
Escrituras dicen al respecto:
«Como todas las cosas que pertenecen a la vida
y a la piedad nos han sido dadas por su divino
poder, mediante el conocimiento de aquel que
nos llamó por su gloria y excelencia, por medio
de las cuales nos ha dado preciosas y
grandísimas promesas, para que por ellas
llegaseis a ser participantes de la naturaleza
divina, habiendo huido de la corrupción que hay
en el mundo a causa de la concupiscencia», 2
Pedro 1:3-4.
«Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la
simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido
de Dios» 1 Juan 3:9.
La pureza sexual en la adolescencia
En primer lugar tiene que ver con el estado interno de
limpieza como lo presenta las Escrituras cuando dice: « ¿con
qué limpiará el joven su camino…?» Salmos 119:9,
En segundo lugar tiene que ver con una decisión de
purificación en el joven, “hacer pacto con sus ojos” (Job 31:1),
apartarse, abstenerse, huir, rechazar, hacer morir la
fornicación no proveyendo para los deseos de la carne y de
toda especie de mal (1 Corintios 6:18, Colosenses 3:5,1
Tesalonicenses 5:22, Romanos 13:14).
 En tercer lugar tiene quien ver con la intervención de Dios
en el corazón del hombre cuando dice: «purifícame con
hisopo», «crea en mi un corazón limpio», «cuanto más la
sangre de Cristo limpiará» (Salmos 51:7,10, Hebreos 9:14)
En cuarto lugar tiene que ver con la
toma de control de los pensamientos
como lo dice las Escritura:

«todo lo puro en esto pensad»


«renovaos en el espíritu de vuestra
mente» «llevando todo pensamiento a
la obediencia a Cristo»,

Filipenses 4:8, Efesios 4:23.


El joven que ha caído o ha vivido en la impureza
sexual debe aceptar que puede ser limpio ante Dios al
tener en cuenta y poner por obra los siguientes
puntos:
RECONOCER EL SEÑORIO DE CRISTO EN SU VIDA

Apartarse de las actividades sexuales impuras.


Buscar el perdón de los que hayan sido afectados.
Reconocer que la sangre de Jesucristo limpia de todo
pecado.

Perdonarse a sí mismo.
Aceptar la disciplina y corrección de Dios. Asumir las
consecuencias.
El pecado sexual en la adolescencia y la
juventud
 
El pecar por el aspecto sexual siempre ha estado
ampliamente disponible. La glorificación del
sexo entre personas que no están casadas, a
menudo esconde una tragedia profunda y
sufrimiento.

Cuando la sociedad ilustra los pecados


sexuales como atractivos, es muy fácil
olvidarse del lado oscuro
Pablo, en Colosenses 3:5-8, reconoció la
importancia de reglas severas acerca del sexo
para los creyentes, ya que los pecados sexuales
tenían el poder de desorganizar y destruir la
vida de los cristianos.
Los pecados sexuales no son juegos inocentes
de placeres prohibidos, como muy a menudo se
describen, sino destructores poderosos de las
relaciones. Confunden y despedazan el clima
de respeto, confianza y credibilidad que son tan
esenciales para un matrimonio sólido y para
la seguridad de los hijos.
El pecado sexual no empieza con actos
físicos de inmoralidad e impureza, sino que
brota del corazón corrompido del hombre,
esto fue enseñado claramente por Jesús:
«Porque de dentro, del corazón de los
hombres, salen los malos pensamientos, los
adulterios, las fornicaciones, los homicidios,
los hurtos, las avaricias, las maldades, el
engaño, la lascivia, la envidia, la
maledicencia, la soberbia, la insensatez»
Marcos 7:21–22.
El comportamiento externo nace en el
corazón interno.
No se está libre del pecado sexual por el
solo hecho de no cometer actos ilícitos.

El mal sale desde el corazón y


se desarrolla a través de los
pensamientos
El apóstol Pablo hablando del pecado sexual
lo describe en cinco formas en Colosenses 3:5:
«fornicación», «impureza», «pasiones desordenadas»,
«malos deseos», y «avaricia».

Como se observa, se denuncia a los deseos íntimos,


escondidos («pasiones desordenadas», «malos
deseos») pero igualmente pecaminosos, que son la
fuente de donde emanan los actos externos de
fornicación e impureza, además se fundamenta que la
raíz del pecado sexual es la «avaricia», que es «
idolatría».
Es decir, culto al «yo», a los «apetitos carnales», a la
satisfacción propia, ambiciosa y egoísta.
La fornicación
La primera palabra de la lista (en griego
porneia), traducida aquí como fornicación,
aparece nada menos que treinta y cuatro veces
en el Nuevo Testamento. Se refiere a toda clase
de actos de «inmoralidad sexual», los cuales
incluyen, por supuesto, la fornicación tal y como
se suele entender hoy en día (las relaciones
prematrimoniales); pero se hacen extensivos a
toda clase de comportamiento sexual ilícito,
desde la orgía hasta la pornografía («porneia
gráfica» o inmoralidad impresa).
La impureza
La inmoralidad sexual y la impureza (traducida
también, en otras versiones, como suciedad o
inmundicia «relaciones aberrantes»; en griego,
akatharsia) pueden ser consideradas como términos
prácticamente sinónimos.
Si acaso, la diferencia de matiz consiste en que
«inmoralidad» indica la naturaleza intrínsecamente
mala del pecado, mientras que «impureza» habla de
los efectos del pecado en el ser humano: quien
practica el pecado ensucia su vida; se siente
degradado (al menos, al principio), salpicado por la
suciedad y manchado por dentro.
Romanos 1:24-27
La responsabilidad del joven respecto a la sexualidad
parte del desarrollo del carácter no accidental
con el propósito de alcanzar una conducta santa en el
que se prohíbe todo tipo de actividad sexual que no
fuere entre un hombre y una mujer dentro del
matrimonio (heterosexual monógamo)

la impureza sexual comienza en el corazón


(Marcos 7:21) siendo el resultado de la
falta de entendimiento y el
desconocimiento de las leyes de Dios
(Gálatas 5:19-25).
La línea de Dios respecto a la
sexualidad del hombre se da
a través de la santidad
debido a que Dios es santo y
que él establece normas
para evitar la impureza
sexual

También podría gustarte