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Laberintos y espejos: o de cómo perderse en la realidad.

“…Sintió, de pronto, que estaba

Por descifrar el misterio”1

La literatura siempre nos lleva a mundos posibles o en su defecto a constatar el mundo en


que estamos, a “evadirlo” o perdernos en el, en ese último caso encontramos dos
ejemplos en particular que son los cuentos: la muerte y la brújula y la continuidad de los
parques, ambos cuentos demuestran como la realidad se puede convertir en algo que
creemos descifrar por medio de pistas, de insinuaciones, de hechos de los que podemos
deducir la consecuencia necesaria. Posiblemente en “la muerte y la brújula se vea claro
está pretensión de desmarañar un caso por medio de pistas, así Lönrot sigue huellas que
va acumulando a medida que van apareciendo las demás muertes que desencadena el
asesino. Al final Lönrot se convierte en la última pista, la definitiva qué resolverá el caso
que resulto ser sino un artificio ficcional que ideo el asesino para poder atraparlo.

En la continuidad de los parques Cortázar construye un relato que cabria llamar especular,
este cuento no tiene tramas complicadas, es más bien una imagen difusa construida con el
objeto de confundir la ficción narrativa con la realidad, podría decirse que hace del
cuento una matrioska que contiene dentro si la realidad de un lector que se confunde con
la ficción de un libro que está leyendo y la que él experimenta que a la vez es ficción para
nosotros …¿Cuál es la realidad real? , ¿La del libro que el personaje está leyendo, la del
personaje o la de nosotros los que leemos la narración sobre un lector que es a la vez un
personaje del libro que lee? …

Posiblemente encontremos que estás dos narraciones no podrían relacionarse en ningún


aspecto, pero hay dos aspectos comunes que se encuentran y que ambas comparten. Y es
que llevan hasta las últimas consecuencias el camino que construyen las tramas,
convirtiéndolas en laberintos y la función de la literatura como imagen de la realidad
insinuando la realidad como una imagen capaz de confundirse con la imagen literaria y
reflejando en ellas hechos parecidos a los que creemos ajenos a la experiencia que
vivimos cuando leemos. Lönrot puede ser cualquiera de nosotros a los cuales se nos
1
Borges, Jorge Luis. (La muerte y la brújula)
presentan casos particulares que resolver, pistas que desenmarañar, la vida se nos
convierte en laberintos en los cuales iniciamos un camino a medida que vamos
decidiendo partiendo de las pistas que nos manda un Dios que al final no sabemos si nos
quiere confundir o trata de resolver ese camino laberintico. Posiblemente acabemos como
Lönrot. Atrapados y descubriendo la ficción intrínseca a la realidad cuando ya no
tengamos la posibilidad de corregir las decisiones que hicimos sobre la suposición de una
realidad real…realísima.

Cristian Osorio

Braian Franco

“Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda”

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