Está en la página 1de 12

3.

LOS HIJOS Y SUS ESTUDIOS 1

3.1. Introducción

Cuando los pequeños entran al preescolar e inician la época de las tareas o trabajos escolares,
comienza también para los padres y para la familia en general, un período de inquietudes,
preocupaciones y tensiones que, en ocasiones, interfieren con la tranquilidad y las buenas relaciones
que deben reinar en la familia.

Surgen dudas y cuestionamientos sobre cómo afrontar este nuevo reto que les depara su labor de
padres; cómo prestar una ayuda, una orientación eficaz, oportuna y adecuada a los hijos e hijas en
los deberes escolares y en las dificultades que estos conllevan; cómo lograr que los hijos lleguen a
ser autónomos y responsables frente a las nuevas obligaciones que deben asumir.

Sin duda, los conceptos, las opiniones, los objetivos y las actitudes de los padres y de la familia,
frente a la educación y al estudio de los hijos, se constituyen en el eje sobre el cual gravita el éxito o
el fracaso escolar de los niños y niñas; y posteriormente de los jóvenes.

Es importante por ello dilucidar algunas de estas inquietudes; así mismo, se dan sugerencias
y recomendaciones que se deben adaptar a cada niño o niña en particular, con base en las
características singulares y únicas de cada hijo y de cada familia.

3.2. Concepto de estudio

Estudiar no es repetir de memoria ideas y contenidos sin entenderlos, sin razonar; ni es ejecutar
únicamente una serie de ejercicios. “El estudio podemos describirlo como un conjunto de varias
actividades ordenadas, sistemáticas e intencionadas, que requieren entrenamiento hasta lograr
formar hábitos, de cuya destreza depende la calidad de los aprendizajes”2. Todo estudio para lograr
sus objetivos, requiere de unas condiciones internas y externas, de unas orientaciones y un camino
que permita conducir el proceso en forma ordenada y adecuada, al lograr llevar al estudiante a la
verdad, al autoperfeccionamiento. “Estudia - estudia con empeño - si haz de ser sol y luz, necesitas
ciencia, idoneidad”.3

Por medio del estudio se amplían los horizontes y se despierta el amor a la verdad, se desarrollan
1 Apartes tomados de la Aventura de Educar. Edad Escolar. Universidad de la Sabana. Chía, 2000. Por: María Consuelo
García. P. 157-177
2 Aquiles Velandia, Estrategias de estudio. Bogotá, Norma, 1986, p4.
3 Josemaría Escrivá, Camino, Madrid, Escritos, S.A., 1939, p.128

1
potencialidades y capacidades en los niños y niñas; es un medio de perfeccionamiento para los
hijos. Los padres han de encauzar a los pequeños hacia un estudio continuo, esforzado, reflexivo y
creativo. Asimismo, han de desarrollar actitudes comprometidas y responsables. Sólo así, lograrán
el éxito profesional y la preparación necesaria para alcanzar el crecimiento y la realización integral
de los hijos y, además, lograr que los espacios dedicados en los hogares a los trabajos escolares;
sean gratificantes y placenteros y no se conviertan en causa de conflicto y tensión familiar.

El hogar y el colegio han de tener unidad de criterios, ser congruentes en todos los aspectos que
intervienen en el proceso enseñanza-aprendizaje: objetivos, filosofía, conceptos, requerimientos,
exigencias, etc. Profesores y padres de familia han de concordar en las exigencias que hagan a los
chicos.

Los padres y educadores no deben preocuparse únicamente por los conocimientos adquiridos o las
normas cumplidas por sus hijos e hijas en el colegio. Su interés debe tener una cobertura mayor
en el desarrollo integral de los chicos y chicas. “Las escuelas pueden gestar su propio desarrollo,
de tal manera que la atención (...) vaya más allá de las notas (...) se centre en los niños, en sus
capacidades, sus intereses, en procesos de desarrollo”4.

3.3. ¿Cómo formar a los hijos en el autoestudio?

En esta etapa, es esencial crear fortalezas que sirvan de baluarte en los avatares que les han
de sobrevenir; dar elementos que posibiliten la responsabilidad, asumiendo por sí mismos sus
obligaciones y deberes.

3.3.1. Formación de hábitos de estudio

Los hábitos de estudio son modos de proceder adquiridos por la repetición de actos iguales o
parecidos. Un hábito se adquiere y se reafirma mediante la repetición continua de actos; entre más
frecuentes serán más efectivos. Los hábitos de estudio pueden ser buenos o malos, y en todos ellos
debe estar presente, en la cotidianidad, la labor de los padres, guiando a los hijos e hijas hacía la
adquisición de disposiciones y destrezas positivas; que les permitan lograr los objetivos educativos
propuestos, evitando vicios escolares que perjudican sus labores.

No hay que confundir los hábitos de estudio, con aprender repitiendo de manera mecánica algunos
conceptos o informaciones sin comprenderlos, sin que intervengan otras potencialidades de la
persona. Los hábitos de estudio son actos humanos que conllevan la racionalidad plena y total; en
ellos deben intervenir armónicamente inteligencia, memoria y voluntad; de tal manera que estos
actos humanos son conscientes, libres y por ende responsables.
4 M E N, Plan de estudios para la educación básica, Tunja, Jotamar Impresores Ltda., 1990, pág.28-29.

2
Los hábitos de estudio están penetrados por la deliberación y decisión consciente; no son mecánicos,
ni irreflexivos. Por el contrario, en ellos debe estar presente la razón: “Los hábitos deben estar
penetrados de pensamiento y, por lo tanto, se debe asegurar el pleno uso de la inteligencia, en la
formación de todos los hábitos, para contrarrestar la tendencia a la rutina”5.

Profesores y padres deben guiar a los pequeños hacia la adquisición de hábitos de estudio que
contribuyan a realizar en forma eficaz las labores escolares, y a desarrollar sus propias capacidades
y habilidades en aras de su perfeccionamiento personal. Los hábitos de estudio no se imponen a
la fuerza, a través de sanciones, o regaños, es mediante el diálogo y el cariño, la paciencia y la
persistencia; como los padres de familia logran que los pequeños adquieran estos hábitos adecuados
que faciliten sus quehaceres escolares.

Los padres han de utilizar diferentes medios que posibiliten el desarrollo de los hábitos de estudio,
se sugiere entre otras estrategias:

a. Elaborar un horario de actividades con cada uno de los hijos teniendo en cuenta:

• Colocar en él no sólo las horas de estudio, sino las horas de recreación, de descanso, de
comida, de compartir con la familia, etc.

• El tiempo de estudio en casa, en esta etapa, no debe pasar de dos horas diarias.

• Dejar espacio para los imprevistos, visitas, llamadas, etc.

• Si no se puede cumplir el horario, evaluar en compañía del pequeño o pequeña el por qué;
oír sus razones, motivarlo o motivarla para que no se dé por vencido(a) ante las dificultades
que se pueden superar con esfuerzo y constancia.

• Se aconseja no modificar el horario ante los primeros obstáculos, invitar al pequeño a hacer
un esfuerzo, y seguir intentando cumplir con el. Sólo se debe modificar en última instancia,
después de comprobar que es imposible cumplirlo.

• Enseñarles a manejar el tiempo, a cumplir con las actividades asignadas en el horario. Que
aprendan desde pequeños que el tiempo es oro y no se debe perder.

• Cumplimiento en la hora de levantarse y acostarse.

5 Escámes, Juan. La formación de hábitos como objetivos educativos, Moguer, España, 1981. pág. 84.

3
b. En relación con las horas destinadas al estudio en casa se recomienda:

• Este tiempo se debe dedicar siempre a actividades intelectuales; si en algunas ocasiones


los profesores(as) no dejan tareas, estas horas se deben emplear en repasar y aclarar
dudas sobre las asignaturas que mayor dificultad presentan, o hacer lecturas recreativas que
amplíen y reafirmen la formación que están recibiendo; es útil e indispensable tener en casa
libros apropiados y seleccionados de acuerdo a la edad de los hijos e hijas.

• Destinar más tiempo a las materias que encuentran difíciles, que no entienden.

• Tener períodos cortos de descanso durante estas horas de estudio; eso posibilita una mayor
concentración y un mayor aprendizaje.

• No retardar con excusas el inicio de las tareas.

• Comenzar siempre por las tareas que presentan mayor dificultad o las que menos agraden.

• Estudiar a través de esquemas, cuadros sinópticos, resúmenes, etc.

• Emplear el diccionario cuando no se entiende alguna palabra.

• Dejar los elementos utilizados en orden y en el lugar asignado.

• No prender la televisión, ni poner música fuerte, mientras se estudia.

• Reflexionar con los pequeños sobre las tareas, sobre sus dudas, escuchar sus opiniones,
etc.

• Acostumbrarlos a analizar las diferentes tareas asignadas, el objetivo de estas, cómo lograr
cumplirlo muy bien, qué medios emplear, etc.

Lograr que los pequeños se esfuercen en el cumplimiento de este horario; es dar un gran paso en
aras de consolidar buenos hábitos de estudio.

3.3.2. Formación de la voluntad


Si los padres logran desarrollar en los hijos e hijas la facultad volitiva, harán de ellos personas que
luchan y se esfuerzan cada día por conseguir lo que se proponen, por lograr sus objetivos. La voluntad
“es una facultad racional propia de los seres espirituales”6.

6 Abad Gómez, Javier- Fenoy Eugenia. Formación de la voluntad, Colombiana de Ediciones, 1978, pág.9.

4
La fuerza de voluntad conduce al hombre a escoger lo bueno, a desear el bien, a realizar actos y
poner los medios que permitan conseguir ese bien apetecido.

A cualquier edad los hijos necesitan de esa firme voluntad, de esa fuerza que los impulsa a luchar por
lo que quieren, que los impulsa a actuar, a estudiar, a tomar decisiones, encaminando sus acciones
para lograr llevar éstas a cabo; fuerza de voluntad que les permite aceptar con hidalguía la derrota,
que los lleva a saltar obstáculos, a ayudar a los demás, o a solicitar ayuda. En una palabra, a evitar la
mediocridad, empeñándose en lo positivo, en alcanzar los objetivos en aras de su realización, de su
perfeccionamiento, de su felicidad. Parodiando a Javier Abad, se define la voluntad como la facultad
de la victoria, del éxito y la cuna de todos los valores.

Los estudios y los trabajos escolares implican esfuerzo, persistencia, vencer la pereza, la negligencia,
la animadversión que producen algunas tareas, algunas asignaturas. Por consiguiente, es esencial
desarrollar en los hijos la voluntad, logrando hacer de ellos seres resistentes ante el influjo negativo
de amigos(as) y compañeros(as), seres que decidan por ellos (as) mismos(as), que superen sus
propios defectos, seres con fuerza de voluntad, que no permitan que los manipulen.

¿Cómo desarrollar en los hijos la fuerza de la voluntad?

A través de los pequeños detalles, en la lucha diaria. Se aconseja motivar a los pequeños a:

• Cumplir el horario establecido.

• No dejar tareas y trabajos para el último momento.

• No dejar para después lo que se puede hacer ahora.

• A pesar del cansancio, dejar en orden los diferentes elementos: libros, ropa, juguetes.

• Realizar todos los encargos y labores, así no sean agradables, ni placenteros, por ejemplo
ayudar a lavar la loza, levantarse temprano para ir al colegio, etc.

• Cumplir con los encargos —ayudas, quehaceres hogareños—; no decir “no tengo tiempo,
tengo mucho que estudiar”. Siempre deben colaborar en las labores de la casa, como miembros
de familia, los padres no deben permitir que dejen de lado los encargos por sus estudios. Hay
que tener organización para cumplir con todos los deberes.

• Comer lo que se sirve para todos los miembros de la familia, sin excepciones; evitar
consentimientos, por ejemplo: “si no comes espinacas, te preparo salchichas, si nó bajas a
comer, te subo la comida a la habitación”, etc.

5
• Terminar bien las diferentes actividades que inicien.

• Luchar, insistir, no darse por vencidos cuando encuentren dificultad o no entiendan alguna
tarea. Orientarlos para que investiguen en libros, enciclopedias, para que pregunten a los
hermanos mayores, a los amigos(as); que persistan hasta lograr cumplir con el objetivo; hacer
la tarea así cueste trabajo, vencer los obstáculos, resolver los problemas que se presenten
vigoriza la voluntad.

• No contentarse con lo superficial, indagar, profundizar.

• Resistir tentaciones: el deseo de ver un programa de televisión, jugar videojuegos, usar


internet, salir a jugar con los amigos o llamarlos por teléfono, etc., durante las horas de estudio.

• Evitar quedarse sólo en buenas intenciones y dejar las ejecuciones para un después que
nunca llega; por ejemplo, voy a dejar de ver tanta televisión; voy a acostarme más temprano,
etc., pero se quedan en eso, en buenas intenciones.

• Decidir: desde pequeños darles la oportunidad de tomar decisiones, insistiendo en que las
cumplan; por ejemplo, en relación con sus estudios, horario, amigos o amigas, ropa que va
a utilizar para el fin de semana etc.; siempre bajo la discreta orientación y supervisión de los
padres.
Cultivar en los niños estos pequeños detalles; es trabajar en aras de educar su voluntad. La exigencia
amorosa en el cumplimiento de encargos y labores escolares. No hay logros sin sacrificios.

3.3.4. Condiciones necesarias para lograr éxito en los estudios

Se oye constantemente expresiones, como: “Juanito no tiene capacidades para el estudio”, “Pedrito
no tiene habilidades y tiene muchas dificultades con sus estudios”. Estas afirmaciones, por lo general,
están erradas y muy seguramente los padres y maestros de estos niños no han analizado las causas
que han motivado los problemas estudiantiles de estos pequeños, en ellos influye una serie de
condiciones internas y externas sobre las que es necesario reflexionar.

a. Condiciones personales

Se refieren a las características físicas, intelectuales y afectivas que enmarcan a cada uno de los
estudiantes, que le son propias; características que pueden y deben mejorarse y desarrollarse.se.

Físicas

Desde la época de los griegos se ha venido diciendo “Mente sana en cuerpo sano”, que no es un
eufemismo; los pequeños y pequeñas con problemas de salud no pueden rendir en sus estudios.

6
En su agenda, los padres deben tener prevista la visita periódica con sus hijos e hijas al médico, así
el niño o la niña se vea saludable, muchas veces surgen problemas de salud que no se detectan al
mirarlo(a). El examen médico general debe incluir análisis oftalmológico y odontológico. Así mismo,
los padres han de controlar la alimentación, procurando que contenga proteínas, hierro, grasas y
carbohidratos, logrando que consuman principalmente leche, verduras, hortalizas, legumbres, frutas
y carnes blancas o rojas y evitando los excesos en golosinas, como dulces y harinas; que alteran el
apetito de los chicos.

El niño y la niña deben dormir mínimo 8 horas diarias; el cansancio, el sueño, la fatiga y en general los
problemas de salud originan dificultades escolares; impide la concentración, atender y entender las
explicaciones y actividades que realizan los profesores y compañeros, perjudicando el rendimiento
académico.

Los deportes, las salidas al campo, la recreación y el descanso contribuyen a fortalecer el cuerpo, a
recuperar energías y, por consiguiente, posibilitan el avance integral de los pequeños y pequeñas y
el logro de los objetivos escolares.

Intelectuales

Los padres generalmente consideran a los hijos e hijas, en edad escolar, muy pequeños para
desarrollar en ellos potencialidades y habilidades que los ayuden a crecer; descuidan esta
responsabilidad esencial para el éxito en los estudios de los hijos y para su enriquecimiento interior.

Los padres han de centrar sus esfuerzos en el desarrollo de las potencialidades y capacidades de
los niños y niñas, teniendo en cuenta sus intereses y sus propias características. Más valedero que
llenar sus mentes de conocimientos, es despertar capacidades, aptitudes que los conduzcan por el
sendero de la verdad, en aras de alcanzar sus propios ideales, “La mente no debe ser un receptor
inanimado. Ha de ser por el contrario, un taller en el que se forjan los conceptos propios con todas
las materias primas que a ella llegan”7.

Impulsar permanentemente, desde la más temprana infancia, a los hijos e hijas hacia la reflexión,
hacia la curiosidad intelectual, a la imaginación, a la creatividad, a la resolución de problemas, al
análisis, a emitir juicios sobre los hechos y sobre los objetos; es un deber de los padres. ¿Cómo
lograrlo? Se aconseja:

• No tomar notas, ni realizar tareas o trabajos mecánicamente sin entender.

• Las salidas al campo despiertan la curiosidad por saber, por conocer.


7 Nieto Caballero, Agustín. La segunda enseñanza, Bogotá, Antares, 1964, p.90.

7
• Procurar que ellos y ellas por su propia cuenta busquen respuestas y soluciones a sus
inquietudes. Se les puede orientar haciéndoles preguntas que los haga pensar, o remitiéndoles
a alguna lectura donde encuentren la respuesta a sus cuestionamientos.

• A través del juego se puede desarrollar la atención, la creatividad, el raciocinio (ajedrez,


damas chinas, juegos de armar, etc.).

• Elaboración de cuentos e historietas por los mismos niños y niñas, o con participación de
todos los miembros de la familia; por ejemplo, comienza el papá sigue el hijo o la hija, y
así sucesivamente le dan cuerpo a la historieta hasta llegar al final, dando prioridad a la
imaginación de los pequeños para el desenlace final.

• En esta edad, la lectura se constituye en la piedra angular en donde se pueden apoyar


los padres para desarrollar el análisis, la comprensión, los juicios críticos, la asociación, la
reflexión, etc. A través de preguntas, se lleva a los hijos a sacar ideas centrales, conclusiones,
personajes, a relacionar con algún hecho o personaje de la vida real que ellos conozcan o
hayan vivido, a analizar y juzgar los acontecimientos narrados en la lectura, etc.

• Hacerles preguntas sobre los trabajos escolares, sobre lo que han aprendido, guiándolos
para que expliquen con sus propias palabras, evitando que repitan y aprendan de memoria.

• Emitir juicios sobre hechos cotidianos, dando razones, argumentando su punto de vista
crítico, buscando y dando soluciones.

Afectivas

El éxito en el estudio se alcanza si a los chicos y chicas les interesa, si les gusta lo que hacen;
lo que les enseñan. La imposición, el autoritarismo no cuenta en educación. Vale el ejemplo, el
cariño, el hacer el conocimiento agradable y acorde a la edad y a los intereses de los niños y niñas,
explicándoles la utilidad y necesidad de la enseñanza. Por lo general, en esta edad, están ávidos de
aprender y hacer cosas nuevas, lo novedoso los atrae.

Buscar que el niño o niña valore y aprecie las diferentes actividades que realiza, elogiando sus
logros y estimulándolo para que continúe en sus actividades; hasta alcanzar los objetivos que se ha
propuesto, debe ser una meta de los padres. Contribuyendo así a brindar seguridad, llenándolos de
optimismo, alegría y satisfacción por los logros alcanzados, motivándolos a continuar sus esfuerzos
por aprender.

8
b. Condiciones externas

El entorno familiar, escolar y social que rodea al niño y a la niña, facilita o dificulta la educación y por
consiguiente su desarrollo integral.

El ambiente

El hogar debe brindar un ambiente grato, amable, que invite al estudio. La cultura familiar ha de
evidenciarse en los hábitos, en las conversaciones y en las actitudes de la vida diaria de todos los
miembros de la familia.

No se debe manifestar, con actitudes o palabras de menosprecio, aburrimiento o indiferencia por


el saber, por el conocimiento o por las labores intelectuales en general. El amor a la lectura, la
preocupación por temas de actualidad nacional e internacional, así como el ejemplo y las explicaciones
de hermanos y padres; propician el amor al estudio.

Los hijos deben disponer de:

• Un sitio adecuado para estudiar con buena luz y ventilación; que posibilite el silencio y evite
las interrupciones y distracciones.

• Unos muebles adecuados mesa o escritorio y un asiento cómodo adaptado al tamaño de los
niños que evite malas posturas y por consiguiente deformaciones.

• Un sitio apropiado para colocar libros y materiales de estudio.

• Un tablero pequeño que permita dejar tareas o notas importantes para recordar.

c. Colegio – Hogar

La familia y el colegio son las dos instituciones sociales que tienen como función esencial la
educación del ser humano y, por lo tanto entre las dos debe existir una continua, coherente y amable
interacción en un clima de amor, solidaridad y respeto mutuo, promoviendo el desarrollo moral,
afectivo, espiritual y cultural de los pequeños y jóvenes para que lleguen a ser personas libres,
responsables, justas, capaces de aportar algo realmente valioso a la sociedad, promoviendo el bien
común en sus vivencias diarias y en su actuación cívica.

3.3.5. Recomendaciones

No se pretende agotar el tema ni dar parámetros infalibles que garanticen el éxito en los estudios de

9
los hijos e hijas. Sólo se busca dar algunas orientaciones y pautas que puedan servir de base para
ayudar a los hijos e hijas en esa labor que es ardua; pero gratificante y esencial para el crecimiento
integral de toda persona.

a. Lo que deben hacer los padres

• El ejemplo de padres y hermanos es fundamental para el cumplimiento de los deberes


escolares de los pequeños; el amor por la lectura, el interés por las actividades intelectuales,
la dedicación al trabajo, etc.

• Proporcionar los elementos y materiales necesarios.

• Elogiarlos y felicitarlos por los logros alcanzados, así sean mínimos; llegando poco a poco a
que realicen sus labores por la satisfacción del deber cumplido.

• Resaltar sus cualidades.

• Confiar en ellos y ellas, en su responsabilidad.

• Tener en cuenta no sólo los logros y éxitos, sino su esfuerzo, su tenacidad.

• Guiarlos en sus inquietudes y dudas.

• Firmeza y coherencia en las decisiones, explicándoles con claridad lo que se espera de ellos
y ellas.

• Reafirmar la autoestima, estimulando la confianza y seguridad en sí mismos, basada en el


conocimiento de sus propias capacidades y habilidades.

• Fomentar la responsabilidad en el cumplimiento de sus deberes; que desde chiquitos


aprendan a responder por sus trabajos y quehaceres. Inicialmente es necesaria una pequeña
supervisión, pero poco a poco, se deja que realicen solos sus trabajos, aunque demoren
haciéndolos y no los realicen con la perfección que los padres quisieran. Se ha de tener en
cuenta que están comenzando y que irán mejorando. Paciencia, mucha paciencia.

• Enseñarles a investigar, indicándoles donde buscar información, como navegar en internet y


encontrar fuentes de enciclopedias, diccionarios, etc.

• Corregir, enseñándoles cómo mejorar y superar los errores.

• Seguirlos, estar con ellos en sus progresos, éxitos, fracasos, luchas; que sientan el apoyo y

10
la compañía de los padres.

• Observar el método de estudio que emplean, si es positivo, reflexionar con él o ella sobre
el particular. Al respecto, es prudente asesorarse con los profesores de las diferentes
asignaturas.

• Procurar que realicen sus trabajos en orden, con letra legible y buena ortografía; desde
pequeños, se han de acostumbrar a presentar de manera correcta los trabajos y tareas.

• Dialogar diariamente con ellos, pero principalmente; escucharles sobre los diferentes eventos
del colegio, compañeros, profesores, juegos, conversaciones, clases, etc. Hacer preguntas
y comentarios sobre el particular; aprovechar estos diálogos para orientarlos en sus estudios
y para formarlos.

• Estimular, mantener vivo el interés por el estudio, la motivación impulsa al pequeño a actuar,
a estudiar; si le gusta lo que le enseñan, cada vez querrá aprender nuevas cosas.

• Buscar estrategias para que durante las vacaciones no abandonen totalmente las actividades
intelectuales; se puede, por ejemplo, sugerir lecturas agradables, tertulias, dramatizaciones,
concursos de pintura, etc.

b. Lo que no deben hacer los padres

• No realizar las tareas que deben y pueden hacer los hijos e hijas.

• No asumir como propias las tareas y estudios de los hijos e hijas.

• No crear dependencias.

• No permitir copias, ni fraudes en los trabajos escolares; estas faltas de honradez abren las
puertas a problemas futuros y delicados.

• No dar premios materiales a cambio de buen rendimiento académico o para que realicen las
tareas que no sean del agrado de los pequeños.

• No hacer comparaciones con alumnos más aventajados, recuerde; cada hijo es único con
sus propias aptitudes y características.

• No ceder a los caprichos de los pequeños. “Ningún ideal se hace realidad sin sacrificio”.8

8 Escrivá, Josémaría. Camino Op. Cit. Pág.80.

11
• No allanarles el camino, evitándoles obstáculos y problemas; abrirles posibilidades para
que ellos con esfuerzo, lucha y tenacidad encuentren las soluciones. No consentirlos,
llevándolos por un sendero de rosas, pues a la menor espina que encuentren en el camino,
se desmoronan.

• No preocuparse únicamente por sus tareas y deberes escolares.

• No ofrecer premios o sanciones que no van a cumplir.

• No actuar como un policía para que los niños y niñas hagan las tareas.

• No alcahuetear ausencias al colegio o el no cumplimiento de tareas o trabajos.

• No dar excusas falsas para salvar a los hijos de posibles sanciones, éste es un pésimo
ejemplo, que luego los hijos imitan.

• No aceptar, ni solidarizarse con los niños y niñas, en las quejas y comentarios negativos
sobre profesores, compañeros, etc.

12

También podría gustarte