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Argumentos para abandonar la UE

1. Inmigración. La inmigración está fuera de control. Sólo el año


pasado llegaron al Reino Unido más de 300.000 inmigrantes, a pesar de que el
Gobierno se había comprometido a bajar la cifra a 100.000. Esa marea supone
una carga insoportable para los servicios públicos, el transporte, la educación y
la sanidad. Además muchos inmigrantes se aprovechan de las ayudas que
ofrece el sistema de subsidios británico. Otros aceptan trabajar por menos
dinero de lo habitual, quitando de ese modo puestos de trabajo a los británicos
y forzándoles a rebajar sus salarios y tarifas para poder ser competitivos. Ser
miembro de la UE significa aceptar la libre circulación de personas sin poder
poner límites a la inmigración. Los países de la UE son ya 28, y en la lista de
espera para entrar se encuentran Albania, Macedonia, Montenegro, Serbia y
Turquía, la última de las cuales tiene ella sola una población de 72 millones de
personas. Abandonar la UE es el único modo de recuperar el control de las
fronteras británicas y de poner freno al número de inmigrantes que llegan al
Reino Unido.
2. Seguridad. La libre circulación de personas significa que también los
criminales y terroristas se pueden desplazar a sus anchas por el interior de la
UE. Gran Bretaña sólo podrá garantizar la seguridad de su territorio si recupera
las riendas de sus fronteras y si controla a las personas que pretenden entrar
en el país.
3. Cuestión de soberanía. La mitad de las leyes en vigor en Gran Bretaña
han sido aprobadas por burócratas de Bruselas. El Tribunal Europeo de
Justicia dicta sentencias contrarias al parecer de los tribunales británicos. Sólo
abandonando la UE el Reino Unido podrá volver a tomar el timón de su destino
y ser un país soberano, regido por sus propias leyes y no por lo que diga
Bruselas. Pertenecer a la OTAN y al Consejo de Seguridad de la ONU es más
relevante en el tablero internacional que pertenecer a la UE.
4. Ahorrar dinero. Pertenecer a la UE sale muy caro. Gran Bretaña
contribuye cada semana con 350 millones de libras esterlinas al mantenimiento
de la UE, lo que supone 20.000 millones de libras al año. Si el Reino Unido
abandona la UE, esa montaña de dinero se podría destinar a inversiones en el
país y a mejorar los servicios públicos, sobre todo el sistema sanitario.
5. Más eficiencia y menos burocracia. Bruselas no funciona. Es una
maquinaria lenta, con un exceso de burocracia, poco transparente y aún menos
democrática. Pero, sobre todo, es ineficiente: se ve lastrada por una profusión
de papeleos, de reglamentos y normativas que no sólo eternizan los tiempos de
actuación sino que suponen una fuerte carga económica para las empresas,
sobre todo las pequeñas y medianas. Abandonando la UE las empresas
británicas serán más competitivas y la economía crecerá. Además, el Reino
Unido tendrá las manos libres para poder negociar tratados comerciales
bilaterales con países como China o India.

Argumentos para quedarse en la UE


1. Acto irreversible e irresponsable. Dejar la UE sería una acción
irresponsable que tendría efectos negativos en las generaciones venideras.
Desde la creación de la UE, Europa ha experimentado el mayor periodo de paz
y estabilidad de su historia. Salir de la Unión Europea significaría abandonar
todo eso y dar un salto a no se sabe dónde. Por otra parte no existen
precedentes de que un país abandone la UE y, sobre todo, no habría forma de
dar marcha atrás: sería una decisión irreversible. Pero continuar en la UE
tampoco significa aceptar con los ojos cerrados su funcionamiento actual. La
UE necesita cambios y reformas, que sólo se pueden impulsar si seguimos
dentro.
2. Varapalo económico. Salir de la UE supondría un tremendo varapalo
para la economía británica. Formar parte de un mercado único de 500 millones
de personas ha supuesto una importante fuente de riqueza para Gran Bretaña
y le ha abierto las puertas a más de 50 países con los cuales la UE tiene
acuerdos comerciales. Más de tres millones de empleos en Gran Bretaña
dependen del comercio con la UE, el 44% de las exportaciones del país van a
para a la UE. Por cada libra con que Gran Bretaña contribuye a Bruselas recibe
10 en forma de inversiones e intercambios comerciales. Al año el Reino Unido
recibe 24.000 millones de esterlinas en inversiones de la UE, y a mitad de las
exportaciones británicas tienen Europa como destino. Marcharse de la UE
tendría además un terrible efecto sobre los mercados financieros, desataría un
caos y debilitaría a la libra, encareciendo la vida de los británicos y pudiendo
provocar una grave crisis. Abandonar la UE dañaría gravemente la economía
del reino Unido e implicaría recortes en el gasto público de unos 36.000
millones de libras.
3. Cuestión de peso geopolítico. Abandonar la UE significaría una Gran
Bretaña aislada y que perdería buena parte de su capacidad de influencia
política y geoestratégica. Supondría renunciar a tener un papel importante en
Europa y en el mundo y tener que conformarse con jugar un rol mucho menor.
Además, como ya le ocurre a Noruega o a Suiza, corre el riesgo de tener que
acatar reglamentaciones europeas -como la de la libre circulación- sin tener voz
ni voto en esas decisiones.

4. Seguridad e inmigración. Salir de la UE haría de Gran Bretaña un país


más vulnerable e inseguro. Vivimos en un mundo globalizado donde todas las
amenazas, empezando por la amenaza terrorista, son globales y sólo pueden
gestionarse a través de la cooperación entre los países. Sólo la colaboración
entre las distintas fuerzas de policía y servicios de seguridad puede impedir
atentados. La inmensa mayoría de los inmigrantes, en especial los procedentes
de la UE, aportan más de lo que reciben: pagan más impuestos que el uso que
hacen de los servicios sociales. Los inmigrantes aportan riqueza.

5. Escisiones nacionalistas. Irse de la UE podría suponer la destrucción del


Reino Unido. Escocia pediría la convocatoria de un nuevo referéndum sobre la
independencia y en ese caso es muy, muy probable que ganara el "sí" y optara
por abandonar el Reino Unido para permanecer en la UE. También Irlanda del
Norte podría seguir ese camino, para mantener la libre circulación dentro de la
isla con Irlanda, que seguiría ese camino. Y Gales podría optar también por
recorrer esa misma senda. Además, millones de ciudadanos británicos no
podrían viajar, estudiar, trabajar en otros países europeos. Y los jubilados
británicos (hay más de medio millón residiendo en España) perderían el
derecho a utilizar los servicios públicos, sobre todo la sanidad, de los países
europeos en los que viven.

África es un continente fallido y casi enteramente poblado de decenas de millones de


personas que sobreviven gracias a la ayuda internacional, es decir occidental. Atraer a
Europa a esas decenas de millones de personas no impedirá que África resuelva sus
problemas, ni que esos problemas se trasladen a Europa.
Esta es una situación pintada con trazos gruesos, sin duda. Pero es así que la Historia
pinta a menudo sus episodios más sórdidos, los más decisivos también. Japón, China,
Rusia, Corea, Polonia, Alemania, Vietnam, Laos, Camboya y otros han tenido que
superar situaciones mucho más duras que las que soporta África. Muchos de esos
países ayudan hoy a este continente e invierten en él, mientras que África, con sus
enormes savanas y sus opulentos pastizales no aporta prácticamente nada a nadie.

Mientras tanto, las poblaciones africanas agotan sus recursos y provocan daños
ecológicos catastróficos. En 2050, la población de Etiopía alcanzará los 177.000.000: el
equivalente de Francia, Alemania y el Benelux juntos, pero situados en la zona más
árida y devastada del Valle del Rift, donde las fuentes de proteínas son cada vez más
escasas.
Hoy cada africano nace con el sueño de venir a Europa. No aspiran a transformar ni a
mejorar lo que tienen. Sus sociedades son un fracaso, solo porcentajes mínimos tienen
asistencia medica, medios de subsistencia, educación, y ni siquiera acceso a agua
potable. Y esto no va a cambiar aunque se les riegue con toneladas de dinero. Todos
vendrían a Europa si no hubiera fronteras y cualquiera puede imaginarse el futuro que
nos esperaría.

No deja de ser irónico que la ayuda exterior, a pesar de estar destinada a ayudarles, en algunos
casos haya perpetuado una cultura de dependencia que ha retrasado el desarrollo indígena
mediante la movilización de sus recursos domésticos.

El drama de una migración ilegal que cada año causa miles de muertos.
Según informes de la ONU, 3.500 personas murieron en 2014 al intentar
cruzar el Mediterráneo.

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