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“Las avecillas y las gentes son inocentes”

Casi todos mis visitantes semejan las avecillas silvestres, acuden al árbol frutecido para saciar
sus necesidades. Una vez satisfechas, cantan, expelen y se marchan alegres…

Se vuelven a recordar del árbol frutecido cuando sienten de nuevo las necesidades. Que
mucho tienen ya, en forma incipiente, las avecillas de gentes.

¿A qué culparlas ni culparlos? ¡Son inocentes!


Ángel Augusto Suero (Dominicano)

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