1. Una sociedad rural y tradicional 2. Los estados: las formas de gobierno 3. Los críticos del sistema: la Ilustración 4. Las relaciones internacionales: el equilibrio europeo.
Llamamos Antiguo Régimen (AR) al sistema político, económico y social
que domina en Europa entre finales del siglo XV y finales del XVIII. 1. Una sociedad rural y tradicional Características de la población En 1780, había en la Tierra unos mil millones de habitantes (en la actualidad, casi 7000 millones). En Europa, unos 200 millones (750, actualmente). El crecimiento de la población se regía por el llamado régimen demográfico antiguo, que tenía las siguientes características: unas tasas de natalidad altas. unas tasas de mortalidad también altas, provocadas por una mala alimentación, una higiene deficiente y una sanidad de mala calidad. por tanto, un crecimiento bajo. La alimentación era escasa y poco variada, y dependía mucho del clima y las cosechas. Las malas cosechas provocaban con frecuencia hambrunas, que solían ir acompañadas de conflictos sociales y de un aumento de las muertes. La mayoría de la población era analfabeta. Sólo tenían acceso a la enseñanza la minoría perteneciente a los grupos privilegiados. La gente casi nunca salía de su comarca y sólo recibía información de los representantes del gobierno, de los curas y de ocasionales viajeros. En gran parte, esto se debía a que el transporte terrestre era lento, caro e incómodo (por tierra, lo más frecuente era viajar en diligencia). Sí estaban mejor comunicados los lugares costeros y los que estaban situados a orillas de ríos o lagos. La falta de información y la falta de comunicación entre unos lugares y otros hacían que la sociedad del Antiguo Régimen fuera tradicional y muy estable desde el punto de vista social: • Sus formas de vida, apoyadas por la religión y las costumbres, cambiaron poco a lo largo de los siglos. • La población era en su mayoría rural (al comenzar el siglo XIX, en Europa, 4 de cada 5 personas eran campesinas; sólo el 7% de la población vivía en ciudades de más de 10.000 habitantes) Una economía agraria en proceso de cambio La agricultura del Antiguo Régimen era poco productiva, es decir, el rendimiento por hectárea era muy bajo. En Europa predominaba el cultivo de cereales en campos abiertos (openfields) y utilizando la técnica del barbecho o rotación trienal. El único abono utilizado eran los excrementos de los animales, y las herramientas eran muy simples . Los expertos llaman a esta forma de cultivar agricultura de subsistencia porque solo se cultivaba para el consumo y bastaba una temporada de lluvias excesivas o de sequía para que los precios subieran y la gente tuviera verdaderos problemas para alimentarse. Buena parte de la tierra era propiedad de los señores feudales (régimen señorial), que podían ser laicos o eclesiásticos. Estaba prohibido vender o fraccionar las tierras de los nobles y del clero, lo que dificultaba su explotación rentable. Además , los señores feudales eran rentistas, es decir, cobraban impuestos a los campesinos que cultivaban las tierras, pero no invertían en mejoras de producción. En las colonias europeas, existía la agricultura de plantaciones: • Estaba destinada a la exportación de productos tales como algodón, azúcar, café, té, cacao, etc., que eran un lujo para la mayoría de la población. • Eran explotadas por mano de obra esclava (negros procedentes de África) o semiesclava (nativos en América o Asia). La producción de manufacturas se realizaba en pequeños talleres y estaba dirigida por los gremios, instituciones que nacieron en la Edad Media y que controlaban la producción, establecían los precios y decidían los talleres que se podían crear. En el campo, las aldeas y los suburbios de las ciudades, existía el llamado “sistema doméstico” de producción. Consistía en ocupar a un gran número de personas en sus propias casas bajo la dirección de un mercader, que les suministraba la materia prima y las herramientas, y recogía luego las piezas hechas para venderlas. Fue frecuente en la industria textil inglesa. El comercio interior se desarrollaba en ferias anuales y mercados semanales. El comercio internacional vivió una gran transformación por la expansión colonial y el aumento de la demanda. La doctrina económica predominante era el mercantilismo, según la cual la riqueza de un país dependía de la cantidad de metales preciosos (oro y plata)que poseía. Para ello, el Estado debía ejercer una política que favoreciese las exportaciones y frenase las importaciones.
Una sociedad estamental
Desde la Edad Media, existía una sociedad dividida en estamentos (llamados también órdenes o estados), grupos sociales definidos por la propia ley. Cada estamento tenía derechos y deberes distintos, con muy pocas probabilidades de cambio y movilidad social. Existían tres estamentos: nobleza (aristocracia), clero y tercer estado. La nobleza y el clero disfrutaban de privilegios legales y fiscales: acceso a cargos, exención de impuestos, derecho a recibir rentas especiales, derecho a ser juzgados de forma diferente, etc. LA NOBLEZA O ARISTOCRACIA: • Heredera de los señores y caballeros de la Edad Media, que se dedicaron a defender al resto de la sociedad. • Era un estamento teóricamente cerrado, es decir, sólo se podía pertenecer a ella por nacimiento. En la práctica, hubo nobles que compraron el título, que lo adquirieron por matrimonio o que lo recibieron del Rey como premio por un servicio. • Su principal poder estaba en la posesión de tierras, aunque entre los nobles existían importantes desigualdades económicas, de modo que la baja nobleza y los pequeños hidalgos a veces pasaban apuros para mantener su posición privilegiada. EL CLERO: • Era un estamento teóricamente abierto. Cualquiera podía entrar en él pero los puestos altos (cardenales, arzobispos, obispos, abades de los conventos, etc.) estaban reservados para los miembros de la nobleza. • Existía un bajo clero, formado por los curas de las aldeas o los barrios de las ciudades, que pasaba muchas dificultades económicas. EL TERCER ESTADO O ESTADO LLANO estaba integrado por todos los que no formaban parte de la nobleza o del clero: El grupo más numeroso era el de los campesinos, cuya situación podía ser diversa: propietarios de las tierras que cultivaban, trabajar tierras arrendadas o ser jornaleros. La burguesía, que vivía en las ciudades, tenía una influencia cada vez mayor. Estaba compuesta por pequeños comerciantes y propietarios de los talleres artesanales, funcionarios y profesiones liberales (abogados, profesores, médicos…), y grandes hombres de negocios. Las clases populares urbanas estaban compuestas por los artesanos de los gremios, los criados y demás trabajadores manuales. En las ciudades, el escalón más bajo lo componía un número considerable de población marginada (mendigos y vagabundos).
2. Los estados: las formas de gobierno.
El sistema político dominante en esta época era la monarquía absoluta de origen divino: El rey acumulaba todos los poderes: legislativo, ejecutivo y judicial. Se consideraba que el poder al rey le llegaba directamente de Dios, lo que lo hacía indiscutible. Sin embargo, en las Provincias Unidas y en Inglaterra se impusieron regímenes parlamentarios: Inglaterra. En el siglo XVII, se había producido una revolución que había limitado los poderes de la monarquía: existía un Parlamento que tenía que aprobar las decisiones de los reyes, sobre todo las relativas al establecimiento de nuevos impuestos. El Parlamento estaba dividido en dos cámaras: CÁMARA DE LOS LORES, en la que estaban representados la nobleza y el clero. CAMARA DE LOS COMUNES, que representaba al tercer estado. Con este sistema político, pronto se organizaron dos grupos políticos: Los tories, más conservadores, que defendían los intereses de los propietarios rurales y de la iglesia estatal (anglicana). Los whigs, más liberales, más cercanos a los grupos urbanos y a las iglesias protestantes minoritarias.
Provincias Unidas. Tras la rebelión contra la dominación española
se instauró una república, es decir, el país ya no estaba gobernado por un rey. El territorio estaba formado por siete provincias, cada una con su propio Parlamento, que se unían en los Estados Generales para tomar decisiones comunes. INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA. EL PARLAMENTARISMO Es un sistema político en el que un parlamento o asamblea representativa puede derribar a un gobierno en una votación. El gobierno es, por tanto, responsable de sus actos ante la asamblea. No debe confundirse sistema parlamentario con democracia: Un sistema puede ser parlamentario sin ser democrático. Esto ocurre cuando el derecho de voto está muy restringido, como ocurrió en gran parte de los estados europeos durante el siglo XIX. Por otra parte, puede ser democrático sin ser parlamentario. Es el caso de Estados Unidos, donde el Presidente es elegido por sufragio universal pero no puede ser derribado por la votación de las cámaras (Congreso y Senado). En el siglo XIX, la mayoría de los estados europeos adoptaron sistemas parlamentarios “dualistas”, es decir los gobiernos tenían que responder ante los parlamentos pero también ante los reyes, que tenían poder para cambiar el gobierno y para disolver las cámaras.
3. Los críticos del sistema: la Ilustración
En el siglo XVIII surgió en Francia un movimiento ideológico que promovió importantes cambios: la Ilustración. Los principios fundamentales de este nuevo movimiento fueron: La confianza en la razón o inteligencia humana como único medio para entender el mundo. Rechazaban la revelación divina y la tradición acumulada durante siglos.. La fe en el en progreso humano. Creían que la ciencia y la técnica acabarían con los problemas de la humanidad (hambre, enfermedades, supersticiones, etc.) El derecho a la felicidad de los seres humanos. Pensaban que la misión de los gobernantes era conseguir el bienestar de sus súbditos. Surgió así el llamado DESPOTISMO ILUSTRADO, práctica política de algunos monarcas europeos de la segunda mitad del siglo XVIII que combinaba el mantenimiento de la monarquía absoluta con una voluntad reformadora de la economía y de la sociedad. Esta forma de gobierno quedaba resumida en un principio: “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. Los monarcas ilustrados más destacados fueron Luis XV en Francia, Carlos III en España, José I en Portugal, Catalina II en Rusia, José II en Austria y Federico II en Prusia. La crítica al Antiguo Régimen , por considerarlo un obstáculo para alcanzar el progreso y la felicidad. Los ilustrados proponían la desaparición de la monarquía absoluta , pero no siempre coincidían en qué sistema político era el más adecuado. Así, VOLTAIRE era partidario de una monarquía fuerte pero que respetara las libertades individuales ,destacando su defensa de la libertad de conciencia .MONTESQUIEU, en su obra “El espíritu de las leyes”, defendía la división de poderes : el poder legislativo elabora la ley, el ejecutivo gobierna de acuerdo con la ley y el judicial juzga a los infractores de la ley; en ningún caso los tres poderes podían recaer en una misma persona. ROUSSEAU, en “El Contrato social”, sostenía que la política tenía que basarse en un pacto entre gobernantes y gobernados, formulando así el principio de soberanía nacional.
Los ilustrados también se opusieron a la sociedad estamental.
Defendieron la igualdad de origen, la movilidad social y el mérito y la valía según la inteligencia y el esfuerzo de cada uno.
En el terreno económico surgieron los llamados fisiócratas, como
QUESNAY, que se opusieron al mercantilismo y sentaron las bases del liberalismo económico. Así atribuían el origen de la riqueza a la tierra y no a la acumulación de metales preciosos , y se oponían a toda reglamentación por parte del Estado, apoyando la libertad económica y la iniciativa individual.
Las ideas ilustradas se difundieron por Europa y América a través de tres
vías: los salones o tertulias, celebradas en casas particulares; los nuevos medios de comunicación, como revistas, periódicos, panfletos y folletos; y la Enciclopedia, una obra de 28 volúmenes publicada por Diderot y D’Alembert, en la que se recogía el pensamiento ilustrado y se resumía el saber de su época.
4. Las relaciones internacionales: el equilibrio europeo
Si los siglos XVI y XVII se habían caracterizado por la existencia de una potencia hegemónica en el continente (España y Francia, respectivamente),en el siglo XVIII se implantó el principio de equilibrio europeo, impulsado por Gran Bretaña. La diplomacia adquirió un papel destacado, sin embargo , el siglo XVIII fue una época de guerras y conflictos internacionales de los que cabe destacar: La Guerra de Sucesión española (1700-1714) enfrentó a España y Francia con una alianza de potencias europeas (Gran Alianza de La Haya) que veían con recelo el excesivo poder de los Borbones en el continente. Finalizó con los Tratados de Utrecht- Rastatt (1713- 1714), que supusieron la entronización de los Borbones en nuestro país a cambio de la cesión de territorios (entre ellos Gibraltar a Gran Bretaña. La Guerra de Sucesión de Austria (1740-1748) que enfrentó a Francia y a Prusia contra Austria. Con la firma de la paz, Prusia obtuvo territorios austriacos (Silesia). La Guerra de los Siete Años (1756-1763) enfrentó a Francia y Gran Bretaña por el control del comercio colonial. La Paz de Paris puso fin a la Guerra. Francia cedió a Gran Bretaña los territorios de Canadá y la mayoría de los enclaves comerciales en la India, convirtiéndose en la mayor potencia colonial del mundo.