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INSTITUTO TECNOLÓGICO DE SONORA

Unidad Navojoa

CURSO INTERCULTURAL BÁSICO

UNIDAD DE COMPETENCIA I
MULTICULTURALISMO E INTERCULTURALIDAD

Tema 1.3 La Hora de la Igualdad Brechas por Cerrar


Caminos por Abrir

Alumnos:
Alejandra Durán Ruíz
Jesús Ricardo Espinoza Gutiérrez
Anel Flores Romero
Sergio Arturo Servín Verduzco
Irery Guadalupe Espinoza Rosas
Bibiana Guadalupe cruz Ríos

Grupo de: 13:00 a 14:00 horas.

Navojoa, Sonora, a 28 de septiembre de 2015


LA HORA DE LA IGUALDAD. BRECHAS POR CERRAR, CAMINOS POR ABRIR,
SANTIAGO, CEPAL, MAYO DE 2010

Este documento posee una evidente proyección –tanto analítica como propositiva
hacia América Latina. Es evidente, en consecuencia, que aparecen como espacios
aludidos tanto nuestro país como el subcontinente, y a propósito de ambos, dos
temáticas de interés para esta breve intervención: por una parte, la situación, frente a
la aspiración de igualdad, de los pueblos indígenas; por otra, las brechas sociales por
cerrar, como asunto específico de esta sesión. Este documento está referido a tres
asuntos: el primero, de orden teórico (o teórico-político), discutiendo brevemente
algunos conceptos fundamentales del documento de la CEPAL, y señalando nuestra
posición al respecto; el segundo, concentrado en la cuestión de la desigualdad (y su
opuesto complementario, la igualdad) como cuestión paradigmática de las
condiciones de vida, desarrollo y bienestar de los pueblos indígenas, y explorando
las causas de aquélla; el tercero, en el que el autor describe y propone brevemente
la realización de un proyecto universitario de alcance continental sobre el Estado del
desarrollo económico y social de los pueblos indígenas de América.

Existe a nivel mundial –en especial desde la creación del Grupo de Trabajo sobre
Pueblos Indígenas (Ginebra, ONU) y, años más tarde, del Foro Permanente para las
Cuestiones Indígenas- un unánime consenso acerca de las condiciones de
subalternidad, vulnerabilidad, pobreza y rezago de los pueblos indígenas de América
y el mundo. Esta condición ha sido evidenciada en miles de estudios provenientes,
en general, de las ciencias sociales, y en una amplia documentación de organismos
internacionales, incluidos algunos trabajos de la propia CEPAL. Casi excepción,
todos los estudios de pobreza que analizan la situación de países o regiones con
magnitudes significativas de población indígena, coinciden en que en el extremo más
bajo del desarrollo humano, del acceso a los satisfactores básicos y de la
marginación se encuentra ubicada, precisamente, esa población nativa. En ese
sentido, llama la atención las escasas referencias que en el documento de la CEPAL
asocien situación de los pueblos indígenas/desigualdad, aunque sea loable el hecho
de que el texto se enfoque claramente a explorar las posibilidades de reducir la
desigualdad, señalar que “ha llegado la hora de la igualdad” como condición básica
para el bienestar y el desarrollo, y a “cerrar brechas” y “abrir nuevos caminos” para
sociedades más justas, equitativas y democráticas. Y es que, precisamente, el
concepto de brecha es uno de los que más significativamente se pueden aplicar a la
situación y condiciones de vida de los indígenas de México y América. Por ejemplo:
Brecha en la esperanza de vida (en México 76 años para no indígenas y 69 para
indígenas); Brecha en la mortalidad infantil (18 o 20 por mil para no indígenas y hasta
50 por mil para tzotziles, tzeltales, mixtecos, mazatecos, huastecos, totonacos
mexicanos, situación que se agrava en Guatemala, Honduras, El Salvador o Bolivia)
; Brecha en el acceso a satisfactores básicos esenciales (servicios de salud,
saneamiento, agua potable, vivienda digna, escolaridad y educación, y un largo
etcétera) ; Brecha en el ingreso (monetario o no) Brecha en las oportunidades de
desarrollo (desde tenencia legal de las tierras, crédito, transferencia de tecnología,
control efectivo de los indígenas de sus propios recursos ambientales); Brecha en la
impartición de justicia y cumplimiento efectivo de derechos universalmente
consagrados: económicos, sociales, culturales, políticos, civiles, etcétera. A lo
anterior se debería agregar, y señalado de crucial importancia a la brecha
informativa, entendida no sólo como el acceso a las TIC (Tecnologías de la
Información y la Comunicación), sino, sobre todo, a los Sistemas de Información
(hechos a partir de censos, encuestas y registros administrativos) que invisibilizan a
la población indígena, no sólo en el registro específico de carencias y rezago, sino en
las posibilidades de su desarrollo y señaladamente en la potencialidad 4 productiva
de sus regiones. Deberían agregarse otros campos, en razón de ser compromisos
pactados por nuestras naciones, como: el desarrollo autónomo con el control y
acceso a los recursos naturales y culturales propios, y la representación política, por
ejemplo. El concepto “disparidad territorial” aparece dotado de una fuerte
connotación geográfica y demográfica (los territorios con más alto PIB suelen ser los
más poblados) y una más débil significación socioeconómica. El análisis diferencial
sobre el estado del desarrollo económico y social de los pueblos indígenas (con
información específica, exhaustiva y confiable, con indicadores también específicos)
es la herramienta que podría mostrar precisamente cómo poblaciones con una PEA
numerosa y con territorios ricos en recursos naturales se encuentran en los lugares
más bajos de la escala de los satisfactores sociales y de las posibilidades de un
desarrollo autónomo y sustentable. En México y Centroamérica la distribución
territorial con graves privaciones muestra una mayor dispersión, pero también, como
ocurre en el mundo andino y amazónico, se observa que las zonas más críticas
tienden a ubicarse allí donde hay una alta incidencia de población indígena (sur de
México y Guatemala). La población infantil con mayor vulnerabilidad nutricional se
concentra en 6 las zonas altas de Centroamérica y en la sierra y el altiplano de los
Andes, con mayor población de origen indígena, donde las madres son analfabetas
absolutas o no alcanzaron a terminar la educación primaria y viven en condición de
pobreza extrema (condición que además incluye un limitado acceso a agua potable y
servicios de salud.”

Los pueblos indígenas no sólo son depositarios y renovadores de una cultura


tradicional notable sino que disponen en sus territorios de recursos fundamentales
(naturales y culturales) para el desarrollo productivo de diversas áreas: Minería no
metálica; Acuacultura y pesca ribereña y de aguas interiores; Generación de agua;
Masa forestal; Biodiversidad; Turismo; Diseños; Generación de energía, entre otras,
además de la producción agrícola, ganadera o artesanal tradicionales. Las
estrategias nacionales, gubernamentales, de desarrollo no suelen considerar las
potencialidades de estos territorios para el desarrollo indígena propio, autónomo, ni
tampoco se contemplan, se conciben y si (establecen mecanismos de asociación con
otros sectores de la producción o el comercio). En cambio, se promocionan desde las
esferas de la Banca Multilateral (BID, BM, EXINBANK) megaproyectos articulados en
planes y programas de desarrollo por encima y por fuera de los pueblos, pero con
una clara intervención en sus territorios. Nos referimos específicamente al Plan-
Puebla Panamá (ahora Proyecto Mesoamérica, al que se sumó Colombia) y a la
Iniciativa de Integración Regional de Sudamérica (IIRSA). Ambos megaplanes con
amplios rechazos de las organizaciones y movimientos indígenas. Asociado a lo
anterior se manifiesta la alta conflictividad en regiones y territorios indígenas.
Numerosos conflictos en los que lo más frecuente es la referencia al despojo
territorial y a las concesiones estatales a compañías extractivas (forestal, petróleo,
minería, por ejemplo), a la invasión de tierras por intereses expansivos
extraterritoriales (planes de colonización, ganadería extensiva, monocultivos y
minería) y de infraestructura (carreteras y presas hidroeléctricas, principalmente).

Se propone, concretamente, un proyecto en dos fases o etapas: en la primera,


elaborar en nuestra universidad, el documento de proyecto que especifique objetivos,
metodología, mecanismos de asociación, cronogramas, productos a lograr,
integración de los materiales a un Sistema de Información de los Pueblos Indígenas
de América y mecanismos de difusión y actualización periódica de la información; en
la segunda fase, el desarrollo concreto del proyecto, con la perspectiva de convertirlo
en un Informe bianual sobre el Estado del Desarrollo Económico y Social de los
Pueblos Indígenas de América.

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