Está en la página 1de 5

Secretaría de Educación Jalisco

Rafael B. Orozco Hernández


6 de septiembre de 2014

El acompañamiento pedagógico: actores, sentido y perspectiva en la


educación básica y normal

En este texto se discute de manera sucinta la noción de acompañamiento


pedagógico como competencia profesional de los docentes de y para la Educación
Básica y Normal. En primer instancia, se exponen algunos aspectos necesarios para
introducir en la temática sobre el acompañamiento, después se analiza el ejercicio
del acompañamiento pedagógico en los principales agentes del sistema de
educación para la educación básica y normal.

Qué es el acompañamiento pedagógico.

El diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, señala que


“acompañar”, significa “compartir un efecto”. Es situarse al lado de otro como
compañero de camino. Por lo tanto, en un contexto de intencionalidad educativa,
formativa, o de instrucción, surge el acompañamiento pedagógico como el recurso
dialógico1 (Freire, 1970) utilizado para la formación profesional entre actores de una
comunidad de práctica y/o de aprendizaje.

Por lo tanto, en esta condición de interrelación, de interacción social, es


deseable entender el acompañamiento pedagógico como un proceso articulado a
una comunidad de práctica (Wenger, 2002), en la que por lo menos intervienen dos
agentes: el acompañante y el acompañado.

De acuerdo con Toffler (1993) el acompañamiento es adhocrático, es decir,


actúa por demanda y se inserta en una red de colaboraciones, horizontales,
retroactivas y recursivas. Esto nos orienta a pensar que el acompañamiento no es
fortuito y que lo mueve la necesidad de desarrollar un conocimiento especializado,

1Eldesarrollo cognitivo tiene lugar en la interacción social (Vigostky, 1966) donde el lenguaje toma el papel
central como herramienta de mediación entre la mente y la cultura.
2 Licenciatura en Educación Primaria, 1994; Licenciatura en Educación Preescolar, 1997; Licenciatura en

1
mediante la compartición de aprendizajes basados en la reflexión de experiencias
prácticas (Wenger, 2002).

En un contexto escolarizado, el acompañamiento se plantea como una


estrategia para lograr la cualificación del sujeto en formación o en
capacitación/actualización. En contextos no escolarizados, el ejemplo más vívido al
ejercicio del acompañamiento pedagógico es la práctica de aprendizaje de un oficio;
entre el “maistro” y el “aprendiz o ayudante”. Pero también se da al seno de la
familia, donde los padres o tutores promueven el aprendizaje de valores y
habilidades para convivir dentro y fuera de la familia (Jacobo., et.al., 2003)

En síntesis, queda claro que independientemente del contexto en que se


realice el acompañamiento pedagógico, su centro es la acción formativa,
intencional, dialógica, no lineal y por lo tanto recursiva (seguimiento), entre el sujeto
que acompaña y el acompañado, es decir, entre los agentes de una comunidad de
aprendizaje.

El perfil deseable del acompañante pedagógico.

El acompañamiento pedagógico es, por una parte, una competencia deseable,


construible, desarrollable, en todo Formador de Docentes (de inicial o continua) que
tiene la responsabilidad de promover un aprendizaje en un marco de cohesionador e
integrador de los procesos orientados a la profesionalización del perfil y prácticas de
los profesores en servicio, y en formación, mediante el fortalecimiento de
competencias pedagógicas y la animación institucional desde una perspectiva de
comunidad de aprendizaje (Plan de estudio para la Licenciatura en Educación
Básica 1994 y posteriores; Plan de estudios para las licenciaturas en educación
primaria, preescolar y su modalidad Intercultural Bilingüe, 2011).

Es para algunos autores, un estrategia académica basada en siete principios


(Aubert A., García C., y Racionero S, 2009) : 1) Diálogo Igualitario (basado en la
validez de los argumentos y no en la relación de poder); 2) Inteligencia Cultural
(incluye la inteligencia académica, la inteligencia práctica y la inteligencia
comunicativa, para llegar a acuerdos); 3) Transformación (orientación basada en el
cambio, superando con ello las teoría reproduccionistas); 4) Dimensión Instrumental
(aprendizaje instrumental de todos los conocimientos); 5) Creación de Sentido
(partiendo de las demandas, necesidades y contexto de quien aprende); 6)

2
Solidaridad (compromiso en la superación del fracaso escolar); 7) Igualdad de
Diferencias (basado en el principio de reconocer la riqueza cultural del otro). Por
ello, como lo recomiendan Martínez., y González (2010:15) el perfil del
acompañante debe ser “…proporcional en madurez socio afectiva, capacidad
profesional y en experiencias referenciales a las necesidades reales del contexto.

El acompañamiento pedagógico en el sistema de Formación y


Actualización de Docentes.
En la Formación Inicial
En el sentido anteriormente argumentado, es sano valorar que el
acompañamiento juega un papel fundamental en la formación y fortalecimiento del
sistema de Formación y Actualización de Docentes, sobre todo, en el desarrollo de
competencias profesionales que posibiliten a los profesores enriquecer y cualificar
su práctica docente.

De acuerdo a los planes de estudio vigentes en la Escuela Normal, plan 1994 y


posteriores (según la licenciatura2), y plan 2011 (para Licenciaturas en Educación
Primaria, Preescolar, Primaria y Preescolar intercultural bilingüe) el
acompañamiento pedagógico como competencia profesional subyace en la
competencia genérica de “promoción del aprendizaje de todos alumnos” (acuerdo
649). Para ello, la formación de futuros profesores contempla dos tipos de acciones
formativas que son complementarias entre si: las actividades de aprendizaje áulicas
correspondientes a cada materia de la malla curricular, y a las de apoyo y
orientación (acompañamiento) en la práctica.

En ésta última, el proceso de aprendizaje tiene lugar gracias a las acciones de


mediación pedagógica que involucran una actividad coordinada de intención-acción-
reflexión (acompañamiento) entre el estudiantes (profesor en formación) y el
docente (cualquiera de los dos actores involucrados: el profesor de educación
básica responsable en la escuela de práctica, o el profesor formador de la Escuela
Normal), en torno a una diversidad de objetos de conocimiento, recursos para el
aprendizaje, e instrumentos. Todo esto con un carácter situado, es decir en un
contexto sociocultural específico.

2Licenciatura en Educación Primaria, 1994; Licenciatura en Educación Preescolar, 1997; Licenciatura en


educación Física, 2000; Licenciatura en Educación Especial, 2002

3
En la Formación Continua.
En las escuelas de educación básica se presenta, o se debería, un ejercicio
similar pero en atención al profesor en servicio por parte de la Supervisión. Para la
Academia de la Lengua Española, supervisar está referido al “acto de ejercer la
inspección superior en trabajos realizados por otros”, y uno de ellos, corresponde a
la tarea de acompañamiento pedagógico.

Es el supervisor en quien se encuentra la responsabilidad de acompañar a


directores y profesores en servicio (Miranda, 2002) mediante la observación de su
práctica docente, la recomendación de estrategias, y el reforzamiento de
conocimientos temáticos, todo ello, a partir del plan de acción o plan de enseñanza,
programa de estudio y práctica docente (Palma, A. 20143).

Sin embargo, en este ejercicio es común que no sea el supervisor quien realice
esta tarea, y sea depositada en el Asesores Técnico Pedagógico (López, 2009)
cuando éste tiene las competencias profesionales adecuadas, porque en la mayoría
de los casos, esta figura se concentra en realizar actividades de orden logístico y/o
administrativas. Cuando es así, se genera una situación de incompetencia y/o
indefinición laboral, que deriva en una ineficiente mejora constante de la calidad,
ante la ausencia evidente de espacios, dinámicas, condiciones, procesos y
perspectivas que sirvan como soporte a la profesionalización en el servicio, y que
se reduce en lo que llamamos un deficiente Acompañamiento Pedagógico.

3Entrevista a profesora de educación primaria, con experiencia en educación preescolar, y de adultos, con 30
años de servicio, letra E en carrera magisterial y asistente de una supervisión de Tonalá.

4
REFERENCIAS BIBLIORÁFICAS

Auberti, A., García C., Racionero, S. (2009). El aprendizaje dialógico. Cultura y


Educación, 2009, 21 (2), 129-139.
Freire, P. (1970). Pedagogía del oprimido. Madrid: Siglo XXI.
García, J., Héctor M. (2003) Nuevos escenarios en la formación de los educadores
mexicanos. Una visión sistémica. Cuaderno de discusión. Núm. 10. México.
DGN-SEPCONALITEG.
Lopéz, Y. (2009). La asesoría técnico pedagógica en educación básica: diagnóstico,
pronóstico y alternativas. Ed. UPN. México.
Miranda, E. (2002). La supervisión escolar y el cambio educativo. Un modelo de
supervisión para la transformación, desarrollo y mejora de los centros.
Redalyc. : http://www.redalyc.org/pdf/567/56760206.pdf
Martínez, H., González, S. (2010). Acompañamiento pedagógico y
profesionalización docente: sentido y perspectiva. Ciencia y sociedad, Vol.
XXXV, Num. 3, julio-septiembre, pp. 521-541. Instituto Tecnológico de Santo
Domingo. República Dominicana.
Secretaría de Educación Pública. (2012). Acuerdo 649. Diario Oficial de la
Federación. Numero 14. México.
Toffler, A. (1993) El shock del futuro. España, Plaza y Janés.
WENGER, E., McDermott, R., Snyder, W. (2002) Cultivating communities of
practice: a guide to managing knowledge. USA, Harvard Business School
Publishing.
Vygotsky, S. (1996). El desarrollo de los procesos psicológicos superiores. Ed.
Crítica. Barcelona.

También podría gustarte