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Pol Bravo C. SaludMental.es. 2012; 1:4.

http://hdl.handle.net/10401/5525

Ansiedad y sexualidad: Dos mundos opuestos

Carlos Pol Bravo1*

* Correspondencia: centralmedicasexologia@yahoo.es
1
Licenciado en Medicina Universidad de Barcelona – España 1987
Especialista en Psiquiatría Universidad de Barcelona – España 1992
Máster en Sexología Universidad de Valencia – España 1998

La ansiedad es, con la prisa, uno de los


principales enemigos de la sexualidad.

Estudios múltiples realizados en diferentes áreas hospitalarias de


psiquiatría y sexología demuestran la incidencia de afectaciones
sexuales por ansiedad en ambos sexos, bien sea en eyaculación
precoz, disfunción eréctil, falta de lubricación o alteración del
orgasmo femenino (anorgasmia psicógena por ansiedad), entre otros.

Valoremos algunos factores de etiología psicógena:

• Temor al fracaso (en ambos sexos).

• Querer “cumplir” – ser el mejor (Narcisismo sexual).

• Ansiedad en la pareja por obtener orgasmos paralelos,


desconociendo el binomio sensibilidad–ritmo (falta de educación
e información sexual).

• Violaciones, acoso sexual aun sin agresión realizada, traumas


de relaciones anteriores, agresiones intrapareja.

SaludMental.es – ISSN: 2254-3481


© 2012 Pol Bravo C.
Pol Bravo C. SaludMental.es. 2012; 1:4. - http://hdl.handle.net/10401/5525

• Disforia post-coital, entendemos como tal la distimia o el


cambio de humor después de un coito, aunque sea exitoso,
donde la mujer puede generar sentimientos de pérdida, rechazo
o afectación a su autoestima, o con el temor de que sean de
sus últimas relaciones sexuales. Usual en mujeres peri-
menopáusicas, con posibilidades de exitoso tratamiento
farmacológico.

• Celotipias, falta de asertividad psicosociosexual.

• Dismorfofobias, trastornos de conducta alimentaria, ortorexia o


“por querer estar a la moda en el vestir”.

• Efectos transculturales negativos que producen mutismo sexual


en la pareja y comprometen la dinámica en su calidad de vida
sexual.

• Temor al sentimiento de pérdida inconscientemente integrado


ante la dicotomía de pedir vs. ofender, el egoísmo sexual de su
compañero/a, llevando a un sufrimiento acomodaticio, antes
que buscar solución terapéutica.

EL TERROR DEL SEXO

Desde los milenarios orígenes culturales y literarios, así como


religiosos y educacionales, se ha tendido a definir el sexo en una
conceptualidad y estructura funcional con el único fin del poder
fecundante y de la capacidad de ser fecundada, es decir, se valora la
biología procreadora, potenciando en ocasiones el machismo
aberrante vs. la obligatoriedad uterina de la fecundación.

Escritos medievales ya utilizaban las palabras impuro, obsceno,


impúdico. Éstas han predominado en la antesala al terror del sexo.
Confirmando estas palabras podemos recordar cómo al sexo se le ha
denominado durante siglos de forma sutil e hipócrita “las partes
pudendas”, de las cuales se debía de sentir temor, pudor y
vergüenza.

Sin embargo, en todas se olvidaba lo más importante: se imponía el


criterio de la fecundación al más vital, la comunicación entre el
hombre y la mujer, la educación en la sexología y la confianza.

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Conclusión imprescindible de las anteriores entre la pareja para un


normal y feliz desarrollo de sus relaciones sexuales.

La procreación es biológica, al margen de criterios culturales y


creencias ajenas a la sexología; ciencia que estudia que esa
procreación sea buscada, razonada, programada, responsable y
deseada, no el error que se sufre por una mala información y
educación ante un embarazo no deseado, especialmente en nuestras
juventudes: Mal de continentes y tragedia en el mundo.

Afortunadamente y gracias a las luchas feministas, tanto hombres


como mujeres han comenzado a tomar conciencia de que es la mujer
también parte fundamental de la vida sexual de una pareja,
lográndose así que el temor del sexo sea un pasado.

MITOS MÁS SALVAJES EN DISFUNCIONES SEXUALES


GENERADORES DE ANSIEDAD

• Impotencia en el varón o frigidez en la mujer

Son lápidas del pasado que constituyen un error en el presente y un


terror para el futuro. Existen las disfunciones sexuales, que son
patologías clínicas, pero no lacras psicosociosexuales.

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Tipos de Disfunciones Sexuales en las 3 Fases.

FASE de INTERES
o DESEO SEXUAL.

Disfunciones FASE de
Sexuales en EXCITACIÓN.
la Mujer y
el Hombre.

FASE de ORGASMO.

Ansiedad y sexualidad.
♂Y♀ ~~ LIBIDO

D
Lubricación.

ANSIEDAD E
♂ D. E.

O ♀ ANORGASMIA
O ALT. DEL O.
♂ E. P. – E. R. – E.
Ret. u orgasmo seco.

La sexualidad no muere con los años, muere con la ansiedad, la


desidia, la apatía, perezas cotidianas mal llevadas y, por encima de

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todo, la falta de complicidad entre la pareja y muy puntualmente la


falta de comunicación.

Así pues, para cerrar este punto podemos decir que la ansiedad junto
con el machismo, los terrores y la hipocresía son de los principales
enemigos de la sexualidad.

Según las palabras del Profesor Keith Hawton: “Es la ansiedad


vinculada a la sexualidad, y no la ansiedad general, la gran causante
en determinados problemas sexuales”.

• Concepto de ansiedad y sexualidad

Recordando las palabras mencionadas del Dr. Hawton es por muchos


conocida la ansiedad anticipatoria del fracaso; triste circunstancia por
quien la vive, donde antes de realizar o tener no ya una relación
sexual propiamente dicha, sino en casos; y no pocos, al inicio del
galanteo y el juego amoroso, el temor a fracasar, a no disfrutar, a
quedar mal con la pareja, va generando esta ansiedad a límites
insospechados, llevando a una “recogida de velas” de esa posible
relación sexual, a una conducta evitacionista o claramente a salir
huyendo antes de realizarla, principalmente en pacientes con
eyaculación precoz, disfunción eréctil, anorgasmias o dificultad de
orgasmos en las mujeres. Esto es lo que llamaríamos anorgasmia
psicógena por ansiedad.

En otras ocasiones surge una sutil como desgraciada variante: El


síndrome del espectador, quien, por su ansiedad a la relación sexual,
está como un espectador en un teatro, más pendiente de lo que
puede ver que de lo que pueda hacer. También propio de la
eyaculación precoz o la eyaculación retardada, así como de
vaginismos o anorgasmias en múltiples ocasiones, donde, salvo
etiologías orgánicas, los motivos son todos el mismo: ANSIEDAD.

Como una pequeña síntesis a lo mencionado podemos decir que


determinados traumas en las relaciones sexuales, o el fracaso de las
mismas por falsas expectativas o ilusiones rotas, son las secuelas que
produce esta ansiedad en la sexualidad.

Y no olvidemos cómo estos factores pueden derivar en celotipias,


falta de asertividad psicosexual generada directamente por esa

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ansiedad que pasa a ser un sentimiento de culpa al no saber el


cuándo, el cómo, e incluso el hasta dónde llevar y concluir
satisfactoriamente la relación sexual con la pareja, lo que puede
llevar a un deterioro general en otras áreas de su convivencia.

Es también de valorar la ansiedad por temas relacionados con


patologías propias como hipertensión, diabetes, cardiopatías,
neuropatías menos mutilantes en el momento de la sexualidad de lo
que el paciente supone, por la carencia de una relación objetiva con
su médico para preguntarle o por parte de este último al comentarle
su tratamiento, es decir, cuáles, si los hay, pueden ser los límites en
cada caso. Y no olvidemos las infecciones de transmisión sexual –ITS-
en general que, por mala información y educación sexual, como
verdaderos monstruos terroristas están invadiendo la sexualidad,
potenciando la ansiedad que nos lleva al tema.

De ahí la importancia de una formación clínica multidisciplinaria en el


área de la sexología médica y de no considerar que la sexualidad es
un mundo aparte, ya que la sexología médica es tanto labor, como
responsabilidad de todas las ramas galénicas y debe basarse en
fundamentos académicos, sin injerencias, inseguridades, información
apócrifa o estigmas negativos del pasado oscurantista, donde la
sexología no se consideraba una parte esencial de la medicina.

Por tanto, es importante que el médico y su equipo tengan en cuenta


estas válidas consideraciones si quieren prestar una atención
integral a sus pacientes y así en verdad mejorar la calidad de vida
de los mismos, atendiendo, entendiendo estudiando prescribiendo o
derivando en función de sus patologías o problemas sexuales.

He reservado voluntariamente un punto muy específico y no por


egoísmo académico, sino por ironía académica: el egoísmo sexual:
Se trata de esa carencia de sensibilidad y comunicación que lleva al
mutismo sexual entre y con la pareja cuando de coito se trata. Es de
tener en cuenta ese repulsivo concepto de macho fecundante, donde
la hembra, por el mero hecho de tener un coito, debe estar
agradecida, sin valorar la gratificación de éstos o las circunstancias
placenteras, o de aquella hembra que por ceder “su cuerpo para
favores sexuales” considera ya una sumisión y obligación el acto
sexual, con vacío sentido de pertenencia: Gran tragedia griega digna
de Sófocles, pero con vivencias, secuelas y lacras en pleno siglo XXI.

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Estas ansiedades dependiendo del sexo, comunes unas, dispares


otras, nos llevan a las primeras conclusiones:

• Desconocimiento de una educación sexual válida desde la


adolescencia.
• Falta de promoción en la salud sexual.
• Falta de psicoinformación sexual, incluso en las consultas
médicas.
• El olvido en ocasiones de que las patologías de etiología
orgánica muy imbricada en la sexualidad pueden convertirse en
muchas ocasiones en etiología mixta.

Y, como afirmamos ya en el tema de la sexualidad depresiva, son


enfermedades secretas, que a la fecha se han llevado en secreto,
impidiendo un abordaje terapéutico claro y profundo de las mismas.

Una mayor facilidad en el desempeño sexual sin ansiedades


psicosocioculturales va a depender de mayor formación e información
del profesional en sexología médica, como ya comentamos, donde, al
margen de lo dicho, debe el médico explorar en su anamnesis,
también las inquietudes, cuitas, deseos o frustraciones de sus
pacientes.

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BIBLIOGRAFÍA

1. Tratado de Psiquiatría. - Fredman - Sadock - Kaplan. Sexualidad humana normal


y anormal. Editorial Suramericana. Barcelona, 1982.

2. Tratado de Psiquiatría. Segunda edición. - Sadock - Kaplan. Sexualidad humana.


Editorial Suramericana. Barcelona, 1995.

3. D S M - IV. tr. Apartado sobre trastornos sexuales y de la identidad sexual.


Editorial MASSON. Barcelona, 1995.

4. CIE 10. Trastornos mentales y del comportamiento. Apartado sobre disfunciones


sexuales. Forma S. A. Madrid, 1992.

5. Evaluación de los trastornos sexuales. - Helen S. Kaplan. Evaluación médica de


los trastornos del deseo sexual en el varón y la mujer. Ediciones Grijalbo S.A.
1985, Barcelona.

6. Disfunciones sexuales. - Helen S. Kaplan. Trastornos sexuales y medicación.


Ediciones Grijalbo S. A. Barcelona, 1988.

7. Introducción a la Psicobiología y la Psiquiatría. 2º Edición. J. Vallejo. - A.


Bulbena. Disfunciones sexuales. Salvat Editores. Barcelona, 1988.

8. El vínculo del placer. Masters & Jhonson. Ediciones Grijalbo. Barcelona, 1985.

9. Interconsulta psiquiátrica. - E. Rojo - E. Cirera. Sistema sexual y reproductor -


Carlos Pol Bravo. Masson-Salvat, 1997

10. Terapia sexual. - K. Hawton. Causa de los problemas sexuales. Ediciones


Doyma. Barcelona, 1988.

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Cite este artículo de la siguiente forma (estilo de Vancouver):

Pol Bravo C. Ansiedad y sexualidad. SaludMental.es [Internet]. 2012


[citado 07 Nov 2012];1:4. Disponible en:
http://hdl.handle.net/10401/5525

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