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TRABAJO

DE
RELIGIÓN
DÍA DE LOS DIFUNTOS
Día de los difuntos aymara

En la cultura aimara, “la muerte natural no constituye un episodio trágico, sino un ciclo más de la propia
vida. Por eso, cuando alguien fallece, se suele decir que esa persona `se ha ido´ o `ha partido´. Entre las
tradiciones que aún se mantienen se cree que los ajayus (las almas) vienen para traer fecundidad y fertilidad
para todo el año, porque en noviembre también se inicia la época de la siembra en los campos agrícolas del
altiplano”.

Los aymaras hacen el ‘Phuqhachaña’ que es decir el


completarse,hacen una alianza con los ancestros, los
ajayus ;los indicadores naturales es de que baja la
niebla, en el campo por ejemplo surgen las ‘Tutukas’
que son los remolino, son señal de que sus ancestros
están con ellos.
Antes de recibir a los ‘ancestros’ se prepara el altar en
un lugar especial con dirección hacia el sur, en cuatro
niveles. Antiguamente todos los cementerios estaban a
la vista del sur, porque el sur es nuestro referente,
tenemos norte y tenemos sur, entonces el altar tiene
que estar dirigido hacia el sur, porque la constelación
de la cruz del sur es nuestro horizonte nuestro
referente
La mesa se debe estructurar en cuatro niveles, en el
primer nivel corresponde a las primeras almas, el segundo nivel a las que están en transición, el tercer nivel
a aquellas que están completando la transición y el cuarto nivel son aquellas que han llegado al ‘Wiñaya
Marka’ o al pueblo eterno.
‘Son nuestros seres queridos entonces debemos preparar un lugar donde les vamos a colocar alimentos, le
vamos a colocar panes, dulces, frutas porque ellos vienen y van a compartir con nosotros’.
Según la cosmovisión andina, el 1 de noviembre se habilita un espacio de la casa y sobre una mesa se
extiende un mantel negro, donde se coloca: cañas de azúcar, las tantawawas, caballos, llamas, escaleras,
coronas y otros.
Cada uno de estos alimentos tiene su significado, por ejemplo las ‘tanta wawas’ representan al difunto. ‘Los
caballos y llamas’ según los abuelos, son los que llevan a las almas. Las escaleras, son importantes, porque
sirven para subir al cielo y para bajar al altar. La cruz, representa a Cristo crucificado y protege al difunto en
su retorno momentáneo a la tierra.
La caña de azúcar, sirve como un bastón durante su caminata en la tierra, además de que esta contiene agua
para calmar la sed del difunto. Las flores, representan la naturaleza y el campo florido. Una vez recogido el
altar se las lleva al cementerio.
Los dulces, son para los ‘angelitos’ (los niños que fallecieron), cuando tienen la forma de una canasta, sirven
para llevarse cosas. La ‘Tuquru’, (tallo de cebolla) sirve para almacenar agua y calmar la sed de las almas en
su recorrido. Las coronas, simbolizan grandeza para el difunto. También en la mesa se colocan suspiros,
biscochuelos, pasankallas y platos del agrado del difunto.
La música tiene un papel importante, porque en esta época se toca la tarka, se toca el pinkillo, la tarka es
una forma de llamar la lluvia y a nuestros ancestros, el pinkillo y la kena kena son instrumento que van al
corazón a la mente para recordar a nuestros ancestros’. El 2 de noviembre a mediodía, corresponde realizar
el ‘despacho’ de las almas con ‘resignación y la satisfacción’ de haber cumplido con ellas.

Mast’aku tradicional (Altar tradicional)

El mast’aku debe reflejar tres niveles. El primero, Janaq Pacha o mundo de arriba; el segundo, Kay Pacha o
mundo terrenal y el tercero Ukhu Pacha o mundo de las profundidades. Cada dimensión cuenta con una
distribución espacial y elementos simbólicos cargados de sincretismo.

El primer nivel representa el cielo, donde se hallan el sol y la luna, que permiten la vida en la tierra. Está es
acompañada de la t’antawawa que representa la semblanza del difunto, junto a los ángeles y la cruz.

En el segundo considerado la tierra, se sitúa la escalera, para que el alma descienda y asciendan del mundo
de los muertos y los vivos. Además, de los platillos favoritos del difunto, urpus, pastillas, cigarro, frutas, coca,
juguetes, suspiros, bebidas, masitas y canastas de dulce.

Entretanto, en el tercer nivel o inframundo se encuentran los lagartos y serpientes que acompañan a los
difuntos al submundo. El ritual del mast’aku inicia con la elaboración de los urpus y t’antawawas por los
familiares. “Hay que prepararse dos meses antes La familia está en constante movimiento con entusiasmo y
alegría porque saben que el difunto vendrá en forma real y compartirán con él. Ése es el mundo del masaco.
La masa y los urpus tiene que ser realizados por la familia”.
 
Aquí esos 16 elementos infaltables para recibir a las almas:

 Tantawawas.- Panes
con máscaras que
representan a los difuntos
que se recuerda.

 Bizcochuelo.- Una masa


dulce que representa el ataúnta
el ataúd

Escalera.- Es el medio por


donde los ajayus descienden del
mundo de los muertos



Cruz.- Representa a Jesucristo


crucificado, que protege a quien
murió.
 T'antacaballo.- Transporta las cosas


Flores.- Representan el dolor
que siente la familia por el ser
que falleció



Un vaso con agua bendita.-


Sirve para rociar la ropa del
difunto.


Coca y cigarros.- Para que el


espíritu se sienta satisfecho.





T'antapaloma.- Simboliza al
espíritu santo.
Comida.- Representa lo que
al difunto le gustaba.

Coronas.- Las negras y
moradas son para los
mayores y las blancas,
celestes y rosadas para los
niños.

Dulces.- Son para los


angelitos




Caña de azúcar.- Sirve como


bastón para que los difuntos
se apoyen al caminar.

Bebidas.- Vino, cerveza o chicha para los


adultos y refresco para los niños

Taquru (tallos de
cebolla).- Sirven
para transportar el
agua y calmar la sed de
los espíritus

Epitafio.- Lleva el nombre
del difunto

Según la tradición, las mesas llevarán un mantel blanco si se trata de recibir a un niño y mantel negro si se
trata de una persona adulta. A las 12.00 del 2 noviembre se debe pedir a un conocido que desarme la mesa
y él se queda con la mitad de todo lo que en ella estaba. El resto se lleva al cementerio para repartir a todas
las personas que rezan por los difuntos.

Tradiciones
ALTAR DEL DIFUNTO
La mesa o altar del difunto, debe estar preparada a tiempo, porque se dice que las almas llegan el
primero de noviembre justo al mediodía y su estructura tiene un lenguaje simbólico de color y
disposición de los diferentes elementos que la componen.
Se coloca un mantel negro para las almas de personas mayores y blanco cuando se trata de niños,
muchas veces el altar puede ser para ambas edades, mitad blanco y mitad negro.
Para las almas pequeñas, jóvenes y solteros, sólo refrescos, dulces, galletas, frutas, guirnaldas
multicolores, predominando el color blanco, como símbolo de pureza del difunto llamado
“angelito”.
En el altar se colocan los elementos rituales hechos de pan, como escaleras, la cruz cristiana, aves
diversas, como los cóndores; luego están las conocidas tantawawas en sus diferentes variedades.
En muchos casos en este lugar se encuentra el epitafio del difunto con su fotografía y la inscripción
del nombre y día de su fallecimiento. Encima del altar están las cañas y las pasankallas
multicolores que asemejan las estrellas del cielo.
FLORES Y TANTAWAWAS
Luego viene el espacio donde se colocan las bebidas, las comidas, las galletas, la tantawawa,
caballos, llamas, todos hechos de la masa de pan y de la misma manera están presentes las
bebidas, refrescos, cerveza, coca, frutas, biscochuelos, dulces y masitas.
En la parte inferior de la mesa se colocan flores de color blanco y amarillas como la retama,
además de los tallos de cebolla (tocoros) que proporcionan a las almas el agua para calmar su sed,
en las cuatro esquinas de la mesa se colocan las cañas, que representa los bastones de los difuntos
y se adorna la mesa con coronas y suspiros de colores, donde la primera jornada de día y de noche
se reciben a los rezadores que visitan las casas donde hay mesas instaladas.
EL 2 DE NOVIEMBRE
Se visitan los cementerios con panes, caña, frutas y comida y se hace rezar a las personas que
visitan el cementerio. Al mediodía rezan por el almuerzo y por la tarde rezan por las cosas que
están en la mesa.
El despacho consiste en recoger la mesa al mediodía pidiendo al alma que regrese al año siguiente
para volver a compartir. El ritual de despacho dura tres años hasta que el alma se va satisfecha y
no retorne, según las creencias enraizadas en el pueblo.

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