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Pero ¿qué es el objeto-todo para Vygotski y cuáles las unidades de análisis que
dan una visión compleja y dialéctica del mismo?
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Vygotski no dejó una posición explícita acerca de la personalidad, en la segunda acepción del
concepto: el estilo de cada individuo que en su desarrollo, lo hace único e irrepetible, aunque de su
concepción general (situación social del desarrollo, vivencia, etc) se pueda derivar la comprensión
que pudo tener sobre este particular. Aclaro este aspecto porque en lo sucesivo, asumiré el término
personalidad en ambas acepciones: como síntesis psíquica suprema y como estilo o singularidad.
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Cómo seleccionar o construir esas unidades de análisis, cómo darnos cuenta que
estamos en presencia de ellas, constituye una de las cuestiones más importantes
y a la vez difíciles, en la adopción de la óptica que vengo destacando. Para
orientar la búsqueda hay que tener en cuenta claramente qué requisitos deben
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... “El propio pensamiento no toma origen en otro pensamiento, sino en la esfera
motivacional de nuestra conciencia, la que abarca nuestros deseos y necesidades,
nuestros intereses y motivos, nuestros afectos y emociones. Tras el pensamiento
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También pudiéramos incluir, dimensiones estudiadas por otros enfoques, por ejemplo: lo
consciente-inconsciente, planteada por el psicoanálisis.
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Mi concepción acerca de las habilidades conformadoras del desarrollo personal (1993,
1995,1999a), se inscribe en este intento de estudiar el aprendizaje en calidad de
actividad de la personalidad,
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se encuentra una tendencia afectiva y volitiva, la única que puede dar respuesta al
único ‘por qué’ en el análisis del pensamiento”... ( ibíd p.357).
En el estudio del desarrollo humano, el concepto de estilo de vida tiene cada vez
mayor peso. Estilo de vida y personalidad tienen una relación intrínseca. El estilo
de vida es, expresión de la personalidad y una condición importante de su
desarrollo. El estilo de vida es una categoría muy enjundiosa, para ordenar
nuestra búsqueda acerca de una persona o grupo porque, es la forma en que la
persona estructura y dinamiza su espacio y su tiempo biográficos y el modo en
que le estampa a estos, su sello personal. El tiempo biográfico se acopla o no con
el tiempo histórico, y esto nos dice por dónde va el camino de la vida de una
persona. El estilo de vida se orienta a partir de la escala de valores y necesidades,
que tiene una persona o familia. Hay estilos de vida que promueven desarrollo y
otros que no lo hacen tanto. En el estilo de vida de los grupos marginales, por
ejemplo, se manifiesta con bastante regularidad, una perspectiva temporal muy
pegada al presente (presentismo) que obstaculiza el buen desenvolvimiento de
estas personas.
A veces nos resulta difícil indagar, cuáles son los valores que rigen la vida de un
determinado individuo, no sólo debido a los fenómenos de “doble moral”, también
porque queremos estudiarlos a partir de comportamientos aislados o de técnicas
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que no nos dejan ver claramente su dinámica. La observación del empleo del
tiempo de un individuo, nos da muchos datos acerca de los valores e intereses
que gobiernan su vida y además de algo que se escapa en muchos estudios:
cuáles son sus preferencias y su forma singular (estilo) de estructurar la vida. Al
estudiar el estilo de vida de una determinada persona, podemos constatar e
inferir:
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Los cuatro pilares de la educación planteados por la UNESCO en la declaración de la Comisión Internacional
sobre Educación para el Siglo XXI son aprender a: conocer, hacer, vivir juntos, y ser.
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como un todo, ésta es mejor garante para el desarrollo humano. Por esta razón
critiqué más arriba, el abordaje metodológico de las zonas de desarrollo próximo
desde tareas “in situ” de diagnóstico o experimentación, que con cierta frecuencia
están desligadas de la vida cotidiana.
No basta con verificar los resultados inmediatos del aprendizaje. Si queremos incidir
sobre el desarrollo de la personalidad, debemos definir indicadores de desarrollo
como los mencionados anteriormente y propiciar su aparición a partir de las
condiciones educativas que estructuremos para estos fines. No debiéramos
aferrarnos tanto al aprendizaje de contenidos específicos y mucho menos a los que
se olvidarán a corto plazo, éstos constituyen sólo momentos de apoyo, en el tránsito
hacia niveles de desarrollo superiores donde aparecen intereses, hábitos culturales,
los procesos de la creatividad, entre otros. Estos últimos contenidos, son más
estables en la configuración de la personalidad que los conocimientos específicos.
No por gusto los investigadores señalan entre los indicadores del desarrollo funcional
de la personalidad: la elaboración personal (G. Allport, 1971; F. González y A.
Mitjans, 1989) y el enraizamiento cultural (L.S. Vygotski, 1987), los cuales expresan
de una forma u otra esa estabilidad.
Bibliografía
Allport, G. (1971): La personalidad, su configuración y desarrollo. Ed.
Revolucionarias, La Habana
Carreño, M (2000): El estilo de vida del maestro. Tesis de Diploma (inédita).
Facultad de Psicología. Universidad de La Habana. La Habana.
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Educación, La Habana.
Davidov, V. V. y Slovodchikov, V. I. (1991): La enseñanza que desarrolla en la
escuela del desarrollo. En: La educación y la enseñanza: una mirada al futuro.
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Delors, J. (2000): Educaçâo, Um tesouro a descobrir. Ed. Cortez, S Paulo.
Fariñas, G.(1993):Un viejo debate y un nuevo punto de vista acerca del
aprendizaje y el desarrollo de la personalidad. Revista Cubana de Psicología
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