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CONTACTOS INTEROCLUSALES.

Cuando se habla de contactos interoclusales es importante considerar el llamado,


componente anterior de fuerzas, definido como una tendencia migratoria mesial
de los dientes que pueden ocurrir eventualmente debido a los mecanismos
involucrados en el arco de cierre mandibular. La organización correcta de los
contactos interoclusales deberá neutralizar esta fuerza existente. Es decir, la
ubicación correcta de estos contactos no solo persigue la estabilidad de un diente
en particular, sino la del sistema como un todo. La ubicación de dichos contactos
debe ser en las elevaciones de los dientes, pero nunca en su vértice. El contacto
debe ser en punto y no en superficie. Todos los contactos deberán producirse
simultáneamente durante el cierre mandibular. Los contactos interoclusales se
pueden clasificar de dos formas: en relación con la estabilidad meso-distal del
siente estos contactos son: A. paradores de cierre y B. estabilizadores.
Considerando la estabilidad vestíbulo- lingual del diente, estos contactos se
clasifican en contactos A, B y C.
A. paradores de cierre, tienen dos funciones primordiales:
1) Detener el cierre de la mandíbula cuando esta se relaciona céntricamente con el
maxilar.
2) Neutralizar las fuerzas ejercidas por los equilibradores. Se localizan en :
 Inclinaciones distales de los dientes posteriores superiores.
 Inclinaciones mesiales de dientes posteriores inferiores.
 Generalmente se encuentra en los rebordes marginales y con menos
frecuencia en los rebordes triangulares centrales y suplementarios.
 Su ubicación debe estas más cerca al vértice de las elevaciones que al fondo
de las fosas para permitir los diferentes deslizamientos sin interferencias
oclusales.
Se puede observar que los mantenedores de cierre contribuyen al componente
anterior de fuerza en los dientes superiores, pero se oponen a él en los inferiores.
 B. Equilibradores, sus funciones son:
 Equilibrar las fuerzas ejercidas por los mantenedores, permitiendo una
estabilidad en sentido meso-distal.
 Asegurar estabilidad en sentido vestíbulo-lingual.
Están localizados en:
 Inclinaciones mesiales de los dientes posteriores superiores.
 Inclinaciones distales de los dientes posteriores inferiores.
 Principalmente en los rebordes triangulares centrales y suplementarios.
Muy rara vez en los rebordes marginales.
 Deben estar por debajo o en el declive de las elevaciones, pero también
pueden estar en la cresta.
 Se puede observar, al contrario que en los mantenedores, que los equilibradores
se oponen al componente anterior de fuerzas en maxilar superior, pero
contribuyen a él en el inferior. En resumen, las fuerzas ejercidas por los
mantenedores y equilibradores deben ser iguales y opuestas entre sí. Si se obtiene
esta armonía entre las fuerzas, se podrá minimizar al componente anterior de
fuerzas. C.

CONTACTOS A, B y C.
Todos los contactos interoclusales pueden ser clasificados desde un punto de vista
vestíbulo-lingual como contactos A, B y C, con excepción de aquellos ubicados en
los rebordes marginales transversales.
Contactos A: son aquellos que se producen cuando las cúspides de corte superiores
entran en contacto con las cúspides estampadoras inferiores. Pueden ser
mantenedores de cierre o estabilizadores.
Contactos B: son los contactos que se producen cuando las cúspides estampadoras
superiores entran en contacto con las cúspides estampadores inferiores; sin ellos
ineludiblemente se presentara mal oclusión. Todos los contactos B son
estabilizadores. Deben estar colocados los más cerca posible a los surcos para
permitir que la cúspide escape y no produzca ningún tipo de interferencia. El
contacto B es el responsable de la descomposición de fuerzas, y la distribuye a lo
largo del eje mayor del diente. Sin su presencia los dientes inferiores migrarían
hacia lingual y los superiores hacia vestibular.
Contacto C: son aquellos que se producen cuando las cúspides estampadoras
superiores ocluyen con las cúspides de corte inferiores. Pueden ser mantenedores
de cierre o estabilizadores.
 En los premolares deben existir idealmente 5 contactos interoclusales y en
molares 13. Sin embargo, todos los contactos están sujetos a cambios en su
colocación, dictados por los determinantes de la oclusión o por la posición relativa
de los dientes, factores individuales en cada paciente. Se ha calculado que la
distancia entre el contacto A y el contacto C corresponde al 45% de diámetro total
de la corona. Es lo que se ha denominado superficie oclusal funcional. El área total
del contacto corresponde únicamente a 4 mm2 de superficie.

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