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CONTACTOS A, B y C.
Todos los contactos interoclusales pueden ser clasificados desde un punto de vista
vestíbulo-lingual como contactos A, B y C, con excepción de aquellos ubicados en
los rebordes marginales transversales.
Contactos A: son aquellos que se producen cuando las cúspides de corte superiores
entran en contacto con las cúspides estampadoras inferiores. Pueden ser
mantenedores de cierre o estabilizadores.
Contactos B: son los contactos que se producen cuando las cúspides estampadoras
superiores entran en contacto con las cúspides estampadores inferiores; sin ellos
ineludiblemente se presentara mal oclusión. Todos los contactos B son
estabilizadores. Deben estar colocados los más cerca posible a los surcos para
permitir que la cúspide escape y no produzca ningún tipo de interferencia. El
contacto B es el responsable de la descomposición de fuerzas, y la distribuye a lo
largo del eje mayor del diente. Sin su presencia los dientes inferiores migrarían
hacia lingual y los superiores hacia vestibular.
Contacto C: son aquellos que se producen cuando las cúspides estampadoras
superiores ocluyen con las cúspides de corte inferiores. Pueden ser mantenedores
de cierre o estabilizadores.
En los premolares deben existir idealmente 5 contactos interoclusales y en
molares 13. Sin embargo, todos los contactos están sujetos a cambios en su
colocación, dictados por los determinantes de la oclusión o por la posición relativa
de los dientes, factores individuales en cada paciente. Se ha calculado que la
distancia entre el contacto A y el contacto C corresponde al 45% de diámetro total
de la corona. Es lo que se ha denominado superficie oclusal funcional. El área total
del contacto corresponde únicamente a 4 mm2 de superficie.