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Al elegir una mascarilla deben tenerse en cuenta varios criterios, como la aplicación, el tipo
de mascarilla o el nivel de protección requerido.
Nivel de protección requerido: cada tipo de mascarilla está sujeto a normas y reglamentos
diferentes según el país. Estas normas prevén diferentes clases de dispositivos. Habrá que
remitirse a la reglamentación aplicable a cada zona geográfica.
Tiempo de eficacia: el tiempo de eficacia de las mascarillas varía según el uso. Puede ser
de entre tres y ocho horas. Las mascarillas con precios más atractivos suelen presentar
tiempos de utilización cortos. El fabricante proporciona sistemáticamente esta información.
Cirugía.
Odontología.
Aislamiento preventivo.
Las mascarillas de protección son equipos de protección individual. Evitan que el usuario
inhale aerosoles —polvo, humo— y vapores o gases —desinfectantes, gases anestésicos—
peligrosos para la salud. También lo protegen contra los agentes infecciosos que pueden
transmitirse por vía aérea, es decir, contra la contaminación por virus como el coronavirus,
el H1N1, etc.
Asimismo, las mascarillas de protección filtrantes pueden venir equipadas a veces con una
válvula de espiración para garantizar el confort del usuario. La válvula evita la condensación
dentro de la máscara y el empañamiento de las gafas en caso de llevarlas y facilita la
respiración.
Cabe señalar que las mascarillas de protección protegen a quienes las usan de la
inhalación de agentes infecciosos transmisibles por gotitas.
Cada uno de estos dos tipos de máscaras está sujeto a normas y reglamentos diferentes
según el país o la zona geográfica.
Tipo R: la norma europea también añade una prueba de resistencia a la proyección con los
tipos 1R y 2, siendo las de tipo 2R las más resistentes.
Normativa americana: en los Estados Unidos, las mascarillas quirúrgicas deben cumplir con
las normas de la ASTM. Existen tres niveles de protección:
Norma europea EN 149:2001. Según esta norma, existen tres clases de dispositivos de
protección respiratoria desechables con protección contra partículas:
FFP1: mascarillas que presentan el menor grado de filtración, con un porcentaje de filtración
de aerosoles de al menos el 80 % y escapes hacia el interior del 22 % como máximo. Se
utilizan principalmente como mascarilla antipolvo —bricolaje y trabajos varios—.
Norma americana: en los Estados Unidos, las máscaras de protección respiratoria deben
cumplir las normas del NIOSH —Instituto Nacional de Seguridad y Salud Ocupacional—.
Las normas prevén varias clases de máscaras dependiendo del grado de resistencia al
aceite:
Clase N: mascarillas sin resistencia al aceite. Se distingue entre N95, N99 y N100. El
número que sigue a la letra indica el porcentaje de filtración de las partículas en suspensión.
Clase R: mascarillas resistentes al aceite durante un máximo de ocho horas. Aquí también
se distingue entre el R95, R99 y R100.
Mascarillas quirúrgicas:
ASTM: niveles 1, 2 y 3.
Mascarillas de protección:
Tuberculosis:
Para el paciente portador: uso de la mascarilla quirúrgica para evitar la contaminación del
entorno por proyección de gotitas de saliva o secreciones de las vías aéreas.
Para el personal sanitario y los visitantes: uso de la mascarilla de protección de clase FFP1
como mínimo, o FFP2 en caso de tuberculosis multirresistente o de situaciones de alto
riesgo —intubación, esputo inducido, etc.—.
Coronavirus, H1N1:
Para el paciente portador: uso la mascarilla quirúrgica tan pronto como se sospeche el
contagio.
Para el personal sanitario: uso de la mascarilla de protección de clase FFP2 como mínimo,
o de clase FFP3 para una máxima filtración de partículas y aerosoles cuando se atienda al
paciente supuestamente portador o portador.
Las mascarillas quirúrgicas son dispositivos médicos desechables que deben someterse al
procedimiento de destrucción apropiado tras su uso. Las mascarillas de protección pueden
ser desechables o reutilizables. En este último caso, es posible cambiar el filtro cuando está
saturado.
La eficacia de las mascarillas quirúrgicas y de las mascarillas de protección viene dada por
el fabricante. Varía según la utilización. En líneas generales, puede oscilar entre tres y ocho
horas, dependiendo de la concentración del agente contaminante y de toda una serie de
factores externos como la humedad del aire, la temperatura o el volumen de aire respirado.
Sacar la mascarilla del envase y ajustarla a la cara sujetándola únicamente a través de las
cintas.
Respetar la dirección de colocación, con el adaptador a la altura de la nariz. Por lo general,
la información impresa por el fabricante en la mascarilla debe quedar en la parte exterior. Si
no hay indicaciones específicas, el lado más acolchado será el que esté en contacto con la
cara.
Colocar las cintas superiores alrededor de la cabeza y las cintas inferiores a la altura de la
nuca. La mascarilla debe estar completamente desplegada.
Las mascarillas de un solo uso, una vez retiradas, deben desecharse y someterse al
procedimiento de eliminación adecuado.
Las mascarillas deben cambiarse regularmente: las mascarillas quirúrgicas al menos una
vez cada tres horas —antes si presenta salpicaduras—, y las mascarillas de protección
pasadas entre tres y ocho horas.